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Litomysl (fundada en 1640)
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HB23B/Historia de la casa.
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Historia de la casa.

Primera parte 1640

Breve relación de la llegada y fundación del Colegio de Litomysl de las Escuelas Pías en el monte Olivete, o como se decía antes en la parte superior o zona de la ciudadela de la ciudad de Litomysl en el año 1640

(Arch. Gen., Reg. Prov. 52 B)

Inmediatamente aparecen dificultades para escribir la relación, genuina y verdadera, de este colegio de Litomysl, principalmente en lo referente a los primeros de la larga serie de años que han pasado: en primer lugar a causa de las guerras y rebeliones casi continuas que había entonces; además, a causa de la circunstancia de que los superiores, que durante muchos años apenas dejaron documentos escritos. Por lo cual es muy difícil narrar de manera seguida la historia; como ya se han enviado también a los Capítulos Generales las relaciones o descripciones de las casas, es de temer que esta nueva relación presente de la historia contradiga a las que se conservan en el archivo romano, y que a causa de ello se nos acuse de falsedad. Sin embargo, como el P. General Juan Francisco de S. Pedro ha enviado una carta para que se haga, intentaremos escribir fielmente en un volumen lo que sigue, tomado en parte de las diversas cartas del archivo, en parte de los libros de la casa. Sin embargo lo haremos con esta petición, para no ser acusados de falsedad: si hay algo más claro, más amplio, o bien contrario o en desacuerdo con esta relación en el archivo romano, o en el Provincial, o de algunas otras casas, rogamos humildemente se nos informe del error, puesto que ya han pasado casi 56 años desde la erección de la casa, y en tanto tiempo se han olvidado muchas cosas, y no queda ningún superviviente que nos pueda mostrar la verdad.

Con esta condición, intentaremos hacer esta relación histórica, de la mejor manera posible.

Cuando alrededor del año del Señor 1631 el Eminentísimo Cardenal S.I.R. y obispo de Olomuc, el Príncipe Francisco de Dietrichstein etc. pidió que vinieran religiosos de las Escuelas Pías de Roma, viviendo aún el Venerable P. José de la Madre de Dios, Fundador de la Orden, para que fueran a Nikolsburg en Moravia, no sólo fundó allí, sino que generosamente en su señorío de Lipnik creó un noviciado. Siguiendo su piadoso ejemplo, el Ilmo. y Excmo. Conde D. Francisco de Magnis fundó también un colegio en su señorío de Straznice, con una amplia limosna para su sustento. En aquella época, en Moravia y provincias de alrededor abundaban diversos tipos de herejes, por lo que el ir eliminándolos poco a poco gracias a los Padres y sus escuelas, de modo que por medio de los hijos se empaparan los Padres de la fe católica, abjurando la herejía, fue el principal motivo de la Ilustrísima Febronia Hérula de Pernstein, hereditaria del señorío de Litomysl, en cuyo lugar y vecinos todos seguían los dogmas de la secta husita. Pues la Ilustrísima Hérula, inspirada por el Espíritu Santo, meditaba y deliberaba largamente de qué modo podría ofrecer la salvación a sus súbditos, sacándolos del laberinto de las herejías. A ese fin (como cuenta la tradición) llamó a Litomysl a religiosos de dos familias antes de la llegada de los Escolapios, pero no se sabe por qué motivo los volvió a enviar a sus claustros.

Al final se enteró por la fama que corría de que las Escuelas Pías producían mucho fruto, tanto en las escuelas con el catecismo y los ejercicios religiosos, como en la conversión de los herejes, así que decidió llamarlos a Litomysl de Bohemia y hacer una fundación. Consultó sobre el asunto al Eminentísimo Cardenal Obispo de Olomuc, y pidió informaciones acerca de nuestro instituto. El Eminentísimo le dio toda la información, y la persuadió de que sería muy grato a Dios el que fundara una Orden aprobada por la Sede Apostólica y considerada utilísima para la república cristiana. Después de considerar esta carta, tras maduro juicio y bien ponderadas razones, decidió fundar las Escuelas Pías. Este hecho se explica más claramente a continuación.

Así, pues, en el año 1640 después del parto de la Virgen, como ya estaba completamente decidida la Ilustrísima Hérula Febronia de Pernstein (título) envió una carta a Nikolsburg invitando a los Padres para tratar sobre el asunto de la fundación. Por suerte se encontraba entonces allí el Muy R. P. Onofre del Santísimo Sacramento, Prepósito Provincial de Germania, que al recibir una carta tan favorable de la Ilustrísima Hérula, sin demora, para no perder tiempo en llevar a cumplimiento tan sano deseo, se puso en camino hacia Litomysl en cuanto pudo, con el P. Juan Francisco de la Asunción de la B.V.M., su secretario. Allí no sólo fue recibido con todos los honores por la citada Ilustrísima Fundadora, sino que fue también hospedado. Durante los días que pasó allí se tuvieron varias charlas de las dos partes para consolidar la fundación, hasta que llegaron a la última conclusión y decisión de la Ilustrísima, que no sólo expresó oralmente, sino que con mucho gusto quiso dejarla por escrito, y dotó y confirmó ampliamente perpetuamente. El Eminentísimo Cardenal S.I.R. de Harrach, arzobispo de Praga, alabó, aprobó y ratificó su santísima intención. El diploma de la fundación se conserva en el archivo de Roma, o en el de Nikolsburg, y dice lo siguiente:

[Documento de Fundación]

“Febronia de Pernstein, Señora de Litomysl.
Para perpetua memoria, y para confesión e incremento de la religión ortodoxa hago saber por las presentes:
En la medida de mis fuerzas quiero dar gracias a la Gran Madre y a su Hijo Unigénito y querido, de cuyas manos generosísimas he recibido muchos beneficios, y quiere que yo me esfuerce en promover la piedad germana y el amor fiel, para que los hombres les honren dándoles culto y honor. Puesto que hasta ahora he vivido protegida por la piedad de uno y otra, y confieso sinceramente que yo, indigna, siempre me vi inundada por los muchos favores de la Madre piadosa y el Hijo, y por citar alguno entre la multitud de ellos, diré que el Hijo me mostró en medio de mis angustias a la Estrella de la Mar, así llamada la Madre benignísima, según la cual debía yo dirigir el curso de mi vida en la oscura noche de este mundo, la cual fue para mí el único consuelo; y cuando yo me consideraba huérfana y abandonada, frente a mí la Madre me mostró a su Hijo, que sufrió la amarga ignominia de la muerte para engendrarme a mí, arrancada de las fauces de la muerte, como querida hija del Padre Eterno. Protegida bajo su patrocinio hasta este día, yo, Febronia, último vástago de la familia Pernstein, quiero dar testimonio de los favores divinos, que recibí en gran cantidad desde la infancia, con intención de ofrecer un sencillo testimonio eterno de gratitud.
Para no separarme nunca de la grandeza de mis antepasados, la cual adornó con su magnificencia este ínclito reino de Bohemia con magníficos monumentos y edificios, y diversas provincias con grandes construcciones, como si fueran su propia ciudad, yo, sin ambicionar nada terreno, ni movida por nada transitorio, he introducido en nuestra ciudad hereditaria de Litomysl la familia religiosa de la Reina de cielo y tierra y amantísima patrona mía, gobernadora de mis bienes tanto espirituales como temporales; le he construido una casa, he añadido el ajuar necesario, y la he dotado con una cierta limosna anual; todo lo cual quiero que sea rato, firme y valido, ahora y que aparezca como tal en el futuro. Para satisfacer mi intención, he introducido un instituto, habiendo conocido de cuánto mérito es colaborar con Cristo en la salvación de las almas. Sabiendo que en los confines de mi dominio hay muchos niños que piden pan y no hay quien se lo parta, quise que vinieran a mí cooperadores que fueran idóneos para cooperar conmigo en tales labores, que educaran a todos los niños que fueran a ellos en la piedad y en las buenas costumbres, y les instruyeran en las letras, según sus piadosas y laudables Constituciones aprobadas por los sumos pontífices, y que además se dedicaran al servicio del culto divino y particularmente a la devoción de la Gran Madre, de modo que esta ciudad, al igual que una viña, una vez arrancadas con sus obras las malas hierbas de la perfidia herética y plantados los nuevos brotes de letras y buenas costumbres en los jóvenes que crecen, dé frutos abundantes de fe y de piedad, y que erradicada desde los cimientos de este modo la impiedad, Dios, tres veces óptimo y máximo sea honrado y reciba eterno culto de todos, en una sola fe, con la verdadera religión y con un único culto. Y para que nunca en ningún tiempo desaparezca el ejercicio del culto divino, y las alabanzas y devociones a la Santísima Virgen, y para que nos sean apartados los RR. Padres a los que yo llamé, me refiero a los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, quise que ellos fueran los ejecutores de mi voluntad, pues militan bajo el misma estandarte de mi Gran Madre, y se esfuerzan con singular empeño y habilidad en incrementar su honor y su culto.
Por lo cual he provisto a los mismos con la citada casa religiosa, la iglesia y un huerto, con unas escuelas construidas, y con el ajuar necesario tanto para la casa como para la Iglesia, según la suma pobreza prescrita en sus Constituciones, y por amor de nuestro Sr. Jesucristo y su santísima Madre la Virgen María, y por la redención de mi alma, espontánea y libremente, con todo el afecto de mi corazón, lo entregué, lo doné y lo asigné todo del mejor modo posible para ahora y para el futuro. Y para que ellos puedan continuar con mayor paz de espíritu e inclinación a promover el honor de Dios y de su Madre, continuando con su ministerio de educar a la juventud, yo, espontáneamente y no rogada, quiero y establezco que a mero y puro título de limosna se les entreguen a los mismos cada año mil florines renanos, de mis rentas tanto pecuniarias como de otro tipo. Además por primera vez todo el mobiliario necesario tanto para la casa como para iglesia y la sacristía, y la restauración en caso de algún incendio, conflagración u otros en caso de ruina o restauración.
:CONCLUSIÓN
Esta limosna, como los citados RR.PP. según sus Constituciones no quieren ni pueden tener el derecho de exigir en un juicio, ni de otro modo normal, sino tan sólo pedirla y aceptarla de la caridad, yo no quiero que ellos, preocupados por la falta de lo necesario para comer y vestir tengan que abandonar sus ejercicios eclesiásticos y escolares, frustrando así mi deseo. Por lo cual quiero que se les suministre la citada limosna prontamente y sin ninguna tergiversación según lo escrito más arriba cada vez que la pidan. A todo lo cual yo, con mis herederos y sucesores cualesquiera, a tenor de las presentes y de la mejor manera que lo permita el derecho, me obligo y comprometo firme y eficazmente con recto y decidido ánimo, renunciando a todas y cada una de las razones que fueran en contra, o subterfugios que obsten general y especialmente. Y pidiendo y rogando a Dios vengador que los fulmine con la maldición perpetua a todos los que intentaran impugnar esta santa intención mía.
Y para que nadie descuide el cumplir esta voluntad mía y quiera incurrir en la perpetua indignación de Dios Omnipotente, y sufrir su venganza, rogamos y suplicamos por las entrañas de nuestro Dios que todo se cumpla al pie de la letra, de manera espontánea mejor que por la fuerza. Y puesto que los citados Padres no pueden ni quieren pedir ni exigir nada por derecho de la limosna asignada, según sus Constituciones (como se ha dicho), para que en el futuro mis sucesores no dejen de cumplir mi voluntad, ni la intenten reducir a nada, ruego y suplico al Invicto Emperador de los Romanos Fernando III, potentísimo rey de nuestro ínclito reino de Bohemia, o en caso de una larga ausencia suya, al Camarlengo del reino de Bohemia, o al Subcamarlengo, que quiera acoger clementemente esta mi humilde petición para conservar nuestra fundación, erección y voluntad, y no sólo aprobarla y confirmarla, y suplir cualquier tipo de defecto, sino también proteger, mantener y apoyar dicha fundación con su patrocinio y autoridad real, y el de la Reina, y el de sus sucesores en el Reino de Bohemia; de modo que cada vez que se enteren que después de tres avisos se descuida o no se da la citada limosna, automáticamente puedan y quieran expropiar todos mis bienes en Litomysl (a los cuales obligo e hipoteco a entregar esta limosna), y forzar a mis sucesores a entregar las cantidades debidas, hasta que las satisfagan todas. En fe de lo cual, y para dar valor eterno a esta carta, la firmamos con nuestra mano y le ponemos nuestro sello, en el año de la redención de ( ). Yo, Febronia de Pernstein, Señora de Litomysl lo confirmé.”

Aceptado el diploma anterior por el M.R.P. Provincial Onofre, envió a Litomysl de momento a hacerse cargo de la vivienda y la posesión al P. Alejandro de S. Bernardo, que debía ir de Litomysl con la Fundadora a Praga. La patente decía lo siguiente:

[Obediencia al P. Alejandro]

“Onofre del Smo. Sacramento, Superior Provincial en Germania de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.
La ilustrísima Sra. Baronesa Dñª Febronia de Pernstein nos pidió que nos dignásemos fundar en su ciudad de Litomysl una casa con iglesia y escuelas pías. Deseando dar satisfacción a su piadosa petición, Nos te pedimos en virtud de santa obediencia a ti, Alejandro de San Bernardo, sacerdote profeso de nuestra Orden, que vayas con la misma Ilma. Señora a Praga, que vayas a ver al Emmo. y Rvmo. Cardenal de Harrach, arzobispo de Praga, y que intentes obtener de él el permiso para fundar, y demás licencias (principalmente de oír confesiones) del mismo modo que ya se lo pedimos de palabra; rogamos con esfuerzo y humildad que el Emmo. y Rvmo. Cardenal te conceda estas cosas. Después que vuelvas de allí, permanecerás en Litomysl con el P. Nicolás de la Cruz y el H. Lucas de S. Luis, que te asignamos como compañeros de viaje a Praga, cuidarás de ellos tanto en las cosas materiales como en las espirituales, y vigilarás la construcción anterior, a beneplácito nuestro, y queremos que tú y los que están contigo no os vayáis a otro lugar sin nuestro permiso. En Litomysl a 24 de noviembre de 1640. Onofre como más arriba. Juan Francisco de la Asunción, secretario.”

Provisto de esta patente, el P. Alejandro salió con la Ilma. Fundadora[Notas 1] y sus compañeros hacia Praga, donde después de hacer cuidadosamente lo que el P. Provincial le había mandado hacer, tras recibir la venia de la Ilustrísima, y obtener el permiso para construir el colegio con las escuelas del Eminentísimo Cardenal Harrach por escrito (ese escrito a causa de la guerra se perdió, no se sabe en qué casa, y quizás se encuentre una copia en el archivo de Roma o en el de Nikolsburg), volvió con sus compañeros de Praga a Litomysl. Obtenido el permiso de los magistrados, encontró una residencia cómoda en la casa trojantiana. Mientras tanto celebraba misa con el otro sacerdote principalmente en el hospital. Mientras tanto, durante el tiempo que el invierno lo permitió, la ferviente fundadora se ocupó de que se derrumbaran algunas casas que se encontraban junto al palacio de la parte superior de la ciudad, donde se encuentran ahora nuestras escuelas, para poder construir y ampliar el colegio, y mandó estrictamente a sus oficiales que prepararan a tiempo los materiales para la construcción, de modo que no se le culpara a ella de desidia en llevar a cabo su piadosa intención.

Más tarde en el año 1641, el 4 de febrero, envió desde Praga una carta en italiano al P. Alejandro y al arquitecto, para que eligieran y midieran el terreno para el colegio. No pudo lograrse un espacio mayor para el colegio, sino para sólo tres partes, ya que D. Wenceslao Kuniti, entonces capitán del señorío, no quiso vender su casa, en la que siguió viviendo hasta el año 1676, en el cual la citada casa quedó vacía, asunto del que se hablará más en detalle luego. Por lo tanto, a falta de espacio, debió dibujar de momento el plano para tres partes. Hubo un conflicto entre el P. Alejandro y el arquitecto, de modo que el arquitecto fue llamado a Praga, y el P. Alejandro también fue llamado por la Ilma. el 4 de abril de ese año. A pesar de ello, como corrían rumores de una guerra inminente con los suecos, la Ilma. Fundadora urgía a sus oficiales con cartas frecuentes y apremiantes para que hicieran traer los materiales antes de poner la primera piedra, para que la construcción no sufriera retrasos, cosa que ellos hicieron de manera diligentísima.

Habiéndose comprado todas las cosas que había que comprar para la construcción, vino la misma Ilma. Fundadora en persona cuando se puso la primera piedra para el colegio, estando presentes el P. Alejandro de S. Bernardo, superior, el P. Nicolás de la Santa Cruz y el hermano lego Lucas de S. Luis, el 30 de mayo de 1641, día de la Ascensión.

Se iba levantando el edificio, con el trabajo enérgico de los albañiles, cuando a todas partes llegaban los temores y horrores de las armas de los enemigos y los rumores de sus victorias causaban estrépito no sólo en Bohemia, Silesia y Moravia, sino en todo el Imperio. El lunes de Pentecostés de 1642 Olomuc de Moravia se rindió al victorioso ejército sueco. Nada de esto alteraba a los constructores, que fueron constantes, de modo que la construcción se levantó, y los Padres fueron a vivir al nuevo colegio el 14 de junio de 1643. Escribo aquí sus nombres: el P. Alejandro de S. Bernardo, el P. Francisco María de Santiago, y el H. Operario Miguel de San Cristóbal. Fue una entrada prematura e infeliz, pues inmediatamente después, el día 15 de junio tuvieron que huir precipitadamente, a causa del formidable ejército sueco mandado por Torstenson, que se dirigía hacia Neustadt Olomuc para fortificarlo y aprovisionarlo. En realidad el ejército no se detuvo mucho en Olomuc, sino que rápidamente movió el campamento y llegó en julio del mismo año 1643 a Brno, intentando por medio de la estratagema de la velocidad convencer a Brno de que se rindiera por temor a su potencia (como había ocurrido con Olomuc), y así dominarla. Pero allí el cerco del día 5 falló, así que como la cosa iba mal, rápidamente se retiró a Olomuc y luego a Silesia.

Llegando a Litomysl el día citado antes, cercó el castillo durante dos días y dos noches, y allí permaneció, tranquilamente. Mientras tanto no sólo la ciudad y el colegio (pues había poca comida para sustentarse cada día), sino que todo el señorío fue despoblado a causa de los soldados. Cuando ya estaban cargados de botín, y no quedaba nada que pudieran llevarse, el campamento se fue de aquí. Sin embargo (y en esto hay que alabarlos) no consagraron nada a Vulcano, o quemaron, quizás para no dar pistas al ejército imperial que los iba siguiendo.

Cuando iba creciendo el rumor de que el enemigo estaba ya próximo a Litomysl, surgió entre la gente la consternación, y un temor grande, algo así como la imagen de la muerte, y todos los que querían salvar la vida y evitar un duro cautiverio huían y se ocultaban, cada uno donde podía: unos en los bosques vecinos, otros en lugares retirados, algunos en el colegio a mitad de construir. De nuestros Padres, uno se ocultó entre los arbustos del huerto, otro entre los materiales de la construcción, y se entregaban a la protección y tutela de la Divina Majestad y de su Santa Madre, esperando del auxilio divino que cegara a los herejes enemigos, para no convertirse en ignominia y ludibrio para la fe católica, y luego conducidos al martirio. Y por la bondad de Dios, ninguno de ellos cayó en manos enemigas.

Vueltos al colegio después los Padres, después de retomar el aliento, el P. Alejandro, superior del lugar, escribió una carta a Praga a la Ilma. Fundadora y al Ilmo. D. Cristóbal Wratislaw, contándole la catástrofe de la despoblación causada por los suecos no sólo en Litomysl, sino en todo el Señorío, de la manera que sigue:

[Carta a la Fundadora]

“Ilma. Sra. Fundadora Clementísima.
Creo que la Ilma. Sra. Fundadora nuestra estará enterada de la llegada del ejército sueco a nuestro lugar, que ocurrió el 14 del mes corriente cuando se tocaba para el ángelus de la tarde. Este numeroso ejército no sólo ha atravesado todo el dominio, sino que ha devastado todas las casas de Litomysl. El mismo daño ha alcanzado a la fortaleza, y a nuestro pobrecillo colegio, pues todo lo que llevamos a la vivienda cayó en presa del enemigo. Aunque escondimos los libros, nuestra ropa y algunas otras cosillas, los 7 colchones de lana, con la ropa de las camas y otro objetos de tela, y lo mismo el pan, el queso, la mantequilla, la carne ahumada, la sal, la cerveza, el vinagre y todo lo demás que se guardaba en la despensa para comida de la comunidad, todo se lo llevaron los enemigos. Así que nosotros durante los dos días y dos noches que los enemigos estuvieron cerca de la ciudad y cercaban el castillo, no teníamos ni una migaja de pan, y no podíamos adquirir ningún comestible. Sin embargo, permanecimos pacientemente sin comida ni bebida. Y Dios confirmó nuestra confianza. Aquella noche en que llegaron los enemigos, yo con nuestro hermano Miguel, los Sres. Decanos de Litomysl y Mauten, el Sr. Doctor y el Arquitecto huimos a los huertos cercanos a las murallas de la ciudad, ya que aunque podíamos ir al huerto de V. Ilma. Señoría, no fuimos por si acaso los enemigos cerraban el paso. Estando entre el yunque y el martillo, estábamos desconcertados, sin saber qué hacer. Al final, dejando atrás el miedo, tomamos otro camino de huida, y dispersándonos nos escondimos entre los arbustos de los huertos, no sin gran consternación y temblándonos todo el cuerpo, durante 4 horas de la noche. Viendo que este lugar era peligroso y poco seguro, yo no me fiaba de él, así que poco a poco me fui acercando al colegio, y cuando llegué allí vi que habían venido muchos de la ciudad buscando refugio en nuestro huerto, y allí llevaba apenas una hora cuando he aquí que de manera inesperada llegó un grupo grande de militares con mucho clamor y furia, disparando sus armas, hiriendo a unos y cautivando a otros, aquellos que estaban más cerca de los que venían. Mientras ocurría esto, cada cual intentaba huir y salvarse por donde podía, sin que los últimos lo consiguieran. En medio de la confusión y el clamor, y los lloros de la gente afligida me acordé de que tenía una llave que abría una puertecilla de nuestro huerto y salía a las murallas de la ciudad, la abrí y saliendo nos libramos huyendo de la furia de los enemigos. El H. Miguel con D. Simón se salvaron en los bosques vecinos; yo me fui por otro lado, y bajando a una profunda fosa cubierta con arbustos, espinos y zarzas, me escondí, y estuve sin moverme y en silencio hasta que se fueron aquel grupo de soldados. Y aunque pasaron muchas veces al lado de mi escondite, gracias a Dios fui invisible para ellos, por lo que bendigo a Dios que me libró de las manos de los que me perseguían”.

Tras recibir esta carta, el Ilmo. Dr. Wratislaw envió al P. Alejandro una carta de consuelo que decía lo siguiente:

“Muy reverendo Padre,
Leí con dolor la carta lamentable de Vuestra Reverencia, con el martirio de la gente, y luego la calamidad y ruina de todo el señorío de Litomysl, por todo lo cual me compadezco desde el fondo de mi corazón, y más me dolería si no pensara que estas cosas vienen de la mano paterna de Dios, que seguramente sacará de esta tribulación mayor provecho para nosotros. Me duele mucho que los enemigos turbaran su entrada y habitación en el convento, pero como no pudieron llevarse nada del colegio (porque no había nada) aparte de las vituallas, fácilmente se os proveerá de ellas con la gracia de Dios. Entren en su convento felizmente, oren por nosotros y saluden cordialmente al Sr. Decano y al arquitecto Simón. Mucho aflige a la Ilma. Hérula esta calamidad ocurrida a los suyos. Dios nos conserve a todos. Praga, 24 de junio de 1643.
Su siervo e hijo, atentamente, Cristóbal Wratislaw”.

Los cofrades marianos solían contar algo que el Rvmo. y Muy Ilustre D. Adán Ignacio Mladota de Slopisk etc., canónigo de la iglesia metropolitana de San Vito en Praga y de San Apolinar en el Monte Ventoso, Decano de Praga y Protonario apostólico relató, y que luego fue impreso allí en el año 1687.

Un párrafo en la oración fúnebre que hizo con ocasión del funeral del Rector Magnífico y Doctor en filosofía y medicina, médico jurado del reino de Bohemia, etc. D. Enrique Proxa, nacido en Litomysl, cuenta lo siguiente. Cuando el Marte Báltico devastó su patria, el reino y muchas provincias, y retuvo prisioneros para servicio suyo, también fue apresado Enrique entonces niño. Pero ¡oh maravilla! Apareció un adolescente desconocido, más hermoso que ningún hombre, y llevó a un lugar seguro a Enrique, al colegio de los RR. PP. Escolapios, con la advertencia de que se quedara allí hasta que volviera él a llamarle al escondite. Enrique se preparó para ser llevado al refugio como le pedía su buen amigo, y allí estuvo esperando a su protector, sin comida ni bebida. Después que se marcharon los enemigos, apareció el ángel custodio de Enrique, y devolvió felizmente su libertad al cautivo. Hasta aquí lo que dijo el orador.

Era aquel un tiempo de admirables cambios, y en todas partes se temía la cautividad y la pérdida de los buenos; por todos los sitios reinaba la imagen de la muerte. Ni el huésped encontraba protección en casa de su anfitrión, pues el marte Sueco triunfaba en todas partes, subyugando y devastando casi todas las provincias hereditarias del Emperador. Todas estas cosas a nosotros nos parecían más tolerables que las que nos afligían, no sólo en el cuerpo, sino principalmente en el espíritu, pues por aquellas mismas fechas en Roma el 14 de mayo de 1645, gobernando la Iglesia Urbano VIII, se producía una guerra execrable, que se podría llamar cisma, en nuestra Orden. Pues el Érebo (que siempre buscó abatir los principios santos) viendo que la navecilla navegaba felizmente en medio del mar bajo la protección de la Madre de Dios, decidió hundirla en las olas, y para ello tenía necesidad de dos hijos abortivos de la Orden, uno Mario y el otro Esteban, que olvidando a Dios y su profesión, apoyados en Pietrasanta, levantaron la cabeza contra el Venerable Padre y Fundador de la misma, por medio de una conspiración, y de tal modo promovieron su plan que lograron que se prohibiera ejercer su cargo al Venerable Padre junto con sus Asistentes Generales. Ellos (con gran prejuicio y notable pérdida para toda la Orden) triunfaron y obtuvieron el lugar del depuesto. Pero la maldad no danzó durante mucho tiempo, pues como se ha observado a lo largo de los siglos, la rebelión nunca acaba bien, sino que dura poco tiempo, y fue expulsada, como se vio poco tiempo después. Pues aquella piedra sobre la que los innovadores pretendían fundar su depravado plan, no era ciertamente la verdadera roca de Cristo en la que pensaba asentar su conspiración, sino que era una piedra de tropiezo y escándalo. Porque ningún plan triunfa contra Dios, etc. Por ello los que cavaron una trampa contra el inocente, cayeron en ella, manifestando la venganza de Dios. En aquel tiempo estaba tan oprimida la Orden que parecía que iba a desaparecer. Pues la gracia misericordiosa de Dios permite que sus fieles sean oprimidos, pero no totalmente aplastados. Devolvió al Venerable Fundador al lugar que merece, y multiplicó y aumentó el honor de la misma Orden, hasta el punto en que ahora se encuentra. Por lo tanto de la ignominia vino el honor. Como la guerra de nuestra Orden no es nuestro tema, ni es el tema de esta historia, remitimos al benévolo lector a una historia más amplia de toda la Orden (para conocerla mejor).

Estando así las cosas, se temía la ruina de toda la Orden: por fuera, a causa del Sueco; por dentro, de sus enemigos monstruosos. En aquel tiempo apuraba más a los que estaban en la nueva fundación el dolor y la consternación causada en Roma por los adversarios que la invasión por todos los enemigos. Pues si los descontentos de Roma (como se decía por Italia) hubieran conseguido felizmente sus planes, la construcción de nuestro Colegio habría cesado y los pobres religiosos de la Madre de Dios habría estado forzados a buscar asilo en el exilio, pues había quienes bailaban de gusto, al menos simbólicamente, según decían los rumores recogidos en aquellos tiempos, que gente de confianza transmitieron a nuestros Padres: en los ambones de Bohemia se esparcía su honor ante la gente como si fuera harina. Tan cierto como el Evangelio, la Orden de las Escuelas Pías iba a ser anulada y extinta. Pero aquel relámpago no fue seguido de ningún rayo: la Orden dura hasta hoy, y aquel preclaro profeta ya hace tiempo que se convirtió en cenizas.

Además de esto se decían de palabra otras muchas cosas denigrando a la Orden, que no obstante no turbaban a la Ilma. Sra. Fundadora, sino que seguía adelante firmemente y sin descanso con la piadosa obra de la fundación y el edificio, y animaba a sus oficiales a que terminaran el colegio, de modo que con la ayuda de Dios se terminó la obra, a pesar de que los enemigos en el reino y los adversarios en Roma estaban intentando ponerlo todo patas arriba. Cuando ya los nuestros comenzaron a vivir en el colegio después de irse los enemigos, el Ilmo. Sr. Wratislaw escribió desde Praga una carta a los Padres de Litomysl el 22 de agosto de 1643, expresando su deseo de que hubiera más colegios y escuelas, y prometiendo espontáneamente, si Dios le daba vida, erigir él también un seminario para estudiantes pobres. Tenemos su carta original. Cosa que no pudo hacerse antes de su muerte, como se verá más adelante en detalle. Estas cosas no pasaban desapercibidas a los Magistrados de Litomysl, que querían (con respecto a sus hijos) mostrar su agradecimiento a la Ilma. Fundadora y a los Padres. Como consecuencia hicieron una fundación honrosa y perpetua a favor del Colegio de las Escuelas Pías, reunidos en la corte los senadores y pueblo, unánimemente, el 16 de octubre de 1644, en los términos siguientes. El original se conserva en el archivo.

[Fundación del municipio]

“Nosotros, el cónsul, el Senado y toda la comunidad de la ciudad de Litomysl, tanto presente como futura, queremos hacer saber por las presentes para futura y eterna memoria, ante todos aquellos cuyo interés o necesidad lo pidiera.
Que de la misma manera que la Ilma. Hérula Febronia de Pernstein, señora hereditaria de Litomysl y Polnitz, señora nuestra clementísima, se dignó por su benignidad erigir a sus expensas una obra gloriosa y santa, en primer lugar para honor y gloria suyos, y luego para beneficio nuestro y de nuestros hijos presentes y futuros, una escuela o gimnasio en esta ciudad nuestra de Litomysl, cerca de su residencia, para los PP. de las Escuelas Pías, por lo cual debemos estar agradecidos y recordarla, nosotros y nuestros descendientes; también nosotros, movidos y animados por el ejemplo tan insigne y eximio de nuestra señora clementísima, para cooperar con alguna ayuda temporal a una obra tan útil para nuestros hijos y descendientes, con conocimiento y acuerdo de nuestra Ilma. Sra. Hérula Febronia, y tras consultar con el senado de la comunidad, concedemos a la escuela que se va a erigir aquel lugar que se encuentra junto a la puerta pequeña en la zona de la fortaleza, en el cual se reunía nuestra corte, y que está rodeado por unos viejos muros de tierra, junto con el foso de la ciudad, para huerto suyo. Además, para mayor comodidad de dichos religiosos, y un aprovisionamiento más fácil por toda nuestra comunidad, en lugar de los alimentos que les dábamos hasta ahora (y que queremos que sean abolidos) nos comprometemos a pagar cada año la cantidad de 200 florines renanos, a 60 crucíferos cada florín, a partir de este año, entregando 100 florines en la fiesta de San Gal, y en la fiesta de San Jorge el año próximo otros 100, es decir a ser pagados en dos plazos sin ninguna excusa. E inclinados los de nuestro señorío, bueno y sencillo, por el afecto hacia estos religiosos, nos prometemos y obligamos además, en nombre nuestro y de nuestros sucesores, a entregar 100 cargas de leña y 30 ristras de ajos alargados para la cocina al colegio cada año, con una condición: que nuestra comunidad continúe en el futuro en posesión de sus privilegios, libertades, gracias y bienes inmuebles, de manera inviolable y estable, como hasta ahora los ha poseído de nuestros graciosísimos señores, al igual que bajo el feliz gobierno y mando de la Ilma. Hérula Febronia (que viva y gobierne durante mucho tiempo) los conserva felizmente. En memoria de lo cual, con conocimiento y acuerdo de toda la comunidad los firmamos, y ponemos el sello acostumbrado de la ciudad, en el pleno del consejo del Senado, en nuestra corte de Litomysl, el 16 de octubre de 1644.
Juan Kunik, juez, por parte de la Ilma. Hérula de Pernstein. Zacarías Teófilo Proxa, primer secretario. Pablo Hausenka. Wenceslao Stembersky. Wenceslao Matthai con otros 45 ciudadanos, cuyos nombres están escritos y firman”.

Ciertamente esta gran proyecto de la gran generosidad y afecto amoroso mostrado hacia los Religiosos Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías por parte de los magistrados y el pueblo de Litomysl, lo intentarán pagar los religiosos que viven allí en agradecimiento con la misa diaria y sus oraciones privadas, de modo que por su limosna obtengan de la Divina majestad la bendición en este mundo y después de la muerte nazcan a la vida eterna.

Esta fundación produjo un gran consuelo a la Ilma. Sra. Fundadora, pues vio que los Magistrados cooperaban para aumentar su santa intención de la fundación de las Escuelas Pías. Todo parecía a salvo, y la Ilma. Fundadora y los Padres alababan a Dios. Sin embargo, este ungüento precioso que la Ilma. Fundadora y los generosos Magistrados vertieron sobre la cabeza de Cristo, y ungió sus pies, levantó no un Judas, sino dos, no rudos, del rebaño de los murmuradores (cuyos nombres son conocidos), que denunciando el hecho, hirieron gravemente no sólo a la Ilma. Fundadora, sino a los Padres religiosos, esperando su ruina segura en todo el Reino. Estas murmuraciones poco a poco se propagaron entre la gente, contra la fama del P. Alejandro, que era entonces el Superior, el cual, sintiéndose muy ofendido por las calumnias de aquellos hombres perversos, escribió una carta a la Ilma. Sra. Fundadora para que reprimiera sus desenfrenos y las insinuaciones de sus lenguas espumeantes. Hay una copia de este escrito en el archivo, que no incluimos en este relato, que se puede consultar para suprimir y borrar totalmente las cavilaciones al respecto, como de hecho ocurrió. Pues después siguió un silencio total, y la ciudad desde aquel tiempo hasta hoy responde loablemente a su fundación, y continúa entregando generosamente, según el contenido de la fundación, 100 FR en la fiesta de S. Jorge y otros 100 en la de S. Gall a los Padres del colegio, y además se preocupa cuidadosamente de entregar la leña en octubre por medio de sus súbditos.

A esta laudable fundación sucedió otra para los estudiantes pobres, que pensaba hacer el Ilmo. D. Cristóbal Wratislaw, Barón Libre de Mitrovitz, que se hubiera hecho realidad si no hubiera sido abreviada su vida, como se ve claramente en una carta suya al P. Provincial Alejandro en Litomysl, fechada en Praga el 22 de agosto de 1643 y que decía lo siguiente:

[Carta Sr. Wratisalw]

“Recibí su gratísima carta, tanto más grata porque está escrita desde el nuevo monasterio. Ojalá yo viva lo suficiente, pues cuando esté habitado, y las escuelas funcionen, yo querría también levantar un seminario para estudiantes pobres. Dese prisa V.R. para que la muerte no se me lleve antes de tiempo. En lo que se refiere al enemigo y sus amenazas, como no podemos poner remedio contra el mal, debemos sufrirlo con paciencia, y pedir y esperar mejores tiempos de la mano misericordiosa de Dios. También nosotros aquí estamos atribulados.
Afectísimo siervo e hijo, Cristóbal Wratislaw”.

Copia de otra carta

Del mismo Ilustrísimo al mismo P. Alejandro fechada un año más tarde, en el que sin duda hubo otras, cuya pérdida lamentamos, escrita en Praga el 9 de diciembre de 1644, y que dice lo siguiente:

“Muy Rvdo. Padre,
Me dio una gran alegría la carta de V.P. por la que me enteré no sólo que V.R. había llegado a salvo a Litomysl, con un número mayor de los suyos, sino que con gran alegría me enteré de que ya se han abierto públicamente las escuelas para instruir a la juventud en las letras. Al final esta obra tan deseada por mí se ha completado. Que Dios tres veces grande favorezca esta buena intención y obra, de modo que por medio de ella crezca y aumente la gloria del Santísimo, y se promueva la salvación de las almas, y redunde en remuneración de la Ilma. Fundadora en la vida eterna. Me da gran esperanza e ver que en estos tiempos afligidos y turbulentos, en medio de tantas Escilas y Caribdis y tantos peligros, esa cosa se ha llevado a cabo. Ojalá este estudio se convierta en una gran escuela ateniense, y haga crecer el honor y el provecho de su Santa Orden. En mi pequeñez nunca dejaré de ofrecer mi ayuda y afecto en lo que pueda a esas Escuelas Pías, si sobrevivo y Dios me da tiempo.
Me encomiendo etc. Siervo e hijo, Cristóbal Wratislaw”.

Todavía el Ilmo. Sr. Barón escribió una tercera carta al mismo P. Alejandro uno o dos meses antes de su muerte, desde Praga, el 19 de febrero de 1645, en la cual notifica algunas cosas hechas por la Ilma. Fundadora ante el Emperador Fernando III, quien se encontraba allí quizás para pedir la residencia. Dice lo siguiente:

[Otra carta Sr. Wratislaw]

“Muy Rvdo. y amantísimo Padre,
Por la carta de V.R. me enteré de su feliz regreso de Nikolsburg, y entendí la intención de V.R. en relación con la fundación del convento de Litomysl, y se la transmití a la Ilma. Hérula. Que desea profundamente aprovechar que se encuentra ahora Su Majestad Imperial para ultimar este asunto. Pero lamenta no poco decir que este no es el momento de tratar o proponer este asunto a Su Majestad, a causa de la proximidad de los enemigos, pues todos los Consejos se dedican ahora a una sola cosa: resistir a los enemigos y expulsarlos del reino. La carta adjunta del Rvdo. Sr. Prepósito Martín Plajen explica estas razones, y cómo le preocupan al Sr. Conde Kurz. También es mi deseo, desde lo más profundo de mi corazón, que este asunto estuviera ya completamente terminado para gloria de Dios y aumento de su Santa Orden. El R.P. Cirilo y el P. Romualdo saludan a V.R. y le envían esta carta adjunta. Yo me encomiendo fervientemente a las santas oraciones de V.R. y de todos los suyos, quedando de toda la Orden y en particular de V.R., afectísimo hijo y siervo, Cristóbal Wratislaw”.

Esta carta ya no la escribió con su propia mano, quizás porque se sentía muy débil o estaba ya en el lecho de la muerte, y parece que ya no envió ninguna carta más. La misma Ilma. Sra. Fundadora, que aún vivía, escribió desde Praga la siguiente carta al P. Provincial Alejandro, informándole sobre la muerte del Sr. Barón, en estos términos:

[Carta de la Fundadora al P. Alejandro]

“Rvdo. Padre en Cristo.
Con el corazón triste anuncio a V.P. que Dios Omnipotente llamó de los vivos a D. Cristóbal Wratislaw hace cinco días por la tarde. Haremos todo lo humanamente posible para que no le falten todo tipo de sufragios piadosos. Comunico a V.P. por deseo y confidencia del citado señor con respecto al colegio que me rogó le transmitiese. Que en virtud de la Carta de Hermandad adjunta (que cuando aún vivía mandó se devolviera a la Orden), se digne ayudarle con sufragios y misas en cuanto puedan. Yo no dejaré de compensar al Colegio por ello como haga falta. El citado Sr. Wratislaw, que no solía ser nunca ingrato para con sus bienhechores, previendo hacer algo en ese sentido, me rogó que del dinero que me iba a dejar a mí asignara, 2000 florines, gastara hasta 600 en acomodar la casa para acomodar estudiantes pobres, y el resto lo invirtiera en un censo perpetuo para poder alimentar y otros gastos necesarios a dichos estudiantes pobres. Para cumplir este deseo, yo voy a escribir a mi Capitán para que aconseje y ayude a los Padres a acomodar la casa en ese sentido y prepare el dinero para los alimentos y otras cosas necesarias, y lo invierta cuando se presente la ocasión. Acuérdense en sus oraciones de D. Wratislaw.
R.V. Hérula Febronia”.

En su carta no escribió ni el lugar, ni el día ni el año en que la envió, pero calculo que debió morir en abril o mayo de 1645, pues por la carta escrita al P. Alejandro el 19 de febrero de 1645 vemos que estaba ocupado en un asunto importante en Praga, y se encomendaba a sus oraciones. De aquel legado que recuerda la Ilma. Sra. Fundadora (de dos mil florines) no se hace ninguna mención en el testamento del Sr. Wratislaw, cuya copia tenemos. Pero ella se había comprometido a satisfacer este deseo del Ilmo. Sr. Wratislaw después de su muerte con el dinero que le había dejado, según escribió en su carta. Así que creo que enviaría esos 2000 F para el seminario. Lo que había sido un deseo santo y bueno del Ilmo. D. Wratislaw a favor del seminario para estudiantes pobres no se llevó a cabo, aunque no fue la culpa de la Ilma. Fundadora, sino que falló su ejecución, a causa de las circunstancias que se produjeron inmediatamente en el año que siguió a la muerte del donante. Pero no todo se perdió, pues por esta fundación cada sábado de la fortaleza entregaban 85 panes de harina negra para los estudiantes pobres, que el prefecto de las escuelas dividía entre los estudiantes pobres. Cuándo comenzó este envío de panes, no lo encuentro en el archivo, pero continuó durante todo el año.

Por lo que se puede ver en el archivo, después de la muerte de la Ilma. le sucedió en el Señorío el Excelso Príncipe de Lobkovitz, y dejó de darse nada para los estudiantes pobres, no se sabe si por ignorancia o por alguna otra causa. Por lo cual el P. Alejandro pidió al citado Príncipe el pan, pero su escrito de petición no recibió ninguna respuesta. Luego se encontró un papel en el que estaban escritas las cuentas sobre cómo se iban a gastar los 2000 F para fundar a los estudiantes pobres. Y era de la siguiente manera:

  • De los 2000 F legados por el Ilmo. D. Cristóbal Wratislaw de Mitrovitz, de piadosa memoria, para un seminario en la ciudad de Litomysl, 600 se gastarían para adecuar la casa, y quedarían 1400 F, los cuales rentarían a la casa cada año 84 F.
  • Si hubiera en el seminario 7 estudiantes, dando cada día un bollo de pan a cada uno, como con un modio se hacen 80 bollos, hacen falta 32 modios de centeno; como cada modio cuesta 1 F y 70 x., en total esto supone 37 F y 20 x.
  • Dándoles un días guisantes y otro polenta, como se les da a la servidumbre de la fortaleza, para 6 meses y 7 personas harían falta 3 modios de guisantes, a 1 L y 45 x., hacen 5 F y 15 x.
  • Para la polenta hacen falta 5 modios de maíz, que a 1 F hacen 5 F.
  • Si se les da medio sextario de mantequilla, como cada sextario cuesta 6 x., para todo el año hacen falta 18 F y 12 x.
  • Sal como mínimo hace falta una tinaja, que cuesta 8 F.

Así que en total hacen falta 73 F y 47 x. Todavía quedan 10 F para comprar otras cosas necesarias, y si bajan los precios en relación con lo anotado aquí, se podría recibir y alimentar un octavo estudiante. Hasta aquí las disposiciones tomadas con respecto a los seminaristas.

Pero el hombre propone y Dios dispone, así que al final no se hizo nada de esta fundación, y que nadie se sorprenda, porque aquel año 1645 el Marte báltico puso patas arriba todo el reino y las provincias imperiales vecinas, y las sometió por medio de las armas. El victorioso ejército sueco ya habían dominado muchas fortalezas en Bohemia, Silesia y Moravia, y ocasionado un desastre al ejército bohemo en Jankow en abril de ese año, haciéndolos prisioneros. Después de esta terrible derrota y haber dispersado al resto del ejército imperial, el enemigo vencedor avanzó rápidamente, y como “vine, vi, vencí”, nadie se atrevía a oponerse o resistirle, estando todos consternados. Suecia tenía como jefe victorioso a Leonardo Torstenson, quien después de obtener la victoria, recoger el botín y hacer prisioneros a muchos miles de imperiales, hizo avanzar su campamento hacia Moravia, donde se le rindieron inmediatamente Iglavia y Znoyma, que ocupó y fortaleció. En Austria se apoderó de las fortalezas de Corneüburg y Tolckenstein, y muchos pueblos de Austria. Ya no quedaba nada que resistiera su poder hasta el Danubio. No satisfecho, ocupó Nikolsburg, las fortalezas y pueblos vecinos. Y no se detuvo allí, sino que siguió hacia Brno, y para conquistarla le puso un cerco estrecho y cuidado, que comenzó el 3 de mayo y duró hasta el 23 de agosto. Pero la heroica y generosa defensa de los ciudadanos y la ayuda de Dios y la Santa Virgen, hicieron vano el cerco del ejército hereje, que algunos calculaban que constaba de 10.000 hombres, después de cuatro meses, y no consiguieron nada de lo que deseaban, sino que fueron obligados a retirarse cobardemente hacia Olomuc, y ya no volvieron a intentar atacar Brno.

Una cosa digna de recordar es que durante el duro sitio de Brno, el ejército sueco, intenso calumniador de la Santísima Virgen, sabiendo que toda la ciudad era católica, para ofender a la Santísima Madre de Dios hizo un asalto general el 15 de agosto, fiesta de la Virgen, atacando con cañones y gente en 7 lugares. Pero confiando los ciudadanos en el auxilio de su Patrona, el enemigo se retiró sin lograr nada, a pesar de haber derribado parte del muro y estar listos para el asalto, y se les oyó exclamar de manera insultante: “¿Veremos abrirse el manto de la negra MARÍA (así llamaban a la imagen milagrosa de la B. Virgen en la iglesia de los RR. PP. Agustinos de Brno) para proteger a los papistas?” Dio su auxilio manifiesto a todos sus fieles, que en el día de su fiesta se confesaron y recibieron la comunión solemnemente, de modo que en los siete lugares que fueron atacados ni un solo enemigo pudo avanzar, ni poner un pie dentro de las murallas y la fortaleza. Más bien, maravilla de la tierra, los supervivientes se tuvieron que retirar a sus campamentos batidos, derrotados, huidos, atacados ellos mismos por un asalto siniestro. Permanecieron ocho días más en el campamento, pero sin moverse, no intentando nada más contra la ciudad. Mientras tantos los cercados daban muchas gracias a Dios y a la B. V. por haberlos liberados de sus crueles enemigos, y cada año el 15 de agosto para recuerdo de una victoria tan importante hacen una procesión alrededor de la ciudad y cantan un Te Deum solemnemente en el lugar en el que el sueco intento el fracasado asalto.

No por haber salvado Brno llegó el final de la guerra, pues todos los lugares de estas provincias dominados por la corona sueca quedaron en su poder, e incluso tomaron más, pues el año 1648 la parte de la Pequeña Praga fue tomada por Königsmark a traición, y él cercaba duramente con el resto del ejército enemigo durante aquel año la parte nueva y la antigua de Praga. Fueron expulsados de allí por el ejército imperial, pero ellos se apresuraron a volver de nuevo siguiendo el curso del Moldava, con intención perversa, cosa que ocurrió alrededor del 14 de noviembre del año citado. Por ese tiempo tanto el ejército imperial como el sueco se retiraron a sus campamentos de Praga. Se intimó un armisticio, para que los soldados no se hicieran daño unos a otros, sino que vivieran en paz y amistad, pues poco después seguiría una paz general y perpetua. Este armisticio duró hasta el año 1650. Los suecos conservaron todos los territorios que habían conquistado aquel año y los anteriores, y que tenían en su posesión y contribución, hasta la publicación de la paz. Con esta paz todas las provincias y reinos hereditarios del Emperador fueron evacuados por los suecos.

Durante estos años el que el Marte báltico devastaba o despoblaba estas regiones se hizo nuestra fundación, como se ha dicho en detalle más arriba, y la estructura del colegio iba avanzando tímidamente, a causa de que los medios estaban mermados por los enemigos. Pues no sólo todo el señorío tenía que pagar al enemigo, sino también la misma ciudad, pues además de los gastos comunes, obtuvieron del General Torstenson (que entonces estaba sitiando Brno), la salvaguardia (de la cual tenemos aquí el original) para no ser molestados por los soldados suecos, por la cual tuvieron que pagar una buena cantidad para su sustento durante mucho tiempo. Esta salvaguardia se dio en el campamento de Brno el 14 de mayo de 1645.

Tampoco nuestros religiosos estaban seguros en su colegio, pues aunque eran paupérrimos y sobrevivían a base de limosnas, corrían el peligro de ser cautivados por los soldados herejes y sometidos a rescate. Para evitarlo, pidieron un salvoconducto para su seguridad y la del colegio al comandante sueco Neustadt (vulgo Vnigor) posterior al de la ciudad, que les fue concedido el 23 de julio de 1648. El original está aquí.

Por tanto el sangriento año 1645 se terminó, bajo la devastación del sueco, sin que hubiera ningún otro enfrentamiento o masacre importante, aparte de algunos ataques y escaramuzas ordinarias de los ejércitos, y no hay nada más notable que escribir hasta el final del año.

Hasta entonces vivió nuestra clementísima Ilma. Sra. Fundadora, pues al siguiente, es decir 1646, dejó de vivir en febrero, en Praga. No encuentro nada especial en el archivo acerca de su muerte, excepto esto: el 17 de febrero escribió desde Litomysl el P. Provincial Alejandro después de la muerte de nuestra Ilma. Sra. Fundadora, a la cual Dios le conceda el descanso eterno, a Linz, al Excelso Príncipe Wenceslao de Lobkovitz (título), informándole sobre la muerte de la Ilma. Hérula. El Excelso Príncipe respondió con la carta siguiente:

[Carta Príncipe Lobkovitz]

“Reverendo Padre,
Recibí la amable carta de V.R. de Litomysl, 17 de febrero, aquí en Linz, este mismo mes, en la que V.R. me da el pésame por el fallecimiento de la Ilma. Sra. Hérula de Pernstein, y me felicita por la sucesión en su señorío. Doy muchas gracias a V.R. por ello, y aunque ciertamente hubiera preferido que Dios nuestro Señor hubiera dejado durante más tiempo a la Sra. Hérula aquí, puesto que así plugo a Su Divina Majestad, será necesario que aceptemos su santa voluntad. Y no dudo que, de la misma manera que se lo ruego encarecidamente por mi parte, V.R. con sus religiosos encomendarán piadosamente a la difunta con sus oraciones. En lo que a mí concierne, no me apartaré en mi afecto y deseo de servir ahí a su Santa Orden, tal como era la intención de la citada Sra. Hérula, sino que intentaré con todas mis fuerzas dar satisfacción a su última voluntad, como mis comisarios, que envío a Litomysl ya que por ahora yo no puedo ir, explicarán pronto y ampliamente de viva voz.
Por lo demás deseo servir y ayudar a V.R. junto con sus religiosos. En Linz, a 30 de abril de 1646.
Su seguro servidor, W. Príncipe de Lobkovitz”.

Lo que el Excelso Príncipe decía en su carta de que iba a enviar unos días después a sus comisarios a Litomysl, se comprueba que lo hizo por lo que contiene una carta que envió al mismo Príncipe desde Litomysl el P. Alejandro Provincial:

[Carta del P. Alejandro]

“Excelso Señor y Patrón nuestro clementísimo.
Recibimos la primera visita del Muy Ilustre Sr. Secretario Jurisconsulto de Vuestra Excelencia, quien nos besó humildemente la mano, y nos abrazó con tanta benevolencia y sincerísimo afecto que, ruborizado, tendré que confesar que afortunadamente y sin ningún mérito nos trató más como un padre benignísimo que como un mecenas. Recibirá Dios tres veces O.M. eterna gloria, puesto que sin duda hizo a Vuestra Excelencia ser favorable para con nosotros. No queda nada sino que nosotros, conociendo tanto amor, nos dispongamos a hacer lo que Dios, y luego Su Excelencia, desea que hagamos. Por lo cual no molestaremos mucho a Su Excelencia, y confesamos a Su Excelencia que vimos y oímos lo que el Muy Ilustre Jurisconsulto nos leyó con la prudentísima instrucción dada por Su Excelencia a su Secretario acerca de cómo disponerlo o arreglarlo todo, y que en ella no hay nada que nos parezca mal. Solamente insinuaremos, con el profundísimo permiso de Su Excelencia, que antes la Ilma. Fundadora de piadosa memoria solía enviarnos algunos panes semanalmente como limosna que eran distribuidos entre los pobres que cada día vienen a pedirlos a nuestra puerta, y que ahora son negados en el edicto de Su Excelencia, y nosotros estamos dispuestos de buena gana a aceptar su beneplácito en un sentido u otro.
Por lo demás no hay nada más que tengamos que decir a Su Excelencia, sino que lo encomendamos a la protección de Dios y al favor de la Santísima Virgen.
En el colegio de las Escuelas Pías de Lytomysl, a 31 de mayo de 1646.
Humilde siervo y capellán de Vuestra Excelencia, Alejandro de S. Bernardo”.

¿Trata en su carta de alguna provisión hecha por Su Excelencia por medio de su enviado para su mantenimiento, en la que se hable de vestido, comida y dinero? No hemos podido encontrar nada en nuestro archivo, pues allí desde el principio de la fundación se sufrieron muchas turbaciones a causa de las guerras, a parte de las pocas cosas que se refieren a años posteriores. Sin embargo no parece que el Excelso Príncipe Sucesor en el Señorío alterara en nada el valor del cantidad destinada a la fundación, excepto, quizás, en algo de lo que se daba a los Padres en comida o en dinero anualmente, puesto que siguió dando los 1000 F (que aún se reciben hoy), pues no estaba obligado a nada más por el testamento que la Fundadora (cuya copia legalizada tenemos) hizo en Praga el 28 de noviembre de 1645.

El parágrafo del citado testamento a favor de las Escuelas Pías, escrito en alemán, dice así: “A los Padres de las Escuelas Pías que viven en Litomysl, entréguenseles una vez 1000 FR, y un capital que produzca 1000 FR anuales para su sustento”. Hasta aquí el párrafo. Lo cual se mantiene hasta el día de hoy, y es fielmente pagado por los oficiales de la fortaleza. Podría parecer que esta suma de 1000 FR que se nos entrega cada año de la fortaleza es muy elevada, sin embargo la mayor parte vuelve de nuevo al Señor que la entregó, principalmente para comprarle cerveza, tela, mantequilla, pescado, y otros alimentos como son patos, gallinas y otras cosas que se compran a la fortaleza. Sólo en pan, si no nos dieran grano, se nos iría la mitad de la fundación o más. Por lo que si no tuviéramos la ayuda de los 200 FR de los magistrados de Litomysl y las limosnas por las misas celebradas, la comunidad no podría mantenerse, principalmente a causa de las guerras y la carestía de los tiempos. Sólo así se mantienen de manera frugal los religiosos de aquí, como muestran los gastos en productos básicos.

Los 1000 FR legados en una disposición del testamento de la Ilma. Fundadora para ser entregados a los Escolapios, como se ha visto más arriba, fueron entregados inmediatamente después de la muerte de la Ilma. Hérula por el Excelso Príncipe heredero Lobkovitz (título), como atesta la carta del mismo Excelso Príncipe al P. Provincial Alejandro en relación con este asunto, escrita en alemán y que traducida dice lo siguiente:

[Carta del Príncipe Lobkovitz]

“Reverendo y sinceramente apreciado P. Provincial.
V.R. sabe muy bien que se ordenó a la oficina de la cuestura de Litomsyl que se entregaran a V.R. los 1000 FR que la piadosa difunta Hérula Febronia de Pernstein dispuso en su testamento se les dieran. De esta suma ya se anticiparon a cuentas a V.R. 226 F y 27 x. Por lo tanto para completar lo que falta de la cantidad dejada a V.R. en el testamento quedan aún 773 F y 33 x. V.R. esté seguro que efectivamente mandaremos que se le entregue efectivamente esa cantidad. Una vez recibido el total, para no olvidarnos, será necesario que V.R. me envíe un recibo por la cantidad total recibida del cuestor, para seguridad mía y quedarme tranquilo.
Quedo dispuesto a expresarle mi afecto, W., príncipe de Sagan.
En Budovice, 4 de septiembre de 1649”.

Esta carta del Excelso Príncipe fue enviada tres años después de que tomara posesión del señorío de Litomysl tras la muerte de de la piadosa Fundadora. Qué ocurrió mientras tanto durante este trienio en el que el Marte septentrional despojaba cruelmente Litomysl, no encuentro nada serio anotado al respecto, excepto algunas pequeñas cosas.

Por lo demás el P. Provincial Alejandro escribió el 7 de agosto de 1646 suplicando a Eminentísimo cardenal de Harrach, entonces Arzobispo de Praga, que por favor enviara un escrito para renovar la autorización ya concedida, aunque perdida, de la fundación del colegio de Litomysl, que decía lo siguiente:

[Carta suplicatoria al Cardenal Harrach]

“Eminentísimo y Reverendísimo Señor, clementísimo promotor nuestro.
Puesto que hemos perdido el beneplácito y permiso escrito del Eminentísimo y Reverendísimo Cardenal al Provincial de las Escuelas Pías para fundar el colegio de Litomysl, a causa de estos tiempos de guerras, humildemente suplica el mismo Provincial al Eminentísimo Cardenal que se digne de nuevo enviarle el beneplácito y permiso por escrito.
Además ruega humildemente que conceda también por escrito la facultad al mismo Provincial para dar permiso a sus religiosos para oír confesiones y absolver herejes (aquellos que fueren encontrados idóneos) sin necesidad de presentarlos al Cabildo de Praga, que está bastante lejos.
Por lo demás, ruego humildemente al mismo Eminentísimo y Reverendísimo Señor que nos quiera ceder 12 pasos del cementerio para el colegio adyacente. El P. Provincial a su vez se obliga a devolver esos 12 pasos en otro lugar, o a pagarlos con dinero. Si el Rvmo. Cardenal nos hiciera esta gracia, el mismo Provincial de las Escuelas Pías con toda su Orden le recompensaría con sus pobres oraciones a Dios.
En Praga, 7 de agosto de 1646.
Humildísimo intercesor ante Dios por Vuestra Emma. y Rvma. Señoría, Alejandro de S. Bernardo, Provincial”.

La petición anterior del P. Provincial tiene tres partes:

1.Renovación de la ya concedida, pero extraviada, facultad para fundar y edificar un colegio en Litomysl.
2.Se pide facultad al Eminentísimo para conceder facultades a sus religiosos para oír confesiones, etc.
3.Que se nos concedan 12 pasos del cementerio decanal para ampliar nuestro huerto

Sobre la tercera petición, hablaremos más adelante. Para la primera, se dio el siguiente decreto:

[Decretos del Cardenal Harrach]

“Por nuestra autoridad arzobispal ordinaria concedemos facultad y licencia al Rvdo. P. Provincial de las Escuelas Pías para que en Litomysl puedan tener de manera competente una fundación del Ilmo. y Excmo. Príncipe de Lobkowitz, procure edificar un colegio y en él pueda erigir las Escuelas Pías.
En Praga, en nuestra residencia arzobispal, el 10 de agosto de 1646.
E. Cardenal de Harrach, m.p. D. Visinteiner, m.p.”

En cuanto a la segunda, como sigue:

“Por nuestra autoridad arzobispal ordinaria concedemos facultad y licencia al Rvdo. P. Provincial de las Escuelas Pías para que conceda licencias para escuchar confesión, también de herejes y casos reservados, a aquellos religiosos suyos que considere idóneos (y deberán enviar cada trimestre del año notificación de los herejes públicos y conocidos convertidos a la Cancillería Arzobispal). Esta licencia es válida para un trienio.
En Praga, en nuestra residencia arzobispal, el 10 de agosto de 1646.
E. Cardenal de Harrach, m.p. D. Visinteiner, m.p.”

A la tercera petición siguieron varios decretos. Copiamos a continuación el decreto principal:

“Con nuestra autoridad arzobispal ordinaria damos permiso y licencia al Rvdo. P. Provincial de las Escuelas Pías para que pueda tomar 12 pasos del cementerio adyacente a su huerto, de modo que él devuelva otro espacio en otro lugar al cementerio, y que nos informe de la mejora hecha.
En nuestra residencia arzobispal de Praga, a 13 de agosto de 1646.
E. Cardenal de Harrach, m.p. D. Visinteiner, m.p.”

Después de recibir este permiso, el P. Provincial envió una copia del decreto al Excmo. Príncipe de Lobkovitz, pero no encuentro qué respuesta recibió del Príncipe. Mientras tanto los nuestros dedicaron mucho tiempo a allanar un terreno desigual en un lugar inculto, de 15 pasos de anchura, y pasaron casi 7 años hasta que pudieron poseer de manera segura lo que pedían, otorgándoles el permiso el señor de Litomysl, el Ilmo. y Excmo. Conde D. Juan Federico de Trautmonsdorf (título). De él consiguió el P. Provincial la confirmación del permiso concedido por el Arzobispo, como lo confirman los documentos siguientes.

Diploma del Arzobispo

“Ernesto Adalberto, por la divina misericordia Cardenal presbítero de Harrach de la S. R. Iglesia, titular de Sta. Práxedes, arzobispo de Praga, Príncipe, Legado nato, Ínclito primado del Reino de Bohemia, etc.
Para información de cualquiera que estuviera interesado, tiempo atrás con fecha 13 de agosto de 1646 dimos permiso al R. P. Alejandro de S. Bernardo, Provincial de las Escuelas Pías erigidas en Litomysl con nuestra autoridad arzobispal y ordinaria, para que añadiera a su huerto 12 pasos del cementerio de la iglesia decanal adjunta a su colegio, de modo que él restituyera al mismo cementerio otro espacio semejante, y que nos informara suficientemente de la mejora lograda con la restitución. Y finalmente el mismo P. Provincial en una carta escrita por su mano y con su sello, fechada en Litomysl el 10 de enero de 1653 nos informa y asegura que ya ha añadido esos 12 pasos a su huerto con conocimiento y acuerdo de aquellos que están interesados en el cambio, y en lugar de esos 12 pasos no ha devuelto la misma cantidad de pasos, sino 32, en un lugar adecuado para el cementerio de dicha iglesia decanal, y en consecuencia pidió y pide humildemente nuestra confirmación sobre lo anterior. Nos aprobamos, confirmamos y ratificamos con nuestra autoridad por las presentes todo lo que se dice más arriba que se ha hecho, tal como se refiere. En Praga, a 20 de mayo de 1653. Cardenal de Harrach (L.S)
Francisco Vistainer, asesor y canciller.”

Permiso del Ilmo. y Excmo. Sr. Conde de Trautmansdorff

“Yo, Juan Federico, conde de Trautmonsdorf etc. leí la facultad y el permiso del Eminentísimo y Rvmo. Cardenal de Harrach, Arzobispo de Praga, referida a añadir 12 pasos de tierra al huerto del colegio de los PP. De las Escuelas Pías, de modo que devuelvan un espacio equivalente al cementerio, e informen de la devolución mejorada al Eminentísimo Cardenal de manera clara. Y puesto que los Padres citados en lugar de los 12 pasos citados devolvieron 32 en otro lugar al mismo cementerio para mejorarlo, espacio que era más que necesario, con alegría doy mi aprobación como portavoz para que los más arriba citados Padres de las Escuelas Pías hagan el cambio de acuerdo con el permiso del Eminentísimo y Rvmo. Cardenal. En fe de lo cual firmo la presente con mi mano, y le pongo mi sello en Litomysl, a 5 de marzo de 1653. Juan Federico, como más arriba.”

Obtenidos los permisos y facultades anteriores, ocurrió el 13 de agosto de 1653 que vinieron a visitarnos los Sres. Cónsul y Primado, con otros senadores de esta ciudad. Vino también el Gen. D. Juan Klug, con dos oficiales primeros de nuestro Sr. Conde, que nos dieron el consenso unánime y la posesión de los restantes 6 pasos del territorio del cementerio de esta iglesia decana. Luego en presencia de estos señores y de nuestros Padres Miguel de S. María, Jacobo de S. Francisco y Juan de S. María Magdalena, se terminó el trabajo por parte del Maestro Matías, albañil. Finalmente el 25 de agosto del mismo año pagamos los restantes 20 FR por aquella parte de campo que se había comprado a cambio de los 12 pasos de tierra que se tomaron del cementerio, así que estando ambas partes satisfechas, se retiraron cada cual a su casa.

Apenas se había plantado y consolidado el seto en aquella parte que había pertenecido al cementerio, y llevaban un año o dos los Padres en pacífica posesión de la misma, cuando fue promovido a este beneficio un nuevo Decano, de no sé qué parte de Francia, persona turbulenta de genio e ingenio, que no sólo indujo a los ciudadanos a hacer grandes gastos, sino que casi los redujo a la miseria. Este buen francés (apenas se le podía llamar sacerdote, a causa de sus graves excesos) comenzó a arremeter contra nosotros los religiosos, no sin cavilaciones y calumnias. Decía que la parte tomada del cementerio para añadirla al huerto había sido usurpada por nosotros, y que la poseíamos injustamente, por lo que si los Padres no la cedían voluntariamente, la tomaría él por fuerza, y estaba dispuesto a arrancar y demoler el seto. Por lo que con su furia francesa, sin respeto de Dios ni de los hombres, ni miedo al escándalo, había llamado ya a varios rústicos para hacer el trabajo, y se estaban preparando a ello. En cuanto nuestros religiosos se enteraron de la imprudente osadía de ese Gerove (así se llamaba), tras discutirlo rápidamente sobre el terreno, decidieron repeler la fuerza con la fuerza. Así que convocando a los estudiantes y a algunos ciudadanos amigos, los armaron a todos con piedras y bastones, amenazando que si el Decano (si se le puede dar ese nombre) y sus empleados se atrevían a hacer la más mínima violencia, inmediatamente y sin ningún tipo de respeto, tocaran la campana y atacaran a los agresores violadores de aquel lugar consagrado a Dios. Advirtiendo Gerove esta resolución de los Padres, se guardó su furor insano e indigno, y se retiró con los suyos al decanato, y ya no intentó ninguna temeraria osadía para demoler el huerto, y el seto que se plantó en aquel tiempo permanece hasta hoy, y él, después de muchas absurdas maquinaciones, fue ignominiosamente removido del lugar, y luego viniendo a Roma (los escritos ignoran cuál fue la causa) fue enviado a galeras. De esto último da fe el autor. Ocurrieron estas cosas hacia los años 1654 y 1655.

Esta lid furiosa e inoportuna sirvió para un fin, que al citado Sr. Gerove no trajo rosas sino espinas, pues a consecuencia de ella, y de otras, fue recusado por el Senado por contumacia y otros muchos excesos, y no sólo fue suspendido, sino que fue privado del beneficio. Y como en aquel tiempo de guerra no abundaba el clero para proveer inmediatamente al decanato de un sujeto cualificado en lugar del Sr. Gerove, el Eminentísimo Cardenal encargó a nuestros Padres el cuidado del decanato por un tiempo. Aunque nuestros Padres ya habían administrado el decanato antes de la venida del Sr. Gerove, en el año 1652. Hay un diploma del Emmo. Cardenal después de la salida del citado Decano que tiene su firma, y que dice lo siguiente:

“Con nuestra Autoridad Arzobispal ordinaria damos facultad y licencia a los honorables y queridos religiosos Padres Escolapios para que puedan libre y lícitamente hacerse cargo de la administración de los sacramentos y otras tareas parroquiales en el decanato de Litomysl, hasta la fiesta de San Jorge.
En Praga, en nuestra residencia arzobispal, a 8 de enero de 1654.
E. Cardenal de Harrach, m.p. D. Visinteiner, m.p.”

Pasados casi 18 meses, fue sometido un Decreto que decía lo siguiente:

“Yo, Juan Alberto Swanda, de Taubonfels, Doctor en teología, Protonotario Apostólico del Emmo. y Rvmo. Príncipe D. Ernesto Alberto Cardenal de Harrach, Arzobispo de Praga etc., Vicario foráneo del distrito de Chrudim, Decano de la iglesia de Chrudim, doy fe de que se me ha presentado la adjunta licencia para la administración del decanato de Litomysl por los RR. PP. Escolapios, que dice lo siguiente:
‘Con nuestra Autoridad Arzobispal ordinaria damos facultad y licencia al religioso P. Superior de los Padres Escolapios para que puedan libre y lícitamente hacerse cargo de la administración de los sacramentos y otras tareas parroquiales en el decanato de Litomysl, hasta que se nombre otra persona para ese decanato. Con lo cual el Decano es privado ipso facto del beneficio por contumacia.
En Praga, en nuestra residencia arzobispal, a 4 de junio de 1655.
I F R oficial. Francisco Visintainer, Canciller. El mismo que más arriba”.

Nuestros Padres administraron este decanato durante algún tiempo de manera laudable, y dedicaron los beneficios obtenidos a terminar y decorar la iglesia, hasta que el Excmo. Conde de Trautmansdorff, en cuanto proveedor presentó al venerable consistorio al Rvmo. y Muy Ilustre D. Tomás Pessina, que disfrutó de este beneficio durante algunos años, y lo administró laudablemente, a satisfacción de todos. Después del decanato de Litomysl obtuvo una canonjía en la iglesia de San Vito de Praga, y más tarde obtuvo el decanato de la Iglesia Metropolitana de San Vito, y el nombramiento de obispo auxiliar. En su lugar fue promovido a este beneficio Jacobo Francisco Tortelides, que gozó aquí del favor de todos hasta su muerte. Después de su muerte fue nombrado para este decanato el Muy Rvdo. y Eximio D. Jorge Gediczka, que hoy desempeña el cargo, conduciendo a sus ovejuelas prudentemente a través de las tormentas del mar enfurecido hacia el puerto de la salvación. Todos estos hombres fueron excelentes y famosos, y muy amigos de nuestros religiosos. Así que valía la pena el esfuerzo de levantar un seto en Litomysl.

Pero volvamos la pluma de estas cosas y otras al tema de la Ilma. Sra. Hérula Febronia, nuestra fundadora clementísima, y a su santa intención de fundar las Escuelas Pías, que introdujo en su señorío (y con su introducción dejó la puerta abierta a crear otras colonias en el reino de Bohemia), para promover la gloria de Dios tres veces grande y el honor de la Santísima Virgen, de la que fue devotísima durante toda su vida, y para que a la juventud desde sus tiernos años (como se dice) la educara casi como si mamaran leche en la piedad católica, en las buenas costumbres y en las buenas letras, de modo que por medio de los hijos enseñaran a los Padres a abjurar de la maldad husita. Con la bendición de Dios, consiguió felizmente su objetivo. Especialmente en lo de extirpar herejías. Pues aquellos Padres que fueron al principio a aquella fundación tan laudable brillaban de tal modo ante todos para promover la expansión de la religión católica con su celo, con su vida admirablemente ejemplar, con su humildad, su paciencia y la exacta observancia de sus Constituciones, que eran reverenciados como varones apostólicos, y por esa razón, tanto con la catequesis como con la predicación, condujeron muchos miles de herejes al redil de la santa religión católica romana, con la gracia de Dios Omnipotente, con suma paciencia y pobreza. Hay testimonios auténticos de eclesiásticos de ciudades vecinas que así lo prueban, y que me agrade copiar aquí. Antes de esos testimonios insertaremos una carta del P. Alejandro de S. Bernardo [Novari], Provincial, a la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, en Roma.

Copia [Carta a la C. de Propaganda Fide]

“Eminentísimos y Reverendísimos Sres. Cardenales, Señores míos.
Han pasado cuatro años, Señores Cardenales, desde que recibí dos cartas de la S. Congregación de Propaganda Fide, llenas de benevolencia y favor hacia mí, indigno, y toda la Orden de las Escuelas Pías, en las que se expresaba cuánto era el gozo de la misma S. Congregación, que también se expresaba en una carta a nuestro Padre General que él me hizo llegar, por las cosas estupendas hechas por Dios O.M. (a quien se debe todo honor y gloria) por medio de nosotros, a quienes Su Majestad quiso hacernos instrumento de la conversión de herejes a la fe católica. Se me mandaba que siguiera trabajando en la labor comenzada, y que cada año escribiera a la Sagrada Congregación contando lo que hacíamos, sin omitir nada que fuera importante. Confesaré francamente a los Eminentísimos Cardenales que, en efecto, no escatimamos esfuerzos en esta tarea, y que no fuimos perezosos en el trabajo de hacer volver a los herejes al seno de la Iglesia Católica. Puesto que muchos herejes abjuraron y regresaron a la fe católica, de la que habían estado alejados durante mucho tiempo. Si no escribí cada año como que me había ordenado la S. Congregación, ruego humildemente no lo atribuyan ni a olvido ni a negligencia mía, puesto que eran tiempos muy difíciles, en los que la guerra que ardía en Italia y Germania (y que de hecho sigue ardiendo en Germania, sin que quede casi nada sin quemar) y además la envidia del diablo y su enorme odio hacia nuestra pequeña Orden de las Escuelas Pías, a causa del cual no ha dejado piedra sin mover intentando arrancarnos completamente del medio, me lo impidieron absolutamente, dejándome sin la posibilidad de escribir a Roma. Pero ahora, golpeado el mismo hierro de manera durísima, me veo obligado por la necesidad a escribir algo de lo que más destaca, aunque estoy torturado por un dolor gravísimo que apenas puedo contener.
Pues veo perecer a mi Madre la Orden de las Escuelas Pías, en la cual fui engendrado a Cristo, fui nutrido, crecí y llegué a esta edad. Una Orden que ha traído tanto bien en la república cristiana tanto a los católicos como a los herejes. Una Orden infatigable en sus esfuerzos por la auténtica fe, y digna de alabanza por su habilidad y destreza en la educación y formación de la juventud, tanto en los ejercicios de piedad como en las humanidades y ciencias liberales. Una Orden que en pocos años no sólo se ha dilatado por Italia, sino que por obra de Dios ha penetrado fácilmente en Germania, Polonia y Bohemia, no sin la admiración de muchos. Una Orden de la cual todas las ciudades que la pidieron ardientemente, y los príncipes que la admitieron y otros muchos que la conocieron y experimentaron su obra, si se les pidiera darían amplio testimonio de la verdad. ¡Ay, Eminentísimos Cardenales! ¿Qué diré? ¿Qué les contaré? La mies es mucha y los obreros pocos. Y no pueden ser más de los que son. Pues desde hace más de dos años no se admite ningún nuevo obrero a este campo del Señor. Y se admitirían si por fin se concediera la licencia de admitir. Y así necesariamente ocurre que de los pocos que quedan no pocos fallecen (no diré nada de los que ya abandonaron la Orden), y que algunos que han luchado durante mucho tiempo a las puertas de la Orden esperando recibir el hábito, al no haber esperanza se sienten defraudados, y se despiden de la Orden. Y muchos de los maestros que se dedican al cotidiano y laboriosísimo oficio de educar a la juventud enferman gravemente, y a menudo lo abandonan al ver claramente que no hay ningún relevo, que no se ve ninguna ayuda, que no hay ninguna esperanza de obtener el tantas veces solicitado permiso para admitir novicios.
¡Oh sagrada Congregación (me dirijo a Uds. postrado de rodillas, suplicando se dignen escuchar mis súplicas junto con las de mis hermanos), esforzada en la propagación de la Fe Católica, y que nos honrado antes a mí y a mi Orden con los grandes méritos de la Iglesia! Dígnate defendernos misericordiosamente como hijos y protegernos como huérfanos y adoptados. Imita la piedad divina, despierta tu poder y ven a socorrernos con tu gran fuerza. Los nuestros nos escriben que hay un gran peligro en el retraso de Roma, y que hace falta una gran fuerza. Concédenos lo que el mismo Salvador prometió que haría apareciéndose a S. Ignacio de Loyola, y realmente le concedió, cuando le dijo: ‘En Roma os seré propicio’. Puesto que fijaste tu sede estable en Roma, y que tienes en Roma tanta autoridad y familiaridad con el Sumo Pontífice, sénos propicia en Roma. Diré que los nuestros te necesitan mucho ahora en Roma. Conmuévate toda la familia de las Escuelas Pías diseminada por Europa; muévante las oraciones frecuentes y fervientes de tantos Padres y Hermanos, hechas con efusión de lágrimas. Te conmueva la pobreza extrema de los niños pobres que se educan en las escuelas; muévante tantos pequeños que piden pan, y que como no hay quien se los dé, su indigencia eleva sus gritos hasta el cielo. Te pido que no quieras hacer poco por aquellos por quienes Cristo murió. Levanta tus ojos y mira, mira, te digo, a los que esta Orden de las Escuelas Pías, la más pequeña y última de todas las Órdenes, engendró en Cristo, a los que alimentó con la dulce leche de la enseñanza y la piedad, a los que luego dio alimento sólido. Todos ellos están reunidos y vienen a ti, oh santa Congregación; vienen con sus ruegos y súplicas, no deseando otra cosa sino ver por fin a la Orden de las Escuelas Pías salva y en paz, pudiendo servir a Dios tres veces Santo.
Cuando parecía en 1534 que Clemente VII iba a suprimir a los capuchinos, a instancias de sus adversarios, al salir de Roma a causa del edicto del Pontífice, fueron acogidos honrosamente por los canónigos lateranenses en S. Lorenzo Extramuros, con lo que pudieron continuar todas sus actividades caritativas. Y también la venerable cofradía del Crucifijo de la Ciudad Romana dio de comer a los Capuchinos cada día mientras estuvieron exiliados de Roma. Por eso la Orden de los Capuchinos, para pagar con agradecido ánimo el recuerdo de tantos beneficios, desde aquel tiempo cuando la cofradía el día de Jueves Santo va a las iglesias de la ciudad, siempre va seguida de la solemne súplica de los Hermanos. En los anales de los capuchinos se recordarán siempre estas cosas, para recuerdo de tantos favores recibidos por los Capuchinos.
No seremos nosotros ingratos, ciertamente, de la magnitud de este beneficio, oh Sagrada Congregación, y el olvido nunca borrará lo ocurrido en días pasados.
¡Oh generosos Cardenales, que gobernáis esta Congregación con tanta piedad y sabiduría! ¡No permitáis que ocurra como cuando un enemigo sembró cizaña en medio del trigo de aquel hombre, que no se corte la gloriosa semilla de la Orden de las Escuelas Pías y perezca! Dígnense Vuestras Eminencias fijarse en el magnífico ejemplo del piadosísimo Cardenal Antonio Sanseverino, que fue uno de los tres cardenales nombrados para estudiar el caso de los Capuchinos, y favorecía su causa. Y así en el año 1543, cuando el Papa Paulo III trataba con los Cardenales sobre la supresión de los Capuchinos, el Cardenal Sanseverino, daba argumentos para salvarlos, de modo que logró evitar su destrucción. Así, dijo al Pontífice y los demás Cardenales: ‘No hay duda, Santo Padre, que Vos y los Padres purpurados debéis velar madura y oportunamente para descubrir cualquier peligro para la Iglesia, de modo que cuando se vea aparecer la cizaña en el campo de la Iglesia no nos esforcemos por arrancarla para que no ocupe el sitio del trigo, no sea que al arrancarla arranquemos también el trigo; es mejor dejarla crecer con el trigo, etc.’ Y luego dijo: ‘Si en este asunto se me pidiera mi opinión, Santo Padre, en caso de peligro para la Iglesia, y de seguridad para la Orden, en todo lo que pueda consultarse debería pedirse consejo y prudencia. Por lo tanto la Iglesia haría muy bien consultando, y haciendo todo tipo de averiguaciones con respecto a la Orden. De modo que si en ella hay algo podrido, se trate a hierro y fuego, cortándolo o quemándolo, y lo que sólo está débil o herido, sea curado. Las demás partes de la Orden que están sanas y sirven de manera sana con su servicio y oficio a la Sede Apostólica, se conserven íntegramente, y vista su bondad y providencia, sean favorecidas. De este modo no sentiré decir aquellas palabras de la boca del Profeta (Ez 34): No fortalecisteis a la débil, no cuidasteis a la enferma, ni curasteis a la herida; no fuisteis a buscar la descarriada. Véase lo que es mejor y más conveniente para la Iglesia, y para que se haga una investigación más completa por parte de esta Santa Sede, que el Pontífice pida además la luz del Espíritu Santo’. Estas y otras muchas cosas dijo el Cardenal Sanseverino a los otros Cardenales a favor de los Capuchinos. ‘¿No clamará contra nosotros la sangre de tantas almas que sirven fielmente a Dios en esta orden, y que servirían en el futuro? Y esta Orden destruida y prostrada por decisión nuestra, ¿no presentará sus quejas a Dios contra nosotros? Lo que nosotros debimos proteger y conservar en buen estado con nuestra autoridad, lo oprimimos con nuestro juicio y poder. ¿No nos pedirán severas cuentas por ello? Puesto que Dios nos ha dado la potestad y el ministerio y no juzgamos rectamente su Reino, ni custodiamos la ley de la justicia, ni caminamos según la voluntad de Dios. ¿Acaso no es ley de justicia o voluntad de Dios que lo que ha sido establecido una vez por Dios, no sea destruido por el juicio y el poder humano? Etc.’ Así habló este piadosísimo y prudentísimo Cardenal Sanseverino.
Que Dios tres veces santo conserve a Vuestras Excelencias con la Sagrada Congregación vivos y seguros durante mucho tiempo para bien de toda la Iglesia y de nuestra Orden.
En Nikolsburg, Moravia, 1 de enero de 1645, fecha en la que deseamos a Vuestras Excelencias todo tipo de bien y prosperidad, con nuestro respeto hacia Vuestras Excelencias y les ofrecemos como regalo de Año Nuevo nuestro servicio devotísimo, rogándoles de rodillas a Vuestras Eminentísimas Excelencias se dignen darnos su santa y paterna bendición. Siervo humilde en Cristo de Vuestras Excelencias,
Alejandro de S. Bernardo, Vic. Provincial de las Escuelas Pías en Germania”.

¿Recibió el P. Alejandro respuesta a esta carta? No encuentro nada en el archivo. Siguen luego las atestaciones tanto de eclesiásticos como de seglares.

Primero de la ciudad de Litomysil

“Nosotros los jefes y todo el Senado de la república libre y la ciudad de Litomysl en el reino de Bohemia etc. Después que supimos que Vuestra Paternidad, Muy R.P. Provincial de las Escuelas Pías, había sido invitado dignísimamente por el Eminentísimo Cardenal Príncipe de Harrach y arzobispo nuestro clementísimo a darle el número de herejes convertidos por los Padres de vuestro instituto y aprobados por su Excelencia en la cancillería arzobispal, decimos: que ellos no trabajaron en el territorio de nuestra república menos fructuosamente que en otras partes; a la pregunta de vuestra paternidad decimos y firmamos con nuestra mano que el número de reconciliados con la Iglesia Católica son los siguientes: en nuestro dominio se han convertido a la fe auténtica por obra de vuestros Padres 161 personas. En Litomysl, 25 de diciembre de 1649. El Cónsul y el Senado de Litomysl.

Segundo, de la ciudad de Policka

“Que sea para mayor gloria de Dios bendito y de la república cristiana, y para aumento y propagación de toda la Iglesia y posterior extirpación de los herejes y eliminación de todo tipo de sectas separadas de la Iglesia Apostólica. En el decanato de la imperial y real ciudad de Policka por obra de los Padres de las Escuelas Pías, y también del Muy Rev. Decano de dicha ciudad se han convertido a la fe católica, después de abjurar de la herejía, mil personas. En Policka, a 30 de diciembre de 1649. Doy fe con mi propia mano y mi sello habitual. Juan Francisco Schnurrer, crucífero con estrella roja y decano de la misma”.

Tercero, del pueblo de Ujezd

“Yo infrascrito doy fe de que los Padres enviados por el Muy Rvdo. P. Superior de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, a petición de mi señor el Ilmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmonsdorf, y puestos al servicio de mi parroquia, han trabajado con gran esfuerzo y constantemente en esta viña del Señor, con infatigable ánimo y asiduidad, y que todos les vieron trabajar con todas sus fuerzas, sin ahorrar ningún esfuerzo y sin sentirse desanimados por las dificultades incluso hasta caer enfermos, lo mismo en tiempo de verano que de invierno, en la parroquia de Ujezde, y de este modo 679 pasaron de la contumacia herética al seno de la Iglesia. Lo atestiguo con mi mano, con mi sello habitual, Agustín Hagek, párroco de Ujezd, 25 de diciembre de 1649”.

Cuarto, de la ciudad de Altmant

“Pedí a menudo y con gran insistencia al Muy Rvdo. P. Provincial de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías que enviara por fin algunos misioneros de sus Padres (pues yo sabía que estaban aprobados por el Eminentísimo Cardenal de Harrach, y también por el Ilmo. y Rvmo. Nuncio Apostólico), destinados a mi decanato, por lo demás lo habían pedido insistentemente tanto los eclesiásticos como los seglares. Para que Dios glorioso sea alabado por siempre, y la fe católica se propague y crezca en todo el mundo después de que los herejes sean destruidos. En el decanato imperial y real de la ciudad de Altmant, por el infatigable trabajo conjunto de esos Padres y mío, han renunciado a la herejía y han recibido la fe de la Iglesia romana y apostólica trescientos. Lo atestiguo con mi propia mano y con el sello habitual en Altmant el 1 de enero de 1650. Pablo Ziak, decano del lugar”.

Quinto, de la aldea de Zvoganow

“Lo que pedí con ardientes votos a Dios tres veces grande y santo que para mayor honor y alabanza del mismo Dios clementísimo y aumento de la fe de la Iglesia Católica por todas las tierras del mundo, y la tan deseada extirpación hasta el final de las sectas de los herejes, en el dominio llamado Zvoganow del Ilmo. y Magnífico D. Carlos Zaruba, barón libre, por medio de constantes y grandes esfuerzos de los RR. Padres Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías se han convertido de diversas sectas 90 herejes a la fe católica. Así lo confirmo en Zvoganow, el 29 de enero de 1650. Carlos Zaruba, Barón libre de Hutsirzan.”

Sexto, de la ciudad de Zvitav en Moravia

“Puesto que el Muy Rvdo. Sr. Decano de Chrudim me encargó la misión entre los herejes que persisten aquí en su pertinacia teutona, consideré que me sería muy adecuado contar la ayuda como compañero del P. Jacobo, prefecto de las Escuelas Pías de Litomysl, sabiendo que era un obrero idóneo para esta labor y que había sido aprobado para ella por el Emmo. y Rvdmo. Príncipe de la S.R.I. el Cardenal de Harrach, Arzobispo de Praga. Cosa que obtuve, después de enviar una carta especialmente a este fin a su P. Provincial para pedirle permiso. Y Dios Omnipotente bendijo nuestro trabajo, pues después de predicar seriamente la Palabra de Dios en uno y otra lengua vulgares, reconocieron espontáneamente la luz de la fe católica, abjurando la herejía, con ayuda de la gracia divina, 103 personas.
En Zvitav, a 27 de enero de 1651. Doy fe, firmando y poniendo mi sello habitual
Matías Juan Stephetius, Doctor en S. Teología y Derecho Canónico, Canónigo de Wroclaw , Decano de Zvitav y Protonotario Apostólico”.

Séptimo, de la ciudad de Zvitav en Moravia

Yo infrascrito doy fe de que con la gracia divina gracia y por medio de la saludable información y predicación de la Palabra de Dios, el Rvdo. P. Jacobo, Prefecto de las Escuelas Pías de Litomysl, por encargo hecho el 15 de abril del corriente año 1651 para escuchar confesiones pascuales de los súbditos del Generoso Sr. Kapaun recobró para la familia de la S. Iglesia Romana un número de 130 almas de este señorío en Bohemia, que acudieron espontáneamente después de predicarles el Evangelio. Lo atestiguo sabiéndolo a ciencia cierta, en cuanto compañero de la comisión encomendada a mí por el Muy Rvdo. D. Juan Alberto Svanda, Decano de Chrudim, y Vicario foráneo del mismo distrito del Emmo. y Rvdmo. Príncipe de la S.R.I. el Cardenal Ernesto de Harrach, Arzobispo de Praga.
En Zvitav, a 20 de abril de 1651. Matías Juan Stephetius, Doctor en S. Teología y Derecho Canónico, Canónigo de Wroclaw , Decano de Zvitav y Protonotario Apostólico”.

Octavo, en la aldea de Czerquicze en Bohemia

“Yo infrascrito hago saber y doy fe cuánto han trabajado los Rvdos. Padres Escolapios enviados a esta misión por su Muy Rvdo. P. Provincial, con gran esfuerzo por la propagación de la fe cristiana y explicando el Evangelio, animados de gran ardor. Lucharon la guerra del Señor, para extirpar y arrancar las fibras y raíces de los falsos dogmas en las almas de los herejes, para que produjeran mejor fruto y santidad de la verdadera fe. Y para que todo sea a mayor Gloria de Dios y propagación de la religión verdadera, los trabajos de los citados Padres no fueron vanos, sino fructuosos y útiles. Y así en la parroquia de Czerquicze se convirtieron 67 personas. En fe de lo cual lo firmo con mi mano y le pongo mi sello. En Litomysl, a 12 de febrero de 1651.
Jorge Haraschta Dubczanski, Capitán”.

Noveno, de la ciudad de Litomysl

“Nosotros, los Jefes y todo el senado de la comunidad y la ciudad libre de Litomysl en el reino de bohemia atestamos que los RR. PP. Escolapios, después de predicar la Palabra de Dios y hacer varias catequesis en esta segunda misión, trajeron a la fe católica y verdadera de la Santa Iglesia Romana a 34 personas de las aldeas que pertenecen a nuestra ciudad, reduciendo el número de herejes.
En fe de lo cual firmamos con nuestra mano y confirmamos con el sello habitual de la comunidad. El Litomysl, a 13 de enero de 1652. Simón Rodolfo Abstorffski, síndico. Cónsul y Senado de la ciudad de Litomysl.

Décimo, del Muy Rvdo. Sr. Decano de Litomysl

“Yo infrascrito atesto que los RR. PP. Escolapios, misioneros para convertir herejes aprobados por el Emmo. y Rvdmo. Cardenal y Arzobispo de Praga, infatigables en esta piadosa obra, metieron en el verdadero redil de Cristo a los que erraban; sin temor ante ninguna dificultad se mostraron diligentes para instruir con sermones y catequesis a los ignorantes, y los llevaron a la fe verdadera de la S. Iglesia Romana. Su número, a mayor gloria de Dios, fue de 35 en el decanato de Litomysl.
En Litomysl, a 10 de enero de año 1652 del parto de la Virgen.
F. Martín Zelinka, profeso de los Canónigos Regulares Premonstratenses de Strahov, Decano de Litomysl”.

Undécimo, de la ciudad de Altmant

“Pedí con mucha insistencia al Muy Rvdo. P. Provincial de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías algunos Reverendos Padres misioneros para convertir e instruir herejes en mi decanato por segunda vez. Es justo que confiese y atestigüe que con los frecuentes sermones de los RR. PP. y sus sólidas instrucciones convirtieron a 81 personas errantes (para mayor gloria de Dios tres veces Santo y para propagación de la fe católica). Lo atestiguo con mi propia mano y con el sello habitual en Altmant el 28 de enero del año 1650 de la salvación. Pablo Ziak, decano de Altmant”.

De estas atestaciones sale una suma de 2680 conversos.

Copia de la carta enviada a los Padres de la provincia por el P. Alejandro de S. Bernardo, Provincial

“Para que no se olvide, les contaré algo para consuelo de todos, y que sin duda será para mayor gloria de Dios. En los días pasados envié a unos Padres nuestros a una misión en una ciudad que se llama Policka, que pertenece al Emperador y dista de aquí dos millas. Allí los Padres, tras tener sermones y catequesis absolvieron con ayuda del Muy Rvdo. Decano de allí (que me pidió insistentemente que le enviara Padres) por medio de la confesión sacramental a 700 personas de las cuales la mayor parte eran de la secta y malvad herética. Otros no se habían confesado desde hacía 20, 30 y 40 años; otros, como eran jóvenes de ambos sexos de 20, 25, 26 años etc., aún no se habían confesado nunca. Escribo todo esto para dar alguna alegría espiritual a VV. PP., y que Dios sea por siempre alabado como recompensa a nuestros piadosísimos fundadores, patronos, mecenas y protectores.
Los mismos Padres, enviados igualmente unos días más tarde a otra misión de herejes, al cabo de pocos días en los que les dieron instrucciones espirituales, absolvieron de manera semejante en el sacramento de la Confesión más de 150 herejes de varias sectas. Entre ellos el caso más admirable es el de un anciano que superaba los cien años de edad y gozaba de gran aprecio entre los herejes, el cual, tras abjurar su pésima depravación, se puso a llorar largamente, con una mezcla de piedad y admiración por parte de los participantes, dando gracias a Dios tres veces Santo que se había dignado iluminarle por medio de nuestros Padres, y llevarle a la verdadera fe católica. Además de los herejes citados hubo otros herejes que vinieron a nuestra iglesia y espontánea y voluntariamente abjuraron su fe herética por medio del sacramento de la Penitencia. Entre estos había un Capitán de regimiento del Conde de Bröe; además se convirtieron cuatro mujeres caballeros, dos esposas de capitanes y otras de tenientes de varias sectas, una de las cuales era hija de un predicador. Todo esto ha ocurrido durante este tiempo de Cuaresma hasta ahora.
Por tercera vez, y para mayor gloria de Dios, sepan VV. RR. Que de nuevo envié Padres a una ciudad imperial llamada Mautam distante dos millas de nosotros, pero como aún no han vuelto de esa misión, en otro momento cuando haya vuelto y se presente la oportunidad de enviar correo informaré diligentemente a VV. RR. de cómo les ha ido en esa misión”.

Hasta aquí las conversiones de herejes por los Padres Escolapios de Litomysl. Durante esos años en los Padres de Litomysl hacían todas esas conversiones, se acabó de construir el colegio con la iglesia, como consta en la inscripción que hay en la pared de la iglesia detrás del altar mayor, escrita con letras de oro, y que me agrada copiar a continuación.

“A honor de Dios tres veces Santo y de su Gran Virgen y Madre

Este templo, comenzado en los cimientos por la piedad de la Ilma. Hérula Febronia Pernstein, fue erigido por el celo de Ilmo. y Excmo. D. Maximiliano de Trautmansdorf, consejero privado de la S.C. Majestad Fernando III, Prefecto Supremo de la Corte, Caballero del Vellocino de Oro, etc. (si no se lo hubiera impedido la muerte), imitando los carisma mejores de la Ilma. Hérula Febronia, y sus óptimos Padres.

Juan Federico, conde de Trautmansdorf, hijo, heredero y agradecido sucesor, cumpliendo su última voluntad, lo terminó, en el año 1652.

Más tarde, construida la iglesia y erigido el altar mayor, el lunes 3 de febrero de 1653 el P. Alejandro de S. Bernardo, Provincial, cantó la primera misa en el altar privilegiado, en presencia de nuestro Ilmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmansdorf, con la Condesa su esposa y toda la comunidad de Litomysl. Fue la Misa del Espíritu Santo, y al final se cantó el Te Deum.

El martes 4 de febrero cantó otra misa en el mismo altar el P. Provincial por el eterno descanso del alma de la Ilma. Hérula Febronia de Pernstein. El miércoles 5 del mismo mes, finalmente, el mismo Padre cantó en el mismo altar una misa por el difunto Ilmo. y Excmo. Conde D. Maximiliano de Trautmansdorf, que había sido Prefecto Supremo de la corte de a S. C. Majestad.

En cuanto a la obra de la iglesia en el estado en que se encuentra hoy, con el altar mayor pintado y dorado, con dos cuadros grandes de la Virgen de las Gracias y la Santísima Trinidad, que el Ilmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmansdorf hizo traer generosamente de Viena, me parece digno de mención que desde aquel año 1652 hasta el día de hoy se ha procurado embellecer la iglesia para mayor gloria de Dios y honor de la Santa Virgen Madre, bien por el mismo Ilmo. Sr. Conde, bien por nuestros Padres, bien por muchos señores vecinos y ciudadanos, bien por medio de las limosnas de benévolos bienhechores.

Al principio el altar mayor estaba sin pintar y sin dorar, y no tenía tabernáculo. En el tiempo en que el P. Alejandro de la Natividad de la B.V. era Rector de aquel colegio, en los años 1671 y 1672, envió por lugares vecinos al H. lego Luis de S. Alejo con una carta patente para pedir limosna a los bienhechores, y algunos Padres iban también por la ciudad haciendo lo mismo. De modo que en poco tiempo se consiguió una cantidad de limosnas suficiente para la pintura y el dorado. No encuentro datos sobre el costo del trabajo. Del mismo modo, el citado P. Rector mandó hacer el tabernáculo que hoy se ve en el altar. Sólo el trabajo del dorador costó 20 FR. Las demás cosas que siguen y se ven hoy en el altar mayor, pienso sin embargo que fueron colocadas antes.

El órgano, que costó un elevado precio, pagado por nuestros Padres con las limosnas conseguidas durante el rectorado del P. Carlos de Santa María, se colocó en el coro ya totalmente terminado el 9 de junio de 1658, fiesta de Pentecostés, y se pagaron al organista por su trabajo 470 FR. Piadosas matronas de la ciudad ofrecieron el estaño para los tubos. Este órgano permaneció hasta el año 1693, en que se encontraba ya muy estropeado, y no se podía encontrar un maestro que supiera repararlo. Por ello el P. Rector Bernardo [Bartlik] de S. Felipe Neri decidió venderlo y mandar hacer uno nuevo a un artesano. Se vendió el antiguo por 100 FR al Sr. Párroco de Austen. Por el que se ve hoy en la iglesia se pagaron 403 FR por el trabajo del maestro, sin contar el transporte, pues fue construido en Kremsier. El último pago se hizo el 11 de octubre de 1695.

En el libro del archivo se pueden ver los gastos hechos durante el rectorado del P. Carlos de Sta. María desde 1653 hasta 1659, en nuestra iglesia, sacristía, coro, biblioteca y demás. En primer lugar, el citado Padre recibió por la administración del decanato desde la fiesta de Todos los Santos de 1653 hasta el 26 de mayo de 1654, concedida por el Ilmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmansdorf, nuestro fundador y encargado de nombrar al Decano, para adornar a iglesia y para manutención de la casa, la parte correspondiente del salario más los derechos de estola, cantidad que se elevó en aquella ocasión a 386 FR, 50 x, y que gastó el Padre fielmente para la finalidad señalada. Hizo levantar los dos altares laterales por 80 FR. A esta cantidad añadió el Muy Rvdo. P. Provincial Alejandro de S. Bernardo, de piadosa memoria, cuando se iba a Polonia, 40 FR entregados como limosna por el Generoso Sr. Juan Pascual para el altar de la Santa Cruz, y otros 40 FR entregados por una señora de Litomysl para el otro altar de Sta. Bárbara. Por esa limosna el citado P. Carlos hizo celebrar 150 misas por la casa de Varsovia, y recibió del nombrado P. Alejandro diez tomos de comentarios de la Sagrada Escritura del autor Cornelio A Lápide, enviados de Varsovia para esta casa. Así gastó el resto de los 306 FR, 50 x:

  • Por un cáliz, 39 FR
  • Por dos casullas y velos para los cálices, 52 FR
  • Por un misal, 15 FR
  • Por un incensario de bronce y equipo, 5 FR
  • Por un paño rojo para las escaleras del altar, 35 FR
  • Por instrumentos de hierro para hacer hostias, 9 FR
  • Por un instrumento musical, 9 FR
  • Por liras o fides, 13 FR
  • Por un globo astronómico, 14 FR, 40x.
  • Por el libro sobre consonancias y disonancias de Kircher, y encuadernación, 14 F, 30 x.
  • Por otros libros menores, 17 FR
  • Por la licencia para administrar el decanato, 9 FR
  • Para el seminario cardenalicio, 6 FR
  • Por dos viajes a Praga a causa de la acción llevada a cabo en el Venerable Consistorio contra el Sr. Decano de Litomysl Gierove, 48 FR
  • Por carteles o iconos colgados en los caminos de las ciudades, 10 FR, 4 x.

Además, como el 4 de junio de 1655 el Rvmo. Sr. Juan Gerove de Lotaringia, Decano de Litomysl, fue depuesto por Praga del decanato por las intolerables insolencias que como hombre muy turbulento promovió en la ciudad (como se ha dicho más arriba), y además fue enviado a la cárcel, de nuevo se nos entregó la licencia para la administración del decanato por parte del citado Consistorio (tenemos el diploma), por la cual, sin el salario de la fortaleza entonces hasta el 9 de noviembre, y luego pagada íntegramente, hasta 1 de julio de 1656, contando con las limosnas y mucho dones hechos para nuestra iglesia, recibimos un total de 864 FR, que el citado padre recibió y gastó de la siguiente manera:

  • Por el órgano citado más arriba, 470 FR
  • Por una casulla y dalmáticas de seda, 160 FR
  • Por casullas de tres colores, una blanca y una negra, 70 FR
  • Por los 12 volúmenes de Baronio y los 6 de Saliano, 74 FR
  • Por un Derecho Canónico,, 10 FR
  • Por la Historia de Livio, 6 FR
  • Por las Obras de Plinio, 7 FR
  • Por las Morales de Plutarco, 8 FR
  • Por 4 tomos de Teólogos Carmelitas, 13 FR
  • Por ponerles forros de cuero y encuadernarlos todos, 45 FR.

El mismo P. Carlos consiguió del Ilmo. Sr. Conde la cátedra, sede y bancos de la iglesia. También obtuvo una custodia y dos casullas de seda de la Ilma. Sra. Condesa para la iglesia, y también dieron 5 atlas grandes para la biblioteca en alemán. El Gen. Sr. Juan Klug regaló un gran mapa geográfico de toda Germania. El Ilmo. Sr. Conde entregó 100 FR para mandar hacer el coro de la iglesia.

Ludmilla Kolarzin entregó 20 FR para una píxide o ciborio, y 21 FR para una casulla, y una lámpara para el altar mayor, y prometió celebrar 30 misas por ella cuando falleciera.

Mandó vallar los dos huertos, el que está junto a la casa y el que está fuera de la ciudad. A cambio del salario del 4 de junio hasta el 9 de noviembre de 1655 por la administración del decanato, se nos entregaron los libros que había dejado el citado decano Juan Gerove en la rectoral de Litomysl, con el permiso del Ilmo. Sr. Conde de llevarlos a nuestra biblioteca. Se sabe que compró la obra de Kircher Sobre la luz y la sombra, por 13 FR, y Sobre el arte magnética, por 6 FR; de Gregorio de S. Vente, la Gran obra geométrica sobre la cuadratura del círculo por 12 FR; los Sermones de Engelgrave, 9 FR; los Sermones de Raina Fabro, 5 FR. Y otros libritos que tienen los bordes de las hojas pintados de verde y de rojo. Además incorporó a la biblioteca 4 libros, dos Cadenas de los Padres Griegos, y dos tomos casuísticos de Bonacina, regalados por el Ilmo. Sr. Conde.

Además de todas esas cosas compradas por el mismo P. Carlos de Sta. María con el dinero de la administración, limosnas y fundación, durante su rectorado se hicieron muchos muebles de la iglesia, la biblioteca y la casa, como puede verse en detalle en el inventario de esta casa.

El altar de la Santa Cruz tiene las insignes reliquias del cuerpo de S. Mansueto Mártir, en un cofre grande, que nuestros Padres mandaron hacer en 1662 tal como se ve hoy. Estas santas reliquias fueron dadas primero en Roma a D. Juan Bautista de Barsotis por el Rvmo. Alejandro, obispo de Alatri, en el año jubilar 1650, como se ve en el diploma de donación y la auténtica, que dicen lo siguiente:

“Alejandro Victrici, Obispo de Alatri por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica,
Por las presentes damos fe y atestamos a todos los que la lean y oigan, que Nos, por el oficio de vicegerente que desempeñamos, dimos a D. Juan Bautista de Barsottis, Prepósito de Isnen, el cuerpo o huesos de S. Mansueto Mártir, tal como nos lo mandó en su momento SS. Ntro. Sr. el Papa Inocencio X, extraído con los cuerpos de otros santos mártires del cementerio de Calipodio, y que está metido en una caja de madera, atada con cuerdas y con nuestro sello puesto sobre cera española roja puesta sobre las cuerdas, y lo entregamos al citado D. Juan Bautista. Al cual dimos el permiso y licencia de guardar para sí el citado cuerpo, o de darlo a otros, para exponerlo a la pública veneración en cualquier iglesia, oratorio o lugar piadoso con el permiso del Ordinario. En fe de lo cual firmamos la presente con nuestra mano, y mandamos poner el sello a nuestro secretario. En la Ciudad Santa, a 19 de junio del año jubilar 1650. Alejandro, Obispo de Alatri. Bernardo Gasbarra, secretario”.

Por aquellos tiempos nuestra iglesia se estaba acabando de construir, por lo que el Ilmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmansdorf, queriendo decorar aquella iglesia con algunas santas reliquias, escribió a Roma para que le mandaran algunas, y las obtuvo, por lo que se ve en la carta de respuesta en italiano, y que traducida dice lo siguiente:

“Ilustrísimo Sr., Patrono de toda mi consideración,
Me enteré por medio del Sr. Jacobo Vibner del deseo de V. Señoría de tener el cuerpo de algún santo para colocarlo en una iglesia que está construyendo en Bohemia. Le envió uno que me entregó el citado Jacobo, a saber el del Santo Mártir Mansueto, como podrá ver por la patente auténtica adjunta. Espero que V. Ilma. Señoría estará satisfecha con este obsequio que le envío tan rápidamente, y con mi voluntad de seguir sirviéndole en el futuro. En Roma, a 3 de 1654. Obligadísimo siervo de V. Ilma. Señoría, Juan Bautista Barsotti, Prepósito”.

Después de recibir las reliquias, pidió que las examinara y aprobara el Emmo. Cardenal Arzobispo de Praga, cosa que obtuvo por medio del diploma siguiente:

“Con nuestra Autoridad arzobispal ordinaria, damos facultad y licencia al Ilmo. Sr. Juan Federico de Trautmansdorf (título) para que pueda exponer a la pública veneración el santo cuerpo o huesos de S. Mansueto Mártir, que por orden de SS. N. Sr. el Papa Inocencio X fue extraído del cementerio de Calipodio según el atestado y reconocimiento auténtico del Rvmo. D. Alejandro Victrici, Obispo de Alatri por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica, en el presbiterio de alguna iglesia suya, con nuestra bendición, que impartimos en el Señor por las presentes. En Rzetit, a 20 de julio de 1657. Francisco Visintainer, Asesor y Canciller”.

Después que nuestros Padres recibieron del Ilmo. Sr. Conde el regalo del cuerpo de San Mansueto para esta iglesia de Santa María de las Gracias, pidieron al Emmo. Sr. Cardenal el permiso para exponerlo a la pública veneración. A esta humilde petición obtuvieron el siguiente diploma, a petición del mismo Ilmo. Sr. Conde:

“Con nuestra Autoridad arzobispal ordinaria, a petición del Ilmo. Sr. Juan Federico de Trautmansdorf (título) damos facultad y licencia para que pueda exponer a la pública veneración los huesos o santas reliquias de S. Mansueto Mártir en el templo de los Padres Escolapios de Litomysl en el aniversario de su traslación, que es el 1 de agosto. Sea así glorificado más y más Dios en sus santos. En Praga, en nuestra Cancillería arzobispal, el 12 de julio de 1659. Cardenal de Harrach. Francisco Visintainer, Asesor y Canciller”.

La fiesta o solemnidad de S. Mansueto fue trasladada por ciertos motivos al domingo después de S. Bartolomé, con el permiso del Arzobispo, como se puede ver en el diploma siguiente:

“Con nuestra Autoridad arzobispal ordinaria, damos permiso por las presentes al religioso Rvdo. P. Bernardo de S. Felipe Neri de la Orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, en la actualidad Rector del Colegio de Litomysl, el permiso y licencia para trasladar la fiesta de S. Mansueto Mártir, con las oraciones de las 40 horas y procesión solemne, que cae en la octava de Santa Ana, y que pierde mucho a causa de ser precedida por esa fiesta de Santa Ana, para que sea celebrada el domingo después de la fiesta de S. Bartolomé, de modo que pueda celebrar todas las conmemoraciones citadas solemnemente en el Señor.
En Praga, en la Cancillería arzobispal, 26 de julio de 1688.
J.C. Schanbogen, Procanciller. Wenceslao Bilek de Bilemberg, official”.

Esto es lo que se puede ver en relación con las reliquias y solemnidad de S. Mansueto Mártir, cuya fiesta siempre se suele celebrar con gran afluencia de fieles. Y como el Ilmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmansdorf tenía a este Mártir como su abogado en el cielo, cada año, desde que se celebró la primera solemnidad, para ayudar a los RR. PP. Escolapios en la recepción de los huéspedes, generosamente enviaba por gusto suyo por medio de sus oficiales desde la fortaleza los productos necesarios mientras vivió. ¿Continuaron haciéndolo los herederos del Ilmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmansdorf después del año de su muerte? No consta. Lo que se enviaba entonces era lo siguiente:

Especificación de lo que se daba para la fiesta de S. Mansueto:
  • Una ternera y un macho cabrío
  • Dos pavos, o en su defecto 12 pollos ordinarios
  • Dos capones, dos patos, ocho gallinas
  • Para especias, 1 FR, 30 x.
  • Una sesentena de huevos
  • Diez libras de mantequilla fresca, diez sextarios de mantequilla cocida
  • Un cuarto de modio de harina blanca, y otro cuarto de harina negra
  • Las libras acostumbradas de sal
  • 30 libras de carne de vaca, o 1 FR 30 x.
  • 20 libras de carne de cerdo o 1 FR
  • 12 salchichas y 6 chorizos
  • Dos lenguas de vaca
  • Tripas o intestinos de vaca. Tripas de ternera. Dos cabezas de ternera
  • Un tonel de cerveza. Una garrafa de vino.
  • 20 libras de cera.

Lista de las cosas que se dan hasta ahora desde la fortaleza en la fiesta de la Virgen de las Gracias:

  • Para especias, 1 FR, 30 x.
  • 30 libras de carne de vaca, 10 libras de carne de cerdo
  • Tripas de ternera, dos. Dos cabezas de ternera. Tripas de vaca por valor de 9 crucíferos
  • Además otro tipo de entrañas de ternera. 6 salchichas y 6 chorizos
  • Doce gallinas. Una ternera. Dos corderos.
  • Dos pavos. 24 pollos. 4 capones.
  • 10 libras de mantequilla fresca; 10 sextarios de mantequilla cocida.
  • Una sesentena de huevos Las libras acostumbradas de sal.
  • Un cuarto de modio de harina blanca, y otro cuarto de harina negra
  • Dos toneles de cerveza y dos garrafas de vino
  • 20 libras de cera para la iglesia.

Esta es la limosna que daba en lo sprimeros años para las fiestas citadas el mismo Excmo. Sr. Conde Juan Federico de Trautmansdorf. Pocos años después (quizás porque les parecía demasiado) el mismo Excmo. disminuyó la cantidad, y se suprimieron muchas cosas que se suministraban antes. Y aunque parece a primera vista que eran muchas cosas las que se enviaban, pero la experiencia nos enseña que venían tantas personas a comer, entre vigilantes, nobles y oficiales, en esas solemnidades, que siempre la casa tenía que contribuir, aunque fuera poco, para completar lo que faltaba, aunque servía para consolidar el honor y cerrar el paso a las murmuraciones. Y así el año 1693 Su Excelencia mandó a sus oficiales que para la fiesta y para la Virgen de las Gracias se entregue lo siguiente a los Padres Escolapios: dos pavos, dos capones, dos patos, doce gallinas, media ternera (aunque luego condescendió a enviarla entera), un macho cabrío, 20 libras de carne de vaca, seis libras de mantequilla, seis libras de mantequilla cocida, 20 libras de cera, medio tonel de cerveza (NB: viendo los huéspedes, se dio el tonel entero, y media garrafa más de vino), y una garrafa de vino. Para especias, 1 florín y 30 crucíferos. Fue ordenado y entregado por orden de Su Excelencia el Sr. Conde.

Como ya ha fallecido el Sr. Conde en el año 1696, lo que sus sucesores darán se podrá anotar en el futuro. Se supone que estas limosnas dependían de la libre voluntad y arbitrio de Su Excelencia: no podemos demostrar o probar nada.

Son muchas las cosas que se podrían escribir de los tiempos pasados de la guerra externa y de cuando nuestra Orden estaba turbada, pero aunque son muchas, nos pareció mejor escribir otras verdades menos importantes, desenterrándolas entre las ruinas, y sacarlas a la luz para conocimiento de nuestros lectores, rogándoles formalmente que si encuentran algo que no suena bien lo corrijan con su prudencia, o lo arreglen con el estilo de su erudición, pues siempre ven más muchos ojos que uno solo.

Y así cerramos esta primera parte, y pasamos a la segunda.

Segunda parte

[1656]

Comienzan estas notas referentes al buen gobierno de esta casa de Litomysl de las Escuelas Pías el 20 de julio de 1656, como sigue.

Después de un estado de aflicción de nuestra Orden y nuestras cosas, después de sufrir tantas tribulaciones durante diez años (permitiéndolo así Dios), al fin siguió, por la infinita misericordia de Dios, un gran gozo duradero, y pudimos volver a aquel estado reducido, por lo cual sea dada alabanza y acción de gracias al Dios inmortal, pues era un anuncio de mejores tiempos en que podríamos llevar adelante tranquilamente nuestra obra como auténticos Pobres de la Madre de Dios.

El papa Alejandro VII, queriendo mostrar su singular clemencia hacia nuestro Instituto con favores singulares, mandó e un Breve apostólico entre otras cosas que todos los profesos hicieran un juramento de perseverancia durante toda la vida en nuestra Congregación, y que unidos a ella por dos años, tanto los presentes como los futuros hicieran los tres votos simples de pobreza, castidad y obediencia, y que los profesos hicieran el citado juramento de perseverancia.

Además el Rvmo. P. General Juan García de Jesús, primer General nuestro después del Venerable Fundador, y los Muy Rvdos. Padres Asistentes suyos (Francisco de la Purificación, José de la Visitación, Juan Esteban de la Madre de Dios y Camilo de S. Jerónimo) nombraron Prepósito Provincial de Germania y Hungría al Muy Rvdo. P. Onofre del Stmo. Sacramento, y le mandaron por escrito de que, tan pronto como pudiera, viniera a estas provincias, llevando consigo los Breves Apostólicos referentes al presente estado de nuestra Congregación y a la autoridad concedida al citado Rvmo. Prepósito General nuestro y a sus Muy RR. PP. Asistentes. Además que procurara leer tan pronto como pudiera su patente de superior, y otras cartas particulares referentes al buen gobierno de la Provincia, y que las pusiera en práctica con tanta rapidez como le fuera posible.

El 15 de julio del mismo año citado vino a Litomysl junto con sus Padres Asistentes Miguel de Sta. María, Rector de Nikolsburg, y Carlos de S. Benito, secretario suyo. Inmediatamente el día siguiente 16, a toque de campana, en el oratorio público, en presencia de todos los padres y hermanos, hizo leer el citado Breve apostólico, su patente y otras cartas por medio de su secretario, y dijo una piadosa exhortación a la constancia religiosa y a la observancia de las Constituciones, y además dio gracias a Dios Omnipotente por tantos beneficios concedidos.

El lunes 17 de julio comenzó a visitar la iglesia, las escuelas y la casa, con los Padres Carlos de Santa María, Rector de esta casa, y Carlos de S. Benito, su Asistente.

El miércoles 19, a toque de campana, estando reunidos todos los Padres y hermanos tanto profesos como agregados, tras oír antes una piadosa exhortación del P. Provincial, emitieron su juramento de constancia, comenzando por los profesos, es decir, los que habían hecho la profesión solemne antes, y luego los agregados. Estos después de su noviciado de dos años normal habían emitido su profesión de votos solemnes como los antiguos, pero por la bula del Papa Inocencio X había sido anulada, y por eso se les llamaba agregados. Estos gozaban de los mismos privilegios que los profesos anteriores según la bula de Alejandro VII, aunque se les llamaba agregados. No estaban muy contentos con este nuevo título, aunque lo llevaban con paciencia. Pues habiendo cargado con todos los trabajos de la Orden se consideraban auténticos profesos, y habían trabajado infatigablemente con los antiguos profesos, y fueron de gran ayuda dada la gran escasez de religiosos. Emitieron los votos simples de pobreza, castidad y obediencia, junto con el juramento añadido de perseverancia en la Orden según la forma de del Papa Alejandro VII siguiendo el orden siguiente:

P. Carlos de Sta. María, Rector de esta casa, y P. Onofre de la Presentación de la B.V., sacerdotes profesos.

P. Alejandro de la Asunción de la B.V.M. y P. Martín de S. Leopoldo, sacerdotes agregados.

H. Pablo de S. Felipe Neri, H. Francisco del Sto. Ángel Custodio, H. Agustín de S. José, H. José Landelino de S. Francisco, clérigos agregados.

H. Pablo de la Anunciación de la B.V., H. Gregorio de S. Juan, H. Luis de S. Alejo, legos profesos.

Hecho lo cual, se cantó el Te Deum laudamus.

Por fin el viernes, o sea el 21, terminada la visita para el buen gobierno de esta casa, el P. Provincial dejó los decretos a observar por orden de los Superiores Mayores, y salió hacia Viena con el P. Carlos de Sta. María, Rector, y el P. Carlos de S. Benito, su Asistente y Secretario, para tratar asuntos de nuestra Congregación y de esta casa con el Emmo. Cardenal de Harrach, Arzobispo de Praga. El 31 de este mes, terminados sus negocios, regresó felizmente con sus compañeros a Litomysl.

Decretos del Muy Rvdo. P. Onofre del Stmo. Sacramento, Prepósito Provincial de Germania y Polonia después de la visita a esta casa, terminada el 16 de julio de 1656

“Después que el citado P. Provincial llegara a esta casa de Litomysl el 15 de julio de este año por orden del Rvmo. P. Juan García de Jesús María, Prepósito General, y de sus Asistentes los Muy Rvdos. PP. Francisco de la Purificación, José de la Visitación, Juan Esteban de la Madre de Dios y Camilo de S. Jerónimo, para hacer la Visita según nuestras Constituciones, para satisfacer las obligaciones de su cargo y que todo se hiciera según la costumbre y uso de nuestra Congregación, después de una misa celebrada a este efecto, y encomendarse humildemente a Dios, comenzó a visitar la iglesia en presencia de los Padres Carlos de Sta. María, Rector de la casa, y Carlos de S. Benito, su Asistente, y nombrado Secretario por orden de los citados Superiores Mayores, que traía consigo de Italia para ejecutar lo que le habían mandado (escribir los decretos del P. Provincial hechos según los Capítulo Generales citados). Viendo que allí las cosas estaban bien dispuestas y ordenadas, y encontrando el ajuar sagrado competentemente formado y completo, no tuvo ocasión de decretar nada en contra. Lo único es que vio que el altar del Crucifijo estaba sin cruz, y mandó: que el P. Rector cuanto antes pusiera una, necesaria según las rúbricas. Además mandó que una vez al mes el sacristán debía limpiar el polvo de todos los manteles. Y el óleo de los enfermos para la Extremaunción debía conservarse en un lugar decente y cerrado (cuya llave guardaría el Superior), y finalmente que procurara hacer las rejillas de los confesonarios más estrechas.
Que se hiciera en la sacristía un lugar para verter el agua que se usaba para lavar corporales y purificadores, y otras cosas pertenecientes a la sacristía.
Que se hiciera un lavabo para lavarse las manos y dos toallas, una para usarla antes de la misa, y otra después de la misa.
Que se procure también hacer una escalera con su puerta en el lugar en que está ahora el confesonario a la derecha de la entrada a la iglesia, junto a la puerta de la misma iglesia para subir al coro, y se quite así la posibilidad a los seglares de entrar en nuestra casa y andar por ella. También, si es posible, que se ponga un atrio de madera dentro de la puerta de la iglesia, para cortar el frío. Y puesto que no está bien que haya una iglesia de religiosos sin Santísimo en ella, manda el P. Provincial citado que cada domingo y día de fiesta, hasta que el Ilmo. Sr Conde dé el dinero para conservar el Santísimo en una píxide en el tabernáculo, se conserve en el modo habitual para la comunión de las personas.
Después de visitar la iglesia y dar los decretos escritos para ser observados en ella, el P. Provincial con los otros Padres citados comenzó a visitar la casa, y viendo que estaba ordenada según nuestra pobreza y nuestras Constituciones, no tuvo ocasión de decretar nada en contra. Sólo que viendo algunas ventanas en una casa vecina de seglares que dan a nuestro huerto, mandó a dicho P. Rector que la comprara, y si no podía, que hiciera tapiar las ventanas con ladrillos y cal, y que si tampoco lograba esto, procurara levantar un muro de piedra y cal, para que los nuestros no pudieran ser vistos en el huerto por los seglares.
Mandó también que cuanto antes se pusiera una cerca fuerte en la parte del huerto que estaba abierta, para evitar el acceso y entrada a los seglares, y a cualquier persona, y que la puerta que va al cementerio esté siempre cerrada con una llave especial, para que los seglares no tengan fácil acceso a nuestro huerto.
Para mayor decencia y decoro de nuestra Congregación y para buen ejemplo de los seglares, y para observar nuestras Constituciones, mandó el citado P. Provincial que nadie beba fuera de casa vino, cerveza o cremado, ni ninguna otra bebida, bajo pena de recibir disciplina por espacio de un Miserere en el refectorio, después de decir la falta de su transgresión. En caso de que alguno cayera en dicha transgresión y no dijese la falta, sino que la guardara en silencio, además de la disciplina citada deberá comer de rodillas en el refectorio a pan y agua, y la pena durará a juicio del Superior.
Mandó también el P. Provincial que al menos una vez al mes debía hacerse una reunión de los sacerdotes para tratar sobre la observancia de nuestras Constituciones y de los decretos dejados por escrito por el P. Provincial, y sobre el bien de la casa, especialmente cuando se trata de comprar algo a alguien, y se considera que el precio es elevado para la casa, y se anotarán todo lo que digan los Padres en esa reunión en un libro que se procurarán a este efecto. Al menos una vez a la semana institúyase la lectura de casos de conciencia, con intervención de los Padres sacerdotes y de aquellos clérigos que a juicio del P. Rector parezcan idóneos.
Como de los conventículos surgen muchos inconvenientes y perturbaciones en la casa, el citado P. Provincial prohíbe seria y estrictamente, bajo pena de sufrir disciplina e el refectorio público por espacio de un Miserere, después de decir la culpa de la transgresión en el mismo refectorio. Si alguien cae varias veces en esto, el P. Rector añadirá lo del pan y agua como más arriba.
No le está permitido a nadie entrar en la habitación de otro sin permiso expreso del P. Rector, y si alguno lo hace, incurrirá en la pena anterior.
Nadie se atreva a prestar libros u otros objetos de la sacristía o de la iglesia bajo pena de excomunión, y en caso de que se hubiese prestado algo, manda que el citado P. Rector se lo haga devolver cuanto antes.
Dicho P. Rector procurará tener dos libros en los cuales se anotará, en uno las entradas y salidas de dinero, tanto lo que se refiere a la fundación y cosas relacionadas, como las limosnas recibidas por las misas, u otras entregadas espontáneamente; en el otro las cosas relativas al gobierno de la casa. Estos libros serán in folio.
Por último el citado P. Provincial prohíbe severamente revelar defectos de los nuestros a los seglares, bajo pena de dejarlos sin vino y sin cerveza durante 14 días en la mesa, y de disciplinas impuestas a gusto y discreción del P. Rector.
Prohíbe además que en adelante nadie escriba cartas o envíe nada sin permiso expreso del P. Rector. Y quiere que las que se hayan escrito con su permiso se le presenten para leerlas y ponerles el sello común.
Manda además que en lo sucesivo todos se pongan los rosarios o coronas de la Virgen colgados en el lado izquierdo del ceñidor, según la laudable y piadosa costumbre del Instituto.
Se prohíbe en lo sucesivo admitir niños o estudiantes, o cualquier tipo de seglares en nuestras habitaciones, bajo pena de disciplina en el refectorio.
Onofre del SS. Sacramento. Carlos de S. Benito, secretario y Asistente, por orden suya”.

Arregladas así todas las cosas que se referían a la casa, el 3 de agosto salió hacia Lipnik con sus dos Asistentes el P. Miguel de Sta. María, Rector de Nikolsburg, y el P. Carlos de S. Benito, secretario suyo, para llevar a cabo en aquella casa lo dispuesto.

No debemos omitir recordar aquí quiénes eran las personas que constituían esta comunidad después de la restauración de la Orden al estad de Congregación cuando vino por primera vez el P. Provincial Onofre del SS. Sacramento, quien mandó escribir los nombres de todos y luego lo selló.

Oficios de la Casa de Litomysl distribuidos por disposición del P. Provincial a los Padres y Hermanos de esta casa el 2 de agosto de 1656

*P. Carlos de Sta. María, Rector y confesor
*P. Alejandro de la Asunción de la B.V., vicerrector y predicador, confesor, presidente de la Cofradía y maestro de Novicios
*P. Onofre de la Presentación de la B.V., Confesor e inspector de la sacristía
*P. Martín de S. Leopoldo, confesor, catequista y maestro de aritmética
*Clérigos profesos:
oH. Pablo de S. Felipe Neri, prefecto de las escuelas, profesor de retórica y poesía
oH. Francisco del Santo Ángel Custodio, ecónomo, acogida de huéspedes y encargado de la cocina
oH. Agustín de S. José, profesor de sintaxis y gramática
oH. José Landelino de S. Francisco, maestro de la escuela de principios y pequeños
*Hermanos operarios:
oH. Pablo de la Anunciación de la B.V., maestro de la escuela de leer y ropero
oH. Gregorio de San Juan, portero, sacristán, bodeguero y enfermero
oH. Luis de S. Alejo, a cargo de la limpieza de la casa y de cultivar el huerto
*Clérigos novicios:
oH. Pedro de S. Pablo, maestro de la escuela de escribir
oH. Edmundo de S. Cipriano, horario y cuida del comedor
oH. Nicolás de la Concepción de la V.M., ayudante del sacristán
oH. Jerónimo de la Natividad del Señor, se ocupará del comedor.
Las demás cosas en relación con el tiempo el lugar y las materias de estudio se establecerán de acuerdo con las disposiciones del P. Rector. Onofre del SS. Sacramento. Carlos de S. Benito, secretario y Asistente, por orden suya.

De toda esta comunidad de cuando se restauró la Orden al principio tal como se ha escrito, ya sólo queda vivo el P. Edmundo de S. Cipriano, todos los demás descansaron en el Señor. Por lo demás, acerca de esta primera comunidad de la casa ordenada de este modo, y de las siguientes comunidades formadas por otros PP. Provinciales hasta nuestros tiempos, no decimos nada, para simplificar la historia y evitar molestias al lector. Si alguien desea saber algo más, puede consultar las cosas en los libros del archivo de la casa, donde está todo cuidadosamente anotado.

Dicho esto, sigamos adelante, para ver las cosas que sucedieron en los años siguientes. Antes ocurrió algo notable el 13 de diciembre del presente año 1656. Con permiso del Muy R. P. Provincial los Padres de esta casa acordaron ceder a la pretensión sobre un campo y cien FR cedidos a nuestra iglesia por Juan Slovak, ciudadano de Litomysl, siendo la parte contraria la viuda Susana Kratochvile, ciudadana también de Litomysl, que había reclamado invocando sus derechos ante el senado de esta ciudad durante un año y siete meses. Como ella, que no entendía al principio por qué se había hecho la donación, se dio cuenta al final de que si se metía en un pleito desesperado, y ganaban nuestros agentes, se quedaría sin nada, pretendía la mitad de todo. Durante todo ese tiempo los Senadores, que habían tenido varias sesiones, no sólo evitaban dar una sentencia para no quedar mal con una de las partes, sino que querían enviar todo el proceso al Tribunal Supremo de Apelaciones de Praga. Por todas estas razones, y otras más que podrían surgir, principalmente ante el senado, reunidos los nuestros en el colegio la víspera del primero de enero dieron la parte que pretendía la viuda que tanto les estaba fastidiando (pero ella tendría que pagar el salario de nuestro abogado), sin prejuicio de la otra que les había dejado el donante, y expresando públicamente su derecho. Y de este loable modo pusieron fin a un pleito odioso que les habían puesto.

[1657]

El año 1657 pasó sin nada que señalar, excepto que el 14 de junio, el muy noble y erudito D. Juan Enrique Praxa, doctor en medicina (aquel del que se habló más atrás que en tiempos de la invasión de los suecos escapó a la furia de los enemigos escondido entre los escombros del colegio), agradecido a los beneficios de aquellos Padres nuestros que aquí habían puesto los fundamentos de sus estudios, regaló a esta casa un huerto situado fuera de la ciudad, que los Padres aceptaron con permiso del P. General y sus Asistentes, y el 10 de julio mandaron inscribir la donación, para memoria futura, en los libros de la ciudad que están en casa del juez. Este año se recibió el diploma del Arzobispo sobre las reliquias de S. Mansueto, el 20 de julio de 1657.

[1658]

El 10 de mayo de 1658 el Muy Rvdo. P. Onofre del SS. Sacramento, Prepósito Provincial, vino de Nikolsburg a Litomysl con el P. Miguel de S. M., Rector de Horn y Asistente suyo, y los PP. Alejo de S. Onofre, Rector de Lipnik, y Bernardo de la Natividad de la B.V. Luego el 14 de mayo el mismo Muy Rvdo. P. Provincial, llevando consigo al P. Miguel de S. M. y al P. Alejandro de la Asunción de la B.V., se dirigió a Praga a pedir un decreto de residencia para erigir fundaciones nuestras en los territorios hereditarios de la Imperial Majestad, que Fernando III de piadosa memoria otorgó clementemente a nuestra Congregación, y fue entregado por el Lugarteniente del reino de Bohemia. Al mismo tiempo aceptó la fundación de Schlan ofrecida por el Excmo. Conde D. Bernardo de Martinitz, Burgrave Mayor, y también trató con ellos para que nos asignaran un lugar en Praga. Sobre lo que se hizo, y el decreto original con el derecho de residencia, se conserva en el Archivo Provincial de Nikolsburg.

El 9 de junio, día de Pentecostés, se estrenó el órgano nuevo en la iglesia, y el organista comenzó a tocar todos sus números.

El 13 de junio los Padres anteriores regresaron de Praga.

El 16 de junio el Muy Rvdo. P. Provincial recibió la profesión de fe del P. Alejandro de la Asunción de la B.V.M. en la capilla, ante toda la comunidad. Después de arreglar todas las cosas en esta casa, al día siguiente salió hacia Lipnik con su compañero el P. Miguel de Sta. María, para visitar aquella casa noviciado. El mismo P. Miguel de Sta. María escribió lo siguiente cuando volvió con el P. Provincial en el libro del archivo, para recuerdo:

“Después el Muy Rvdo. P. Onofre del Stmo. Sacramento, Prepósito Provincial de Germania y Polonia, viajó a Praga con el P. Miguel de S.M. su Asistente, y con el P. Alejandro de la Asunción de la B.V., Rector de esta casa, para pedir el permiso de residencia para introducir, fundar y propagar nuestro Instituto en toda Bohemia, Moravia y Silesia, y lo consiguió con el favor y patrocinio de Excmo. e Ilmo. Sr. Conde de Martinitz, por lo que los Lugartenientes inscribieron el instituto en los Archivos del Reino, como es uso y costumbre en esta tierra. Al mismo tiempo con el citado Excmo. Sr. Martinitz, Burgrave Mayor del Reino de Bohemia, y su Ilmo. y Rvmo. hermano D. Benón, se puso de acuerdo para establecer una fundación para nosotros en Schlan, con una asignación de 1300 FR, como aparece en el libro del Archivo de esta casa, y la carta original llevada a Nikolsburg, y luego regresó a Litomysl con los Padres citados el 13 de junio de 1658.
Y comenzó la visita de esta casa, de acuerdo con nuestras Constituciones, la cual la encontró con la gracia de Dios conforme con lo que ordenan nuestras Constituciones, y con la mayor parte de las órdenes dadas el año pasado en relación con la observancia, excepto lo referente al coro, pues según los albañiles no se puede hacer lo que había mandado sin dañar la construcción. Finalmente mandó que no se permita entrar más por la puerta del dormitorio a los músicos y seglares, sino por la puerta de la escuela contigua al mismo coro. Además mandó que se ponga una puerta en las escuelas mayores, en la cual haya una cerradura con llave, de modo que se tenga siempre cerrada para que los seglares no puedan andar por la casa y molestar a los Padres. Después, recomendando a todos tanto en particular como en común la observancia de nuestras Reglas y la práctica de la caridad fraterna entre todos, se fue.
Miguel de S.M.”

En ese mismo año 1658, el 4 de agosto, día en que caía el primer domingo del mes, con permiso del Emmo. Príncipe Cardenal de Harrach dado por escrito, se trasladaron las reliquias de S. Mansueto Mártir desde la iglesia del decanato en el que habían sido depositadas 4 años menos un mes antes, y con una procesión presidida por el Rvmo. D. Juan Alberto Svandam, Vicario Foráneo del distrito de Chrudim, fueron trasladados a nuestra iglesia, y colocadas en el altar de la S. Cruz para exponerlas a la pública veneración. De cuya traslación se puede ver más en el instrumento especial confeccionado para este traslado, y en otros que se refieren a estas sagradas reliquias. Ya se ha copiado más arriba el del Arzobispo de Harrach para la traslación del cuerpo, donde se trata de las reliquias existentes en nuestra iglesia, y particularmente de este santo cuerpo.

Por lo demás, en este año 1658, el 8 de noviembre, el P. Alejo de S. Onofre, Rector de Lipnik, vino con el P. Bernardo de la Natividad de la B.V. y el H. Casimiro de la Ascensión del Señor, clérigo profeso, de Lipnik, y después de pasar aquí 4 días, se fue con sus compañeros a la nueva fundación de Schlan, de la que él sería el primer Rector.

[1659]

En el año 1659 hay pocas cosas dignas de mención, aparte de las que cada día ofrecía la vida cotidiana, como no sea que ese año se celebró capítulo General en Roma, en el cual el Muy Rvdo. P. Camilo de S. Jerónimo fue elevado a la dignidad y cargo de General, y a él asistió como vocal de Germania el R. P. Carlos de S.M., Rector de esta casa. Terminado el Capítulo General, el Muy Rvdo. P. Onofre del SS. Sacramento se quedó en Italia, y en su lugar vino de Roma el R.P. Juan Domingo de la Cruz, como Prepósito Provincial de Germania y Polonia, nombrado por el P. General y sus Asistentes, cuyo compañero de viaje desde Roma fue el P. Carlos de S.M., Rector de esta casa, y Asistente del mismo P. Provincial, los cuales llegaron a esta casa el 4 de octubre del mismo año.

[1660]

El 22 de julio de 1660 la urna de S. Mansueto Mártir, que hizo construir el Ilmo. Sr. Conde por 90 FR, recibió por primera vez los restos del Santo Mártir depositados en la iglesia.

[1661]

En el año 1661, en presencia del Ilmo. Sr. Conde, el Sr. Capitán del distrito instó al P. Rector a que resolvieran un asunto pendiente durante hacía ya dos años entre nuestra casa y la comunidad de Litomysl, pero por justas razones él rechazó la proposición.

[1662]

El 24 de diciembre de 1662 el Muy Rvdo. P. Domingo de la Cruz, Provincial, pasó por aquí yendo hacia Praga con su compañero el H. Daniel de Sta. Bárbara, clérigo profeso. El 30 de enero volvió con él, y de nuevo pasó por aquí el 26 de febrero. Cuando se terminaba el trienio de su mandato, ocurrió que este año en Roma se hizo la separación de las provincias de Germania y Polonia, a causa de la enorme distancia entre las dos, y las molestias del camino, así que el R.P. Domingo de la Cruz se quedó como Provincial de Polonia, y el P. Carlos de S.M. su Asistente, en ausencia de Provincial, fue nombrado Provincial de Germania. Mientras tanto el P. Alejandro de la Asunción de la B.V., Rector, fue a la casa de Nikolsburg el 16 de abril. El 20 de ese mes se hizo allí la promulgación del nuevo Provincial, el P. Carlos de S.M., y vuelto a casa el 27 de abril se promulgó aquí el nombramiento del nuevo Provincial.

El 18 de julio se recibió la intimación al Capítulo Provincial, que fue promulgada el 20 del mismo mes. El capítulo local de la casa, comenzado el 1 de agosto, terminó el último día del mes.

El 15 de septiembre el P. Rector con el vocal P. Onofre de la Presentación de la B.V. salieron hacia Nikolsburg para el Capítulo. Volvieron el 7 de octubre.

El 13 de octubre vino de Straznice el P. Domingo de la Concepción de la B.V., nuevo Rector de la casa.

El 27 de ese mes, el P. Alejandro de la Asunción de la B.V., tras completar en esta casa laudablemente nueve años, salió hacia Nikolsburg como Asistente y Secretario Provincial. Por lo demás, lo conseguido durante su rectorado de 4 años para esta casa lo anotó con su propia mano, como sigue:

  • Cofre para las reliquias de S. Mansueto Mártir: se consiguió mediante una petición al Ilmo. Sr. Conde.
  • Se aceptó el don de una Cruz, que se puso delante de la iglesia.
  • Imagen pintada en la parte superior de la iglesia, y otra renovada detrás del altar mayor.
  • Imágenes de la vida de S. Wenceslao colgadas en los laterales de la iglesia, restituidas a su lugar.
  • Imágenes colgadas en el coro.
  • Renovación del pavimento del coro.
  • Sede erigida detrás del altar (que ha sido ya quitada de allí)
  • De la Ilma. Sra. Condesa, una casulla nueva, dalmáticas, antipendio, almohadas, sillas y capa pluvial.
  • Del tipógrafo Sr. Arnold, un hermoso cáliz nuevo.
  • Del Ilmo. Sr. Zaruba, predicador italiano, una Historia en tres volúmenes.
  • De D. Juan Köller, recibió como regalo una Historia Germánica de Flavio, y otra de Bohemia.
  • Compró un pluvial y una casulla de seda, y 44 libros.
  • Compró el huerto contiguo por 140 FR, y reparó el vivero de los peces.
  • Eliminó los peligros de la chimenea al otro lado del refectorio.
  • Puso canales para traer agua de más allá de la fortaleza.
  • Reparó por completo el tejado sobre la casa.
  • Pagó totalmente las deudas dejadas por sus predecesores a la casa.

[Año 1663]

En todo el año 1663 bajo el rectorado del P. Domingo de la Concepción de la B.V. no hubo nada que señalar hasta el mes de octubre, excepto algunas pequeñas cosas que encuentro anotadas en el libro de la casa.

El 6 de septiembre crecían se confirmaban los rumores y de un potente invasión de los tártaros en Moravia, y al mismo tiempo los turcos atacan con un gran ejército la nueva fortaleza que los húngaros llaman Vivarín, bien armados y con fuerte maquinaria de guerra, que tenían los bárbaros en los confines de Hungría, no lejos de Moravia, y de hecho la conquistaron aquel año. Finalmente volvió a los cristianos, cuando los turcos fueron totalmente derrotados el 19 de agosto de 1685, y el Emperador cristiano la recuperó después de 22 años. Como el rumor asustó al P. Rector, guardando las cosas más preciosas de la iglesia salió con el H. Esteban de S. Federico hacia Pardubitium, y desde allí fue luego a Praga. Allí se quedó como huésped durante bastante tiempo, consultando qué hacer con el Ilmo. Sr. Conde fundador de Schlan. Como crecía más y más el rumor acerca de los tártaros, tras enviar de vuelta al hermano citado a Litomysl, a instancia del Ilmo. Sr. Burgrave Mayor fundador (a quien, por otra parte, no le gustaba ver a nuestros religiosos dando vueltas por la ciudad) salió hacia Schlan, como lugar más seguro frente a los tártaros, dejando las ovejas de casa sin pastor. Allí permaneció hasta que los rumores empezaron a calmarse en el mes de octubre. Viuda la grey del pastor de la casa, y estando este a seguro, aquella, para no ser capturada y llevada al matadero por el lobo tártaro, para salvar la piel cada cual iba y venía por donde quería, primero a Pardubitum, luego a Praga y por fin a Schlan, siendo pocos los que generosamente se quedaron allí.

Todos ellos el 19 de octubre regresaron de Schlan a Litomysl con el P. Carlos Provincial junto con el P. Rector citado. Y del gobierno del P. Domingo de la Concepción no hay nada más digno de ser narrado.

[1664]

El año 1664, aparte de la renovación de votos del modo habitual, no hay nada anotado.

[1665]

El 5 de abril de 1665 está de nuevo escrita la renovación de votos, y hubo algunos cambios de personas como es normal.

Finalmente el 13 de noviembre llegó a esta casa una carta en la cual el P. General anunciaba a las provincias y casas que va a hacer una visita personal. Se publicaron las patentes, y se guardaron en el Archivo.

El 18 de diciembre de 1665 vino de Nikolsburg a esta casa el P. Tomás de S. Wenceslao, Visitador Provincial, con su compañero el P. Alejandro de la Natividad de la B.V., vicerrector del colegio de Nikolsburg. Después del examen de conciencia habitual, se leyó públicamente en presencia de todos la patente para la Visita, y casi sin interrupción se abrió la carta patente en la que se nombraba al P. Alejo de S. Onofre Rector de la casa de Nikolsburg, por el P. Carlos de S.M. Prepósito Provincial. Entonces se le pidió al citado P. Alejo que entregara las llaves de su habitación y de toda la casa al cuidado del P. Visitador. Al día siguiente, o sea el 19 de este mes, el P. Alejo con el citado P. Alejandro y el H. Esteban de San Federico salieron hacia Nikolsburg. No hay nada más de especial que señalar en el resto de este año y del rectorado del P. Alejo.

[1666]

El 3 enero volvió solo el H. Esteban de Nikolsburg.

El 7 de ese mes, terminada la Visita, el P. Tomás volvió a Nikolsburg con el H. Norberto, dejando a cargo del gobierno provisionalmente al P. Bernardo de la Natividad de la B.V. hasta ulterior disposición de los Superiores.

El P. Bernardo permaneció a cargo del gobierno desde el 7 enero hasta el 1 de noviembre exclusive, pues el 28 de octubre fue enviado con patente de Rector el P. Andrés de S. Francisco, la cual se leyó en cuanto llegó. Este rectorado fue corto, por lo que no hay muchas cosas escritas.

[1667]

El 14 de octubre de 1667 el R.P. Provincial Carlos vino aquí de Nikolsburg con el P. Pablo de S. Felipe, Rector de Horn y Asistente suyo, y tras enviar a Schlackenwerth como Rector al P. Andrés de S. Francisco, que había sido nombrado Rector de esta casa el año anterior, envió en su lugar al P. Alejandro de la natividad de la B.V., que le sustituyó.

[1668, 1669, 1670]

Bajo su rectorado en los años 1668, 1669, 1670, aunque hizo mucho por la iglesia, no se encuentra nada importante escrito en el libro del Archivo durante cuatro años.

[1671]

El día último de octubre vino a esta casa, tras concluir su rectorado de seis años en la casa de Schlan, el P. Tomás de S. Wenceslao, y comenzó aquí su mandato. El sagrario mayor, que había sido comenzado antes de la venida del P. Tomás durante el rectorado del P. Alejandro de la Natividad de la B.V., fue terminado con su dorado este mismo año 1671 con limosnas de los Sres. Oficiales de la fortaleza: el Sr. Capitán Carlos Svietelski y el Sr. Cuestor Luis Brzechovsky, además de otros bienhechores. Del mismo modo fue totalmente dorado el altar mayor ese año, por iniciativa del P. Alejandro, Rector entonces de la casa (como ya se dijo más arriba), cubriendo los gastos en parte la casa, en parte bienhechores, especialmente los Sres. Oficiales y ciudadanos de la ciudad cuyos nombres están escritos en el libro de la Vida.

Por lo demás el Sr. Fundador proveyó de provisiones a los pintores, a los que se les pagó en dinero 404 FR.

A los escultores del Tabernáculo se les pagaron 20 FR, y a los obreros que lo colocaron en el altar, 20 FR, además de otros gastos menores.

[1672]

El 22 de julio de 1672, con permiso del Ilmo. y Excmo. Sr. Conde S.R.I. de Trautmansdorff etc. (título), Su Excelencia el Príncipe D. Matías Fernando de Bilenberg, Arzobispo de Praga, dedicó solemnemente nuestra iglesia y altar mayor bajo el título de Madre de las Gracias, con los dos altares laterales de la Santa Cruz y Santa Bárbara, donde puso las reliquias de los Santos Mártires Lucía y Martín, y de Vicenta y Rufina, Vírgenes y Mártires, y mandó con su autoridad que se celebrara el aniversario de la dedicación el domingo posterior a la fiesta de Sta. María Magdalena (pues el día de la consagración coincidió con esa fecha), con octava, como es costumbre. El mismo Excmo. y Rvmo. Príncipe con su gran benevolencia hacia nosotros se dignó visitar nuestro refectorio, donde tomó un almuerzo frugal, y por la tarde impartió el sacramento de la Confirmación a la gente.

El 18 del mismo mes y año, antes de la consagración de nuestra iglesia (después de consagrar la capilla de Santa Ana, fuera, el día anterior) en el cementerio de la misma, fueron consagradas por el mismo Pontífice, con otras muchas, dos de nuestras campanas mayores. Una, la mayor, de la Congregación, con el nombre y en honor de la Madre de las Gracias. La otra, que se toca cada día para misa, en honor de S. José Esposo de la S. Virgen. Anotó esto con su propia mano el P. Rector Tomás, entre otras cosas omitidas por él mismo durante varios años.

Cuando el Muy Rvdo. P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Provincial, vino a hacer la Visita a esta casa en 1675, que comenzó el 23 de agosto y terminó el 31 del mismo mes, vio que en el libro de la Casa había poco o nada anotado desde hacía cuatro años sobre quiénes formaban la comunidad de esta casa, quiénes venían o se iban. Y en el punto 11º de la Visita mandó que en lo sucesivo los superiores debían anotar todas y cada una de las cosas. Y para que no hubiera tantos años pasados sin recuerdos, yo, Felipe de la Concepción de la B.V., por orden del mismo P. Provincial, quise anotar las cosas anteriores que pude verificar como ciertas, tanto para ofrecer mejor información tanto al R. P. Provincial como a sus sucesores, hasta el año posterior al rectorado del P. Tomás.

[1673]

En el año 1673, bajo el rectorado del P. Tomás, el 18 de enero, acompañado por el P. Felipe de la Concepción de la B.V.M., vino de Nikolsburg a esta comunidad el H. lego Segismundo de Santa Bárbara, de quien se dicen más cosas más abajo.

El 14 de mayo de ese mismo año 1673, el P. Agustín de S. José, con el citado H. Segismundo de Santa Bárbara se escapó a escondidas por la noche, guardando el hábito, y después de su fuga durante casi 4 años de ausencia de la Orden, estuvieron reclamando contra su profesión (hay más detalles sobre sus actos en aquellos tiempos en el archivo Provincial). El P. Agustín, viendo que estaba actuando erróneamente contra la Orden y contra su profesión, cantó la palinodia, y revocando su temeridad y locura en Roma, hizo penitente la renovación de sus votos en las manos del Muy Rvdo. P. Juan Carlos de Jesús. Fue enviado a Nápoles, donde después de varios años se durmió en el Señor. El otro, el lego Segismundo, colgó el hábito religioso y huyó a Sajonia, donde años más tarde se puso a pensar, volvió en sí, y arrepentido en conciencia de sus pésimos actos, por medio de la intercesión de las monjas de una abadía de Brno, vino a Nikolsburg y el Muy R. P. José de Santa Catalina, Provincial, lo acogió de nuevo en la Orden, y fue enviado a Horn, donde vivió una vida de tribulación y penitencia a pan y agua.

[1674]

El 22 de enero se celebró en esta casa el Capítulo Provincial bajo el R.P. Carlos de S.M. Provincial. Pero presidió el Capítulo el R. P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Rector de Nikolsburg como primer Asistente, según las Constituciones, en ausencia del P. Provincial. Pues el R.P. Provincial el día anterior a comenzar el Capítulo fue llamado a Viena por el Nuncio, y a causa de graves asuntos tuvo que ir primero a Nikolsburg y luego a Viena. Este Capítulo duró 5 días, y el 27 del mismo mes los Padres Capitulares volvieron a sus respectivas casas.

A finales de octubre de este año salió de aquí el P. Tomás de S. Wenceslao hacia Horn, después de haber regido esta casa durante un trienio. Después de la salida del Rector P. Tomás, fue nombrado provisionalmente Vicerrector el P. Andrés de S. Cristóbal, hasta una nueva disposición de los Superiores Mayores.

[1675]

En el año 1675 hay que señalar que en enero el R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, nombrado Provincial de Germania, envió a esta casa como profesor de filosofía al P. Juan Crisóstomo de la Concepción de la B.V. Sin embargo la comunidad siguió bajo la dirección del P. Andrés hasta agosto.

El 20 de julio llegó desde Nikolsburg el R.P. Provincial Ambrosio de Sta. Ludmilla, con su secretario el P. Francisco de la Purificación de la B.V. El 23 de ese mes intimó la visita de la casa, que por ciertas causas duró hasta el 31 del mismo mes. Llegó mientras tanto de Nikolsburg el P. Felipe de la Concepción, futuro Rector. Cosa que ocurrió el 24 de este mismo mes. El 1 de agosto el citado P. Felipe fue llamado por el M.R. P. Provincial después de la oración mental, y tras leerle la patente con el nombramiento, lo constituyó Rector.

El 12 de septiembre del mismo año por orden del P. Provincial se trasladó la cisterna o depósito de agua que estaba en medio de la zona del huerto pequeño al huerto grande, donde está ahora, y se colocaron tubos nuevos, para lo que ayudó mucho el Generoso Sr. Capitán.

[1676]

El 29 de mayo del año 1676 se compró la casa vecina, llamada Kunitiana, por 350 FR. Esta casa pertenecía a la comunidad de la ciudad, y pagaba los mismos impuestos que las demás. Para redimir esta tasa y las demás contribuciones de la ciudad por completo, incluido los impuestos militares, los Padres de este colegio entregaron un capital de 200 FR al Magistrado, para que los impusiera con un censo perpetuo con el que pagar todas las contribuciones de la comunidad. Cuando se enteró de ello el Ilmo. Sr. Conde, pidió al Magistrado que devolviera los 200 FR a los Padres, y en su lugar entregó otros 200 FR que le debía el senado. En este lugar se añadió la cuarta parte del colegio. Aunque hacía muchos años que nuestros religiosos de esta casa pedían comprar la casa, les ponían tantas dificultades que no podían llevar a cabo su intención, hasta que al final, ablandado el Excmo. e Ilmo. Sr. Conde de Trautmansdorf (título), dio su permiso para vender a los Padres.

Para recuerdo de la posteridad, quiero copiar aquí algunos documentos relacionados con esta compra. Los originales están en el archivo de esta casa. El primero es el permiso del R. P. Provincial al P. Rector de la comunidad para comprar la casa. Dice lo siguiente:

“Ambrosio de Sta. Ludmilla, Prepósito Provincial de los Cl. Reg. Pob. de la Mad. de Dios de las EE.PP. a ti, R. P. Felipe de la Conc. de la B.V., Rector de la Casa de Litomysl, salud en el Señor.
Puesto que ciertas causas y asuntos de la Orden me llaman a otro lugar, no puedo quedarme más tiempo para ratificar la compra de la casa Kunitiana contigua. Por lo tanto para que en mi ausencia no se dejen de hacer las cosas, para comprar la casa Kuntiana junto a la nuestra, doy plena facultad a V. R. para que aquí y ahora siga adelante en este negocio tal como se ha llevado hasta ahora, y pueda concluirlo, ratificarlo y firmarlo en nombre mío de la mejor forma posible, y yo tendré por bueno, firme y rato lo que V.R. concluya, ratifique y firme. En fe de esta facultad plena que le concedo firmo la presente y pongo el sello de mi oficio. En Litomysl, a 19 de junio de 1676.
Ambrosio de Sta. Ludmilla, Provincial. Francisco de la Purificación de la B.V., secretario, por orden”.

Sigue a continuación el contrato de compra y venta, que trasladado de bohemo a latín dice lo siguiente: (primero)

“El 29 de mayo de 1676 se hizo y se concluyó íntegramente un amistoso contrato sin que hubiera ningún obstáculo entre el Muy R.P. Rector del Colegio de Litomysl Felipe de la Conc. de la B.V., que tenía la facultad y el mandato del Muy R. P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Provincial, por una parte, y la Sra. Ana Zakova de Radobeile, por otra, de modo que la citada Ana Zakova tenía una casa suya libre y disponible llamada Kunitziana, en el Monte Olivete, que limitaba con el Colegio por una parte, y por la otra con una casa Tabulariana, que pertenece ahora a los citado Padres. Esta casa la vendió y entregó voluntariamente y sin ninguna coacción, en nombre de sus hijos o sucesores, existentes o futuros, a los citados Padres para que la usen de manera hereditaria sin ningún impedimento o deudas contraídas, por 300 sesentenas de misniacos, valiendo una sesentena el equivalente de 70 crucíferos, y 1 crucífero, 6 denarios o monedas, al contado. Y en el futuro ni ella misma ni sus hijos o herederos tendrán ninguna pretensión sobre esta casa, y como señal chocó la mano derecha. Con una cláusula especial: en el caso de que alguien tuviera alguna vez alguna pretensión sobre esta casa, o reclamara alguna deuda, los citados Rvdos. Padres no estarán obligados a nada, sino que los reclamantes tendrán que ver solamente con Dña. Ana Zakova. Hecho en presencia de D. Jorge Ausenka el mayor, y D. José Scobis, ciudadanos de Litomysl y amigos a quienes se les ha pedido este favor. Para confirmarlo, una y otra parte firmaron el contrato, poniendo su sello. La citada Sra. Ana Zakova hizo una excepción, que se le permitiera seguir viviendo en esta casa hasta la Pascua del año próximo 1677, lo cual se le concedió. Hecho en el año, mes y día escrito arriba.
Felipe de la Conc. B.V., Rector de Litomysl. Ana Isabel Zukova. Jorge Hausenka el mayor. José Carlos Scobis”.

El primero de junio de este año se pagó totalmente el precio indicado: 300 sesentenas de misniacos, en presencia de los citados testigos, como lo atestiguan. Sigue la atestación por parte del Magistrado de Litomysl de esta compra y pago de la casa Kunitziana, pero en lengua vernácula, traducida al latín. En el folio 850 de los Libros Consulares en folio de la Real Ciudad de Litomysl. (Segundo)

“M.R.P. Rector de las Escuelas Pías de Litomysl en relación con la propiedad Kunitziana de Ana Isabel Zakova.
El 19 de junio de 1676 el M.R.P. Felipe de la Conc. de la B.V., Rector de las Escuelas Pías de Litomysl, ante el Sr. Juez, el Cónsul y demás miembros del Senado, declaró por medio de su abogado y haciéndose presente él mismo que con el objeto de ampliar el colegio y no otro había comprado la propiedad Kunitziana que se encuentra junto al colegio situado en la ciudadela, con la licencia concedida por el M.R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Provincial, a Dña. Ana Isabel Zakiana, mediante un contrato mercantil entre partes, concluido el 29 de mayo de este año 1676, escrito en papel y sellado, por una cantidad de 300 sesentenas de misniacos, pagada en efectivo allí mismo, y aceptada por la citada Dña. Ana Isabel Zakiana, rogando al Magistrado que según el deseo del citado P. Provincial hiciera un contrato para pagar los acostumbrados gravámenes que se suelen pagar a la S.C. Majestad, mediante la creación de un fondo que asegure unos intereses. Lo cual, a instancias del mismo, puesto que no va en perjuicio ni detrimento de la ciudad, fue concedido por el Magistrado.
Se hizo en presencia del Sr. Juan Fraisling, Cónsul; de D. Baltasar Ritter, Primado, y de otros Sres. Senadores que estaban presentes, en el día y año de más arriba. Esta copia, sacada de los Libros de la Ciudad, se hizo a petición del M.R.P. Felipe de la Conc. de la B.V., Rector actual del Colegio de Litomysl, con el acuerdo del Senado y el Cónsul, y para darle más valor se le puso el sello de la ciudad. En Litomysl, el 26 de junio de 1676,
Jorge Wenceslao Zvitzina, Notario público jurado, por la autoridad imperial y real, y primer Síndico del Senado de Litomysl”.

Hay que señalar que nuestros Padres habían intentado comprar esta casa durante mucho tiempo, y cuando al fin lo lograron, surgió una dificultad, a causa de la contribución y los impuestos a los que estaba sometida la casa, que deben soportar las ciudades. El Magistrado quería que continuaran perpetuamente sobre aquella casa los pagos, que deberían hacer los Padres. Cuando el M.R.P. Provincial lo supo, persuadió al P. Rector a que, para redimir perpetuamente los impuestos, entregase al Senado una suma de 200 FR, que ellos guardarían como un capital del cual ellos recibirían el interés con el que pagar todos los impuestos, y la cosa fue aceptada y concluida. Más tarde se enteró de ello el Ilmo. Sr. Conde, y cedió dos casas a la ciudad que había edificado tiempo atrás, por las que le pagaban un censo al Sr. Conde, para que inmediatamente devolvieran los 200 FR a los Padres, cosa que en efecto se hizo. El diploma que se escribió al respecto en alemán, suena así en latín: (tercero)

“Hoy, en la fecha señalada más abajo, se presentó para la benigna aprobación del Ilmo. y Excmo. De. Juan Federico, Conde de Trautmansdorff y Veinsberg (título) el siguiente contrato concerniente a la venta de la casa kunitiana establecido y concluido entre el M.R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Prepósito Provincial de Germania, el R. P. Felipe de la Conc. B.V., Rector del Colegio de Litomysl, y los Ilustres Magistrados, Senadores y Seniores en nombre de toda la comunidad de Litomysl:
Primero. Los citados Padres pagaron 300 sesentenas de misniacos en metálico por la casa Kunitiana a la Sra. Ana Zakiana en nombre de toda la familia Kunitiana y herederos, tal como está escrito en el libro de propiedades de la Ciudad, en el folio 704, para ampliar su colegio.
Segundo. El Ilmo. y Excmo. Sr. Conde cedió dos casas que tiene edificadas en la ciudad, por un valor de 200 FR, como un capital para que con sus intereses se paguen para siempre los impuestos de todo tipo que correspondan a la casa citada.
Tercero. Se pensó y aceptó que ni el actual P. Rector ni los futuros no pedirán ayuda para derribar y construir esta casa ni al Señor, ni a los súbditos de la ciudad, sino que lo harán por sus propios medios.
Cuarto. Se confirmó que ni ahora ni en el futuro fundarán algún seminario al estilo de la Compañía de Jesús, pues va en contra de sus Constituciones y de las Bulas Pontificias, ni harán nada que vaya de un modo u otro en perjuicio y daño de la ciudad. Y no comprarán ninguna casa más además de esta para ampliar su vivienda.
Quinto. Todo lo anteriormente escrito es graciosamente ratificado con su firma y sello por el Excmo. Sr. Conde a condición de que no sólo los presentes, sino también los futuros Padres Provinciales y Rectores los observen en el futuro.
Se hicieron dos copias del contrato, y cada parte se quedó con una, ratificada con el sello del Colegio y del Ciudad. Lo cual se hizo en la ciudad de Litomysl, el 27 de junio de 1676.
Ambrosio de Sta. Ludmilla, Provincial (m.p.). Felipe de la Conc. B.V., Rector (m.p.) Sello de la Ciudad”.

Hay que señalar además que la citada casa kunitiana no era una sola, sino que en el pasado habían sido dos, y que la otra había sido comprada por el mismo Sr. Kuniti, con lo que de las dos hicieron una. Cuando falleció él, los Padres, por Orden del Muy R.P. Onofre del SS. Sacramento, que era entonces Provincial, habían intentado comprar aquella parte que miraba a nuestro huerto (en perjuicio nuestro), y daba vista libre a los seglares, o bien debían levantar un muro. Cosa que se consiguió con el esfuerzo de los Padres el 18 de octubre de 1667, cuando esta parte de la casa fue comprada y pagada, como demuestra el documento de venta o recibo escrito en bohemo, que suena de la manera siguiente en latín, y es el que firmó Enrique Kuniti, hijo de aquel Kuniti capitán de nuestra Fundadora que no quiso vender la casa para ampliar el espacio de la construcción. (Cuarto)

“Nosotros infrascritos hacemos notar con este recibo que hemos recibido 250 FR de los Muy Rvdos. Padres del Colegio de Litomysl en el Monte Olivete, por una casa edificada que mira al huerto de dichos RR.PP., con todo lo que le pertenece, para entregarla en el plazo de un año, según un amistoso, fiel y civil contrato, de modo que en el futuro nadie de nuestros sucesores, amigos y herederos, podrán reclamar o pretender nada sobre ella. Los citados RR. Padres podrán disponer y ordenar sobre su compra como legítimos poseedores. Para dar fuerza a este certificado, siendo nosotros los naturales herederos de esta casa actualmente, lo firmamos y ponemos el sello. En nuestra casa de la ciudad de Litomysl, el 18 de octubre de 1667.
Enrique Juan Kuniti. Ana Isabel Kunitia,
Esta declaración de cobro está inscrita en los libros curiales reales de la ciudad en el folio 852, el 14 de julio de 1676, bajo el consulado de D. Juan Adán Flechtner.
Martín Máximo Jandaclaten, síndico menor de la Ciudad de Litomysl”.

Los originales de los cuatro documentos anteriores se conservan en el archivo de esta casa. Para corona de la compraventa de esta casa, añadió con su propia mano el R. P. Felipe de la Conc. B.V., Rector entonces de Litomysl, en el libro de la casa para conocimiento y recuerdo de los sucesores, lo siguiente:

“El 29 de mayo de 1676 se compró la casa vecina de Dña. Ana Zakiana, antes Kunitiana, que estaba al lado de nuestro Colegio, y que hacía tiempo que nuestros Padres querían y deseaban para añadirla a nuestra casa y poder edificar un lugar más cómodo para vivienda de los nuestros. Con el permiso del Ilmo. y Excmo. D. Juan Federico S.R.I. Conde de Trautmansdorff, y sin la oposición de los ciudadanos, se pagaron 350 FR en metálico por la casa. Pero como la casa estaba sometida a impuestos, para redimirla de ellos de manera perpetua entregamos 100 imperiales al Senado, para que con el interés se pagaran para siempre los impuestos, y el Colegio quedara libre. En cuanto se enteró de ello el Ilmo. y Excmo. Sr. Conde, anuló el contrato, y mandó devolver los 100 imperiales, y en su lugar él entregó graciosamente 200 FR por los cuales pagaban 12 FR cada año de interés. Con esta condición: que los Padres, en agradecimiento, celebrarían 12 misas, una cada mes, por la Ilma. Familia Trautmansdoffiana. Lo cual el P. Provincial prometió al Ilmo. y Excmo. Citado. Este acuerdo sobre la venta de la casa está guardado tanto en la curia como en nuestro archivo”.

[1677]

El año 1677 se comenzó la demolición de la casa comprada, y tras conseguir cal y arena, el 30 de septiembre de ese año se puso la primera piedra, después de celebrar la misa del Espíritu Santo y bendecir la piedra, que se puso como de costumbre en la esquina en la que se unen el refectorio con nuestro antiguo colegio. Se hizo un hueco en la piedra para poner los recuerdos, con una cubierta de vidrio, donde se metieron una cruz española, varios recuerdos y cera de Flandes. También un pergamino con esta inscripción:

“Para mayor gloria de Dios tres veces Santo, honor de la Santa Madre de Dios e incremento de nuestra Religión, se puso esta piedra en el año 1677, el 30 de septiembre, bajo el pontificado del Papa Inocencio XI, siendo Emperador Leopoldo I, Fundador el Conde de Trautmasdorff, bajo el generalato de Juan Carlos de Jesús, siendo Provincial el P. Ambrosio de Sta. Ludmilla y Rector de este colegio Felipe de la Concep. B.V., y miembros de la comunidad Jerónimo de la Nat. del S. y otros especificados”.

Luego comenzó la construcción de este edificio a costa nuestra, con la ayuda ofrecida de carros o transporte por parte de los Sres. Oficiales y senadores de la ciudad, y además llegaron limosnas y ayudas que se anotarán más tarde.

Pasemos ahora a escribir otras cosas que ocurrieron en orden.

El 27 de agosto de 1676 se celebró el Capítulo Local, según la manera acostumbrada, en el cual fue elegido vocal para el Capítulo Provincial el P. Jerónimo de la Nat. del S., vicerrector de la casa. En el año 1677 no ocurrió nada especial.

[1678]

El 28 de enero de 1678 los albañiles comenzaron a derribar por completo la casa kunitiana. Y el 5 mayo los albañiles pusieron la primera piedra de la cuarta parte del edificio.

[1679]

En 1679 no hay nada que anotar sino el cambio de algunos de los nuestros a otras casas. El 21 de noviembre vino a esta casa el P. Francisco de la Purificación, que sería el futuro Rector. Sin embargo el P. Felipe de la Concep. B.V. permaneció en el rectorado hasta el 28 de junio de 1681.

[1680]

El año 1680, con el permiso y la bendición del M.R.P. Felipe de S. Lucas, Provincial, salió el 4 de octubre de Litomysl a Landskron el R.P. Felipe de la Concep. B.V., Rector de esta casa, para prestar los auxilios espirituales a los afectados en aquel lugar por la peste que este año como el anterior extendió su contagio por todos los lugares en Austria, Bohemia y Moravia, y que devastaba especialmente Viena y Praga. En estas dos ciudades murieron muchos miles de personas.

Ese mismo año fue enterrado en nuestra cripta común, en la que se entierra a nuestros religiosos, con nuestro hábito, al Muy R. D. Wenceslao Antonio Prochaska, párroco de Morassice, que en otro tiempo había sido profeso de nuestra Orden en Polonia, y que luego por la Bula de Clemente IX abandonó el hábito y fue hecho párroco en Bohemia, y que había hecho heredero de sus bienes al colegio. La especificación de este legado está en otro libro.

[1681]

El 3 de enero de 1681 fue sepultado en la cripta de los seglares de nuestra iglesia de Litomysl el famoso y muy erudito joven Ernesto Beceli, médico de nuestro Excmo. Sr. Conde. Antes había sido luterano, de Pomerania, y unas cuatro semanas antes de su muerte, por obra del P. Felipe de la Concep. de la V.M., Rector de la casa, se pasó a la fe católica, y fue absuelto de herejía. Murió de tuberculosis a los 34 años de edad más o menos. Por el lugar de la sepultura recibimos 50 FR. Legó un anillo con un diamante a Nuestra Madre de las Gracias que valía 10 imperiales o 20 FR. Dejó 20 FR para que se le dijeran misas. Hay que señalar que el piadoso difunto había dicho de palabra varias veces que nos haría sus herederos, pero no quiso dejarlo por escrito, por lo que nuestro juzgado no quiso saber nada de ello después de su muerte. Mientras tanto cada vez que nos llamaba al lugar de su reposo, nos repetía que nos hacía sus herederos. ¿Qué podíamos hacer? El Excmo. fue a litigar con el juzgado sobre el asunto, pero no teníamos otros testigos que las mujeres que servían al enfermo, y una Doña Benaciana, que están excluidas por el derecho. Por lo tanto, no teniendo testigos, había que aceptar lo que decidiera el juzgado. Ocurrió que el Excmo. aún tenía los 50 florines que le debía por su servicio. Sus propiedades fueron vendidas a un precio mucho inferior al de su compra. Además muchos se quedaban muchas de sus cosas, y las pagaban más o menos. A nosotros nos tocaba tener paciencia. Al menos, contando las candelas, de las que se ofrecieron 30, y las cantidades citadas antes, este funeral dejó 100 FR a la iglesia. Descanse en paz.

El 16 de enero del mismo año fue enterrado en nuestra cripta común de Santa Bárbara, con nuestro hábito, nuestro noble Sr. Jorge Brzehovski, que durante muchos años había sido cuestor del Ilmo. y Excmo. D. Juan Federico Conde S.R.I. de Trautmansdorff, y al mismo tiempo ciudadano de Litomysl, cofrade y bienhechor especial de la Orden. Descanse en paz. Al día siguiente su Sra. Viuda depositó 50 FR por la sepultura. Falleció el 15 de este mes, y tenía alrededor de 45 años.

El 27 de marzo llegó una carta de Roma en la que se intimaba una Visita General a todas las Provincias y Casas por parte del M.R.P. Juan Carlos, General, que de hecho no se llevó a cabo.

El 27 de junio llegó de Lipnik a Litomysl el P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, para ocupar el cargo de Rector después del P. Felipe. El 28 del mismo mes el P. Ambrosio fue públicamente nombrado Rector de la casa. El 30 salió el P. Felipe de la Concepción hacia Horn.

El 3 de agosto se trajo la campana con la que se llama a las escuelas de Nachodio, donde fue refundida, después que se rompiera el año anterior. Tiene un peso de 30 libras, a las que se añadieron 3 libras, de modo que ahora el peso de materia es de 33 libras. Por el trabajo se pagaron 6 crucíferos por libra; por cada libra añadida de material, 27 crucíferos. Además está el nuevo cabezal de madera añadido por el maestro herrero, 6 FR y 9 C.

Este mes se encaló toda la casa, el comedor, las habitaciones del piso superior e inferior, y lo mismo las otras salas. De dos clases del piso superior se hizo el oratorio para los estudiantes, donde los domingos y días de fiesta, puesto que la iglesia es muy pequeña, pueden hacer los oficios y escuchar misa. Hay que advertir que si el oratorio inferior no fuera de ladrillo, o de una materia sólida, habría el peligro de que con todos se hundiera, sepultando tanto a los de arriba como a los de abajo. En septiembre de este año se compró una casulla nueva de terciopelo negro, con orlas anchas, tejidas con oro y plata falsos.

El 27 de septiembre falleció D. Baltasar Ritter, primado de esta ciudad y bienhechor y cofrade de nuestra Orden, de unos 57 años, que desempeñó su oficio en vida de manera muy honrosa. Ese mismo día a instancia de su Sra. Viuda se le impuso nuestro hábito en su propia casa en la que había muerto, por medio del P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Rector del Colegio. El día siguiente, 28, era la solemnidad de S. Wenceslao, y fue trasladado con pompas funerales a nuestra iglesia, donde después de cantar el Miserere hubo un breve sermón a cargo del P. Benito de S. Estanislao. Después el P. Rector celebró los ritos funerales habituales, asistiendo los nuestros con candelas como de costumbre. Terminado este, se fue la gente. Se abrió la cripta por la tarde, y fue depuesto por los nuestros. Descanse en paz. La misa de exequias se celebró el 30. Y también los días 7 y 30 se cantaron misas por él. Por su parte el Muy Rvdo. y Eximio Sr. Decano no se quejó, y todo se desarrolló en santa paz.

El 4 de octubre de este año después de la oración de la mañana se leyó el nombramiento de Rector del P. Francisco de la Purificación B.V. Al día siguiente, es decir el 5, el P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, antiguo Rector, salió hacia Nikolsburg para hacerse cargo del rectorado.

El 30 de octubre fue enterrada en la cripta de los seglares de nuestra iglesia cerca de la puerta la Ilma. Hérula Sabina Isabel, Condesa de Sentenau, hermana del Ilmo. y Excmo. Sr. Conde Kurtz, fundador del colegio de Horn. Se hizo la deposición hacia las 6 y media de la tarde. Fue traída de Choczna. Cuando el Sr. Conde llegó a la esquina de nuestro huerto, donde comienza nuestro terreno, sonamos las campanas para que vinieran a la Cruz. Fue depositada en el féretro, y tras darle los nuestros allí la absolución, la llevaron a la iglesia. Permaneció el cuerpo ante el presbiterio, donde los nuestros recitaron los maitines con laudes, y luego la depositaron en la cripta citada. Había fallecido en Choczna el día anterior, es decir el 29 de octubre, hacia las 6 de la mañana. Tenía 55 años de edad. Descanse en paz. La Ilma. Sra. Condesa Schenkirchiana, hermana de la difunta Hérula, pagó 60 FR por la cripta, cosa que ocurrió el 21 de mayo de 1682.

[1682]

El 16 de agosto de 1682 llegaron a la iglesia 4 candelabros de estaño, dos grandes y dos medianos. El estaño fue regalado por bienhechores y bienhechoras; el trabajo del estañador fue pagado por la iglesia, por valor de 4 FR y 30 crucíferos.

El 29, pagado por la iglesia, se compraron una cajita de plata con una pequeña patena, para dar la comunión a los enfermos fuera.

El 19 de septiembre se celebró el Capítulo local, en el cual fue elegido vocal para el Capítulo Provincial el P. Andrés de S. Cristóbal, vicerrector.

El 10 de noviembre se plantaron dos tilos ante nuestra iglesia, por orden de Su Excelencia.

[1683]

El 8 de febrero de 1683 llegó a Litomysl la intimación para el Capítulo general que se celebraría el 2 de mayo de este año en Roma, y fue publicada de manera habitual en el oratorio.

El 5 de marzo después del almuerzo salió hacia Nikolsburg el R. P. Rector de este colegio Francisco de la Purificación B.V., elegido vocal en el Capítulo Provincial para el General, al que fue con el M.R.P. Provincial.

El 6 de mayo llegó una carta que contenía la indulgencia plenaria con motivo del Capítulo General que se iba a celebrar, pero como llegó tarde, no se publicó para la gente.

El 4 de julio llegó una carta de Roma en la que se decía que el M.R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla había sido nombrado Provincial

El 6 del mismo mes hacia las 5 de la tarde regresó felizmente de Roma del Capítulo General el R. P. Francisco, Rector del Colegio.

El 16 del mismo mes llegaron a esta casa pidiendo refugio los PP. Domingo de la Concepción de la B.V. y Jorge de S. Mansueto, que huían de Lipnik a causa del miedo a los rebeldes húngaros y a los turcos. El mismo día y por la misma causa llegaron de Straznice aquí los PP. Daniel de Sta. Bárbara, Alejandro de la Asunción de la B.V., Dionisio de S. Guillermo y Adán de S. Antonio de Padua.

Es digno de recordar, aunque no sean nuestro asunto, y por eso quise anotarlo aquí, para conocimiento de los futuros, cómo estábamos todos en estas provincias vecinas de Hungría, donde tantos de los nuestros tuvieron que huir para evitar una vida cruel o los peligros de la cautividad.

Digamos, pues, que en el año 1663 el ejército turco tomó Vivarín o la fortaleza nueva, y apresaron muchos miles de cristianos tanto de Moravia como de Hungría que se llevaron a Turquía, donde permanecieron en cautividad perpetua, como se ha dicho más arriba. Finalmente al año siguiente, 1664, los turcos fueron derrotados por los cristianos es San Gotardo, y después de esta derrota se firmó la paz, pero ellos retuvieron Vivarín o la Nueva Fortaleza. Los húngaros se tomaron muy a mal ese tipo de paz, murmurando contra ella. Los franceses, como echando aceite en el fuego (Luis XIV había enviado 8000 para apoyar al emperador en la guerra contra los turcos), les dijeron que confiaban en que su rey estaría de su parte y posiblemente les enviaría ayuda. El emperador no podría resistir el poder de los turcos. No hacía falta animar mucho a los húngaros, gente inquieta y que odiaba a los germanos, y que tenían en la memoria la promesa de los franceses. Así, pues, cuando los franceses volvieron a su tierra, se cocían varias maquinaciones de rebelión, atrayendo a gente de todas partes de Hungría. Los jefes confederados de Hungría pidieron ayuda a los turcos, y a pesar de que algunos de los líderes más famosos fueron decapitados, eligieron como jefe y líder a Emerico Tököly (al cual después la Puerta Otomana o Sultán le hizo Príncipe), al cual no sólo le seguían casi toda Hungría con sus ciudades, sino que además recibió ayuda financiera de Francia. Pero sus intentos se frustraron, pues Tököly, al que ayudaban los turcos, era obligado a huir ahora aquí, ahora allá. Estas escaramuzas entre el emperador y los rebeldes tokolianos duraron 9 años, con gran pérdida de vidas cristianas.

Hasta que el emperador turco Mohamed V, después de 20 años de haber tomado la Nueva Fortaleza, llegó con 200.000 soldados elegidos a Hungría y la atravesó rápidamente para ir a tomar Viena. Llegó allí el 14 de julio y le puso sitio, que duró hasta el 12 de septiembre del mismo año 1683. Pero Dios y la Santa Virgen mostraron su ayuda a Viena, por lo que fue derrotado y puesto en fuga, abandonando su campamento y material. El ejército cristiano vencedor le persiguió hasta Esztergom, y además tomó Esztergom. Tököly después del sitio de Viena andaba errante con su ejército a este lado del Danubio; fue atacado por los nuestros con los polacos que vinieron con su Rey en apoyo del Emperador y le obligaron a huir, y la fuga fue muy perjudicial para él, pues ya no pudo recuperarse y vivía de la esperanza y del apoyo de los turcos, bajo su custodia, hasta que mediante el Rey de Francia se le devolvió la libertad. Le tocó un lote desgraciado, y fue abandonado por los suyos, quedándole muy pocos al lado que vivieran con él. Hasta este año pasado 1694 vive retirado con su esposa la Princesa Rakoczy en Turquía, de donde ya no volverá nunca. Se muestra así la venganza de Dios, pues a causa de su peligrosa rebelión murieron muchos cristianos en Hungría.

En el tiempo en que el ejército otomano se dirigía hacia el sitio de Viena, volvió de Roma del Capítulo General el P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, nombrado de nuevo Provincial de Germania, a Nikolsburg. Después de unos días de descanso, se dispuso a cumplir su oficio, instalando nuevos Rectores en los colegios y organizando la Provincia. Tomando consigo al R. P. Miguel de S.M., que había sido Asistente General con el anterior M.R.P. Camilo de S. Jerónimo, el 9 de julio del año 1683 salió de Nikolsburg hacia Horn, cuando había ya en las provincias y en las gentes un gran temor, consternación y confusión, de modo que uno ya no podía encontrar la protección de los amigos, sino que cada cual se esforzaba por salvar su propia vida y sus bienes, y queriendo dejar en orden Horn y los demás colegios de Bohemia, se apresuró. En el camino ese día vio y se tropezó con mucha gente que huía de las aldeas y pueblos llorando y gritando, intentando ocultarse y salvarse en los montes y bosques. Viendo tales auspicios se llenaban de horror, se les paralizaban los miembros y se les quebraba la voz. Pero ¿qué podían hacer en medio del peligro? En ningún lugar estaban seguros, por lo que había que acelerar. Y aceleraron, pero para mal. Pues llenos de temor había que atravesar a toda prisa por un pueblo llamado Ausdorff, perteneciente al señorío de Gundersdorff, del Barón Teüfel (que significa Diablo), un hereje obstinadísimo cuyos súbditos eran de la misma harina que él. Cuando lo estaban atravesando una gran multitud de uno y otro sexo los detuvieron violentamente y los querían obligar a bajar del carro; eran alrededor de las dos de la tarde. Algunos estaban ya borrachos, otros llevaban botellas de vino, y les gritaban: “Malvados, vosotros sois la causa de esta guerra con los turcos; id ahora con Tököly y reformaos en Hungría” (suponían que los nuestros eran de la Compañía). Cuando los Padres explicaron quiénes eran, sus palabras de poco les sirvieron ante la multitud enfurecida, Mientras intentaban calmar a los pueblerinos, inesperadamente fue por detrás de la carroza un villano con una estaca quemada cogida de un seto, y de repente le dio un fuerte golpe al P. Provincial, en parte amortiguado por las barras del carro. Si le hubiera dado en la cabeza, seguramente habría dado muerte a la víctima. Al ver esto, exclamó el P. Miguel: “¿Qué hacéis? ¡Todos estáis excomulgados!”. El P. Provincial le rogó que no tratara de esa manera a los borrachos y furiosos, para no ponerse en un peligro mayor. El P. Provincial sintió durante mucho tiempo este trato de los pueblerinos, y aún lo recuerda hoy. Después de mucha agitación, como no queríamos bajar del carro, nos dejaron marchar, añadiendo amenazas sarcásticas: “Seguid adelante, que en el pueblo siguiente os recibirán mejor”. Por lo que nos temíamos que en los lugares vecinos conspiraban contra los religiosos, sin permitir pasar a ninguno.

Llegamos así al límite de otro pueblo, y oímos disparos de bombarda. El miedo nos dio alas, y por poco escapamos del pueblo corriendo en el nombre del Señor, ante los intentos de la gente. Aquella tarde entramos en la ciudad de Odenburg, donde encontramos seguridad para los prófugos, y tras descansar un poco, salimos muy de madrugada, y hacia las 8 de la mañana llegamos a Horn bastante felizmente, aunque con gran peligro de la vida, pues todo estaba lleno de turbaciones y disturbios. Y no fuimos nosotros los únicos en ser tratados de ese modo por los rústicos, pues en otros lugares de Austria trataban de manera semejante o peor a los religiosos que pasaban por allí. Los RR.PP. Benedictinos que querían pasar a Baviera, tenían que pagar. Los Padres de la Compañía, los Franciscanos, y hasta los mismos Capuchinos habían sido maltratados en otras partes de Austria. Y hasta el Emperador, Príncipes y Condes, por cualquier lugar que pasaban no quedaban inmunes de burlas, sino que eran acompañados de maldiciones. Durante el cerco de Viena por los turcos fue un tiempo de sumo horror, terror, terrible confusión de todas las cosas, sin respeto a nadie. No es extraño que nuestros religiosos de los colegios de Moravia se sintieran empujados a buscar asilo en Litomysl, el lugar más próximo en Bohemia, y allí fueron todos. Algunos se quedaron allí, otros siguieron aprisa hacia Praga, Schlan y Schlackenwerth. Y permanecieron en esos lugares hasta que Dios en su misericordia se acordó de nosotros, y conmovido por tantas lágrimas y piadosas oraciones de los cristianos, como en otro tiempo a los 185.000 hombres del ejército de Senaquerib ante Jerusalén, hizo huir a los turcos de Viena. Por lo cual en octubre los nuestros regresaron cada cual a su colegio. El R.P. Provincial estuvo en Horn durante todo el tiempo del sitio, esperando que se calmaran las cosas. Al fin el 9 de septiembre, estando las cosas más seguras, salió hacia Praga con el P. Miguel de Jesús María, que había sido nombrado Rector de Nikolsburg.

Volvamos la pluma a nuestras cosas. En octubre llegó a nuestra iglesia un gran cáliz de 55 onzas, pagado por la iglesia y la casa, y consagrado en Praga por el Gran Abad de Emaús.

El Rvmo. D. Wenceslao Alberto Brauner, párroco en la Pequeña Praga y gran bienhechor y cofrade regaló un cuadro de la Ilma. Hérula Febronia, fundadora de este colegio, para el comedor, y allí se colocó.

El 20 de noviembre del mismo año D. Jorge Czermak puso ante la imagen de la Santa Virgen del altar dos lámparas colgadas de la pared con sus candelas, y por su gusto ofreció también la cera, o sea las lamparillas para ponerlas en ellas.

[1684]

El 25 de marzo de 1684 llegó a la iglesia una aguja de plata de 3 onzas y 3 g. para la capa pluvial blanca por la generosidad de D. Federico Hauk, que era entonces el Cuestor de Litomysl.

El 2 de mayo el noble D. Arnoldo, impresor, cofrade y senador de la Pequeña Praga regaló un cuadro de Su Excelencia nuestro Sr. Conde, que cuelga en el comedor.

El 12 de julio, después de la muerte del Muy Rvdo. D. Jorge Brauner, párroco de Augesden al cual fue a ayudar hasta su muerte el P. Casimiro de la Ascensión del Señor, este colegio recibió en herencia o testamento 28 escudillas de estaño de diversa clase (debían haber sido 34; quizás los parientes se llevaron el resto), 36 platos de estaño y 39 libros. Estos están anotados en el libro de la biblioteca. Nos dejó también el fruto de los campos que había sembrado. Descanse en paz.

El 30 de julio del mismo año el Gen. Sr. Capitán Mayor de este señorío, Carlos Svetelsky ofreció al mártir S. Mansueto un cinturón rojo de seda con flecos de plata, que se dice que costó 24 imperiales.

[1685]

El 14 de mayo llegó a nuestra iglesia una casulla nueva que costó 30 FR, pagada por la iglesia.

El 31 de julio se volvió a poner la imagen de N.S. Jesucristo sobre la cruz en la parte de las escuelas, comprada a expensas en parte de la iglesia y en parte de bienhechores, y que costó 29 FR en dinero contante. El pintor recibió la comida los días que estuvo pintando, además de una libra de cera y 4 libras de aceite de linaza se pagaron al pintor 15 libras y 9 cruc. Al escultor se le pagaron 10 FR, y el resto fue para los obreros, láminas y demás materiales necesarios. Las limosnas recogidas para esto fueron 14 FR, 50 c. y 3 d.

El 3 de septiembre se hizo un acuerdo amistoso entre el P. Rector Francisco de la Purificación de la B.V. en nombre del colegio y Jorge Berrid, ciudadano vecino, por el que le dimos 8 FR a cambio del tejado que queríamos levantar (pues al levantar la pared le oscurecíamos algo sus ventanas), lo cual fue hecho y confirmado, como dice un documento conservado en el archivo.

El 16 se hizo la intimación del Capítulo Provincial en Nikolsburg, que se celebraría el primero de octubre. El mismo día se intimó el Capítulo Local, que se celebró el día siguiente, en el cual se eligió como vocal al P. Bernardo de S. Felipe Neri [Bartlik].

El 15 de diciembre se intimó el Capítulo general, que se celebraría el 2 de mayo de 1686.

[1686]

El 13 de abril se erigió el altar lateral de S. José en el lado de la epístola del altar mayor.

El 12 de septiembre fue nombrado Provincial de Germania el Muy R.P. Alejo de S. Onofre.

El 18 el R. P. Bernardo de S. Felipe Neri fue instalado como Rector de este colegio por su predecesor.

El 27 de este mes, el P. Francisco, anterior Rector de esta casa y futuro Rector de Schlan, salió hacia allí.

[1687]

El 23 de mayo falleció en la fortaleza del lugar el Ilmo. Sr. Conde Federico Francisco Javier de Trautmansdorf, hijo primogénito de la Sra. Condesa de Dietrichstein. Asistieron al moribundo El P. Rector Bernardo de S. Felipe Neri con el P. Carlos de S. Wenceslao.

El 26 del mismo mes el Sr. Conde fue sepultado en nuestra iglesia, en la cripta de la Sta. Cruz (en la que ya anteriormente habían sido enteradas 4 hermanas de Hérula, de las cuales una en tumba de plomo), con solemnes exequias, a las cuales fueron invitados todos los párrocos del señorío. Presidió el P. Rector, que dijo el Oficio de Difuntos, cantado como por el Rey, y luego el Eximio Sr. Decano de Litomysl cantó la misa de acción de gracias a la Santa Virgen.

[1688]

El 29 de septiembre, domingo, se celebró la fiesta de S. Mansueto por primera vez, que siempre solíamos celebrar el primer domingo de agosto. A petición del Excmo. Sr. Conde, pues la coincidencia con la solemnidad de Santa Ana impedía mucho la nuestra. Así que la hicimos trasladar al domingo después de la fiesta de S. Bartolomé, con permiso del Arzobispo, cuyo decreto, que se guarda en el Archivo, hemos reproducido en esta relación.

[1689]

El 28 de octubre salió de esta casa el P. Bernardo de S. Felipe Neri, Rector de nuestra casa, hacia Kremsier, donde había sido nombrado Rector. Le sucedió en el rectorado el P. Bartolomé de S. José.

[1690]

El 1 de julio de 1690, mientras estaba ocupado en la Visita el M.R.P. Provincial Alejo de S. Onofre, en medio de relámpagos y truenos que producían un fragor terrible, cayó un rayo en la torre de nuestra iglesia, que sacudió las tejas y agrietó las vigas. Las tallas doradas tanto del altar mayor como de los dos laterales fueron descoloridas y sufrieron quemaduras, pero gracias a Dios no siguió ningún incendio, por lo que dimos gracias a la Divina Majestad por su protección. Pues junto con la iglesia, la casa habría sido reducida a cenizas.

El 5 de julio, tras terminar la visita, el Muy Rvdo. P. Provincial Alejo de S. Onofre [Eder] salió hacia Kremsier con su secretario el P. Felipe de la Concepción [Schön], donde tenía que tratar asuntos serios con el Excmo. Príncipe el Obispo de Olomuc, nuestro fundador, pero disponiéndolo de este modo la Divina Majestad, no llegó a ese lugar. Pues, avanzando despacio a causa del lodo y de los caminos destruidos, y grandes inundaciones, sólo pudo llegar hasta un lugar llamado Lostiz, y como no pudieron seguir adelante, se vieron obligados a pasar la noche en el pueblo. Mientras tanto aquella noche el nivel de las aguas no bajaba, sino que seguía subiendo, a causa de la ruptura de unos estanques vecinos, de modo que todo en torno parecía un océano. Se quedaron allí hasta el 8 de julio, y cuando ya se disponían a seguir el viaje los Padres, la gente del pueblo, con lágrimas en los ojos, pes pidieron que se quedaran otro día, hasta que bajara el nivel del agua y se hicieran más seguros los caminos. Pero estaba escrito que iban a terminar sus vidas, y cerraron los oídos a quienes les daban un buen consejo, sin otro argumento a favor que ya habían pasado seis carros cargados sin peligro para sus conductores.

Dicho y hecho. Con evidente peligro para sus vidas, se metieron en el río, que en otras ocasiones baja casi seco en verano, pero entonces iba lleno, y muy veloz, e intentaron llegar a la otra orilla encomendando su vida a Dios. Apenas entró la calesa en el agua, la violencia de las aguas volcó el vehículo, rompió dos ruedas, volcó de pronto, y los que iban en ella fueron arrojados fuera. El R.P. Provincial fue visto hundirse envuelto en su manteo junto al carro; el P. Felipe intentaba salir del agua, pero a causa de la violencia de las aguas, fue arrastrado. El criado y uno de los caballos se salvaron; el otro se ahogó.

Este infeliz suceso resonó en casi toda Moravia, pues sin demora el Gen. Sr. Capitán de Mirovia informó por correo al Excmo. Príncipe nuestro Obispo Fundador, el cual, consternado y movido por la compasión, mandó inmediatamente a su secretario que escribiera a Lipnik al P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, que era Rector, había sido Provincial y era el primer Asistente, para informarle de todo, para que proveyera lo que había que hacer entonces. De mismo modo, el senado del pueblo citado, en el que se habían ahogado nuestros Padres, lo notificaron a nuestros Padres de Litomysl. Y no fue en vano, pues el P. Rector de la casa, Bartolomé de S. José, envió inmediatamente a Lostiz al P. Francisco de la Purificación de la B.V., vicerrector, y al P. Francisco de S. Sebastián. Los cuales al llegar al lugar de los ahogados pidieron si alguien podría sacar sus cuerpos de aquellas aguas. Vieron la calesa medio rota, la caja con los escritos y otras cosas, las mantas y las almohadas, empapadas, pero no los cuerpos, y por mucho que buscaron, no los pusieron ver. Luego con los objetos recuperados fueron a Lipnik a ver al P. Ambrosio. Él notificó a Roma y a todos los Superiores Mayores el desgraciado incidente, y mandó a los Padres citados que volvieran e hicieran todo lo posible por recuperar los cuerpos, cosa que hicieron.

Cuando llegaron, vieron que unos pescadores habían recuperado sus cadáveres el 5º día después de su muerte. Estaban enteros, aunque a causa de la violencia de las aguas tenían algo desfigurada la cara. Una vez encontrados, con permiso del Sr. Párroco del lugar fueron metidos en sarcófagos nuevos, y enterrados provisionalmente en la iglesia, hasta una ulterior disposición del P. Ambrosio. Los cuerpos permanecieron allí hasta el invierno. Mientras tanto el P. Ambrosio fue a ver al Excmo. Príncipe el Obispo nuestro Fundador, pidiéndole permiso para trasladar los cuerpos de los Padres desde Lostiz hasta Lipnik, para enterrarlos en nuestra cripta, lo cual fue generosamente concedido por Su Excelencia. Luego, cuando les resultó cómodo, envió de Lipnik al P. Juan de Sta. María Egipciaca con unas narrias, y en tres días hizo el viaje de ida y vuelta. Luego, observando lo que había que observar, se celebraron sus funerales con gran afluencia de gente, y fueron enterrados por sus hermanos, y todo lo que había que pagar a Lostiz, fue pagado. Quizás aquel rayo que cayó en la torre de nuestra iglesia en presencia del P. Provincial y su compañero era un presagio de lo que les iba a ocurrir en el futuro, pues fue un sábado cuando cayó el rayo en la torre, y al sábado siguiente fueron arrastrados por las aguas. Aquel año hubo muchas y fuertes tormentas, e inundaciones.

El 10 de octubre del mismo año se hizo en el oratorio la promulgación ante todos de la casa del nuevo P. Provincial, el M.R.P. José de Sta. Catalina, que era antes Rector de Nikolsburg.

[1691]

El 17 de septiembre de 1691 se celebró en esta casa el Capítulo Provincial, que terminó el 22 del mismo mes. Una vez terminado, el P. Provincial y los Padres Capitulares salieron hacia sus respectivos colegios el 24 del mismo mes.

[1692]

El 4 de agosto de 1692 llegó aquí el R. P. Bernardo de S. Felipe Neri, para hacerse cargo de rectorado. Fue promulgado como tal el 1 de septiembre.

[1693]

El 10 de mayo de 1693 se celebró la fiesta de Sta. María de las Gracias, con indulgencia plenaria. En esta solemnidad otros años se suele invitar a los MM. RR. Sres. Párrocos, pero como este año coincidía con la fiesta de Pentecostés, y como ellos tenían que estar presentes en sus parroquias, no fueron invitados. La fiesta o patrocinio se celebró, siendo el Muy R.P. Provincial el celebrante de las vísperas cantadas y de la Misa. El Muy Rvdo. Sr. Decano vino a las segundas vísperas, para ganar las indulgencias, y las presidió con gran afluencia de fieles.

El 1 de noviembre se escuchó por primera vez en la iglesia el nuevo órgano, que costó 400 FR.

El 21 de ese mes se erigió una nueva cruz frente al colegio, y el crucifijo fue renovado.

[1694]

El 28 de abril el R. P. Bernardo con el P. Victorino y Florián, llamados por el Muy R. P. Provincial, fueron a Cosmonos para adornar la solemnidad de la introducción en el nuevo colegio, y luego volvió con el P. Victorino el 6 de mayo.

Al tercero o cuarto día después de volver de Cosmonos, el R. P. Bernardo salió hacia Kremsier para ver al Excmo. Príncipe el Obispo de Olomuc, quien con el acuerdo de los Superiores Mayores quería destinarlo al tercer colegio de las Escuelas Pías que iba a fundar en Freiberg, cosa que hizo. Antes de la fundación entregó al P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, entonces rector de Kremsier, una suma de 30.000 FR, para ser colocada a interés, cosa que se hizo por obra del P. Ambrosio, Rector de Kremsier. Aunque no concierna a esta casa, se tiene un diploma auténtico con la fundación de Freiberg con la firma del testigo, el P. Bernardo de S. Felipe Neri, que iba a ir destinado a Freiberg.

Después de la salida de aquí del Rector P. Bernardo, cosa que ocurrió en mayor de 1694, permaneció provisionalmente a cargo del gobierno de la casa el P. Juan de Sta. María Egipciaca, hasta que los Superiores Mayores proveyeran otro Rector.

El 24 de octubre de ese año por orden de los M.R.P. General y Provincial vino a esta casa desde Kremsier el P. Ambrosio de Sta. Ludmilla con su patente de Rector, que hizo publicar el 29 de ese mes de la manera acostumbrada. Después de la salida del P. Bernardo no encuentro nada memorable escrito en el archivo.

[1695]

El año 1695 llegó a esta casa una carta de Nikolsburg del R.P. Provincial anunciando que el M.R.P. General había llegado a Viena desde Roma en septiembre, y que el P. Provincial había ido a recibirlo a Viena. El M.R.P. General había obtenido audiencias con el Augusto Emperador, con el Rey de Hungría, con la Emperatriz, con el Nuncio Apostólico y con los principales Grandes de la Corte. Tras estos preliminares en Viena, fue con el R.P. Provincial a Nikolsburg, y luego a Straznice, Kremsier y Lipnik, de donde envió una patente de visita a esta casa, que está copiada en el libro de los decretos. Desde Lipnik fue a la nueva fundación de Freiberg, y llevando consigo al Superior P. Bernardo de S. Felipe Neri se fue a Cracovia en Polonia hasta que volvió, y se quedó unos días con nosotros para descansar de tantos días de camino. El P. Bernardo, abandonando Cracovia volvió a Freiberg. Después que llegaron a Polonia, el P. Provincial volvió a Nikolsburg.

[1696]

El 5 de enero el Ilmo. y Excmo. D. Juan Federico, Conde de Trautmansdorff, nuestro fundador o más bien el ejecutor de la última voluntad de la Fundadora la Ilma. Febronia, sufrió inesperadamente un ataque de apoplejía en Praga, y duró en esta enfermedad hasta el 4 de febrero, día en el cual, provisto de todos los sacramentos según la costumbre cristiana, se durmió en el Señor. Era sábado aquel día, entre las 3 y las 4 de la tarde. Nos enteramos de que había muerto en Praga el 8 de febrero. Ese día el Muy Rvdo. y Eximio Sr. Decano y el Grso. Capitán Mayor ordenaron que se tocaran las campanas en todas las iglesias hasta que fuera traído el cuerpo, y aún más tarde. El cuerpo de Praga fue traído a Peizkam, y de allí a Chrudim (el mismo día en que llegó la noticia de su muerte), y finalmente a Litomysl, el 11 de ese mes a las 3 de la tarde, y fue depositado en la capilla de la Fortaleza con la ceremonia habitual. Permaneció allí hasta el 27 de febrero, en que fue solemnemente trasladado a nuestra iglesia por la noche, y después de decir las oraciones acostumbradas, que dijo el P. Rector, fue enterrado en la cripta, con 5 hijos e hijas. Se construyó un monumento de duelo y durante tres días de exequias se celebraron 6 misas cantadas, entre otras muchas leídas. Y luego terminó todo. El piadosamente difunto Excmo. Sr. Conde había nacido en 1619. Había sido el Señor del señorío de Litomysl durante 46 años, y miembro de la Cámara y Lugarteniente de Bohemia durante 38 años. Descanse en santa paz. Otras cosas sobre sus exequias están escritas con detalle en el libro del archivo.

Hasta aquí se han anotado brevemente las cosas hasta el 1 de abril de 1696, bajo el rectorado del P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, que era el Rector.

Se añaden a continuación otras cosas que parece necesario que se incluyan aquí en esta relación histórica. En primer lugar, sobre las fundaciones. En segundo lugar, sobre los Superiores Mayores y Menores de esta Provincia y Casa desde 1640 hasta ahora. Y finalmente lo que se ha podido encontrar de los que en todo este tiempo han fallecido en esta casa y en ella están sepultados.

Sobre las fundaciones de este colegio

Las fundaciones perpetuas son dos. La primera es la de la Ilma. Sra. Febronia Hérula de Pernstein de santa memoria, heredera en su tiempo del Señorío de Litomysl, que decidió dar perpetuamente 1000 FR a los Padres, y mandó que después de su muerte los herederos que poseyeran el Señorío pagaran perpetuamente los 1000 FR, según se ha vista con más detalle más arriba en su testamento. A parte de esa suma no obligaba a sus herederos a dar nada más a los Padres (a no ser que voluntariamente quisieran darles otras limosnas). Hay que señalar que de esos 1000 FR más de la tercera parte eran retenidos a cambio de cerveza, pescado, tela, mantequilla y otras cosas necesarias. Por lo que los Padres de este colegio sin la ayuda de las intenciones de misa difícilmente podrían subsistir. Máxime porque en tiempos de guerra todas las cosas eran muy caras.

La otra fundación perpetua vino a los Padres del Consejo de Magistrados de Litomysl, que cada año daba 200 FR más 100 cargas de leña y 30 ristras de ajos para la cocina. Pero como ya se ha copiado esto más arriba, no vale la pena repetirlo. Esto es lo que concierne al colegio; las fundaciones de la iglesia se nombrarán al citar las obligaciones de misas.

Provinciales desde la fundación de este colegio, es decir, desde el año 1640

1.Muy Rvdo. P. Onofre del Stmo. Sacramento [Conti], Provincial de Germania, que desde esta Provincia llevó un grupo de religiosos al reino de Polonia en tiempos de Ladislao IV, Rey de Polonia, y fundó la primera comunidad en Varsovia, la ciudad real. Luego fue nombrado Provincial de Germania y Polonia. Pero como en aquellos tiempos nuestra Orden sufría graves perturbaciones, el P. Provincial fue llamado a Italia, y permaneció allí hasta el año 1656. Mientras tanto, para que la Provincia no quedase sin nadie que la gobernase, le sustituyó su vicario el P. Alejandro de S. Bernardo, que luego fue confirmado por la Sagrada Congregación. En las actas de Roma se podrá ver esto de manera más clara.
2.Muy R.P. Alejandro de S. Bernardo [Novari], fue en parte Rector de esta casa y Vicario Provincial de Germania y Polonia en tiempos turbulentos, tanto por las guerras internas como por las externas, y permaneció en este cargo hasta el año 1656, cuando la Orden fue cambiada y establecida como Congregación bajo el Papa Alejandro VII. En ese año volvió el M.R.P. Onofre del Stmo. Sacramento de Roma como Provincial, quien permaneció en el cargo durante 3 años. Volvió luego a Roma para el Capítulo General, y se quedó allí.
3.Después del Capítulo General celebrado en Roma en 1659 vino aquí como Provincial el M.R.P. Juan Domingo de la Cruz [Franco], que gobernó las Provincial loablemente durante 3 años. Pasados tres años, es decir, en 1662, se dividió la Provincia, y donde antes bastaba un Provincial, ahora hacían falta dos. El M.R.P. Juan Domingo se fue a gobernar Polonia.
4.M.R.P. Carlos de Sta. María [Passau], que era antes el Rector de Nikolsburg, fue el primer Provincial germano después de los Provinciales italianos. Fue comunicado como tal en esta casa el 27 de abril de 1662, y ejerció laudablemente su cargo durante 6 años.
5.El año 1668 le sucedió el M.R.P. Pablo de S. Felipe Neri [Eder], que había sido antes Rector de Horn. Bajo su Provincialato, el año 1669 el Papa Clemente IX reintegró completamente la Orden, como era al principio, con tres votos solemnes, y todos los privilegios de los Mendicantes. Duró en el cargo hasta el año 1671, en que se celebró Capítulo General en Roma. Volvió de Roma al rectorado de Nikolsburg, donde falleció.

Volvió de Roma el M.R.P. Carlos de Sta. María como nuevo Provincial, después de haber sido Rector de Horn tres años. Su Provincialato duró tres años, hasta 1674.

6.M.R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla [Prachowsky], antiguo Rector de Nikolsburg, que estuvo en el cargo hasta 1684.
7.M.R.P. Luis de S. Lucas [Baumon], anterior Rector de Lipnik, que estuvo en el cargo hasta el año 1683, en que se celebró el Capítulo general en Roma y fue elegido Asistente General, y se quedo en Roma hasta el año 1693. Mientras tanto volvió de Roma el R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, que había sido 3 años Rector de Nikolsburg, y fue nombrado Provincial hasta 1786.
8.El M.R.P. Alejo de S. Onofre [Eder], anterior Rector de Nikolsburg, fue promovido al Provincialato y ejerció loablemente su cargo hasta el día de su muerte, cuando iba con su secretario despumes de la visita de Litomysl hacia Kremsier para visitar al Rvmo. y Excmo. Obispo de Olomuc nuestro Fundador, y como tenía prisa, en el pueblo de Lostiz, sometido a una inundación, se ahogó. Descansa en santa paz con su secretario en Lipnik. Este desgraciado caso ocurrió el 8 de julio de 1690.
9.Después de su muerte se quedó la Provincia viuda de Provincial, y durante cuatro meses cuidó de ella el R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Rector de Lipnik y Primer Asistente. El M.R.P. General en 1690 nombró Provincial al M.R.P. José de Sta. Catalina [Baumann], que gobierna laudablemente ahora la Provincia. Estos son los Provinciales de Germania que han gobernado la Provincia desde 1640 hasta ahora. En cuanto a los que fueron Provinciales de las Escuelas Pías desde que llegaron los primeros el 2 de junio de 1631 de Roma a Nikolsburg, está en el Archivo de la Provincia.

Siguen los Superiores Locales de este colegio de Litomysl

1.El M.R.P. Alejandro de S. Bernardo fue el fundador de esta casa y su primer Ministro (así se llamaban al principio a nuestros superiores). Estuvo aquí durante varios años, luego fue nombrado Vicario Provincial de Germania y Polonia hasta el año 1654. En ese año fue a Polonia, y allí se durmió en el Señor en Rzeszów, en la Rusia Roja (así llamada). Cuando partió hacia allí le sustituyó en su lugar el R.P. Carlos de S.M. como Ministro local.
2.Cuando llegó el año 1656, y el Papa Alejandro VII estabilizó la Orden convirtiéndola en Congregación de votos simples y juramento de perseverancia, pidió en una bula que en lo sucesivo los Ministros de las casas fueran llamados Rectores. Y entonces el R.P. Carlos de S.M. fue nombrado primer Rector de esta casa.
3.R.P. Alejandro de la Asunción de la B.V.
4.R.P. Domingo de la Concepción de la B.V.
5.R.P. Alejo de S. Onofre
6.R.P. Andrés de S. Francisco
7.R.P. Alejandro de la Natividad de la B.V.
8.R.P. Tomás de S. Wenceslao
9.R.P. Felipe de la Concepción de la B.V.
10.R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, que sólo estuvo 4 meses, y luego fue nombrado Rector de Nikolsburg.
11.R.P. Francisco de la Purificación de la B.V.
12.R.P. Bernardo de S. Felipe Neri [Bartlik]
13.R.P. Bartolomé de S. José
14.R.P. Bernardo de S. Felipe Neri, por segunda vez
15.R. P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Rector por segunda vez, cargo en el que sigue hoy a beneplácito de los Superiores y de la disposición divina.

Sigue ahora la lista de nuestros religiosos que han trabajado esforzadamente en esta viña del Señor para gloria de Dios y de sus almas, y al final de sus labores devolvieron su espíritu a Dios, y yacen en la cripta de Santa Bárbara de esta iglesia. Estimé conveniente anotarlos para que nos acordamos de los que nos han precedido y recemos por el descanso de sus almas, esperando que los que nos sigan hagan lo mismo por nosotros.

  • En el año 1662 falleció y fue sepultado el H. Fabián de S. Bernardo, clérigo profeso en nuestra Orden.
  • En 1670, el P. Francisco del Ángel Custodio, sacerdote profeso.
  • En 1681, el H. Pablo de la Nativ. B.V., clérigo profeso ordenado de menores.
  • En 1684, el 23 de enero, el P. Benito de S. Estanislao, sacerdote profeso.
  • En 1684, el 10 de mayo, el P. Cristiano de S. Pablo, sacerdote profeso.
  • En 1689, el 10 de mayo, el P. Jerónimo de la Nat. del Señor, sacerdote profeso.
  • En 1690, el 7 de febrero, el P. Matías de S. Francisco, sacerdote profeso.
  • En 1691, el 25 de julio, el P. Nicolás de S. Carlos Borromeo, sacerdote profeso.
  • En 1692, el 20 de diciembre, el P. Vicente de S. Juan Evangelista, sacerdote profeso.
  • En 1695, el 28 de enero, el P. Victorino de S. Alberto, sacerdote profeso.
  • En 1695, el 9 de diciembre, el P. Carlos de S. Wenceslao, sacerdote profeso.

Obligaciones perpetuas de misas que se deben celebrar en la iglesia, y que conviene recordar para conocimiento de los que vengan

1.Además de una misa privada que debe celebrarse cada semana por el alma de la Ilma. Hérula Febronia de Pernstein (título), alabadísima fundadora de este colegio, cada año debe celebrarse perpetuamente el 14 de febrero (pues en esa fecha de 1656 pasó de esta vida a la eterna) un aniversario con catafalco y misa solemne de difuntos cantada. En ese día del aniversario todos los sacerdotes de este colegio deberán ofrecer por ella su misa privada, y otras oraciones.
2.El día 7 de cada mes se celebrará una misa privada leída por el alma del piadosamente difunto Ilmo. y Excmo. D. Maximiliano, Conde de Trautmansdorff, del cual era hijo el recientemente fallecido Ilmo. y Excmo. D. Juan Federico, Conde de Trautmansdorff (título). No encuentro en el archivo la causa o razón de esta fundación; posiblemente lo prometieron hacer nuestros mayores en aquellos tiempos de angustia en que se estaban construyendo el templo y el colegio.
3.El primer lunes de cada mes del año se dice una misa privada pro la Ilma. Casa de Trautmansdorff. La causa de ello (como se ha escrito con detalle más arriba) es que cuando se compró la casa kunitiana los Padres se obligaron a pagar 100 imperiales a los magistrados para redimir las tasas de aquella casa, y cuando se enteró de ello el Ilmo. y Excmo. Sr. Conde, recientemente fallecido y enterrado en nuestra iglesia, mandó a los Magistrados devolver aquellos 100 imperiales, cosa que se hizo, y a cambio el Ilmo. Sr. Conde donó a la comunidad un capital de 200 FR sobre dos casas que había edificado, y cuyo interés tenían que pagar cada año a la fortaleza. A cambio de ese censo entregado quiso que nosotros fuéramos eximidos en el futuro de toda contribución, y nosotros (pues el censo era perpetuo) nos comprometimos a celebrar perpetuamente una misa al mes por la familia de Trautmansdorff, cosa que cumplimos cuidadosamente.
4.Se dicen dos misas al mes, una por el padre difunto y otra por los consanguíneos difuntos, del Muy Rvdo. y Eximio D. Nicolás Costrauch, cura de Rubrodrowica, que todavía vive. Cuando muera, ambas misas se ofrecerán cada mes por el eterno descanso de su alma. Quiero añadir aquí el contrato de esta fundación (para conocimiento de quienes vengan después), copiado del Archivo Provincial, donde se encuentra.

Copia de la Fundación Kostrauch

“Yo, Nicolás Crisóstomo Kostrauch, en la actualidad párroco de Rubrodrowica, en el territorio de Waldstein del distrito de Nueva Boleslav, estoy en buena salud (por lo cual doy gracias al Dios Eterno) cuando escribo esto, pero tengo en cuenta que Dios nos avisa que velemos para que la muerte súbita no nos sorprenda, ya que de ello depende la eternidad. Por ello, quiero recordar fielmente las cosas que Dios insinúa como mandatos a los prudentes, y que ordenan las Escrituras, y excluir la impostura de las falsedades que erróneamente se van introduciendo en la vida. Por eso he decidido ofrecer, queriéndolo Dios, de las primicias de mi alma pecadora en mis trabajos pastorales, en refrigerio de mi alma perpetuamente durante los siglos futuros, la cantidad de 100 áureos en metálico, es decir, 300 Florines, al colegio de los RR. PP. Clérigos Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías que están en Litomysl, con esta intención: que los Rvdos. Padres que viven en ese colegio, cada mes (una vez aceptado el dinero) estén obligados a celebrar dos misas de réquiem; de momento y mientras yo esté vivo, una por mi padre difunto, y la otra por mis amigos. El día en que sea conocida mi muerte (momento culminante de todo) los mismos RR.PP. Escolapios celebrarán esas dos misas mensuales por mi alma, y celebrarán mi aniversario con una misa cantada. Y para que esta casi mi última voluntad tenga más fuerza, pido humilde y devotamente el testimonio de Rvmo. e Ilmo. D Tomás Pessina de Czechorod, Obispo de Belgrado, Decano Metropolitano de Praga, conde Palatino, etc., y al Muy Rvdo. y Eximio D. Wenceslao Alberto Brauner, Canónigo de la Real Capilla de Todos los Santos en Praga, y actual párroco de S. Wenceslao en la Pequeña Praga, que se dignen firmar la presente y poner sus sellos.

En cuanto a los RR.PP. Escolapios, si dejaran de cumplir la carga de celebrar las misas, después de recibir y aceptar el dinero, por ejemplo después de satisfacerla durante 10 o 20 años, sepan que tendrán que dar cuenta estricta a Dios Juez por mi alma, y que pongo esto sobre su conciencia. Quiero que esta casi última voluntad o testamento mío el Muy R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Prepósito Provincial de las Escuelas Pías de Germania y Bohemia, la mande copiar para memoria perpetua en el libro de crónicas del citado colegio de Litomysl.

En Rubrodrowica, en la residencia parroquial, en las fiesta de S. Alberto Obispo y Mártir, y Patrono del Reino, del año 1679. Tomás de Czechorod. Wenceslao Alberto Brauner. El mismo de más arriba”.

Hay que señalar que para dar fuerza a esta copia, el mismo Muy R.P. Provincial la copió y escribió lo siguiente:

“Yo infrascrito doy testimonio de que esta copia coincide con el original que se conserva en el archivo Provincial. Advirtiendo que por este motivo esos 300 F me fueron dados a mí por el M.R. D. Nicolás Cr. Kostrauch, cura de Robrodrowica, y fueron aceptados con esta condición: que las misas no serían obligatorias hasta que fuera colocado el capital, y la casa recibiera su beneficio. Del mismo modo el citado M.R.Sr. (según me dijo) deja a los Padres la libre disposición de celebrar una misa cantada de aniversario, de modo que se celebren 24 misas al año. Lo cual yo dejo a la voluntad del Superior de la casa. En fe de lo cual lo firmo y pongo el sello de mi oficio en Litomysl, el 7 de agosto de 1679. Ambrosio de Sta. Ludmilla, Provincial”.

La segunda cosa a señalar es que el P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, entonces antiguo rector de Litomysl, entregó los mencionados 100 áureos en mano cuando fue al rectorado de Nikolsburg el 9 de octubre de 1781 al M.R.P. Luis de S. Lucas, Provincial entonces, y a ellos añadió el colegio de Litomysl 50 F del dinero de la iglesia, para que añadidos a la cantidad de áureos citados, más 12 grosos y medio, hicieran una cantidad de 400 FR, para entregarlos a interés al Príncipe Fernando de Dietrichtein, que ofrecía un interés del 5%, lo que significa 20 FR al año. Esto ocurrió el 12 de octubre del año citado en Nikolsburg. El M.R.P. Provincial recibe estos 20 FR de Zvaestore en Nikolsburg, y los reserva para sus viajes anuales, que deben pagar las casas de la Provincia. Entregó un recibo por los 20 FR, absolviendo a la casa de la celebración de las misas. Sin embargo esta cantidad se anota en los ingresos y gastos de la casa, como si hubiera sido recibida y gastada.

En cuanto a las obligaciones de las solemnidades que se celebran en nuestra iglesia cada año, quiero escribirlas para que se recuerden.

  • El 19 de marzo es la fiesta de San José, singular patrono de nuestra Orden, por lo que se celebra solemnemente con una misa cantada y las dos vísperas.
  • El 25 de marzo, fiesta de la Anunciación de la B.V.M., se celebra solemnemente por la misma razón y de igual manera.
  • El Viernes de la Semana Santa se suele hacer una procesión pública en la que se representan los misterios de la Pasión del Señor, por la tarde, antes del tiempo de vísperas.
  • El domingo después de la fiesta de S. M. Magdalena se celebra la dedicación de nuestra iglesia, con octava.
  • El segundo domingo de mayo cada año se celebra solemnemente (vienen en procesión los Rvdos. Srs. Párrocos vecinos con su gente) la fiesta de S. María de las Gracias, titular de la iglesia, con oficio y octava.
  • El domingo siguiente a Corpus Christi, después de celebrar la misa en la iglesia, se acordó celebrar una procesión desde nuestra iglesia por la ciudad, servida por nuestros religiosos. El Muy R. Sr. Decano va con capa pluvial, y los religiosos sacerdotes con casulla acompañan. La última estación tiene lugar en la fortaleza, con alguna devoción especial.
  • El domingo después de la fiesta de S. Bartolomé se celebra la solemnidad del traslado de San Mansueto, cuyo cuerpo se lleva en procesión pública, con invitación a los párrocos vecinos y su gente, dando la vuelta en la columna de la Virgen que está en la plaza. Y se tiene una misa solemne, con dos sermones: en bohemo dentro de la iglesia, y en alemán fuera. De la misma manera se hace en la celebración de N.S. de las Gracias. Esta solemnidad solía celebrarse el primero de agosto, pero a causa de la fiesta de Sta. Ana, la Autoridad Arzobispal la trasladó al domingo citado en el año 1688, según el diploma que hemos copiado más arriba.
  • El 15 de agosto se celebra solemnemente la fiesta de la gloriosa Asunción de la B.V.M. a los cielos por parte de la cofradía que se llama de ese modo.
  • Además se celebran las 7 fiestas de la B.V.M. en nuestra Orden, como fiestas de primera clase, y lo mismo ocurre con la fiesta de S. Joaquín y Santa Ana.
  • El 17 de septiembre se nos concedió por indulto de la S. Congregación de Ritos que nuestra Orden celebrara de manera solemne el oficio y la misa del Santísimo Nombre de María. Pero luego, por la autoridad del Sumo Pontífice Inocencio XI fue trasladada para toda la Iglesia al domingo después de la Natividad de la B.V., y así se observa en nuestra iglesia.

Además de los sermones que se dicen todo el año los domingos y fiestas, durante Cuaresma se dicen los 7 viernes sermones después de las clases sobre la Pasión del Señor, y luego se canta el Miserere y se dice la oración habitual.

Añadimos aquí algo que se nos olvidó poner en el lugar en que se describen los altares de la iglesia. En el altar de la Santa Cruz del lado de la Epístola hay una estatua de S. Juan Nepomuceno Mártir que mandó hacer en Praga y traer pos su particular devoción hacia este santo la Ilma. y Excma. Sra. Condesa de Trautmansdorff, quien puso delante una lámpara de plata, y estableció una fundación para esta lámpara el año 1963.

Con el dinero de un fondo establecido por los devotos de esta ciudad de sexo femenino se construyó el altarcillo de Sta. Ana en la capilla de Sta. Bárbara en el lado del Evangelio, con la colaboración del P. Victorino de S. Alberto, con su cancela, pintado y dorado con 4 candelabros de estaño hechos por el herrero, con la almohada para el misal, manteles y antipendios, y hasta ahora se sigue manteniendo con las contribuciones de ese fondo. Dios y Santa Ana se lo paguen a las bienhechoras.

Hasta aquí todas las cosas dignas de recordar y escribir, tanto de la casa como de la iglesia de Litomysl y del colegio, brevemente reunidas por obra del R.P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, actual Rector de este colegio y Asistente Provincial de Germania. Con la ayuda de los amanuenses el R.P. Daniel de Sta. Bárbara, sacerdote profeso, y el H, Francisco de Sta. Bárbara, clérigo profeso aquí. Para mayor honor y gloria de Dios tres veces Santo y de la Santísima Virgen María Madre de las Gracias, y utilidad de los que lo lean.

En Litomysl se dio fin a esta relación histórica por gracia de Dios el 8 de abril de 1696.

Apéndice

En el que se contienen algunos extractos del archivo de este colegio de Litomysl, difíciles de encontrar en otras casas, para comprender mejor lo ocurrido en aquellos tiempos difíciles en torno a la fundación de esta casa, en el tiempo en que la Orden estaba navegando peligrosísimamente durante los pontificados de los Papas Urbano VIII e Inocencio X. En primer lugar se presenta una relación genuina de las turbaciones de Roma, ocasionadas por hijos abortivos de la misma Orden; luego siguen diversos escritos a los Sumos Pontífices de Ladislao IV, Rey de Polonia y Lituania, de Cardenales, Príncipes y Obispos. Sigue luego el gran conflicto que tuvo lugar en Varsovia cuando debía ser erigida la primera cruz en el lugar para el futuro colegio de las Escuelas Pías allí. Leyendo todo esto, el piadoso lector podrá al mismo tiempo compadecerse y ser edificado, contemplando las varias disposiciones y ordenaciones de la Divina Majestad en las cosas humanas.

A petición del Rey de Polonia Ladislao IV, los teólogos hicieron la siguiente relación acerca de las Escuelas Pías, alrededor del año 1646[Notas 2].

[Relación de los Teólogos]

“La Congregación de los Clérigos Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías fue erigida en Roma bajo la autoridad del Papa Clemente VIII, de feliz memoria; fue confirmada por el Papa Paulo V el 6 de marzo de 1617; fue convertida en Orden Regular o Religión con tres votos solemnes por el Papa Gregorio XV el 8 de diciembre de 1622, y el mismo Pontífice aprobó las Constituciones de la Orden o Religión citada el 28 de abril del mismo año, nombrando como Superior General de toda la Orden al fundador P. José de la Madre de Dios, por nueve años. Finalmente el 18 de octubre del mismo año confirmó a la Orden los privilegios de que gozan las órdenes mendicantes. El Papa Urbano VIII adornó a la misma Orden con muchos privilegios. Concretamente el 1 de junio de 1629 la eximió de asistir a procesiones y otros actos públicos; prohibió la erección de otras escuelas con el nombre de Escuelas Pías, y anuló las erigidas que se llamaban así el 7 de agosto de 1630. El 12 de enero de 1632 quiso que el P. José de la Madre de Dios, el primer Superior General de la Orden, lo fuera con carácter vitalicio. Finalmente eximió a dicha Orden de los Decretos Generales del Papa Clemente VIII y confirmados por él, que se refieren a los demás Clérigos Regulares, y bajo su autoridad apostólica se propagó, y se fundaron las Provincias Romana, Liguria, Nápoles, Toscana, Germania, Sicilia, Cerdeña y Polonia.
El año 1642 el P. Mario de S. Francisco de esa Orden, Provincial de Toscana, junto con algunos miembros de la misma Orden suscitó una gran revuelta contra el P. José de la Madre de Dios, Superior General de toda la Orden, y sus Asistentes. Que estaban del lado del Padre General, lo cual le removió las tripas, de modo que por obra suya el mes de agosto del mismo año, alrededor de mediodía, el P. General con sus Asistentes, acompañados de guardias, fue conducido a la sede y cárcel del Santo Oficio de la Santa Inquisición, acusados de odiar al citado P. Mario, hecho Provincial de Toscana, y de perseguirlo continuamente. Y después de estar varias horas detenidos (no encarcelados) en la sede del Santo Oficio, fueron despedidos. El citado P. Mario pidió, y obtuvo, del Sumo Pontífice Urbano VIII la suspensión del P. General y sus Asistentes de sus cargos. Se decretó una visita apostólica a toda la Orden, y fue nombrado Visitador Apostólico el Rvdo. P. Ubaldini, de la Orden Somasca, y se nombraron cuatro nuevos Asistentes de la Orden de las Escuelas Pías, de los cuales fue nombrado primero y principal el citado P. Mario. Se prohibió abrir nuevas casas en toda la Orden, y recibir novicios. Esto ocurrió en marzo de 1643.
Como se vio que el citado P. Ubaldini quería restablecer al P. General y sus Asistentes, fue despedido, y fue reemplazado por el Reverendo P. Silvestre Pietrasanta de la Compañía de Jesús, en virtud de un Breve Apostólico publicado medio mes después de que fuera nombrado Visitador General el P. Ubaldini. Así, pues, el P. Silvestre Pietrasanta gobernaba con autoridad apostólica toda la Orden, con sus colaboradores el P. Mario y los otros tres Asistentes, que tenían voto decisivo. Pero dos meses después de comenzar este nuevo gobierno, retirados los tres Asistentes por la autoridad de un breve apostólico, sólo Mario asistía al visitador apostólico. Dicho P. Mario fue atacado por la lepra, y consumido por fuego sagrado en medio de terribles dolores, y en su lugar fue nombrado por la autoridad apostólica el P. Esteban de los Ángeles, que antes había sido nombrado por ellos Procurador General de toda la Orden. La muerte del Padre Mario tuvo lugar el mes de noviembre del citado año 1643.
Luego en agosto de ese año el Pontífice instituyó una congregación de cinco cardenales para que, con autoridad apostólica, arreglaran los disturbios provocados, y calmaran a la Orden que fluctuaba en los peligros. El 17 de julio se había preparado un decreto de la Congregación por el cual se devolvía su lugar al P. General y se conservaba la integridad de la Orden. Pero antes de que el decreto o breve apostólico se hiciera público, prevaleció la opinión en contra de la persecución, hasta que por fin el 16 de marzo de 1646, el Sumo Pontífice, siguiendo el consejo de la Congregación que había constituido él mismo, por medio de un Breve Apostólico redujo la citada Orden de las Escuelas Pías a Congregación simple, sin que se citara ninguna causa en el Breve, aparte de la expresada en estas palabras: ‘Puesto que nos hemos enterado de que en la Orden su han suscitado graves perturbaciones, y todavía duran, nos parece que para calmarlas hay que reducir dicha Orden a Congregación, sin votos, etc.’ Es fama pública que hubo muchos que procuraron arduamente la reducción de la citada Orden a Congregación, para cuyo fin adujeron argumentos especiosos e historietas para persuadir a aquellos de que había que dictarse sentencia en aquella causa según su propio interés. Además se esparcieron muchas cosas en público contra la buena fama del P. José de la Madre de Dios, en otro tiempo Superior General de toda la Orden y de sus Asistentes, y se esparcieron cosas mucho más graves, como muestra una lectura curiosa de los escritos conservados en el archivo de la Orden. Y no faltaron quienes adujeron otras causas para la dicha reducción, como que ya había suficientes Regulares para dirigir escuelas de humanidades, o que era pernicioso para la república que los niños y adolescente plebeyos accedieran al estudio de las letras, porque luego faltarían a causa de este instituto quienes se dedicaran a los trabajos manuales.
El Serenísimo Rey de Polonia y Suecia pide una sentencia teológica sobre este hecho, para ver si debe razonablemente hacer algo por la conservación de esta Orden ante el Romano Pontífice. Daré mi sentencia, dando por supuesto que
1.El Romano Pontífice tiene jurisdicción para propagar una Orden Regular por toda la Iglesia. Por lo tanto alabo la prudencia y piedad del Rey Serenísimo, en lo que se refiere a que debe procurar la conservación de la citada Orden por parte del Sumo Pontífice, con medios razonables.
2.El Romano Pontífice puede, en acciones que no dependen o se deducen de principios de fe, y que han sido declarados doctrina de fe, sino de la verdad de hechos humanos, equivocarse, sin culpa y sin notable imprudencia en la búsqueda de la verdad de los hechos.
3.Urbano VIII de feliz memoria e Inocencio X (a quien Dios conserve al frente de su Iglesia durante muchos años), y también los cardenales diputados para tratar, discutir y decidir sobre este asunto, están exentos de cualquier sospecha razonable de querer causar daño a esta Orden. Sin embargo me entra aquí la duda de que su voluntad y su mente no eran del todo inmunes a algún tipo de engaño en este asunto. Pues ciertamente (es propio de la falibilidad de la mente humana) pudo sin dificultad colarse en este asunto alguna falsedad que, dejando aparte la prudencia y la justicia del Sumo Pontífice y de los Eminentísimos Cardenales, pudiera viciar la información del hecho sobre el que se funda la reducción de la citada Orden a Congregación.
Por lo cual me parece que es lícito que el Rey Serenísimo presente al Sumo Pontífice aquellas consideraciones que puedan ayudar a mostrar que se distorsionó la verdad de los hechos, y que son las que siguen.

La reducción de la Orden de las Escuelas Pías a simple Congregación, si no es por una causa justa, afea la autoridad de la Sede Apostólica, es molesta a reyes y príncipes que propagaron la Orden citada con fundaciones en sus reinos, y desean propagarla en sus provincias. Y para aquellos que con gastos considerables fundaron casas de las Escuelas Pías, es aún más molesta.

Y es también intolerable para los profesos de la misma Orden, propagada como se ha dicho en las provincias Romana, Liguria, Nápoles, Toscana, Germania, Sicilia, Cerdeña y Polonia, pues muchos no habrían pensado en el estado regular de no haberse sentido atraídos hacia este mismo instituto de las Escuelas Pías, para los cuales es ya imposible volver a su prístina libertad y sus bienes de fortuna, y mucho menos volver a la edad de optar por vivir en un instituto en el que pueden esperar como pago la tranquilidad.

No es seguro que ocurra entre los católicos, pero puede ser un motivo de escándalo principalmente para los herejes en Germania y en Polonia, quienes atribuyen esta reducción más bien al odio y al mal, al no ver una causa suficiente para ella sino los intereses de algunos, quienes han empujado a la Sede Apostólica a fuerza de incomodarla. Por supuesto, la reducción de esta Orden a Congregación tiene una causa final, y yo la pondré en evidencia. Puesto que la perturbación de dicha Orden que aparece como la única causa de esta reducción no parece ser suficientemente proporcionada, yo mostraré la que me parece evidente para tal reducción. Y sí la hay; más bien dos, aunque no sean claras para todos.

La primera es el P. Mario, de quien dijimos que falleció víctima de la lepra y del fuego sagrado, que estaba al frente de los disidentes, joven en edad y reciente en profesión en dicha Orden, quien fue superior de toda la Orden con sus secuaces, después de ser depuestos el Superior General y Fundador y sus Asistentes, llevados poco antes a la cárcel del Santo Oficio sin otra causa que una mala información del padre Mario.

La segunda es el padre Silvestre Pietrasanta, de la santa Compañía de Jesús, que fue hecho Visitador Apostólico de toda la Orden, de los cuales se puede presumir pública y universalmente que no tienen mucho afecto hacia las Escuelas Pías. Aumenta la sospecha de engaño el hecho de que la reducción citada no parece estar dirigida a remediar las perturbaciones surgidas en dicha Orden, sino más bien a extirparla y extinguirla como Congregación, a la cual se reduciría la Orden extinta. Así pues esta reducción parece ser fruto del esfuerzo de aquellos que presentaron hermosos argumentos aunque poco conformes con la verdad, para asesorar y extorsionar, lo cual difícilmente puede compensar el dolor de aquellos para quienes dije que esta reducción resultaba molesta e intolerable.

Puede ser que alguien considere que la verdadera causa de la reducción no aparece en el Breve apostólico de manera expresa, sino que hay otra causa implícita que no se expresa, aparte de las perturbaciones aducidas. Respondo a esto diciendo que no podría haber otra causa sino o bien un delito de toda la Orden, o bien su inutilidad con respecto a la finalidad para la que fue creada.

En cuanto a lo primero, evidentemente, es falso, pues debería existir algún pecado común a todos los miembros, como ser rebeldes en todas partes contra la Sede Apostólica, o herejes, o algún otro grave pecado del que estuvieran contaminados todos los miembros. Es absolutamente cierto que no existe ningún proceso criminal contra dicha Orden; al contrario, hasta hoy mismo existe la fama pública de la eximia santidad del padre José de la Madre de Dios, en otro tiempo Superior General y de no pocos otros que fueron apartados del gobierno. Al Serenísimo Rey se le comunicó que el Pontífice reinante había expresado con sus propias palabras que no había ningún defecto en las personas, lo cual atestigua el mismo presunto adversario Pietrasanta escribiendo en cuanto visitador estas palabras el 7 de febrero de 1644: ‘La cabeza de las Escuelas Pías, que es el Padre José de la Madre de Dios, es un religioso óptimo, de santísima intención y costumbres dignas de toda alabanza, y hay un gran número de religiosos ejemplares que pueden cooperar al arreglo de la misma’. Por lo tanto este argumento para la reducción no tiene ningún fundamento.

En cuanto a lo segundo, es evidentemente falso, pues de lo contrario la Orden no se habría extendido por tantas provincias en tan breve tiempo, ni sería deseada con tanta insistencia, ni sería comúnmente alabada por la modestia religiosa, el modo de vida, la ejemplaridad, la habilidad para instruir a la juventud, para convertir a los herejes y por otras obras por el bien de la cristiandad. Ocurrió que en la Ciudad y en otros lugares se ha exagerado públicamente la disminución de los oficios manuales a causa de las Escuelas Pías, a las cuales asisten los niños y adolescentes hijos de los trabajadores manuales. De hecho (se cuenta de Roma) hubo quien investigó si muchos de los que en Roma habían sido condenados a muerte habían ido a las Escuelas Pías. Y el resultado de la encuesta fue que casi todos aquellos criminales procedían de aquella educación. Esta exquisita investigación pone de manifiesto el prurito de calumniar y oprimir de la odiosa Orden citada.

Por lo cual, tras examinar atentamente la cuestión, concluimos, salvo mejor opinión, que por derecho puede el Rey Serenísimo urgir con gran confianza la estabilidad de esta Orden al Santo Pontífice, y también a los Cardenales, pues está libre de todo mal, y no busca sino el honor de Dios y el bien público.

Por lo cual el Rey Serenísimo, como parece que el Breve Apostólico por el que se reducen las Escuelas Pías a Congregación es en cierto modo subrepticio, puede amablemente suplicar a Su Santidad que suspenda la ejecución de la reducción de las Escuelas Pías a Congregación, y que vea jurídicamente si los argumentos citados que suponen su carácter subrepticio, son válidos.

En segundo lugar, se puede rogar al Sumo Pontífice que mientras tanto se nombre para esta Orden destrozada otro Visitador Apostólico que esté por encima de toda duda en cuanto a animadversión hacia las Escuelas Pías, que refiera a la Congregación de los Eminentísimos Cardenales y al Sumo Pontífice el estado real de toda la Orden.

En tercer lugar, se puede rogar al Sumo Pontífice que se vea si mientras se hacen estas cosas conviene nombrar un abogado para ver quiénes son los que sufren las consecuencias de las perturbaciones en la Orden, si la parte de los disidentes o más bien aquellos que han sido apartados con un esfuerzo pertinaz e inicuo.

Finalmente, se puede sugerir a Su Santidad que pida testimonios de obispos y hombres principales, como son los fundadores en cuyos territorios se han propagado las Escuelas Pías. Así, podrán ellos escribir a los que viven en Roma, para que conozcan el éxito de esta Orden propagada por toda Europa. A los políticos y principalmente a los fundadores les conviene pensar y observar si estas Escuelas Pías destruyen los trabajos manuales. Si algunos príncipes y políticos lo creen así, que no las admitan en sus tierras, pero que permitan que continúen allí donde ya están fundadas, o donde con gran esfuerzo intentan traerlas, como necesarias y provechosas.

Esta es mi opinión, salvo mejor juicio”.

Mientras el P. Mario estaba llevando a cabo estas perturbaciones de nuestra Orden en Roma en torno al año 1642, sin duda el Serenísimo Rey Ladislao IV, primer fundador de las Escuelas Pías en Polonia, estaba muy enterado por medio de sus Embajadores y Residentes, o como se les llama, Agentes, de todas las cosas que se trataban en Roma acerca de la Orden de las Escuelas Pías, que él acababa de fundar, como se ve en la carta del agente del Rey Juan Domingo, escrita al Rey desde Italia, fechada en Roma el 18 de enero de 1645, y que dice lo siguiente:

[Carta al Rey de Polonia]

“Sacra y Real Majestad, Señor Clementísimo.
Su Santidad remitió al Rvmo. Asesor del Santo Oficio aquel memorial que entregué a Su Santidad a favor de los Padres de las Escuelas Pías. Su Santidad tiene la intención de apartar al citado Rvmo. de la Congregación en la que se tratan los asuntos de las Escuelas Pías. No descuidé de escribir su nombre en el memorial, pues como pasa por muchas manos, no quiero que el Rvmo. sospeche y por ello se encienda más aún contra los Padres. Al Rvmo. sólo le presenté una instancia por escrito, que Vuestra Majestad podrá ver en la copia adjunta. Finalmente fui a ver al Rvmo. y tuve una larga conversación sobre este asunto, recomendando a los Padres citados en nombre de Su Majestad, y mostrándole el gran beneficio que hacen en Polonia, y el infinito escándalo que seguiría entre los herejes si se suprimiera la Orden. Él me aseguró que no se trataba de suprimir la Orden, y añadió que podía decirle eso mismo a V. Majestad de su parte. Me dio a entender que se podría reducir a una Congregación de votos simples, como era al principio. En lo que se refiere a restituir al P. General a su cargo, añadió que no podía hacerse, pues ya es anciano y decrépito de mente. Por ello ya se ha dado a la Orden uno de sus Padres a quien se ha confiado su cuidado.
Tuve luego una larga conversación sobre este asunto con el Emmo. Card. Pallota, quien me dijo que informara a V. Majestad que había hablado con Su Santidad sobre las Escuelas Pías, y notó que el Pontífice tiene una gran impresión contra los citados Padres, y todavía más contra el P. General, aunque lo considera un gran Siervo de Dios. Por consiguiente me dio el consejo de que V. Majestad se complazca en pedir al mismo Pontífice algún protector prudente, pío y celoso, ya que no tienen ningún protector que los defienda y presente sus razones. Respondí que Su Eminencia sería óptima, y él me dijo que estaba dispuesto a recibir la tarea de defender una Orden que consideraba utilísima para la Cristiandad y la Iglesia de Dios. Yo, considerando que V. Majestad no me ha concedido ninguna facultad para proponer o pedir tal cosa, propuse que sería útil que V. Majestad suplicase a Su Santidad (y él lo aprobó) que, puesto que ha fallecido el Cardenal Cesarini, protector de esos Padres, y no tienen quien los defienda, principalmente en estos tiempos de tanta ansiedad y dificultades, se dignase Su Santidad asignarles un Protector que sea un Señor prudente, piados, celoso y práctico en cuestiones de los religiosos. Y que, si Su Santidad está de acuerdo, en el Cardenal Pallota se juntan esas cualidades, por lo que recibiría una doble gracia si se dignara designarlo Protector; vea V. Majestad la mejor manera de pedirlo. Yo considero que sería sumamente beneficioso para dichos Padres si pudiera conseguirse el nombramiento de este Cardenal como Protector suyo, porque siente un gran afecto hacia ellos, y por ello me parecería una gran cosa que V. Majestad escriba para lograrlo, porque confío en que, con la ayuda de Dios, si se obtiene, defenderá enérgicamente a toda la Orden y al P. General contra los que les atacan.
Ofrezco humildemente mis respetos a V. Real Majestad rogando por su continua prosperidad y felicidad. En Roma, a 28 de enero de 1645.
Humilde y afecto siervo de V. Serenísima Majestad, Juan Domingo”.

Supongo que tras esta información de Roma es cuando el Serenísimo Rey pidió información a los teólogos acerca de la situación de las Escuelas Pías para proceder con seguridad en conciencia, y que ellos se la dieron al Rey, y es la que hemos copiado más arriba al comienzo de este Apéndice.

Por otro lado, no fue sólo el Serenísimo Rey el que asumió la defensa y patrocinio de las Escuelas Pías, sino que también lo hizo el Palatino de Cracovia, y casi todos los obispos de Polonia, como indican claramente los escritos que enviaron a la Sede Apostólica. Pero para que no parezca que cambiamos el orden de los años, presentaré primero cartas de príncipes de Germania con súplicas para conservar las Escuelas Pías enviadas a Roma antes que la del Rey de Polonia. Los cuales comunicaron al P. Alejandro de S. Bernardo, Vicario Provincial de Germania y Polonia, que habían sido fielmente entregadas en Roma a la Sede Apostólica, escribiéndole en italiano.

Carta del Príncipe Fernando Juan de Liechtenstein al P. V. Provincial

“Fernando Juan, por la gracia de Dios Príncipe S.R.I. de Liechtenstein y Nikolsburg, Duque de Teschini, Magna Glogovia, Oppavia y Carnovia en Silesia, y Capitán de la Legión Imperial de Hunoldstein.
Con nuestros saludos a Vuestra Reverencia sinceramente estimada por Nos.
Recibimos la carta remitida por V. Reverenda Paternidad, y la enviamos con la nuestra a Su Santidad y al Emmo. Cardenal Pamfili a nuestro agente de Roma para que fielmente las haga llegar, y no dudamos que él hará todo lo posible con el mayor fruto. En el campamento del fuerte de Corneüburg, a 5 de junio de 1646.
Siempre buen amigo de Vuestra Paternidad, Fernando Juan”.

El agente del Príncipe en Roma respondió lo siguiente acerca del asunto de las Escuelas Pías:

“Ilmo. y Excmo. Príncipe.
Recibí hace dos días la carta de Su Excelencia del 5 de este mes, junto con otras para Su Santidad Inocencio X y para el Emmo. Cardenal Pamfili a favor de los RR. PP. de las Escuelas Pías, las cuales las entregaré mañana, junto con el memorial prometido por el procurador de su casa, con el cual estuve ayer hablando durante toda una hora sobre este asunto, y me persuade que no pidamos nada más, pues ya se ha comunicado a todas los monasterios y lugares de la Orden que se ha decidido que la Orden será reducida a Congregación sin votos, de modo que puedan entrar y salir de ellas quienes quieran a su gusto, y que ningún monasterio o casa tendrá dependencia de otro, sin necesidad de General, y que todos los lugares que dichos Padres poseen estarán inmediatamente sometidos al Ordinario del lugar donde se encuentran, y que todo esto ha sido decretado y confirmado por medio de una Bula apostólica, a pesar de las recomendaciones del Serenísimo Rey de Polonia y de otros Príncipes. Y parece que es imposible obtener una revocación inmediatamente. Por lo cual habrá que buscar otros modos para sostener a esta Orden o Congregación, moderando la comunicación, principalmente porque estos Padres tienen en contra como rivales a los Padres de la Compañía de Jesús.
En Roma, a 30 de junio de 1646. Fabricio Tenzoni”.

Otra carta sobre este tema del Excmo. Príncipe de Liechtenstein al R. P. Alejandro

(Título: Fernando Juan, como arriba)
“Un afectuoso saludo, gracia y todo bien a nuestro querido Muy Rvdo. P. Alejandro.
Por la carta adjunta V.R. podrá ver cuál fue la respuesta a la carta recomendando a vuestra Santa Orden de las Escuelas Pías entregada recientemente por nuestro agente Tenzoni. Nos duele sinceramente que no sea más agradable. Mientras tanto indicamos al mismo que insista en la petición, y haga todo lo posible. Deseamos de corazón que salga todo bien según los deseos loables de V.P. y de toda su devota Orden. A cuyas oraciones nos encomendamos fielmente. En el campamento del fuerte de Corneüburg Tüterdorff, a 31 de julio de 1646.
Buen amigo de V. Rev., Fernando Juan”.

En la carta del Príncipe se ve que había escrito inmediatamente a Roma al Emmo. Card. Capponi, entre otros Cardenales, a propósito del asunto de las Escuelas Pías, según se colige de la siguiente carta del Card. Capponi respondiendo al mismo Príncipe en italiano:

[Carta del Cardenal Capponi]

“Ilmo. y Excmo. Señor.
La estima singular con que sirvo a V. Excelencia corresponde al favor que V. Excelencia me hace al contar con mi persona. Para satisfacer a V. Excelencia y el encargo que me hizo, fui a hablar con Su Santidad acerca de la conservación que desea de la Congregación de las Escuelas Pías. Veo que no es la intención de Su Santidad el eliminarla, sino que considera que por su bien le conviene ponerla bajo la autoridad de los Obispos, tanto en Germania como en otras partes, pues como esta Orden es nueva y reciente, de este modo podrá servir mejor al bien común y ayudar a los Obispos. De modo que la intención de Su Santidad no es otro que la mayor utilidad y beneficio de los Padres, de la gente y de los lugares en que se encuentran. Por lo tanto V. Excelencia puede estar seguro de que recibirá satisfacción, como merece su gran piedad. Besando sus manos para terminar, quedo en Roma, a 25 de agosto de 1646, servidor de V. Excelencia, Cardenal Capponi”.

El Excmo. Príncipe envió copia de esta carta que recibió de Roma del Cardenal a Nikolsburg, al R. P. Alejandro, Vicario Provincial, acompañando una carta de la que un párrafo, en alemán, decía:

“En la copia adjunta V.R. podrá ver que escribimos una carta con nuestra sincera recomendación al Venerable Consistorio de la Sda. Congregación de Propaganda Fide, gobernada por el Cardenal Capponi, de lo cual quise informar a V.R., en Marburg, a 11 de septiembre de 1646. Fernando Juan, Príncipe de Liechtenstein”.

Qué más se hizo en este asunto de la Orden de las Escuelas Pías en Roma durante este año 1646 hasta el año 1647, o qué otros Príncipes de Germania escribieron a la Sede Apostólica, y qué respuesta recibieron a sus cartas, no lo encuentro en nuestro archivo de Litomysl. Tal vez haya otras en el archivo de la Provincia. Siguen a continuación las recomendaciones a favor de las Escuelas Pías en el año 1647, por orden de fechas, tanto las escritas al Pontífice como a otras personas.

En primer lugar, la

Carta del Ilmo. Sr. Palatino de Cracovia Lubomirski al Rvmo. Arzobispo de Esztergom.

“Hace V. Ilma. y Rvma. Excelencia una cosa digna de su eximia piedad cuando me recomienda seriamente a los PP. de la Compañía, a los que Vd. mismo favorece. Por lo demás yo favorezco sus esfuerzos en promover el culto divino, y nunca he estado en contra de que vengan al condado de Szepes. A pesar de lo que piense, yo les brindé una hermosa ocasión de obtener fruto en la viña del Señor por medio de un colegio nuevo y un templo que les ofrecía para que los usaran en mi pueblo de Podolín. Pero, puesto que entonces para ellos contaba más su propia comodidad que el bien de la gente, en aquel sitio puse en su lugar a los Padres de las Escuelas Pías. Y ellos consiguen allí mucho fruto para Cristo con su ejemplo y doctrina. Y ahora resulta que los Padres de la Compañía primero envidian aquella presa de almas, y luego se han puesto a pensar en cómo subyugarlos. Por lo cual, después de buscar insistentemente un lugar en la vecindad, decidieron oponer sus escuelas a los de los citados Padres de las Escuelas Pías. Han obtenido sin contar conmigo un lugar para construir su domicilio o colegio, lo cual me molestó, y no puedo aceptar su proyecto. Cuando se ve el celo por la mayor gloria de Dios de los Padres de la Compañía yo lo alabo, cuando es ordenado; pero me enfado por el absurdo, porque no es loable. Pues yo también a causa de mi celo introduje en aquellas partes a los Padres de las Escuelas Pías, que también se dedican como la Compañía al servicio de la Iglesia de Dios, si el poder de sus rivales no se lo impide. ¿Qué debería hacer? Usted dirá. Mientras tanto yo removeré todas las piedras para conservar a los que abrazo como vaso elegido del Espíritu Santo, y desde ese punto de vista, considero que en mi territorio los Padres de la Compañía pertenecen al grupo de los que no piensan sino en construir altar contra altar. Por lo tanto, si alguien quiere fundar a los Padres de la Compañía en su casa, me parece muy bien. Doy permiso a esos Padres para que intenten que se nombre una Comisión por parte de Su Majestad para averiguar acerca del terreno en el que temerariamente se introdujeron, tanto si me pertenece a mí como a cualquier otro, y que esa comisión se informe por una parte y otra.
Por lo demás certifico a V. Ilma. y Revma. Excelencia que siempre empleo y emplearé mi celo y ánimo en la propagación de la Religión Católica y para complacer a V.I.Exc. Me despido de V.I.E. y le ofrezco reverentemente mis esfuerzos y servicios. En Cracovia, a 5 de mayo de 1647.”

Otra carta del mismo Palatino de Cracovia al Rvmo. Obispo Unciense

“Mi deseo de propagar la religión católica en todas partes no es inferior al de V. Señoría Ilma. y Rvma., y por eso hice recientemente en mi pueblo de Podolín una fundación de los Padres de las Escuelas Pías. Antes había invitado amablemente a los RR. PP. de la Compañía a fundar allí una casa, pero no les gustó el lugar ni las condiciones. Ahora absurdamente buscan mi ayuda que en otro tiempo desecharon. No se lo tendría a mal, si no hubiera sido porque, más que pedir, lo que han hecho ha sido extorsionar. Pues es evidente que han comenzado a adquirir insolentemente un terreno en mi pueblo vecino de Varalienski sin mi conocimiento y permiso. Luego, antes de firmar la posesión, debieron salir de allí. Por lo que si hay algún pecado en la cosa, se debe a su temeridad. Sepa V. Ilma. y Rvma. Señoría que en el caso presente no puedo ayudar a los Padres de la Compañía. Me parece muy bien que busquen otros patronos y fundadores fuera de los confines de mi territorio. Pero a mí no me parece correcto llevarlos a un lugar problemático a causa de muchas razones, entre ellas el bien del colegio de las Escuelas Pías que se encuentra en un lugar cercano a donde ellos quieren ir, lo cual significaría levantar una altar contra otro. V. Señoría Ilma. y Rvma. se enterará de más cosas sobre el asunto por medio de la gente que envié para darle satisfacción. Mientras tanto quedo diligentemente al servicio de V. Señoría Ilma. y Rvma., y ruego porque todo le vaya muy bien. En Cracovia, a 5 de mayo de 1647.”

Cartas suplicatorias a favor de las Escuelas Pías enviadas por el Rey de Polonia y Suecia Ladislao IV al Sumo Pontífice y a los Cardenales

“Santísimo y Beatísimo Padre, Señor clementísimo[Notas 3].
Consideramos que hacemos la voluntad de Dios cuando enviamos a V. Santidad nuestras cartas recomendando el instituto de los Religiosos de las Escuelas Pías. Nos mueve a ello el ver su constante piedad en el mundo sármata. Que se puede mostrar con ejemplos ilustres, por lo que nos duele que este santo grupo sufra tantas perturbaciones y cambios en su vida, puesto que favorecemos con íntegro vigor el que puedan florecer en medio de los arbustos de la herejía. Hemos experimentado que esta familia religiosa ofrece una sólida y expresa imagen en la que se aúnan la verdadera virtud y la religión, por lo que deseamos mucho que su presencia sea más sólida, y que gocen del patrocinio confiado de Vuestra Santidad, de modo que aquellos que iluminaron el terreno polaco puedan ofrecer a la Iglesia de Dios mayores frutos. Este es nuestro deseo común, y que expresamos en las humildes cartas adjuntas a Su Santidad, con las que le rogamos que se digne hacer firme y seguro el estado de este santo grupo en Polonia con el favor de su autoridad paterna. A este insigne favor, que piden nuestra república, la Iglesia de Dios y los errores de la herejía, corresponderá el premio de aumentar la alabanza a Vuestra Santidad, y la tranquilidad conseguida por el aumento de del esperado fruto. Por lo demás besamos reverentemente los pies de V.S., y nos encomendamos diligentemente a su bendición. En Varsovia, a 25 de mayo de 1647”.
“Santísimo y Beatísimo Padre[Notas 4],
La constante fama de los institutos religiosos de las Escuelas Pías en nuestro mundo sarmático, propagada por los ejemplos ilustres de estas plantas jóvenes, es llevada con la recomendación de nuestra Orden, siendo yo el pregonero, en apoyo de su derecho legítimo ante Vuestra Santidad. Puesto que hay que saludar a los grupos santos que florecen en la viña de la Iglesia, y conservarlos en su íntegro estado de vigor incorrupto. Ha llegado a nuestro conocimiento que este santo instituto no sólo ha sido desacreditado, sino degradado a otro estilo de vida, casi destruido por completo. Por lo que consideramos que hay una causa justísima para dirigirnos humildemente a Vuestra Santidad para suplicarle que se digne conservar este santo grupo seguro y protegido, que confirma a los católicos con sus ejemplos y prácticas de vida austera y debilita los odios infestos de los herejes. Haciendo así sostendrá con no pocas ayudas y promoverá los esfuerzos de la atenta solicitud de Vuestra Santidad por el bien público. Todo el senado de los Condes solicita esta gracia a Vuestra Santidad, encomendando todo el Reino devotísimamente a la bendición de Vuestra Santidad. En Varsovia, a 15 de mayo de 1647”.

Carta al Cardenal Vicario

“Eminentísimo y Reverendísimo Sr., de toda mi consideración.
Las familias religiosas son instituidas y favorecidas para ayudar a la Iglesia contra las adversidades del tiempo que la deprimen y confunden, no sin daño o perturbación del culto divino. Recibimos recientemente en el seno de nuestro reino, no sin grandes esfuerzos, a los Padres de las Escuelas Pías, y ciertamente su modo de vida da buenos frutos a la Iglesia y a la república. En efecto, hasta ahora han trabajado en las escuelas y en la piedad, y mucho más se puede esperar de ellos si tienen la ocasión. Pero ha llegado la noticia de que se les proscribe nos sólo en nuestras regiones, sino que se les reduce a la categoría de sacerdotes seculares. Como nos corresponde velar para que nada dañe a la Iglesia, creemos que debemos dar testimonio de su honradez y de su buen trabajo, por lo que merecen nuestro patrocinio. Por lo tanto rogamos a Vuestra Eminencia, que tanto poder tiene, que mantenga sin cambios esta Orden. Lo cual será para gran utilidad de la Santa Iglesia, y singular alabanza de V. Eminencia, y a nosotros nos procurará no poco beneficio. Mientras tanto ofrecemos devotamente a V. Eminencia nuestros servicios y esfuerzos. En Varsovia, a 25 de mayo de 1647. De Vuestra Eminencia…”

Carta de los Arzobispos y Obispos del Reino de Polonia al Cardenal

“Eminentísimo y Reverendísimo Señor, de toda nuestra consideración.
La principal fuerza de la religión católica, tanto para afirmarla en su antiguo estado, como si hay que renovarla a causa de la tenaz audacia de los herejes, está en las familias religiosas, que rechazando el cuidado de las cosas mortales dedican su mente a cuidar de las eternas, y con las antorchas de su doctrina yd e su vida intentan fiel y esforzadamente disipar las tinieblas de los errores y la gloria de Dios. En esta tierra nuestra mereció esta alabanza entre las demás familias la orden de las Escuelas Pías, que se ha dedicado de manera notable a promover las cosas divinas durante los últimos tiempos. Y puesto que con unas débiles raíces da tales flores, se puede esperar que dé luego magníficos frutos. Y como hemos oído que hoy sufren turbaciones, y que la Orden ha sido apartada de su camino para ser transformados en sacerdotes seculares, no nos consideraremos libres de culpa si no hacemos todo lo que podamos para conservarla incólume. Por ellos nos dirigimos a V. Eminencia, para que se digne con su autoridad, que tanto puede, proteger a esta familia que en nada es molesta a la Iglesia y es muy útil a la República, para que con el permiso de Su Santidad vuelva a su antigua dignidad, lo cual si lo consiguiera V. Eminencia, sería con gran mérito ante Dios y mucha utilidad para la Santa Iglesia y nuestra República. Mientras tanto ofrecemos nuestros esfuerzos y obsequios a V. Eminencia, en Varsovia, a 25 de mayo de 1647.
Matías, arzobispo de Gniezno
Nicolás, arzobispo de Lviv
Pedro, obispo de Cracovia
Andrés, obispo de Poznan
Andrés, obispo de de Lodz
Andrés, obispo de Chelmno y Vicecanciller del Reino de Pomerania
Estanislao, obispo de Chelmie
Estanislao, obispo de Kiev.”

Carta del Rey de Polonia Ladislao IV al Papa Inocencio X

“Santísimo y Beatísimo Padre en Cristo, Señor clementísimo.
El benigno juicio del ánimo paterno de Vuestra Santidad acerca de mi empeño por la gloria de la Cruz y la República Cristiana, transmitido por mi Embajador el Conde de Straznice, me anima a seguir según la índole de mis mayores, y me provoca a intentar lo que es considerado óptimo según Dios y su Vicario para estas tierras. Esperando que con prontitud los demás príncipes reciban la exhortación de Vuestra Santidad, daré ejemplo aquí, poniendo el cetro paterno y los deseos de la República al servicio de V. S., y rogaremos que vayan en la misma dirección apostólica los reyes y príncipes cristianos, para que se vea en toda la Iglesia que yo y mis súbditos nunca dejaremos de merecer esa buena opinión. Basta de odios intestinos, Beatísimo Padre; vuelve a invitar a tus hijos a la caridad fraterna y dígnate pedir a gentiles y bárbaros que tus olivos junto con las palmas africanas y los laureles asiáticos decoren allí el sepulcro del cual mana la vida y la grandeza de los Reyes. Estos serán pensamientos propios de un Pontífice tan grande, dignas obras de cristianos y católicos. Esto esperan los mismos herejes de los príncipes católicos para emulación del formidable poder de sus protectores. ¿A qué sirve limitar un apetito tan grande de dominio a los estrechos límites de Europa? Sin perjuicio de la Divina Majestad, hay amplios imperios para saciar esta enorme hambre. Yo sólo tengo un deseo, el de redimir las almas por la Sangre de Cristo, y el crecimiento de la Santa Iglesia. Beso los Pies de V.S. y me encomiendo junto con mis reinos a vuestro paterno amor. En Varsovia, mayo de 1647”.

Otra carta del mismo Rey al ismo Pontífice

“Santísimo y Beatísimo Padre en Cristo, Señor clementísimo.
Después de besar los pies de Vuestra Santidad, presento en nombre mío, de mis reinos y de mis gentes una humildísima recomendación, no nueva ni desconocida para Vuestra Santidad, sino repetida muchas veces a favor de las Escuelas Pías. Y aunque no dudo que recuerde mi recomendación, y cuántas súplicas he dirigido a Roma a Vuestra Santidad por esta Orden sobre la que Vuestra Santidad, rigiendo el mundo, sentó la mano; pero mi piedad, a la que no contienen límites, añade peticiones a las peticiones, de modo que no sólo se conserven estos religiosos beneméritos en la Iglesia de Dios y muy piadosos en mi reino, sino que no se les moleste más, y que no se cambie su primera norma de vida. Y como el ejemplo en toda virtud del buen príncipe es imitado, aquí llega invitado por mi ejemplo (lo digo sin jactancia) todo el mundo polaco suplicante, y todo el reino que se extiende por no poco territorio de la Sarmacia, con el consenso unánime de los Condes añadido, se postra a los pies de Vuestra Santidad para que se digne favorecer y conservar las plantas verdeantes y florecidas de esta religión plantadas en mi reino. Conocerá pronto que estos frutales jóvenes producirán muchos frutos en la Iglesia de Dios, tantos como palmas llevan de la fe propagada y la juventud formada. Y lo que es más, confío en que fortalecida esta Orden por la fuerza y el derecho de muchos servirá para reprimir los insultos de los poco fieles a la religión católica. Gime oprimida sin el hierro triunfal, sólo por la piedad, la presuntuosa herejía cuando percibe cada día la austeridad de vida, el trabajo, la tolerancia de los Padres de las Escuelas Pías ante el hambre, el frío, los horribles rigores de las brumas heladas, y de este modo movidos los demás herejes someten la cerviz inclinada al yugo divino, que hasta ahora rechazan de modo insolente. No dudo que Vuestra Santidad favorecerá este justo deseo mío y de toda la gente de Polonia obedientísima a Vuestra Santidad, y que acogerá nuestros deseos con paternal afecto, con todo lo que expusimos con humildad a Vuestra Santidad, por cuya felicidad oramos al Ser Supremo. En Varsovia, a 17 de junio de 1647, 15º de mi reinado en Polonia, y 16º en Suecia.
Obligadísimo hijo de Vuestra Santidad, Ladislao, rey de Polonia y Suecia.”

No dudo que en aquellos años de persecuciones se escribieron muchas cartas a la Sede Apostólica, tanto por los Reyes y Próceres de Polonia, como por los Príncipes de Germania, intercediendo a favor de las Escuelas Pías, hasta que Alejandro VII, movido por tantas súplicas, transformó las Escuelas Pías en otra Orden, como se ve en la Bula de este Papa, con la antigua observancia de las Constituciones, tres votos simples y juramento de perseverancia. Y no duró mucho tiempo ene se estado la Congregación, sino que, bendiciendo Dios la paciencia, humildad y constancia de las Escuelas Pías, el Papa Clemente IX de feliz memoria por medio de una bula restauró la Congregación citada a Orden religiosa con tres votos solemnes, atribuyéndole los privilegios de los Mendicantes, en el año 1669. De modo que, superados tantos itinerarios tortuosos llenos de peligros, triunfó sobre con constancia y paciencia sobre sus rivales e incluso sobre el Erebo, con la bendición de Dios, y luego el honor sucedió a la ignominia.

Queremos incluir una carta de recomendación del Serenísimo Rey Juan Casimiro de Polonia, que escribió a Roma al Cardenal Orsini a favor de las Escuelas Pías, en el año 1652, en italiano, y que decía lo siguiente:

[Carta del Rey Juan Casimiro]

“De la misma manera que con nuestra autoridad real nos esforzamos de buena gana en reformar los abusos de los religiosos en nuestras provincias, por lo misma razón ofrecemos nuestra protección a los religiosos que observan sus Reglas, entre los cuales sentimos una particular inclinación hacia los Padres de las Escuelas Pías, quienes después que fueron introducidos por nuestro hermano el Serenísimo Rey Ladislao IV de gloriosas memoria en el reino siempre han vivido con gran observancia y una vida ejemplar y provechosa. Por ello los recomendamos celosamente a V. Rvda. Señoría con el deseo de que en cualquier asunto que se presente los tenga V. Rvda. Señoría bajo su protección, puesto que son unos buenos religiosos y protegidos y queridos por Nos. Nos alegraremos de recibir de V. Ilma. Señoría el gozo de poder disfrutar de esos religiosos, y que Dios guarde próspero a V. Ilma. Señoría. En Varsovia, a 28 de enero de 1652. Juan Casimiro, Rey”.

Los dos atestados que siguen debían haberse puesto en la segunda parte, después de los nombres de los nombres de los que ejercieron el cargo de superiores en la Provincia y en esta casa en aquellos años dolorosos. La razón por la que se insertan aquí es la siguiente: en aquel estado de turbación y reducción de la Orden, los adversarios trabajaban para que, para ser erradicadas cuanto antes las Escuelas Pías, cada casa tuviera su superior privado, sin que dependieran de otros, y que no hubiera correspondencia entre ellas en la Provincia. Este era el plan del Erebo para abolir de la memoria de los hombres la Orden. Y habrían conseguido su efecto, pues Dios permitió que se siguieran los consejos de los pésimos antagonistas, como ocurrió con Ajitófel, frente a las intercesiones de tantos piadosos reyes y príncipes ante la Sede Apostólica. Pero estos tanto rogaron oportuna e inoportunamente que al final concedieron que hubiera relaciones dentro de la Orden, y Superiores mayores para su conservación y gobierno, así como poder admitir al hábito. Por eso el año 1644, por consejo principalmente de dos, el Muy Rvdo, P. Pietrasanta de la Compañía de Jesús, nombrado entonces Visitador Apostólico de nuestra Orden, y el R.P. Esteban de los Ángeles, Superior y Procurador General de las Escuelas Pías, fue privado de su cargo el Venerable P. José de la Madre de Dios, Fundador de la Orden, con sus cuatro Asistentes. Así, pues, los citados regentes de la Orden nombraron para Germania (pues habían mandado ir a Italia para mortificación nuestra al Muy R.P. Onofre del Stmo. Sacramento, nuestro Provincial) Vicario Provincial al R.P. Alejandro de S. Bernardo, y para que gobernara provisionalmente estas Provincias, le enviaron la Bula del Pontífice y la patente para ejercer el cargo. Él a su vez comunicó a las Provincias los siguientes atestados desde Polonia:

Primer Atestado de los Padres de Varsovia

“P.C.
Nosotros los infrascritos atestamos que hoy ha llegado a Varsovia una carta de Germania del R.P. Alejandro de S. Bernardo, enviada el pasado 1 de junio por el Muy R. P. Silvestre Pietrasanta, Visitador Apostólico, y el R.P. Esteban de los Ángeles, Superior y Procurador General de la Orden de las Escuelas Pías, en la cual le nombran Vicario Provincial en esta Provincia de Germania y Polonia, y con ella hay una copia o copias del Breve Apostólico de N.S. el Papa Urbano VIII publicado el 15 de noviembre del año pasado en el que al citado P. Esteban constituyéndole Superior de la Orden junto con el P. Visitador, y la carta patente con el nuevo oficio del P. Alejandro. Convocados especialmente los profesos de esta casa, fueron leídas y publicadas, y fueron aprobadas con la debida reverencia en todos y cada uno de sus puntos. En fe y prueba de nuestra obediencia, firmamos la presente el 8 de agosto de 1644, en Varsovia.
“Yo, Jacinto de S. Gregorio recibí las citadas cartas el pasado 5 de julio en Litomysl de Bohemia, y no perdí tiempo en hacerlas leer y publicar”.
“Yo, Casimiro de la Concepción de la B.V. recibí las cartas citadas y por orden del P. Ministro las leí públicamente en presencia de todos los profesos de esta casa, convocados especialmente con este motivo, en fe de lo cual lo firmamos”.

Otro Atestado de Podolín

“Atestación de la publicación del Decreto de Su Santidad y de la carta patente.
Yo, Juan domingo de la Cruz, Ministro y Maestro de Novicios de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, afirmo sinceramente que he recibido una copia del Decreto de Su Santidad en el que S.S. N. Sr. Urbano VIII nombra Superior y Procurador General al P. Esteban de los Ángeles en lugar del difunto P. Mario, y una carta patente del P. Alejandro de S. Bernardo en la cual él es nombrado Vicario Provincial. Hice leer y aprobar todo ello con el debido reconocimiento y pronta sumisión y con fiel obediencia a todas las cosas contenidas en ellas, de la manera acostumbrada, con todos los religiosos súbditos míos de esta casa convocados expresamente para ello. En fe de lo cual lo firmo en Podolín, el 14 de agosto de 1644.
Yo, Juan Francisco de Sta. María Magdalena, doy fe.
Yo, Agustín de S. Carlos, sacerdote, doy fe.
Yo, Juan de S. José, doy fe”.

Estos atestados auténticos siguieron a aquella Bula del Papa Urbano VIII que iba con la patente dada al P. Alejandro de S. Bernardo por aquellos de entonces dirigían la Orden como se ha dicho más arriba, y que después de buscar cuidadosamente no he podido encontrar en nuestro archivo; quizás estén en Roma o en Nikolsburg, pues en aquellos tiempos los que dirigían las Escuelas Pías en Roma lo ponían todo patas arriba, con la excusa de ayudar, y en realidad estaban cavando la fosa para enterrar y abolir la Orden. Y esto no sólo lo hacían los que actuaban políticamente en Roma, aino que sin duda también lo hacían desde las primeras fundaciones polacas, y con muy mala intención daban consejos contrarios a los santos principios. La siguiente carta, escritas al R. P. Alejandro de S. Bernardo en Litomysl, en italiano, por el Muy R.P. Onofre del Stmo. Sacramento, desde Varsovia nos permiten ver claramente este contexto.

[Carta del P. Onofre del Stmo. Sacramento]

“P.C. Recibí las dos cartas de V.R. escritas antes y después en las me informaba sobre los asuntos de esa Provincia, de la fuga y pérdida de la gente, y cómo se teme una destrucción total en manos del enemigo, con el cerco obstinado de Olomuc y la salida y pérdida de los nuestros; alabemos en todas las cosas la Divina Majestad. Sería bueno y necesario si los imperiales no sólo los derrotaran y pusieran en fuga, sino que hicieran en la patria de los enemigos el mismo daño que ellos hicieron en la pobrecilla Moravia, tomando algún lugar o fortaleza en el cual establecerse y desde el cual pudieran empujar a los enemigos. Si no lo hacen ellos, que lo haga Dios, para que al año siguiente no vuelvan, como hicieron después de la derrota y muerte del General Pannier.
Nosotros, gracias a Dios, por aquí estamos bien y con mucha gracia. La semana pasada enviamos a esa provincia cuatro de los nuestros, el P. Francisco con dos novicios y el H. Glicerio; espero que ya hayan llegado. Ayer por la tarde, hacia las 3, su Real Majestad decidió fundar nuestra Orden en esta ciudad, con todo lo necesario, y mandó pagar por el terreno 14.000 Florines. Invitamos a una procesión a todos los religiosos de aquí; Su Majestad invitó a la Reina; la Reina luego a toda su Corte y Senadores del Reino, a quienes les gusta aparecer en las funciones públicas y acompañar a los demás grandes del Reino. Se había preparado la música real para las vísperas, y para acompañar la procesión y cantar las letanías. Los soldados estaban formados; los obispos con los nobles etc.; y yo con mis compañeros: el P. Agustín había preparado un hermoso sermón para el momento de colocar o plantar la Santa Cruz.
Y he aquí que, permitiéndolo Dios, el demonio, común enemigo, lo trastornó todo, usando como instrumento para su obra (pues así se desarrollaron los hechos) a aquél que debiera arreglarlo todo: el clero. Ocurrió que el Vicario del obispo de la ciudad no quiso conceder el permiso, diciendo que él no podía dar el placet del Ordinario. El obispo de Cracovia, que es el Gran Canciller del Reino, y era a quien se le había ofrecido la bendición de la Santa Cruz y el acto de la procesión, declaró ante Su Majestad que de ningún modo podía llevar a cabo aquella función, o sería excomulgado. En consecuencia, su Majestad quiso excusarlo. En realidad debía bastar con que el Rey le asegurase que el Ordinario de Varsovia le había dado el permiso, y tenía su licencia, dada de palabra; sin embargo el Obispo de Cracovia de ningún modo aceptó la cosa, diciendo que quería tener el permiso del Ordinario por escrito. Su Majestad, viendo que no podía hacer nada más, mandó a su secretario italiano a informarme, y me contó cómo estaban las cosas. Considere V.P. cuánta paciencia me fue necesaria.
Sin perder tiempo fui a ver al Nuncio Apostólico en carroza, pidiéndole una audiencia, y le conté lo que ocurría. Me sabía muy mal que el Rey había decidido salir inmediatamente al día siguiente para sus vacaciones anuales acostumbradas, que suele tener durante casi dos meses seguidos.
El Reverendísimo Nuncio sintió mucho la cosa. Le rogué se me dignara darme permiso a mí, o bien al Obispo citado, o al Guardián de los PP. Franciscanos Reformados (en cuya casa estaba la cruz que había de bendecirse), y al final me la dio a mí. El Rvmo. Nuncio me concedió todo lo que le pedí, y estuvo de acuerdo en todo, asombrándose de que aquel obispo hubiese tenido tanto escrúpulo para bendecir la cruz y dirigir la procesión. Bastó (así van en estos tiempos los negocios divinos, pues se tiene temor donde no había nada que temer; tienen escrúpulos para promover la mayor gloria de Dios, pero para introducir abusos y varias familias de herejes en esta ciudad, no tienen ninguna conciencia de escrúpulo) este inconveniente, no demasiado grande, para que llegara aquel tiempo (si acaso no ha llegado ya) del cual dijo Cristo: ‘¿Creéis que se encontrará caridad en aquellos días?’ En suma, intentando arreglar las cosas pasó el tiempo, y yo ya no pude tener audiencia fuera de la hora que me había asignado el Rey, que fueron las cuatro, pues Su Majestad estaba ocupado con juicios y visitas. Cuando al fin me recibió, le dije todas las cosas al Rey, diciéndole que no debía tener ningún escrúpulo. Me respondió el Rey: ‘Padre, ¿qué querías que hiciera? Yo no soy teólogo’. Luego me animó diciendo que para evitar todo tipo de fastidio, el Obispo ordinario volvería a la ciudad dentro de dos o tres semanas, y entonces se harían todas las cosas con mayor seguridad y satisfacción. Con humilde agradecimiento le deseé feliz viaje. También le pedí permiso para salir hacia esas provincias, recomendándole al P. Jacinto con otros 4 que dejé para esta fundación. El rey tenía algunas dificultades para dejarme marchar, a causa de los enemigos y los peligros del viaje. Le pedí que me diera un salvoconducto para viajar por sus tierras, esperando ir así más seguro. Su Majestad no sólo me lo concedió, sino que me prometió darme una carta de recomendación para el Emperador, que yo anhelaba desesperadamente. Le recomendé humildemente también a los nuestros que se quedaban en aquella provincia. Me respondió que cuidaría de ellos como si fueran sus hijos. Y, con mucha clemencia, me ofreció su mano para que la besara, y después de honrarme mucho, se encomendó a nuestras oraciones. Yo me despedí sumamente satisfecho del afecto real y de la gratísima audiencia, obligándome, cuando fuera edificada la iglesia, a volver para colocar en ella los cuerpos de SS. Primo y Feliciano Mártires.
Después fui a visitar a la Reina, de quien recibí también una graciosísima audiencia, en la cual lamentó mucho que no se hubiera tenido la celebración. Entre otros temas sobre nuestra Orden, me preguntó sobre la edad y la salud de nuestro Venerable Fundador. Al final se recomendó a nuestras oraciones. Al despedirme, le pedí alguna letra de recomendación para el Emperador, que es hermano de la Reina, la cual me la concedió y además me pidió que saludara de su parte al Emperador.
Hoy por la mañana el Rey me hizo llamar por medio de su secretario, para informarme de otra decisión suya, y que era que esa mañana temprano, antes de amanecer, había enviado rápidamente un cosaco al obispo citado, para que enviara su permiso por escrito, y esperaba que estuviera de vuelta en cuatro días, pues hay 40 millas hasta el lugar en que está. En espera de obtener la respuesta, quiere posponer sus vacaciones, y volver a la ciudad dentro de dos días, de modo que se pueda tener la ceremonia que se había previsto, y que yo asista personalmente. En consecuencia no quise irme, sino esperar el tiempo indicado, pues conocía el deseo de Su Majestad y entendí que sería para honor de nuestra Orden. Por lo tanto decidí obedecer al mandato de Su Majestad. Esperamos mañana ser introducidos por el Camarero mayor de su Majestad en nuestro terreno, para tomar posesión de él, pues el Rey ordenó que se hiciera así antes de su marcha, cosa que ha ocurrido hoy hacia las ocho.
Que Dios conceda un feliz viaje al Serenísimo Rey, y que lo conserve sano durante muchos años, pues su vida será de gran provecho para nuestra Orden. Pues se muestra tan interesado en nuestro incremento que V.R. no puede imaginarlo. Con palabra de sacerdote puedo asegurar que nunca he visto un fundador y protector semejante a él. Considere V.R. el diálogo del Rey conmigo. Quería que le aconsejara cómo asegurar el establecimiento de su fundación de manera perpetua. ‘Puesto que ustedes los Padres no pueden tener bienes estables, ¿de qué modo haremos para que se mantenga perpetuamente la fundación después de mi muerte?’ Yo le expliqué lo que hizo el Conde Magni, es decir, obligar a sus herederos, y al Obispo, en el caso de que sus herederos no quieran dar la limosna a los Padres, bajo pena de confiscación. A ello respondió el Rey: ‘Pero mi Reino no es hereditario. Así que constituiré para ustedes un monte[Notas 5] (como le llamamos nosotros en Italia), y obligaré a esta ciudad a que entreguen una especie de limosna anual’. Alabé la intención de Su Majestad, y ojalá se mantenga constante en este propósito.
Después de despedirnos del Rey, estuvo muy ocupado con muchas visitas y la preparación del viaje en los próximos días. Recordó al secretario todo lo que tratamos, para que se llevara a cabo la fundación anual, y la cantidad de la misma, para no tener que ocuparse más de la fundación y de la erección de la cruz. Envió al cosaco, tal como me había dicho.
Acabo aquí porque ya me he extendido bastante, y no puedo hacer nada más para consolar vuestra provincia. De momento V.R. informe de estas cosas a todos los Ministros de esa provincia. ¡Deo gratias! Rece por mí. Varsovia, 12 de septiembre de 1642. Siervo en Cristo de V.R., Onofre del Stmo. Sacramento, Provincial”.

¿Cómo o cuándo fue hecha la solemne erección de la S. Cruz en Varsovia? No encuentro nada en el archivo. Si alguien desea saber más cosas con respecto a esto, que consulte el archivo de Varsovia. Yo me conformaré viendo que si entre los benévolos lectores alguno encuentra algo raro, no haga como un Momo que se va a tumbarse al sol, sino que le ruego que, o enmiende las erratas, o componga algo mejor, o se calle.

Todas estas cosas fueron escritas, redactadas y completadas para mayor gloria de Dios y de la Santa Madre de las Gracias de Litomysl. El 1 de mayo de 1696.

P. Ambrosio de Sta. Ludmilla, rector de las Escuelas Pías de Litomysl y en otro tiempo Provincial de Germania.

Inventario del Archivo de Litomysl

1.Fundaciones
2.Donativos y legados
3.Cartas del Venerable Fundador y del Venerable Pedro de la Natividad de la M.V.
4.Cartas de los Fundadores
5.Sobre los milagros del Ven. Fundador
6.Capítulos Generales e instrucciones de los mismos
7.Capítulos Provinciales con sus instrucciones
8.Capítulos Locales e informaciones
9.Algunas licencias especiales
10.Patentes de los Provinciales, o Provincialatos
11.Parte del cementerio concedida
12.Originales de las reliquias de S. Mansueto
13.Indulgencias para la iglesia y para la Cofradía
14.Licencia para absolver casos
15.Cartas relacionadas con nuestro Instituto
16.Cartas de Straznice
17.Cartas Consistoriales
18.Breves en relación con la Orden
19.Cartas oficiales de diversos
20.Compras y ventas
21.Conversiones de herejes
22.Recomendaciones para recibir las órdenes
23.Cartas pastorales de los Generales y obediencias
24.Cartas del Visitador Apostólico Pietrasanta
25.Recomendaciones del Rey de Polonia a favor de la Orden
26.Bulas Pontificias a nuestra Orden
27.Visitas Provinciales
28.y
29.Misceláneas de los Padres de Germania e Italia
30.Obediencias
31.Misceláneas de seglares
32.Historia del martirio de un decano de Litomysl
33.Concernientes a las fundaciones en Polonia
34.Profesiones de los nuestros
35.Reglas del Prefecto de las escuelas
36.Oficios de la comunidad de Litomysl
37.Litigios acerca de las sepulturas
38.Litigios por la venta del huerto
39.Oraciones y ritual de vestición y profesión; también cánones penitenciales

Notas

  1. El P. Alejandro con fecha 16 de diciembre escribió a Roma diciendo que ese día había sido convocado por la Ilma. para ir a ver a Su Eminencia, pero no cuenta lo que trataron.
  2. Según el P. Tomás Viñas, en Esbozo Histórico, su autor es el P. Valeriano de Magnis, hermano del Conde Francisco de Magnis (fundador de Straznice), Capuchino [N. del T.].
  3. En BARTLIK, Anales, esta carta es atribuida a los obispos de Polonia.
  4. En BARTLIK, Anales, esta carta es atribuida al Príncipe Ossolinski, en nombre de la nobleza de Polonia
  5. Un capital fijo que produzca un interés anual [N. del T.]