BerroAnotaciones/Tomo3/Libro1/Cap43
- CAPÍTULO 43 Provincias de Germania y Polonia Y sucesos en aquélla [1646]
De estos Reinos y de nuestra Provincia de las Escuelas Pías no puedo extenderme escribiendo, porque, como no estoy práctico, no sé con seguridad lo que ha sucedido; por eso, lo remito a cuanto otros escriban, que sé será mucho.
Añado, eso sí, que el Serenísimo y Poderosísimo Rey de Polonia, Vladislao IV, hizo siempre grandísimas cosas a favor de nuestra pobre Orden de las Escuelas Pías; y lo mismo el Serenísimo y Poderosísimo Rey, hermano suyo, Juan Casimiro, ahora reinante, con su Serenísima esposa, la Piadosísima Reina Luisa María Gonzaga; y todos aquellos Ilmos. Y Excmos. Senadores y Palatinos; y aquel gran Príncipe y Católico Señor, quiero decir, el Duque Ossolinski, Gran Canciller de aquel Reino, como se verá en el libro tercero de este 3º Tomo, en los escritos y cartas escritas por el Rey y el Reino al Sumo Pontífice Inocencio X, y a muchos Cardenales, con gran dolor por nuestras cosas, y con tal urgencia, que llegó a ordenar a su Ilmo. Residente en Roma que dijera de su parte al Sumo Pontífice Inocencio X que tendría para siempre como enemiga de su corona la Casa Panfili, si la Orden de las Escuelas Pías no retornaba a su ser. Pero esta embajada no tuvo lugar por dignos respetos.
Muchos Ilmos. y Excmos. Príncipes y Señores del Imperio hicieron y escribieron, también ellos, cosas grandes a favor de las Escuelas Pías; especialmente el Excmo. Conde Curcio, Mayordomo mayor de su Cesárea Majestad; y otros también, cuyo nombre no recuerdo, como el Ilmo. y Excmo. Virrey de Praga, el Sr. Conde Martini.
No faltaron, sin embargo, disgustos en aquellas tierras, aunque los Ordinarios de los lugares nunca publicaron el Breve de la reducción de la Orden a Congregación. A pesar de ello, los nuestros -con el consejo y ayuda de la Compañía de Jesús- consiguieron dinero y el Breve particular para hacerse Curas seculares, de forma que mucho se salieron. Y aquí, en Roma, los mismos Padres de la Compañía servían a los nuestros de mensajeros, para enviarles dicho Breve, que incluso les mandaban a portes pagados; y en aquellas tierras les buscaban iglesias parroquiales y otro empleos. Así que con tal tentación se salieron muchos.
Al cabo de algunos años, hizo lo mismo el P. Jacinto [Orselli] de San Gregorio, de Brisighella, en Romaña, que estaba en aquellas tierras como Superior de las Escuelas Pías de Varsovia, lo que fue una gran pérdida. Pero S. D. M. dio a muchos italianos que estaban en aquellas casas, y también a nacionales de allí, la perseverancia, y mantuvieron siempre las casas unidas bajo su Provincial, y fueron queridos siempre por aquellos Serenísimos Potentados.