Viena (AT) Colegio y parroquia Santa Tecla

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Colegio e iglesia de Santa Tecla en Viena
Aviso de contenido

Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Austria

(1755- )

Historia

Unos meses antes de ser reconocida Austria como Provincia escolapia, en 1751, el Viceprovincial P. Antonio Huber de San Plácido obtuvo permiso de la emperatriz María Teresa y del cardenal arzobispo de Viena, Segismundo de Kollonitz para fundar a la vez dos nuevas casas en Viena para la enseñanza de los niños pobres, una en el distrito de Wieden y otra en la Via Regia. Ambas fueron fundadas a expensas de la Orden. Se empezó con la de Wieden, cuyas obras comenzaron en 1752 y concluyeron substancialmente en 1757, pero ya en 1755 se instaló la primera comunidad en la que se destinaba para casa de noviciado con nueve religiosos. Al año siguiente se abrieron las escuelas de leer, escribir y contar con 500 alumnos. Luego se añadió la clase de latín. Ese mismo año (1756) el hospital de San Juan Nepomuceno del distrito instituyó una fundación para cien niños de las Escuelas Pías. La iglesia adjunta fue dedicada a Santa Tecla a petición de la cofradía homónima de la vecina parroquia de San Ulrico, encomendada a los escolapios y que en 1776, ya incorporada a la nueva iglesia, contaba con 50.000 hombres. La cura de almas fue afianzándose rápidamente, aunque no se consiguió que se declarara parroquia a pesar de las instancias del vecindario. Tal reconocimiento vino sólo en 1938.

La emperatriz María Teresa manifestó su estima por esta casa, no sólo con su visita personal y la de sus hijos e hijas (1760), sino sobre todo asignando una subvención anual de 2.000 florines para el noviciado y mandando a un exjesuita para que enseñara francés a los futuros profesores de la Academia teresiana de nobles. Las cosas cambiaron con su hijo José II, quien por una parte prohibió la entrada de novicios en las supervivientes Órdenes religiosas, y por otra obligó a los clérigos religiosos a asistir a los seminarios generales, por él instituidos, con lo que la casa de Santa Tecla, que era a la vez noviciado y juniorato, perdía en gran parte su razón de ser y por decreto imperial fue suprimida en 1787, pero al año siguiente se decidió que continuaran las escuelas y la cura de almas en la iglesia y el resto de la casa se vendiera. De hecho, en 1789 se incautó el Estado de una parte del edificio con cierta indemnización, destinándola a diversos usos. La comunidad, que en 1789 contaba aún con doce sacerdotes, fue disuelta

poco a poco y desde 1802 a 1807 ni siquiera figura en los catálogos. En 1806 se decidió reanudar las escuelas después de conseguir del emperador la devolución de parte de lo incautado en 1789. En las tres clases existentes había ya en 1811 unos 313 alumnos, que por decreto imperial debían pagar una moderada cantidad mensual. A mitad de siglo pasaron de mil los alumnos, distribuidos en cuatro clases con varias secciones cada una. Las dificultades económicas y la escasez de personal hicieron disminuir el alumnado que llegó todavía al año 1872 con 648 niños. Ese año comunicó el ministerio de Enseñanza que el colegio debía pasar a la administración del ayuntamiento. Al ser trasladada la escuela en 1879 a otro lugar, los locales escolares de Santa Tecla se convirtieron en gimnasio estatal hasta 1894. Durante estos años de estrecheces económicas y desasosiegos fueron vendidos los jardines, que hoy forman la plaza de Phorus, al ayuntamiento. En 1897 la asociación católica de enseñanza pidió al Provincial que se hicieran cargo los escolapios de la escuela que querían instalar en los locales vacíos de Santa Tecla. El Provincial no pudo aceptar la propuesta por falta de personal docente y las escuelas fueron ofrecidas a los Hermanos de la Salle, que las dirigieron desde 1898 a 1938 en que todos los centros católicos fueron cerrados por los nazis. En 1954 se consiguió del ayuntamiento la apertura de una escuela elemental privada en los locales no enajenados, llevada por los escolapios con ayuda de seglares, y que sigue todavía hoy con cuatro clases y unos 200 alumnos. A las vicisitudes de esta casa escolapia hay que añadir que en varias ocasiones sirvió de hospital de urgencia en circunstancias especiales, como en 1805 y 1809 para los soldados napoleónicos a su paso por Viena; en 1830 a raíz del cólera; en 1848 y 1852 para atender a los heridos en las revoluciones ocurridas en Viena; en 1919 fue refugio diurno para los estudiantes necesitados de locales, después de la primera guerra mundial; en 1943, durante la segunda guerra mundial, sirvieron sus sótanos de refugio antiaéreo, siendo destruido el edificio en gran parte por los bombardeos.

Bibliografía

  • V2, 79

Redactor(es)

  • Severino Giner, en 1990, artículo original del DENES I