LituaniaMateriales/Miedzyrzecz1733

[1733]

Augusto II preparó campamentos y ejercicios militares con una gran cantidad de tropas de Sajonia junto al Elba, a seis leguas de Dresde, acogiendo a una ingente cantidad de príncipes y huéspedes nobles, y ofreciéndoles banquetes y espectáculos lúdicos. Luego las tropas polacas hicieron los mismos ejercicios en Varsovia, según la costumbre del Imperio Germánico. Poco después, en 1733, se convocó el Congreso en Varsovia, para tratar sobre los cargos en el ejército, cuestión que según el nuevo derecho pertenecía al Congreso. Pero como surgían a menudo desacuerdos entre los ciudadanos, el Congreso dejó de lado esa cuestión, de modo que hasta después de la muerte de los delegados nadie tuviera el mando ni en el Reino de Polonia ni en Lituania. Después de la muerte de Siemawski, jefe mayor del ejército, el senado propuso como jefe a alguien no porque fuera bueno para Polonia, sino porque era del gusto del Rey: Estanislao Schometowski, hombre perito en derecho y en los negocios civiles, pero que sabía poco de las artes militares, y se le confió el mando supremo del ejército. Se convocó entonces el Congreso en Varsovia para entregar el mando tras el fallecimiento del jefe anterior, pero entonces falleció el Rey el 1 de febrero de 1733.

El Primado Patoki inmediatamente envió caratas anunciando a todos la muerte del Rey, y mandando establecer consejos provinciales durante el interregno, delegando durante ese tiempo a los jueces (pues durante el interregno se suspendían los tribunales) para que asistieran al congreso electoral. Tan pronto como se enteraron de la muerte del rey, los señores inmediatamente se quitaron las ropas francesas y se pusieron las polacas.

Durante el interregno después de la muerte de Augusto II se reunieron en el Congreso los senadores, ministros y caballeros nobles, poniéndose de acuerdo en no elegir un rey extranjero, sino originario de Polonia, y que no tuviera bienes hereditarios fuera de Polonia. A este Congreso no fueron admitidos los diputados disidentes, de los cuales había no pocos en las capitanías prusianas. Conjurándose entre sí porque no querían ser oprimidos, no acudieron al Congreso Cristóbal Szembek, Obispo de Kujawy; Estanislao Hosio, Obispo de Poznan y el Príncipe Czartoyski, castellano de Vilna. El capitán Sapieha de Podlach desaprobaba enérgicamente este pacto, y proclamándose enemigo de la patria por esta causa, se ganó la aprobación de los demás. El Príncipe Juan Wisinoviezki, castellano de Cracovia, movido por una gran esperanza de hacerse con la corona, se unió de buena gana al voto de elegir a un polaco, y como estaba excluido Estanislao Leszczynski, recomendó que se eligiera a un polaco que fuera ya príncipe. El mismo consejo dio Teodoro Lubomirski, capitán de Cracovia, que aspiraba a la corona. Este Príncipe prometió que protegería la ciudad y el castillo de Cracovia con su propio ejército, pero la república no aceptó el riesgo de esa promesa.

Se había establecido el 25 de agosto como fecha para la elección del Rey. A medida que se aproximaba la fecha, la nobleza acudía en gran número, y se iban obligando con voto a elegir a un polaco, excluyendo a los extranjeros. Se creía en todas partes que Estanislao Leszczynski vivía en Francia, y que no podría venir a Polonia. Pero de repente, como si cayera de las nubes, pues estaba escondido en casa de los Misioneros, de pronto apareció Leszczynski. Su presencia en Varsovia causó una gran alegría a todos. Casi todos los grandes y la nobleza vinieron a saludarlo inmediatamente, y se alegraron mucho al ver que estaba sano, robusto, vestido a la polaca, acogedor con todos. Se pusieron de acuerdo, pues, para elegir a Estanislao Leszczynski, en cuya decisión tuvo bastante que ver el oro enviado de Francia y ampliamente distribuido. Los que aspiraban al reino, viendo que se frustraban sus deseos, se volvieron hacia el sajón, hijo de difunto rey. El voto les obligaba a elegir a un polaco, pero pidieron y obtuvieron ser liberados de él, de manera astuta, según se decía. Habiendo revocado el pacto, pidieron el auxilio de Moscú. La emperatriz rusa envió su ejército, que, según pensaba Wisinoviezki, le ayudaría a obtener el trono, ignorando que iba con la orden de ayudar al sajón. Invadieron la Polonia rusa y Lituania; Miguel Wisinoviezki, gran canciller de Lituania, alegrándose de que mandaran ellos, no les impidió el paso.

Por aquel tiempo se habían reunido en Praga como en Varsovia, pero el 27 de agosto el príncipe entró en la misma ciudad, seguido de de su hermano el castellano de Cracovia, de Lubomirski, capitán de Cracovia, el Obispo de Poznan, Radziwill, capitán de Novgorod y maestro de caballeros; además de Sangiezki, Gran Mariscal de Lituania; Cetner, el Prefecto Mayor de la cocina real; Braniecinski, el abanderado de Reino y otros, que esperaban la llegada de los rusos.

Al aproximarse el ejército ruso, su fama no aterrorizó a la nobleza congregada, y llevaron a cabo pacíficamente la elección, en la cual el Primado, como era costumbre, preguntó tres veces si era el deseo de todos que fuera elegido rey Estanislao Leszczynski. Hubo un cierto Kamieciski que se opuso, pero fraternalmente lo convencieron los demás, y lo atrajeron a la concordia. Así, pues, el Primado proclamó Rey a Estanislao, y dio gracias a Dios por el feliz resultado de la elección. Alegre a nobleza con su Rey, volvieron inmediatamente a su casa, quedando junto al Rey solamente los senadores. El 15 de septiembre el general ruso Lassy leyó la carta del Primado a Miguel Wisinoviezki y Radziwill, y se la entregó en Rosthovisce. Al día siguiente el Primado les confirmó que había enviado esa carta, y les exhortaba vehementemente a la concordia y a la unión, pero ni caso. Por lo cual el día 16 Pac fue nombrado prefecto de las tropas lituanas de las fronteras, las cuales cuando vieron a los invasores acercarse a Varsovia, huyeron. Pues las tropas rusas ya estaban cerca de Varsovia, por lo que el Rey Estanislao, después de confirmar su juramento a lo pactado, el 20 de septiembre nombró jefe del ejército polaco a Potoki, capitán de Hijovie, a quien dio como compañero Tardum capitán de Lublin, y salió hacia Gedania. Le siguieron el Primado y muchos senadores y nobles (…) Los rusos impusieron a Augusto III.

El 17 de junio tuvo lugar un incendio, que inició en la parte judía, y redujo a cenizas todo el pueblo. El colegio y la iglesia permanecieron intactos.