Plantilla:Textos de Calasanz del 18 de julio

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  • V.R. obligue al H. Domingo a que aprenda algo del H. Santiago, que es muy importante que entre nosotros haya hombres que sepan escribir perfectamente
(Año: 1628; Nº: 0900; Destinatario: GARCÍA DEL CASTILLO, Giovanni; Destino: Frascati)
  • He designado a los dos Superiores de las casas como consultores del P. Provincial; si se reúnen con celo de la mayor gloria de Dios y provecho de los alumnos, experimentarán que el Espíritu Santo está en medio de ellos, pues «donde dos o tres están reunidos en mi nombre allí en medio estoy yo»
(Año: 1637; Nº: 2757; Destinatario: PERI, Gio. Crisostomo; Destino: Nápoles)
  • Respecto a la cuestión de lavar platos, no sólo lo he hecho yo mismo, que no trabajo menos que los que dan escuelas, sino que también he ido a pedir limosnas de pan, con las alforjas al hombro por Roma, y a acompañar a los alumnos, y ahora estoy dispuesto a hacerlo, porque «el Reino de los cielos sufre violencia y sólo los violentos lo arrebatan»
(Año: 1637; Nº: 2757; Destinatario: PERI, Gio. Crisostomo; Destino: Nápoles)
  • Habrá quizás tenido noticia del trágico suceso de Savona: la noche después del seis del presente mes, sobre las cinco de la noche, cayó una tormenta espantosa con truenos, relámpagos y rayos, uno de los cuales cayó sobre el polvorín de la fortaleza de s. Jorge donde había mil barriles de pólvora —algunos dicen que más— que encendido, destruyó no sólo la fortaleza sino también un tercio de la ciudad, quedando el resto de las casas en muy mal estado. En la parte donde sucedió el mayor desastre estaba nuestro convento de las Escuelas Pías, que, juntamente con las demás casas, se agrietó y se desplomó por tierra. Se han visto cosas maravillosas, entre ellas que el P. Ciríaco, Superior de las Escuelas Pías de Cárcare, llevaba dos o tres días en Savona, cenó con los Padres en casa y, queriendo salir por la mañana muy temprano, se fue a dormir una milla fuera de la ciudad y oyendo, el gran ruido de la noche, quiso entrar de nuevo para ver cómo se encontraban los nuestros; encontró el convento destruido y seis sacerdotes muertos en la catástrofe, entre ellos el P. Jacinto, llegado hacía poco de Palermo. Los nombres de los demás son: P. Pedro Pablo de sta. María, Superior; el P. Juan María de s. Lucas, el P. Bartolomé de Jesús, el P. José de la Asunción, el P. Octavio de sta. Brígida. Quedan vivos únicamente el P. José de s. Joaquín, un clérigo profeso llamado Agustín y dos terciarios, en grave estado, que fueron trasladados al hospital. Tengan la bondad de aplicarles los sufragios acostumbrados. Se dice que en esta catástrofe han muerto de dos mil a tres mil personas y más de 600 magullados y heridos. El senado ha ordenado grandes medidas de urgencia. Los de Génova sabrán más particulares de la ruina.
(Año: 1648; Nº: 4568.1; Destinatario: PAPA, Glicerlo; Destino: Palermo)