Plantilla:Textos de Calasanz del 11 de enero

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  • Procure acabar con las deudas de los acreedores de casa, de lo contrario me encontraré obligado a ir para hacerlo yo. Con tanto tiempo y tantos recuerdos tendría que tomar con mayor empeño este asunto, porque a mí me desagrada no saber si debo o no
(Año: 1629; Nº: 1040; Destinatario: GARCÍA DEL CASTILLO, Giovanni; Destino: Frascati)
  • Deseo por último que se tenga mucho cuidado en la observancia de nuestras Reglas, que se observe el silencio en casa, que no se entre en el cuarto de nadie sin permiso expreso del Superior, que en los recreos se trate de las cosas que mandan nuestras Reglas y, que, cuando hay alguna falta, el Superior que debe leerlas a menudo, avise que nuestras Reglas dicen así; si se cumple esto, se logrará gran provecho en todos y si algunos son contumaces se les castigará justamente; pues si no se atiende a las cosas pequeñas, en seguida se vendrá a caer en las grandes, como es el contradecir al Superior o mostrarse poco obediente. Se me avisará y yo intervendré desde aquí con fuertes castigos ya que la perfección de los religiosos consiste en la observancia completa de las Reglas que ordinariamente son cosas pequeñas
(Año: 1630; Nº: 1294; Destinatario: CHERUBINI, Stefano; Destino: Nápoles)
  • Acerca de las órdenes dadas para Mesina, está bien que no escriban sobre los fallos ni a seglares ni a los nuestros, pero falta una cláusula: «excepto al P. General»; añadiendo otra cláusula que diga «quien escriba algo de alguien al General, que tenga la certeza de poder probarlo, de lo contrario sufrirá la pena que debería imponerse al reo acusado»
(Año: 1635; Nº: 2323.1; Destinatario: ALACCHI, Melchiorre; Destino: Palermo)
  • No teniendo para dar clase a otro más que al H. Carlos, de poco espíritu y de pocos buenos ejemplos, no deberían haberla dado; he escrito que hasta nueva orden no abran las escuelas
(Año: 1635; Nº: 2323.1; Destinatario: ALACCHI, Melchiorre; Destino: Palermo)
  • V. R. cuide de no engañarse al ver la necesidad de confesores que hay por ahí, pues nuestro principal instituto son las escuelas, de modo que si ha de sufrir uno de los dos ministerios, es mejor que lo sufra el de la confesión que el de la escuela, pues confesores no faltan, mientras los maestros son tan pocos que a veces no hay más que uno, sobre todo para latín
(Año: 1642; Nº: 3871; Destinatario: BERETTA, Ciriaco; Destino: Carcere)