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Reunificacion1868-1906/El P. Casanovas establece los primeros contactos y hace una visita
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El P. Ricci convoca Capítulos Generales; Ephemerides Calasanctianae; la casa de Roma. Celebración de los 300 años. Beatificación de Pompilio M. Pirrotti.
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El P. Casanovas establece los primeros contactos y hace una visita

Cuando el P. Casanovas llega a Roma en julio de 1868, como él mismo dice en una carta al P. Perrando[Notas 1], cree que es por un asunto relacionado con la unión de las provincias escolapias españolas e italianas, pero no sabe que él es el elegido para el cargo de Superior General. El Secretario de la Sagrada Congregación de Obispos y religiosos “me dijo claramente que la unión se intentaría cuando hubiera madurado la ocasión y llegara la oportunidad”. Es decir, la cosa había que prepararla con tiempo y estudio.

En su primera Circular, fechada el 19 de septiembre de 1868, comunicando a todos los Provinciales su nombramiento, escribía lo siguiente:

Acudid, pues, a Nos y a nuestra Congregación, RR. PP. Provinciales, indicándonos cada uno de vosotros con vuestra Congregación qué pedís que se haga de bueno en las Provincias a vuestro cargo, o qué debe hacerse para promover nuestro Instituto, o para restaurar cuanto antes lo que se encuentra desmantelado y disperso a causa de las injurias de los tiempos o la calamidad. Acudid, RR. PP. Rectores, y tras consultar a los religiosos de vuestra Comunidad que tienen voz activa, incluso por carta, allí donde no se han celebrado los Capítulos, y no pueda hacerse de otro modo, exponednos lo mismo. Hacednos conocer por medio de los PP. Provinciales el estado de vuestras respectivas casas, y de los medios que juzguéis en el Señor adecuados bien para su restitución, bien para su conservación e incremento. Acudid también vosotros, los demás Padres y Hermanos; no rechazaremos a nadie que quiera colaborar con Nos en todas las cosas que sirvan para mayor gloria de Dios, y no se avergüence del trabajo escolar con los niños, ni se deje dominar por la fatiga. Acudid todos, y tras implorar la misericordia de Dios Omnipotente, el patrocinio de la Santa Virgen y la intercesión de San José, nuestro Fundador, sembremos, reguemos, colaboremos, y Dios con su misericordia nos dará un fruto abundante y nuestro incremento.

El P. Calasanz Casanovas es, entre los cuatro Generales, quien lo tuvo más difícil: en primer lugar, siendo extranjero, tuvo que acostumbrarse a la lengua, a la cultura y a las circunstancias de Italia. No le resultó difícil que el Capítulo General de España aceptara dar unos primeros pasos hacia la unión, pero el camino a recorrer era aún muy largo.

Se encontró, además con unas circunstancias especialmente desfavorables: las Órdenes Religiosas acaban de ser suprimidas en Italia, ocasionando la dispersión de muchas comunidades y religiosos, y una incertidumbre total ante el futuro. Además, estaba el riesgo inminente de la toma de Roma y el final del poder temporal del Papado, con todos los trastornos que esto iba a conllevar. Así que desde el principio tuvo que esforzarse intentando reagrupar las provincias dispersas (Cerdeña, Sicilia, Nápoles) y salvar las casas de Roma. Durante unos años la salvación de la casa de S. Pantaleo se convierte en una prioridad absoluta: comprende que esa casa es esencial para mantener la identidad y la unión de la Orden- Y las amenazas de desalojo son constantes, hasta que se llega a un arreglo de reparto del edificio en 1873, que le deja respirar tranquilo de momento. Pero entonces surge el problema de mantener la provincia romana unida, evitando el desastre de la de Nápoles ocurrido unos años antes.

Otra dificultad inicial es encontrar los líderes provinciales capaces de catalizar las fuerzas vivas de las provincias supervivientes, y eso tampoco es tarea fácil. Encuentra al fin sus hombres de confianza en los PP. Salvatore Nisio de Nápoles (Provincial 1869-75), José Escriu en Liguria (1875-89) y Celestino Zini en Toscana (1875-89). En la Provincia Romana (en la que él toma buena parte de las decisiones) cuenta desde el principio, con el apoyo del P. Angelo Maria Bellincampi, que durante todo su mandato es Asistente y Procurador General, su mano derecha para muchos asuntos. El P. ex General Perrando le apoyó en todo lo que pudo, pero hay que decir que muy a menudo estaba ausente de Roma, y sólo escribía de vez en cuando.

Y es entonces, cuando ya tiene los asuntos de casa más o menos dominados, cuando se decide a acercarse a una parte de la Orden que le era casi totalmente desconocida: las Provincias del Imperio Austro-húngaro. Como hemos visto antes, tan pronto como se lo pidieron corrió en ayuda de los escolapios polacos exiliados que querían recobrar la casa de Cracovia. Y luego dio facilidades para que su primera vocación, Gustavo Kalman, viniera a formarse a Roma. Con las otras tres provincias tenía primero que ganarse la confianza. Y entonces pensó en hacer una visita a aquellas provincias. Antes hemos dicho que ya en una carta de 1875 decía el P. Calasanz al Nuncio de Viena que había tenido intención de visitar Cracovia, pero no lo había hecho por falta de medios económicos. En 1877, con la compañía del P. José Jofre (más bregado en viajes internacionales), y quizás con su apoyo económico, su deseo se hizo realidad. Naturalmente, su visita no podía ser “oficial”, pues desde hacía tiempo los escolapios de estas provincias, obligados por el Gobierno, no reconocían otras autoridades que las locales, y apenas tenían contactos entre ellas, si tenían alguno. Esta actitud “suave” y “paterna” debió ganar muchas simpatías para el P. Casanovas. Se creó una comunicación epistolar, antes prácticamente inexistente, y esto significó preparar el camino para los que vendrían después.

Naturalmente, antes de ir a hacer la visita, consultó a los respectivos Provinciales. Al P. Indrak, Provincial de Austria, le consulta el 4 de abril de 1877, planteando el viaje como una iniciativa del P. Jofre, que puede producir como consecuencia un mayor afecto entre ellos[Notas 2]. Por las mismas fechas consulta lo mismo al P. Francisco J. Somhegyi de Hungría, y da las mismas razones[Notas 3]. En el borrador de las cartas que escribió a cada uno los tres Provinciales, les dice que para no molestar va ir a un hotel. Quiere celebrar la misa, conocerle, hablar con él, enterarse de cómo va la provincia. No vienen, él y Jofre, como General, sino como escolapios españoles peregrinos: el General se quedó en Roma[Notas 4].

En cuanto a España, el P. Casanovas estaba perfectamente enterado de cómo iban las cosas, y tenían una buena relación epistolar con numerosos escolapios. Sin embargo, puesto que él había sido Asistente General, sabía que las cosas no podían ir más lejos mientras no hubiera una nueva intervención de la Santa Sede. Por eso no se le ocurrió hacer una visita oficial ni oficiosa a España; cuando hizo un viaje de algo más de tres meses en 1882 fue exclusivamente por motivos familiares y sobre todo de salud. Fue a la finca de su familia y allí pasó la mayor parte del tiempo, a veces enfermo y a veces convaleciente.

No le pasó por la cabeza, al parecer, la idea de convocar un Capítulo General: las cuestiones de las congregaciones religiosas estaban muy complicadas como para pensar en volver a una situación normal. Tampoco debieron sugerirle que lo hiciera desde la Santa Sede (como sin duda lo hicieron con sus sucesores), así que se contentó con seguir adelante mientras pudo, y pidiendo a menudo en los últimos años ser sustituido, a causa de su debilidad. Hubiera deseado que le sucediera otro escolapio español, el P. Juan Martra, pero al negarse este en absoluto, se contentó de buena gana con el hombre más capaz con que contaba en su Congregación General: el P. Mauro Ricci.

Notas

  1. RG 241 A 2 1, 1. 11 julio 1868.
  2. RP 53 A 5, 41.
  3. RP 54 B. 2 abril 1877.
  4. RG 244 d 3, 3. 6 julio 1877.