Plantilla:Textos de Calasanz del 20 de agosto

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  • En cuanto a ese Prelado de ojos torcidos no dice verdad; que él jamás ha enseñado a nuestros novicios; no me acuerdo de tal hombre. El Señor lo haga santo, que hay otro vagabundo en Milán que ha estado en distintos lugares diciendo ser de los Padres de las Escuelas Pías, y ha buscado y recogido limosnas, y ha estado en Alemania, en París y en Madrid con el nombre de las Escuelas Pías y jamás ha sido de los nuestros; si tenemos paciencia y hacemos la obra como se debe hacer, el Señor no nos abandonará
(Año: 1632; Nº: 1856; Destinatario: ALACCHI, Melchiorre; Destino: Venecia)
  • Estoy seguro que esos sres. del Sto. Oficio, muy celosos del bien público, tienen cuidado continuo incluso de las acciones privadas para conservar y aumentar el servicio de su Majestad, y por tanto, cualquiera orden que den se debe recibir y observar como venida de la mano del Señor y será sin duda de muy gran provecho. Y aunque en nuestra religión haya teólogos prácticos y graduados, con todo no he permitido nunca que subiesen a ningún púlpito o cátedra para predicar pues sé bien que no faltan en la Iglesia de Dios hombres que por oficio e Instituto propio tienen el «jus» de predicar y lo practican de manera excelente. Lejos de nosotros el meter la hoz en mies ajena. No sería poco si supiéramos rebajarnos a la capacidad de los niños, pues la Iglesia nos ha ordenado a su instrucción. Por lo cual, V.R. en la visita que hará a las casas, mande que al enseñar la ley del Señor los nuestros no excedan los términos y límites de la doctrina cristiana compuesta por el cardenal Belarmino. Y si encuentra alguien que al hacer esto se entretiene en mezclar dificultades teológicas o habla mal de otras Religiones castíguelo según la culpa, o bien indíquemelo, para que lo castigue yo para ejemplo de los demás. Si fuesen novicios, y después de advertidos no se enmiendan, que sean despedidos a sus casas. Además, ordene que nadie se atreva a predicar desde el púlpito, ni echar sermones desde la sede del altar sin licencia nuestra, obtenida por escrito. En los recreos trátese sólo conforme a nuestras Constituciones y si encuentra algo en contra, imponga el castigo conveniente. De modo que en nuestra religión se viva con santa humildad y sencillez, y se persiga y se castigue la soberbia severamente. Avíseme con frecuencia de cuanto sucede en nuestras casas, y procure remediar las faltas en los comienzos, que se hace con mayor facilidad, y haga que tengan mucho cuidado en la educación de los novicios, pues en esto consiste el bien de la Religión
(Año: 1636; Nº: 2577; Destinatario: ALACCHI, Melchiorre; Destino: Palermo)
  • Por no haberse preocupado de que alguno aprendiera escritura y ábaco, ahora se encuentran con escasez de maestros. Y no es de extrañar que falten maestros, si los sacerdotes aborrecen el dar escuela
(Año: 1639; Nº: 3125; Destinatario: FEDELE, Giuseppe; Destino: Nápoles)