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Última revisión de 14:27 5 dic 2014

Casa de formación. Patio de entrada: jardín.
Demarcación Chile
Aviso de contenido

Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Ver Presencias (16) / Religiosos (0) / Cartas de hermandad

Datos

Vicaría generalicia de España (1886-1893)
Viceprovincia o Delegación dependiente de Vasconia (1933- )

Antecedentes históricos y primera época.

El paso decisivo para la fundación de las Escuelas Pías en América del sur lo dio el P. Manuel Pérez, Vicario general en España; era 1885 cuando abrió el noviciado de Irache con intención de preparar personas aptas para llevar la obra de Calasanz a las Américas. En ese mismo año recibió una propuesta y petición para fundar en Concepción, Chile, formulada por el vicario capitular, Mons. Domingo Benigno Cruz y Quintanilla. Este había conocido a los escolapios por medio de D. José Ramón Astorga y a iniciativa de éste conectó con el P. M. Pérez por medio de D. Alejo Infante, representante de la diócesis de Santiago en Roma. En tal propuesta y petición se suplicaba a la Orden para que enviase una delegación de religiosos «para educar y formar a la juventud chilena tan necesitada de instrucción cristiana».

Se aceptaron, en principio, las condiciones propuestas y no existiendo todavía escolapios generalicios son elegidos para la nueva fundación: de Cataluña los PP. Félix Sors, quien sería el responsable de la expedición, Esteban Terradas y Leandro Cuixart, y de Aragón, los PP. Domingo Urdániz, Dionisio Fierro y Mariano Guíu.

Los escolapios llegaron al puerto de Talcahuano el 8-2-1886, ciudad a 15 kms. de Concepción. Y el grupo de la expedición se dividió en dos; Sors, Fierro y Urdániz marcharon a Yumbel para hacerse cargo de una parroquia y una escuela aneja, y Terradas, Cuixart y Guíu, éste como rector, al seminario de Concepción. Con las dos casas se erige canónicamente la Vicaría de Chile el 25-2-1886.

Desde el primer momento surgieron dificultades en el entendimiento entre los religiosos, pero especialmente entre éstos y el promotor de la fundación; las condiciones del contrato debían revisarse una y otra vez. Al año siguiente la expedición creció en cinco miembros más, lo que ayudó a posibilitar cambios en las comunidades, y en 1888 eran ya diez y seis los escolapios en Chile. Conocida la dedicación de los escolapios a la enseñanza y a la formación cristiana de los jóvenes por varios obispos fueron requeridos desde distintos lugares. Sólo D. Guillermo Juan Cárter lo consiguió para el colegio-seminario de Copiapó. Pero las dificultades externas e internas no acababan y Sors abandonó Chile y se volvió a España; vuelto, el 1-11-1890 se le acepta la renuncia como Vicario. Su carácter verdaderamente no era fácil.

En este mismo año, 1890, se abandona la escuela de Yumbel y el seminario de Concepción; al mismo tiempo se inaugura un gran colegio en esta ciudad. El supremo Gobierno de Chile otorga personalidad jurídica a las Escuelas Pías por medio de un documento firmado por el presidente D. José Balmaceda. De ese modo la revolución de 1891 no afectó a la actividad de los escolapios dedicados a la enseñanza y a la promoción de un ambiente de concordia y de paz entre los chilenos, aunque algo sufrieron en la actividad y en los edificios.

En 1892 se efectúa la primera Visita general por el P. José Dónate, quien da su impresión e informe satisfactorio. Ya el año anterior, 1891, habían llegado los primeros escolapios generalicios a la Argentina para retomar la obra comenzada años atrás; de ese modo el P. Manuel Pérez crea la Viceprovincia argentinochilena (1893), poniendo al frente de la misma al P. León Vidaller. Pero el P. Vicario general muere al poco tiempo y el P. Vidaller ha de regresar a España. En el camino se entera de noticias optimistas para poder abrir una nueva fundación en Santiago y apoya y promueve tal intento. Así, pues, en 1896 los escolapios entran en Santiago y se hacen cargo del orfanato de Providencia.

Con la muerte del P. Baroja, digno continuador de la obra y proyecto del P. Pérez en lo referente a la expansión de las Escuelas Pías por América del sur, se da fin a la Generalidad. Los cinco colegios de la reciente Viceprovincia argentinochilena -Buenos Aires, Córdoba, Santiago, Concepción y Copiapó- pasan a la jurisdicción de la Provincia de Aragón, siendo nombrado el P. Antonio Mirats nuevo viceprovincial el 7- 6-1897.

Segunda etapa

Los comienzos de esta época no fueron sencillos; la sede del Viceprovincial estaba en Buenos Aires y potenciaba más las fundaciones argentinas; fue necesario cerrar el colegio de Copiapó por falta de alumnado, en el año 1902. En esta época también dentro de la Orden se debatía la unificación de los dos poderes, el romano y el español, con sus implicaciones en las casas, especialmente en las nuevas fundaciones. A pesar de todo hubo un doble intento de abrir colegios en Santiago (la casa de S. Juan Evangelista, 1904), y en Sucre (Bolivia, 1904) era Vicario provincial el P. Antonio Ridruejo. En 1908 se aceptó la donación hecha por D. Pedro Fernández Concha para levantar el Colegio Hispanoamericano, del que se colocó la primera piedra en 1912 y se inauguró en 1917.

Durante el gobierno del P. Victorio Marzo (1912-1915) se cambió el nuevo título, llamándose definitivamente Vicario provincial y no Visitador, según había quedado establecido en el Capítulo general romano de 1906 y cuya tarea estaba relegada casi con exclusividad a mantener la observancia regular. Es en 1921 cuando el P. Provincial, Agustín Narro, efectúa la Visita general y provincial intentando vitalizar el colegio de Concepción, y en 1923 cuando el cardenal Benlloch, acompañado de los PP. Rabaza y Villanueva llegan a aquellas tierras dejando una profunda e importante huella.

También los últimos años del período aragonés fueron movidos: la visita en España de Mons. Pasetto implicaba un sometimiento a nuevas normas de observancia regular, particularmente en lo referente al peculio, admitidas con cierto disgusto por algunos religiosos; la situación política de Chile en los años 1931-1932 se hacía casi insostenible, lo que obligó a inscribir los colegios de Concepción y Santiago en la asociación «Educación Popular», con sede en Buenos Aires; pero las dificultades mayores llegaron del intento de creación de la Provincia de Vasconia y sus incidencias en los religiosos. A todo ello hubo de hacer frente el P. Federico Ineva, entonces Vicario provincial, concibiendo la idea, aunque en aquel momento no cuajara por varias razones, de formar una Provincia escolapia sudamericana.

Establecida en 1933 por rescripto de la Santa Sede la nueva Provincia de Vasconia, la Vicaría sudamericana quedó dividida en dos: las casas de la nación chilena para Vasconia, las casas de la nación argentina para Aragón. Pero el hecho jurídico de la separación se llevó a cabo los primeros días del año 1934, después de que cada religioso pudo optar por la Demarcación a que deseaba pertenecer en el futuro. En el período de seis meses -junio del 1933 a enero del 1934- las Escuelas Pías de Chile estuvieron gobernadas por el P. Galdeano, quien con prisas y urgencias y algún que otro equívoco nombraba superiores y daba destinos, y por el P. Ineva que intentaba llevar a cabo las órdenes que llegaban de más arriba, todo lo cual provocaba alguna situación conflictiva.

Tercera época.

Esta época nació desde una situación, como se ha dicho, difícil, a lo que se debe añadir la dificultad de mantener la obra de Providencia; por ello se abandonó el 7-8-1934. Desde España llamaban la atención por la ausencia de vocaciones; se instaba a buscarlas, a cultivarlas, se nombra un maestro de novicios con ayudante -PP. Yaben y Galdeano- y una casa se erige como noviciado -el colegio Hispanoamericano-. Pero el preocupante problema fue siempre el económico; hasta tal punto que el Vicario, P. Eusebio Ilzarbe, buscó una solución para que no asistieran a los Capítulos provinciales celebrados en España los religiosos chilenos: nombrando representantes a otros residentes en España conocedores de aquella realidad, sin tener que invertir dinero en viajes.

Al P. Ilzarbe le sucede en el cargo el P. Laureano Arrese, y su mandato no fue más cómodo: el terremoto del 24-1-1939 reduce a escombros el colegio de Concepción, la falta de religiosos y la dificultad de enviar de España tras la guerra civil obligan a abandonar tal obra; supuso enfrentamientos y tiranteces con los Sres. obispo y nuncio que perduraron varias décadas. De ese modo la labor del Vicario quedó relegada a visitar oficialmente el colegio, en el que residía, y a presidir actos oficiales.

En 1945 el P. Pazos, Asistente general, visita oficialmente Chile y de ese modo al concluir el P. Arrese su mandato no se nombra a ningún Vicario en los trece años siguientes; el rector del colegio era «rector delegado». El primer religioso con tal título fue el P. Constantino Garísoain, pero curiosamente se trató de una época de renacimiento: se edifica un nuevo pabellón en el colegio, se comienza la edificación de la nueva iglesia, busca un lugar para noviciado y descanso de los religiosos en Pichilemu y participa con otras instituciones en la creación de la FIDE (Federación de Institutos de Enseñanza). Continuó la obra el P. Laureano Vicente Nuin y siguió creciendo el alumnado, de tal modo que hubo de alquilar un chalet en la calle Dublé Almeyda, antecedente del colegio Calasanz. Le siguió el P. Daniel Azanza consolidando y afianzando la fundación del nuevo colegio y construyendo un postulantado en Malloco, después de abandonar Pichilemu.

En 1956 se realizaron intentos de fundación en Chillan y Buin, desechados por sus escasas garantías y por la falta de personal; aunque se aceptó el ofrecimiento de un colegio parroquial en Viña del Mar, que también hubo de abandonarse al año siguiente; y surgió la primera vocación nativa para las Escuelas Pías. Por decreto del 6-12-1957 el P. General erigió canónicamente la casa del colegio Calasanz; así, con dos, ya existentes, y Malloco, en formación, se constituye la base para crear al año siguiente la Delegación provincial de Chile, poniendo al frente de la misma al P. Felipe Echauri.

Hay que decir honradamente que fue un cargo sin poderes delegados, pues el Provincial, Rafael Pérez, se reservó prácticamente toda decisión y, aunque crecían día a día los alumnos en las tres casas, los religiosos eran pocos y aparecieron las primeras deserciones; de tal modo que el esfuerzo económico fue angustiante.

En noviembre de 1959 el P. Julián Centelles, en calidad de Asistente general, visita la Delegación y de su informe se consiguió elevar el estatus de la Demarcación a Vicaría Provincial (1-1-1960) con la erección canónica de la casa de Malloco; se nombró Superior mayor al P. Jesús Martínez. El mandato de éste fue muy breve y agudizado por graves problemas de religiosos; así que en 1961 tomó las riendas el P. Florencio Armendáriz y para enjuiciar sus actos de gobierno debe tenerse en cuenta: el cambio político de la nación, el cambio eclesial después del Concilio Vaticano II y las repercusiones de ambos fenómenos dentro de la Orden escolapia. No obstante hay que valorar en este período tanto el crecimiento económico como la revitalización y estructuración de la Vicaría y sus órganos de gobierno y animación. En la década de los 70 se siguió luchando con denuedo en ambos frentes y a pesar de la escasez de personas comenzó un resurgir en el trabajo pedagógico, pastoral y vocacional. Tal es así que en el campo vocacional se vio oportuno (1978) crear en Santiago una casa de acogida y formación, más adecuada al momento y a las necesidades que aparecían.

A comienzos de 1983 la Viceprovincia pudo hacerse cargo de una obra nueva para pobres: la parroquia de Santa Luisa, en Barrancas, barrio del puerto de San Antonio, entre gentes azotadas por la crisis económica y el desempleo.

Conclusión.

Los escolapios, desde 1886, además del trabajo y de la enseñanza en las clases, dedicaron sus empeños al bien general del pueblo chileno. Los PP. Antonio Martínez Marín, Adolfo Echarte Ramírez regentaron cátedras en la Universidad católica, de la que fue vicerrector el P. Daniel Azanza (1961-1967). Ocuparon las vacaciones estivales misionando por pueblos y ciudades, bien como párrocos ocasionales, bien como catequistas; hubo quienes sobresalieron en los pulpitos, confesonarios y acción caritativa y pastoral, citando a modo de ejemplo al P. Fierro y al H.° Lacoma. Dedicación especial se tuvo para con la colonia española en el colegio de Santiago, el Hispanoamericano; y varios embajadores españoles alabaron en sus cartas (1921, 1922, 1929, 1968) esta labor también en Copiapó y Concepción, además de Santiago, otorgando al P. Echarte la medalla de Isabel la Católica (1929). El P. Constantino Garisoain Zabalza fue cofundador en 1948 de la FIDE.

Superiores

Persona Año
Félix Sors 1886
Eusebio Ilzarbe 1934
Laureano Arrese 1938
Constantino Garísoain 1946
Vicente Nuin 1949
Daniel Azanza 1952
Jesús Martínez 1955
Felipe Echauri 1958
Florencio Armendáriz 1961
Félix Barbarin 1970
Javier Pértica 1971
José Goyena 1976
José Unanua 1976
J. Antonio López Capó 1982

Obras

Obra Años Años en Demarcación
CONCEPCIÓN (Sem. diocesano) (1886-1890) (1886-1890)
YUMBEL (1886-1890) (1886-1890)
COPIAPÓ (1888-1902) (1888-1893)
CONCEPCIÓN (Coleg. Virgen del Pilar) (1890-1939) (1890-1893;1933-1939)
SANTIAGO DE CHILE (Coleg. Talleres) (1896-1934) (1933-1934)
SANTIAGO DE CHILE (Coleg. Hispanoamericano) (1917- ) (1933- )
MALLOCO (1954- ) (1954- )
SANTIAGO DE CHILE (Coleg. Calasanz) (1957- ) (1957- )
LAS CRUCES (1962- ) (1962- )
SANTIAGO DE CHILE (Casa de Form) (1978- ) (1978- )
BARRANCAS (1983- ) (1983- )

Bibliografía

  • MAEZTU, F. Historia de las Escuelas Pías en Chile: I Período generalicio (1886-1902). II (1900-1934) Período argentinoaragonés. III (1934-1972) Período de Vasconia. IV Apéndices, Santiago de Chile, 1972-1974, pp. 220, 268, 402, 170, manuscrito
  • ID. Los primeros escolapios en Chile según la prensa chilena defines del siglo XIX, Santiago de Chile, 1981, 226, manuscrito.

Redactor(es)

  • Fermín Maeztu, en 1990, artículo original del DENES I

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