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Han aparecido recientemente como descartadas del archivo 4 copias más de esta vida. Por su interés copiamos la introducción que aparece en algunas de ellas, dirigida al Papa, lo que nos muestra cuál era la intención de este compendio: informar a Alejandro VII (1655-1667) sobre la vida de Calasanz, para acelerar la reintegración de la Congregación en Orden, y para adelantar el proceso de beatificación de Calasanz.
En la portada se nos especifica que El P. Pedro Mussesti, su autor, es Asistente General, y que escribió el compendio en 1664. Según se indica también en la portada, las cuatro copias las hizo el P. Juan Carlos Caputi, que era quien trabajaba en aquellos años con el P. Vicente Berro en la causa de la beatificación.
Transcribimos la dedicatoria:
Beatísimo Padre,
El venerable Siervo de Dios, José de Calasanz en el siglo, y luego de religiosos José de la Madre de dios, fundador de la congregación de los Pobres de la misma Madre de Dios de las Escuelas Pías, en estas páginas se pone a los pies de Vuestra Beatitud, el cual aunque antes de morir para aumento de sus méritos permitió Dios que no sólo fuera injustamente acusado incluso por algunos hijos suyo en Cristo, y que viera con sus propios ojos desmembrada la unidad de su orden, como una nave reducida a tablas por una furiosa tempestad, con la libertad dada a sus religiosos para que llegaran lo mejor que pudieran a cualquier playa del siglo, como ocurrió a muchos a consecuencia de similar naufragio, sin embargo mantuvo firme su esperanza en Dios, que iba a enviar quien volviera a poner junto el madero roto, el cual consolado por ello, y consolando y dando ánimo a los suyos, puso encomendado su espíritu en las manos de Dios. Y no fue sin efecto la esperanza del venerando viejo, pues sucediendo Su Beatitud por divino querer en al supremo gobierno de la nave de S. Pedro, entre las obras de piedad que llevó a cabo al principio de su pontificado tuvo a bien el reintegrar y reunir junta la misma navecilla naufragada de las Escuelas Pías. Por lo que los hijos del buen viejo, que viven ahora reconociendo la vida de su resucitada Orden de la incomparable piedad de Vuestra Beatitud, postrados a sus pies de todo corazón como signo de debida gratitud le dan humildemente gracias y ruegan por que tenga buena salud y una larga vida, con la realización de sus justos deseos. Quede, pues, servida Vuestra Beatitud reconociendo de manera favorable la vida de mencionado fundador y una partecilla de sus buenas obras compendiada en estos papeles, imaginando que él mismo da cuenta de sí a Vuestra Santidad, sometiéndose a la censura del sumo monarca de la Santa Iglesia como obediente hijo y súbdito suyo, vivo y muerto, y que la envía no como al Padre y Pastor universal del Cristianismo, sino como a quien con afecto particular le fue un venerado padre, suplicándole conserve para con su pobre Orden el mismo amor paterno para mantenerlo para gloria de Dios y bien del prójimo que tuvo desde el principio Vuestra Santidad al conducirlo de muerte a vida.
Sigue a continuación una introducción del autor “A chi legge”, que no reproducimos por que no aparece en el original, y porque está tachada, como si hubiera decidido el autor –o el copista- que no valía la pena reproducirla.