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Ya he dicho antes, en el Capítulo 26 del Libro 2, que N. V. P. Fundador y General se lamentaba conmigo de que dos de sus Superiores, o Provinciales, de Nápoles y de Génova, le destruían la Orden al dar el birrete a los Hermanos Laicos, y dando el hábito a otros con el nombre de Clérigos Operarios, o clérigos menores, bajo pretexto de mayor honorabilidad en las escuelas, al llevar el birrete y la coronilla; y que a las clases de Ábaco y de Escritura se dedicaran ordinariamente nuestros hermanos Operarios, que en las demás Órdenes se llaman Laicos.
 
Ya he dicho antes, en el Capítulo 26 del Libro 2, que N. V. P. Fundador y General se lamentaba conmigo de que dos de sus Superiores, o Provinciales, de Nápoles y de Génova, le destruían la Orden al dar el birrete a los Hermanos Laicos, y dando el hábito a otros con el nombre de Clérigos Operarios, o clérigos menores, bajo pretexto de mayor honorabilidad en las escuelas, al llevar el birrete y la coronilla; y que a las clases de Ábaco y de Escritura se dedicaran ordinariamente nuestros hermanos Operarios, que en las demás Órdenes se llaman Laicos.

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CAPÍTULO 20 De otras turbaciones Suscitadas por el demonio [1637]

Ya he dicho antes, en el Capítulo 26 del Libro 2, que N. V. P. Fundador y General se lamentaba conmigo de que dos de sus Superiores, o Provinciales, de Nápoles y de Génova, le destruían la Orden al dar el birrete a los Hermanos Laicos, y dando el hábito a otros con el nombre de Clérigos Operarios, o clérigos menores, bajo pretexto de mayor honorabilidad en las escuelas, al llevar el birrete y la coronilla; y que a las clases de Ábaco y de Escritura se dedicaran ordinariamente nuestros hermanos Operarios, que en las demás Órdenes se llaman Laicos.

De entre éstos, algunos tuvieron notable éxito, y manifestaron talento en alguna demostración de Matemáticas. Encontrándose entonces en Génova el M. R. P. Santini, somasco, experimentadísimo en esta ciencia, y muy amigo de nuestro P. Provincial de Liguria en aquel tiempo, con mucho afecto les recomendó a algunos de aquellos nuestros, entre los cuales tres salieron muy bien preparados; lo que también consiguió poco después con otros el M. R. P. Maestro Campanella, dominico.

Éstos, con el favor de algunos Señores, también Emmos. Cardenales, y Altezas, sobre todo de Toscana, presionaron de algún modo a N. V. P. Fundador y General, para ordenarse sacerdotes, lo que obtuvieron, con la publicación de un Breve Apostólico. Una vez ordenados, comenzaron a sembrar entre sus iguales la misma pretensión, con mucha preocupación de todos, como más adelante se dirá.

Y como con estos problemas el demonio pretendía mayores males, hizo que éstos tales, una vez ordenados, no sólo fomentaran entre sus iguales el mismo deseo, sino que también pretendía muchas cosas sobre los sacerdotes antiguos, que habían tomado desde el principio el hábito para verdaderos clérigos.

Por lo que algunos, con celo muy vehemente y sin la debida prudencia, empezaron a poner obstáculos, y a enviar Memoriales contra N. V. P. Fundador y General, como si éste favoreciera a tales pretendientes, sin tener serenidad, para esperar el tiempo necesario para el Capítulo General, que se tenía que convocar pronto. Y así, con Memoriales, insistieron ante los Supremos Superiores. Esto hizo que Nuestro Señor el Papa Urbano VIII ordenara una Sagrada Visita Apostólica, para que oyeran [a las partes], y luego informaran, como hicieron. Para eso, determinaron escuchas al Capítulo General, que intimaron para el día 15 de octubre de 1637. Aquel Capítulo General lo presidió dicha Sagrada Visita, cuyo Presidenta era el Provicario del Sumo Pontífice, el Emmo. Cardenal Fray Antonio Barberini, del título de San Onofre, de Capua, hermano del mismo Papa. Pero nunca asistió al Capítulo General; sino que lo hizo el Ilmo. R Remo. Monseñor Benedicto Landi, Obispo de Fosombrone; el Ilmo. Y Remo. Monseñor Julio Rospigliosi, ahora Cardenal el M. R. P. Fray Francisco de Negro, de Capua, predicador del mismo Papa, noble genovés; y, una vez, el Ilmo. Y Remo. Monseñor Juan Bautista Altieri, Vicegerente entonces, que después murió siendo Cardenal y Obispo de Todi. En aquel Capítulo se determinó que no se tuviera en cuenta el Breve Apostólico.

Notas