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23.15. Los colaboradores directos en la Visita
A esta destitución de los tres Asistentes hay que añadir dos nombramientos importantes, con los que se completó el equipo del nuevo mando central de la Orden. Tales fueron el P. Cherubini, nombrado por Pietrasanta Procurador General el 10 de mayo, por insinuación más que probable del Primer Asistente, para premiar en cierto modo su actuación de Comisario en el proceso contra 'los rebeldes lombardos', que le valió a Mario la declaración de inocencia por parte del P. Fundador.<ref group='Notas'>Cf. O. MANETTI ‘Inventario cronológico’, p.11, n.77. Para ello fue destituido el P. Costantini, nombrado por Calasanz el 23 de abril de 1641, al destituir 'per giuste cause' a Cherubini (cf. G. SÁNTHA, ‘Tria Brevía Pontificia...; EphCal 9-10 [1960] 262 y 270, n.7).</ref> El será quien sustituya a Mario al frente de la Orden hasta su extinción.
El segundo nombramiento fue el del P. Juan Antonio Ridolfi, el único declarado inocente entre los 'rebeldes lombardos', espía de Mario, nombrado por éste Viceprovincial de Toscana el 15 de febrero de 1643,<ref group='Notas'>Cf, p.2527.</ref> y llamado de Florencia hacia mediados de mayo de 1643 para ser secretario de Mario y también de Pietrasanta y de la Visita Apostólica.<ref group='Notas'>Cf. EGC VIII, p.45-46; EHI, p.1777, n. I; BERRO II, p.52.</ref> De su actuación nefasta se lamentan duramente, porque -escribe Baldi- 'nadie podía ir a hablar con el P. Visitador si no era amaestrado antes por el P. Mario o alguno de sus adictos sobre lo que tenía que decir, y para que así se hiciera, quiso que fuera secretario de esta Visita el P. Juan Antonio (Ridolfi) … tan íntimo y fiel suyo que le refería luego todo lo que había escrito'.<ref group='Notas'>EC, p.205. Este método ya lo usó en Florencia, en uno de los procesos (cf. BERRO II, p.9-10).</ref> Y si esto ocurría con los que hablaban personalmente con el Visitador, lo mismo pasaba con los ausentes que le respondían por carta, como lamentaban los de Nikolsburg: 'toda nuestra Religión -escribieron en una circular- o en su mayor parte no ha tenido confianza para hacerlo [enviar sus informes al visitador], pues sabíamos con certeza que todas las cartas, pasaban por las manos del P. Juan Antonio de la Natividad.[Ridolfi], secretario … a quien no se le pueden confiar secretos por temor de la propia ruina'.<ref group='Notas'>EC, p.1079-1080.</ref> Pero además de esto, más adelante su taimada actuación provocará la decisión definitiva del desastre final, cuando las cosas habían llegado a una inesperada solución satisfactoria.
He aquí, pues, la plantilla central responsable: él Visitador Pietrasanta con sus colaboradores Mario, Cherubini y Ridolfi, y por encima de ellos, como transmisor de órdenes superiores y autor o inspirador de las mismas, Mons. Albizzi.
Un mes largo después de tomar posesión, comunicaba Pietrasanta a toda la Orden que su deseo sería poder encontrarse personalmente con todos, pero sus muchas ocupaciones y aun indisposiciones corporales le impedían salir de Roma. Pero todos tendrían posibilidad de escribirle con plena garantía de secreto, entregando sus cartas selladas a algunos Padres Jesuitas, nominalmente designados por él, que se encargarían de hacérselas llegar a sus manos.<ref group='Notas'>EC, p.2078-2079, 2098.</ref>
No consta que tuviera intención de que la Visita se hiciera a toda la Orden por personas concretas, pero sí dispuso que fueran visitadas 'algunas casas', de las que pareciera haber alguna urgencia particular'.<ref group='Notas'>EC, p.2098.</ref> Con ello reconocía implícitamente que si la razón de la Visita era un mal concreto, no estaba generalizado, sino reducido a algunas casas. Y para visitarlas fue nombrando delegados, que se redujeron prácticamente a tres, por insinuación indudable de Mario y Cherubini, pues eran partidarios y amigos suyos.
El primero fue el P. Juan Lucas di Rosa, nombrado Provincial de Nápoles a mediados de mayo de 1643 y luego Visitador de su Provincia; el segundo, el P. Nicolás Mª. Gavotti, elegido Visitador de la Provincia de Liguria en agosto de 1643; el tercero, el P. Glicerio Ceruti, que anduvo visitando la Provincia de Nápoles a principios de 1645<ref group='Notas'>BERRO II, p.54-55; EC, p.299, 1358, 1496, 1499, 1508. Notas biográficas de los tres: EHI, p.886, n. 1; 1227, n. 1; 750, n. 1.</ref> . Entre todos ellos, por lo visto, sólo habían visitado a principios de febrero de 1644las casas de Génova, Savona, Cárcare, Cáller, Pisa y Chieti y se estaban visitando las de Campi y Bisignano.<ref group='Notas'>Cf. EC, p.2098.</ref>
Desafortunada fue la elección de Gavotti, cuya escandalosa conducta dice muy poco a favor de los que le eligieron. El solo visitó las casas de Génova, Savona, Cárcare, Cáller y Pisa... Llegó a Cerdeña -escribe Berro- (no como religioso descalzo y pobre de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, sino vestido de soldado o comediante, pues debajo llevaba coleto y calzones guarnecidos de oro y con tantas otras vanidades que, aunque las recordara en, detalle, me avergonzaría de escribirlas'.<ref group='Notas'>BERRO II, p.54-55.</ref> Y de su salida de Cáller escribió el P. Salazar Maldonado al Fundador: que iba cargado de quesos, granadas, gallos de India, capones, gallinas, cuatro borriquillos y otras muchísimas cosas, y -añade- 'lo saben bien las espaldas de 14 mozos de cordel que lo llevaron todo al puerto… todo comprado con dinero que hemos pagado por la Visita o donativos de nuestros bienhechores'.<ref group='Notas'>EHI, p.1869. Sobre su visita a Génova, cf. EC, p. 1046, 1564, 2214. Sobre toda su actuación general, véase la carta colectiva de la Comunidad de Génova a Pietrasanta (BERRO II, p.194-198).</ref>
De semejante rapacidad en dinero y otros géneros acusa también Berro al P. Glicerio Ceruti, cuando fue a visitar Nápoles, mientras estaba Berro mismo de comunidad en una de sus casas; además, le considera 'contrario' al Fundador y 'no sólo adicto, sino también consultor y quizás fomentador' de Mario y Cherubini, 'destructores de nuestra pobre Orden'.<ref group='Notas'>BERRO II, p.130. En carta al Fundador, de 15 de julio de 1645, enumeraba Berro las cosas que Ceruti mandaba a Roma, entre otras: 'cajas de manteca, frascos de colonia, collares y pendientes de cristal, cajas de confecciones, baratijas, medio tonel de vino, etc.' (EHI, p.302).</ref> pero en lo que más insiste Berro es en recordar que fue Ceruti quien quemó la abundante recopilación de documentos referentes a este período dramático de nuestra historia, para borrar huellas y salvar responsabilidades pasadas, en las que él mismo estaba envuelto. Y esto ocurrió hacia el año 1660.<ref group='Notas'>BERRO II, p.26, 4, 34, 47, 50, 59, etc.</ref>