Santiago (CL) Colegio Calasanz

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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Chile

(1957- )

Antecedentes históricos.

Durante el segundo rectorado del P. Octavio Yaben en el colegio Hispanoamericano se tuvieron deseos de adquirir terrenos para la ampliación de la obra; pero en 1946 al experimentar que el edificio resultaba insuficiente se buscó un nuevo espacio y surgió la oportunidad de conseguir el colegio «inglés», denominado «Cardenal Newman», que siendo nuevo se le quería imprimir un talante religioso y con garantías de continuidad; pero se relegó tal oferta. Tres años más tarde el P. Nuin buscó con más empeño y a pesar de las muchas dificultades se decidió en 1951 por un edificio en el 3639 de la calle Dublé Almeyda, propiedad de los descendientes de don Manuel Sala, prestigioso estadista y pedagogo de Chile. Era el mes de febrero y por razón de la urgencia del comienzo del curso se comenzó a admitir alumnos mientras llegaba el permiso de los superiores. Este llegó, pero en forma negativa y hubo de insistir con mucha fuerza puesto que ya había inscrito alumnado para cinco cursos, en tres grupos. Funcionaría como sucursal o ampliación del Hispanoamericano, pero se enviarían a los tres primeros religiosos para vivir en el nuevo lugar y hacerse cargo de las clases: los PP. Felipe Esparza, Miguel Ganuza y Adrián Latasa. En octubre es visitado el nuevo centro por el P. General quien le da el espaldarazo. Al ir aumentando el número de alumnos y haber dificultad para construir se pensó en alquilar una casa vecina, en la calle Doctor Johow. Y ambas casas se mantuvieron hasta la apertura de la sede definitiva en 1957: calle Montenegro, como las anteriores en el distrito de Nuñoa, el nuevo Santiago. Para ésta se comenzó comprando, en 1952, diez mil metros cuadrados de la finca «Los cisnes», propiedad de don Mariano Valenzuela; el precio fue de cuatro millones y medio de pesos con una pequeña carga que reducía en dos mil metros el terreno edificable; totalmente insuficiente. A la muerte de tal señor los escolapios intentan comprar el resto de la finca a su viuda y heredera universal, doña Elvira de las Mercedes Gálvez: eran diez y siete mil metros cuadrados, siendo su valor quince millones de pesos y guardándose la vendedora un pequeño edificio en usufructo. Esto ocurría en agosto de 1955, y en septiembre de 1957 se pudieron librar de dicha carga tras abonar cuatro millones doscientos mil pesos más. Ante la falta de dinero y de conseguir empréstitos oficiales, y no pudiendo el colegio Hispanoamericano salir adelante con toda la deuda se recibieron sustanciosos donativos y ayudas de las familias Ortiz, Planella y Gil, libres de todo interés. Así el 6 de diciembre del mismo año 1957 se declaraba por decreto al colegio Calasanz casa independiente.

Edificio.

En 1952 se encomienda el proyecto de obra a D. Manuel Vélez, arquitecto y exalumno. Cuenta con 8.000 metros cuadrados; la exigua cantidad de espacio edificable obliga a no poner demasiado empeño en la tarea. Hubo de esperarse hasta 1955; habiendo adquirido los 27.000 metros se preveía una obra soberbia. Trabajó con su hermano Luis y dibujaron 6 pabellones: aulas, oficinas, comunidad. El proyecto acarreó muchas discusiones; hasta el 6 de diciembre de 1957 no dieron comienzo las obras. La inauguración oficial de los dos primeros pabellones, que debían utilizarse en la enseñanza elemental y que se precisaban con urgencia, pudo festejarse el 15 de julio siguiente. Hasta diciembre de 1959 no se reanudaron las obras de los locales destinados a humanidades; y remodelados los planos en varias ocasiones no se pudo habitar la nueva obra hasta 1961. El terremoto de 1965 inutilizó las nuevas instalaciones que hubo de rehacerlas. El número de alumnos aumentaba día a día; así en el año 1968 se encargó al Sr. Carballo, contratista que levantara un nuevo pabellón que albergara dos nuevas aulas y las habitaciones y estancias de la comunidad. El arquitecto fue el Sr. Mesa. Con esta obra puede decirse que el edificio del colegio quedaba terminado. Posteriormente se han hecho mejoras, con salas adicionales para servicios pedagógicos y pastorales, no llevadas a cabo en un primer momento por falta de dinero. Resumiendo: el centro consta de dos pabellones para la enseñanza elemental, un pabellón para la enseñanza superior, otro para los servicios de la comunidad, un local-rincón para el movimiento scout, un gimnasio y la casa de los empleados, utilizada para actividades varias; cuenta igualmente con amplias canchas deportivas. Como dato de información puede añadirse que el colegio en el año 1972 estaba en torno a los 400.000 dólares invertidos.

Actividad colegial.

Desde 1951 que se habían abierto las puertas del nuevo colegio funcionaba al amparo del Hispanoamericano; en lo pedagógico era avalado por éste, en lo económico le sufragaba los gastos, en lo jurídico-religioso los dos grupos religiosos constituían una única comunidad. Se debe definir más que como una sucursal, como una prolongación o avanzadilla. Con la declaración de la mayoría de edad en 1957 ha de afrontar en solitario todas las dificultades de una nueva fundación. En 1961 sale la primera promoción de alumnos que había cursado sus estudios enteramente en el centro; al año siguiente se crea la asociación de padres y apoderados, una de las primeras en obtener la personalidad jurídica en la nación. El número de alumnos crecía: de 400 en 1958 a 750 en 1963 y 1700 en 1973. El 5-12-1960 recibía el título de «cooperador en la función educadora del Estado»; el 22 de noviembre de 1965 el de «colegio reconocido con notas autorizadas».

El nuevo plan de estudios obligó a que desde 1966 se estableciera la jornada única; y al resultar insuficiente la actividad docente para cubrir la demanda de alumno hubo de establecerse un doble grupo: grupo de la mañana y grupo de la tarde.

El colegio editaba como elemento educativo e instrumento de información un conjunto de hojas sueltas que poco a poco se conformaron en revista; su título «La voz del Calasanz». Fue dirigida en un primer momento por los profesores, más tarde por los alumnos de los cursos superiores. Sirvió de trampolín para escritores y dibujantes, tanto en los apartados de colaboraciones, como en los de concursos programados. Pero fue decayendo y murió; sin embargo la inquietud la hizo resurgir en 1972 con el título «Calasanz 72», superando a la anterior.

La biblioteca surgió de la nada. La llamada «campaña del libro» realizada entre los alumnos, entre los padres y apoderados, entre los exalumnos y bienhechores consiguió preparar un buen local y un buen lote de libros. Entre otras actividades educativas que merecen especial mención se encuentran:

El movimiento scout, instaurado por el P. Ángel Aldaya y que llegó a ser uno de los mejores en Chile; entre los educadores merece ser citado el P. Rafael Silanes, quien llegó a ser nombrado capellán nacional de la rama de lobatos. Los festivales de la canción, promocionados por el P. Javier Pértica y D. Ramón Muguruza, en los cuales los alumnos recogieron brillantes triunfos en lo económico y en lo artístico.

El colegio cuenta además con un centro de padres y apoderados, quienes intervienen en la dinámica del centro no sólo en lo organizativo y en acciones de apoyo, sino especialmente en múltiples actividades pedagógicas, educativas y pastorales.

Superiores

Persona Año
Felipe Esparza 1951
José Goyena 1962
Jesús Pardo 1968
Javier Pértica 1971
José Goyena 1973
José Unanua 1979
José A. López 1982

Bibliografía

Redactor(es)

  • Fermín Maeztu, en 1990, artículo original del DENES I