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[1665]
Entre otras dificultades (en ausencia del P. Rector Alejandro de la Asunción de la B.V.M., que había ido a Roma al Capítulo General), el P. Agustín de S. José. Vicerrector, se dio cuenta de que esta casa estaba muy agravada con el impuesto del emperador por el que había que pagar 1 F anual por cada barril de cerveza, y que los exactores nos reclamaban, no queriendo oír nada de nuestras protestas. Por eso, para sacudirse el yugo, el mes de marzo fue dos veces a Praga; en la primera se enteró de que el mismo yugo lo debían soportar los Franciscanos, los Irlandeses y otras órdenes mendicantes. Le dijo el Excmo. Fundador que sólo estaban excluidos los Capuchinos, que iban a vender cerveza de puerta en puerta transportándola a caballo o manualmente a los monasterios. Sin embargo, de la misma manera que los Franciscanos habían obtenido del mismo Emperador la exención en Viena, del mismo modo el P. Vicerrector quiso beneficiarse de los privilegios de los Mendicantes, por lo que con el consejo, auxilio y graciosa intercesión por parte del Excmo. Fundador el Burgrave Mayor, presentó un memorial al Ilmo. Conde Losy, Inspector Mayor de los impuestos, y tras superar muchas dificultades al final obtuvo un rescripto favorable para el exactor del lugar y distrito.
Tras recibir el rescripto, el Sr. Exactor Brotczy inmediatamente devolvió 32 FR al P. Vicerrector y el justificante por el impuesto. En otro momento el Ilmo. Sr. Conde Losy dijo al P. Vicerrector que la gracia presente se la prorrogaba para el año siguiente, pidiéndole solamente que cada año en el mismo mes de marzo fuéramos a Praga y nos presentáramos en su oficina, y manifestásemos cuánta cerveza habíamos recibido del Excmo. fabricante durante el año, y prometió que confirmaría el rescripto.
Cuando el P. Vicerrector trató de este asunto con el Excmo. Fundador, le recordó al mismo tiempo precedentes documentos de sus Superiores, que le gustaría cumplir, pero que sin embargo no podía hacerlo, en relación con la oración de las 40 horas que debía celebrarse en nuestra iglesia. El Excelentísimo, que intentaba que celebráramos ya el culto en nuestra nueva iglesia, viendo la copia de los documentos citados, pidió severamente a sus funcionarios encargados de nuestra construcción que hicieran lo necesario para que el 10 de mayo se pudiera usar el templo. Sin embargo, aunque se transmitieron exactamente las órdenes a los trabajadores, parecía que había poco tiempo para completar a tiempo lo que estaba comenzado, por lo que el Excmo. Sr. mandó que si se retrasaba la terminación, es decir, si trabajaban más sólidamente, y por ello no podían adelantar la terminación, se celebrara la oración en la iglesia parroquial, cosa que se hizo así. Antes el P. Vicerrector, pidió y obtuvo permiso del Emmo. Cardenal, en cuanto Ordinario del Lugar, para celebrar esta devoción de las 40 horas en iglesia ajena, con el patrocinio del Excmo. Dr. Fundador, de manera segura y solemne. Esta es la copia del permiso, en el que el Emmo. concedía indulgencias además para excitar el fervor de la gente: