Plantilla:Textos de Calasanz del 2 de julio

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  • Me ha servido de mucho consuelo la carta de V.R., en la que me dice que está encargado de las cosas de la sacristía y de la iglesia; que a Mons. Castellani le ha gustado particularmente; y que una vez esté cubierta la iglesia, mandará no sólo alfombras y cojines para los reclinatorios, a fin de poder honrar a los personajes de categoría, cuando pasen, sino incluso alfombras para las tarimas de los altares y adornos para las paredes de la iglesia, para que las fiestas principales puedan celebrarse con cierta solemnidad eclesiástica, aunque sin exceder nuestras Constituciones en cuanto a la seda y al oro.
(Año: 1627; Nº: 0650; Destinatario: BIGONGIAIO, Matteo; Destino: Carcere)
  • Yo le pido que entre en el verdadero camino de la humildad, juzgándose tan bajo cuanto sea posible, si quiere que Dios le ilumine para juzgar buenas las acciones no sólo de los Superiores, sino incluso de todos los demás, porque es el camino seguro del paraíso
(Año: 1627; Nº: 0649; Destinatario: PIETRANGELI, Giulio; Destino: Savona)
  • En cuanto al P. A. María me parece haber oído que ha ido a dormir al establo o a la cabaña del huerto, y si es cierto le ordenará de mi parte que no vaya más, ni deje nunca el vino, ni salga con grandes calores sino que atienda a enseñar a los niños el santo temor del Señor
(Año: 1631; Nº: 1638; Destinatario: BANDONI, Giacomo; Destino: Frascati)
  • He recibido un documento certificado por el tribunal del Santo Oficio, en el que consta que no se ha dado ningún decreto por el que los Padres de nuestra Religión no puedan predicar o hacer sermones. Eso de que no se había dado ningún decreto, ya lo sabía yo. Pero de palabra nos exhortaron aquellos Señores a enseñar a los muchachos la doctrina cristiana junto con las letras, conforme a nuestro Instituto; por tanto, no se trataba de injuria alguna a la Religión, sino de un consejo y exhortación santa a que los nuestros se mantuvieran dentro de su humilde ejercicio de enseñar a los muchachos solamente. Y esto no sería de poco fruto en la Iglesia de Dios, antes bien, de muchísimo. Y cuantas veces nuestros religiosos no atiendan a este ministerio, relajarán el Instituto, como se ve claramente en el querer confesar a seglares; y cuando uno de los nuestros llega a ser confesor de seglares parece que deja a un lado el Instituto de las escuelas; y si alguien dice que confesar a seglares es medio oportuno para tener limosnas, le respondo que Dios bendito las mandaría por otro camino, como hemos visto en más de veinte años en que no hemos tenido iglesia, sino solamente oratorios donde se decía sólo la Misa de los alumnos y se oían sus confesiones. Sin duda las escuelas y el santo temor de Dios andaban mucho mejor que ahora y ojalá quisiera Su Divina Majestad que volviéramos a la santa observancia
(Año: 1639; Nº: 3112; Destinatario: BERRO, Vincenzo; Destino: Palermo)