ViñasEsbozoGermania/Cuaderno02/Cap12

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Capítulo 12º. Resumen de la vida del Siervo de Dios P. Pedro Casani de la Natividad de la B. V. María.

“Luca fue la patria del Siervo de Dios, que nació allí el 8 de septiembre de 1570, día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Natividad de Virgen María. El mismo día recibió las aguas bautismales, y el nombre de Pedro. Sus padres se llamaban Gaspar e Isabel Casani, de origen noble y patrimonio abundante, y además dignos de alabanza por su piedad, pues el padre, después de la muerte de su esposa, en su vejez se hizo religioso en la Congregación Luquesa de la Madre de Dios, y allí murió santamente en el Señor. El joven mostraba una índole óptima cuando iba creciendo, y era un ejemplo de piedad, seriedad y diligencia para sus compañeros. Escuchaba lo que le decían sus padres; era ajeno a las bagatelas pueriles; misericordioso con los pobres; le encantaba ir a rezar a las iglesias y asistir a las celebraciones religiosas. Con su aguda memoria aprendió pronto las letras latinas; luego estudió filosofía y también medicina en el Ateneo de los pisanos. Eximio cultivador de la pureza, en una ocasión sus pérfidos y depravados condiscípulos lo encerraron en una habitación con una mala mujer, y como no podía salir porque habían cerrado por fuera, para preservar el lirio de la inocencia saltó por la ventana, y escapó incólume a peligro, gracias a Dios. También estudió música, y a menudo se le pedía que acompañar al órgano el canto en las iglesias. Tuvo una visión divina invitándole a la vida religiosa, en la que Jesucristo se le apareció y puso en el cuello del joven una cadena de oro.

“Cuando tenía veinticinco años de edad, el 16 de abril de 1594, renunció al mundo, y se entregó a la congregación religiosa de la Madre de Dios en el colegio de Santa María Corteorlandini de Luca, donde entonces vivía su fundador el Venerable Siervo de Dios Juan Leonardi. Este, mientras vivió, tuvo como nuevo seguidor queridísimo a Pedro Casani, y quiso que fuera su secretario cuando fue nombrado Visitador de los monjes de Valle Umbrosa en Toscana. El nuevo candidato florecía no menos en la práctica religiosa que en la abundancia de doctrina, y después de terminar brillantemente el noviciado, comenzó a realizar otras tareas que le confiaron de todo corazón. Fue enviado a Roma, para estudiar teología en el Colegio Romano, y allí tuvo como maestro al Venerable Roberto Bellarmino, y como condiscípulo a San Luis Gonzaga[Notas 1]. Volvió a Luca en 1600, y tras emitir los votos simples religiosos, ordenado sacerdote ofreció a Dios por primera vez la hostia saludable a Dios con piedad admirable. Movido por el celo para promover la piedad, fundó en su patria la celebérrima congregación de Sana María de las Nieves para jóvenes, que sigue en vigor, y cuyo primer Prefecto fue el Siervo de Dios. No fue menor la alabanza con que la gente recibía sus palabras, y adquirió fama de gran predicador de la Palabra de Dios. Diez años más tarde, según las reglas de la Congregación de la Madre de Dios, hizo la profesión solemne, el 20 de julio de 1604. Y lo mismo que nuestro Pedro había sido muy querido de su venerable fundador, también lo fue de su sucesor el P. Alejandro Bernanrdini, que se lo llevó consigo a Roma, para contar con tan valioso colaborador en la gestión de negocios importantísimos. Desempeñó el oficio de Secretario General de la Congregación, y al mismo tiempo se dedicó al bien del prójimo, tanto en el confesonario como diciendo sermones, de modo que logró admirables conversiones. Imitando a Felipe Neri llamaba los niños, y les instruía en los misterios de la fe cristiana, y siendo doctísimo usaba un lenguaje sencillo, de modo que parecía que se hacía niño con los niños.

“Cuando tenía cuarenta años de edad conoció a San José de Calasanz, que por aquella época intentaba fundar en Roma el instituto de las Escuelas Pías para bien de los niños. Calasanz, movido por el espíritu de humildad, pues no quería ser fundador, deseaba que el instituto de las Escuelas Pías se uniera a la Congregación Luquesa de la Madre de Dios, y nuestro Pedro, que ya conocía la utilidad de las Escuelas Pías, apoyó fuertemente esta unión. Por lo que cuando el Sumo Pontífice Paulo V aprobó esa unión con una carta apostólica el 14 de enero de 1614, Pedro Casani vino con doce de sus religiosos de la casa de Santa María in Portico, donde residía la Congregación Luquesa, a San Pantaleo, donde había tenido su comienzo el instituto de las Escuelas Pías. Convencido de que la obra del divino Calasanz era santa y muy fructífera, dedicó todas sus energías e ingenio a su servicio. Fue nombrado superior de la comunidad de San Pantaleo, e hizo todo lo posible para que el instituto de las Escuelas Pías tuviera el voto de pobreza, y movido por el amor a la pobreza, cuando tres años más tarde la Congregación de la Madre de Dios se separó del Instituto de las Escuelas Pías con el permiso de Paulo V, nuestro Pedro quiso quedarse al lado de Calasanz, y aunque ya había vivido durante cuatro lustros en la Congregación Luquesa, prefirió permanecer en el pobre instituto de las Escuelas Pías. Y así el día de la Anunciación de la Virgen del año 1617, Calasanz, que había recibido de manos del Cardenal Protector el hábito de la nueva Congregación de las Escuelas Pías, impuso el hábito religioso a nuestro Casani, primero de catorce compañeros, y él, siguiendo el ejemplo del Fundador, dejó el nombre que tenía en el siglo, y en recuerdo de su día natal quiso llamarse en delante de la Natividad de Nuestra Señora.

“Ingresado en la familia calasancia, nuestro Pedro fue nombrado maestro de novicios en San Pantaleo, y explicó en diez preceptos la regla de la perfección religiosa particular para los candidatos que esperaban unirse a la Congregación, que el Fundador aprobó, y que sirvió para formar óptimos religiosos. Pues los novicios de las Escuelas Pías fueron ejemplo y edificación para todos los ciudadanos de Roma, entre los cuales destacaba Glicerio Landriani, claro espejo de todas las virtudes, y brillante adorno de la Congregación naciente. Y, aunque se dedicaba a formar a los novicios, no por ello olvidaba la enseñanza de los niños, pues para ellos editó un librito que se titulaba “Introducción a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía para los niños de las Escuelas Pías”. Estableció muchos monasterios de monjas nuevos o los restauró cuando había decaído la perfección regular. El Siervo de Dios se dedicó con gran ardor enseguida a propagar el instituto de las escuelas Pías, y esforzó tanto en ello que bien se le puede llamar brazo derecho de Calasanz y cofundador de la Orden de las Escuelas Pías. Y así fue enviado por el fundador a Narni y allí hizo crecer y avanzar el colegio recién fundado. Luego fue a Savona y abrió una nueva casa, de la que salió dejándola en un estado próspero, y allí mismo creó un noviciado en el que entraron muchos jóvenes de la nobleza. Salió luego hacia Génova, donde abrió una gran escuela en la ciudad para formar a los niños, con gran número de alumnos, y fue nombrado primer Provincial de Liguria. Para que pudiera ganar las indulgencias del Jubileo, Calasanz llamó al Siervo de Dios a Roma y este, dejando en un estado floreciente aquella provincia, residió por un tiempo en la ciudad, y luego fue enviado a la nueva fundación de Nápoles, y dirigió de manera tan acertada las cosas de las Escuelas Pías que abrió varias casas y escuelas en aquel reino, y en él pudo celebrarse el capítulo provincial. Más tarde el Siervo de Dios fue nombrado visitador general para las casas fundadas en Germania, y allí actuó diligentemente[Notas 2]. No duda en dedicarse a labores apostólicas, y mientras abría escuelas florecientes, lleva vida de misionero, predica, y convierte a muchos calvinistas y luteranos y los trae al seno de la fe católica. En Nikolsburg, que había estado plagada por las herejes de los sacramentarios, devolvió el decoro al culto del sacramento del altar de Dios, y el día de Corpus Cristi celebró una procesión solemnísima en honor de la Eucaristía[Notas 3]. Tanto el Emperador de Austria como el Rey de Polonia oyeron hablar de la santidad de nuestro Casani, y fueron propensos y estuvieron abiertos a conceder privilegios particulares a las casas abiertas por el Siervo de Dios.

“Cuando en el año 1641 debía celebrarse en Roma otro Capítulo General de la Orden, el Cardenal Cesarini, Protector de la Orden, no quiso hacer lo que le había pedido nuestro Casani. Pues habiendo sido llamado a Roma, el humildísimo Siervo de Dios se presenta a sí mismo como un gusano y no como un hombre en la carta que envió al Cardenal, y en la cual le pedía que le dispensara de hacer aquel camino tan largo y penoso, pero impulsado por la obediencia, aunque ya tenía más de setenta años y había estado enfermo poco antes, en un inverno riguroso y durante casi tres meses, salió de Polonia y vino a Roma. Allí fue el primer asistente en el Capítulo, y aconsejó al Santo Fundador en los gravísimos asuntos que tenía que tratar. Terminado el Capítulo siguió en Roma, y ejerció saludablemente el ministerio sacerdotal mediante la confesión sacramental y oraciones. Movida por las exhortaciones del Siervo de Dios, Camila Orsini, hija del duque de Brachiano, y viuda de Marco Antonio Borghese, dejó el mundo y entró a un monasterio.

“En los últimos años de la vida del Siervo de Dios se produjeron ataques muy graves contra la familia calasancia y su mismo Fundador. Nuestro Siervo de Dios ofreció en medio de esta tempestad un claro testimonio de humildad, obediencia y fe en Dios. Fue apresado junto con el Fundador por los esbirros de la Santa Inquisición y fue llevado a prisión, y yendo a pie a mediodía por calles romanas llenas de gente entre hombres armados, mostraba en su rostro la íntima alegría de su corazón. Liberado el mismo día por obra del Cardenal Protector, se mostró ante los hermanos como un ejemplo perfecto de obediencia, sometiéndose a los nuevos superiores que la autoridad eclesiástica había nombrado para la Congregación de las Escuelas Pías durante el tiempo de los ataques. Pero no disfrutó de la paz devuelta a la Orden, pues el año 1647, a los 77 de edad, gastado por los trabajos y la austeridad, después de tolerar con paciencia admirable los sufrimientos de la enfermedad, el 17 de octubre cambió esta vida mortal por la inmortal. Calasanz le asistió durante su agonía, y administró al amigo del alma, hermano y colaborador los últimos sacramentos de la Iglesia. Acudieron todos los ciudadanos de Roma al funeral, y durante muchos días la iglesia de San Pantaleo estuvo llena de multitudes de fieles que venían a venerar los santos restos del Siervo de Dios. Reposa en el mismo templo, y famosísimos milagros y signos celestiales confirmaron la fama de santidad que tenía ya de vivo”.[Notas 4]

La muerte de este varón santísimo era anunciada a Germania con la siguiente carta:

“Al P. Pedro Pablo (Grien) de la madre de Dios, superior de los Clérigos Regulares Pobres de las Escuelas Pías. Nikolsburg.
La Paz de Cristo.
Plugo a Dios Bendito que a nuestro P. Pedro de la Natividad de la B. Virgen después de una larga enfermedad se le agravase el mal con un catarro muy fastidioso, y de la misma manera que había vivido muy piadosamente, plugo a Dios Bendito que el jueves 17 de los corrientes, por la tarde, a la edad de 76 años, a las dos y media de la noche, muriese santamente. Su cuerpo fue depositado en la iglesia, y durante todo el viernes acudió cantidad innumerable de gente. No hablaré por ahora de las gracias que algunos dicen haber recibido, sino que fue necesario retirar el cuerpo dentro de casa para evitar tanta aglomeración, y esperamos que ayudará a la Orden más muerto que en vida. Harán el favor de celebrar los sufragios ordinarios, y si ocurre alguna cosa nueva en relación con dicho cuerpo, les daremos aviso (…). Siervo en el Señor de Vuestra Reverencia, José de la Madre de Dios, m.p.” [Notas 5]

Notas

  1. No sé si se puede confirmar esta afirmación histórica, pues el Ven. Roberto Bellarmino fue enviado como Prepósito provincial a Nápoles en 1594, el mismo año en que el P. Pedro Casani tomó el hábito religioso. Cf. P. Giuseppe Galloni S.J., Il beato Roberto Bellarmino, Roma, 1923, pág. 75. San Luis había muerto en el año 1591.
  2. Hasta qué punto se preocupaba por la observancia regular, especialmente en lo que se refiere a la pobreza, nos lo muestra la carta que escribió a Calasanz, y que copio a continuación: “Propongo a vuestra Paternidad tres cosas a su seria consideración. La primera (que me sugirió el prudentísimo conde de Straznice) es que no parece decente ni conveniente que quienes han profesado suma pobreza y austeridad guarden no ya la posesión de bienes temporales, sino ni siquiera su administración. Pues pudiera ocurrir que si el ecónomo quiere cumplir bien su cargo, tratara aquellos con quienes trabaja de tal modo que sea visto como ávido, por no decir avaro, sórdido, despiadado, iracundo y tal vez cruel, injusto, salvaje y carente de piedad y humanidad, de tal manera que no se viera su condición de religioso, pues hasta las piedras dicen que deberían ser descalzos y mendigos. Tampoco es útil, pues si la economía es confiada a un inexperto (como se puede pensar que son los religiosos pobres), puede ocurrir que los bienes de la comunidad confiados a él en lugar de conservarse y aumentar, poco a poco disminuyan y se dilapiden en breve. Por lo que convendría rogar al Príncipe que se hiciera cargo de la administración de nuestras cosas, de modo que cada año entregue una cantidad al Seminario, según lo convenido. Por lo cual el P. Ambrosio no debería actuar sólo, sino que de vez en cuando debería ver con el administrador del Príncipe lo que debería hacerse, cuando esté resuelto el asunto del que hemos tratado, si el P. Juan Esteban recibe una respuesta de Roma al respecto (…). Nikolsburg, 24 de junio de 1638. Hijo y siervo en Cristo de Vuestra Paternidad, Pedro Pobre.”
  3. Te agradará degustar la carta que escribió para informar al Santo Fundador José sobre esta solemnísima pompa: “La paz de Cristo. Después de entregar ayer la carta al correo, me han entregado hoy dos de Vuestra Paternidad, una fechada el 8 de mayo, y la otra el 21 de mayo. Por la que recibí las primeras noticias desde que salí de Roma. Me alegro mucho de saber que nuestro camino estaba protegido por las oraciones de V.P. y de nuestros hermanos, cuyo beneficio hemos experimentado, pues no nos ocurrió ninguna adversidad, pues todas las cosas salieron a pedir de boca. Por lo cual les damos las gracias y se las daremos perpetuamente (…) Hoy se ha celebrado en nuestra iglesia la fiesta del Santísimo Sacramento, y se ha tenido una procesión tan solemne, con tal magnificencia, pompa y aparato, que posiblemente vuestras procesiones romanas le tendrían envidia. El Rvmo. Prepósito iba vestido de capia pluvial con los canónigos; asistieron los capuchinos, el magistrado de la ciudad, y prácticamente toda la ciudad devota acompañaba en la procesión. El aire estaba lleno de sinfonías entonadas por las voces y los instrumentos, y el sonido de las trompas resonaba. Algunos niños de la gente importante de la ciudad iban vestidos de ángeles, e iban delante del Santísimo, rezando y esparciendo flores por el camino. Nos detuvimos en cuatro lugares, en los que habían preparado altares adornadísimos, e incensando del modo acostumbrado, y modulados con tonalidad sacra, cantamos solemnemente el principio de los cuatro evangelios tres canónigos y yo ayudando como diácono, y después en cada uno de ellos un sacerdote recitó una oración. El camino estaba abundantemente cubierto con flores y ramas, y las paredes estaban vestidas de verdes ramas de árboles a la manera de tapices. Se diría que todo estaba adornado con arte y dispuesto con elegancia, de modo que las mismas piedras se alegraban y exultaban. Confieso que me inundó un gran placer (usando las palabras del Apóstol), y me llené de consuelo, y sentí una gran alegría porque la misma ciudad, en la que hace no muchos años este venerable y augustísimo Sacramento fue sometido a las blasfemias de los impíos, ahora era alabado con el acuerdo de todos con tanta devoción y alegría, y regalado con suma religión. A tanta alegría añadió no poco placer, casi como una corona, el hecho de en las vísperas tres de los nuestros emitieron su profesión solemne. Envío a Vuestra Paternidad su profesión escrita a mano. Demos gracias a Dios. Benedicite. En Nikolsburg, 10 de junio de 1638. Siervo e hijo en el Señor de Vuestra Reverenda Paternidad, Pedro Pobre.”
  4. Romana seu Lucana Beatif. et Canoniz. Positio super introductiones Causae. Roma, 1915.
  5. Archivo de Bohemia en Praga, ahora en Roma.