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20.11. Un proceso controvertido

La fama del apellido Cherubini, la gravedad del asunto y el hecho de que, a pesar de las precauciones, eran demasiados los que lo sabían, no sólo entre los escolapios, sino entre los seglares adictos al colegio napolitano, como eran algunos de los complateari, movieron al General y al Provincial a obrar con decisión y prudencia. Hubiera sido más lamentable que el rumor llegara a oídos de las autoridades eclesiásticas de Nápoles y de Roma, pues el caso hubiera pasado a su tribunal, con consecuencias imprevisibles, como se temía el Fundador.[Notas 1] Por ello, una vez salido Cherubini de Nápoles a finales de febrero de 1631, mandó al P. Juan García con instrucciones para que se llevara a cabo el proceso informativo sobre los hechos incriminados al ex rector y calmara los ánimos de aquella comunidad.[Notas 2] El proceso, sin embargo, se haría bajo la dirección y responsabilidad del P. Provincial, Casani, pues el P. García, oficialmente, aún no era escolapio.[Notas 3]

En el proceso intervinieron, además del Provincial y del P. García, los PP. Carlos Casani, José Fedele y Juan Bta. Andolfi, y fueron interrogados también 'algunos niños y adolescentes respecto al R. P. Esteban [Cherubini] de los Ángeles, antes superior local de la casa de la Duquesca de Nápoles, contra el cual había muchos indicios de impureza y no buena fama entre los padres de dicha casa, lo cual -afirmaba Calasanz-se nos había comunicado muchas veces en varias cartas.[Notas 4]

A finales de marzo estaba ya ultimado el vidrioso proceso, y con las debidas precauciones el P. Provincial lo envió a Roma, dirigido -para mejor seguridad y disimulo-a don Félix de Totis, notario de la Cámara Apostólica, que prestaba también sus servicios gratuitos a la Orden. Apenas recibió el envío, se presentó en San Pantaleón para consignarlo al P. General. Pero -declaraba este, último en un atestado de 1644-:

' se encontró con que yo había salido entonces a decir misa en nuestra iglesia de San Pantaleón, y no teniendo tiempo para esperar, entregó dicho envío precisamente al P. Esteban [Cherubini] para que, una vez terminada la misa, me lo consignara en propias manos. Pero sospechando lo que contenía el envoltorio; se lo llevó a su casa y lo abrió, y visto el informe o proceso, el mismo día por la tarde me lo trajeron abierto el Sr. Flavio Cherubini junto con el Sr. Félix de Totis, excusando el hecho lo mejor que pudieron. Viendo yo descubierto el asunto, para evitar mayores inconvenientes si se hacía pública la cosa, ‘por deferencia a su Casa’ hice un atestado, declarando que el P. Esteban no fuera molestado en manera alguna por dicho proceso, o algo parecido, pero no afirmé que no fueran verdaderas las cosas contenidas en dicho, Proceso'.[Notas 5]

El sobresalto del Santo Viejo fue mayúsculo, la imprudencia del señor De Totis, lamentable, sobre todo si intencionada, y la deslealtad y osadía del P. Cherubini incalificables. Pero ya no había remedio. Y aunque todo se había hecho con la máxima discreción y secreto, el acusado conocía los nombres de todos los que habían intervenido, así como las acusaciones con todos sus detalles. Para evitar, pues, mayores males, el P. General –quizá con excesiva generosidad y benevolencia-hizo una solemne declaración, con fecha del 5 de abril de 1631, anulando totalmente el proceso, absolviendo al P. Esteban de todo lo que se le incriminaba, librándole de cualquier molestia o deshonor, basado en dicho proceso, y ordenando que éste, en su versión original y en todas sus copias, fuera quemado o destruido.[Notas 6]

Semejante declaración anulatoria y absolutoria fue recibida en Nápoles a disgusto, pues en cierto modo parecía que los acusadores se convertían en reos o falsarios y que el acusado era reconocido inocente. Y así se lo hicieron saber al General tanto el Provincial como el P. Castilla, como se desprende de dos cartas calasancias mandadas a este último con fechas del 17 y 19 de abril. En la primera decía:

'He visto lo que me escribe V. P. por el correo llegado ayer y quiero que sepa que cuanto he hecho en este asunto que V. R. ha ido a solventar es sólo para cubrir esta gran vergüenza para que no llegue a oídos de los Superiores, en lo que perdería mucho la religión que goza hasta hoy de buenísima fama, y una vez acallado este asunto, para acabarlo de remediar, se atenderá con prudencia y secreto, pues será mucho mejor que romperlo ahora. Y para que tanto el P. [Provincial] como los otros queden libres de toda contradicción, yo haré una declaración rnuy completa, mostrando que la que he hecho a favor de N. [Cherubini] ha sido para encubrir este asunto y que esos Padres no han obrado por pasión alguna, sino por el bien de la religión y por orden de los superiores'[Notas 7]

A pesar de la absolutoria dada por el P. General a primeros de abril, el P. García siguió en Nápoles ocupado en el asunto. Y Cherubini le escribía el 11 del mismo mes insistiendo en que era inocente; que todo había sido una enorme imprudencia por parte de los superiores; que mostrara a los ‘complatearios’ la declaración anulatoria del proceso y absolutoria para restituirle la fama y que fuera su defensor: 'sea mi defensor -decía-, no se deje persuadir por las razones de otros si no ha oído antes las mías'.[Notas 8]

A finales de abril o primeros de mayo volvía a Roma el P. Castilla, llevando consigo el original del proceso. Y a mediados de mes escribía Casani al Procurador General, P. Esteban Busdraghi, diciéndole que los Padres que habían intervenido en el Proceso pedían al P. General la prometida declaración-a su favor y que no destruyera 'este original (del proceso), sino que lo sepultara en su archivo, pues con certeza se desvanecería totalmente la memoria de este hecho, como vemos aquí, que después de haberse ido el P. Castilla no se oye ni palabra de ello, como si jamás hubiera ocurrido'.[Notas 9]

Quizá haya que atribuir al propio P. García la tranquilidad y la paz conseguidas en Nápoles, pues para ello sobre todo le mandó Calasanz, y siempre gozó de fama de hombre bueno y pacificador.[Notas 10] probablemente volvieron a insistir los interesados del proceso en que el P. General extendiera la declaración prometida, defendiéndoles contra posibles quejas o acusaciones de Cherubini. Y al fin, con fecha del 31 de octubre de 1631, firmó el Fundador la deseada declaración, afirmando que el P. Provincial, Pedro Casani, y los PP. Carlos Casani, José Fedele y Juan Bta. Andolfi, 'movidos sólo por el honor de Dios Omnipotente y celo de la Religión, por mandato nuestro habían intervenido para que se formara un proceso y fueran además interrogados algunos niños y adolescentes respecto al P. Esteban de los Ángeles Por lo cual mandaba que no fueran molestados por este motivo, sino que gozaran del honor que merecían antes del proceso.[Notas 11]

Con esto quedaba cerrado el espinoso asunto, sin que trascendiera al exterior. Cherubini siguió a las órdenes directas del P. General, ocupándose especialmente de cuestiones de administración en diversas casas, no sin temor, a veces, de que alguien despertara los malos recuerdos dormidos.[Notas 12] Y despertaron, al fin, cuando por ambición de mando y prestigio permitió que poderes externos le encumbraran imprudentemente hasta el supremo gobierno de la Orden, para su desgracia.

Notas

  1. Ultimado el proceso, escribía Calasanz el 19 de abril: 'si puó mandar qui il processo per sopire questo negotio et far che la causa non vada in mano dei superioi ma resti tra noi, che se in Roma se sapesse come costì (en Nápoles), Dio sa cosa sarebbe della religione massime in questo Pontificato et mi pare conveniente che potento noi esser giudici della gapsa, no permettiamo che vada a mano de forastieri' (c.1603).
  2. En cartas del 15 y 20 de febrero consta la ausencia de Nápoles de Cherubini (c.1573 y 1578), y el 2I de febrero aún está García en Frascati (c.1579).
  3. El 12 de diciembre de ese año 1631 empezaría su noviciado (cf. RegCal 12, 123*). En la declaración del 23 de febrero de 1644 de que hablaremos luego, dice Calasanz: 'Ordinai peró al audelto P. Pietro Provinciale, che secretamente ne pigliasse informatione' (cf. EphCal 9-10 [1960] 270 n.7).
  4. posCas, p.832.
  5. Cf. EphCal, 1.c.
  6. ' tenore praesentium dictum Processum tanquam nullum et nulliter factum, nulliusque valoris esse, cassamus, annullamus et declaramus, ipsumque Patrem Stephanum vigore dicti Processus nullo modo molestari, nec aliquam labem ob dictum Processum eius honori inferri posse et ab omnibus in dicto Processu contentis absolvimus et absolutum esse dicimus, et tam praedictum Processum originalem, quam quascumque illius copias ad Nos transmitti mandamus seu Neapoli coram R. P. Castiglio et Joanne Aurilia et Vito Jacobo (que eran ‘complateari’) comburi seu in minimas partes scindi volumus sub praecepto et in virtute sanctae obedientiao (S.GINER, ‘El Proceso de Beatificación ’, p.275, n.179).
  7. C.1602. Las mismas ideas repite en la c.1603, recordando que acaba de escribir sobre ello tanto al P. García como al Provincial.
  8. EC II, p.702.
  9. Ib., p.543 (17 de mayo de 1631). Antes de salir de Nápoles el P. García le escribió Calasanz aclarando que si había mandado quemar el original era por miedo a que cayera en manos de jueces seglares, pero la finalidad del proceso era que 'cada uno quedara en la opinión que merecen sus obras' (c.1609). No sabemos si efectivamente conservó dicho proceso en el Archivo. Y si fue así, acabaría luego en las llamas, en la dolosa expurgación de documentos que se hizo-en el generalato del P. Scassellati (1659-1665) (cf. S. GINER, o.c., p.102-103).
  10. Cf. G. SÁNTHA, ‘La Fidelidad a Calasanz. El P. Juan Garcta del Castillo, segundo General de las Escuelas Ptas’ (Salamanca 1982).
  11. Cf. texto latino en PosCas, p.832.
  12. Con fecha del 12 de febrero de 1633 le escribía Calasanz, tranquilizándole: 'V. R. puó star senza fastidio perché io diffenderó bene quanto ho fatto in favor suo' (c.1971).