Medellín (CO) Colegio Calasanz y parroquia San José de Calasanz
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Contenido
Datos
Demarcación Colombia - Ecuador
(1950- )
Antecedentes históricos.
Al resultar difícil continuar en El Socorro, deciden los escolapios la fundación de Medellín. El alma de todas las gestiones ante el Sr. arzobispo para el debido permiso canónico y de todos los pasos hasta obtener la casa y colegio en esta ciudad, fue el P. Aurelio Isla. Intervinieron en la fundación: el Sr. arzobispo, Joaquín García Benítez, don Clodomiro Sierra, doña Tulia Posada, don Clímaco Velázquez, don Gabriel Gaviria y los PP. jesuitas. Del arzobispo se obtuvo también la autorización canónica para la fundación de un aspirantado, que nunca llegó a realidad. Las dificultades surgieron por falta de medios económicos y de adaptación al medio, así como de comprensión de la cultura antioqueña. La acogida de la gente fue, sin embargo, muy buena.
El colegio estuvo dividido desde 1953 hasta 1955 en dos sedes: la primera en la calle Ayacucho y después en una casa del barrio La América. Ambas estrechas e incómodas. La definitiva se consiguió así: la compañía de deportes vendía las manzanas 30, 31 y 32 del barrio San Fernando y las zonas aledañas destinadas en principio a vías públicas; incluía edificaciones e instalaciones; algunas se conservaron como la tribuna del hipódromo para los futuros campos de deportes. El valor de la compra fue de 174.398.80 pesos colombianos, precio módico porque la compañía estimó que el colegio daría una supervalorización a toda la urbanización circundante. Los bienes para el pago y construcción fueron provenientes de los ingresos de las pensiones de los alumnos, de diversos «bazares» y de un préstamo bancario. Su construcción comenzó, oficialmente, el 15-1-1954. El 27 de agosto de este mismo año se inauguró la capilla y el 13 de noviembre el nuevo colegio Calasanz, con un acto solemne; el pabellón norte en 1961 y la iglesia parroquial en 1969. Durante el rectorado del P. Carmelo García se construyen los modernos laboratorios de física y química. Hubo un intento de realizar una prueba pedagógico-apostólica. En 1971 comenzó a funcionar un bachillerato nocturno mixto para trabajadores. Al mismo tiempo que en los demás colegios de la Viceprovincia se implantó la enseñanza personalizada. Importante fue la creación de la biblioteca escolar, que tuvo fama de ser de las mejores de Medellín.
Lo más notable de los medios empleados por el colegio Calasanz de Medellín ha sido el movimiento juvenil «Almata» dirigido por el P. Fernando Torija. Exalumnos dignos de mención han sido: José Jaime Nichols, alcalde de Medellín, y Fabio Aristizábal, presidente de una de las fábricas más grandes de tejidos de la ciudad.
Movimiento juvenil «almata».
La razón de su fundación fue el convencimiento que tenía el P. Fernando Torija de que la educación escolar sola no prepara suficientemente al joven para enfrentarse al materialismo de la sociedad de consumo. Es necesaria una educación más intensa en la fe, con un matiz más personal y crítico. El P. Fernando procedía de U.S.A., donde había estado con el P.Fermín Abella; trabajaron en Nueva Orleans; aquello no prosperó y fueron destinados los dos a Colombia. El P. Fernando empezó su trabajo con los jóvenes de los cursos superiores del colegio Calasanz. Con permiso de los Superiores abrió una casa alquilada para poderlos atender en horas extraescolares. Durante 10 años el movimiento vivió en cuatro casas distintas de la ciudad. Todas fueron vivienda familiar con condiciones diversas pero todas insuficientes. Hasta que poco a poco fue madurando la idea de comprar un terreno para hacer una casa destinada a ese fin: acoger el movimiento juvenil. Esto pudo realizarse en 1978 con aportaciones de los padres de familia del colegio Calasanz (que siempre ayudó económicamente al movimiento) y del P. Viceprovincial. Esta sede está situada cerca del colegio Calasanz y cumple los fines que se buscaron al construirla.
El grupo juvenil «Almata» responde a necesidades de la juventud, hondamente sentidas en la sociedad en que viven: profundizar en la fe, convivir alumnos y jóvenes universitarios de los dos sexos –esto no se realizó en los primeros años — . Este grupo es, en Medellín, conocido y respetado. El P. Fernando ha procurado siempre que el movimiento juvenil «Almata» sea un agente de cambio social; para ello ha formado a los jóvenes en una fuerte conciencia crítica y ha procurado crear en sus miembros un compromiso socio-político. Esta tendencia le acarreó problemas fuertes. Algunos jóvenes se radicalizaron y el movimiento peligro hasta en su existencia al principio de la década de los setenta. Pero la reacción sobrevino y la formación se hizo más estrictamente cristiana, sin perder la conciencia de la necesidad del «cambio social», como elemento permanente en la vida de la Iglesia y de su talante calasancio. La crisis antes mencionada culminó en el año 1977; contra esta concienciación social-cristiana de los jóvenes reaccionaron sus padres. La junta de los padres de familia acusó al P. Fernando ante el arzobispo de ideas marxistas, llegando incluso a pedir su expulsión de Colombia. Este apoyado por la comunidad y por el P. Provincial, Laureano Suárez, que estaba entonces de visita en Medellín, aclaró su posición, reclamando con energía su derecho a seguir el ideario del colegio, que ellos habían admitido al matricular a sus hijos. El arzobispo dio la razón al religioso.
Parroquia San José de Calasanz.
El año 1961 se llevó a cabo lo que se llamó la «gran misión». Para ello vinieron de España muchos religiosos y sacerdotes; también de otros lugares de Colombia. Con este motivo se crearon en la archidiócesis de Medellín 29 parroquias, la mayor parte de ellas encomendadas a religiosos. Una de estas nuevas parroquias fue la entregada a los escolapios. La sede primera fue la capilla del colegio, que no era otra cosa que un galpón parecido a un garaje; duró ocho años. La segunda es un templo amplio, con buenas condiciones visuales y acústicas. En al altar central existe una gran talla de Cristo en la cruz; a la derecha la estatua de San José de Calasanz y a la izquierda otra de la Virgen de las Escuelas Pías; las vidrieras, sin ser obras de arte, son notables. Fue inaugurada el 24-8-1969. El templo ha sufrido dos transformaciones: la primera fue la construcción de la cripta, amplia y de una capacidad para 2.500 osarios. En ella se celebra semanalmente la eucaristía, con agrado visible de los fieles, ya que el culto a los muertos es de mucho arraigo entre ellos. La segunda fue la construcción de un edificio anejo a la sacristía, para las obras sociales de la parroquia (1978). En él funcionan salones para reuniones parroquiales y para consultorio médico, para alfabetización -a cargo de alumnos del colegio-, y escuela de cerámica. Cuando se concluyó la construcción del colegio, se destinaron dos aulas para los locales de secretaría de la parroquia. La atención pastoral ha sido llevada durante toda su historia con la colaboración de toda la comunidad. Existiendo una gran compenetración entre los párrocos y ésta.
Superiores
Redactor(es)
- Salvador López, en 1990, artículo original del DENES I