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18.11. La enseñanza primaria en Gran Bretaña

El autor James Bowen, tantas veces citado por su magna obra histórica sobre la educación occidental, sintetiza en estas pocas líneas la realidad de las escuelas primarias gratuitas medievales de Inglaterra, no muy distinta del resto de Europa:

'Pese a que, ya desde el siglo XII, papas y obispos expresaban continuamente su desaprobación por la existencia de escuelas de pago y a menudo ordenaban medidas para establecer una enseñanza gratuita, es evidente que la práctica de cobrar estipendios seguía en vigor, y es igualmente cierto que sólo una ínfima minoría -mucho menos del 1 por 100 de la población total-tenía acceso a la educación; estos alumnos, dejando aparte la nobleza, procedían principalmente de las clases burguesas, cada vez más influyentes, pero aún muy reducidas. Aun cuando resulte tentador creer que las iglesias y monasterios impartían la enseñanza gratis, no parece haber sido tal el caso. Los únicos ejemplos conocidos de instituciones caritativas son las llamadas „almonry schools‟ (lit. “de limosnería' o limosna), de las que hay referencias en el siglo XIII, pero pertenecen más bien al siglo XIV, hallándose generalmente establecidas en los monasterios benedictinos. El principal estímulo para su creación parece haber sido la repentina dificultad de reclutamiento de niños oblatos en el siglo anterior por parte de estos monasterios, lo que les movió a buscar algunos de dichos niños entre las clases más pobres, abriendo con tal fin escuelas gratuitas. Estas últimas fueron, no obstante, muy poco numerosas. También parece que su alumnado fue reducido: menos de una docena en general y solo tres o cuatro en algunos sitios”.[Notas 1]

Durante el siglo XV, la progresiva urbanización del país trajo consigo una lógica demanda de alfabetización, con el consiguiente aumento de escuelas municipales, gremiales y catedralicias. Sin embargo, 'la mayor parte de los niños, a pesar del estatuto de Enrique IV de 1405 – 1406,[Notas 2] continuaban atados a la tierra en condición de siervos, y no recibían enseñanza en absoluto; las escuelas de canto y gramática eran pocas en número y en general de muy escasa matrícula'[Notas 3] .

El cisma de Enrique VIII -como ocurrió en Alemania con Lutero-no mejoró la situación de las escuelas, sino más bien la empeoró, pues le supresión de monasterios y capellanías, particularmente en el reinado de su hijo Eduardo VI, originó la desaparición de las escuelas monásticas 'de limosnerío', las únicas gratuitas existentes. Las llamadas “fundaciones de Eduardo VI”, más que dotaciones para nuevas escuelas,”fueron más bien, con toda probabilidad, una simple restauración parcial de las propiedades eclesiásticas anteriormente confiscadas”,[Notas 4] con las que se mantenían escuelas no precisamente gratuitas, ni elementales, sino de gramática.

Estas escuelas 'eran sólo para una minoría privilegiada, principalmente para los hijos de la elite, aunque era posible que los hijos de la clase trabajadora consiguieran una educación' con becas. Al subir al trono Isabel I (1558) había 51 de estas escuelas y al final de su reinado (1603) llegaban al menos a 280, dotadas por el Estado; a mediados del siglo XVII existían 305 escuelas dotadas y 105 sin dotar, y medio siglo después, hacia 1700, el número de escuelas dotadas llega a 400, con un crecido número de escuelas sin dotar, “evidentemente instituciones católicas clandestinas” y otras, pues en el reinado de Isabel, junto a las escuelas “de la corona” empiezan a aparecer otras regidas por gremios, municipios, parroquias, grupos privados e individuos.[Notas 5]

Este creciente movimiento de fundar y dotar escuelas de gramática corre paralelo con el „filantropismo inglés‟, fenómeno típico de los siglos XVI y XVII. Como fruto de la ética puritana calvinista que empieza a extenderse en Inglaterra a mediados del siglo XVI, 'no sólo recalcaba que la educación era el camino de entender el plan divino, sino que convirtió también en algo obligatorio, para aquellos que poseyeran medios, el ayudar a los pobres y desposeídos. En toda Inglaterra la clase comercial y propietaria emergente, muchos de cuyos miembros se enriquecieron gracias a la protestantización del país, donaba cuantiosas sumas para la fundación de escuelas. Mientras que en los primeros tiempos las escuelas de gramática habían sido dotadas por prelados ricos para beneficio de los jóvenes que aspiraban a llevar los hábitos, la característica de las dotaciones de los siglos XVI y XXVII fue mercantil y comercial, proporcionando los donantes una educación secular a los de su propia clase junto con becas generosas para los estudiantes pobres que prometían. Subyacente a esta filantropía estaba la preocupación por conservar la educación, y por ende la sociedad inglesa, fieles al protestantismo'.[Notas 6]

En el período isabelino 'es imposible valorar el número de escuelas elementales, ya que éstas estaban distribuidas a lo largo del país sobre una base totalmente desorganizada y con frecuencia operaban en lugares sencillos, normalmente dentro del mismo edificio de la iglesia, sin ninguna identificación especial'.[Notas 7] Lo común era que los mismos clérigos de las iglesias regentaran la escuela, siguiendo el sistema de retribuciones o estipendios, heredado del medioevo. Por otra parte, “a pesar de las grandes dotaciones filantrópicas para la educación en los siglos XVI y XVII, esta buena voluntad no debe oscurecer el hecho de que Inglaterra aún no había tomado medidas de largo alcance para escolarizar a los pobres, a los desamparados y a las grandes masas de las clases trabajadoras, más aún, la actitud prevalente en la „clase media‟ era que la educación no debía alcanzar sistemáticamente a todos los sectores sociales, ya que hubiera perturbado el orden social y aumentado las expectaciones más allá de niveles aceptables”.[Notas 8]

Cedemos la palabra con cierta amplitud a Bowen para que, como perfecto conocedor de la cultura inglesa, nos describa la situación educacional británica en este período, matizando actitudes, intenciones y finalidades que pudieran parecer inexactas o distorsionantes en otra pluma. Particularmente notable es la clarificación del movimiento filantrópico, dominante en los siglos XVI y XVII -período crucial para nuestra historia, pues en él aparecen las Escuelas pías-, dado que su actitud respecto a los pobres y su educación lo ponen necesariamente en relación con las iniciativas de Calasanz.

Por lo que hemos oído a Bowen, el filantropismo es un fenómeno propio de la clase media, formada por mercaderes y comerciantes y por los 'nuevos ricos' a costa de la expropiación de bienes eclesiásticos, que se sienten generosos más para favorecer el nivel cultural de su propia clase que para atender a los pobres. Y su atención va dirigida a la creación de „escuela media‟ (de gramática) o „superior‟ (colegios universitarios) más que escuelas elementales, y que por seguir siendo de pago, difícilmente pueden ser frecuentadas por los pobres. A la vez mantienen un espíritu conservador, de diferencia de clases como plan divino, y consiguiente marginación de la clase baja de toda aspiración cultural que pueda sacarles de su estado natural. “Este impulso filantrópico -escribe Bowen-apuntaba a la consolidación de una clase dirigente educada e ilustrada, elevando la calidad del clero y estimulando el crecimiento de una clase media instruida; de aquí qué hubiese la mejor disposición hacia las escuelas de gramática y los colegios universitarios, pero no con ánimo de hacer obra de misericordia de cara a la educación de los pobres y los menos privilegiados.[Notas 9]

Hay que llegar a mediados del siglo XVII, durante la República o „Commonwealth‟, para que aparezcan las primeras tentativas oficiales en pro de la escolarización y alfabetización de los pobres y desamparados, propuestas por los nuevos reformistas utópicos de la educación popular, Hartlib, Milton, Petty y Dury, pero quedaron en simple utopía, pues 'Cromwell no participaba en modo alguno del entusiasmo por la reforma de la educación'.[Notas 10] Más todavía, los desórdenes civiles y políticos ocasionados en este período republicano frenaron cualquier tendencia oficial a la escolarización de las clases bajas por miedo a perder su control, de modo que aun las escuelas elementales tradicionales disminuyeron durante la segunda mitad del siglo XVII, y así continuó a lo largo de todo el siglo XVII. “Una investigación moderna muy completa concluye que el movimiento hacia la alfabetización pública no se abrió paso en todo este siglo”.[Notas 11]

Al margen, sin embargo, de los poderes públicos y por iniciativa del Rdo. Tomás Bray y cuatro filántropos laicos tuvo su origen en 1699 la „Society for Promoting Christian Knowledge (SPCK)‟, que, como indica su nombre (Sociedad para la Promoción del Conocimiento Cristiano), tenía por finalidad ofrecer la suficiente instrucción para capacitar a las clases pobres para leer la Biblia, creando para ello escuelas de beneficencia. El programa de estudios era muy reducido, consistiendo básicamente en aprender a leer, y no en todas las escuelas se enseñaba a escribir y hacer cuentas. Debían aprenderse de memoria el catecismo anglicano, algunas secciones del „Book of Common Prayer‟, algunos salmos y pasajes escogidos del Nuevo Testamento. Además detodo ello se aprendía canto eclesiástico. Solían utilizarse diversos lugares como escuelas, generalmente con una sola aula, 'usando cualesquiera maestros disponible', que “con demasiada frecuencia eran de lo más mediocres”.[Notas 12]

Este modelo de escuela está mucho más cerca del que promovían las, escuelas dominicales de la Cofradía de la Doctrina Cristiana en Roma un siglo antes que de las escuelas de Calasanz, pues el núcleo central era la catequización; la enseñanza de la lectura, era solo un medio para poder leer tanto el catecismo como la Biblia; la escritura y las cuentas no formaban parte sistemática y substancial del plan de estudios. Con todo, 'estas escuelas [de la SPCK] tuvieron una parte importante en el inicio de la educación de las clases más necesitadas de Inglaterra'.[Notas 13] Y esta afirmación de Bowen nos parece muy interesante, por tratarse de una iniciativa privada, de carácter religioso, considerada como el inicio de la educación gratuita de los pobres en Inglaterra y que forzosamente nos evoca las escuelas de Calasanz por idénticas características -y otras complementarias-, pero nacidas en 1597, un siglo antes.

Las escuelas de la SPCK fueron copiadas en Inglaterra y sus colonias por no conformistas, metodistas, cuáqueros, judíos y hugonotes, y se extendieron también desde un principio por Gales, Escocia e Irlanda con un éxito extraordinario.[Notas 14] y ese éxito es tanto más admirable si se tiene en cuenta que tales escuelas surgen contra el sentir común de las clases sociales en cuyas manos están él poder y el dinero, como hace notar Bowen: 'mucha gente de la clase media -probablemente la mayoría-hubiera aceptado los puntos de vista de Soame Jenyns, quien escribió en 1757 que la ignorancia es necesaria „para todos los nacidos para la pobreza y los trabajos fatigosos de la vida (ya que es) el único opio capaz de (capacitarlos) para soportar las miserias de una y las fatigas de los otros un medicamento administrado por la graciosa mano de la Providencia, de la que nunca debieran ser privados por una educación mal entendida e impropia‟.[Notas 15] con términos menos cínicos y volterianos, pero con similar concepción del „orden establecido‟, se opusieron ya a las escuelas de Calasanz siglo y medio antes, ciertos personajes de la Curia Romana, que vestían incluso púrpura y capelo, y que llegaron a conseguir la supresión de las Escuelas Pías como Orden religiosa.

A pesar de sus éxitos, la SPCK fue perdiendo importancia en la segunda mitad del siglo XVIII. Y en 1780 nace otra iniciativa, debida al Rdo. Robert Raikes: las „escuelas dominicales‟. Empezaron siendo dominicales, y se abrieron para adultos y niños, que gratuitamente recibían instrucción religiosa y aprendían a leer. Mas al poco tiempo se abrieron también durante la semana, sobre todo para los niños cuyos padres pudieran pagar algo, y se les enseñaba a escribir, a hacer cuentas y a veces algún oficio. El éxito fue igualmente extraordinario, sobre todo al formarse en 1785 una sociedad para mantener y propagar con los fondos estas escuelas por toda Inglaterra. Su trascendencia radica -se dice-en que 'ellas marcan el „verdadero principio‟ de la educación popular gratuita y abierta a todos los niños sin distinción'.[Notas 16] Lo cual -aunque aplicable sólo a Inglaterra-no parece del todo exacto, si se tiene en cuenta lo dicho de la SPCK, que mantendría la primacía, y sobre todo porque las escuelas entre semana no eran gratuitas. De todos modos, estas escuelas dominicales, debidas a iniciativa privada y no estatal, nacen en Inglaterra casi dos siglos después de las Escuelas Pías en el Trastévere romano. Tendrá que esperarse a 1880 para que el Parlamento de Londres exija asistencia obligatoria a las escuelas elementales cobrando honorarios de los padres, hasta que en 1891 queden abolidos tales honorarios, al decretarse la gratuidad absoluta.[Notas 17]

Después de este recorrido panorámico-histórico, forzosamente conciso, parece que no andaba equivocado el barón Ludovico von Pastor al afirmar que en noviembre de 1597 nacía en Santa Dorotea del Trastévere romano 'la primera escuela pública popular gratuita de Europa';[Notas 18] y que estaba en Io cierto Pio XII al decir: “está probado por sólidos e indudables documentos que el mismo Calasanz en esta alma Urbe, en la iglesia de Santa Dorotea , a la otra parte del puente Sixto, el año 1597 abrió la primera escuela pública de Europa para instruir gratuitamente a los niños pobres y abandonados del Pueblo”.[Notas 19]

Notas

  1. Ib. II, p.421-422. En cuanto al contenido añade: 'Estas escuelas enseñaban canto y tal vez preparaban el camino de una eventual educación gramatical a los niños suficientemente capaces'. (ib., p.422). Además del canto se impartía (una instrucción más elemental como enseñar a leer', con fines 'especialmente litúrgicos' (ib., p.,435).
  2. 'En 1349 fue específicamente promulgado el „Estatuto de labriegos y aprendices‟ para prohibir a los siervos todo intento de mejorar la categoría social de sus hijos enviándolos a una escuela o a un taller de aprendizaje, ya que estas formas de educación les abrían respectivamente el camino hacia puestos eclesiásticos o en las corporaciones gremiales; ambas posibilidades eran consideradas indeseables por la clase dirigente' (ib., p.423). En 1388 ratifica lo mismo otro decreto real. En 1405-1406 dio Enrique IV un estatuto que cambiaba „legalmente‟ la situación: 'todo hombre o mujer, de cualquier clase social que sea, podrá libremente enviar a su hijo o hija a estudiar en cualquier escuela que desee escoger dentro del reino' (ib., p.436). Quedó en letra muerta. No eran escuelas gratuitas, por otra parte.
  3. Ib., III, p. 42. La „escuela gratuita‟ que instituyó en 1512 el humanista inglés Juan Golet en la catedral de San Pablo de Londres, de la que era deán, fue más bien un colegio de selectos para toda Europa exactamente 153 niños-y que 'deberán ya estar preparados en catecismo y ser capaces de leer y escribir completamentemente'. No era, pues, ni escuela popular, ni primaria, ni para pobres. Todos debían, además, pagar los derechos iniciales de matrícula, destinados a sufragar una beca para 'el escolar pobre que barre la escuela y la mantiene limpia (cf. Id., o.c., II, p.476-480). Luego ni siquiera era completamente gratuita.
  4. Ib., III,p.44.
  5. Ib., p.49 y 179-180. El ser escuelas „dotadas‟ no significa que fueran „gratuitas‟, sino que gozaban de fondos públicos.
  6. Ib., p.180-181. Más que a la clase popular „pobre‟, favorecían a la clase baja, pero acomodada, como hijos de artesanos, tenderos, pequeños propietarios, agricultores, labradores, granjeros o clasificados como 'mediocris fortunae' (ib., p.183).
  7. Ib., p.49.
  8. Ib., p.193.
  9. Ib., p.182
  10. Ib., p.147. En 1648 -año en que muere Calasanz-el parlamento de Londres consideraba positivamente un proyecto de grandes pretensiones filantrópicas, propuesto por Samuel Hartlib, según el cual 'dos niños pobres y desamparados deberían recibir una instrucción básica y una formación profesional que los capacitara para aprendices en el comercio, al mismo tiempo que se preveía lo que en esencia era equivalente a un sistema nacional de educación, concebida como una estructura de tres niveles, escuelas comunes para el pueblo en general, escuelas „mecánicas‟ para el entrenamiento de los aspirantes a aprendices y escuelas nobles para formar a los intelectuales selectos'. (ib., p.140-141). Ese mismo año escribía en una de sus obras William Petty: 'Instit~yanse „ergastula litteraria, talleres literarios, en los que se pueda enseñar a los niños algo que les permita ganarse la vida, así como a leer y escribir (ib., p.141). No se dice si hubieran sido gratuitas, o en qué medida.
  11. Ib., 194
  12. Ib., 196-198
  13. Ib., 199
  14. Ib. p. 199, 203, 211, 214. Con estás estadísticas más o menos fiables (cf. ib., p. 198) se dice que en cincuenta años la SPCK abrió 2.044 escuelas para un total de 51.000 niños (Cf VARIOS, „Histoire mondiale de l'éducation‟, vol. II, p. 103)
  15. J. BOWEN, o.c., III, p.197.
  16. VARIOS, o.c., p.104.
  17. Cf. J. BOWEN, o.c., III, p.400.
  18. PASTOR, o.c., vol.24, p.67-68.
  19. Breve „Providentissimus Deus‟ (EphCal 4-5 [194S] 105).