Plantilla:Efemérides del 7 de agosto

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  • 1642, Registro de la habitación del P. Mario
El Conde Corona, Auditor de Cesarini, se presenta en San Pantaleo y registra la habitación del P.Mario, llevándose documentos que éste tenía dirigidos al Santo Oficio. Mario cuenta a Albizzi que han sido Calasanz y los suyos los que han robado documentos de la Inquisición
  • 1642, Registro de la habitación del P. Mario
Tal día como hoy comenzó a fraguarse lo que fue el más grave atropello cometido contra san José de Calasanz. La narración la tomamos del P. Caputi. Es creíble en su conjunto, aunque las fechas que cita muchas veces no sean dignas de atención. Históricamente parece cierto que la inspección del cuarto de Mario se realizó el 7 de agosto de 1642. Escuchamos a Caputi. El cardenal Cesarini, Protector del Instituto, había enviado al conde Corona a san Pantaleón. Por la mañana de ese día llegaba a la casa generalicia:

«Entró en la sacristía y encargó al sacristán que llamase a seis u ocho padres, entre ellos al P. Mario, y que ninguno fuese de la Curia Generalicia. Tenía que comunicarles un asunto secreto de parte del Protector. Llegaron los ocho padres, sin saber de qué se trataba, e interrogándose unos a otros con la mirada. El conde, dirigiéndose al P. Mario, le ordenó entregase cuantas cartas y escritos llevase encima, porque las requería el cardenal. Respondió Mario que tenía escrituras de! Santo Oficio y no estaba obligado a entregarlas. Las demás podían tomarlas. Replicó el conde que lo sacase todo. Que también el Cardenal era de la Congregación del santo Oficio. Que se haría inventario y se le entregaría recibo. Presentadas cartas y escrituras, se halló pertenecer al Santo Tribunal un estado de cuentas de la casa de Pisa, firmado por el Inquisidor de allá; lo que no pudo menos de hacer sonreír al Auditor. Fueron luego a la habitación, registrándola hasta por debajo de la cama, y no encontraron nada de interés. Marchó el conde y el P. Mario quedó furioso en su celda. Apenas partido el Conde, y encerrado el P. Mario en su celda, fueron a buscarle los Padres Esteban y Glicerio. Comenzaron a insinuarle que diera cuenta de todo a Monseñor Asesor, porque la afrenta no había sido sólo para él, sino también para el santo Oficio, que le tenía bajo su protección. Que nadie tenía derecho a hacer lo que habían hecho y que todo era, indudablemente, treta del P. General y del P. Santiago. Que si dejaba inmune aquélla, pronto le harían otras peores. Que por ¡o menos enviase aviso escrito a Monseñor Asesor, que aunque de noche ellos se encargarían de hacerlo llegar por medio del sr. Ursino de Rosis, su confidente y amigo. Con estos estímulos el P. Mario escribió una esquela al Asesor Mons. Albizzi, concebida en estos términos: Ilmo. y Rmo. Sr.: Esta tarde el P. General, los Asistentes, el Procurador y el Secretario me han sustraído todas las escrituras del Santo Oficio que tenía conmigo. Se lo comunico para que tome V.I. las medidas que estime oportunas. Recibida la esquela no es fácil pensar la importancia y urgencia que dio al asunto. Los hechos serán el mejor comentario».

  • 1748, Beatificación de Calasanz
Al siglo de la muerte de Calasanz, Benedicto XIV lo beatifica