Reunificacion1868-1906/Diferente desarrollo hasta 1868

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Momentos difíciles: desaparición de las Provincias Renano-Suiza, Lituania, Polonia.
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La gran sacudida italiana en 1866: el Papa (y el P. Perrando) se vuelve hacia España
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Diferente desarrollo hasta 1868

Positivo en España

La historia de España no fue nada cómoda durante el siglo XIX. La Guerra de la Independencia (1808-1814) contra las tropas francesas, costó muchas vidas y daños materiales a las Escuelas Pías, pero estas sobrevivieron y se recuperaron sin mayores dificultades. En 1833 se creó la cuarta provincia, Valencia. Con la muerte de Fernando VII ese mismo año, se inicia la 1ª guerra carlista, otro periodo de grave inestabilidad, que concluyó en 1839. En 1836 el gobierno liberal decretó la supresión de todos los conventos religiosos, y aunque los escolapios (junto con los hospitalarios) fueron excluidos, se sufrió una tremenda inestabilidad, con deterioro de la cadena de autoridad, lo que motivó que un número de religiosos se expatriaran hacia América e incluso hacia Italia (PP. José Escriu, José Jofre). A partir de 1844, con la restauración de las Órdenes religiosas, viene un periodo de recuperación, que continuará hasta final de siglo, sin que acontecimientos como la Revolución de septiembre de 1868 (que provocó la salida de España de la reina Isabel II), la implantación de la I República (1873-74) o la Guerra de Carlista de 1872-76 tuvieran excesivo impacto en la buena marcha de las Escuelas Pías, salvo excepciones. Se puede decir, pues, que el siglo XIX, a pesar de los avatares políticos, fue un siglo de crecimiento para las Escuelas Pías Españolas.

Mantenimiento en Italia, hasta 1866

Las provincias italianas sufrieron duramente las consecuencias de las guerras napoleónicas, en particular Liguria y Nápoles. Sin embargo, a partir de 1815 se fueron reorganizando de nuevo. Italia vivió durante todo el siglo XIX un proceso de “Risorgimento”, también llamado de unificación, que comenzó en 1829 por el norte, y se fue extendiendo hacia el sur y el centro, culminando con la anexión de los Estados Pontificio y Roma en 1870. Los numerosos estados que existían en la península e islas adyacentes se fueron incorporando progresivamente al Reino de Cerdeña-Piamonte, que en 1861 se convierte en Reino de Italia. Las provincias escolapias del norte (Liguria, Toscana) apenas sufrieron con el cambio antes de la supresión de las Órdenes Religiosas en 1866. Las del sur (Sicilia, Nápoles) empezaron a sufrir dificultades a partir del momento de su anexión al reino de Piamonte en 1860; la de Cerdeña, alejada de Roma, estaba un tanto dejada de la mano de Dios (y de los superiores) antes ya de la supresión. La provincia Romana no supo (o no pudo) prepararse para la unión y la supresión, a pesar de ver lo que le venía encima.

En toda Italia, en general, eran tiempos inquietos, sin seguridad en el futuro, por lo que no pocos religiosos se secularizaron, buscándose la vida en la Iglesia o en sus propias familias, o como enseñantes públicos cualificados. Algunas provincias (Liguria, Nápoles) dudaron del futuro, y suspendieron las actividades vocacionales (lo mismo que harían más tarde Bohemia y Austria). Con todo, las provincias italianas se mantuvieron en un estado bastante aceptable hasta que llegó el momento de la supresión de las Órdenes Religiosas en 1866.

Mantenimiento en Austria-Hungría

Las Provincias del Imperio Austriaco (Bohemia, Austria, Hungría), tras sobrevivir a las guerras napoleónicas, con la vuelta del “Ancien Régime” volvieron a gozar de una buena situación, subordinadas a las autoridades académicas y religiosas del propio país, pero sin que ello les supusiera un mayor problema. El problema, sin que ellas se dieran cuenta, era que el largo alejamiento de Roma había ido produciendo una especie de relajación en cuanto a la disciplina religiosa. Los religiosos, puestos bajo la autoridad de los obispos, iban adquiriendo una mentalidad secular, lo que producía un cierto deterioro de la observancia religiosa.

Notas