Solsona (ES) Colegio
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Datos
Demarcación Cataluña
(1757-1837)
Historia
Los regidores del ayuntamiento de la ciudad se interesaron por la fundación de un colegio escolapio y acudieron a otras poblaciones que gozaban de similar centro para recibir la conveniente información. Así el 21-10-1744 escribieron al ayuntamiento de Igualada que informó favorablemente y envió el acuerdo entre la ciudad y las Escuelas Pías.
Procedieron a conseguir los permisos necesarios; primero del duque de Medinaceli, Luis Antonio Fernández, señor con derechos sobre la ciudad, quien concedió su licencia en Madrid el 15-7-1747; el prelado diocesano, José Mezquía, lo autorizó en Solsona a 8-10-1747; la licencia regia tardó en llegar y con limitaciones (Fernando VI con fecha 13-5-1756 decía: «pueden establecerse tres religiosos de las Escuelas Pías del colegio de la villa de Oliana para la enseñanza de las primeras letras y gramática con el estipendio de ciento cuarenta libras catalanas, que acostumbra dar la ciudad a los maestros, y las ciento más de la pía fundación dedicada a este fin».
El 11-3-1757 se firmaron las capitulaciones entre el ayuntamiento y el P. Provincial de los escolapios, Jorge Caputi; al día siguiente se tomó posesión de la casa; tres religiosos clérigos más un hermano operario se establecieron en la nueva casa y comenzaron la actividad escolar en 1757. Parece que para abrir el colegio de forma provisional compraron una casa a D. Ramón Riu, en la calle San Lorenzo, con un huerto, junto al convento de los dominicos. El 18-4-1770 el nuevo obispo, Rafael Lasala, consagró la iglesia y fue el gran valedor de los escolapios. Como aquél primer edificio era insuficiente se pensó en construir otro; el 16-1-1774 el ayuntamiento da permiso para levantar el edificio dentro de la ciudad, en el paraje llamado de la «camorra», en las calles de San Pablo y de las Llissas; había algunas casas y huertos que los escolapios adquirieron (se conoce la compra de una casa el 7-6-1774); el 9 de abril del mismo año el obispo había puesto la primera piedra de la fábrica; el 31-3-1790, sin estar totalmente terminada sirvió de cobijo y de colegio, aunque fueron necesarios seis años para solicitar el permiso y continuar la obra. En 1832 la Intendencia asignó la cantidad de 4.106 reales para construir una iglesia, que nunca se levantó. Hoy el edificio todavía existe, aunque en mal estado; es un gran bloque con un pequeño claustro en el centro; se ve que se halla sin terminar en una de sus alas y que, en la misma, había un proyecto de ampliación; quedan dos puertas y en una de ellas -estilo neoclásico- puede verse aún el escudo de las Escuelas Pías y la fecha 1777.
Ante la perspectiva del nuevo edificio, más amplio que el primitivo, se pensó en aumentar los grados de enseñanza: cuatro maestros, un prefecto y un superior; el ayuntamiento aceptó la propuesta y se procedió a obtener el permiso regio en 1783. Por otra parte, además de la enseñanza escolar pactada, los escolapios se comprometieron a explicar la doctrina cristiana los domingos en una iglesia o en la calle, según la tradición, y a mantener abierta la escuela una hora y media por la mañana y por la tarde en tiempo de vacaciones. La dotación económica era escasa o «corta», como los mismos religiosos decían, pues las trescientas libras no se consiguen hasta 1805, siendo una cantidad normal; así se entiende que el rector, P. Vada afirmara que el colegio «gasta mucho más de lo que adquiere». Un pequeño grupo de internos ayudaría económicamente.
Se conservan impresos los actos públicos, exámenes o academias de los años 1762, 1765, 1782, 1791; por Solsona pasaron religiosos de gran categoría intelectual, como el mencionado P. Vada. Entre los alumnos del colegio debe citarse a Ramón Martí d'Eixalá, insigne filósofo del siglo XIX.
Durante la guerra de la Independencia la casa sirvió de refugio para varios escolapios, especialmente de Igualada y Mataró; la ciudad era muro de resistencia y sede de la Junta General. Como consecuencia de la guerra carlista hubo que abandonarse la ciudad; cuando en 1837 las tropas tradicionalistas ocuparon la población, convirtieron el colegio en hospital de sangre.
El año 1854 la ciudad Solsona volvió a solicitar la vuelta de los escolapios a su anterior colegio; el Comisario general y la Congregación provincial de Cataluña estudiaron las bases de reinstauración, pero no se llevó a efecto. En la ciudad, quedó como recuerdo el escudo de la Orden en la fachada del edificio y en una calle y una travesía que se denomina «San José de Calasanz».
Superiores
Bibliografía
- Costa Bofarull, D. Memorias de la ciudad de Solsona, Barcelona, 1909, pp. 497, 505, 518
- Serra Vilaro, J. Universidad literaria de Solsona, Tarragona, 1953, pp. 151
- Roura, J. Ramón Martí d’Eixalà i la filosofía catalana del segle XIX
- Villanueva, J. Viaje literario... vol. IX, pp. 81-84
- Archivo Cataluña Colegio del Solsona
- Archivo diocesano.
Redactor(es)
- Juan Florensa, en 1990, artículo original del DENES I