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'''''16.15. Pablo V y Gregorio XV, dos buenos amigos de Calasanz
  
El 28 de enero de 1621 murió en Roma Pablo V. Calasanz en Narni debió de sentirlo profundamente. Había sido un gran bienhechor de las Escuelas Pías durante todo su pontificado, dando muchas muestras de afecto y admiración al P. Prefecto. Seguramente, en aquellas noches frías en que no podía conciliar el sueño recordaría las audiencias en la Villa veraniega de Mondragone o en los palacios papales de Roma. Y también aquella otra, tan original, en la plaza del Panteón. Cuenta Berro que 'encontrándolo una vez en la Rotonda [el Panteón], mientras acompañaba a los niños [a sus casas], hizo parar la litera el papa y se entretuvo hablando largo rato con nuestro P. José. Y yo lo sé de quien estuvo presente'.<ref group='Notas'>BERRO I, p.97. Dice también Berro que Pablo V 'più volte in Frascati lo conduceva seco a piedi discorrendo per molto tempo et hore' (ib.). Ambas cosas narra también Caputi en ‘Notizie historiche’ V, p.XI (cf. EcoCen 2 [1945] 15-16).</ref> Y no menos simpático fue aquel otro encuentro en Frascati, en mayo de 1617, con los alumnos de las Escuelas Pías, tan semejante a las actuales audiencias con gente joven. De ello escribió Calasanz, como testigo presencial: “resultó muy gracioso el encuentro tenido con el papa con banderitas de varios colores y con mucho gusto de todos en general”.<ref group='Notas'>C.13.</ref>
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El 28 de enero de 1621 murió en Roma Pablo V. Calasanz en Narni debió de sentirlo profundamente. Había sido un gran bienhechor de las Escuelas Pías durante todo su pontificado, dando muchas muestras de afecto y admiración al P. Prefecto. Seguramente, en aquellas noches frías en que no podía conciliar el sueño recordaría las audiencias en la Villa veraniega de Mondragone o en los palacios papales de Roma. Y también aquella otra, tan original, en la plaza del Panteón. Cuenta Berro que 'encontrándolo una vez en la Rotonda [el Panteón], mientras acompañaba a los niños [a sus casas], hizo parar la litera el papa y se entretuvo hablando largo rato con nuestro P. José. Y yo lo sé de quien estuvo presente'.<ref group='Notas'>BERRO I, p.97. Dice también Berro que Pablo V 'più volte in Frascati lo conduceva seco a piedi discorrendo per molto tempo et hore' (ib.). Ambas cosas narra también Caputi en ‘Notizie historiche’ V, p.XI (cf. EcoCen 2 [1945] 15-16).</ref> Y no menos simpático fue aquel otro encuentro en Frascati, en mayo de 1617, con los alumnos de las Escuelas Pías, tan semejante a las actuales audiencias con gente joven. De ello escribió Calasanz, como testigo presencial: “resultó muy gracioso el encuentro tenido con el papa con banderitas de varios colores y con mucho gusto de todos en general”.<ref group='Notas'>C.13.</ref>
  
Recordaría también -si hay que creer en esto a Berro- que 'al final de su pontificado lo puso en el número de cardenales que quería crear y se lo dijo y aun se lo dio por escrito al Sr. Cardenal Escipión Borghese, su nepote. Pero habiéndose corrido la voz por la ciudad, mientras otros hubieran sentido gran alegría, nuestro Padre sintió mucha congoja… y los mismos alumnos lo decían públicamente… y se debe creer que mucho se encomendaría a Dios y haría otras diligencias para librarse de esta dignidad, como lo consiguió mediante dicho Cardenal Escipión'.&lt;ref group='Notas'&gt;Ib. Armini trae el testimonio del Card. Montalto (cf. ARMINI, ‘Vita’ p.217). Brasavola aduce también el testimonio de Montalto, que lo vio en la lista para la promoción-del día 11 de enero de 1621. Pero Calasanz-fue al palacio del Quirinal y disuadió al papa (cf. R. BRASAVOLA ‘Emerologium’ (1727): Archivum 3 [1938] 65). Talenti dice que las ofertas de Pablo V fueron tres: en julio de 1609 y en las promociones del 17 de agosto de 1611 y del 11 de enero de 1621. Y Calasanz rechazó las tres (Cf. TALENTI, ‘Vita’, p.99, 101 y 133).&lt;/ref&gt; ¡El fracasado pretendiente de canonjías renunciaba al capelo cardenalicio! Y seguiría recordando con emoción ciertas ceremonias solemnes, no por su fastuosidad barroca, sino por lo que le habían hecho vibrar las fibras del alma. Pablo V había canonizado, entre otros, a Carlos Borromeo, tan querido y venerado por Calasanz, y al español Tomás de Villanueva, y había beatificado al también entrañable Felipe Neri y a los españoles Isidro labrador, Pascual Baylón, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Teresa de Jesús.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. PASTOR, o.c., vol. 25, p.203-212.&lt;/ref&gt;
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Recordaría también -si hay que creer en esto a Berro- que 'al final de su pontificado lo puso en el número de cardenales que quería crear y se lo dijo y aun se lo dio por escrito al Sr. Cardenal Escipión Borghese, su nepote. Pero habiéndose corrido la voz por la ciudad, mientras otros hubieran sentido gran alegría, nuestro Padre sintió mucha congoja… y los mismos alumnos lo decían públicamente… y se debe creer que mucho se encomendaría a Dios y haría otras diligencias para librarse de esta dignidad, como lo consiguió mediante dicho Cardenal Escipión'.<ref group='Notas'>Ib. Armini trae el testimonio del Card. Montalto (cf. ARMINI, ‘Vita’ p.217). Brasavola aduce también el testimonio de Montalto, que lo vio en la lista para la promoción-del día 11 de enero de 1621. Pero Calasanz-fue al palacio del Quirinal y disuadió al papa (cf. R. BRASAVOLA ‘Emerologium’ (1727): Archivum 3 [1938] 65). Talenti dice que las ofertas de Pablo V fueron tres: en julio de 1609 y en las promociones del 17 de agosto de 1611 y del 11 de enero de 1621. Y Calasanz rechazó las tres (Cf. TALENTI, ‘Vita’, p.99, 101 y 133).</ref> ¡El fracasado pretendiente de canonjías renunciaba al capelo cardenalicio! Y seguiría recordando con emoción ciertas ceremonias solemnes, no por su fastuosidad barroca, sino por lo que le habían hecho vibrar las fibras del alma. Pablo V había canonizado, entre otros, a Carlos Borromeo, tan querido y venerado por Calasanz, y al español Tomás de Villanueva, y había beatificado al también entrañable Felipe Neri y a los españoles Isidro labrador, Pascual Baylón, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Teresa de Jesús.<ref group='Notas'>Cf. PASTOR, o.c., vol. 25, p.203-212.</ref>
  
Un cronista de la época escribió en su diario al morir Pablo V: 'Fue… magnánimo, espléndido, cumplidor de la justicia, amante de la paz, protector de los pobres, mantenedor y acrecentador de la abundancia… Solía decir que dos cosas le gustaba hacer al pueblo: una era darles de trabajar para que se ganaran la vida y la otra, mantener la abundancia, lo cual hizo siempre maravillosamente'.&lt;ref group='Notas'&gt;G. GIGLI, ‘Diario Romano’ (1608-1670), Roma 1958, p.48-49.&lt;/ref&gt; Y a propósito de su preocupación por los pobres y el pueblo, comenta Ausenda: “Creo no estar lejos de la verdad diciendo que Pablo V fue el papa que mejor comprendió a Calasanz, pues tenían en común el amor a los pobres y, como é1, se propuso ayudarles a salir de la indigencia mediante un trabajo digno para ganarse la vida. De hecho, la escuela de Calasanz… estaba destinada a enseñar a los muchachos aquellas nociones que les capacitaran para trabajar con competencia para conseguir lo necesario para la vida”.&lt;ref group='Notas'&gt;G. AUSENDA, ‘Interessante documento della Roma del sec. XVII’: Ricerche 18 (1986) 365.&lt;/ref&gt;
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Un cronista de la época escribió en su diario al morir Pablo V: 'Fue… magnánimo, espléndido, cumplidor de la justicia, amante de la paz, protector de los pobres, mantenedor y acrecentador de la abundancia… Solía decir que dos cosas le gustaba hacer al pueblo: una era darles de trabajar para que se ganaran la vida y la otra, mantener la abundancia, lo cual hizo siempre maravillosamente'.<ref group='Notas'>G. GIGLI, ‘Diario Romano’ (1608-1670), Roma 1958, p.48-49.</ref> Y a propósito de su preocupación por los pobres y el pueblo, comenta Ausenda: “Creo no estar lejos de la verdad diciendo que Pablo V fue el papa que mejor comprendió a Calasanz, pues tenían en común el amor a los pobres y, como é1, se propuso ayudarles a salir de la indigencia mediante un trabajo digno para ganarse la vida. De hecho, la escuela de Calasanz… estaba destinada a enseñar a los muchachos aquellas nociones que les capacitaran para trabajar con competencia para conseguir lo necesario para la vida”.<ref group='Notas'>G. AUSENDA, ‘Interessante documento della Roma del sec. XVII’: Ricerche 18 (1986) 365.</ref>
  
Es también digno de mención este espléndido elogio de Pastor en que une en un solo acorde los nombres de Calasanz y Borghese: 'En Roma trabajaba José de Calasanz. Como Clemente VIII, también el Papa Borghese protegió la escuela fundada por este ‘amigo del pueblo’, la cual, siendo gratuita, era una verdadera bendición para Roma'.&lt;ref group='Notas'&gt;PASTOR, o.c., p.218-219.&lt;/ref&gt;
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Es también digno de mención este espléndido elogio de Pastor en que une en un solo acorde los nombres de Calasanz y Borghese: 'En Roma trabajaba José de Calasanz. Como Clemente VIII, también el Papa Borghese protegió la escuela fundada por este ‘amigo del pueblo’, la cual, siendo gratuita, era una verdadera bendición para Roma'.<ref group='Notas'>PASTOR, o.c., p.218-219.</ref>
  
Durante la sede vacante, Calasanz y los suyos de Narni rezan por la elección del papa futuro: 'Aquí -escribe a Roma- haremos oración siempre por la elección del nuevo Papa, y quiera el Señor que sea como nosotros lo deseamos'.&lt;ref group='Notas'&gt;C.66&lt;/ref&gt; Y acertó. Aunque hubiera sido más exacto decir “el que”, en vez de “como”, pues lo más probable es que pensara en el cardenal Alejandro Ludovisi, sin excluir a Giustiniani.&lt;ref group='Notas'&gt;En un momento del conclave, Giustiniani creyó que podía ser elegido, hasta que le leyeron una carta en que se decía que no era acepto al Rey de España (PASTOR, o.c., vol 27, p.67).&lt;/ref&gt; Y la razón se remontaba al mes de octubre de 1619. El día 27 escribía Calasanz desde Narni que tenía alojado en casa al cardenal Giustiniani.&lt;ref group='Notas'&gt;C,41&lt;/ref&gt; Y el 30 volvía a escribir a Roma:
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Durante la sede vacante, Calasanz y los suyos de Narni rezan por la elección del papa futuro: 'Aquí -escribe a Roma- haremos oración siempre por la elección del nuevo Papa, y quiera el Señor que sea como nosotros lo deseamos'.<ref group='Notas'>C.66</ref> Y acertó. Aunque hubiera sido más exacto decir “el que”, en vez de “como”, pues lo más probable es que pensara en el cardenal Alejandro Ludovisi, sin excluir a Giustiniani.<ref group='Notas'>En un momento del conclave, Giustiniani creyó que podía ser elegido, hasta que le leyeron una carta en que se decía que no era acepto al Rey de España (PASTOR, o.c., vol 27, p.67).</ref> Y la razón se remontaba al mes de octubre de 1619. El día 27 escribía Calasanz desde Narni que tenía alojado en casa al cardenal Giustiniani.<ref group='Notas'>C,41</ref> Y el 30 volvía a escribir a Roma:
  
:'''Aquí ha estado alojado en casa al volver de Loreto el Sr. Cardenal Giustiniani con dos Prelados y se ha ido muy satisfecho, no sólo del provecho que han hecho en tan poco tiempo nuestros Maestros -habiéndole recitado tres alumnos todo lo bien que se puede desear-, sino también del trato recibido, de modo que habiendo encontrado al Card. Ludovisi cerca de Otrícoli le dijo que viniera a hospedarse en nuestra casa, como lo hizo, pues no encontraría en Narni un alojamiento mejor, porque hice abrir dos puertas y tenía una salita y dos habitaciones muy bien preparadas, y fuera, en lugar de salón donde estaba la gente para la audiencia, un corredor o dormitorio largo 90 pies de los míos y ancho 16… Me temo que tendremos que hacer este servicio de alojar a muchos cardenales cuando pasen por aquí, pues sería algo molesto'.&lt;ref group='Notas'&gt;C.42. Narni era un punto casi obligado de parada para las carrozas que iban o venían de Roma.&lt;/ref&gt;
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:'''Aquí ha estado alojado en casa al volver de Loreto el Sr. Cardenal Giustiniani con dos Prelados y se ha ido muy satisfecho, no sólo del provecho que han hecho en tan poco tiempo nuestros Maestros -habiéndole recitado tres alumnos todo lo bien que se puede desear-, sino también del trato recibido, de modo que habiendo encontrado al Card. Ludovisi cerca de Otrícoli le dijo que viniera a hospedarse en nuestra casa, como lo hizo, pues no encontraría en Narni un alojamiento mejor, porque hice abrir dos puertas y tenía una salita y dos habitaciones muy bien preparadas, y fuera, en lugar de salón donde estaba la gente para la audiencia, un corredor o dormitorio largo 90 pies de los míos y ancho 16… Me temo que tendremos que hacer este servicio de alojar a muchos cardenales cuando pasen por aquí, pues sería algo molesto'.<ref group='Notas'>C.42. Narni era un punto casi obligado de parada para las carrozas que iban o venían de Roma.</ref>
  
La ocasión fue la siguiente: Alejandro Ludovisi, arzobispo de Bolonia, fue creado cardenal el 19 de septiembre de 1616. A finales de 1618 fue a Roma y recibió el capelo en el consistorio del 20 de noviembre. Quedó allí hasta fines de octubre de 1619, y al regresar hacia su sede fue a hospedarse en Narni.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. PASTOR, o.c., vol. 25, p.266, y vol. 27, P.73.&lt;/ref&gt; Tanto Caputi como Berro hablan en sus memorias de este encuentro en Narni entre Calasanz y Ludovisi, pero equivocan las fechas, creyendo que ocurrió en 1621, durante la sede vacante, cuando el arzobispo de Bolonia iba al conclave, en que sería elegido papa con el nombre de Gregorio XV. Naturalmente, dadas las circunstancias, no podía faltar alusión a la posible elección y consiguiente promesa del cardenal, el cual -dice Berro-, 'poniéndole la mano en la espalda, le dijo: Padre, si Dios me da la gracia de poderlo hacer, os prometo que os ayudaré'.&lt;ref group='Notas'&gt;BERRO I, p.98.&lt;/ref&gt; Más lejos llega otro hagiógrafo primitivo, el P. Bianchi, quien añade por su cuenta que Calasanz predijo el pontificado a Ludovisi y éste le hizo la promesa de que habla Berro.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. EGC II, p.95-96. Como ocurre otras veces, Talenti lo acepta todo y lo recompone, diciendo que fueron dos encuentros, uno en 1619 y otro en 162I, con profecía y promesa en el último viaje.(cf. TALENTI, ‘Vita’, p.137-138).&lt;/ref&gt; Pero la claridad de la carta de Calasanz, del 30 de octubre de 1619, hace imposibles estas suposicienes.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf.las incongruencias de la narración de Berro en EGC II, p.95-96. La posibilidad de un segundo encuentro en 1621, a raíz del conclave, es inverosímil, pues en las cartas de aquellos días en que Calasanz habla del tema, forzosamente tendría que haberlo aludido.&lt;/ref&gt;
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La ocasión fue la siguiente: Alejandro Ludovisi, arzobispo de Bolonia, fue creado cardenal el 19 de septiembre de 1616. A finales de 1618 fue a Roma y recibió el capelo en el consistorio del 20 de noviembre. Quedó allí hasta fines de octubre de 1619, y al regresar hacia su sede fue a hospedarse en Narni.<ref group='Notas'>Cf. PASTOR, o.c., vol. 25, p.266, y vol. 27, P.73.</ref> Tanto Caputi como Berro hablan en sus memorias de este encuentro en Narni entre Calasanz y Ludovisi, pero equivocan las fechas, creyendo que ocurrió en 1621, durante la sede vacante, cuando el arzobispo de Bolonia iba al conclave, en que sería elegido papa con el nombre de Gregorio XV. Naturalmente, dadas las circunstancias, no podía faltar alusión a la posible elección y consiguiente promesa del cardenal, el cual -dice Berro-, 'poniéndole la mano en la espalda, le dijo: Padre, si Dios me da la gracia de poderlo hacer, os prometo que os ayudaré'.<ref group='Notas'>BERRO I, p.98.</ref> Más lejos llega otro hagiógrafo primitivo, el P. Bianchi, quien añade por su cuenta que Calasanz predijo el pontificado a Ludovisi y éste le hizo la promesa de que habla Berro.<ref group='Notas'>Cf. EGC II, p.95-96. Como ocurre otras veces, Talenti lo acepta todo y lo recompone, diciendo que fueron dos encuentros, uno en 1619 y otro en 162I, con profecía y promesa en el último viaje.(cf. TALENTI, ‘Vita’, p.137-138).</ref> Pero la claridad de la carta de Calasanz, del 30 de octubre de 1619, hace imposibles estas suposicienes.<ref group='Notas'>Cf.las incongruencias de la narración de Berro en EGC II, p.95-96. La posibilidad de un segundo encuentro en 1621, a raíz del conclave, es inverosímil, pues en las cartas de aquellos días en que Calasanz habla del tema, forzosamente tendría que haberlo aludido.</ref>
  
Más consistente es el hecho de que Ludovisi conocía las Escuelas Pías de Bolonia, fundadas en 1616 por Juan Francisco Fiammelli 'con el consentimiento y autoridad de Mons. Ilmo. y Rvmo. Arzobispo', cuyas Reglas aprobó también.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. ‘Regole per la Congregatíone delle Scuole Pie di Bologna, approvate et confirmate dall'Illmo. e Revmo. Sig. Card. Lodovisio Arcivescovo et di esse Protettore benignissimo. Cap. I Origine et Istituto delle Scuote Pie di Bologna (cit. en L. PICANYOL, ‘Le Scuole Pie e Galileo Galilei¡, p.60, n.2).&lt;/ref&gt; Indudablemente, Fiammelli hablaría con Ludovisi de las Escuelas Pías de Roma, de las que había sido “Hermano” y maestro, y de su fundador, el P. Prefecto José de Calasanz. Y en Narni, Calasanz y Ludovisi hablarían de Fiammelli. Era, pues, lógico que Calasanz pensara en Ludovisi como futuro papa, tanto más cuanto que no podía ignorar que en todo el año que estuvo en Roma el cardenal de Bolonia “se había extendido la opinión de que sería el sucesor de Pablo V”, como dice Pastor.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. PASTOR, o.c., vol. 27, p.73. En este caso las oraciones y deseos de Calasanz se cumplieron. Pero no siempre ocurre así en los Santos. San Ignacio de Loyola no quería que saliera elegido el card. Caraffa y escribe el P. Cámara ef 6 de abril de 1555: 'De lo que el Padre (Ignacio) dijo hoy de hacer oración para que, siendo igual servicio de Dios, no saliese papa quien mutase lo de la Compañía, por haber algunos papables de que se teme la mutarían'; y al saber que había sido elegido precisamente Caraffa el 23 de mayo de 1555, que fue Pablo IV, dice Cámara: 'hizo el Padre una notable mudanza y alteración en su rostro y… todos los huesos se le revolvieron en el cuerpo' (C. DALMASES, ‘El P. Maestro Ignacío’ [BAC, Madrid 1979], p.243).&lt;/ref&gt; Esta fama y la amistad surgida en Narni, junto con las conversaciones sobre el futuro de la recién nacida Congregación Paulina, hicieron concebir a Calasanz fundadas esperanzas en la protección de Ludovisi, previsible papa. Quizá fuera ése el sentido de una frase sibilina que escribió al P. García unos diez días después del encuentro con el cardenal de Bolonia: “Yo espero que por los medios que no imaginamos nos ha de socorrer mucho el Señor”.&lt;ref group='Notas'&gt;C.43.&lt;/ref&gt;
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Más consistente es el hecho de que Ludovisi conocía las Escuelas Pías de Bolonia, fundadas en 1616 por Juan Francisco Fiammelli 'con el consentimiento y autoridad de Mons. Ilmo. y Rvmo. Arzobispo', cuyas Reglas aprobó también.<ref group='Notas'>Cf. ‘Regole per la Congregatíone delle Scuole Pie di Bologna, approvate et confirmate dall'Illmo. e Revmo. Sig. Card. Lodovisio Arcivescovo et di esse Protettore benignissimo. Cap. I Origine et Istituto delle Scuote Pie di Bologna (cit. en L. PICANYOL, ‘Le Scuole Pie e Galileo Galilei¡, p.60, n.2).</ref> Indudablemente, Fiammelli hablaría con Ludovisi de las Escuelas Pías de Roma, de las que había sido “Hermano” y maestro, y de su fundador, el P. Prefecto José de Calasanz. Y en Narni, Calasanz y Ludovisi hablarían de Fiammelli. Era, pues, lógico que Calasanz pensara en Ludovisi como futuro papa, tanto más cuanto que no podía ignorar que en todo el año que estuvo en Roma el cardenal de Bolonia “se había extendido la opinión de que sería el sucesor de Pablo V”, como dice Pastor.<ref group='Notas'>Cf. PASTOR, o.c., vol. 27, p.73. En este caso las oraciones y deseos de Calasanz se cumplieron. Pero no siempre ocurre así en los Santos. San Ignacio de Loyola no quería que saliera elegido el card. Caraffa y escribe el P. Cámara ef 6 de abril de 1555: 'De lo que el Padre (Ignacio) dijo hoy de hacer oración para que, siendo igual servicio de Dios, no saliese papa quien mutase lo de la Compañía, por haber algunos papables de que se teme la mutarían'; y al saber que había sido elegido precisamente Caraffa el 23 de mayo de 1555, que fue Pablo IV, dice Cámara: 'hizo el Padre una notable mudanza y alteración en su rostro y… todos los huesos se le revolvieron en el cuerpo' (C. DALMASES, ‘El P. Maestro Ignacío’ [BAC, Madrid 1979], p.243).</ref> Esta fama y la amistad surgida en Narni, junto con las conversaciones sobre el futuro de la recién nacida Congregación Paulina, hicieron concebir a Calasanz fundadas esperanzas en la protección de Ludovisi, previsible papa. Quizá fuera ése el sentido de una frase sibilina que escribió al P. García unos diez días después del encuentro con el cardenal de Bolonia: “Yo espero que por los medios que no imaginamos nos ha de socorrer mucho el Señor”.<ref group='Notas'>C.43.</ref>
  
El 7 de febrero volvía a hablar de la futura elección, diciendo: 'aquí haremos hacer aún oraciones por la buena elección del Pastor Universal que tanto importa. Espero que poco después de estar en Conclave se pondrán de acuerdo los Sres. Cardenales. Al menos así lo deseo'.&lt;ref group='Notas'&gt;C.67.&lt;/ref&gt; No faltan quienes hayan visto en esta última frase una profecía más o menos clara.&lt;ref group='Notas'&gt;Picanyol en EGC II, p.122; TALENTI, ‘Vita’, p.138.&lt;/ref&gt; Quiso dejarla en mero deseo, pero los hechos le dieron razón, pues el conclave de 1621 fue extraordinariamente corto, comparado con los otros cinco que se celebraron durante los cincuenta y seis años de vida romana de Calasanz.&lt;ref group='Notas'&gt;El conclave de Gregorio XV duró dos días (cf. PASTOR, o.c., vol. 27, p.67-69); el de Clemente VIII, 21 días (ib., vol. 23, p.34-40); el de León XI, 19 días (ib., vol. 25, p.11-16); el de Pablo V, 9 días (ib., vol.25, p.24-32); el de Urbano VIII, 19 días (ib., vol. 27, p.297-309), y el de Inocencio X, 38 días (ib., vol. 30, p.17-25).&lt;/ref&gt;
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El 7 de febrero volvía a hablar de la futura elección, diciendo: 'aquí haremos hacer aún oraciones por la buena elección del Pastor Universal que tanto importa. Espero que poco después de estar en Conclave se pondrán de acuerdo los Sres. Cardenales. Al menos así lo deseo'.<ref group='Notas'>C.67.</ref> No faltan quienes hayan visto en esta última frase una profecía más o menos clara.<ref group='Notas'>Picanyol en EGC II, p.122; TALENTI, ‘Vita’, p.138.</ref> Quiso dejarla en mero deseo, pero los hechos le dieron razón, pues el conclave de 1621 fue extraordinariamente corto, comparado con los otros cinco que se celebraron durante los cincuenta y seis años de vida romana de Calasanz.<ref group='Notas'>El conclave de Gregorio XV duró dos días (cf. PASTOR, o.c., vol. 27, p.67-69); el de Clemente VIII, 21 días (ib., vol. 23, p.34-40); el de León XI, 19 días (ib., vol. 25, p.11-16); el de Pablo V, 9 días (ib., vol.25, p.24-32); el de Urbano VIII, 19 días (ib., vol. 27, p.297-309), y el de Inocencio X, 38 días (ib., vol. 30, p.17-25).</ref>
  
 
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16.15. Pablo V y Gregorio XV, dos buenos amigos de Calasanz

El 28 de enero de 1621 murió en Roma Pablo V. Calasanz en Narni debió de sentirlo profundamente. Había sido un gran bienhechor de las Escuelas Pías durante todo su pontificado, dando muchas muestras de afecto y admiración al P. Prefecto. Seguramente, en aquellas noches frías en que no podía conciliar el sueño recordaría las audiencias en la Villa veraniega de Mondragone o en los palacios papales de Roma. Y también aquella otra, tan original, en la plaza del Panteón. Cuenta Berro que 'encontrándolo una vez en la Rotonda [el Panteón], mientras acompañaba a los niños [a sus casas], hizo parar la litera el papa y se entretuvo hablando largo rato con nuestro P. José. Y yo lo sé de quien estuvo presente'.[Notas 1] Y no menos simpático fue aquel otro encuentro en Frascati, en mayo de 1617, con los alumnos de las Escuelas Pías, tan semejante a las actuales audiencias con gente joven. De ello escribió Calasanz, como testigo presencial: “resultó muy gracioso el encuentro tenido con el papa con banderitas de varios colores y con mucho gusto de todos en general”.[Notas 2]

Recordaría también -si hay que creer en esto a Berro- que 'al final de su pontificado lo puso en el número de cardenales que quería crear y se lo dijo y aun se lo dio por escrito al Sr. Cardenal Escipión Borghese, su nepote. Pero habiéndose corrido la voz por la ciudad, mientras otros hubieran sentido gran alegría, nuestro Padre sintió mucha congoja… y los mismos alumnos lo decían públicamente… y se debe creer que mucho se encomendaría a Dios y haría otras diligencias para librarse de esta dignidad, como lo consiguió mediante dicho Cardenal Escipión'.[Notas 3] ¡El fracasado pretendiente de canonjías renunciaba al capelo cardenalicio! Y seguiría recordando con emoción ciertas ceremonias solemnes, no por su fastuosidad barroca, sino por lo que le habían hecho vibrar las fibras del alma. Pablo V había canonizado, entre otros, a Carlos Borromeo, tan querido y venerado por Calasanz, y al español Tomás de Villanueva, y había beatificado al también entrañable Felipe Neri y a los españoles Isidro labrador, Pascual Baylón, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Teresa de Jesús.[Notas 4]

Un cronista de la época escribió en su diario al morir Pablo V: 'Fue… magnánimo, espléndido, cumplidor de la justicia, amante de la paz, protector de los pobres, mantenedor y acrecentador de la abundancia… Solía decir que dos cosas le gustaba hacer al pueblo: una era darles de trabajar para que se ganaran la vida y la otra, mantener la abundancia, lo cual hizo siempre maravillosamente'.[Notas 5] Y a propósito de su preocupación por los pobres y el pueblo, comenta Ausenda: “Creo no estar lejos de la verdad diciendo que Pablo V fue el papa que mejor comprendió a Calasanz, pues tenían en común el amor a los pobres y, como é1, se propuso ayudarles a salir de la indigencia mediante un trabajo digno para ganarse la vida. De hecho, la escuela de Calasanz… estaba destinada a enseñar a los muchachos aquellas nociones que les capacitaran para trabajar con competencia para conseguir lo necesario para la vida”.[Notas 6]

Es también digno de mención este espléndido elogio de Pastor en que une en un solo acorde los nombres de Calasanz y Borghese: 'En Roma trabajaba José de Calasanz. Como Clemente VIII, también el Papa Borghese protegió la escuela fundada por este ‘amigo del pueblo’, la cual, siendo gratuita, era una verdadera bendición para Roma'.[Notas 7]

Durante la sede vacante, Calasanz y los suyos de Narni rezan por la elección del papa futuro: 'Aquí -escribe a Roma- haremos oración siempre por la elección del nuevo Papa, y quiera el Señor que sea como nosotros lo deseamos'.[Notas 8] Y acertó. Aunque hubiera sido más exacto decir “el que”, en vez de “como”, pues lo más probable es que pensara en el cardenal Alejandro Ludovisi, sin excluir a Giustiniani.[Notas 9] Y la razón se remontaba al mes de octubre de 1619. El día 27 escribía Calasanz desde Narni que tenía alojado en casa al cardenal Giustiniani.[Notas 10] Y el 30 volvía a escribir a Roma:

Aquí ha estado alojado en casa al volver de Loreto el Sr. Cardenal Giustiniani con dos Prelados y se ha ido muy satisfecho, no sólo del provecho que han hecho en tan poco tiempo nuestros Maestros -habiéndole recitado tres alumnos todo lo bien que se puede desear-, sino también del trato recibido, de modo que habiendo encontrado al Card. Ludovisi cerca de Otrícoli le dijo que viniera a hospedarse en nuestra casa, como lo hizo, pues no encontraría en Narni un alojamiento mejor, porque hice abrir dos puertas y tenía una salita y dos habitaciones muy bien preparadas, y fuera, en lugar de salón donde estaba la gente para la audiencia, un corredor o dormitorio largo 90 pies de los míos y ancho 16… Me temo que tendremos que hacer este servicio de alojar a muchos cardenales cuando pasen por aquí, pues sería algo molesto'.[Notas 11]

La ocasión fue la siguiente: Alejandro Ludovisi, arzobispo de Bolonia, fue creado cardenal el 19 de septiembre de 1616. A finales de 1618 fue a Roma y recibió el capelo en el consistorio del 20 de noviembre. Quedó allí hasta fines de octubre de 1619, y al regresar hacia su sede fue a hospedarse en Narni.[Notas 12] Tanto Caputi como Berro hablan en sus memorias de este encuentro en Narni entre Calasanz y Ludovisi, pero equivocan las fechas, creyendo que ocurrió en 1621, durante la sede vacante, cuando el arzobispo de Bolonia iba al conclave, en que sería elegido papa con el nombre de Gregorio XV. Naturalmente, dadas las circunstancias, no podía faltar alusión a la posible elección y consiguiente promesa del cardenal, el cual -dice Berro-, 'poniéndole la mano en la espalda, le dijo: Padre, si Dios me da la gracia de poderlo hacer, os prometo que os ayudaré'.[Notas 13] Más lejos llega otro hagiógrafo primitivo, el P. Bianchi, quien añade por su cuenta que Calasanz predijo el pontificado a Ludovisi y éste le hizo la promesa de que habla Berro.[Notas 14] Pero la claridad de la carta de Calasanz, del 30 de octubre de 1619, hace imposibles estas suposicienes.[Notas 15]

Más consistente es el hecho de que Ludovisi conocía las Escuelas Pías de Bolonia, fundadas en 1616 por Juan Francisco Fiammelli 'con el consentimiento y autoridad de Mons. Ilmo. y Rvmo. Arzobispo', cuyas Reglas aprobó también.[Notas 16] Indudablemente, Fiammelli hablaría con Ludovisi de las Escuelas Pías de Roma, de las que había sido “Hermano” y maestro, y de su fundador, el P. Prefecto José de Calasanz. Y en Narni, Calasanz y Ludovisi hablarían de Fiammelli. Era, pues, lógico que Calasanz pensara en Ludovisi como futuro papa, tanto más cuanto que no podía ignorar que en todo el año que estuvo en Roma el cardenal de Bolonia “se había extendido la opinión de que sería el sucesor de Pablo V”, como dice Pastor.[Notas 17] Esta fama y la amistad surgida en Narni, junto con las conversaciones sobre el futuro de la recién nacida Congregación Paulina, hicieron concebir a Calasanz fundadas esperanzas en la protección de Ludovisi, previsible papa. Quizá fuera ése el sentido de una frase sibilina que escribió al P. García unos diez días después del encuentro con el cardenal de Bolonia: “Yo espero que por los medios que no imaginamos nos ha de socorrer mucho el Señor”.[Notas 18]

El 7 de febrero volvía a hablar de la futura elección, diciendo: 'aquí haremos hacer aún oraciones por la buena elección del Pastor Universal que tanto importa. Espero que poco después de estar en Conclave se pondrán de acuerdo los Sres. Cardenales. Al menos así lo deseo'.[Notas 19] No faltan quienes hayan visto en esta última frase una profecía más o menos clara.[Notas 20] Quiso dejarla en mero deseo, pero los hechos le dieron razón, pues el conclave de 1621 fue extraordinariamente corto, comparado con los otros cinco que se celebraron durante los cincuenta y seis años de vida romana de Calasanz.[Notas 21]

Notas

  1. BERRO I, p.97. Dice también Berro que Pablo V 'più volte in Frascati lo conduceva seco a piedi discorrendo per molto tempo et hore' (ib.). Ambas cosas narra también Caputi en ‘Notizie historiche’ V, p.XI (cf. EcoCen 2 [1945] 15-16).
  2. C.13.
  3. Ib. Armini trae el testimonio del Card. Montalto (cf. ARMINI, ‘Vita’ p.217). Brasavola aduce también el testimonio de Montalto, que lo vio en la lista para la promoción-del día 11 de enero de 1621. Pero Calasanz-fue al palacio del Quirinal y disuadió al papa (cf. R. BRASAVOLA ‘Emerologium’ (1727): Archivum 3 [1938] 65). Talenti dice que las ofertas de Pablo V fueron tres: en julio de 1609 y en las promociones del 17 de agosto de 1611 y del 11 de enero de 1621. Y Calasanz rechazó las tres (Cf. TALENTI, ‘Vita’, p.99, 101 y 133).
  4. Cf. PASTOR, o.c., vol. 25, p.203-212.
  5. G. GIGLI, ‘Diario Romano’ (1608-1670), Roma 1958, p.48-49.
  6. G. AUSENDA, ‘Interessante documento della Roma del sec. XVII’: Ricerche 18 (1986) 365.
  7. PASTOR, o.c., p.218-219.
  8. C.66
  9. En un momento del conclave, Giustiniani creyó que podía ser elegido, hasta que le leyeron una carta en que se decía que no era acepto al Rey de España (PASTOR, o.c., vol 27, p.67).
  10. C,41
  11. C.42. Narni era un punto casi obligado de parada para las carrozas que iban o venían de Roma.
  12. Cf. PASTOR, o.c., vol. 25, p.266, y vol. 27, P.73.
  13. BERRO I, p.98.
  14. Cf. EGC II, p.95-96. Como ocurre otras veces, Talenti lo acepta todo y lo recompone, diciendo que fueron dos encuentros, uno en 1619 y otro en 162I, con profecía y promesa en el último viaje.(cf. TALENTI, ‘Vita’, p.137-138).
  15. Cf.las incongruencias de la narración de Berro en EGC II, p.95-96. La posibilidad de un segundo encuentro en 1621, a raíz del conclave, es inverosímil, pues en las cartas de aquellos días en que Calasanz habla del tema, forzosamente tendría que haberlo aludido.
  16. Cf. ‘Regole per la Congregatíone delle Scuole Pie di Bologna, approvate et confirmate dall'Illmo. e Revmo. Sig. Card. Lodovisio Arcivescovo et di esse Protettore benignissimo. Cap. I Origine et Istituto delle Scuote Pie di Bologna (cit. en L. PICANYOL, ‘Le Scuole Pie e Galileo Galilei¡, p.60, n.2).
  17. Cf. PASTOR, o.c., vol. 27, p.73. En este caso las oraciones y deseos de Calasanz se cumplieron. Pero no siempre ocurre así en los Santos. San Ignacio de Loyola no quería que saliera elegido el card. Caraffa y escribe el P. Cámara ef 6 de abril de 1555: 'De lo que el Padre (Ignacio) dijo hoy de hacer oración para que, siendo igual servicio de Dios, no saliese papa quien mutase lo de la Compañía, por haber algunos papables de que se teme la mutarían'; y al saber que había sido elegido precisamente Caraffa el 23 de mayo de 1555, que fue Pablo IV, dice Cámara: 'hizo el Padre una notable mudanza y alteración en su rostro y… todos los huesos se le revolvieron en el cuerpo' (C. DALMASES, ‘El P. Maestro Ignacío’ [BAC, Madrid 1979], p.243).
  18. C.43.
  19. C.67.
  20. Picanyol en EGC II, p.122; TALENTI, ‘Vita’, p.138.
  21. El conclave de Gregorio XV duró dos días (cf. PASTOR, o.c., vol. 27, p.67-69); el de Clemente VIII, 21 días (ib., vol. 23, p.34-40); el de León XI, 19 días (ib., vol. 25, p.11-16); el de Pablo V, 9 días (ib., vol.25, p.24-32); el de Urbano VIII, 19 días (ib., vol. 27, p.297-309), y el de Inocencio X, 38 días (ib., vol. 30, p.17-25).