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CAPITULO TERCERO: INTERVALO HASTA EL PROCESO APOSTOLICO

Refiere el P. Caputi que una vez terminado el Proceso Ordinario-no juzgaron oportuno los Padres de S. Pantaleón dar ningún paso para la instrucción del Proceso Apostólico durante el pontificado de Inocencio X, dado que a él se debía el estado de postración de las Escuelas Pías[Notas 1]. Pero no puede darse demasiado peso a esta motivación, pues el Papa no había puesto obstáculo alguno para que se iniciara el Proceso Ordinario, aun habiendo sido informado desde el principio por el Vicegerente Rinaldi y por el Cardenal Ginetti, como recordó Caputi[Notas 2]. Más todavía, el doble Proceso Ordinario se había llevado a cabo totalmente durante el pontificiado del Papa Pamfili, sin que se notara ninguna interferencia adversa por parte suya ni por parte de los supervivientes, que habían decidido ia destrucción de la Orden y la consiguiente deposición definitiva de su Fundador de su oficio de General[Notas 3]. Por otra parte, aun en el caso de que tales recelos tuvieran consistencia, no valdría la pena tomarlos en consideración, pues sólo hubieran sido causa de una insignificante demora de cinco meses, dado que la entrega de las Actas del Proceso Ordinario a la Sda. Congregación de Ritos fue el 7 de agosto de 1654 y el papa Inocencio X murió el 7 de enero •de 1655.

La elección del nuevo Papa, Alejandro Vil, causó honda satisfacción en los escolapios, pues su sincera amistad con el P. Carlos Mazzei[Notas 4], miembro de la comunidad de S. Pantaleón, remontaba a los tiempos en que Mons. Chigi era Nuncio Apostólico en Aquis-<jrán, o probablemente antes[Notas 5]. Cuando en 1652 fue nombrado Chigi Cardenal Secretarlo de Estado en sustitución del difunto Cardenal Panziroli, declarado adversario de las Escuelas Pías, tanto el P. Mazzei como los PP. Berro y Caputi fueron a cumplimentarle y a encomendar a su intercesión el arduo problema de la restauración de la Orden. Pero a pesar de las buenas intenciones, promesas y sinceros deseos del Cardenal no se pudo conseguir nada, pues el papa Inocencio X se mantuvo inflexible[Notas 6].

Este intrincado problema de la reintegración de la Orden había ocupado un lugar preferente en las preocupaciones y desvelos del anciano Fundador[Notas 7]. Después de su muerte continuaron sus hijos importunando a la Santa Sede para que se abrogara o derogara el Breve inocenciano de supresión, apoyados principalmente en la diplomática intervención de la corte de Polonia, pero todo fue inútil[Notas 8]. Las esperanzas puestas en la intervención del Card. Chigi, como Secretario de Estado, se agostaron también frente a la actitud decidida del papa Pamfili. De aquí que al ser elegido Papa el Cardenal Chigi, los Padres de S. Pantaleón vieron llegado el momento de conseguir lo que habían estado suplicando inútilmente durante casi un decenio. Ante la importancia de la cuestión de la reintegración de la Orden, quedó preterida por el momento la Causa de la Beatificación del Fundador, tanto más cuanto que los que asumieron sobre sus hombros la empresa fueron los PP. Caputi y Berro, que oon extraordinaria habilidad y superando obstáculos no insignificantes consiguieron en nueve meses el Breve Apostólico Dudum felicis recordationis, por el cual las Escuelas Pías volvían a renacer como Congregación de votos simples, con gobierno central, conexión jurídica entre las casas, Cardenal Protector, etc.[Notas 9].

El 12 de marzo de 1656 el Cardenal Ginetti, como Protector de la Congregación, hizo leer en S. Pantaleón el Breve pontificio y el nombramiento del nuevo General, con sus cuatro Asistentes[Notas 10]. El nuevo General era el P. Castilla y los Asistentes los PP. Castelli, Fedele, Scassellati y Juan Esteban Spinola[Notas 11].

Una de las primeras cuestiones tratadas por la nueva Congregación General fue el nombramiento de Superiores. Y el primer nombramiento propuesto fue el del Rector de S. Pantaleón, en el que no fue fácil ponerse de acuerdo. Entre los nombres presentados aparece el del P. Vicente Berro, pero no fue aceptado[Notas 12]. El 11 de abril se trató de la elección de Provinciales y de nuevo sonó el nombre del P. Berro como Provincial de Roma, pero tampoco fue aceptado[Notas 13]. Terminada la elección de todos los Provinciales de la Orden, se propuso inmediatamente al P. Berro como Rector de Narni y fue aceptado por unanimidad[Notas 14].

Indudablemente había en la nueva Congregación General personas interesadas en retener en Roma al P. Berro y por ello fue propuesto para Rector de S. Pantaleón y luego para Provincial romano, pero la mayoría estaba dispuesta a impedir que se quedara en Roma y por ello rechazó dichas candidaturas y propuso la tercera, consiguiendo su intento. No es difícil imaginar quienes tramaron esta especie de destierro camuflado del P. Berro. Ya hemos visto que el P. Fedele junto con el P. Gavotti obstaculizó el nombramiento de Procurador de la Causa, por el que tanto se esforzaron los PP. Berro y Caputi.

Y cuando Fedele llegue a General, una de sus primeras decisiones será alejar de Roma a Caputi. Berro ya habrá muerto entonces. El Padre Scassellati durante su futuro Generalato mantendrá también alejado de Roma a Berro. No hay duda, pues, que Fedele y Scassellati estaban interesados por alejar a Berro de Roma, secundando además las sugerencias y presiones de los adversarios de Berro, como Gavotti. Berro era partidario de la reintegración de la Orden a su primitvo estado de estricta observancia, mientras Fedele y Scassellati miraban a una restauración moderada, incluso sin votos solemnes, sin tanto rigor en la pobreza y en otros particulares[Notas 15]. A estos dos se añadió el P. Spinola, aunque por otros motivos más superficiales. El P. Spinola venía de Narni, en donde había asistido ©spiritualmente a las monjas de S. Bernardo. Al venirse a Roma, sus monjas quedaban sin director espiritual, y tenía que encontrar un hombre de espíritu que supliera sus veces. Y el P. Berro le pareció el más indicado, y por ello al proponerle como Rector de Narni, no hubo dificultad en admitirle[Notas 16].

Eran innegables los méritos de Berro en las dos Causas máximas de la Orden, como eran la reintegración y el Proceso de Beatificación.

Y ambas Causas estaban aún en el aire. El era el hombre indicado para continuar tales empresas. No obstante, y tal vez precisamente por ello, Berro tuvo que abandonar Roma y marchar a Narni. Y ambas causas fueron abandonadas por el momento. Con tales Asistentes no se podía esperar mucho.

Pasó un año entero. La total indiferencia de la Curia General por el Proceso del Fundador debió mover a alguien a buscar medios para salir de aquel punto muerto. Se podría pensar que Caputi recurrió a la diplomacia para conseguirlo. Pero el hecho de que en sus Memorias no aluda a ello, nos hace suponer que fue ajeno esta vez a tales trámites. Sea quien fuere, el caso es que el 18 de mayo de 1657 el P. General presentó a sus Asistentes un memorial de la Nación Española, en el que se pedía que se eligiera al P. Berro Procurador de la Causa del Siervo de Dios. La idea fue aceptada por lo visto de mala gana, pues incomprensiblemente decidieron que efectivamente el P. Berro se encargara de la Causa, sin darle el título de Procurador General, pero el P. Berro se negó a aceptar la propuesta con tales condiciones[Notas 17].

Si durante el resto de su Generalato el P. Castilla dio algún paso más a favor de la Causa de su santo predecesor, no lo sabemos. Como tampoco sabemos en concreto a qué se redujo su intervención positiva, al menos apreciable, en los años en que como Rector de San Pantaleón o General de la Congregación hubiera podido influir tanto con su autoridad para aminorar la prepotencia de los adversarios de la Causa. Ni como Rector ni como General podemos atribuirle documentalmente alguna iniciativa al respecto. Si se hizo ©) proceso ordinario se debió al P. Baldi, que lo inició. Los dos años que duró su Rectorado (1649-1651) son los dos únicos en que no gobernó en S. Pantaleón el P. Castilla desde la muerte del Fundador hasta su propia muerte. Es cierto que el proceso ordinario terminó cuando era Rector el P. García, pero no consta que se debiera a él concluirlo. Una vez empezado siguió imperturbablemente y sin obstáculos hasta el final. Pero el P. García, sin embargo, no osó tomar decisiones ni para empezar el proceso diocesano, cuando era Rector, ni para encaminar el apostólico, cuando era General. Tampoco quiso presentarse como testigo para deponer, a pesar de ser requerido. Ciertamente no podemos atribuir estas actitudes negativas a su mala voluntad o a oposición a la Causa. La quería sinceramente. Pero era hombre de poca decisión, escrupuloso y obsesionado por la idea cíe mantener la paz en la comunidad, y el ambiente en que le tocó v¡vir le acobardó sobremanera[Notas 18].

No acabó el trienio de su Generalato. Murió en febrero de 1659. Le sucedió como Vicario General el primer Asistente, P. José Fedele, hasta el próximo Capítulo General, celebrado en mayo del mismo año.

En este primer Capítulo General, celebrado después de la parcial restauración de la Orden, se expresó el deseo unánime de que se nombrara un Procurador de la Causa, pues desde el alejamiento de Roma del P. Berro ni siquiera se había provehido a reemplazarle en su cargo de Procurador[Notas 19]. Entre los capitulares estaba el Padre Berro, Rector de Narni, como Vocal de la Provincia Romana, al que probablemente miraban todos como el Procurador nato del Proceso. Pero el nuevo General, Camilo Scassellati, no estaba dispuesto a tener a su lado al P. Berro, sea porque disentían diametralmente respecto al modo de concebir la observancia regular y el espíritu del Instituto, sea por la aversión que sentían contra él algunos miembros de la Comunidad de S. Pantaleón, partidarios del nuevo General[Notas 20]. La solución adoptada respecto a Berro, por segunda y no última vez, fue alejarle de Roma con un nuevo cargo. Se le nombró Provincial de Liguria[Notas 21].

Sería injusto ver solamente animosidad o malevolencia en la actitud del P. Scassellati respecto al P. Berro. El P. Berro era un hombre de valía y no precisamente limitada a sus funciones de Procurador o de hábil diplomático en el ambiente de la curia romana. Por otra parte, la peste de 1656 había esquilmado las filas de los nuestros[Notas 22], y a esta calamidad se añadía la no menos grave de la dispersión de personal durante el decenio de la supresión inocencia-na[Notas 23], lo cual planteaba al General serios problemas a la hora de repartir cargos y oficios. Y el P. Berro era dignísimo de ser nombrado Provincial. Prescindiendo, sin embargo, de la actitud de Scassellati respecto a Berro, hay que reconocer que durante el primer trienio de su generalato, que duró un sexenio, dio muy pocas pruebas de interesarse por la Causa del Fundador, a pesar de que en un principio hubiera parecido entusiasta por su glorificación, como podría deducirse de su famosa oración fúnebre en la celebración oficial del Colegio Nazareno, pasados unos meses de la muerte del santo, o del hecho de haberse presentado como testigo en el proceso informativo, o de haber intervenido en los primeros intentos de nombrar Procurador.

No sólo hay que lamentar que el P. General se desembarazara del Padre Berro, sino también que no confiara la Procura al P. Caputi, que había dado sobrados motivos para ello, además de que el P. Berro, antes de partir para Genova, había entregado al P. General un memorial, proponiendo que nombrara Procurador al P. Caputi, corno el hombre más enterado de todo lo referente a la Causa y muy práctico en cuestiones curiales[Notas 24]. El P. Scassellati no atendió las recomendaciones de Berro, sino que dejándose llevar por partidismo y amistad personal nombró Procurador, con fecha de 26 de agosto de 1659, al P. José Pennazzi[Notas 25].

No pasó mucho tiempo sin que el P. General, instigado por elementos hostiles al círculo de Berro, particularmente por el intrigante Gavotti, encontrara un motivo para alejar también de Roma al íntimo amigo y colaborador de Berro, P. Caputi. La ocasión se presentó cuando, teniendo que mandar a Florencia al P. Morelli por atender a los ruegos del Gran Duque de Toscana, se tuvo que buscar a alguien que le pudiera sustituir en Chieti, en donde residía. Y ese alguien fue precisamente el P. Caputi[Notas 26].

Durante el período en que fueron alejados de Roma con razones aparentemente plausibles los PP. Berro y Caputi, fidelísimos partidarios de la antigua tradición de la Orden y custodios celosos de los recuerdos y documentos relativos al Fundador, los viejos partidarios de Mario y Cherubini dominaron la situación y formaron la camarilla de confianza del P. Scassellati, que aunque ajeno a las responsabilidades de los que tramaron la ruina de la Orden, se sentía más ligado a ellos por su tendencia moderada en la interpretación de la observancia regular, contra la que se mostraban irreductibles Berro y Caputi. Y no es de extrañar que en tales circunstancias se dejara de parte la Causa del Fundador. Pero no se contentaron con esto, sino que dolosamente y con el consentimiento del mismo P. General se quemaron muchos documentos importantísimos referentes al tiempo de la persecución del Fundador, en los que seguramente quedaban comprometidos sus propios nombres, como adictos a las maquinaciones de Mario y Cherubini. El P. Berro recuerda más de una vez con indignación y gritos de dolor este delito, atribuyéndolo nominalmente al P. Glicerio Ceruttl[Notas 27] y al P. Scassellati[Notas 28]. Y no olvida tampoco esta vileza el P. Caputi en sus Memorias[Notas 29]. Las consecuencias de esta quema fraudulenta de documentos fueron gravísimas, no sólo para la historia objetiva de aquellos hechos dramáticos, sino incluso para la fama misma del Fundador, pues su Proceso Apostólico estuvo en trance de fracasar para siempre por falta de documentos que testificaran su total inocencia ante las gravísimas disposiciones de la Santa Sede contra él y contra su Orden[Notas 30].

La despreocupación e indiferencia del P. Pennazzi y aun del Padre General por la Causa del Fundador hacían más insoportable la ausencia forzosa de los PP. Berro y Caputi. Quienes deseaban ardientemente que el Proceso se continuara a toda costa, empezaron a moverse para conseguir que volvieran a S. Pantaleón los insustituibles Berro y Caputi. El P. Pedro Mussesti, Asistente General y Rector de San Pantaleón[Notas 31], acompañado por el Hno. Eleuterio Stiso, amigo y colaborador fiel de Caputi, acudieron al Cardenal Lorenzo Imperiali, que apreciaba mucho al P. Caputi[Notas 32], para que exigiera al P. General su inmediato retorno a Roma. Expusieron al Cardenal el estado de abandono de la Causa del Fundador, y la necesidad de que volviera Caputi para llevarla adelante. El Cardenal pidió al P. Genera! la vuelta de Caputi, aduciendo que le necesitaba para sus servicios personales. Y el P. General, después de provocar la indignación dei purpurado por una primera negativa, condescendió en llamar al "desterrado". Pero en vez de asociarle a la comunidad de S. Pantaleón, le mandó a la casa del Borgo con nombramiento de Maestro de Novicios. Más tarde, ante nuevas instancias de Imperiali, sugeridas por Caputi y sus amigos, fue trasladado a S. Pantaleón, renunciando antes a su cargo de Maestro de Novicios[Notas 33].

Desde su regreso a Roma el 15 de diciembre de 1660[Notas 34], el Padre Caputi no había cesado de importunar al P. General para que promoviera la Causa del Fundador, y particularmente al pasar a San Pantaleón reiteró sus instancias al General y al P. Mussesti para que se nombrara a un responsable o Procurador de la Causa, ya que el Procurador General, a quien correspondía este oficio, no se interesaba lo más mínimo[Notas 35].

Las instancias de Caputi, unidas tal vez a las del P. Asistente Mussesti, produjeron un cambio favorable en el General, pues en la sesión de la Congregación General del día 27 de mayo de 1661 se deliberó que el P. Berro renunciara a su cargo de Provincial de Liguria y se viniera a Roma para encargarse de la Causa del Fundador. En la misma sesión se nombró al nuevo Provincial de Liguria[Notas 36]. No obstante, junio a la patente del nuevo Provincial no aparece la patente de Procurador para el P. Berro, que no se le dio nunca, sin duda para no contrariar al P. Pennazzi, que era oficialmente el Procurador General[Notas 37].

La deliberación anterior no tuvo efecto, pues el recién nombrado Provincial de Liguria, sucesor de Berro, murió a los pocos días de su nombramiento, y la Congregación General decidió en sesión del 17 de junio que el P. Berro, que todavía no había emprendido el viaje hacia Roma, volviera a asumir las funciones de Provincial[Notas 38]. Y el Padre Berro tuvo que quedarse en Liguria, esperando nuevas decisiones^ del P. General.

Aquel mismo año (1661) el Papa Alejandro Vil decretó que se hiciera Visita Apostólica general en Roma. El día 10 de octubre el Cardenal Franciotti y el Vicegerente visitaron la Iglesia y casa de San Pantaleón[Notas 39]. Hubo muchas quejas contra el gobierno del P. Scas-sellati y entre tantas se aludió expresamente al abandono en que se había dejado la Causa del P. Fundador, pidiendo a la vez que se mandara llamar al P. Berro para que se encargara del asunto[Notas 40]. Las acusaciones contra el P. Pennazzi eran más graves, pues además de reconocerle incapaz de ocupar su cargo, se le recriminaba su poca observancia y su excesivo visiteo a casas de seglares y a un determinado convento de monjas[Notas 41]. Pero las recriminaciones más graves eran contra el P. Gavotti, muy semejantes a las dirigidas contra Pennazzi[Notas 42], y que coinciden con lo que de él escribirían más tarde Berro y Caputi en sus Memorias[Notas 43].

Los visitadores exigieron al P. General que sacara de Roma al Padre Gavotti[Notas 44], y que llamara de Genova al P. Berro para confiarle la Causa del Fundador. Y el 14 de enero del año siguiente (1662) firmó el P. General la carta obediencial, para que el P. Berro dejara el Provincialato de Liguria y volviera finalmente a Roma[Notas 45].

El motivo de la renuncia del P. Berro al provincialato de Liguria y de su traslado a Roma era evidentemente uno sólo: que se encargara del Proceso de Beatificación. Así se lo había manifestado el General en mayo de 1661 y así lo había impuesto la Visita Apostólica en octubre del mismo año. Pero improvisamente, apenas llegado a Roma, se le nombra Provincvial romano y en la patente nada se dice de su oficio de Procurador o encargado de la Causa[Notas 46]. Por tanto, oficialmente continuaba siendo Procurador el P. Pennazzi, pues a pesar de las quejas contra su inhabilidad, los Visitadores no exigieron que fuera sustituido en su cargo, sino simplemente que el P. Berro se encargara de la Causa de Beatificación[Notas 47].

La Visita Apostólica había impuesto el nombramiento de un Provincial Romano, cargo que ejercía hasta entonces el mismo P. General, pero a la vez decidía que el Provincial Romano no tenía jurisdicción ninguna en las casas enclavadas en Roma[Notas 48]. Había impuesto también que el Procurador General, junto con el P. General y sus Asistentes residieran en S. Pantaleón[Notas 49]. Según estas disposiciones, el P. Berro no podía residir en Roma, sino forzosamente tenía que residir fuera, pues como Provincial Romano no tenía jurisdicción en !as casas romanas, y como no era oficialmente Procurador no podía tampoco exigir como residencia la casa de S. Pantaleón. ¿Y era posible cumplir sus funciones de Procurador "efectivo" de la Causa, sin tesidir en Roma? ¿Para qué había servido renunciar al provinciaiato de Liguria y trasladarse a Roma, si apenas llegado aquí se encontraba con la imposibilidad de residir en ella, y con la carga de otro provinciaiato? ¿Qué sinceridad había en el General al manifestar sus deseos de continuar la Causa? ¿Por qué complicaba tanto las cosas, obstaculizando la acción del P. Berro con el nuevo nombramiento de Provincial y sus relativas limitaciones de residencia?

A pesar de todo, el P. Berro, considerando que desde su ausencia de Roma en 1656 hasta el presente no se había hecho nada por la Causa y las perspectivas no eran muy halagüeñas para el futuro con el Procurador oficial, debió, sin duda, aceptar generosamente el encargo, confiando en que algo se podría hacer, a pesar de las limitaciones.

La llegada a Roma del P. Berro en enero de 1662[Notas 50], como encargado de la Causa, era un motivo de fundada esperanza en !a prosecución del Proceso. No obstante, pasaron todavía dos años sin que se hiciera nada en concreto, debido probablemente a las dificultades que encontró en su nuevo cargo de Provincial romano, ocasionadas, principalmente, por los conflictos surgidos entre él y el Padre General, referentes a la limitación de su jurisdicción provincial[Notas 51]. Sólo en los primeros meses de 1664 se reanudaron las tareas preliminares para la introducción de la Causa en la Congregación de Ritos, •es decir, para dar principio a los Procesos Apostólicos. Habían transcurrido inútilmente diez años desde que, en agosto de 1654, se habían entregado a la dicha Congregación las Actas de los Procesos ordinarios.

Hasta el momento la Santa Sede no había intervenido para nada oficialmente en el desarrollo de la Causa de Beatificación. Todo había procedido en el ámbito de las atribuciones del Cardenal Vicario, como Ordinario de Roma. El primer acto oficial por el que una Causa de Beatificación pasa a la competencia exclusiva de la Santa Sede, entonces como ahora, es la llamada Signatura Commissionis o Decreto de Introducción de la Causa, es decir, la aprobación y subscripción del Papa a la propuesta de la Sda. Congregación de Ritos de que una Causa merece ser tratada en dicha Congregación[Notas 52].

Para obtener la Signatura Commissionis se exigen ciertos requisitos, no siempre idénticos en todos los tiempos, pero siempre en aumento a medida que la experiencia de la Congregación de Ritos y las exigencias de la crítica histórica y científica han aconsejado mayor prudencia. Cuando a mediados del siglo XVIII el Papa Benedicto XIV publicó su obra monumental sobre la Beatificación y Canonización de los Santos, enumeraba nueve requisitos[Notas 53], de los cuales, no todos estaban en vigor en el pontificado de Clemente IX en que so obtuvo ia Signatura para nuestra Causa. Concretamente, cuatro de estos requisitos fueron introducidos por Inocencio XI[Notas 54]. La revisión de escritos del Siervo de Dios, exigida por los Decretos de Urbano VIII[Notas 55], no se hacía antes de la Signatura, sino después. Sólo más tarde, al final del siglo XVII, prevaleció la práctica de exigirla antes de la Signatura[Notas 56]. Todavía, otro de los nueve requisitos enumerados por el Papa Lambertlnl no tenía aplicación entonces, sino que fue introducido más tarde para facilitar el curso de los procesos[Notas 57]. Prácticamente, pues, en la época que nos ocupa, se exigían sólo tres requisitos, a saber: 1. La entrega de los procesos ordinarios a la Congregación de Ritos; 2. las llamadas "Cartas postulatorias"; 3. cierta prueba sumaria de la santidad y milagros del Siervo de Dios basada en los procesos ordinarios[Notas 58].

Merece notarse que según el primero de estos nueve requisitos los Postuladores no podían pedir a la Congregación de Ritos la Signatura Commissionis antes de que hubieran transcurrido diez años desde la fecha en que fueron entregadas a dicha Congregación las Actas de los procesos ordinarios. Pero esta norma fue introducida por Inocencio XI en 1678[Notas 59], once años después de concedida la Signatura a nuestra Causa. Si hubiera regido, en nuestro caso, tendrían menos justificación nuestras lamentaciones por el descuido y la indiferencia de los PP. García y Scassellati, que dejaron pasar inútilmente el decenio 1654-1664 sin promover la Causa del Fundador.

De los tres requisitos exigidos en nuestro caso, el primero se había ya cumplido, pues los procesos ordinarios habían sido entregados a. ia Congregación de Ritos el día 7 de agosto de 1654[Notas 60]. Quedaban, pues, solamente dos, por cuya consecución y cumplimiento empezó a preocuparse seriamente nuestro vice-procurador P. Berro en los primeros meses de 1664. Este último período de la actividad del Padre Berro como encargado de la Causa, aunque sin título de Procurador, tue también fecundo como el primero, pero interrumpido bruscamente en octubre de 1665 con su nombramiento de Rector de Florencia y su despedida definitiva de Roma[Notas 61]. Probablemente el P. Berro pudo hacer poco personalmente, dadas sus ocupaciones de Provincial romano y su residencia fuera de la Urbe, y debió prácticamente dar carta blanca a su fiel colaborador P. Caputi, corno había hecho durante los procesos ordinarios. No obstante, no podemos dar pleno crédito al testimonio personal de este último, que en sus Memorias se nos presenta demasiado interesado en hacer resaltar sus propios méritos y aminorar los ajenos. Lo cierto es que sólo con la llegada de Berro a Roma y bajo su responsabilidad se emprendió de nuevo la marcha del proceso, a pesar de que el P. Caputi se encontraba ya en Roma desde finales de 1660.

La primera tarea de los PP. Berro y Caputi fue, pues, procurar Cartas Postulatorias, es decir, recurrir por intermediarios eficaces a Reyes, Príncipes, Magnates, Senados y Concejos municipales, Obispos, Cabildos, Generales de Ordenes Religiosas, Cofradías, etc., para que en nombre propio y en nombre de sus respectivas corporaciones suplicaran al Papa la introducción de la Causa de Beatificación del Padre José Calasanz en la Congregación de Ritos. El número de súplicas postulatorias conseguidas durante este último período de actividad del P. Berro, durante año y medio, pasa de cincuenta[Notas 62]. Y en ello tomó también parte activa el P. General Scassellati, escribiendo una circular a los PP. Provinciales de la Orden para que procuraran conseguir cartas postulatorias de sus respectivos príncipes y demás dignidades civiles y eclesiásticas[Notas 63], como también escribió él mismo directamente al Gran Duque de Toscana y a su hermano el Príncipe Leopoldo[Notas 64], y más tarde al Duque de Montalto, residente en Madrid, para conseguirlas de la Corte de España[Notas 65].

Las cartas postulatorias debían ser "espontáneas y repetidas"[Notas 66], es decir, no forzadas o meramente protocolarias, sino basadas en el convencimiento de los suplicantes respecto a la fama de santidad del P. José Calasanz, Más de una vez fueron rechazadas por nuestros Postuladores por parecer "mendigadas", aunque provenían de altísimos personajes, como fueron D. Pedro de Aragón, Virrey de Nápoles[Notas 67] y la Reina Cristina de Suecia[Notas 68]. Para que fueran "repetidas", los suplicantes mandaban la misma carta dos o tres veces con intervalos de un mes o quince días aproximadamente.

Merecen ser recordados los personajes o corporaciones que elevaron sus preces a la Santa Sede suplicando la Beatificación del Fundador de las Escuelas Pías, en cuyos escritos no sólo se elogian las virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios, sino también los méritos y el aprecio de que gozaban las Escuelas Pías. He aquí ordenada cronológicamente la lista de suplicantes, correspondiente a este período del P. Berro, con la fecha en que fueron firmados los documentos:

1. Diputados de Cataluña (24 de enero de 1659)[Notas 69].
2. Cabildo de la Colegiata romana de Sta. María in Via (1 de abril, 1 de mayo y 1 de junio de 1664)[Notas 70].
3. Padre General de los Agustinos, en nombre de su Orden (1 de abril, 1 de mayo y 1 de junio)[Notas 71].
4. Archicofradía de los 12 Apóstoles (20 de abril de 1664)[Notas 72].
5. Congregación General de las Escuelas Pías (20 de abril de 1664)[Notas 73].
6. Archicofradía de la Doctrina Cristiana (1 de mayo y 1 de junio de 1664)[Notas 74].
7. Archicofradía de la Sma. Trinidad de los Peregrinos (1 de mayo,, 1 de junio y 1 de julio de 1664)[Notas 75].
8. Padre General de los Ministros de los Enfermos, en nombre d© su orden (1 de mayo y 1 de junio de 1664)[Notas 76].
9. Gran Duque de Toscana, Fernando II (7 de junio de 1664)[Notas 77].
10. Embajador del Gran Duque de Toscana en Roma, en nombre del Gran Duque (1, 15 y 30 de julio de 1664)[Notas 78].
11. Senado Romano (1 de agosto de 1664)[Notas 79].
13. Párrocos y Rectores de las Iglesias romanas (20 de agosto y 2 de octubre de 1664)[Notas 80].
13. La Reina de Polonia (27 de agosto de 1664)[Notas 81].
14. El Rey de Polonia (20 de septiembre de 1664)[Notas 82].
15. Archicofradía de las Llagas de S. Francisco (1 de octubre, 1 de noviembre y 1 de diciembre de 1664)[Notas 83].
16. Cabildo de la Archibasílica de S. Juan de Letrán (1 de octubre, 1 de noviembre y 1 de diciembre de 1664)[Notas 84].
17. Cardenal Orsini en nombre del Rey de Polonia (1, 15 y 31 de diciembre de 1664)[Notas 85].
18. Congregación General de las Escuelas Pías (20 de mayo de 1665)[Notas 86].
19. Padre General de la Orden de S. Juan de Dios en nombre de su Religión (29 de mayo de 1665)[Notas 87].
20. Procurador Gen. de la Congregación benedictina de Cassino en nombre de su Congregación (20 de junio de 1665)[Notas 88].
21. Congregación Gen. de los Carmelitas Descalzos en nombre de su Orden (20 de agosto de 1665)[Notas 89].
22. Duque de Saboya (31 de agosto de 1665)[Notas 90].
23. Procurador Gen. de los Barnabitas en nombre de su Orden (1 de septiembre, 1 de octubre y 1 de noviembre de 1665)[Notas 91].
24. Miguelángel Broglia, obispo de Vercelii (4 y 30 de semptiembre y 15 de octubre de 1665[Notas 92].
25. Residente del Duque de Saboya en Roma, en nombre de Su Alteza Real (20 de septiembre, 1 y 30 de octubre de 1665)[Notas 93].
26. Ludovica, Princesa de Saboya (20, y 23 de octubre y 15 de noviembre de 1665)[Notas 94].
27. Abate Juan Antonio Anghemio en nombre de la Princesa anterior (15 de noviembre de 1665)[Notas 95].
28. María Juana Bautista, Princesa de Saboya (23 de octubre de 1665)[Notas 96].
29. Abate Juan Antonio Anghemio en nombre de la Princesa anterior (15 de noviembre de 1665)[Notas 97].

La afluencia de cartas postulatorias continuó hasta después de-ia Signatura Comrnissionis. Esta primera lista corresponde a las gestiones hechas durante el período del P, Berro. Más adelante la completaremos con nuevos nombres, obtenidos durante la Procura del P. Caputi. Pero ya en este periodo de Berro se trató de conseguir otras súplicas que llegaron más tarde, como la del Rey de Francia, para cuya obtención recurrió Caputi a Mons. Baurlomont, Auditor de Rota, ya en junio de 1664, para que interviniera ante el Duque de Croquis, Embajador de Francia en Roma[Notas 98].

En el elenco que hemos aducido figuran sólo 29 nombres de peticionarios, pero la lista programática del P. Berro o Caputi incluía más de 90, entre los cuales figuran 18 Ordenes religiosas, 11 basílicas romanas, 15 obispos residentes temporalmente en Roma, 19 príncipes de la aristocracia romana como los Chigi, Colonna, Borghese, Pamfili, Altemps, Lanti, Cesarini, Salviati, Savelli, etc.[Notas 99]. No sabemos si a todos estos personajes se pidió que mandaran sus instancias al Papa; al menos no todos las mandaron.

Mientras iban llegando a ritmo acelerado las súplicas a la Santa Sede, los gerentes de la Causa no olvidaron el tercero de los requisitos para obtener la Signatura Comrnissionis, es decir, comprobar rumanamente la fama de santidad y milagros del Siervo de Dios basándose en el examen de los procesos ordinarios. No se trataba todavía de un examen formal con relativa sentencia oficial sobre la validez de ambos procesos, lo cual tendría lugar más tarde, sino simplemente de una visión global que diera garantías para el éxito de la Causa.

Ya en 1659 el P. Caputi había tomado la precaución de sacar una copia del Proceso informativo ordinario, superando ciertos escrúpulos del notario Meula[Notas 100]. Es probable que esta primera copia de 1659 la hiciera Inocencio, hijo del notario Francisco Meula, que "era alumno nuestro", como dice Caputi[Notas 101]. Más tarde, en 1670, se sacó una segunda copia del mismo Proceso[Notas 102]. El P. Caputi presentó la primera de estas dos copias a dos abogados, el Sr. Pablo de Barberiis y el Sr. Claudio Bouillaud, borgoñón. Este último estaba al servicio de Mons. de Rossi, Promotor General de la Fe, y por tanto enteradísimo en los trámites procesales de la Congregación de Ritos, quien desde un principio se mostró interesado por la Causa y con esplendidez insólita, según Caputi, quiso servirla totalmente gratis[Notas 103].

El Sr. Bouillaud fue el hombre providencial que por muchos años llovó las riendas de nuestra Causa, sobre todo desde que Caputi lo escogió como Procurador seglar. A su generosidad, destreza y solicitud hay que añadir la circunstancia importante de su relación de servicio a Mons. de Rossi, pieza clave en los Procesos de los Santos, cuyo consejo y patrocinio fueron valiosísimos en el desarrollo de nuestra Causa. No nos consta la razón de su devoción al Siervo de Dios y de la desinteresada prestación de sus servicios de abogado. Pudo depender de la veneración personal que sentía Monseñor de Rossi por el Siervo de Dios, como ya hicimos notar. Añádase el detalle de que el Sr. Bouillaud tenía a su servicio un copista, borgoñón como él, que había sido discípulo en S. Pantaleón de los PP. Baldi y Mazzei, a quienes debía "todo lo que sabía", y además tenía todavía en las Escuelas Pías a dos hijos suyos[Notas 104].

El examen del Proceso Ordinario, llevado a cabo por los abogados De Barberiis y Bouillaud primero, y por Mons. de Rossi después, fue plenamente satisfactorio. Los tres concluyeron que sobraban pruebas para iniciar el Proceso Apostólico, y por tanto para obtener la Signatura[Notas 105].

En mayo de 1664 se hablaba ya entre los Cardenales de la Congregación de Ritos de las virtudes heroicas del P. José de la Madre de Dios, y de la oportunidad de introducir su Proceso Apostólico. El ambiente era particularmente favorable[Notas 106]. La primera intervención de dicha Congregación debía ser la presentación al Papa de un Cardenal Relator o Ponente de la Causa, que debía suplicar oficialmente la Signatura Commissionis en una de las Congregaciones coram SSmo. de la Congregación de Ritos. Los primeros nombres que sonaron como candidatos fueron el Cardenal de Aragón, por ser español, y los Cardenales Franciotti, Celso y Azzolini[Notas 107]. Meses más tarde, en noviembre de 1664, el P. Caputi habló del asunto al Cardenal Ginetti, que desde mediados de 1663 era Prefecto de la Congregación de Ritos[Notas 108], y se barajaron los nombres de los Cardenales Sforza, Franciotti y Azzolini recayendo las preferencias sobre Azzolini[Notas 109].

El nombramiento del Cardenal Ponente había sido hasta entonces incumbencia de la Congregación de Ritos, por lo cual el abogado Bouillaud preparó un memorial dirigido a los Cardenales de dicha Congregación pidiéndoles que lo designaran para nuestra Causa[Notas 110]. En la próxima Congregación ordinaria del 21 de noviembre no fue presentado, sin embargo, dicho memorial, pues antes tenía que ser visto por el Papa[Notas 111]. Y el P. Caputi, valiéndose de su amistad con Mons. Christaldi, hizo llegar el memorial a manos de Alejandro Vil quien lo remitió de nuevo a la Congregación[Notas 112]. Pero el 25 de febrero de 1665 decretó el Papa que en adelante se reservaba a sí mismo el nombramiento de los Ponentes, sustrayendo por tanto este derecho a la Congregación de Ritos[Notas 113], y en virtud de este Decreto, sin Interferencias de la Sda. Congregación, nombró Alejandro Vil Relator o Ponente de nuestra causa al Cardenal Es-cipión d'Elei el día 8 de abril de 1665[Notas 114].

El Cardenal d'Elei había seguido de cerca los conflictos y persecuciones provocadas por el P. Mario, pues era en aquel entonces Arzobispo de Pisa[Notas 115], y la comunidad escolapla de Pisa había sido la más rebelde frente a la imposición de Mario como Provincial de Toscana[Notas 116]. No le era, pues, desconocido el temple y santidad del perseguido Fundador. Afirma Caputi que fue el Secretario de la Congregación, Mons. Bernardino Casali, quien le insinuó el nombre del Cardenal d'Elei como probable Ponente, y a Caputi le pareció una idea excelente[Notas 117].

Un mes después de haber conseguido el Decreto pontificio de nombramiento del Card. d'Elei como Ponente, exactamente el día 13 de mayo de 1665, fue elegido en Capítulo el nuevo Prepósito General de las Escuelas Pías, P. Cosme Chiara de Jesús María[Notas 118], terminando con ello el sexenio del P. Scassellati.

En honor a la verdad, hay que añadir unas palabras en defensa del P. Scassellati, antes de dejarle atrás en esta historia. Aunque sus méritos no hayan sido muchos con relación a la Causa de Bea-ificación de su Santo Antecesor, no es justo negárselos todos. Hay que lamentar ciertamente su total despreocupación durante el primer trienio de su Generalato, si se exceptúa el nombramiento del Padre Pennazzi para Procurador de la Causa, que quedó en letra muerta; hay que lamentar su actitud adversa a los PP. Berro y Caputi, alejados por él de Roma y llamados otra vez contra su voluntad por imposiciones de autoridades extrañas a la Orden; hay que lamentar también las limitaciones impuestas a Berro, a pesar de haberle encomendado la Causa. Pero gracias a Berro y Caputi, todavía se hizo algo en el último año de su Generalato. No es insignificante el número de Cartas postulatorias conseguidas en este período, incluso mediante su intervención personal. Y es de gran importancia el haber conseguido la designación del Cardenal Ponente. En verdad se puede afirmar que en el último año de su mandato, la Causa reanudó su curso normal. Y esto no es poca cosa.

Caputi condena categóricamente el generalato del P. Camilo Scassellati, afirmando que en todo el sexenio no se hizo absolutamente nada en favor de la Causa[Notas 119]. El P. Picanyol, fiándose demasiado de Caputi, niega igualmente todo interés y toda intervención del P. Camilo en la Causa[Notas 120]. El P. Santha, en su nueva versión del generalato del P. Scassellati, lamenta justamente el juicio negativo de Caputi, Berro y Picanyol[Notas 121], reivindicando el honor y los méritos del insigne escolapio. Reconoce incluso que en el Proceso del Fundador se dieron algunos pasos positivos[Notas 122], aunque el hecho más importante, cual fue la designación del Cardenal d'Elei como Ponente de la Causa, lo atribuye por confusión de fechas al generalato del P. Chiara[Notas 123].

En el Capitulo General de 1665 prevaleció la tendencia conservadora, contraria al partido del P. Scassellati, y consiguió cambiar toda la Congregación General, excepto al P. Pennazzi que de Procurador General pasó a Asistente por inexplicable imposición dei Cardenal Ginetti, Presidente del Capítulo[Notas 124]. No fue nombrado procurador especial para la Causa del Fundador, y por ello el Padre Pennazzi mantuvo oficialmente dicho título, mientras el P. Berro siguió sus funciones de encargado de dicha Causa. Pero en septiembre, o tal vez antes, el Granduque de Toscana pidió al P. General que mandara como Rector de Florencia al P. Pedro Mussesti, que era a la sazón Rector de S. Pantaleón. Mas la Duquesa de Bracciano y otras damas penitentes del P. Mussesti, al enterarse del futuro traslado escribieron al Granduque, pidiéndole que no les quitara su confesor. Y el Granduque escribió de nuevo al P. General desistiendo de su primera petición[Notas 125]. La Congregación General, en la sesión del 3 de octubre de 1665, buscó un sustituto que agradara al Granduque y decidió nombrar Rector de Florencia precisamente al P. Berro[Notas 126].

Nos quedamos algo perplejos ante la figura del P. Berro, que a pesar de haber desempeñado tan eficazmente la función de Procurador oficial y extraoficial de la Causa del Fundador, fue alejado de Roma por tres Generales sucesivos: el P. García nombrándole Rector de Narni, el P. Scassellati mandándole a Liguria como Provincial y de nuevo a Narni como Provincial de Roma, y el P. Chiara, nombrándole Rector de Florencia. Aunque haya motivos para creer que ino era acepto al P. Scassellati y a sus partidarios, y que podía ser ésta la razón por la que se le alejaba de Roma, no los tenemos para sospechar lo mismo de los PP. García y Chiara. Sin duda los tres vieron en él a un hombre que por sus dotes y su obediencia era el más indicado para resolver situaciones inesperadas. Y como siempre había hecho, obedeció también esta vez y marchó a Florencia. Pero su Rectorado duró muy poco, pues el día 5 de abril de 1666 murió santamente[Notas 127].

Con él desaparecía una de las figuras veneradas que encarnaban al vivo el espíritu del Fundador. Sus méritos en el Proceso de Beatificación los hemos visto hasta ahora, y hemos lamentado también que no se le dejara enteramente ocupado en ia Causa. Se perdieron muchos años preciosos por haberle zarandeado de Provincia en provincia, impidiéndole dedicarse a esta Causa que tanto amaba. Su fiel amigo y colaborador P. Caputi hace de él este elogio lapidario: "Hombre verdaderamente observante, que por la observancia y celo de la Religión se hubiera dejado matar"[Notas 128].

Si como parece, en este último período, el P. Caputi había quedado prácticamente encargado de proseguir la Causa, dadas las ocupaciones y la ausencia de Berro de Roma, la presencia de éste último en la Urbe no debió parecer necesaria para la prosecución de ia Causa, y esto justificaría al P. Chiara al nombrarle Rector de Florencia, pensando que Caputi podía continuar con éxito sus tareas de Procurador. De hecho, a los seis días del nombramiento de Berro, la Congregación General, en vísperas de salir el P. Chiara para la visita canónica de la Orden, nombró expresamente tres Procuradores especiales para la Causa del Fundador, que fueron los PP. Asistentes Ángel Morelli y José Pennazzi y el P. Juan Carlos Caputi. En el decreto de nombramiento se dice que cada Procurador tiene facultad de proceder por su cuenta, con tal de que se comuniquen mutuamente lo que haga cada uno[Notas 129]. La explicación de este triple nombramiento nos las da el P. Caputi, aunque ciertamente' confunde muchas circunstancias que le hacen caer en contradicción. Pero puede ser que la substancia de su explicación sea cierta, aunque no lo sean los detalles secundarios, que no debía recordar muy bien al escribir su "Relación A", después de unos ocho años. Dice, pues, Caputi que desde la elección del nuevo General no había cesado de insístirle para que nombrara un Procurador para la Causa. Y al fin, el General y su Congregación le nombraron a él solo, pero al enterarse el P. Pennazzi que vivía en el Colegio Nazareno protestó de que no se le hubiera consultado para este nombramientor pues era Asistente General y además continuaba oficialmente con -el título de Procurador de la Causa desde que le nombró el P. Scassellati en 1659. Y para evitar roces y complicaciones se procedió a. una segunda designación en la que fueron nombrados tres Procuradores in solìdum, entre los cuales el P. Pennazzi[Notas 130].

Este triunvirato de Procuradores fue prácticamente protocolario. Más todavía, antes de que pasara un mes, el P. Morelli renunció al título con fecha 3 de noviembre de 1665[Notas 131], quedando Pennazzi y Caputi, pero quien llevó todo el peso de la Causa fue Caputi, al parecer, pues el nombre de Pennazzi viene silenciado casi por completo en los escritos de aquél y no aparece tampoco en otras fuentes documentales. Caputi, por tanto, será quien lleve en adelante las riendas de la Causa, no ya como subalterno, sino con pleno derecho.

Cabe preguntarse, sin embargo, a pesar de los muchísimos méritos del infatigable Caputi, por qué su nombre no suena como Procurador, si no desde que se empezó a tratar de la elección del primero en 1649, al menos desde que se vio su actividad en los procesos ordinarios. Se invoca siempre al P. Berro y nunca a Caputi, no obstante que -si es cierto lo que él mismo dice- todo el peso de ambos procesos ordinarios recayó sobre él, por estar impedido el P. Berro en otras tareas. Podemos notar que el P. Caputi no debía tener la talla humana de Berro, pues nunca fue nombrado Superior hasta ahora, mientras Berro lo fue muchas veces. Pero eran innegables sus cualidades excepcionales, puestas a prueba durante tantos años en todas las cuestiones importantísimas que se le encomendaron, sin honrarle con los títulos que merecían sus funciones. Ahora finalmente se le daba el de Procurador, cuyo oficio había en realidad desempeñado hasta el momento. Por tanto, el nombramiento no supuso cambio de ritmo en la marcha ya encaminada de la Causa. Las Cartas postulatorias continuaron llegando al Papa y a la Congregación, avalando con la variedad de su procedencia la expansión de la fama de santidad del Siervo de Dios. Huelga decir que quien procuraba tales peticiones era Caputi. Siguiendo la numeración de la lista anterior, veamos los nombres de los nuevos peticionarios:

30. Ciudad de Chieti y provincia de Apruzzi (4 de noviembre y 8 de diciembre de 1665)[Notas 132].
31. Raimundo Castelli, obispo de Narni (16 de noviembre, 15 y 30 de diciembre de 1665)[Notas 133].
32. Pablo Piromallo, O. P., obispo de Bisignano (18 y 30 de noviembre, 15 y 30 de diciembre de 1665)[Notas 134].
33. Juan Lozano, O. E. S. A., obispo de Mazzara (20 de noviembre de 1665)[Notas 135].
34. Juan Roano y Corrionero, obispo de Cefalú (noviembre de 1665)[Notas 136].
35. Miguelángel Bonadies de Sambuca, O. M. Obs., obispo de Catania (20 de noviembre de 1665)[Notas 137].
36. Cabildo de Narni (22 de noviembre, 10 y 30 de diciembre de 1665)[Notas 138].
37. Priores y ciudad de Narni (2 de diciembre de 1665 y 30 de enero de 1666)[Notas 139].
38. Buenaventura Clavero, O. M. Conv., obispo de Potenza (2 de diciembre de 1665, 1 de enero, 1 de febrero y 1 de marzo de 1666)[Notas 140].
39. Cabildo de Potenza (las mismas fechas de su obispo)[Notas 141],
40. Ignacio de Amico, obispo de Patti (17 de diciembre de 1665)[Notas 142].
41. Francisco Arata, obispo de Lipari (20 de diciembre de 1665)[Notas 143].
42. Cabildo metropolitano de Turín (22 de diciembre de 1665[Notas 144].
43. Alejandro Lubinski, Conde Palatino de Lublin (Polonia) (22 de diciembre de 1665)[Notas 145].
44. Cónsules de Norcia (2 y 15 de enero, 18 de febrero de 1666)[Notas 146].
45. Cabildo de Ancona (1 de enero, 1 de febrero y 1 de marzo de 1666)[Notas 147].
46. Juan Pighetti, Vie. Gen. de Ancona, sede vacante (1 y 25 de enero, 2 de febrero de 1666)[Notas 148].
47. Miguel Beggiano, arzobispo de Turín (6 de enero de 1666)[Notas 149]
48. Tesorero del Reino de Polonia (11 de enero de 1666)[Notas 150].
49. Cabildo de Chieti (1 de febrero de 1666)[Notas 151].
50. Ciudad de Bisignano (12 de febrero de 1666)[Notas 152].
51. Ranuccio Farnese, Duque de Parma (27 de febrero de 1666)[Notas 153].
52. Isabel d'Este, Duquesa de Parma (23 de marzo de 1666)[Notas 154].
53. Estanislao Potoski, Conde Palatino de Cracovia (25 de marzo de 1666)[Notas 155].
54. Tomás Salviati, obispo de Arezzo (4 de abril de 1666)[Notas 156].
55. Juan Gembiski, obispo de Plock (Polonia) (4 de abril de 1666)[Notas 157].
56. Cónsules de Ancona (6, 10 y 15 de abril de 1666)[Notas 158].
57. Segismundo Czyzewski, obispo de Caminiecz (Polonia) (9 de abril de 1666)[Notas 159].
58. Miguel Stanislawski, Conde Palatino de Chionia (Polonia) (10 de abril de 1666)[Notas 160].
59. José Palermo, obispo de Conversano (10 y 30 de abril, 10 de-mayo de 1666)[Notas 161].
60. Fernando von Dietrichstein (10 y 20 de abril, 20 de mayo de 1666)[Notas 162].
61. Esteban Wierzbowski, obispo de Poznam (Polonia) (4 de mayo de 1666)[Notas 163].
62. Estanislao Jabonoroski, Conde Palatino de Rusia (8 de mayo de 1666)[Notas 164].
63. Roberto Strozzi, obispo de Fiesole (20 de mayo de 1666)[Notas 165].
64. Laura Martinozzi, Duquesa de Modena (28 de junio de 1666)[Notas 166].
65. Casimiro Czartoryski, obispo de Wloclawek (Polonia) (3 de julio de 1666)[Notas 167].
66. Bernardo, Conde de Martinitz, Gobernador de Praga y Virrey de Bohemia (13 de agosto de 1666)[Notas 168].
67. Francisco de Estrada, Arzobispo de Brindis (1 de enero, 1 de febrero y 1 de marzo de 1667)[Notas 169].
68. Eleonora, viuda del emperador Fernando III (5 de marzo de 1667)[Notas 170].

Se habían cumplido todos los requisitos para que el Papa pudiera conceder la Signatura Commissionis. Pero su estado de salud había impedido desde hacía mucho tiempo que se celebrara en su presencia Congregación General de Ritos, en la que tenía que decidirse la ansiada Signatura[Notas 171]. Sin ella no se podía empezar los. Procesos Apostólicos, y se sentía la urgencia de iniciarlos cuanto antes, pues los posibles testigos supervivientes iban muriendo poco a poco, con la consiguiente pérdida de pruebas preciosas. No pudiéndose conseguir, pues, la Signatura por vía ordinaria, se intentó por todos los medios otra vía indirecta, pero legitimada por la práctica admitida en el pontificado de Urbano VIII, Esta vía consistía en proponer personalmente al Papa, con el consentimiento de la Congregación de Ritos, que firmara la Comisión in Camera, prescindiendo de la sesión de la Congregación General corani Ssmo.

En febrero de 1667 el P. Caputi tuvo numerosas entrevistas con el abogado Bouillaud, Mons. de Rossi, Mons, Casali y otros prelados de la Congregación, para que se intentara esta solución excepcional[Notas 172]. Mons. Casali no estaba, muy de acuerdo, pues desde que él era secretario de la Congregación todas las Signaturas se habían concedido en Congregación General regularmente[Notas 173]. No obstante, no se oponía a ello si Mons. de Rossi y el Card. Ginetti, Prefecto de la Congregación, lo creían oportuno.

Finalmente se decidió que el P. General, en nombre de toda la Orden, presentara una súplica oficial al Papa, pidiéndole la Signa-fura Commissionis in camera extra Congregationem Sacrorum Ri-tuum[Notas 174]. El Papa remitió dicho memorial a Mons. Casali para que se tomaran las medidas oportunas para tal concesión[Notas 175]. Y nuevas conversaciones del P. Caputi con los Prelados de la Congregación llevaron a la conclusión de que el Card. d'Elei, Ponente de la Causa, preparara la Relación para ser leída en la Congregación de Ritos el 5 de marzo de 1667[Notas 176].

Con toda la documentación pertinente redactó Bouillaud la Relación para el Card. d'Elei, que fue además debidamente informado en sucesivas visitas de Bouillaud y Caputi. Fueron también informados sobre el nuevo trámite los Cardenales Ginetti, Azzolini, Brancaccio' y Vidoni y todos se mostraron favorables[Notas 177].

El día 5 de marzo se tuvo Congregación de Ritos ordinaria y en ella el Card. d'Elei leyó la Relación sobre vida y milagros del Siervo de Dios[Notas 178], y la Congregación dio su beneplácito para que el Papa concediera la Signatura Commissionis[Notas 179]. El miércoles siguiente, 9 de marzo, Mons. Casali tenía que ir a la audiencia del Papa para que diera su Placet al decreto de la Signatura, pero la salud del Papa se agravó y no hubo audiencia[Notas 180].

En los días que siguieron se pensó en el modo de presentar al Papa el Decreto para que lo firmara. Si se habían suspendido las audiencias, había que encontrar otro medio para conseguirlo. El Padre Caputi escribió otro memorial al Card. Ginetti, pidiéndole que hablara con los Mons. de Rossi, Casali y Febei para buscar una solución de emergencia, insistiendo en la urgencia de la medida, dado que los testigos posibles para los Procesos futuros iban muriendo[Notas 181]. Y el Cardenal no se contentó con hablar del asunto con los referidos Monseñores, sino que presentó el memorial en la Congregación celebrada el 2 de abril de 1667. La súplica del Pro-Mjrador pedía que se buscara remedio oportuno para conseguir la Signatura Commissionis in Camera, extra Congregationem, dada la mcertidumbre sobre posibles Congregaciones ccram Ssmo. Y la Congregación decidió que se propusiera el caso al Card. Chigi, Nepote del Papa, que tenía acceso ante el Pontífice[Notas 182]. Pero probablemente las condiciones de Alejandro Vil eran ya muy graves y el Card. Chigi no se atrevió a proponerle el caso. Añade Caputi que Mons. Christaldi se ofreció para mover al Card. Chigi a presentar el Decreto al Papa, pero Caputi no quiso aprovechar la oca-s'ón, temiendo complicar las cosas[Notas 183]. El día 22 de mayo de 1667 murió Alejandro Vil, truncando por el momento las esperanzas, cuando parecía que se había llegado ya a la meta.

Durante el período de Sede Vacante el P. Caputi habló con el Card. Rospigliosi, recomendándole la Causa ante el futuro Pontífice. El Cardenal prometió su apoyo, convencido de que el nuevo Pontífice no podría menos de firmar la Comisión, dadas las numerosas instancias que habían llegado al Papa Alejandro, y de las que él era testigo, pues el P. Caputi se las había entregado casi todas a ét .personalmente[Notas 184]. Y quiso Dios que el Cardenal Rospigliosi fuera elegido Sumo Pontífice el 20 de junio de 1667, tomando el nombre de Clemente IX, con inmensa satisfacción de los escolapios, particularmente del P. Caputi, que había recibido sus promesas de apoyo a la Causa.

Con la elección del nuevo Papa perdió su sentido la solución de urgencia que se había intentado para obtener la Signatura. De nuevo había que pensar en seguir la vía ordinaria. El abogado Bouillaud preparó otro memorial, fechado el 18 de julio, para que lo presentara al Papa el P. General cuando fuera a felicitarle por su elección. En este memorial se recordaban los pasos dados durante la enfermedad del difunto pontífice y se pedía en nombre de toda la Orden que cuanto antes se concediera la Signatura[Notas 185]. Cuando el P. Chiara se presentó ante Clemente IX y le habló de la Causa, el Papa le dirigió unas palabras memorables, en las que además de recordar un encuentro inolvidable con Calasanz al haber sido nombrado el entonces Mons. Rospigliosi Visitador de las Escuelas Pías, le prometió favorecer los intereses del Instituto, como lo cumplió generosamente en los cortos años de su pontificado[Notas 186].

A estas promesas y al conocimiento directo que tenía el Papa -ae la Causa de Calasanz hay que añadir la influencia valiosísima que tenía ante el Pontífice la Señora Eleonora Baroni Castellana, celebradísima cantante lírica, cuya casa era el centro de la vida cultural de Roma, y que gozaba en toda la curia romana de un pres-t'gio y admiración extraordinarias, particularmente estimada por el Cardenal Rospigliosi, ahora Clemente IX. Esta dama era penitente del P. Pedro Mussesti, y pertenecía a la Cofradía de Sta. Ana, establecida en nuestra Iglesia de S. Pantaleón, y de la que fue elegida Priora al año siguiente, 1668. Por todo ello gozaba de gran familiaridad en la comunidad de S. Pantaleón, y el P. Caputi supo aprovechar su influencia ante Clemente IX y ante la curia romana para promover la Causa de Beatificación y para el otro importantísimo problema del restablecimiento de la Escuela Pía a Orden de votos solemnes[Notas 187].

La fiesta de Sta. Ana aquel año se celebró en S. Pantaleón con •solemnidad extraordinaria, debido precisamente a la amistad y estima que gozaba ante el recién elegido Pontífice la Sra. Eleonora, cosa sabida en Roma. Invitados por ella acudieron a las funciones sagradas unos cincuenta cardenales, presentes todavía en Roma con motivo del pasado conclave. Fueron también a homenajearla dos sobrinos del Papa, recién llegados a Roma; los embajadores de España y Francia; casi todos los Príncipes y nobles de la aristocracia romana y una multitud de obispos y prelados de curia, de modo que -dice con satisfacción Caputi- la Iglesia de S. Pantaleón parecía la primera Basílica de Roma[Notas 188]. .Huelga decir que el P. Caputi aprovechó la ocasión para recomendar de nuevo la Causa a los Cardenales y prelados de la Congregación de Ritos[Notas 189].

En agosto el P. Generai dirigió otra súplica al Papa, idéntica a la presentada el 18 de julio[Notas 190]. Y a primeros de septiembre el Br. C. Bouillaud preparó un memorial para la Congregación de Ritos, que debía reunirse el 10 del mismo mes, recordando que el Cardenal Ponente d'Elei había hecho la relación ante la Congregación, la cual había aprobado que se concediera la Signatura, mas para mayor cautela se suplica que ratificaran su consentimiento y presentaran la Comisión de nuestra Causa en la próxima Congregación coram Ssmo.[Notas 191]. En efecto, en la Congregación del 10 de septiembre, que era la primera preparatoria para la coram Sanctis-simo[Notas 192], fue admitida la Comisión de nuestra Causa[Notas 193]. De las 15 Causas tratadas en esta Congregación, 13 eran de españoles, a saber: Juan de Dios, Juan Pecador, las princesas Teresa y Sancha de Portugal, hijas de la Reina de León y Galicia, José Calasanz, Luis de la Puente, Francisco Solano, Juana de la Cruz, Pascual' Baylón, Rosa de Lima, Juan de la Cruz y Luis Beltrán. Las otras tres eran Alejos y Juliana de Falconieri y Magdalena de Pazzi[Notas 194].

La segunda Congregación Preparatoria tenía que reunirse el día 1 de octubre. Para ella fue preparada la segunda Relación del Cardenal Ponente, que era idéntica a la primera presentada en la Congregación del 5 de marzo del mismo año; incluso no se hacía ninguna alusión a las nuevas cartas postulatorias llegadas en el intervalo de seis meses, entre las cuales figuraba la de la Emperatriz Eleonora. Por otra parte, tampoco había sido completa la enumeración de las súplicas en la primera relación, pues sólo se habían citado nueve suplicantes[Notas 195]. Esta segunda relación fue presentada al Promotor de la Fe, Mons. de Rossi, para que formulara sus objeciones o Animadversiones, que se redujeron a una sola, puesta al final de su propio memorial, en el que resumía substancialmente la relación del Ponente. La objeción decía que no constaba que continuaran produciéndose milagros por intercesión del Siervo de Dios, como parecía exigirse para la Signatura[Notas 196]. Cuenta Caputi que Mons. de Rossi en un principio formuló 24 objeciones, que naturalmente le asustaron, pero Monseñor se echó a reir, tranquilizando a nuestro Procurador y diciéndole que las llevara a Bouillaud, que sabía muy bien lo que tenía que responder[Notas 197]. Si es cierto cuanto dice Caputi, podemos admirar la benignidad y buenas disposiciones del Promotor de la Fe respecto a nuestra Causa, pues no sólo redujo las 24 objeciones a una sola, sino que ésta en sí misma parece una mera exigencia protocolaria de su cargo, y no una objeción de peso. A esta dificultad respondió fácilmente Bouillaud, diciendo que para probar la continuidad de los milagros se requería precisamente la Signatura para poder instruir el proceso apostólico, pues los procesos ordinarios estaban ya concluidos[Notas 198].

Antes de que se celebrara la Congregación Preparatoria tenían que ser informados tanto los Cardenales como los consultores que tenían que asistir a ella, sobre todo con miras a la Congregación General que tendría lugar a los pocos días de celebrada la última Preparatoria. Y para ello, se pusieron de acuerdo todos los Procuradores de las Causas que tenían que ser tratadas y sus respectivos abogados para proceder conjuntamente. Era ésta una tarea ardua y pesada que requería muchos días de visiteo. A Caputi le acompañaba Bouillaud. Fueron, pues, hechas estas informaciones debidamente. Y el día 1 de octubre se tuvo la anunciada segunda Congregación Preparatoria, en la que el Card. d'Elei leyó su segunda Relación relativa a nuestra Causa, al final de la cual pedía que se aceptara la Comisión de su Introducción[Notas 199]. Y la Congregación la admitió[Notas 200].

Con esta decisión de la Congregación de Ritos estaba asegurado el veredicto positivo del Papa. Pero antes de proceder a la Congregación General coram Ssmo., los Procuradores tenían que informar personalmente al Papa, como habían hecho con los Cardenales y Consultores. Les acompañaron el Promotor de la Fe, Mons. de Rossi y el Secretario de la Congregación, Mons. Casali. La impresión que sacó el P, Caputi en esta audiencia fue óptima, pues el Papa le dijo que estaba suficientemente informado de nuestra Causa[Notas 201].

Al día siguiente, 4 de octubre de 1667, se celebró en el Palacio Apostólico del Quirinal la Congregación General coram Ssmo., a la que asistieron 16 cardenales, 10 prelados y 8 consultores religiosos[Notas 202]. El Card. d'Elei leyó la tercera relación sobre nuestra Causa, en la que respondió en su último párrafo a la objeción del Promotor de la Fe[Notas 203]. Se pasó a la votación y todos los cardenales aprobaron por unanimidad que se podía conceder la Signatura[Notas 204]

Durante toda la sesión el P. Caputi y el P. Pennazzi estuvieron esperando ante el Palacio del Quirinal el resultado de la Congregación y al salir el Cardenal d'Elei corrieron a preguntárselo[Notas 205]. El Cardenal les respondió satisfecho que había sido aprobada la Comisión y Caputi prodigó palabras de agradecimiento a d'Elei, a los demás Cardenales y a los Mons. de Rossi y Casali[Notas 206]. A los pocos días recibió Caputi de manos del Secretario de la Congregación Mons. Casali el ansiado Decreto Pontificio de la Signatura Com-missionis, fechado el 4 de octubre de 1667, día de la Congregación General[Notas 207].

Cuando el P. Caputi llevó el Decreto a S. Pantaleón, el P. General reunió la Comunidad en el Oratorio doméstico, lo leyó él mismo y luego se cantó el Te Deum en acción de gracias, dándose todos el abrazo de paz en señal de gozo. Era sin duda un gran día. Y para completar la fiesta el P. Caputi pidió al Cardenal Imperiali que les obsequiara con una solemne comida, a lo que accedió gustosamente el Cardenal. Fueron llamados los Padres del Colegio Nazareno y los del Noviciado del Borgo y se celebró el banquete conmemorativo el día 11 de octubre[Notas 208]. Durante la comida llegó un enviado del embajador de España con cartas de la corte de Madrid. La Reina de España, Ana de Austria, regente por su hijo Car-ios II, mandaba al Papa sus súplicas para la Beatificación del P. José Calasanz[Notas 209]. Unos días antes había llegado otra carta postulatola de la Emperatriz viuda Eleonora, conseguida mediante el Cardenal Spinola, que había sido nuncio en la corte imperial[Notas 210].

Pero como estas cartas pedían en términos generales la Beatificación, fueron conservadas por el momento para presentarlas en otra ocasión oportuna.

Con la Signatura Commissionis la Causa quedaba en manos de la Santa Sede y podía pensarse ya en incoar los Procesos Apostólicos.

Notas

  1. Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 193.
  2. Cfr. Cap. I, pp. 41-42.
  3. Estos supervivientes eran los Cardenales Panziroll, Roma y Spada y Mons, Albizzi. De ellos murieron durante la celebración uel Proceso Informativo los Cardenales Panziroli el 3.IX.1651 (Cfr. Hier. Cath., IV, p. 25), y Roma el 16.IX.1652 (Ibíd., p. 14). El Card. Spada murió el 10.IX.1661 (Ibid., p. 20) y Albizzi murió cardenal el 5.X.1684 (Ibid., p. 31).
  4. Sobre la figura de este pío y cultísimo escolapio cfr. VIÑAS, Index bio-bibliographicus, III, pp. 106-107.-Tomás GARRIDO, Calasanctiades insignes latinitatis asseríores. P. Carolus Mazzei a S. Antonio Patavino, en Eph. Cal., 4 (1935) 112-119, 195-201,-PICANYOL, De selectae latinatis epistolario P. Caroli Mazzei a S. Antonio Patavino, en Eph. Cal., 5 (1936) 50-55.-IDEM, Selectae latinitatis Epistolarium, Roma (1937) 5-24,-IDEM, La biblioteca scolopica di S. Pantaleo di Roma, en Rassegna, 19-20 (1952) 130-131.-IDEM, Rerum latinarum scriptores ex Ordine Sch P., en Rassegna, 24-25 (1956) 56, 147, 167, 181, 195.-IDEM, L'Eco, 13-14 (1949) 43.
  5. Durante este período mantuvieron ambos una erudita correspondencia en latín (cfr. nota anterior), lo cual hace suponer que ya eran amigos antes.
  6. La respuesta dada por Inocencio X al Rey de Polonia respecto a la reintegración de las Escuelas Pías en 1647 permaneció inmutable durante todo su pontificado: «re iam aequis confecta, nullus est novae deliberationi locus» (Cfr. SANTHA; P. Joannes Garzía, en Eph. Cal., 30 (1961) 62).
  7. Cfr. SANTHA, Ultimus S. losephi Calasanctii ad i-eintegrandum suum Or-dinem conatus causaeque haud prosperi eiusdem successus, en Eph. Cal., 27 (1958) 109-115.
  8. Cfr. SANTHA, Calasanz, las Escuelas Pías y el duque Ossolinski, en Rev. nal., III (1957) 229-365.-PICANYOL, Le Scuole Pie e la soppressione innocenzìana del 1646, en L'Eco, 8 (1947) 11-12.
  9. Cfr. SANTHA, P. Joannes Garzía, en Eph. Cal., 30 (1961) 60-64, 90-117.
  10. Ibid., p. 97.
  11. Cfr. notas biográficas del P. Spinola en Eph. Cal., 1 (1932) 207-208; 2 (1933) 200-201; 8 (1939) 129-130,-Epistolario, II, p. 271.
  12. «A di 7 di aprile 1656. Fu proposto il P. Vincenzo della Concettione (para Rector de S. Pantaleón) et hebbe tre contrarli negri e due bianche, onde non fu eletto» (Acta Congr. Gen., 1656-57 fecha indicada).
  13. Ibid., fecha 11 de abril de 1656.
  14. Ibid.
  15. Cfr. SANTHA, P. Gamülus Scassellati, en Eph. Cal., 30 (1961) 202-203, 260-261.-PICANYOL, Lezioni di stona scoìopica, en Rassegna, 16 (1950) 19-22.
  16. Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 194. El P. Spinola, antes de acabar el trienio, renunció a su cargo de Asistente el 16.111.1658 y se retiró a su Provincia de Liguria, encargándose de la capellanía de las monjas de Millesimo, junto a Careare, en donde quedó hasta su muerte, en 1674. (Cfr. SANTHA, P, Joannes Garzía, en Eph. Cal., 30 (1961) 133.-PICANYOL, o.c, p. 17).
  17. «A di 18 maggio 1657. Fu presentato un memoriale dal P. Generale dato dalla Natione Spagnola per l'elettlone in Procuratore Generale nella persona del P. Vincenzo della Concettione, Rettore di Narni. Fu determinato che si parlasse di ció all'Eni.mo Protettore essendosi preso mezzo termine che deto P. Vincenzo segua la procura del P. Generale e Fondatore morto circa il suo processo informativo etc. senza haverne titolo alcuno ne eli Procuratore di Casa ne di Generale, Al che detto P. Vincenzo non volle adheriré» (Acta Congr. Gen., 1655-57, fecha indicada). El término «Natione Spagnola» es algo ambiguo, pero indudablemente se refiere al grupo o colonia española residente en Roma, y no a algún despacho procedente de España. En Roma era común hablar de «Naciones» refiriéndose 8 ios grupos nacionales allí residentes, con cuyo término se calificaban también iglesias, hospitales, etc..
  18. Nos parece demasiado ponderativo el juicio del P. Santina respecto a ia intervención del P. García en los Procesos: «auctoritate tamen qua polluit, multum effecit, ut praedicti processus introducerentur, et ut ipse processus informativus anno 1653, ipso iam iterum rectore, suam optatam contingeret conclusionem» ÍSANTHA, P. Joannes Garzía, en Eph. Cal., 30 (1961) 60).
  19. Cfr. Acta Cap. Gen. a. 1659 (Archivum Sch. P., 1 (1936) 23).
  20. En el Capítulo General de 1659 se enfrentaron las dos corrientes ideológicas que desde hacía años se notaban en la Orden: una propugnaba la observancia estricta de las antiguas Constituciones, con plena fidelidad a la mente del Fundador, mientras la otra era hostil al rigor primigenio, contraria a las tradiciones, deseosa de acomodación a un régimen de vida más holgado. De la primera era partidario Berro, y de la segunda Scassellati. Y fue ésta última la que prevaleció, eligiéndole General (Cfr. SANTHA, P. Camillus Scassellati, en Eph. Cal., 30 (1961) 202-203-P1CANYOL, Lezioni di storia scolopica, en Rassegna, 16 (1950) 19-22).
  21. Cfr. Acta Congr. Gen. 1661-65, fecha 27.V.1661, en que se nombra a su sucesor. En nuestro Archivo Gen. falta un volumen de Acta Congr. Gen, que va desde 1657 a 1661, en que debía estar este nombramiento.
  22. Cfr. PICANYOL, o. c, p. 15: «Un'altra grande sciagura per le Scuole Pie: la peste del 1656».
  23. Cfr. nota 23 del Cap. I.
  24. Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 194.
  25. Caputi dice que el P. Pennazzi fue elegido Procurador en 1661 (Ibid., n. 223). Sin embargo, la patente de nombramiento de Pennazzi lleva fecha de 26.VIII.1659 (cfr. SANTHA, P. Camillus Scassellati, en Eph. Cal., 30 (1961) 228, nota 59). Sobre el P. Pennazzi cfr. VIÑAS, Index bio-bibliographious, II, p. 256 - Giuseppe Ignazio MONTANERI, Elogio del P. Giuseppe Pennazza de Sant'Eustachio, Roma, 1841. Ambos autores elogian la figura del Padre Pennazzi, pero al menos por lo que se refiere a la Causa que nos ocupa, su actuación tiene poco de elogiosa, según la Relación A de Caputi, confirmada por los hechos que ¡remos viendo.
  26. Cfr. CAPUTI, Relación A, nn. 196-199. Caputi acusa expresamente a Gavotti con estas palabras: «Fratanto saria subentrato il P. Nicolo M.a Gavotti, che era quello che andava sottomano stendendo questa tela» (ibid., n. 198).
  27. Cfr. notas biográficas en Epistolario, III, p. 43, y SANTHA, Epistulae II, pp. 749-759.-Léase este párrafo de Berro: «Hor questo P. Glicerio (Cerutti) per il più si dimostrava contrario al d.o P. Fondatore e Generale e nelle contradit-tioni e persequtioni, che alcuni dei nostri fecero al d.o N. V. P. Fond.e e Gle., egli quasi sempre era con detti malcontenti o disoluti et inquieti. Con il P. Mario e P. Stefano Distruttori della nostra povera Religione non solo era aderente, ma anche consultore e forsi fomentatore» (BERRO, Memorie Hist., Ili, II, e. 16, f. 618 v). Al P. Cerutti dedica Berro otro entero capítulo, con tintas no menos negras (cfr. o. c, III, I, c. 38). Cfr. nota siguiente.
  28. «Questo processo (contra el P. Mario Sozzi) doverebbe essere in Roma nella nostra secretaria o Archivio se però non sarà stato brugiato con le altre scritture, che In questi ultimi anni non so con quale fine fece brugiare il P. Glicerio (Ceruttl) della Natività del Signore frascatano con licenza del P. Camillo (Scassellati) di S. Gieronimo Generale nostro nel secondo anno del suo Generalato» (BERRO, Memorie Hist., Il, I, e. 10, f. 227v); «li notamenti e scritti principali da me conservati nelle Persecutioni, sono stati brugiati da Nostri in tempo dt pace, dirò con poca avvertenza ma forse di alcuno con molta malitia delli detti incendiarli, come poco amico del nostro publico honore e della grandezza del N. V. P. Fondatore» (Ibidem., f. 205r); «deplorando facinus, non solitis, sed sanguinis lacrymis» (Ibid., c. 13, f. 248r). El P. Cerutti era Rector de S. Pantaleón, nombrado por Scassellati, como dice Berro: «il Generale eletto (P. Scas-sellati) fu molto ritenuto in tutte le sue attioni e risolutioni e non solo non li domando conto al P. Clicerio ma lo nominó Superiore o sia Rettore della Casa di S. Pantaleo di Roma, et morto il primo assistente il secondo anche più l'inalzò per esser tutto suo e di lui molto amico» (Ibid., Ili, II, e. 16, f. 619v).
  29. Cfr. CAPUTI, Notizie Hist., I, I, nn. 77-79.
  30. De ello hablaremos a su debido tiempo.
  31. Cfr. notas biográficas sobre el P. Mussesti en VIÑAS, Index bio-biblio-graphicus, II, pp. 346-347..-L'Eco, (1949) 42,-Epistolario, IX; p. 47.-Eph. Cal., 1 (1932) 60,-PICANYOL, Selectae latlnitatis Epistolarium P. Caroli Mazzei, p. 67,- El P. Mussesti sucedió como Rector de S. Pantaleón al P. Glicerio Cerutti, que murió el 29 de octubre de 1660 (cfr. Epistolario, III, p. 43), segundo año del Generalato del P. Scassellati, y por tanto el mismo año en que quemó los documentos de nuestro Archivo.
  32. Cuando pensó mandar a Chieti al P. Caputi, el P. General temió que no afuera, dado que Caputi se ocupaba de negocios de Imperiali. Y antes de darle la •obediencia le exigió a Caputi que consultara al Cardenal para ver si le permitía ¡irse a Chieti, y el Cardenal consintió (cfr. CAPUTI, Relación A, nn. 198-199).
  33. Ibid., nn. 202-222.
  34. «Partí de Chieti allí 14 dicembre e gionsi a Roma allí 15» (Ibid., n. 208).
  35. Ibid., n. 223.
  36. «7.". Si delibero che il P. Vincenzo Provinciale in Liguria venisse a Roma a proseguir la causa e Processo del N. V. P. Fondatore. 8.° Fu eletto Provinciale in-suo luogo il P. Gio. Chrisostomo di Sta. Caterina da Siena» (Acta Congr. Gen., 1661-65, 27.V.1661).
  37. Con fecha idéntica de 27 de mayo de 1661 aparece en el folio siguiente-al Acta anterior (cfr. nota anterior) el nombramiento del P. Crisostomo, pero no> el del P. Berro como Procurador de la Causa.
  38. El P. Crisostomo Peri murió el 8 de junio de 1666 (cfr. Memoria defunct., Reg. Reí. 36, pp. 51-52). En el Acta Congr. Gen. 1661-65, del día 17 de junio de 1661 se lee: «P.° Si determinó che il P. Vincenzo della Concettione si trattenesse in' luogo del P. Provinciale di Liguria sino alla rinfrescata, e che dapoi se ne venisse a Roma» (Cfr. SANTHA, P. Camillus Scassellati, en Eph. Cal., 30 (1961) 267, nota-139). Con fecha del día siguiente, 18 de junio, el P. General comunicaba al Padre-Berro la decisión de la Congregación General (Ibìd.).
  39. Ibid., p. 206.
  40. He aquí la súplica: «Che il P. Vincenzo della Concettione, Provinciale di Genova, saria bene farlo venire a Roma, per assistere al Processo del P. Fondatore, come a pieno ¡nformato; e saria a proposito per Procuratore Generale o per Provinciale di Roma» (Ibid., p. 225).
  41. Cfr. Ibid., p. 224.
  42. «E molti supplicano, perchè si proveda contro il P. Nicolò M.a del Smo. Rosario; quasi universalmente si rappresenta la poca osservanza dell'lnstituto; i'occupatione nelle cose secolari, cibo e vino particolare nella sua cella e nel refettorio, frequenti un Monastero di Monache..., che anco sia protetto dal P. Generale, il quale se ne vale assai, e che è Procuratore della Casa e con questo pretesto vada continuamente girando...» (Ibid., p. 223).
  43. Cfr. notas 77 y 78 del Cap. I.
  44. Fue mandado a Savona, sin que valieran sus recomendaciones (Cfr. SANTHA, o. c, p. 207 y nota 65).
  45. Ibid., p. 229, nota 61.
  46. Ibid., nota 62.-CAPUTI, Relación A, n. 226.
  47. Cfr. SANTHA, o. c, p. 255.
  48. Ibid., p. 207 y nota 58.
  49. Ibid., p. 205 y nota 58.
  50. Cfr. SANTHA, o. c, p. 207.
  51. Ibid., p. 252,
  52. Cfr. BENEDICTO XIV, De SS. D. Beatificatione, II, c. XXXV, 1.
  53. «Primum est, quod petitio seu instantia pro signatura Commissionis non proponatur in sacrorum rituum Congregatione, nisi elapso decennio a die exhibi-tionis processus ordinarli factae eidem sacrae Congregationi; dummodo apostolica dispensalo non intercessero super decennio non elapso. Secundum, quod haec petitio non proponatur in sacrorum rituum Congregatione ordinaria, nisi praevia apostolica concessione; ex dispositione quippe decretorum Urbani Vili proponenda esset in Congregatione generali coram summo Pontífice. Tertium quod petitio mon proponatur, nisi revisis operibus conscriptis a Servo vel Serva Dei, si scripsisse •constiterit. Quartum, quod adsint petitiones et supplicationes spontaneae et repe-titae Regum, Principum, et aliarum personarum authenticarum. Quintum, quod •exhibeantur omnes processus auctoritate ordinaria antea confecti. Sextum, quod .patente nullitatis vitio non laborent ¡Ile aut ¡Ili processus confecti super fama virtutum et miraculorum, quorum ope petitur, ut Commissio signetur. Septimum, quod fama virtutum et miraculorum ex ilio, vel ipsis processibus piene comprobata maneat, Octavum, quod nullum adsit obstaculum, quod introductioni causae adver-setur. Ultimum, quod post decennium supra memoratum novae adveniant litterae Episcoporum de continuatione et incremento famae testimonium dicentium» .Ibid., in. 2. Los subrayados son nuestros.)
  54. Son expresamente el 1.°, 8.° y último enumerados en la nota anterior (Cfr, respectivamente, Ibid., n. 3; n. 14; n. 19). Y además el 6." Cibici., n. 12) en cuanto dependiente de la «aperitio processuum auctoritate ordinaria confectomm», prescrita por Inocencio XI (Ibid., n. 11). Cfr. el Decreto de dicho Papa en Ibid.,. Appendix II).
  55. Ibid., c. XXV, n. 2.
  56. Ibid., c. XXVII, nn. 1-5.
  57. Se trata del segundo requisito (Ibid., c. XXXVI, n. 5).
  58. Son respectivamente el 5.°, el 4.° y el 7.° (Ibid., c. XXXV, n. 11; nn. 7-10;:. ri. 13).
  59. Ibid., Appendix II, Séptimo.
  60. Cfr. nota 205 del Cap. II.
  61. Fue nombrado Rector de Florencia el 3.X.1665 (Cfr. Acta Congr. Gen. 1661-65, fecha indicada).
  62. Cfr. la enumeración de las mismas en Diario del Processo (Reg. Cal. 23, n. 11), que es una especie de resumen o índice del volumen Acta in Causa Beatí-ficationis V. P. Fundatoris ab anno 1664 ad annum 1698 (Reg. Cal. 32). Este volumen, está escrito en gran parte por el P. Caputi y continuado luego por otros, al desaparecer Caputi de Roma. Es un volumen encuadernado en piel. Existe otro volumen desencuadernado, escrito también por el P. Caputi (Reg. Cal. 25, 4), en el que se copian de nuevo los memoriales, cartas, decretos, etc. tal como en el recordado antes, referentes al Proceso, con otras notas, listas, gastos, etc. que dan la impresión de que se trata de un borrador.
  63. Cfr. Racordi, p. 175r.
  64. Ibid., f. 59r.
  65. Ibid., f. 176r.
  66. Cfr. BENEDICTO XIV, De SS. D. Beatificatione, II, c. XXXVI, n. 2 (Cfr. nota 53, Quartum); nn. 7-10.
  67. Dice Caputi respecto a las cartas postulatorias del Virrey de Ñapóles: «Furono sottoscritte prima dal Viceré e poi da Cinque Regenti, ma perché parevano mendicate non parse bene... di presentarle, che saria stato contro la formula della Bolla di Papa Urbano Ottavo» (CAPUTI, Relación A, n. 373).
  68. «Mi fece far i memoriali, ma perchè il secretario della Regina vi voile agiungere alcune cose che parevano mendicate e già erano sottoscritte dalla Regina, non parse bene passar oltre in questo» (Ibid., n. 396).
  69. Cfr. el texto de la súplica, en latín, en L'Eco 7 (1947) 28. Más noticias sobre el intermediario de esta Carta y de otras de España, que fue D. José Valls, canónigo de Tarragona, en Ibid., pp. 27-28. En las cartas de este canónigo se alude a la súplica de la Diputación de Aragón, «todavía no recibida», ni consignada luego en ninguna parte. Estas peticiones son anteriores al período que historiamos, pero por ser las primeras de la serie, merecen ser recordadas aquí.
  70. Cfr. Acta in Causa, f. 16v. De este cabildo era canónigo Mons. Christaldi, Capellán Mayor de Alejandro VII y gran amigo del P. Caputi, que usó de su influencia' tanto en la Causa de Beatificación como en la cuestión del restablecimiento de la Orden (Cfr. CAPUTI, Notizie Hist, I, I, nn. 447, 449, 459.-SANTHA, P. Joannes Garzia, en Eph. Cal., 30 (1961) 91). Cuando nuestro célebre cronista Caputi enumera en su Relación A los memoriales conseguidos y nos explica los trámites con que se obtuvieron, juega con nombres y fechas buscando una concatenación lógica que rio es exacta, aunque es exacta la existencia y paternidad de tales memoriales, Así, por ejemplo, nos cuenta que, habiendo Mons. Christaldl leído el memorial hecho por los canónigos de S. Juan de Letrán, el P. Caputi aprovechó la ocasión para pedir a Monseñor que hiciera lo mismo el cabildo de Sta. María in Via, del que Monseñor era canónigo (cfr. CAPUTI, Relación A, n. 374). Sin embargo, la súplica del Capítulo lateranense es posterior a la del cabildo de Sta. María in Via, como puede verse en la lista que estamos componiendo.
  71. Cfr. Acta in Causa, ff. 15-16. Caputi recurrió a «Mons. Lanclucci, sacrista del Papa, mio antico amico sin dall'anno 1649... da quando era stato lui frate di S. Agostino» (CAPUTI, Relación A, n. 377).
  72. Cfr. Acta in Causa, f. 15. A esta cofradía había pertenecido Calasanz. Caputi dice que se valió de «Mons. Paluzzl, allora Auditore della Camera Apostolica... Primicerio della Compagnia di S. Apostoli, che hora si chiama ¡I Cardinal Altieri» (CAPUTI, Relación A, n. 304). Se llamaba efectivamente Paluzio Paluzzl degli Alber-toni y Clemente X (Altieri) le adoptó como Cardenal Nepote, ordenando que «dein-ceps non amplius Palutius nuncuparetur sed Alterlus» (Híer. Cath., IV, p. 34, nota 8).
  73. Cfr. Acta in Causa, f. 5r.
  74. Cfr. Ibid., f. 16r. A esta Cofradía había pertenecido Calasanz. Los priores de la Cofradía, que procuraron el documento, eran los párrocos de S. Nicolás de Cesarini y de Sta. Maria in Monticelli, Este ùltimo dijo a Caputi «che lui lo conosceva (a Calasanz) da quando era Piccolino, che era stato allunno nelle Scuole Pie... e poi passò alle scuole maggiori di grammatica et ¡I P. Generale andava... e che haveva inteso dalli scolari un caso meraviglioso successo a tempo che lui andava alla scuola...» (CAPUTI, Relación A, nn. 309-312). El caso a que alude y narra con detalle es el del niño a quien habían sacado un ojo y el Santo se lo colocó de nuevo milagrosamente (Cfr. BAU, Biografía crítica, pp. 536-537).
  75. Cfr. Acta in Causa, ff. 16-17. De esta Cofradía había sido también miembro Calasanz. El actual «Guardián» era D. Mario Chigi, hermano del papa Alejandro VII (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 314).
  76. Cfr. Acta in Causa, f. 23.
  77. Ibid. f. 5v.
  78. Ibid. ff. 5-6.
  79. Ibid., f. 6. El intermediario fue el Sr. Francisco Risi, de Frascati, «secretario del Senato e Populo Romano che come era stato nostro scolaro facilmente mi haveria introdotto e favorito apresso li Conservatori» (CAPUTI, Relación A, n. 399).
  80. Cfr. Acta ¡n Causa, f. 17.
  81. Ibid., f. 7r. Se recurrió lògicamente al Provincial de Polonia (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 303).
  82. Cfr. Acta in Causa, f. 8. La carta va dirigida al Card. Orsini, Protector del reino de Polonia, para que la presente al Papa (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 303).
  83. Cfr. Acta in Causa, f. 17v. A ella había pertenecido el Santo. Era «Guardián» el Príncipe de Palestrina, y consultores D. Lello Orsini y el Duque Strozzi (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 307).
  84. Cfr. Acta in Causa, f. 20.
  85. Ibid., ff. 8-9.
  86. Ibid., ff. 23-24. Era la nueva Congregación General elegida en mayo de 1665.
  87. Ibid., f. 24r. Era General el P. Rampolla, «siciliano e paisano del P. Cosmo (Chiara) di Giesù Maria all'ora nostro Generale» (CAPUTI, Relación A, n. 385).
  88. Cfr. Acta in Causa, f. 24v. Sirvió de intermediario el eruditísimo y célebre cisterciense madrileño Juan Caramuel, entonces obispo de Campania (Ñapóles), del que dice Caputi «mio antico Padrone da quando era Abbate di S. Benedetto in Germania et era Vicario Generale in Praga... il quale conosceva i Padri nostri di Moravia et in Roma il P. Carlo (Mazzei) di S. Antonio di Padova» (CAPUTI, Relación A, nn. 382-384). Con el P. Mazzei mantuvo correspondencia erudita en latín (Cfr. Pl-CANYOL, Selectae latinitatis epistolarium P. Caroli Mazzei a S. Antonio Patavino, Roma, 1937, p. 113). Más noticias sobre sus relaciones con los escolapios en CAPUTI, Notizie Hist., I, I, n. 435,-PICANYOL, O. c, nota 1.-Sobre su biografía y bibliografía cfr. Lexikon für Theologie und Kirche, II (1958) 936,-HÜRTER, Nomenclátor literanus, IV, 604-610. - Enciclopedia Cattolica, III. - Enciclopedia Espasa-Calpe, 11.
  89. Cfr. Acta in Causa, f. 25.
  90. Ibid., f, 7v. Fue mediador el Abate Juan Antonio Anghemio, cuyo hermano era confesor de los Duques (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 322). Este abate consiguió también las demás cartas de Casa Saboya, que citaremos luego. Caputi coloca su primera entrevista con Anghemio el 27.11.1665, y refiere que el abate le dijo «che li portassimo il memoriale, che l'haveria fatto volontieri, tanto più che lui haveva conosciuto il Padre (Calasanz) et era più volte andato in carrozza seco con il Cardinale di Savoia che favoriva il Padre» (CAPUTI, Racordi, f. 62r).
  91. Cfr. Acta in Causa, f. 22v. De él dice Caputi «già nostro scolaro» (Ibid.).
  92. Ibid., f. 9. «Mons. Broglia fatto vescovo di Vercelli ad instanza del Duca di Savoia habitó da due anni vicino alla nostra Chiesa ed ogni matina veniva a dire la messa alla nostra Chiesa di S. Pantaleo e si confessava da me» (CAPUTI, Relación A, n. 371).
  93. Cfr. Acta in Causa, ff. 7-8.
  94. Ibid. f. 9v.
  95. Ibid. f. 10r.
  96. Ibid. f. 10v.
  97. Ibid., f. 11r. Estas últimas cuatro súplicas llevan fecha algo posterior al período de Berro, poro los trámites fueron hechos por el abate Anghemio, y por tanto remontan al febrero de 1665 (cfr. nota 90).
  98. Cfr. CAPUTI, RacorcU, ff. 59v-60. No sabemos si antes o después de estos trámites personales de Caputi con Mons. Baurlomont hay que colocar otra intervención para conseguir Cartas Postulatorias del Rey de Francia, narrada por Caputi en estos términos: «Essendomi state offerte da persone di gran qualità l'instanze del Re di Francia d'alcuni Sig.ri Catalani, che pretendevano che il N. V. P. Fundatore fusse nato nel Regno di Catalogna e vassallo del Re di Francia, che a quel tempo n'haveva occupata qualche parte. Et io havevo rinunciate quelle offerte sapendo che ¡I Padre era del Regno d'Aragona e non catalano, perchè quando fu la sua morte dell'anno 1648 vi furono de contrasti tra gl'Aragonesi e Catalani, che ognuno di loro pretendevano esser loro compatrioto ma vi fu un Dottore Aragonese che portó historie del Regno d'Aragona dove era descritta non solo la famiglia Calasantia ma anco Peralta della Sai esser sotto il Dominio del Regno d'Aragona, come il medesimo nostro Padre diceva esser Aragonese et in tutte le Compagnie dove era descritto ini Roma D. Giuseppe Calasantio Aragonese» (CAPUTI, Relación A, n. 361).
  99. Cfr. CAPUTI, Racordi, f. 153r, y nota 62.
  100. CAPUTI, Relación A, n. 243. Caputi tuvo que pedir licencia al notario del Card. Vicario, D. José Palamolla, y dice que lo encontró en S, Pantaleón, «che si stava preparando per dir la messa come è stato sempre solito di dirla In Chiesa nostra» (Ibid., n. 244). Y con la venia de Palamolla se hizo la copia del Proceso.
  101. Cuando Inocencio Meula sacó la copia del proceso en 1559, no era ya alumno de S. Pantaleón. En efecto, casualmente se ha conservado un folio con los alumnos de 1654, divididos en clases con sus respectivos profesores. Y en la clase «Terza di Grammatica», en el número 35, figura «Innocentio Meula» (Cfr. Dom. Gen., 1, n. 25), La última clase era la cuarta de gramática. Por tanto debió terminar sus estudios en nuestra escuela en 1655.
  102. Caputi dice expresamente que hizo sacar dos copias, que son las dos conservadas en nuestro Archivo General (Cfr. Reg. Cal,, 30 y 31), y que las consiguió «una da Francesco Meula l'anno 1659 e l'altra da Innocentio Meula suo figlio che fu nell'anno 1670» (CAPUTI, Notizie Hìst., Ili, VI, nn. 204-205).
  103. Caputi quiso pagar el primer trabajo de Bouillaud dándole «due doppie di Spagna» (dos doblones) pero el abogado respondió que «in questa Causa non haveria mai preso un quatrino e l'haveria fatto gratis» (CAPUTI, Relación A, n. 251).
  104. «Li rispose Monsú Nicolò... che ci saria contentato lasciarli la metà di quel che pagano l'altri havendo grandissimo obbligo a quella Religione della quale haveva imparato quanto sapeva e sono stati suoi maestri primo il P. Francesco ÍBaldi) della Nunziata e poi il P. Carlo (Mazzei) di S. Antonio di Padova anconitano che li lesse la Rettorica e di presente insegna a due suoi figlioli» (Ibid., n. 254).
  105. Ibid., nn. 252, 254.
  106. Cfr. CAPUTI, Racordi, f. 59r.
  107. Ibid.
  108. Cfr. ACCS, Reg. 1655-75, p. 380.
  109. Cfr. CAPUTI, Racordi, f. 62r.
  110. Cfr. copia de dicho memorial en Reg. Cal., 23, 15. En él se lee: «Sup-plicantur EE. VV. pro deputatione alicuius ex Em.mis Cardinalibus eiusdem Sac. Congr.nis ad effectum videndi contenta in dictis processlbus et postea referendi S. Suae utrum locus sit interpositioni auctoritatis Sedis Apostolicae pro signanda Commissione».
  111. «A di 21 nov. (1664) fu fatta la Congr.ne de Riti e non fu dato il memoriale perchè Mons. de Rossi disse al P. Gio.Carlo che prima doveva havere il memoriale il Papa» (CAPUTI, Racordi, f. 63r).
  112. Ibid, nn. 255-258.
  113. Cfr. BENEDICTO XIV, o. c, I, e. XVI, n. 12.
  114. «Sanct.mus D. Nr. D. Alexander Papa Septimus deputavit in Relatorem Em.mum de llcio pro introducenda, et prosequenda Causa elicti Servi Dei cum fa-cultatibus necessariis, et opportunis. Hac die 8 Aprilis 1665» (ACCS, Reg. 1655-75, p. 474. Una copia en Reg. Cal., 23, 15).
  115. «Il Cardinal d'Elei era benissimo informato della Causa del N. V. P. Fondatore da quando resideva al suo Arcivescovato di Pisa, che sapeva benissimo l'Ins-tituto, l'accidenti della Faustina di Fiorenza e le persecutioni dateli dal P. Mario dì San Francesco havendo lui man(e)giato questa causa con il suo voto» (CAPUTI, Relación A, n. 267).
  116. Cfr. BAU, Biografia critica, e. XLVII.
  117. Cfr. CAPUTI, Relación A, nn. 266-267.
  118. Cfr. Archivum Sch. P„ 2 (1937) 12-13 (Cap. Gen. a. 1665).-Bibliografía sobre el P. Chiara: A. HORANYI, P. Chiara, Cosmus a lesu Maria, Scriptores Piarum Scholarum, I, Budae, 1808, pp. 377-378,-E. LLANAS, Venerable P. Cosme Chiara y Falcón de Jesús María, Escolapios insignes, II, Madrid, 1899, pp. 403-408.-VIÑAS, Index bio-bibliographicus, III, pp. 107-108,-PICANYOL, In antiquos de Sancto losepho Calasanctio Scriptores Commentala, en Eph. Cal., 2 (1933) 56-58.-IDEM, Generalato del P. Cosimo Chiara e del P. Giuseppe Fedele, en Rassegna, 17 (1951) 10-20.- SANTHA, P. Cosmus Chiara, en Eph. Cal., 30 (1961) n. 12; 31 (1962) nn. 1-2.
  119. «In sei anni di generalato del P. Camillo di S. Girolamo mai si era parlato più di detta Causa con tutto che havesse fatto Procuratore il P. Giuseppe (Pennazzl) di S. Eustachio che era Procuratore Generale» (CAPUTI, Relación B, f. 107r).
  120. Cfr. PICANYOL, Generalati del P. Giovanni Garzia e del P. Camillo Scassellati, en Rassegna, 16 (1950) 20; IDEM, Dissertatio de processibus Beatificationis, en Eph. Cal., 17 (1948) 114.
  121. Cfr. SANTHA, P. Camillus Scassellati, en Eph. Cal., 30 (1961) 261.
  122. Ibld., pp. 254-255.
  123. Cfr. SANTHA, P. Cosmus Chiara, en Eph. Cal., 30 (1961) 411. El P. Santha pone como fecha el 8 de abril de 1666, pero el Acta oficial es del año 1665 Cfr. nota 114).
  124. Cfr. SANTHA, I. c, p. 409.
  125. Cfr. Acta Congr. Gen. 1661-65, f. 6v.-CAPUTI, Relación A, nn. 226-233.
  126. Cfr. Acta Congr. Gen. 1661-65, f. 7r.
  127. Cfr. Memoria Defunctomm (Reg. Reí. 36), p. 57.
  128. Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 235.
  129. «... ut omnia, quae non tantum in condendo Processu Vitae, sed etiam in iota causa beatificationis seu canonizationis necessaria videbuntur, separatim seu coniunctim, cum reciproca tamen communicatione diligenter peragere et fideliter exsequi possent et valerent et semel saltem In mense referrent in Congregatione P. Generalis et Assistentiüm, quidquid actum fuisset» (Acta Congr. Gen., 1665-1677, f. 6r).
  130. Cfr. CAPUTI, Relación A, nn. 237-242.-IDEM, Racordi, f. 64. Caputi supone salsamente que Berro continuó encargado de la Causa hasta su muerte, y que al morir Berro «restò un'altra volta Incagliata la Causa del N. V. P. Fondatore e non se ne parlava massime che era morto quello che haveva esercitata la procura. Morto il P. Vincenzo cominciai a pregare il P. Cosmo Generale che volesse provvedere a far una Procura a qualcheduno accio si tirasse avanti questa Causai (CAPUTI, Relación A, n. 236). Y la víspera de salir de visita canònica el P. General, volvió Caputi a insistirle «essendo passati cinque mesi del suo governo et ancora non se n'era parlato» (Ibid., n. 237). La confusión proviene seguramente del hecho que Caputi supone que Berro murió en 1665 (Cfr. CAPUTI, Relación B, f. 107r). Pero Berro murió en 1666. Por otra parte, su nombramiento de Rector de Florencia fue el 3 de octubre de 1665 y el 9 del mismo mes fueron nombrados los nuevos Procuradores. Los seis días de intervalo entre ambos nombramientos destruyen las afirmaciones de Caputi, pues sólo con el nombramiento del 9 de octubre cesaba el •encargo o procura» de Berro, que lo había continuado ejerciendo durante los cinco primeros meses que llevaba de General el P. Chiara. Y la Causa no «se encalló» de .nuevo ni cuando Berro salió para Florencia ni mucho menos cuando murió, pues había quedado en buenas manos, es decir, las del P. Caputi.
  131. Cfr. la carta de renuncia del P. Morelli, con garantía notarial, en ASV, Processus 2698, ff. 21r-22v.
  132. Cfr. Acta ¡n Causa, f. 12. En Chieti había colegio de las Escuelas Pías.
  133. Ibid., ff. 12-13. En Narni había también colegio escolapio.
  134. Ibid., f. 18r. En Bisignano había también casa escolapia. Este obispo dice haber conocido, además, personalmente a Calasanz: «per quanto posso conoscere per il tempo che sono stato in Roma e praticato con detto Padre» (Ibid.).
  135. Ibid., f. 20v. Este obispo era español, como otros muchos en el reino de Sicilia y Ñapóles, entonces bajo la soberanía española. En Sicilia había dos casas escolapias, una en Palermo y otra en Messina. Y los Padres de Sicilia consiguieron instancias de los obispos de Palermo, Messina, Monreal, Patti, Mazzara, Catania, ^Siracusa, Cefalú, Agrigento, junto con las del Senado de Palermo, de los Jurados de Mesina y otros titulados, como refiere Caputi {cfr. Relación A, nn. 341-342), aunque no todas las instancias constan en Acta In Causa.
  136. Ibid., f. 21r. Este obispo era también español.
  137. Ibid. f. 21v.
  138. Ibid, ff. 13-14.
  139. Ibid, f. 14rv.
  140. Ibid. ff. 18-19. A este obispo reveló el Santo las apariciones de S. Francisco, tenidas en Asís cuando fue en peregrinación a ganar el Jubileo de la Porciúncula, de las cuales se habla en todas las biografías de Calasanz (Cfr. atestado original de Mons. Clavero en Reg. Cal., 14, 62, 5; además, CAPUTI, Relación A, n. 342.-BAU, Biografía crítica, pp. 245-247).
  141. Cfr. Acta in Causa, ff. 19-20. Mons. Clavero debió pedir las instancias a su propio Cabildo.
  142. Ibid., f. 22r,
  143. Ibid., f. 23r.
  144. Ibid., f. 25v. El intermediario fue Mons. Broglia, obispo de Vercelli, que no sólo mandó él las súplicas al Papa, sino que las solicitó también al arzobispo y cabildo de Turín (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 371).
  145. Cfr. Acta in Causa, f. 26r. La estima de que gozaban los escolapios en Polonia viene atestiguada por la afluencia plebiscitaria de cartas postulatorias •dirigidas al Papa, a la Congregación de Ritos y a diversos cardenales, encabezada por los Reyes y seguida por dignatarios civiles y eclesiásticos. Escribe Caputi: «non solo fece l'instanza la Dieta Generale (de Polonia) ma i prelati, l'ordine ecclesiastico et anche l'equestre. Li fecero ancora tutti i vescovi et arcivescovi, "M Maresciallo del Regno, i Palatini et anco i quattro Abbati del Regno, sicché non passava ordinario che non ne scrissero lettere al Papa e tutte le portavo al Card. Rospigliosi, onde una mattina mi disse che il Papa l'haveva detto che s'era mosso tutto il mondo per la Causa del P. Fondatore delle Scuole Pie che non li leggesse più lettere, che quando venissero più le rimettesse alla Congregatione <di Riti, che haveva accaro di finir questa causa quanto prima» (CAPUTI, Relación ,A, n. 355).
  146. Cfr. Acta in Causa, f. 27r. En Norcia había casa escolapia.
  147. Ibid., f. 27rv. En Ancona había casa escolapia.
  148. Ibid., f. 28v.
  149. Cfr. nota 143.
  150. Cfr. Acta in Causa, f. 26v.
  151. Ibid, f. 28v.
  152. Ibid. f. 28r.
  153. Ibid, f. 29r. Las cartas de los Duques de Parma las consiguió el Duque de Poli, D. Appio Conti, que residía en aquella ciudad (Cfr. CAPUTI, Relación A, números 327-329).
  154. Cfr. Acta ¡n Causa, f. 29v.
  155. Ibid., f. 30r.
  156. Ibid. El intermediario fue el Provincial de Toscana.
  157. Ibid., f. 30v.
  158. Ibid., f. 29v. Esta carta, junto con las del Vicario Capitular, Cabildo y Ancianos de Ancona, fueron compuestas en latín por los PP. Escolapios de la-Ciudad (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 372).
  159. Cfr. Acta in Causa, f. 31v.
  160. Ibid. f. 31r.
  161. Ibid., f. 31v. Mons. Palermo estaba informadísimo de la Causa, pues había sido Auditor del Card. Glnetti durnte los procesos ordinarios (Cfr. CAPUTI,, Relación A, n. 372).
  162. Cfr. Acta in Causa, f. 33r. Era sobrino del Cardenal Francisco von Dietrichstein, que fue el fundador y gran protector de las Escuelas Pías en Moravia (Cfr. SANTHA, Card. Princeps Franciscus Dietrichstein, episcopus Olomucenis et Scholae Piae, Edit. Cal., Romae, 1960.-IDEM, Epistulae I, p. 1232).
  163. Cfr. Acta in Causa, f. 32r.
  164. Ibid., f. 32v.
  165. Ibid., f. 32r. Sirvió de intermediario el Provincial de Toscana (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 344).
  166. Cfr. Acta in Causa, f. 33v. En el Ducado de Modena estaba la casa esco-lapia de Fanano, perteneciente a la Provincia toscana, cuyo Provincial solicitó esta carta (Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 330).
  167. Cfr. Acta in Causa, f. 33v.
  168. Ibid., f. 34r. Este magnate fue el fundador del colegio escolapio de Schlan, en Bohemia (Cfr. PICANYOL, Brevis conspectus historico-statisticus Ord. Sch. P., Romae, 1932, p. 151.-SANTHA, Epistulae I, pp. 218-219, 765-766).
  169. Cfr. Acta in Causa, f. 40r. Este arzobispo era español. En Brindis se acababa de fundar una casa escolapia en 1663.
  170. Ibid., f. 43r. Sirvió de intermediario el Príncipe de Nicolsburg, D. Fernando von Dietrichstein, que era Mayordomo de la Emperatriz viuda (Cfr. CAPUTI, Relación A, nn. 336-337). La mayor parte de estas cartas hasta ahora citadas, se conservan en su original en Reg. Cal. 25, 1, pero no estando ordenadas, hemos preferido citarlas según la copia hecha por Caputi en Acta in Causa. Otras se encuentran en el ASV, Fondo Vescovi e Regolari, Scolopi, 2, «Regestum Littera-rum Patentium et testimonialium».
  171. «non si faceva più Congregatione de Riti avanti al Papa perchè stava male e si dubitava della sua vita» (CAPUTI, Relación A, n. 385).
  172. Ibid., nn. 385-386.-IDEM, Racordi, f. 67r.
  173. Cfr. IDEM, Racordi, f. 67v.
  174. La súplica está firmada el 19 de febrero de 1667 y dice en su párrafo esencial: «Supplicano la Santità Vostra in nome di tutta la Congregatione di segnare la Commissione in Camera extra Congregatione Sacrorum Rituum per riceversi l'esame di detti testimoni» (Acta in Causa, f. 34v).
  175. Cfr. CAPUTI, Racordi, f. 68r.
  176. ibid.
  177. Ibid., f. 68rv.
  178. Ibid., f. 68v. Una copia de dicha Relación en Reg. Cal. 23, 15.
  179. Cfr. ACCS, Reg. 1655-75, p. 546; y una copia en Reg. Cal. 23, 15.
  180. Cfr. CAPUTI, Racordi, f. 68v.
  181. Ibid., f. 69rv. y una copia del memorial en Reg. Cal. 23, 15. Lleva fecha del 2 de abril de 1667, pero esta fecha debe referirse al día de la Congregación de Ritos en que se leyó (cfr. nota siguiente).
  182. "Procurato' Causae Beatificai, et Canoniz. d. Servi Dei supplicavit S. Rituum Cong. de oppno. (opportuno) remedio pro signanda a SSmo. Commissione in Camera extra Congnem. ne pereant probationes ad effectum conficiendi processimi auctoritate Ap.a (Apostolica) super vitae sanctitate, virtutibus, et miraculis, tam in vita quam post obitum d. Servi Dei in genere, et hoc ob incertitudinem temporis et Cong. coram S.Sua habendae et S. Ead. Cong. respondi-Cum Emo. Chisio. Hac die 2 aprilis 1667» (ACCS. Reg. 1655-75, pp. 551-52).
  183. «Mi disse Mons. Christaldi che se volevo sottoscrivere la Commissione n'haveria parlato al Cardinal Chiggi (sic), che l'haveria fatta sottoscrivere, che il Papa sottoscriveva quanto lui li portava dinanzi, e che facessi presto che vi era poco tempo. Li risposi ringratiandolo che non mi curavo farlo sottoscriverla in questa meniera perchè m'era stato consultato che non era bene a farla clandestinamente perchè riavrei hauto contrario il Secretario della Congregatione con pericolo di rovinar la causa ...Alli due giorni mori Alessandro settimo» (CAPUTI, Relación A, nn. 396-397).
  184. «Mi rispose che volontieri, avendo qualche occasione di discorso haveria fatte le sue parti, che il nuovo Pontefice non haveria potuto mancare la Comis-sione, che vi sono tante instanze che bastaría a dichiararlo Beato, non che far la Comissione» (Ibid., n. 398).
  185. Cfr. Acta in Causa, f. 45; otra copia en Reg. Cal. 23, 15. Cfr. tambiéq CAPUTI, Racordi, f. 70v.
  186. En la obra Inédita Vita del Ven. P. Giuseppe della Madre di Dio, escrita por el P. Chiara (Cfr. Reg. Cal. 87), recuerda el autor las palabras de Clemente IX •en aquella memorable audiencia: «Crediamo dovrà sapere come Noi essendo Prelato fummo Visitatore della vostra Congregatione et una volta riavendo andato a S. Pantaleo per questo effetto, ricercammo il buon vecchio gran Servo di Dio e vero Servo del Signore, e non comparendo alla fine lo ritrovammo che stava con ia scopa alle mani scopando una scuola, di che restammo tutti sopramodo ammirati d'una tanto grande humiltà e fra noi dissimo, che era dovere s'aiutasse a tutto potere così santa opera, e così degno Servo di Dio. Hora che sediamo nella Cathedra di S. Pietro, non volete che Noi eseguiamo sì santa mente? P. Generale, tutto quello che domanderete da Noi vi sarà concesso, e n'estii di buon animo, che la vostra Persona è assai accetta appresso la Sta. Sede Apostolica, et il tempo gli lo farà conoscere» (I. e. f. 92v).
  187. Cfr. SANTHA, P. Cosmus Chiara, en Eph. Cal., 30 (1961) 422, nota 45, con amplia bibliografía sobre dicha dama. La Influencia de dicha dama ante Mons. 'Casali, Secretario de la Congr. de Ritos, era especial, «essendo Mons. Casali -dice Caputi- molto obligato perchè lei l'haveva procurato questo ufficio» {CAPUTI, Relación A, n. 260).
  188. Cfr. CAPUTI, Relación A, nn. 402-405. De los sobrinos del Papa dice Caputi: «la vennero a salutare dicendogli che erano nepoti del Papa che erano venuti a riverirla offerendosi a quanto II comandava, sapendo molto bene gli obblighi che li doveva la lor Casa» (Ibid., n. 403). Al conclave habían asistido' 61 cardenales (Cfr. Hier. Cath., V, p. 3, nota 2).
  189. «Havuti questi buoni rapporti e fattemi amorevoli quasi tutti i Cardinali...» (CAPUTI, Relación A, n. 406).
  190. Cfr. Acta in Causa, f. 46r. Lleva fecha 6.VIII.1667.
  191. Cfr. Reg. Cal. 23, 15.
  192. «Congr. ordinaria et prima praeparatoria Sac. Rit.», con fecha de 10 de-septiembre de 1667 (ACCS, Decr. 1667-1668, f. 54r).
  193. Ibid, f. 56.
  194. Ibid. ff. 54v-56v.
  195. Cfr. «Seconda Relatione fatta dal Em.mo Sig. Cardinale d'Elei alla Congregatone de Riti alla 2a preparatoria al primo ottobre 1667, Fuori dice. Relatio habita in Congregatione Sacr. Rituum ab Em.mo Cardinali ab llcio die sabbati 5 martii 1667» (Acta in Causa, ff. 46v-47v). Los únicos suplicantes citados eran: el Rey y Reina de Polonia, el Granduque de Toscana, la Princesa Ludovica de Savoia, los cabildos de S. Juan de Letrán y de Ancona, el obispo de Conversano, el Príncipe de Dietrichstein y el General de las Escuelas Pías. A estos se añade ©n términos generales «plurimae Antistitum, Principum, Clvitatum et populorum instantiae» y «quamplurimorum Praesulum Magnatum ac Archiconfraternitatum» (ibid.).
  196. «Nihilominus excipitur non constare, quod nunc etiam continuent mira-cula» (Reg. Cal., 23, 15).
  197. Cfr. CAPUTI, Relación A, n. 422.
  198. «Nec subsistit, quod hodie non continuent miracula, cum ad effectum docendi de'¡is necessaria sit Commissio per S.tem V.ram signanda, cum ¡am Sedes Aplica, apposuerit manum ¡n pta. (praefata) causa, nec ordlnarlus valeat ad ulteriora procedere» (Reg. Cal. 23, 15). Este párrafo se halla añadido en la Relación Tercera, leída por el Cardenal Ponente en la Congregación coram SSmo. y n© en la Relación segunda, que, como hemos observado, es totalmente idéntica a la primera, leída el 5 de marzo.
  199. «Quare videtur locus esse propositioni Commissionis Introductionis Cau-sae ad praescriptum novissimorum Decretorum» (Ibid.).
  200. Cfr. ACCS, Dece. 1667-1668, ff. 27v-59r.
  201. Caputi difiere un poco en sus tres versiones sobre esta audiencia, aunque coincida substancialmente en lo que hemos dicho (Cfr. CAPUTI: Relación A, n. 112r., Relación B, f. 109r, Racordi, f. 71v).
  202. Cfr. ACCS, Decr. 1667-1668, f. 59v; una copia en Reg. Cal. 23, 15.
  203. Cfr. «Terza Relatione fatta dal Em.mo Sig. Cardinale d'Elei nella Congregatone de Riti fatta avanti a Papa Clemente IX con 17 cardinali 9 prelati e 7 consultori che fu alti 4 ottobre 1667 a Monte Quirinale» (Acta in Causa, f. 48r y Reg. Cal. 23, 15. El número de los asistentes no coincide con el Acta oficial, y por tanto se equivoca Caputi).
  204. Cfr. el texto del Decreto, citado más abajo (nota 206) en que se lee: Em.mi Patres eidem Sac. Congr. Praepositi unanimi voto signari posse censuerunt» (ACCS, Deci-. 1667-1668, f. 61r).
  205. Del P. Pennazzi cuenta Caputi dos interferencias desagradables en los trámites que precedieron a esta última Congregación (Cfr. CAPUTI, Relación A, ff. 110v-111r, 107v-108r). Y aún añade que se cansó de esperar y se volvió a casa, quedando Caputi solo (ibid., f. 114v), pero se contradice con lo que anota en otra parte: «e stiedimo a Monte Cavallo sino alli 18 hore che fini la Congre.ne» (CAPUTI, Racordi, f. 72r).
  206. Cfr. CAPUTI, Relación A, f. 115v.
  207. «San.mus D.nus Nr. Clemens Nonus in Congregatione Sacrorum Rituum habita coram Sanctitate Sua, ad relationem Em.mi Card.lis de llcio Ponentis, sig-navit Commissionem Introductionis Causae dicti Ven.lis Servi Dei, quam Em.mi Patres eidem Sacrae Congr.nis Praepositi unanimi voto signari posse censuerunt. Hac die 4 octobris 1667» (ACCS, Reg. 1655-75, p. 570). Una copia en Reg. Cal. 23, 15.
  208. Cfr. CAPUTI, Relación A, ff. 116v-118r.-IDEM, Racoi-di, f. 72v.
  209. Cfr. CAPUTI, Racordi, f. 72v.-IDEM, Relación A, nn. 363-364. El texto de estas cartas en Acta in Causa, ff. 49v-50r.
  210. Cfr. Acta in Causa, f. 51 r.