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05.02. La Universidad, entonces
Si como ciudad era Valencia la tercera de España, no le andaba a la zaga su Universidad, considerada como una de las más prestigiosas de la Península, junto con Alcalá y Salamanca<ref group='Notas'>El célebre filólogo holandés Andrés Schott, jesuita, estudió teología en Valencia en los años 1587-92 y dejó escrito en su obra de 4 vols., ‘Hispania illustrata’, este elogio de Valencia y su Universidad: 'Quae Urbs Edetanorum Provinciae citerioris Hispaniae ad internum mare sita, praestantium ferax est ingeniorum, quae et acumine et facundia caeteris non concedant atque etiam latina eloquentia superent. Sic etiam Academia inter quatuor Hispaniae Principes post Complutensem, ubi Theologia viget, Salmanticensem ac Conimbricensem, unde Juri Consulti fere existunt' (cit. en C. AJO Y SAINZ DE ZÚÑIGA, ‘Historia de las Universidades Hispánicas’, vol. II, p.26S, n.866).</ref> . 'Creado al nacer el siglo el ‘Studi General’ acuñaría un sistema didáctico, caracterizado por una fuerte impronta municipal que se fue consolidando hasta convertirse en uno de los centros docentes capitales del siglo XVI, que podría codearse dignamente con Salamanca y Alcalá e incluso superarlas en algunas materias como Medicina. En el ámbito de la Corona de Aragón tuvo una trascendencia mucho más acusada que Huesca, Zaragoza, Lérida y Barcelona'.<ref group='Notas'>S. GARCÍA MARTÍNEZ, ‘Los estudios clásicos en Valencia durante el s. XVI’: VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón, III, II, p.119-120.</ref>
Si en Medicina iba a la cabeza<ref group='Notas'>Palanca Pons considera también la Facultad de Medicina de Valencia, entonces, como 'la mejor de España' (cf. A. PALANCA PONS, ‘Historia de la Universidad [de Valencia] durante los reinados de Carlos I y Felipe II’ (1515-1588): ib., p. 199).</ref> , no era menos su prestigio en la Facultad de Artes y Filosofía, que superaba también a las dos célebres universidades castellanas según parece.<ref group='Notas'>'Sería injusto no reconocer el florecimiento extraordinario de pensadores relevantes que definen y explican totalmente el esplendor de la facultad de Artes de Valencia, muy superior al que observamos en las facultades de Artes de Salamanca y Alcalá en el s. XVI' (F. J. GALLEGO SALVADORES, ‘La enseñanza de la metafísica en la Univ. de Valencia durante el s. XVI’: Analecta Sacra Tarrac. 45 [1972] 158). Menéndez y Pelayo elogia la universidad de Barcelona en el siglo XVI, reconociendo, empero, que 'no arrebató a Lérida el monopolio de los estudios jurídicos, que tenía desde el tiempo de Jaime II, ni a Valencia, verdadera Atenas de la Corona de Aragón, la palma que siempre tuvo en Humanidades, en Filosofía y en Medicina' (cit. en J. REGLÁ, ‘Els virreis de Catalunya’, Ed. Vicens Vives [Barcelona 19703] p.73).</ref> Y este extraordinario florecimiento de cultura clásica llegaba a su apogeo precisamente en aquella época en que Calasanz vivió en Valencia.<ref group='Notas'>'El incremento de las cátedras de latinidad durante la segunda mitad de la centuria se acusa en las cuatro de oratoria dotadas en las décadas de los sesenta y setenta, que señalan el apogeo del latín ciceroniano en la Universidad. En 1581 fueron reorganizadas, fijándose en siete el número de aulas de gramática y retórica' (S. GARCÍA MARTÍNEZ, o.c, p.125).</ref> Más todavía, no falta quien considere que el período de 1566-1580 en general fue precisamente aquel 'en que la Universidad vive sus años de mayor esplendor'.<ref group='Notas'>F. MIRALLES VIVES, ‘La Facultad de Artes entre 1600-1611: provisión de Cátedras y graduados en la Univ. de Valencia’: Saitabi, 32 (1982) 48.</ref> Lo admirable es que alcanzara esos niveles ya en el primer siglo de su existencia. Y una de las razones de su constante superación fue sin duda la frecuente renovación de sus estatutos. Los más cercanos a la época que historiamos fueron los de 1561, 1563, 1569 y 1581,<ref group='Notas'>Cf. A. GALLEGO BARNES, La Constitución de 1561. Contribución a la Historia del Estudi General de Valencia’: Estudis, 1 (1973); A. FELIPO ORTS, ‘Las Constituciones de la Universidad de Valencia de 1563’: Escritos del Vedat 13 (1983).</ref> sin olvidar la breve visita-reforma de 1570, hecha por el Canciller de la Universidad y Arzobispo de Valencia, San Juan de Ribera.
Algunas estadísticas pueden completar la idea de lo que significaba la Universidad valentina como centro cultural de atracción de estudiantes de los diversos reinos de España. Son números relativos solamente a los graduados, tanto bachilleres como doctores o Maestros en Artes, que quedan lógicamente muy por debajo del número total de estudiantes, de los cuales muchos no llegaban a graduarse o frecuentaban las aulas universitarias sólo durante algún curso, como fue el caso de José Calasanz en el 1578-79. Además, llama poderosamente la atención el crecido número de estudiantes de Castilla, si se piensa que Alcalá y Salamanca estaban en tierras castellanas.
En los treinta y cinco años que median entre 1526 y 1561<ref group='Notas'>En realidad, se trata sólo de treinta y un años, pues faltan datos de los años 1557-1560.</ref> se concedieron 1.074 títulos, de los cuales 601 en Artes; 215 en Medicina; 107 en Derecho Civil; 79 en Derecho Canónico y 72 en Teología. Divididos por 'naciones', correspondían: 436 graduados a Valencia; 400 a Castilla; 88 a Aragón; 67 a Cataluña y 83 de otras procedencias.<ref group='Notas'>Cf. J. GALLEGO-A. FELIPO, ‘Grados concedidos por la Univ. de Valencia durante la primera mitad del s. XVI’: Anal. Sacra Tarrac. 51-52 (1978-79) 377-378. Es lástima que no haya otro estudio semejante, referente a la segunda mitad del siglo.</ref> Otra estadística exclusiva de la Facultad de Artes enumera 211 graduados en el período de 1540-1549; 527 para 1566-1580; 583 para 1600-1611 y 287 para 1621-1631. Y concretamente, en el período 1600-1611 reparte los 583 graduados así: 345 de Valencia; 78 de Castilla; 52 de Aragón; 34 de Baleares y 47 de otras procedencias<ref group='Notas'>Cf. F. MIRALLES VIVES, o.c., p. 48.</ref>
Esta afluencia de estudiantes hacia la Universidad de Valencia, procedentes de toda España, nos hace comprender que no tenía nada de anormal el hecho de que también José Calasanz dejara las aulas universitarias de Lérida, turbulentas, poco frecuentadas y poco prestigiadas, sobre todo en teología, para ingresar en las de Valencia.