BartlikAnales/1661

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Año 1661 de Cristo. 7º de Alejandro VII. 4º de Leopoldo I. 65º de las Escuelas Pías

Al comienzo de este año se consultó para sustituir al Asistente General, pues estaba vacante su oficio por el fallecimiento del P. Glicerio, y los votos fueron favorables al P. Miguel de Sta. María, rector de Strasnize y viceprovincial de Germania, al cual se le expidió la carta patente que dice como sigue.

Carta patente

“Camilo de S. Jerónimo, Prepósito General de la Congregación de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.
A ti, R. P. Miguel de Sta. María, sacerdote profeso de nuestra congregación, salud.
Como según prescriben nuestras Constituciones, en caso de fallecimiento de algún Asistente elegido durante el Capítulo General, es deber mío el nombrar a alguien idóneo que le sustituya hasta el próximo Capítulo General; por esta causa te nombro Asistente de nuestra Congregación, con la conformidad y voto de los demás Asistentes, pues confiamos mucho en tu diligencia, prudencia, fe y rectitud de costumbres para llevar a cabo los asuntos para bien común de toda la Congregación. Y te mandamos en virtud de santa obediencia que aceptes y ejerzas con humildad este oficio, y a los religiosos súbditos nuestros que, en virtud de santa obediencia, te reconozcan y te reverencien como tal. En fe de lo cual firmamos lo escrito y mandamos poner el sello habitual de nuestra Congregación. En Roma, en la casa de las Escuelas Pías de S. Pantaleo, el 26 de enero de 1661.
Camilo, como más arriba. Pedro de la Anunciación, Asistente y Secretario.”

Esta es la patente del cargo de Asistente General, el cual no se atrevió a salir de Germania a causa del rigor del invierno, y esperó un clima más suave, y mientras tanto encargó al P. Domingo de la Concepción que se hiciera cargo de la casa. El P. General, no esperando que fuera a Roma, viajó a Nápoles, quizás hacia el 20 de marzo. ¿Con qué motivo? En ninguna parte está escrito. Pero fue necesario que se encargara celosamente de todos sus asuntos en Roma el P. Procurador junto con el P. Asistente que al mismo tiempo gobernaba con el cargo de rector la casa, y que parece que sería el P. José de la Visitación, pues era el más antiguo.

Después de vuelto el Padre General, cosa que ocurrió hacia mediados de mayo, también llegó salvo y sano el nuevo Asistente, el P. Miguel, desde Germania, llevando consigo al P. General un memorial para entregar a la S. Congregación de asuntos de los Regulares del Excmo. D. Andrés Santiago Greysing, párroco en Austria superior, que doce años antes, cuando la reducción inocenciana abandonó aterrorizado el instituto, pero ahora, enterado de que había sido puesto en pie de nuevo, tenía ganas de volver al mismo; y como se había enterado de que esa gracia estaba impedida por el reciente Capítulo General, para conseguirla más fácilmente la pedía con mayor humildad, rogando que se removiera ese obstáculo. Y su deseo no fue en vano, pues obtuvo la dispensa de la S. Congregación para volver, y pudo disfrutar de sus derechos antiguos, según lo declaró el P. General en una carta al P. Viceprovincial de Germania que decía lo siguiente.

Se permite la vuelta

“Escribimos por propia mano, y con nuestros padres un documento a la S. Congregación y al Eminentísimo Protector nuestro pidiendo que se permitiera la vuelta que nos pedía humildemente el R. Sr. Andrés Santiago Greising; nuestro Eminentísimo Protector, estando nosotros de acuerdo, se dignó conceder clementemente el permiso, de modo que pudiera volver a tomar nuestro hábito y volver a nuestra Congregación a pesar del decreto del Capítulo General celebrado en 1659. En vigor de esta dispensa, que se conserva en nuestro archivo, y por la autoridad que se nos otorga, ordenamos a V. R. Que reciban de nuevo al citado D. Andrés Greising que vuelve a la Congregación, a condición de que renueve los votos y emita el juramento de perseverancia, según lo requiere el Breve apostólico del Pontífice reinante Alejandro VII. El cual juramento lo hará en presencia de los padres y hermanos de la casa en que se le reciba y se le considere en el número de los hermanos profesos, con la antigüedad que corresponde al tiempo que antes estuvo en la Congregación. En fe de que se ha hecho así se encargará de transmitir aquí el documento firmado por el mismo D. Andrés y dos testigos, para perpetua memoria. Roma, 28 de mayo de 1661. Afectísimo suyo en el Señor, Camilo de S. Jerónimo, Prepósito General.”

Compra de casas. Capítulo Provincial

Enviada esta carta por el mismo P. General, el P. Procurador José de S. Eustaquio recibió un mandato para comprar unas casas vecinas a S. Lorenzo in Piscibus para noviciado, con fecha 29 de junio.

Un poco antes el mismo mes, el día 25, envió de buena gana cartas a todas las provincias para celebrar (si fuera necesario) el capítulo provincial en su momento adecuado, es decir en el mes de octubre, pues ya se terminaba el trienio desde que se había celebrado el anterior.

Se crea una casa de estudios general en Roma

Para adquirir una doctrina uniforme de las ciencias superiores en la Congregación, y luego llevarla y explicarla en las casa de formación de nuestras provincias, nuestro P. General, con el consejo de sus Asistentes y otros padres graves en la casa de S. Pantaleo, decretó la creación de un Estudio General. Al cual Estudio cada provincia debería enviar dos clérigos buenos e ingeniosos, y capaces para los estudios, pidiendo a los provinciales que para cubrir los gastos de comida y vestidos que se harían en el estudio cada uno haría celebrar en su provincia dos misas diarias a intención de la casa de S. Pantaleo. Con la fecha citada más arriba, el 25 de junio de 1661.

Primer Provincial de Cerdeña

También este mismo mes se hicieron algunos cambios de superiores. Así el 3 de junio el P. Pedro de S. Peregrino fue nombrado primer Provincial de Cerdeña. Y el P. Eustaquio de Sta. Cecilia se hizo cargo del rectorado en la casa profesa de Cagliari.

El P. Vicente, Provincial

El 18 de junio, a causa de la muerte del P. Juan Crisóstomo, que en mayo había asumido el cargo de Provincial en Liguria, el P. Vicente de la Concepción que ya se estaba preparando para volver a Roma, se vio obligado a quedarse en Génova, y volver a hacerse cargo del provincialato, hasta que disminuyera el calor del verano, de modo que no fuera malo para la salud. Pues a causa de muchas dificultades que había tenido en Génova, el citado P. Vicente renunció al oficio de provincial, y fue llamado a Roma para continuar con el proceso de la vida de nuestro V. P. Fundador.

En consecuencia se fue cuando pudo. Y el P. Juan Esteban de la Madre de Dios fue enviado con el oficio de visitador general a aquella provincia con patente fechada el 8 de octubre. También el P. Procurador General se vio obligado a recorrer la provincia romana con el mismo fin.

Milagro del Fundador

El día 20 de septiembre llegó una carta de Campi en la provincia de Nápoles, del P. Tomás de S. Agustín, rector de aquel lugar, en la que anunciaba que un cierto médico, para agradecer la gracia de la recuperación de la salud de un hijito suyo por la intervención de los méritos de nuestro venerable P. Fundador, quería erigir una capilla en su honor en nuestra iglesia de Campi. Como el P. Rector no sabía qué decisión tomar en ese caso, consultó sobre ello al Padre General. ¿Qué consejo recibió? No consta en el archivo de Campi, por lo que hay que añadir que quizás un asunto de tal importancia se detuvo allí. Sin embargo creo que leyendo bien los decretos de Urbano VIII no se prohíbe dar al Siervo de Dios los mismos honores que a los canonizados y beatificados, por lo tanto se conseguiría también permiso para erigir esa capilla a nuestro V. P. Fundador.

Estado de la Provincia de Germania

El 21 de octubre escribió al P. General una carta desde Germania el P. Carlos de Sta. María, viceprovincial, que decía lo siguiente:

“Benedicite.
Escribí recientemente que iba a ir de viaje a Lipnik, al noviciado, cosa que hice, y después de tres semanas volví a salvo a Nikolsburg, donde vuelvo a tomar la pluma para ejercer el oficio de escribir con un poco más de material recogido durante el camino. En primer lugar, en cuanto pude observar, hay disciplina en el noviciado, y al mismo tiempo una discreta y estupenda mansedumbre y prudencia con la que el P. Ambrosio modera los ánimos de los jóvenes, quien con no menor diligencia con la que ya ha terminado la mitad de la obra comenzada el año anterior, y espero que en un año más la tendrá ya acomodada de tal modo que se pueda habitar en la mitad de ella con comodidad, por lo que deseo vehementemente que no se admitan ni se sustenten más novicios allí, para que la construcción del edificio no sufra más impedimentos.
Pasé también por la casa de Strasnize, la cual por el fallecimiento del P. Miguel no tiene superior, pero el vicerrector se encarga del gobierno, lo que hace que no tenga tanta autoridad ante los súbditos, por lo que P. Martín de S. Leopoldo tiene unos ánimos un tanto subidos. Pero espero que el hombre cambie de costumbres, avisado principalmente por caso estupendo que paso a relatarles.

Un caso admirable

Había prometido aquí el P. Martín a una cierta persona moribunda, cuya confesión recibió, la ejecución de algunos legados, principalmente dar limosnas a los pobres. Pero lo cierto es que una cantidad que debía recibir de un Conde, que se la debía a esa persona, omitió el pedirla, para no ofenderle. Pero no quedó impune por ello. Pues el 10 de ese mes, hacia medianoche fue flagelado terriblemente en todo el cuerpo, de modo que no pudo levantarse del lecho en ocho días. Tan pronto como llegué visité al hombre en el lecho, e inspeccioné junto con el P. Ambrosio, rector de Lipnik, las heridas de las que tenía cubierto el cuerpo, y era admirable que parecía que se las habían hecho con el filo de un cuchillo. ¡No se puede explicar cuánta fue la consternación entre los demás aquella noche! Pues decían que se oía tanto ruido en toda la casa como si hubiera torbellinos, o como si la casa fuera a hundirse. Espero que este aviso les sirva para el futuro a todos. Por lo demás de Strasnize, como dije, fui a Nikolsburg, donde determinados por fin los dos clérigos que irán a estudiar a Roma, hoy 21 de octubre los he enviado, de modo que espero que estén allí par la fiesta de Santa Catalina.” Así escribía el P. Carlos desde Nikolsburg.

Este caso del P. Martín no es fabuloso, pues yo lo confirmo como testigo ocular. Lo vi marcado en la cara, en la frente y en el cuerpo con crueles marcas, que no parecían cortes en la piel, sino más bien marcas de sangre que brillaban hacia fuera debajo de la piel, y que casi representaban al Hijo de Dios flagelado. En cuanto al estrépito que se escuchaba por la casa, era causado por las carreras de aquel padre, pues saltando de la cama no sólo corría a toda velocidad por el piso superior intentando escapar del espíritu flagelante, sino que buscaba refugio entrando en el oratorio y en el comedor, con un bastón que había cogido para defenderse. Cuando el estrépito duraba tanto tiempo que alarmó a los de casa, uno más animoso tocó la campana para que saliéramos todos, y se pusieron a discutir qué hacer en aquella extraña situación, he aquí que apareció corriendo desde el piso inferior por las escaleras hacia el dormitorio y cayó en sus manos, y creyendo que sería algún ladrón, fue saludado con un puñetazo del H. Romualdo, y como tenía la cara cubierta no se veía quién era, pero cuando le destaparon la cara y vieron que era el P. Martín, lo llevaron al lecho en silencio, y aquella noche apenas pudo decir nada. Después de recuperar la calma y volvió en sí contó que había sido flagelado pro Dña. Salomana (así se llamaba la difunta) con un hilo de hierro, por haber descuidado el pedir una deuda al Conde al que ella había servido durante muchos años, para distribuirla entre los pobres.

Yo había conocido a aquella persona difunta, que al hacerse anciana tenía cierto aspecto de bruja, y entre los de la corte tenía fama de maga y prestidigitadora. Sin embargo parece que, a causa de alguna buena obra desconocida por el mundo, Dios le hizo este favor, el de poder recordar al negligente ejecutor de su última voluntad, tal como hemos descrito, sin duda para que la liberara más rápidamente de las llamas expiatorias, cosa que ocurriría cuando se hubiera pagado la deuda y distribuido el dinero entre los pobres, pues ya después no volvió a recibir ninguna otra visita semejante. Por otra parte el dicho P. Martín refirió la conversión de 47 herejes a la fe verdadera, y el P. Sebastián de la Madre de Dios 84, quizás por medio de aquellos clérigos que fueron a estudiar a Roma. Eran los hermanos Tomás de S. Wenceslao y Luis de S. Lucas, que fueron encomendados por P. General al cuidado del Estudio con la carta que sigue.

Prefecto de estudios

“Camilo de S. Jerónimo, Prepósito General de la Congregación de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.
A ti, Rvdo. P. Pedro Lucas de S. Miguel Arcángel, Asistente nuestro, salud en el Señor que es la verdadera salud.
Como hemos hecho venir a Roma, con el consejo de los Asistentes, a los jóvenes clérigos religiosos nuestros de las provincias a causa de los estudios, para que puedan dedicarse a estudiar sin impedimentos y conseguir el objetivo deseado, por consejo de los mismos decidimos confiártelos al cuidado de tu prudencia y tu caridad. Para que puedas dirigirlos y moderarlos fácilmente en la disciplina regular y en el estudio de las letras, en virtud de santa obediencia te elegimos y nombramos prefecto de estudios, y por la misma santa obediencia queremos que los religiosos clérigos estudiantes te obedezcan en todo a ti, como a nosotros mismos; de modo que nadie los tome como compañeros, ni les encargue otros trabajos o actividades sin tu consentimiento y permiso; les ordenamos que sólo se reúnan con los demás en la oración durante los ejercicios espirituales y en el comedor. En fe de lo cual lo que hemos escrito lo firmamos y ponemos el sello de nuestro oficio en Roma, el 7 de diciembre de 1661.
Camilo, como más arriba.”

Primeros estudiantes

¿Quiénes fueron esos primeros estudiantes que el P. General quiso que se dedicara a estudios superiores? Aparecen en la lista siguiente:

Tomás de S. Wenceslao
Luis de S. Lucas
Alejo de S. Miguel
Agustín de S. Antonio
Peregrino de S. Francisco
Gregorio de S. Genaro
Onofre de S. José.

Como profesor suyo vino de Cerdeña el P. Domingo de la Pasión. Con su diligencia logró que los discípulos citados se convirtieran en varones doctos y hábiles y útiles para la religión, y que la ciencia que les enseñó pasara a través de ellos, como por canales, a todas las provincias. A él va dirigida toda alabanza y recomendación del P. General Camilo, que le puso al frente de este Estudio.

Alabanza de Cerdeña

Pero también la provincia de Cerdeña puede reivindicar no poco de esta alabanza y mérito, pues siendo en aquel tiempo la más pequeña de las provincias pudo ofrecer un sujeto tan egregio, por el que todo el instituto hasta hoy se ve adornado y decorado en aquellas ciencias. Y por otro lado parece que este Estudio le diese estímulo y motivación, pues de este modo floreció entre nosotros la disciplina de los estudios superiores, y en ella se cree que el primero en brillar fue el P. Pedro de S. Peregrino, primer Provincial de aquella provincia, que ha renunciado recientemente. Un hombre tan insigne como aquel merecería vivir durante más tiempo, pero habiéndolo llamado a sí el Señor pasó a mejor vida el 21 de noviembre de este año, con no poco dolor de toda su Provincia. El P. General, para paliar en parte el dolor, nombró Provincial al Vicario P. Martín de S. Juan Bª, y le encargó el gobierno de Cerdeña. Así se ve en el archivo de las cartas con fecha 10 de diciembre.

Por lo demás, la ocasión para erigir Cerdeña en provincia y ser regida por un provincial la dio la nueva fundación de Isili, que fue aceptada por la Ilma. de dicho lugar para ejercer nuestro instituto con todos los requisitos, y observando lo que hay que observar, según consta en un documento hecho a ese efecto en español, con fecha 27 de junio de este año.

Mientras tantos, ¿qué ocurría en Nápoles, en Toscana, en las demás casas de las Escuelas Pías? No sabemos nada seguro. Lo único cierto es que se decidió el 21 de octubre en relación con la fundación de Castiglione en Toscana que no deberían comenzar las actividades escolares hasta que fuera completado el edificio para vivienda.

De Polonia sabemos con seguridad que la peste todavía no disminuyó el furor del año anterior. Dan fe de ello los difuntos de Varsovia. A saber.

Número de fallecidos

P. Bernardo de Jesús María, polaco, de la diócesis de Cracovia, que falleció el 16 de noviembre.
F. Benito de s. José, italiano, fallecido el 3 de septiembre.
F. Martín de S. José, novicio clérigo polaco, que falleció el 16 de septiembre.

En Horn de Germania pudo también haber alguna sospecha de peste, pues su precursora, la fiebre maligna, enterró allí a dos, concretamente el H. Ignacio de S. Francisco Javier y el H. Anselmo de la Presentación, el primero el 10 de mayo, y el segundo el 24 de junio. Ambos eran clérigos, y fueron los primeros entregados a nuestra cripta sepulcral de los que duermen, y allí esperan la beata esperanza de la resurrección gloriosa.

También en Narni murieron dos de fiebre, concretamente el P. José de Jesús María, rector emérito de la casa y el sacerdote Tomás de S. Francisco.

En Nápoles el H. Policarpo de Sta. Inés. En Turi el H. Juan de Sto. Tomás de Canterbury, operarios.

Finalmente en Roma los HH. Felipe de S. Francisco y Antonio de S. Francisco, operarios.

El P. Crisóstomo en Liguria

Merece un recuerdo especial considerable el P. Juan Crisóstomo (que antes mencionamos) de Sta. Catalina de Siena. No sólo mantuvo el timón de su provincia de Liguria, sino que dirigió durante casi 16 años, con permiso de los superiores mayores, un monasterio de monjas de la orden cisterciense en Millesimo, cerca de Cárcare, escuchando sus confesiones, y alimentándolas con el alimento de la palabra divina, con una vida religiosa ejemplar de modo que dio plena satisfacción al ordinario del lugar con su cuidado y buen hacer, y dejó a las monjas sin queja, dirigiéndose según un método recto en todo, siguiendo una vida más perfecta y saludable. Fue sepultado en Millesimo, entre las monjas, ya que no pudo ser llevado a Cárcare a causa de los calores estivos el 8 de junio.

Hasta aquí lo relativo a los difuntos. Volviendo a los vivos, queda como corona<ref group='Notas'>Original: corónide. ASP: [… ilegible].</ref> para el año presente el decreto general enviado a todas las provincias y que insertamos a continuación.

Decreto del P. General

“Camilo de S. Jerónimo, Prepósito General de la Congregación de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.
Como conjeturamos por diversos argumentos la idea de Su santidad el Papa de que los religiosos no se mezclen ni impliquen en los asuntos seculares, sino que avancen mejor sin tales impedimentos en la santa caridad y paz de Dios, y puesto que nuestras Constituciones prescriben estrictamente lo mismo, Nos, queriendo obedecer la santa voluntad y las leyes, mandamos a todos los religiosos de nuestra Congregación, tanto súbditos como superiores y oficiales, cualesquiera que sean, bajo pena de privación de voz activa y pasiva durante un trienio, y un mes de cárcel, que ninguno de ellos se atreva a aceptar, tratar o promover negocios y pleitos de ese tipo, sean criminales o civiles, bajo ningún pretexto, y mucho menos ir por esa causa a los tribunales o para actuar como parte. ¿Qué hay que hacer si se presenta tal caso? Con permiso escrito del P. Provincial de manera privada vaya a ver a procuradores y abogados solamente, sin estrépito y sólo a causa de la piedad y la caridad. Además ordenamos bajo la misma pena que nadie encargue a Roma ningún asunto, lo mismo de nuestras casas que de sus religiosos, sino al General o al Procurador General, como lo dice un loable decreto del Capítulo de 1659. Mandamos que esta carta sea leída en el oratorio en público ante todos, y que se ponga una copia de la misma en el lugar habitual y se conserve el original en el archivo, y que el rector nos informe de la recepción, lectura y publicación, con la firma de dos testigos.
En Roma, en la casa de las Escuelas Pías de S. Pantaleo, el 14 de diciembre de 1661.
Camilo de S. Jerónimo, como más arriba; Pedro Lucas, asistente y secretario, m.ppª.”

Comencemos ya un año nuevo.

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