Santander (ES) Colegio San José

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Mapa de la demarcación
Aviso de contenido

Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Castilla

(1926- )

Antecedentes históricos.

Los escolapios habían llegado a Cantabria en 1746, al abrir el colegio de Villacarriedo y desde él pasaron a Santander por dos años en 1838-1840; algunos exalumnos de dicho colegio influyeron en la posible apertura y fundación de otro centro escolapio en la capital. Esta aspiración la recogió el P. Bernabé Peña Gómez, que al ser nombrado rector de Villacarriedo (23-8-1919) fue encargado por el Provincial, P. Clemente Martínez, de realizar tal misión y gestión. D. Eduardo Pereda Elordi, a la sazón alcalde y antiguo alumno del colegio arriba citado, al ver que por fin se podía dar cumplimiento a tan viejo deseo, le apoyó y prometió colaborar en lo que fuera necesario. Fueron cedidos unos terrenos para edificar, pero la operación de compraventa no se realizó por dificultades económicas y por los cambios políticos con el advenimiento de la dictadura de Primo de Rivera. En 1925 el P. Bernabé tomó contacto con D. Alfredo Liaño Liaño, antiguo alumno suyo, ingeniero y constructor, y por su mediación adquirió la finca «Castanedo», en la que había de emplazarse el colegio, firmándose la escritura de compraventa el 8-1-1926. El P. Bernabé fue nombrado rector de Getafe, pero renunció a su cargo y se marchó a Santander como fundador y primer rector de la casa el 14-6-1926.

Desarrollo histórico.

Se comenzó habilitando algunas dependencias del chalet que había en la finca; el H. José Baquedano dio la primera clase el 15-7-1926 al primer y único alumno Julio Soler Pérez, hijo de D. Julio Soler Jover, constructor del colegio por muerte del Sr. Liaño. El 25 de agosto se puso la primera piedra y el 13 de septiembre se abrieron las puertas del colegio, como tal, con dos clases de primaria -vigilados y mediopensionistas-con un total de 15 alumnos a cargo del H. José Baquedano y del P. Pedro Turiel. En octubre del año siguiente se añadió a los anteriores el P. Enrique López. Durante los primeros años de vida del colegio prestó grandes servicios a la pequeña comunidad doña Manuela Beade de Casuco y familia. En octubre de 1928 comenzaron los primeros cursos de bachillerato y se tuvieron los primeros internos (los hermanos Antonio y Luis Zúñiga y Luis Torcida, mexicanos). En marzo de 1930 el edificio puede decirse está terminado y el 19 de abril del año siguiente se inaugura la iglesia. Cuando parecía que el colegio tomaba fuerza un grave contratiempo político frena sus intereses. Por motivo de la situación política el colegio quedó incorporado a la SADEL (Sociedad anónima de enseñanza libre) que agrupaba a varios colegios religiosos de España; la comunidad quedó dividida, siguiendo en el colegio el personal oficial docente, auxiliar o administrativo, pasando los demás a «Villa Polo», en el paseo Menéndez y Pelayo, n. 33. Con la guerra civil de 1936 la comunidad hubo de dispersarse y el colegio fue transformado en cuartel de milicianos y a partir del 22-8-1936 incautado para instituto de segunda enseñanza, con el nombre de «Instituto Menéndez y Pelayo»; en 1937 convertido en hospital de sangre, y a partir del 26-8-1937 en base e instalaciones de la «legión Cóndor». Normalizada la vida de la ciudad tras la guerra se abrieron dos clases de primaria, aunque no en el colegio, sino en un edificio de la calle Bonifaz, n. 8, llamado «patronato de la Sagrada Familia», regentadas por los PP. Maximiliano Diez y Constantino Ruiz. El día 16 de noviembre fue recuperado definitivamente el colegio gracias a las gestiones del P. Jacinto Ruiz, rector durante este período azaroso; y muy pronto obtuvo el reconocimiento oficial y legal para los estudios de primera enseñanza, de bachillerato tanto elemental como superior. Durante el rectorado del P. Juan Pérez, se llegaron a los 940 alumnos y se adquirieron nuevos terrenos en los que instalaron parte de los campos deportivos. El paso de las Reliquias de San José de Calasanz dejó profunda huella y supuso un espaldarazo a la labor de los escolapios en la ciudad (20- 2-1949). De esta época es la solución al problema de la comunidad, instalándose en pabellón independiente, al reformar el chalet que luego será el edificio residencial. Años más tarde se volverían a reformar las instalaciones deportivas en las que se habrían de celebrarse campeonatos tanto a nivel nacional como internacional. Este capítulo adquirió su punto elevado cuando en los últimos años se han enriquecido con piscina climatizada, saunas, etc. levantado todo en los terrenos del colegio pero gestionado por la directiva del Banco de Santander. En 1983 se inauguró, en parte, la residencia para religiosos ancianos y enfermos; para ser habitada a lo largo del curso y particularmente en época estivales.

Desarrollo pedagógico.

A nivel educativo varios aspectos hay que mencionar por la atención que se les prestó en el colegio escolapio de Santander. En los primeros años después de la guerra trabajó extraescolarmente en dos movimientos: uno surgido de la situación sociopolítica de aquel momento y otro religioso, con un centro interno de aspirantes de Acción católica que brilló tanto por el número de los participantes como por la vitalidad de los mismos. Fue una de las almas del mismo el P. Marciano López. Otro aspecto de particular importancia fue el internado; en él siempre existió una gran colonia de extranjeros y especialmente iberoamericanos. El 16- 7-1957 recibe el título o declaración de colegio modelo y en el curso siguiente se crea ya la asociación de padres de alumnos. En tiempos más cercanos hay que citar el «orfeón calasancio» con más de 500 voces y que tantos premios cosechó; la participación en el concurso nacional televisivo «cesta y puntos», proclamándose campeón de España (25-5-1968); la organización del movimiento scout como actividad educativa extraescolar; y, la principal, la pastoral vocacional, siendo uno de los colegios que más ofertas vocacionales ha dado a la Iglesia. El siguiente cuadro puede dar una imagen del crecimiento del colegio:

Año Internos Vigilados Gratuitos
1946 . 42 628 170
1951 55 600 200
1957 72 803 175
1963 91 781 239
1969 138 1.069 175

En los últimos años se ha situado en tomo a los 1.200 ó 1.300 alumnos. Desde 1941 ha venido publicando la Memoria escolar; también ha sacado la revista interna Colegio fundada por el P. Enrique López y que últimamente ha cambiado su título por Escola.

En la historia de la casa han existido personas que han ayudado a ello y que algunas han sido reconocidas con un gesto, dándoles la carta de hermandad, como a la familia Casuso Beada, citada arriba, a los hermanos Pereda Elordi (Eduardo y Pablo, médico, uno, alcalde de la ciudad, el otro) y a D. Antonino Peña Fernández, empleado del colegio desde 1929.

Por las aulas del colegio han pasado muchos que posteriormente han sobresalido en política (Alfonso Osorio, Fernando Moran, Joaquín Leguina, José Antonio Rodríguez Martínez, Ángel Díaz- Mier de Entresotos y Juan Hormaechea Cazón), en ingeniería o ciencias (Manuel Romillo Gómez, Raimundo Robledo, Fernando García Pérez) y en otras ramas del saber.

Superiores

Persona Año
Bernabé Peña 1925
Aurelio Peña 1931
Jacinto Ruiz 1934
Juan Pérez 1940
Aurelio Isla 1943
Simón Ruiz 1945
Enrique López 1951
Narciso Pérez 1955
Bernabé Ruiz 1958
Rufino Díaz 1960
Ángel Ruiz 1961
Maximiliano Diez 1964
Urbano Peña 1970
Manuel Pérez 1973
Fidel Gómez 1976
Leopoldo G. Barriocanal 1979

Bibliografía

  • Publicaciones del colegio
  • Archivo Castilla
  • Archivo de la casa.

Redactor(es)

  • Constantino Ruiz, en 1990, artículo original del DENES I