RenanoSuiza/4. El Colegio Escolapio de Günzburg (1750-1806)

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3. Historia de la Casa de Rastatt (1736-1740)
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RenanoSuiza/4. El Colegio Escolapio de Günzburg (1750-1806)
Índice

5. Fundación de Wallerstein (1761)
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4. El Colegio Escolapio de Günzburg (1750-1806)

Predicador Schöttl de la Ciudad, Günzburg (1926)
(Arc. Gen. Reg. Bibl. 43, 24)[Notas 1]
I.Historia previa y presentación (1747-1750)

La educación en las tierras fronterizas austriacas que pertenecían al marquesado de Burgau se puede pensar que estaba en bastante mal estado hacia la mitad del siglo XVIII. En un documento pro-memoria del párroco de la ciudad de Günzburg, Christoph Konrad Ferdinand Tänzl de Trazberg al Consejo del 8 de marzo de 1736 se queja de que muchos jóvenes de Günzburg están dejados de lado y son ignorantes, y hace una serie de sugerencias para mejorar la situación. El Gobernador Ramschwag también se fijó en la triste situación escolar, y pensó que había que hacer algo para mejorar la situación. A ello se debe que en 1750 se estableciera un colegio escolapio en Günzburg (Escolapio: Padres de las Escuelas Pías).

Como vemos en las Actas del Consejo del 26 de agosto de 1747, escritos por el escribano Dietrich, el Consejo de la Ciudad está de acuerdo en la creación de un Estudio en Günzburg para niños de la ciudad y otros lugares, y que para llevarlo a cabo el Consejo debe disponer, para la vivienda y la leña de al menos 600 florines anuales. Ramschwag, que va a ir de viaje a Viena, pide una declaración positiva del Consejo sobre el asunto, por lo que el Consejo interior y exterior se volvió a reunir con asistencia del maestro encargado (del gremio) y decidieron hacer la propuesta de usar la vivienda del Hospital provisionalmente, y si ello no era posible, la ciudad debería dar anualmente una contribución de 350 florines, pues las instituciones debían pagar los bienes civiles. El escrito del Consejo acerca de la introducción de los padres de las Escuelas Pías en Günzburg sería llevado por el gobernador a Viena, a la Emperatriz.

Los comerciantes italianos en Günzburg expresaron también un gran interés en que se construyera un colegio escolapio con internado; la asociación imperial de comerciantes quería que se creara algo para despertar la conciencia de la importancia del comercio en la gente. Pidieron al gobernador que aprovechando la oportunidad pidiera que algún Padre fuera experto en lenguas extranjeras para poder servir a los italianos. Debía apoyarse el colegio comercial.

El 26 de noviembre de 1747 el Gobernador Ramschwag presentó un extenso informe a la Emperatriz sobre “la lamentable situación escolar en los territorios fronterizos de Austria, para introducir allí a los RR. PP. Escolapios”.

El gobernador habló de la incómoda relación de la escuela con la ciudad y el territorio. La escuela era adjudicada solamente por el magistrado a un hijo de la ciudad que tenía gran amistad con el Consejo y el lugar. El maestro del lugar apenas sabía leer, y no sabía escribir, o escribía mal. La escuela dependía de las autoridades civiles, y en la mayoría de los lugares el párroco no iba nunca a visitarlas, o muy rara vez; algunos capellanes descuidaban también la doctrina de los niños. Los pastores celosos y los maestros eficientes no encontraban ningún apoyo en los padres y magistrados; la mayoría de los profesores están amenazados de expulsión. El gobernador deseaba en el futuro una organización escolar directamente bajo sus órdenes a la que tuvieran que someterse los príncipes, prelados, condes, barones, nobles y ciudadanos.

En Günzburg, continuó Ramschwag, se han seguido durante mucho tiempo las reglas de los holgazanes, a lo que hay que dar la culpa de la mala educación de los niños y el pobre aprendizaje. Aquí, sigue quejándose, existe una buena oportunidad para la industria y el comercio, ya que la ciudad está bien situada. Por eso muchos comerciantes se han instalado en ella, y es de esperar que vinieran más “cuando se abran caminos en nuestra ciudad principesca de Günzburg”. “Hay aquí ingenios brillantes, que podrían cultivarse, de modo que nada faltara en un lugar de estas proporciones, pues hay suficiente abundancia”. Sin embargo lo que hay es pereza, ignorancia, ningún esfuerzo para aprender o ganar algo. A menudo ocurre que en un Ayuntamiento la jurisdicción criminal alta y baja sea administrada por 12 consejeros de los que apenas 4 o 5 saben escribir y leer, de donde se puede sacar la conclusión de que entre los ciudadanos no hay un obrero que sea capaz de hacer sus cuentas. La mala educación de los niños conlleva el empobrecimiento de las ciudades austriacas, cuando se comparan con Leipheim. Leipheim tiene mejores escuelas, por lo que sus habitantes son más diligentes y hábiles para el comercio, y si los de Günzburg quieren beber una buena cerveza tienen que irse en grupo a Leipheim; otros mandan que se las traigan de allí, de modo que el dinero va a parar a las ciudades de Ulm, aunque en Günzburg hay 15 fábricas de cerveza. Como remedio adecuado, los jóvenes deben ser educados en la diligencia y el trabajo duro, y Ramschwag recomienda la introducción de los Escolapios. De este modo las aldeas vecinas podrán confiar también sus niños a los citados Padres. Los de Günzburg tendrían la ventaja de que sus hijos podrían ir gratis también a estudiar a la escuela de latín. De este modo en Günzburg habría muchos comerciantes y obreros emprendedores, y ciudadanos piadosos. Por ello los Padres Escolapios debían formar también en las clases inferiores, para formar útiles comerciantes, artistas, farmacéuticos, impresores de libros y otras profesiones.

La ciudad y la asociación de comerciantes esperan obtener la aprobación del colegio escolapio, que por otra parte no supone ningún gasto suplementario para el erario imperial. El consentimiento de los Ordinarios de Augsburgo tampoco sería difícil de obtener, ya que al ser los Escolapios una Orden reconocida, están exentos de impuesto de habitación, fundación y orden.

Ramschwag piensa que para la fundación del futuro colegio escolapio hace falta lo siguiente: el castillo de Burgau con una capilla y un capital de 11.084 florines; como allí hay un beneficio, se podría trasladar el altar de la capilla de la corte a Günzburg.

Los Escolapios podrían hacerse cargo de las obligaciones asociadas a ese altar y recibir el pago correspondiente.

En 1580 cuando se consagró la capilla de la corte de Günzburg había asignados dos capellanes de corte, al primero de los cuales en 1582 el Archiduque Fernando le atribuyó 150 florines (y un traje); al segundo el Archiduque Leopoldo le ofreció en 1621 unos ingresos de 200 florines. Como el capellán oficial Agustín Diele es actualmente el párroco de Bubesheim, los Escolapios podrían asumir las obligaciones y el pago del 2º capellán; cuando este libre la primera capellanía, podrían asumirla también los Escolapios. El futuro colegio escolapio podría hacerse cargo también de la música y de la capilla de la corte. Por cada uno sustituido les pagarían 40 F anuales; la ciudad y los comerciantes italianos también contribuirían con una cantidad anual, de modo que se pudieran reunir los fondos para asegurar la fundación del colegio (se calcula que hacen falta 150 F por cada Padre).

En cuanto a la vivienda, Ramschwag creía que había que buscar una solución. Desde 1702 una parte del castillo se encontraba en estado ruinoso a causa de un incendio. “Todas las carreteras principales del imperio pasan por delante, para asombro y desdoro de la ciudad”; con ayuda de bienhechores este edificio ruinoso se podría convertir en la vivienda y las escuelas de los Padres Escolapios.

En otra sección presenta el Gobernador las obligaciones de los futuros Padres. Tendrían que llevar a cabo todas las obligaciones del culto divino, celebrar las misas e intenciones y encargarse de la música en la capilla de la corte, lo mismo que hacen los capellanes y cantores actuales, y tendrían que celebrar el culto en el altar Burgauer del castillo algunos días señalados. Deberían algunos de ellos, además, enseñar gratis a los niños de Günzburg la ortografía alemana, tanto la impresa como la manuscrita, las cuentas, la lectura y la escritura latina, la contabilidad a doble entrada, música vocal e instrumental, las escuelas inferiores antes del latín, además de física, mecánica y geografía, todo en alemán; deberían también educarlos sólidamente en la religión católica. Para el cuidado pastoral de los comerciantes italianos deberían enviar un Padre que conociera bien la lengua italiana; debería ser capaz de predicar en italiano.

No debían comprar tierras ni casas, sino sólo un huerto “para satisfacer sus necesidades y para decoroso entretenimiento”.

Un anexo proponía cómo podrían aumentar el número de los Padres en el colegio; se pensaba en 9 u 11 miembros del colegio. Se decía que los individuos deseados serían:

1.Rector.
2.Ecónomo, que al mismo tiempo supliría a otro padre en caso de enfermedad.
3.Prefecto de estudios, que debería enseñar Física, Mecánica y Geografía.
4.Un profesor de Retórica y Humanidades.
5.Un profesor para Sintaxis y Gramática.
6.Otro para Rudimentos y Principios.
7.Un profesor para contabilidad, teneduría de libros y doble entrada.
8.Lectura.
9.Escritura.
10.Música.
11.Un hermano para la limpieza de la casa

Uno de ellos debía estar bien formado en lengua italiana, lo cual redundaría en su beneficio, pues los comerciantes italianos sabrían mostrar su gratitud, de modo que sería bueno que hubiera un 12º Padre, italiano.

Casi al mismo tiempo, mientras Ramschwag presentaba su descripción de las condiciones de la escuela local con la solicitud de introducción de los Escolapios en el castillo imperial, tenemos un protocolo del Consejo que nos da idea de lo que maestros incapaces estaban haciendo en ese momento aquí. La escuela de niños estaba a cargo de un preceptor, que al mismo tiempo era director del coro, acompañado por un auxiliar, que era además cantor. El último, como “literato” debía ocuparse de la escuela de latín; el preceptor debía pagarle de lo suyo 25 florines al año. El 27 de septiembre de 1747 fueron llamados los dos junto con el organista y un maestro de la escuela, que seguramente sería el “profesor”, por el Magistrado en relación con la renovación de sus contratos. Se le avisó al maestro de escuela Mayr que cometía falta tras falta, y que era un perezoso en todo y por todo, y si no mejoraba se le despediría y no volvería a enseñar.

Ramschwag quería también hacer algo para mejorar la educación de las niñas. Sabiendo que una madre con mala educación y sin formación religiosa, pues no había ninguna escuela para ellas, no podía educar bien a sus hijos, deseaba que las Franciscanas de Günzburg se hicieran cargo de la escuela de niñas. Este objetivo se consiguió en 1758 con la llegada de la Damas Inglesas.

En una carta fechada en Viena el 12 de enero de 1748 a la Emperatriz, Ramschwag insiste para que se lleve a cabo su propuesta y deseo, para que con él como relator se traten las cosas por medio de una comisión y se lleven a un final próspero.

La aprobación imperial de las propuestas de Ramschwag todavía tuvo que esperar un tiempo. Como aparece en otro documento, se pidió al Comisario Conde Chotek una opinión sobre las tierras fronterizas austriacas. El Consejo de la Ciudad manifestó que desde hacía casi tres años esperaba que se concluyera el asunto; el Consejo temía un retraso aún mayor, y pidió que el asunto de la fundación (escolapia) fuera establecido ya. Pronto iba a comenzar otro año escolar, y sería muy valioso para la ciudadanía de Günzburg si los Escolapios iban a venir. El P. Viceprovincial en Viena, Antonio de San Plácido, había comunicado ya a finales de febrero de 1749 al Consejo de la Ciudad que el Conde Chotek “había informado favorablemente a la corte sobre el asunto, y esperaba el arreglo de la cosa con el Ordinario de Augsburgo, y esperaba que se podrían cumplir los deseos de la Ciudad de Günzburg”.

El párroco de la ciudad Böck había enviado un escrito en el que proponía que se entregara la parroquia y la vicaría nuevamente construida, aunque bastante empobrecida Iglesia de Nuestra Señora a los Escolapios con toda la tarea parroquial, pero no se llevó a cabo lo que dijo. El párroco Böch se prometía con los Escolapios una mejora “de la gravemente dañada escolaridad y educación de los jóvenes de la comunidad”.

Parece que en noviembre de 1750 tuvo lugar la llegada de los Escolapios a Günzburg. El 7 de octubre de 1750 escribió el Viceprovincial al Gobernador. El Sr. Summerau finalmente le había entregado la resolución firmada, y estaba dispuesto a viajar cualquier día, y esperaba sólo la comunicación del Gobernador para que llevara consigo 3 o 4 Padres (no era posible de momento llevar consigo un italiano); contaba llevar un 5º como organista si llegaba el presupuesto. Ramschwag respondió al Viceprovincial que él preguntaría en Viena para ver si todo podía ir adelante sin fricciones. Probablemente no podrían mantener a 11 personas ahora, pero sí más adelante. Su vivienda aún no estaba construida; la ciudad y la gente esperaban desde hacía mucho tiempo a los Padres, aunque en mayor número. Para 6 o 7 se podría preparar alojamiento en el castillo; se podría encontrar también alojamiento en la ciudad. Y rogaba al padre que no olvidara que convenía mucho a la orden dar gusto a los comerciantes italianos. Ramschwag dijo que estaba encantado, e invitó al Viceprovincial a que viniera para elegir alojamiento.

Un extracto de la resolución imperial con fecha 24 de octubre de 1750, en Viena, contiene la aprobación de la solicitación presentada por Ramschwag para introducir a los Escolapios en la Ciudad. Los comerciantes italianos Rebay, Castglione, Fadina y Brentani se han comprometido a aportar conjuntamente un donativo anual de 140 florines anuales durante 6 años. Al capellán de corte Franz Jann se le concede la parroquia de Scheppach. Como contribución a la fundación de los Escolapios se establece una contribución de 1400 florines. Los Escolapios deben determinar la construcción de su vivienda bajo la dirección de los arquitectos de la ciudad. Como el Comisario territorial, Sr. Summerau por el momento está incapacitado, el Barón Ramscwag debería responder a las demás necesidades, y arreglar con el Ordinario el traslado de Santísimo Sacramento; además la iglesia del castillo debería ser liberada de la potestad del Ordinario. (En un escrito del Provincial y del Colegio Escolapio de Günzburg fechado el 11 de enero de 1751, los Escolapios afirman conocer todas las obligaciones de la iglesia y la escuela, y prometen cumplirlas fielmente).

El 13 de noviembre de 1750 Ramschwag entregó al Magistrado el permiso imperial para el colegio. En un escrito posterior del 18 de noviembre decía al Magistrado que debía conseguir que todos los padres de hijos de sexo masculino en edad escolar enviaran regularmente a sus hijos a la escuela de los Padres. No valía la excusa de que no podían pagar la escolaridad, ya que la enseñanza era gratuita. Y que no debían enviar más a los niños a mendigar. Deberían realizar visitas regulares a la escuela a la doctrina cristiana para observar atentamente, y ver que los niños llevaban una ropa adecuada, y que no fueran a la escuela o a la iglesia como hasta ahora sin zapatos ni calcetines, sin chaqueta ni camiseta.

A primeros del año 1751 los Padres deben haberse hecho cargo de la escuela, pues un protocolo del Consejo con fecha 8 de febrero de 1751 anuncia a los maestros Diele y Straub que a partir del próximo trimestre se les suspenden sus sueldos, “que a partir de ahora se pagarán a los PP. Escolapios”. Al maestro de alemán Mayr se le ofrece al mismo tiempo la “escuela común” provisionalmente. El último Rector P. Franz Ivo Engelhart escribió en el año 1802: “Los Escolapios tuvieron que hacerse cargo de la educación de los pobres y todos los demás jóvenes en las escuelas de alemán y de latín”. La ciudad de Günzburg daba cada año 350 florines y leña para la escuela (3 medidas de leña y 7 fajos de ramas). La escuela y la vivienda debían construirse a cargo de la provincia de la Orden; ello costaba cerca de 30.000 florines. Se podían obtener casas en la ciudad a buen precio, pero demasiado pequeñas. Mientras se hacía el edificio, las escuelas se tenían en casas vecinas. Con esta dotación anual bastante baja (unos 1400 florines) se fueron tirando de manera miserable al principio, e incluso más adelante no se vieron libres de engorros, aunque la situación era más tolerable, pues la Corte Suprema concedía al pobre colegio subsidios por aquí y por allá. Más tarde fueron recogiendo algunos capitales, pero los tenían que poner cada año a disposición de las autoridades en Viena”.

II.Construcción del edificio escolar (1755-57)

El museo de Günzburg conserva el libro de gastos en el que constan los gastos anotados para la construcción del colegio; comienza el 1 de enero de 1751. El P. Gaspar de S. Melchor aparece de 1751 a 1761 como Rector del Colegio. Primero tuvieron los Escolapios que arreglar la parte ruinosa del castillo que les había dejado. En mayo de 1755 comenzó la construcción del edificio nuevo (la actual escuela de niños). La entrada en el libro registro dice: el 12 de mayo se comenzó a marcar el terreno señalando el lugar a construir, y el 16 de mayo se puso la primera piedra. (Está escrito en latín). Siguen luego los gastos semanales. Aparecen los nombres del maestro albañil J. Baudernelle, y del ayudante Juan Knopf, locales. Como escribe más tarde el último Rector P. Ivo Engelhart, para la construcción del colegio la Provincia de la Orden tuvo que pagar 30.000 florines. ¡Y 50 años más tarde tuvieron que abandonarlo! El edificio tiene paredes inusualmente fuertes hasta el tejado. De particular interés es la entrada del Registro en la que aparecen los “estucadores” y su trabajo en octubre de 1756; también en mayo y junio de 1757 han trabajado 3 estucadores. Seguramente han trabajado en el estucado de las dos habitaciones de la planta baja y tal vez también en el portal. Por desgracia no se mencionan los nombres de los estucadores. Su competente trabajo en las dos habitaciones de la planta baja aún se puede ver (sala de clase e instalaciones sanitarias). Al parecer, los estucados al principio iban pintados; en la lista de la semana del 27 de junio al 2 de julio de 1757 se menciona expresamente una suma “para pintura molida para los estucados de los dos refectorios”. Las dos salas servían por lo tanto como comedores. Es decir, un refectorio religioso (para los Padres) y otro “para los jóvenes señores” (comedor de nobles). Los Escolapios tenían, pues, un instituto para Nobles, donde los estudiantes, estos jóvenes caballeros, podían bailar y hablar francés, cuando en el colegio era el horario de bailar. Para las prácticas ascéticas de los Escolapios estaba la llamada “sala de flagelación”.

El libro de cuentas menciona en agosto de 1757 un pago de 9 F que “se han pagado al escultor por el escudo encima de la puerta”. El nombre del escultor no es mencionado. Para algunos visitantes el escudo del portal es un rompecabezas. En él aparecen la primera y la última letra de las palabras griegas que significan “Madre de Dios” (MHTEP ØEOY), pues el colegio se había puesto bajo la protección de la Madre de Dios.

“Los Escolapios tenían el permiso, como escribe el Rector Engelhart en 1802, pero debieron ocupar un lugar estrecho, hasta poder pagar el elevado precio de las casas de la ciudad”. En su informe al Barón de Summerau éste le pide, para que ello ocurra, que había que comprar con fondos de la Corte tres casas de la ciudad (por un valor de 3 o 4.000 F. El Registro Urbano de 1873 (Archivo de la Ciudad) las denomina como casas libres de impuestos que se convirtieron en el Colegio escolapio: el Negocio del Águila (Carnicería Mumbrodt) y la vivienda de Christoph Nussersche (¿Doctor Wolf?), con el jardín de Hegel y el camarero Baindt. En la Casa del Águila parece que los Escolapios instalaron un observatorio astronómico, llamado “Casa de las Estrellas”.

III.La Iglesia de los Escolapios

Toda la fundación del colegio escolapio se basaba en la idea de que la Orden se haría cargo del culto divino en la iglesia de la corte sucediendo a los capellanes, y tendrían que hacerse cargo también de la música de la misma. Probablemente comenzaron con los músicos anteriores hasta que los maestros escolapios pudieran hacerse cargo de ella. Los Padres Capuchinos siguieron siendo los predicadores de la corte. Un certificado en pergamino de 1580 nos informa que el Archiduque Fernando, el constructor de la capilla de corte, mandó enviar desde Innsbruck un altar (probablemente el altar mayor). El documento muestra el sello del pintor y del escultor. Según él, el 18 de marzo de 1580 Konrad Leitgöb, pintor de Innsbruck, “entregó, terminó y erigió”. El mismo día “Konrad Gottfried, escultor natural de Schafhausen, ha entregado este trabajo en madera esculpida”. En 1675 el carpintero y ciudadano Juan Mayr de Günzburg “ha desmontado y vuelto a montar este altar dos pies y medio más atrás”. En 1749, bajo la dirección del Gobernador Ramschwag el pavimento rojo fue sustituido por un pavimento blanco.

El 25 de abril el Archiduque Fernando dio en Innsbruck la orden de que se entregaran de la cámara de la corte 100 florines a su pintor de corte Bautista Fontona 100 florines, para que se encargara de construir en la recién construida capilla del castillo de Günzburg tres altares, que debían estar terminados para la próxima fiesta de Pentecostés. Entre los tres altares había uno de la Madre de Dios; el retablista Fontana ya no estaba disponible. El archivo de la ciudad sin embargo habla de un gran retablo, firmado por Anton Enderle (¿1752?), que probablemente fue fabricado en tiempo de los Escolapios para la iglesia del castillo; dedicado a S. José de Calasanz, intercesor celestial (al parecer la estatua se encontraba antes en el antiguo convento escolapio). Seguramente es también obra de nuestro maestro de Günzburg la pequeña pintura al fresco que se encuentra en la capilla de piedra de la iglesia del castillo. Esta pequeña capilla en estilo rococó fue construida en honor de los escolapios en 1755 abriendo la pared. La obra de los Escolapios en la escuela popular y latina aparece representada en el techo de esta capilla calasancia. También hay un cuadro del Sr. Ramschwag como fundador y mecenas del colegio en un lugar de honor. El año de la construcción de la capilla, 1755, se encuentra en la hoja de un estudiante.

Para la reparación y enriquecimiento de los ornamentos de la capilla la Emperatriz María Teresa en 1777 dio “un donativo en efectivo”. El rector Engelhardt se queja en 1804 de que “el lienzo del coro está bastante desgastado”. En marzo de 1804 fueron robados dos cálices de la sacristía y a la mañana siguiente “fueron encontrados aplastados y prensados en la puerta de los Capuchinos”. Más adelante “un candelabro de plata regalado, único, extraordinario, con su plato, fue robado mediante la ruptura de la caja, y nunca más fue encontrado”. El Rector Engelhart pide que se le den dos de los cálices depositados en la oficina de la cámara. Los Escolapios sólo recibieron para la iglesia de la corte un cáliz de la capilla Lindenberg, valorado en 57 F y 18 k, y un cáliz de la Cartuja de Freiburg, valorado en 55 F y 12 K, los dos de plata dorada; y también un par de píxides del convento de Rohralten, del mismo material (plata dorada) valorados en 65 F y 26 k. No se sabe si los dos cálices se encuentran actualmente en la iglesia son esos. Uno es un trabajo de Augsburgo de los años 1777-79, obra del maestro Gaspar Javier Stippeldey; el otro, por su forma clásica se cree que es un trabajo vienés (177…? La cuarta cifra está borrosa). Un misal con cierre de plata barroco debe ser también del tiempo de los Escolapios.

IV.La obra de los Escolapios

Ya en 1753 hay un informe al Barón de Summerau, que era el Comisario de la Corte para los territorios de Austria Exterior, elogiando tanto el celo de los Padres Escolapios “que no es posible alabarlos tanto como merecen”. En el mismo informe dice que la institución escolar es tan floreciente que además de los numerosos estudiantes, se ve aquí un vivero de jóvenes caballeros que vienen aquí a inscribirse, de los cuales hay ya siete, y después de Pascua han llegado dos más. Es de esperar que estos jóvenes nobles que hasta ahora iban al convento de Ettal en Baviera, a partir de ahora vengan a Günzburg; ya hay jóvenes nobles de Augsburgo que andan buscando casa. Ya se puede ver el resultado de la buena educación en esta juventud antes corrompida; se puede esperar que en unos pocos años los ciudadanos sean totalmente diferentes.

Un aviso del Prefecto del Gimnasio P. Vicente de S. Blas a la Oficina Superior muestra que los Escolapios debían proteger enérgicamente a sus estudiantes contra otros jóvenes de Günzburg. El hijo del vigilante y algunos otros matones no sólo “habían dado fuertes golpes” a los estudiantes, sino que además “sin razón les habían golpeado duramente con gruesos bastones en la callejuela antigua donde está la escalera de incendios, y dijeron que a otros estudiantes los tratarían aún peor”.

Según el acta del Consejo del 20 de junio de 1768 el P. Rector Arsenio Ziegler invitó al Magistrado a la celebración de la fiesta del fundador de la Orden José de Calasanz. El Magistrado decidió el 14 de julio entregar un donativo de 30 F al colegio para esa fiesta. Al mismo tiempo la caballería de la ciudad debía asistir a pie al culto divino. Desde Steichele (diócesis de Augsburgo) llegó el Obispo Auxiliar barón Adelmann von Adelmannsfelden, como representante del Obispo José, y celebró la Misa Mayor de esa fiesta.

En 1781 era Rector el P. Tomás Leidl. El libro de registros llega hasta 1781. “Con la nueva orden del Gobierno de las tierras fronterizas austriacas en Freyburg, pronto nos quedaremos en paro”. ¡Quedarse pronto en paro! La orden del Emperador José II de 1787 en relación con el culto divino decía: “Los Escolapios y Capuchinos en el futuro dejarán completamente de predicar, hacer oficios, dar bendiciones, oraciones y demás en las fiestas religiosas”. Por lo tanto eso era también la sentencia de muerte para la cuidada música de corte, de la que los Escolapios se habían ocupado durante todo el siglo. El convento de franciscanas ya había sido suprimido en 1738; los Escolapios miraban con ansia al futuro: probablemente en los próximos años el colegio tendría que luchar para sobrevivir. El activo en 1784 ascendía a 3500 F. La asignación del beneficio de Graveneggschen del convento cerrado de las Franciscanas ya no sería renovado, pues el beneficio sería cancelado y reinvertido. Los miembros de la comunidad y de la casa según los Archivos de la Ciudad en 1786 eran los siguientes:

1.El P. Bernardino Gschröstel, rector hasta entonces, que en octubre de 1788 partió hacia Viena, y en su lugar vino aquí de Viena Christian Baumesiter.
2.P. Dionisio Frey, catequista.
3.P. Jerónimo Vogl, profesor de la 3ª clase de alemán.
4.P. Atanasio Frank, profesor de la escuela inferior de latín.
5.P. Engelberto Mayer, profesor de la 2ª clase de alemán.
6.P. Ivo Engelhad, profesor de la 1ª clase de alemán.

Además estaba el H. Valentín Riedlinger, laico; el H. Gotardo Wildmann, Cristóbal Maisch, el jardinero Andrés Reisch, sirviente de Höchstatt[Notas 2], Palatinado, 1788 aquí.

Un decreto por el que se prohibía a los estudiantes ir a conventos del extranjero y a gimnasios del exterior hizo las cosas más difíciles para la institución en estos tiempos.

Para completar la enseñanza del gimnasio de Günzburg los Escolapios debían enseñar obligatoriamente en 1804 la poética, que faltaba entonces. Como apoyo les dieron 1000 intenciones de misa por 500 F del Fondo Religioso. Durante los años de la guerra de finales del XVIII y principios del XIX, los Escolapios estaban muy ansiosos con la cuestión del acuartelamiento y alojamiento de almacenes. Como el último rector P. Ivo Engelhard se quejaba en una petición de apoyo al fondo escolar, en su casa había mucha gente muy molesta, que debería trasladarse a la corte con sus animales; en ese momento había 96 caballos del regimiento de artillería. El anejo se utilizaba como cuerpo de guardia formal, en medio del colegio se había instalado el alojamiento de las oficinas del ejército austriaco de la frontera, con guardias y cuerpo de guardia. Desde que el ejército se había trasladado a Günzburg, el anejo de los Escolapios se había reservado para el gobierno, por el cual pagaban un alquiler de 120 florines. El comandante apoyó la petición de ayuda financiera del Rector, ya que el colegio, con 6 sacerdotes y 1 hermano operario, a causa de la persistente inflación y de la larga guerra, no podía continuar adelante sin endeudarse. La ciudad se encontraba también en dificultades durante el tiempo de la guerra, se concedió al colegio una ayuda de 200 F anuales del fondo de estudios de los territorios fronterizos austriacos durante tres años.

En el año 1804 quedaban en el colegio 5 Escolapios, de los cuales a causa de la edad y la debilidad dos estaban inhabilitados para enseñar, más un hermano lego y dos maestros. Con este escaso personal debían atender “desde las clases elementales hasta el curso de Filosofía”. El convento a causa de tener dos Padres inválidos debían contratar a su propio costo un maestro seglar para ayudarles en la escuela elemental. Para esas diez cabezas (a los 9 había que añadir un sirviente) había disponibles 2566 F y 3 k. Para la ropa, leña, reparaciones, materiales para la iglesia etc. había 1292 F y 35 k.; para la educación quedaban por lo tanto 1273 F y 28 k. El funcionario del gobierno Raiser respaldó la solicitud anterior del Rector y la apoyó calurosamente, y elogió el trabajo de los Escolapios.

V.Cierre del Colegio en 1806

La transición del Marquesado de Burgau al Estado de Baviera el 1 de enero de 1806 trajo el cierre del colegio de Günzburg. A pesar de que el Rector P. Ivo intentó conservar el colegio y escribió el 28 de febrero de 1806 describiendo en detalle a la Comisión de Organización de la enseñanza de Baviera el método de enseñanza de la Orden de las Escuelas Pías. La Orden siempre había estado dispuesta, de manera flexible y suave, a acomodarse a las normas establecidas por los Estados, y adaptarse al espíritu del tiempo. Además la Orden era un seminario para la preparación de profesores eficientes. Cuando los Escolapios son admitidos en la Orden, deben pasar dos años de prueba, para ver si son adecuados para la Orden y esta lo es para ellos. Pero incluso aquellos que cambian de opinión y no se quedan en la Orden, casi siempre permanecen hasta que están entrenados para el magisterio. Nos enteramos aquí de cómo era la formación del Escolapio: en aquel tiempo, los jóvenes escolapios, además de ser formados en el método normal de la escuela elemental, en el arte de escribir elegante y correctamente, en la aritmética, el dibujo y varias lenguas, seguían todos los cursos de Humanidades, y estudiaban latín, filosofía, geografía, historia, poesía y oratoria. Luego progresaban con el estudio de la filosofía y teología, el derecho canónico y fundamentos del derecho civil; cada año tenían que superar frecuentes pruebas, las de pedagogía y metodología bajo la presidencia de los comisarios escolares del condado. Luego los Escolapios comenzaban enseñando en la escuela elemental como maestros, antes de ser promovidos a profesores en las escuelas de latín. En aquel tiempo la enseñanza privada estaba tranquila en los estudios superiores, recogiendo el polvo y sudor de las escuelas de alemán. Como libros de clase en todas las escuelas sólo se podían usar los que habían sido aprobados por la Comisión Superior de Estudios. Los Escolapios se habían formado según las normas del Estado y lo servían sin hipocresía. Por lo tanto la Orden seguía segura a través de todas las crisis que desde 1780 habían conocido las congregaciones austriacas, disfrutando del apoyo superior.

Para evaluar de qué manera el colegio escolapio de Günzburg cumplió su tarea, el Rector P. Engelhard ofrece su testimonio de manera sublime. Pero el cierre del colegio llegó en 1806. El 9 de octubre de 1806 ordenó la Comisión Bávara de Organización Escolar que los tres profesores escolapios extranjeros Luis Remigio Schick de Rastatt, José Czizek de Baunglau y Luis Karrer de Krems, debían irse a un colegio escolapio de su país con una suma compensatoria de 100 F y 80 F para gastos de viaje. Sin embargo el 25 de noviembre de 1806 se requirió que esos 540 F deberían ser restituidos del producto de la venta de los bienes de los Escolapios. Los dos Escolapios mayores serían pensionados cada uno con 300 F anuales; el Rector P. Ivo Engelhard recibiría un salario anual de 450 F y sería contratado como Inspector Escolar en Günzburg. Mantendría su residencia en el edificio del colegio. Cada uno de los otros tres Escolapios recibiría un salario de 350 F anuales. Parece que un novicio escolapio quedó en la escuela como profesor, quizás sea el profesor Ignacio Reinert, que escribió una crónica, “Guntia”. El P. Ivo Engelhard, último Rector del colegio, falleció aquí en 1854, a los 90 años de edad.

El colegio siguió siendo escuela, y aún lo es hoy[Notas 3]. El edificio anejo, o casa de las estrellas de los Escolapios, en 1807 fue vendido por 3425 F al panadero Eustaquio Heinle, de Günzburg, y el dinero se destinó a un fondo para la escuela local. El jardín de los Escolapios de fuera de la ciudad lo compró el herrero Matías Knann por 815 F. Así, pues, el colegio escolapio de Günzburg tuvo una historia de sólo 56 años en la educación de Günzburg, pero su impacto fue ciertamente positivo. La mejor prueba de ello es que en 1835 se envió una delegación del gobierno y el obispo para que pidieran el retorno de los Padres Escolapios.

Fuentes usadas:

1.Archivo de la ciudad de Günzburg:
a.Sección Escolapios (archivos guardados)
b.Libro de gastos desde 1751
c.Actas del Consejo
2.Registro parroquial de Günzburg. Sección conventos, institutos. Escolapios, 1802.
3.Archivo estatal bávaro de Neuburg
a.Sección Günzburg. Actas sobre el Colegio escolapio, de 1806 a 1809.
b.Sección Colegio escolapio de Günzburg, 1800-1805.

Notas

  1. Das Piaristen Kolleg zu Günzburg a.D. Traducción del alemán, José P. Burgués.
  2. Nota al margen: “aquí falta una línea”.
  3. Lo era cuando fue escrita esta historia en 1926. Lo siguió siendo hasta 1978. Desde 1982 es Museo de la Ciudad. Cf. http://host4.guenzburg.de/de-user-Stadtrundgang-index-1349.html?param1=1349 (N. del T.)