Sanlúcar de Barrameda (ES) Colegio

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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Castilla

(1868-1938)

Historia

Se erigió la fundación en fuerza del testamento de don Francisco de Paula Rodríguez, ciudadano de Sanlúcar fallecido en 1811. En el contrato figuraban algunas cláusulas para asegurar en Sanlúcar y en Sevilla la enseñanza y el sustento gratuito de algunos niños pobres. El edificio era un antiguo convento de franciscanos al que se halla unida la suntuosa iglesia de San Francisco. Se le añadió un magnífico cuerpo de edificio acomodado a las necesidades de un gran colegio e internado, siguiendo las indicaciones del Asistente general de España, P. Calasanz Casanovas. Tenía capacidad para 110 colegiales. Contaba con una cantidad anual para reparaciones, formación de biblioteca y gastos extraordinarios, abonándose 60.000 reales para alimento del profesorado. Los escolapios se obligaban a las clases gratuitas de primera enseñanza y a dar completo el bachillerato. Se firmaron las bases el 3-7-1868 en Sanlúcar por los fundadores y el 31 por los Superiores de las Escuelas Pías en Madrid. Se mantendrían seis becas gratuitas en el internado y otras seis en el seminario pontificio de Sevilla abonándole cada año 10.000 ptas. al efecto. Se inauguró el colegio el 13-9-1868 con tres sacerdotes, cuatro clérigos y tres hermanos, en medio de grandes festejos; pasaban de cien los internos, ya que se había cerrado el colegio de los jesuitas de Puerto de Santa María. Cinco años después se constituyó Cádiz en cantón independiente y en Sanlúcar se formó una Junta revolucionaria que el día 30-6-1873 apresó a los escolapios y los condujo al ayuntamiento. Don Rafael Ortega los arrancó de sus manos y los albergó en su casa hasta la madrugada siguiente en que en un falucho los condujo por el Guadalquivir a Sevilla. El colegio fue desvalijado por la chusma, que se dedicó a vaciar la despensa y el almacén de víveres. Restablecido el orden, el nuevo ayuntamiento llamó a los escolapios, que acudieron en agosto del mismo año. Las inquietudes políticas de los años siguientes no facilitaron grandemente el desarrollo del colegio, pero la tenacidad y esfuerzo de su rector el P. Manuel Pérez y de su comunidad le dieron estabilidad y aseguraron a la población un buen centro de estudios que era gala de la ciudad. Figuraron entre sus profesores de finales de siglo escolapios preclaros como los PP. Pedro Díaz, José Cerdeiriña, Faustino Míguez y José Merry. La única ambición de los escolapios fue mantener el centro a la altura de las circunstancias pedagógicas, tanto en lo que al edificio se refería (son continuas las mejoras introducidas entre 1873 y 1928) como en la metodología y didáctica de la enseñanza, acomodando su contenido a los cambiantes planes gubernamentales, que se sucedieron en tal período. El colegio dependía del Instituto nacional de Jerez de la Frontera, que le mandaba las comisiones de examinadores. No le faltó un observatorio meteorológico (1887) y al iniciarse el siglo XX se reforzó y mejoró la enseñanza primaria. En 1909 los patrones del colegio adeudaban a éste muchos miles de pesetas; y en 1920 llevaban los escolapios muchos años sin percibir los honorarios de fundación, que eran de 15.000 ptas. anuales. Además de la enseñanza primaria completa se podía cursar el comercio, para el que se disponía de ricos gabinetes y adecuado «escritorio escolar», entonces de moda en los mejores colegios escolapios. Lo mismo se ha de decir del bachillerato según los planes oficiales. En 1925 la pequeña biblioteca albergaba ya unos 5.000 volúmenes; el alumnado era de 266 niños, de los que 157 eran totalmente gratuitos, 23 internos y 84 vigilados. La piedad se vería remozada con la iniciación a la comunión frecuente mediante los «turnos eucarísticos». En los años siguientes se produce la disminución de religiosos y de alumnos; los primeros eran 17 en 1919 y se reducen a cinco en 1934; los segundos que eran 266 en 1925 quedando 180 en el año 1931. Sólo la biblioteca experimenta gran mejoramiento, debido a la donación del presbítero don Antonio Moreno, que le cedió sus libros (1934). En 1929 el P. Andrés Moreno Gilabert iniciaba la asociación de antiguos alumnos como complemento de la congregación calasancia de la Inmaculada, que él había creado años antes para los alumnos del colegio: reunía casi 500 asociados y atendía principalmente al bien de los niños pobres. Entre los alumnos ilustres del colegio en los pasados tiempos mencionamos a don Antonio de Orleans y Borbón, al conde de los Andes, al de Monteagudo. Pasada la crisis primera del estallido de la guerra civil, el colegio reducía su personal a solo dos sacerdotes y dos hermanos. Se había cerrado el 25-8-1936 y abierto en una casa provisional hasta que el 1-12-1937 los religiosos vuelven al primitivo colegio. Sus días estaban contados: La Congregación provincial decretó el cierre el 16-9-1938.

Superiores

Persona Año
Cayetano Bellón 1868
Manuel Pérez 1871
Antonio Miguel Escolano 1875
José Pozo 1885
Alejandro Corrales 1885
Juan Antonio Herrero 1897
Antonio López 1906
Elio Rodríguez 1912
Severino Labayru 1915
Salvador del Oro 1916
Pablo Montero 1919
Juan Mármol 1922
Benito Morales 1929
José Antonio González 1932
Ricardo Trallero 1934
Ángel Navarro 1937

Bibliografía

  • Colegio de Padres Escolapios de Sanlúcar de Barrameda. (Cádiz, sin fecha)
  • Congregación Calasancia de la Inmaculada. Escuelas Pías de Sanlúcar de Barrameda. Reglamento Sanlúcar, 1926
  • Proyecto de Estatutos para la Asociación de Antiguos Alumnos del colegio de Escuelas Pías de Sanlúcar de Barrameda. Año 1929 ms.
  • Reglamento del Colegio de Escuelas Pías de Sanlúcar de Barrameda (con fotografías)
  • Genil (revista)

Redactor(es)

  • Claudio Vilá, en 1990, artículo original del DENES I