RenanoSuiza/Carta del obispo de Augsburgo

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Carta del Conde Felipe Carlos de Oettingen y Wallerstein y los PP. Escolapios a S.S. Clemente XIII, 13 de marzo de 1761
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RenanoSuiza/Carta del obispo de Augsburgo
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Copia del acuerdo episcopal para la fundación de Wallerstein de las Escuelas Pías
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Carta del obispo de Augsburgo

[Se trata de Joseph Ignaz Philipp von Hessen-Darmstadt, obispo de Augsburgo en 1740-1768 (N. del T.). la carta está escrita en italiano, dirigida al Abate Miloni, su representante en Roma]

Muy Ilustre y Reverendo.

Augsburgo, 14 de febrero de 1761.

Junto a esta encontrará una súplica que me ha enviado el Sr. Conde de Oettingen-Wallerstein, que Ud. tendrá la bondad de presentar a N.P. junto con mi humilde recomendación e interposición a favor de dicha súplica, que encuentro justa y útil. Es cierto que yo hasta ahora me había opuesto, y no había tolerado, que beneficios fundados para sacerdotes seculares se entreguen contra la intención de los fundadores a regulares, y por eso he respondido que de acuerdo con las disposiciones del Concilio de Trento yo no puedo dispensar, sino sólo la Santa Sede. Puesto que el Sr. Conde presenta una instancia al Papa, como obispo no sólo recomiendo, sino que con la carta presente incito a que se obre a su favor, informando y dando mi opinión para que no se pierda más tiempo. Es cierto que en el vasto país de Oettingen, en su mayor parte luterano, hacen falta católicos fervorosos y celosos, y por ello es necesario tener escuelas para formar a la juventud con buenos y útiles estudios, y sobre todo sembrar la semilla pura de la religión y doctrina cristiana.

Estos beneficios no tienen otra carga que la celebración de algunas misas. Fuera de esta obligación, los sacer5dotes seculares por desgracia no se dedican de muy buena gana a la tarea de instruir a la juventud. Los Padres de las Escuelas Pías, que se dedican con mucho provecho de la juventud a enseñarles los primeros elementos, las buenas costumbres, el catecismo, satisfarán la obligación de las misas, y así se cumplirá el deseo de los fundadores, o incluso se perfecciona, al ofrecer el beneficio a tales Padres, a los que amo y aprecio, por la gran ventaja que de su útil enseñanza vendrá a la religión, formando buenos cristianos, y al bien público. De hecho, después que los tengo en mi diócesis, aquí en Günzburg, y no lejos en Kempten, observo su utilidad formando una óptima juventud.

Creo que la S. Sede estará contenta y satisfecha de este atestado mío a su favor, y que por ello se dignara complacer a la instancia del Sr. Conde de Oettingen también por el bien de la religión, de modo que donde hay protestantes doctos y bien educados no haya católicos indoctos y tibios. La Emperatriz Reina que ha dado a esos Padres cinco casas en Viena, en las cuales se han fundado, desea que se extiendan por el bien público de Alemania, e incluso el ministro plenipotenciario me ha pedido lo mismo insistentemente aquí en Augsburgo. Espero, pues, que se conceda pronto esta gracia por parte de N.S., permitiendo que en lugar de a sacerdotes seculares se concedan esos beneficios a los PP. Escolapios. Sin embargo yo vigilaré atento el bien de los sacerdotes seculares, y pondré como condición la devolución en la fundación del Sr. Conde, es decir, que si con el paso del tiempo los citados Padres son suficientemente ricos, y ya no tienen necesidad de esos beneficios para alimentarse, entonces, por mayor conveniencia de los mismos, vuelvan a sacerdotes seculares, según la intención de los fundadores, quienes satisfarán las misas acostumbradas. I si sucede que estos Padres no siguen en el lugar, y se extingue esta fundación, que sean de nuevo sacerdotes seglares los que gocen de estos beneficios, como antes.

Por ello me parece necesario que en el escrito apostólico aparezca, al menos de manera general, una cláusula ventajosa o de vuelta al Obispo, como me ha prometido el Sr. Conde en una carta fechada el 9 de febrero de 1761, de modo que el Obispo conserve sus derechos y esté atento al cumplimiento de las obligaciones y a la conservación de los beneficios. En cuanto se expida la gracia apostólica respondiendo a esta súplica, envíemela junto con los gastos ocasionados, que pagará el citado Sr. Conde.

Le ruego tenga cuidado con todo, y cuente con mi estima y afecto de siempre.

De V.S.M.y M.R.

Su afectuoso José, Obispo de Augsburgo.

Sr. Abate Miloni, Roma.

Notas