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[1767]

El año 1767 pasaron por aquí 600 jinetes rusos, a las órdenes del jefe Parquin. Se detuvieron aquí durante tres días, y se fueron sin causar ningún daño.

En el mes de mayo de 1767 se realizaban congresos provinciales para la elección de los mariscales de la Confederación en Radom, y para deliberar sobre el bien público, y en primer para proteger la libertad y la religión en medio de la gran crisis. El Rey Estanislao[Notas 1], que no quería servir más a los intereses extranjeros, y se esforzaba por restaurar el tesoro, anteponiendo el bien público al privado, quería aumentar el número de sus soldados, y había tratado en secreto sobre ello con José II, recientemente elegido Emperador, de liberar el reino polaco de las potencias extranjeras; cuando Repuin se enteró de ello, quiso impedirlo. Cuando conoció mejor la intención de Estanislao, corrompió al servidor del Rey encargado de las cartas, principalmente las escritas a José II, y lo atrajo a su bando. Se produjo un incendio en la corte, que comenzó en la habitación en la que se guardaban los escritos y documentos de mayor importancia. Acudió la gente para apagar el fuego. El mismo Rey dirigía los trabajos de extinción, prometiendo un premio a quien salvara de las llamas un cofre que contenía documentos. Pero los intentos resultaron vanos. El secretario corrompido ya había entregado todos los documentos a Repuin, quien se supone que había sido el causante del incendio. Repuin informó de los documentos a la Emperatriz[Notas 2], y le preguntó qué había que hacer. La respuesta fue totalmente negativa. Repuin se sirvió de este engaño: simular que quería echar al Rey del trono. Se reunió en Cristinápolis con Francisco de Sales Potocki, capitán de Kiev, enemigo de Czartorysk y Poniatowski, y le exhortó a expulsar al Rey. En secreto trataron sobre lo que habría que hacer. Decidieron que, una vez depuesto Poniatowski, el capitán mismo ocuparía el trono. Ambos decidieron firmar el acuerdo. Pero después de que Potocki firmara, llegaron unos huéspedes, y Repuin dijo que firmaría más tarde. Pero no había tales huéspedes, sino que llegó el agente de Repuin, que tomó el documento firmado por Potocki y se lo envió a la Emperatriz. Hecho lo cual, Repuin fue a ver al Rey, y le contó todo lo que habían tramado con Potocki, amenazándole, en caso de que el Rey no le hiciera caso, con cumplir el plan. Teniendo que elegir entre dos males, el Rey elige el menor: prefiere reinar y hacer caso a Repuin, mejor que ceder el trono a su enemigo. El capitán, ignorando el daño, creía que en breve tiempo sería proclamado Rey; convocó a los nobles y fue a la reunión de Radom. Él quería elegir mariscal al Príncipe Carlos Radziwil, que había sido privado de la Capitanía de Vilna por el Rey. Pero todos estos esfuerzos resultaron vanos, pues Repuin, amenazando, dijo que el Rey sólo acogería los propósitos del Congreso convocado en Radom relacionados con la protección de la religión y la libertad. Pero incluso esto lo controlaba todo Repuin. Protestaron con todas sus fuerzas Wenceslao Rzevuski, el Obispo Zatuski de Kiev y Cayetano Soltyk, Obispo de Cracovia, pero los tres fueron apresados y enviados a Rusia. Soltyk consideró proclamar el interregno, y la guerra santa o cruzada.

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El mes de enero, el domingo después de Epifanía, una tormenta de insólita violencia arrancó algunas ventanas de la iglesia, y derribó parte del altar mayor, que se partió en pedazos. Por suerte, la cosa ocurrió después de terminar la misa.

El Príncipe y Escudero Lubomirski, nuestro fundador, vino a Miedzyrzecz, y para celebrar la canonización de S. José de Calasanz trajo dos barricas de vino húngaro, y además donó algunos terrenos vecinos al colegio. El P. Rector Strzelecki terminó los locales de la zona de la piscina. Hizo otra piscina en la finca Charuczka, y otras muchas mejoras económicas.

Este año en el mes de julio, el día siguiente a la fiesta de la Visitación de la Virgen María, se celebró la solemnidad y la octava de la canonización de S. José de Calasanz. Hubo una gran asistencia de gente. Cada día había un panegírico sobre el santo, disputas teológicas, fuegos artificiales. La solemnidad fue perturbada por los rumores que llegaron según los cuales los campesinos planeaban en la fiesta de S. Pedro y S. Pablo según el calendario antiguo (12 de julio), cuando habría una gran afluencia de gente al mercado, matar a los nobles, y luego ir al colegio, matar a todos y saquearlo. Estos rumores llegaron a los militares de Korecki y de Rovno, y a nuestro P. Rector. Y los rumores no eran vanos, pues los soldados que estaban en las puertas del pueblo registraron los carros de los campesinos y encontraron cantidad de armas. Detenidos y encadenados, confesaron que estaban envueltos en la trama, y revelaron también quiénes del pueblo estaban también envueltos en la misma. Estos fueron capturados inmediatamente y enviados a Annópolis.

No mucho más tarde surgió la confederación de Bar, con los jefes Krasinski y Pulawski. Cuando llegó su fama a Varsovia, el Rey, para calmar los ánimos, envió a Mokronowski. Sin embargo, como no tenía la autorización de los nobles para hablar en su nombre, volvió a Varsovia sin lograr nada. Se consultó con Petersburgo, y Catalina envió el ejército, el cual tras una dura batalla conquistó el pueblo y la fortaleza, cosa deseada por muchos, aunque si no hubiera sido por los traidores entre los confederados que habían sido comprados por el dinero de Braniski, se habrían visto obligados a abandonar su intento. Una vez conquistada la fortaleza, los rusos castigaron duramente a los confederados. Tomaron las armas y los bienes de todos y los metieron en la cárcel, además de azotarlos. Braniski brilló por su crueldad. A los más destacados por su nacimiento e ingenio no sólo los condenó a cadenas, sino que además los llenó de reproches e insultos. El historiador no alaba a los confederados, pues aunque defendían la libertad y la religión, robaban y se emborrachaban, y no actuaban como jefes del gobierno. Se unían muchos, desarmados, a los confederados; eran más un estorbo que una ayuda. El hijo de Pulawski fue con un ejército hacia Berdyezovia, y durante algunas semanas resistió a los rusos, pero falto de provisiones y de agua, se vio obligado a rendirse, y fe enviado a Kiev con los demás. Su padre envió ayuda a su hijo por medio de un cierto Ordynski, pero este, comprado por los rusos y exhortado por Braniski, se olvidó de los confederados y se pasó al enemigo.

Por aquel tiempo los cosacos de Zeleniak y Gonta tomaron las armas, y con un ejército de campesinos atacaron la ciudad de Human, en la cual se habían refugiado muchos nobles con sus familias. Tras tomar Human a traición, hicieron una gran matanza. Los padres fueron asesinados a la vista de sus hijos, los hijos eran muertos ante sus padres. Los niños eran arrancados de sus madres; las vírgenes y las matronas honestísimas eran violadas ante sus padres y esposos. Luego fueron a los alrededores, y devastaron las aldeas, los palacios y los pueblos. Asesinaban a todos los que encontraban en los palacios. Si alguno quería salvarse, le obligaban a pasarse al cisma, y a prestar juramento de permanecer en él. Por ese motivo vírgenes y egregias señoras fueron arrancadas de su familia y de la Iglesia y bautizadas de nuevo por los cismáticos, y puestas a servir a los campesinos. Se dice que este ataque produjo 10.000 muertos. Luego las tropas polacas y rusas los rodearon y los castigaron como merecían. Algunos se refugiaron en el pueblo Lisianca de los haidamaces, que fue tomado y sus habitantes sufrieron el mismo castigo; hicieron perecer a 3000 de ellos. Fueron capturados y castigados por Braniski y Stepkowicz.

Notas

  1. Estanislao II Augusto Poniatowski, último Rey de Polonia (1764-1795). (N. del T.)
  2. Catalina II, Emperatriz de Rusia de 1762 a 1795. (N. del T.)