1696EuropaCentral/La Visita

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El problema polaco
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Las Ordenanzas de la Visita
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La Visita

El capítulo V de la 3ª Parte de las Constituciones de Calasanz, que hemos citado antes, indica claramente los objetivos y la manera de realizar la Visita. Se pone el acento en los siguientes elementos:

1.Todo lo relacionado con el culto: sagrario, iglesia, sacristía, ornamentos…
2.Las habitaciones de la casa, la ropería (movido por criterios de pobreza y de salud).
3.Lo referente a libros de cuentas y economía.
4.Visita a las personas, hablando con todos.
5.Buen funcionamiento de la casa, los oficios, las escuelas, atención a los alumnos…

El nº 312 dice que “Para exigir cuenta de conciencia de quienes lo estime conveniente, siga el método [formulario] que se acostumbra a entregar por escrito a los Visitadores. Informará de todo al P. General”. Vemos que el P. Foci siguió el mismo formulario al hablar con los religiosos de Radom y Rzeszów. Preguntas muy precisas, como veremos más adelante. Pero antes de hablar de la visita del P. Foci, digamos unas palabras de la que le precedió, la del P. Salistri.

El P. Chojnacki cuenta que en el año 1689 las diferencias entre el P. Ignacio Zawadzki y el P. Francisco Haligowski (y su amigo el P. Benito Scholtz) se hicieron tan ruidosas que “se pusieron de acuerdo en que viniera a Polonia un Visitador, el P. Juan Crisóstomo [Salistri] de S. Pablo”. El P. Salistri salió de Roma en la primavera de 1690. Llegó a Hungría (dependiente de Polonia) y visitó las tres casas. El 15 agosto llegó a Podolín, e intimó la visita. En el Archivo General de Roma tenemos las actas de esa visita a algunas de las casas de Polonia: Podolín (16-22 de agosto), Cracovia (27-30 de agosto), Varsovia (6-28 septiembre), Lowicz (4-10 octubre), Chelm (23-27 octubre), Dabrowica (1-8 noviembre), Warez (14-19 noviembre). Seguramente visitaría también las otras tres casas de la Provincia: Piotrkow, Radom y Gora. Por lógica pudo visitar las dos primeras entre Lowicz y Chelm; la de Gora al final. Estando en Varsovia recibió una carta del P. General pidiéndole que se quedara en Polonia para presidir el Capítulo Provincial, que comenzó en Varsovia el 15 de agosto. Y todavía siguió un tiempo en Polonia, pues no volvió a Roma hasta comienzos del año 1692, cuando hizo el viaje con los Padres polacos que acudían al Capítulo General.

El P. Salistri era un hombre muy metódico, y procedía con gran precisión en sus visitas, como se ve por las actas. Tras nombrar un secretario, que tomaba nota de los diversos actos realizados, llevaba a cabo la visita, siempre en el mismo orden, según mandaban las Constituciones. Nos fijamos en una cualquiera de estas visitas, la de Lowicz, por ejemplo. Normalmente llegaba a una casa por la mañana, y anunciaba el comienzo de la Visita para ese día por la tarde, después de la oración. Esa tarde visitaban el Santísimo, la iglesia y la sacristía. En días sucesivos visitan las escuelas y las habitaciones de la vivienda, tomando escrupulosa nota de todo lo que había, para comprobar que “no hay nada que repugne a la pobreza”. Solía aprovechar para dedicar un día a dar la comunión a los estudiantes, los clérigos y los hermanos. En aquel tiempo oían misa todos los días, pero la comunión (previa confesión) se solía recibir dos veces al mes.

Dedicaba luego un tiempo a revisar el ropero, los libros de cuentas y de misas, que debían controlarse cada vez que había una visita, provincial o general. Otro día visitaban el huerto, los establos, la fábrica de cerveza (que no faltaba en ninguna casa), los graneros, etc. Se cuenta en la crónica de la visita de Lowicz que “El mismo día por la tarde hicimos la visita a las personas por orden”. Naturalmente, la visita a las personas duraba más o menos en proporción al número de personas que hubiera en la comunidad, pero da la impresión de que el P. Salistri se fijaba más en las cosas que en las personas. Exactamente al revés que el P. Foci, que dedicaba mucho tiempo a hablar con las personas (es cierto que la situación era mucho más conflictiva en 1696 que en 1690), y dejaba a su secretario y a otro Padre la visita de las cuentas, libros y demás.

Finalmente, al terminar la visita (que, excepto en la casa de Varsovia no duraba más de una semana en el caso del P. Salistri), escribía los Decretos de la visita. Vamos a reproducir aquí los de Lowicz, para que sirvan de ejemplo:

“Puesto que hemos terminado la Visita, y para incremento de la piedad. Para que sigamos observando nuestras Constituciones, avisamos a los religiosos de esta casa de Lowicz sobre lo que hemos observado desde la caridad, para que vivan sirviéndose mutuamente y reciban nuestros avisos paternos.

1.Queremos avisar a todos que en la medida de lo posible impidan a los niños el acceso a los pisos superiores, y que no permitan ningún regalo de ellos ni de sus familias.
2.Ninguno de los nuestros vaya a la habitación de los internos seglares, excepto aquel a quien el P. Rector le encomiende su cuidado.
3.En cuanto sea posible, trasládense las celebraciones religiosas a la iglesia nueva, y una vez hecho el cambio respétese el régimen de clausura en toda la casa.

4.Queremos que se hagan los cálculos mensuales de la economía y de las misas tal como hemos indicado en los respectivos libros.

Finalmente, para que cada día aumente la gloria de Dios, cada cual atienda diligentemente a la práctica de nuestro instituto, insista en la oración, practique la piedad. Hónrense mutuamente, ámense unos a otros y que Dios les bendiga”.

Como puede verse, unas normas muy simples, apuntando a preservar la clausura (evitando los riesgos de pedofilia) y poner orden en los libros, sobre todo. “Todo lo demás, bien”, suponemos. Solamente en la casa de Varsovia las cosas fueron un poco más complicadas, porque allí tenía que resolver el conflicto al que ya hemos hecho alusión antes, y el acuerdo, firmado por todos los interesados, figura al final de las actas de la visita.

No sabemos si el P. Salistri tomó notas de sus conversaciones con los religiosos en la “visita personal” (sí anotó al menos algunas descripciones físicas, que reproduce el P. Viñas en su Esbozo). Luego traería las actas a Roma, y las entregaría al P. General que le había enviado, Alejo Armini, a quien informaría oralmente de otras muchas cosas. Gracias a estas actas conocemos hoy con gran precisión cómo eran las condiciones de vida y la distribución material de la mayor parte de las casas de Polonia en 1690.

El P. Foci fue más ambicioso en sus planes de visita, pues quería conocer también la realidad de la Provincia de Germania, en la que no se planteaba ningún problema especial que mereciera su atención, a diferencia de Polonia. Sin embargo no pudo llevar a cabo por completo sus deseos; quizás porque estaba fatigado y enfermo, quizás porque quería volver a Roma cuanto antes (apremiado por el Papa), quizás porque no tenía humor para visitar más casas, particularmente en Polonia. Presentaremos primero el reparto temporal de las visitas que hizo, para profundizar luego en algunas cuestiones derivadas, como las Ordenanzas después de la Visita.

El P. Foci creó su propio ritual de la visita, que el P. Antonio del Monte nos copia al final de la Crónica de la visita Genera de 1696:

1.Antes de ir a visitar una casa, anunciaba con tiempo el día y la hora de su llegada, si podía hacerlo, para que le esperaran sin pompa.
2.Recibido como de costumbre, etc., solía responder breve y oportunamente, según el tiempo, y el tema del discursito de acogida.
3.Después de adorar, cuanto antes, el Santísimo Sacramento, recitaba la oración “por los que retornan”, y mandaba fijar en la puerta la notificación de la hora en que empezaría la visita, cuyo comienzo iba precedido de una exhortación espiritual, que facilitara el éxito fructuoso de la visita, siempre de forma paternal.
4.Empezaba la visita por la Iglesia. El resto de la visita local y la revisión de los libros de la Iglesia y de la Economía, se la encomendaba a dos personas de confianza, por ejemplo, al P. Provincial y al Secretario General, para que ellos informaran de los fallos.
5.Mientras tanto, el P. General se dedicaba a la visita personal. Terminada la cual:
6.De las Actas de la visita personal sacaba los defectos comunes y particulares; los corregía privadamente, en la habitación, y los decía públicamente en el Oratorio, cuando el Capítulo de culpas, que preparaba con una exhortación seria, distinta de la conferencia dominical o dominicales.
7.De la visita personal, sacaba las Ordenanzas; y, para guardar la uniformidad en los cambios de las comunidades, daba las mismas órdenes a todas las casas de la Provincia, si visitaba más de una.
8.En el Noviciado, como en el Juniorato, a todos les exigía la misma forma de dar cuanta de conciencia. Los defectos de los novicios y las ordenanzas para educarlos, los anotaba en un libro secreto.
9.En cualquier parte que estuvieran nuestros juniores, le gustaba conocer sus talentos y su aplicación.
10.Al final de la visita, solía delegar su facultad de la acostumbrada absolución a los confesores de los nuestros, en el foro de la conciencia, durante algunos días.

En cuanto al interrogatorio que hacía a cada religioso, este era el formulario común, que luego adaptaba a las personas cuando había alguna circunstancia especial (con los hermanos operarios o con los superiores, por ejemplo). Cada religioso debía escribir sus propias declaraciones, rellenando un formulario de este tipo:

“El (día) de (mes) de 1696 por orden de nuestro P. General, Visitador General y Apostólico en nuestra casa de (casa), comparecí yo, (nombre), (clérigo/sacerdote/hermano) profeso, de (x) años de edad, de comunidad en esta casa desde hace (tiempo), (cargo o ministerio que desempeña en la casa). Su Paternidad me exhortó y me mandó formalmente, en virtud de santa obediencia, decir la verdad sinceramente, de corazón, y guardar secreto sobre las cuestiones que me iba a preguntar en la presente visita, cosa que acepto.

1.Me preguntó cuánto tiempo llevo en la Orden.
2.Qué estudios y con qué profesores los he hecho
3.En qué clases y durante cuánto tiempo he enseñado.
4.Si desempeño otros ministerios.
5.Si necesito algo de dentro o de fuera.
6.Si todos cumplen bien sus tareas en esta Casa.
7.Qué pienso del P. Rector y de los PP. Provinciales, el actual y el anterior.
8.Si creo que reina la observancia regular en casa.
9.Si hay paz y concordia en la casa, o hay discordias, facciones, odios etc.
10.Si los maestros educan diligentemente a los alumnos en la piedad y en las letras.
11.Si he oído de algún escándalo dado por los nuestros del que haya oído hablar a los de fuera.

12.Si hay alguna cosa que deba corregirse individualmente en las personas de la comunidad.

Y como no se me hace ninguna pregunta más, siendo avisado de nuevo sobre la seriedad del secreto a guardar, y de la obligación de decir la verdad, esta deposición que he hecho la firmo con mi mano”.

La primera casa escolapia a la que llegó el P. Foci fue la de Nikolsburg, el 4 de noviembre de 1695. Era la sede del P. Provincial, y como dice el P. Antonio, cronista, les hubiera gustado quedarse unos cuantos días, pero preocupados por las noticias que llegaban de Polonia, el 7 se pusieron de nuevo en marcha, para llegar a la casa de Straznice. Salieron de allí hacia Kremsier el 9, y el 11 fueron a Lipnik. El 15 llegaron a Freiberg, y de allí partieron hacia Cracovia el 17. Eran todas ellas casas cercanas, en Moravia. No se trataba, por supuesto de la Visita Canónica, sino tan sólo de un primer saludo. Tampoco fue una visita canónica la que hicieron a Cracovia, donde estuvieron desde el 21 de noviembre hasta el 1 de diciembre. Era un tiempo para ir a saludar a personalidades religiosas y civiles, dejando los asuntos canónicos para más adelante. Llamado por el Rey, tampoco se detuvo mucho en Cracovia. Llegó a Varsovia el 8 de diciembre, y primero tuvo que atender al problema interno, y a las visitas externas, entre otras al Rey. Se decidió por fin a intimar la Visita Canónica a la casa de Varsovia el 8 de enero de 1696, y comenzó a hacerla. Con muy poca tranquilidad, pues los escolapios “reclamantes” estaban empeñados en que la suspendiera hasta que se resolviera el problema de los Superiores. El P. Foci no quiso suspenderla, pero lo cierto es que tampoco pudo dedicarle mucha atención, absorbido por otros problemas. Además, quizás por la tensión vivida esas semanas, añadida a la dureza del viaje, su salud se resintió bastante. Así, pues, por motivos de salud, o para evitar las presiones de unos y otros (que no le faltaron, incluso después de resolver el problemas con sus decretos del 31 de enero), decidió interrumpir la visita de Varsovia. Como dice el P. Antonio, “Mientras tanto, el P. General, agotado durante muchos días por el trabajo que tenía que hacer y por los dolores, determinó ir a Gora, un lugar de clima óptimo”. El mismo P. General informó a la comunidad el 8 de febrero: “Teniendo que salir de Varsovia durante algunos días por razones de salud, retrasamos nuestra Visita General Apostólica convocada e incoada en esta nuestra casa, para hacerla, si Dios quiere, inmediata o mediatamente, a nuestra vuelta. Exhortamos, pues, a todos y con todo interés, a que se preparen a recibirla íntegramente en beneficio de la piedad religiosa”.

No podemos saber si las razones de ir a Gora eran “el clima óptimo” (Gora se encuentra a 40 Km. al sudeste de Varsovia), o simplemente que había decidido tomar ya el camino de vuelta a casa. Lo cierto es que la dirección de visita tomada (Gora-Radom-Rzeszów-Podolín) le llevaba directamente hacia el sur, hacia Hungría, dejando fuera las casas más al oeste (Lowicz, Piotrkow, Wielun, Cracovia), así como las del este (Chelm, Dabrowica, Lubieszow, Warez). Sigamos el calendario real de su Visita General.

1.Varsovia: comenzó la visita el 8 de enero, y la dejó interrumpida el 8 de febrero. Pudo visitar algunas escuelas, el archivo, algo de las cuentas… pero no hizo la “visita personal”, aparte las muchas conversaciones que tuvo para tratar de resolver el problema de la división entre religiosos.
2.Gora: la visita comenzó el 9 de febrero. Escribe el P. Antonio: “Con nueva brisa y aura, más salubre y abierta, el P. General comenzó a sentirse mejor”. Seguramente no era sólo la brisa lo que le hacía sentirse mejor, sino la lejanía de Varsovia, donde tanto había sufrido. En Gora recibió la visita del P. Estanislao Papczynski, fundador de los Ermitaños Estanislaítas, como les llamaban, que había dejado la Orden en 1670. Al revisar los libros de economía comprendió que había que dar normas más claras y comunes para toda la Provincia. En Gora recibió una carta del Embajador francés Polignac, en la que le expresaba sus deseos (y los del Rey) de que volviera pronto a Varsovia. La visita de Gora duró hasta el 22 de febrero. El día anterior el P. General “gastó una broma” a los religiosos de Gora, como nos cuenta el P. Antonio: “En el rato de recreación después de la comida, el P. General quiso salir con toda la Comunidad, y ordenó que, cogieran la capa y el sombrero, y se reunieran en su habitación. De pronto, comenzó a examinar los vestidos, a ver si estaban en conformidad con nuestras Constituciones, y la mayor parte los encontró, ciertamente, dignos de corrección, sobre todo los calcetines, de distinto color que el negro, y los zapatos, con tacones, en contra de la Carta Apostólica de Alejandro VIII. El P. General lo corrigió con una exhortación oportuna”. Habló en particular con algunos religiosos para indicarles algunas correcciones, dejó escritas las Ordenanzas (hemos copiado algunos párrafos al hablar de la casa), y partió hacia Radom.
3.Radom: llegó el 23 de febrero, y comenzó la visita al día siguiente. Desde el principio confía la revisión de los libros al P. Miguel Krausz, ex provincial, que les acompañó todo el tiempo en Polonia, y al Secretario P. Antonio, mientras él dedicaba el tiempo a la visita personal y a escribir cartas. También aquí les gastó a los religiosos la broma del paseo, para ver si todos tenían el uniforme correcto, y “cuando llegaron, examinó los hábitos y vestidos de todos, tanto internos como externos, para ver si estaban en conformidad de las Constituciones y de nuestra costumbre, y observó una gran deformidad en los sombreros, porque sus fabricantes no estaban en Polonia, sino que los traían los que vendían de otras naciones; y con razón, porque los polacos usan siempre un gorro sólo de paño, incluso rodeado de varios tipos de pieles. Otros los llevaban con lazos de seda, incluso rodeados de flecos. También encontró que los zapatos a veces, unos los llevaban ajustados con hebillas de bronce, otros con cordones que no eran de cuero, y todos con talones elevados, que desdecían completamente de la condición religiosa, y eran del todo distintos a lo prescrito por Alejandro VIII, de feliz memoria; más aún, sólo rezumaban secularidad. Todo lo cual lo corrigió seriamente”. Tenemos las entrevistas personales con los religiosos de esta casa, como hemos dicho más arriba. Después de dejar escritas la Ordenanzas para la casa, el 1 de marzo salió hacia Rzeszów.
4.Rzeszów: aunque llegó el 5 de marzo, no comenzó la visita hasta el 7, pues el 6 se celebraba la fiesta de Carnaval y no quiso quitarles ese gusto a los religiosos. La visita se alargó más que en otras casas porque era una comunidad más numerosa, con algunos casos personales complicados, y con juniores que estudiaban filosofía. A cinco de ellos, de unos 30 años y que habían terminado la filosofía (pero no habían estudiado teología), les dio las dimisorias para ser ordenados sacerdotes. También de esta casa conocemos las actas de las entrevistas personales de todos los religiosos con el P. General. Después de hablar con todos, al P. Rector le dedicó todo un día, el 28 de marzo. Había muchas acusaciones contra él por parte de prácticamente todos los religiosos, pero él supo dar excusas para todas ellas. El 30 de marzo salió hacia Podolín.
5.Podolín: llegaron el 1 de abril, pero fatigados por el viaje, y sobre todo estando el P. General indispuesto con su enfermedad, dedicaron algunas semanas a descansar. Era además el tiempo del final de Cuaresma y Semana Santa. De hecho la visita comenzó oficialmente el 25 de abril. Era una comunidad numerosa, con el noviciado y los juniores neoprofesos que estudiaban retórica. Aquella casa era seguramente la casa de la Provincia en la que se vivía más estrictamente la observancia religiosa, por su carácter de noviciado. El P. Foci la cita como modelo para todas las demás en las Ordenanzas para la Provincia que compuso allí, y a las que nos referiremos más adelante. Dedicó tiempo, además, a escribir estas Ordenanzas, y a dar los nombramientos de Superiores para la Provincia. Al P. Miguel Krausz, que había sido Provincial en dos ocasiones (1676-1680 y 1685-1688) lo nombra Viceprovincial, con lo que pone el gobierno de la Provincia en sus manos hasta que se nombre otro Provincial en 1698, guardando la titularidad el P. Juan Mudran. Estando en Podolín recibió otra carta del Embajador Polignac en la que le decía que el Rey le convocaba a Varsovia, y otra del Procurador General en la que este le decía que el Papa Inocencio XII le ordenaba volver a Roma cuanto antes. Y, dice el P. Antonio, “Fue aquella, realmente, una convocatoria oportuna, porque la nueva situación de salud del P. General parecía un obstáculo para reemprender de nuevo el camino hacia Polonia. Por lo cual, a causa de ese mandato, emprendió el camino hacia Hungría”. Así que se excusó ante el Rey por carta, diciendo que tenía que obedecer al Papa. A pesar de lo que dice el P. Antonio, da la impresión de que ya el P. Foci había emprendido el viaje hacia Hungría desde que salió de Varsovia. En cuanto a lo de ir “cuanto antes” a Roma, todavía tardaría seis meses en volver: no parece que la urgencia fuera tal. En cualquier caso, el 10 de mayo salieron para pasar la noche en la parroquia de Bela, administrada por la comunidad de Podolín, y hacer también allí la visita. Al día siguiente abandonaron el terreno polaco, dirigiéndose hacia Brezno.
6.Brezno: llegaron el 12 de mayo. Era una fundación que había conocido muchas dificultades, y la ciudad seguía siendo mayoritariamente protestante: no llegaban a 70 los católicos, convertidos todos después de la llegada de los escolapios en 1673. Era una comunidad muy reducida, pero el P. General hizo la visita reglamentaria, dejando escritas las Ordenanzas para la casa. Aparte de las notas litúrgicas, comunitarias y de administración, hace una recomendación curiosa: “El P. Párroco procure también suavemente y con habilidad que incluso los hijos de los luteranos acudan a la catequesis”. En Brezno los escolapios tenían confiada la parroquia. En las escuelas sólo había dos clases, y el número de alumnos debía ser escaso. El 19 de mayo partieron los visitadores hacia Prievidza.
7.Prievidza: Llegaron el 21 de mayo, y comenzaron la visita el 22. Prievidza era la sede del noviciado de Hungría. El P. General no quiso entretenerse mucho tiempo, pues quería acabar la visita cuanto antes y volver a Roma. La visita se hizo normalmente; dejó escritas unas Ordenanzas, pero solamente en relación con el noviciado, que veremos más adelante. La casa de Prievidza, y toda la ciudad, se encontraban alborotadas a causa de los acontecimientos que habían ocurrido unas semanas antes en relación con las supuestas apariciones del Obispo Esteban Kada. Sin embargo el cronista no menciona que hiciera mucho caso a ello el P. General. Fue sólo después, cuando ya estaba en San Jorge, cuando dedicó su atención al suceso: “Vino el P. Francisco de San Wenceslao con el H. José [Herchel] de San Gabriel Después que el P. General recibiera al Gran Señor Vice Palatino del Reino de Hungría, bienhechor y cofrade nuestro, que luego estuvo también en la comida, el P. General pasó casi todo el día recibiendo de dichos Padre y Hermano una relación sobre dicha aparición del alma del Obispo Sufragáneo de Esztergom; y tuvo varias conversaciones, sobre esto con los Padres Provinciales de Germania y Polonia; y como dicho P. Francisco le dijo que pediría información al Emmo. Kollowicz, sobreseyó cualquier investigación jurídica”. El 27 de mayo salieron hacia San Jorge.
8.San Jorge: llegaron el 30 de mayo. La visita comenzó el 1 de junio. Después de la visita redactó las Ordenanzas para la casa, en las que no hay nada especial: detalles de culto, vida comunitaria, escuelas. Es sorprendente que, mientras dedican un día a estudiar los hechos misteriosos en relación con el “libro del espíritu” de Prievidza, no se cite para nada lo ocurrido en San Jorge un año antes relacionado también con apariciones. El 4 de junio salieron de viaje hacia Nikolsburg.
9.Nikolsburg: llegaron el 5 de junio por la noche. Tras un día de descanso, comenzó la visita el 7. Él se dedicó a la visita personal, confiando a los Provinciales de Polonia y Germania la visita local y de los libros, con el Secretario. La casa de Nikolsburg era la más importante de Germania, por ser la más antigua y la sede del P. Provincial. En esta casa, como en todas las demás, el P. General visitó las escuelas, y asistió a varias representaciones que los alumnos habían preparado en su honor. Esta era sin duda la parte más agradable del viaje para el fatigado y enfermo P. General. Además en Nikolsburg (como a veces en otras casas) tenía que atender a otros asuntos relacionados con el gobierno de la Orden, por medio de cartas. Desde Nikolsburg escribió a las casas más lejanas de Bohemia (Cosmonos, Schlan, y Schlackenwerth), diciéndoles que a causa de la distancia y de su prisa por volver a Roma no podría visitarlas; que si alguien tenía algo que decirle se lo dijera por carta. A Litomysl, la otra casa bohema, más cercana, al parecer no escribió; quizás pensaba visitarla. Lo cierto es que tampoco la visitó. A quien sí fue a visitar fue al Príncipe Andrés Adán de Dietrichstein, de la familia del Cardenal Fundador, y fundador actual del colegio (él lo mantenía económicamente). Ya no escribió más ordenanzas particulares para las casas (excepto para la de Freiberg, que tampoco visitó personalmente, sino mediante los PP. Mudran y Antonio); sí escribió las Ordenanzas para toda la Provincia. El 16 de junio salieron hacia Straznice.
10.Straznice: Llegaron el 16 mismo ya tarde, y comenzaron la visita el 17. Hicieron la visita rápidamente, sin nada especial que señalar, y salieron de allí el 20 de junio.
11.Kremsier: llegaron el 20 de junio, y comenzaron la visita al día siguiente. Todo normal; el P. General asistió a una representación teatral a cargo de los alumnos de la escuela, “El Martirio de Santa Felicitas con sus siete hijos”. El 27 de junio salieron hacia Lipnik.
12.Lipnik: llegaron el 27 de junio. Era la casa noviciado, y se detuvieron un poco más. Mientras el P. General visitaba la casa, envió a los PP. Mudran y Del Monte a visitar la casa de Freiberg, un tanto distante, pues él no se sentía con ánimos para viajar tanto. En cambio desde Lipnik sí fueron a visitar Altwasser, el 2 y 3 de julio, para volver de nuevo a Lipnik. Salieron de Lipnik el 5 de julio, por el mismo camino por donde habían venido, en dirección a Kremsier. Se reposaron en Kremsier un día y el 7 salieron hacia Nikolsburg. Su intención era pasar de nuevo por Straznice, pero a causa del desbordamiento del río Moldava, les recomendaron dirigirse por otro camino a Nikolsburg, a donde llegaron el 9 de julio.
13.Llegados por tercera vez a Nikolsburg, donde se dedicó el P. General a leer y responder a las cartas que le había llegado. Tras ultimar otros detalles, salieron de Nikolsburg en dirección a Horn, en Austria, el 12 de julio.
14.Horn: llegaron el 13 de julio. Horn era la casa juniorato de filosofía, pero estaba al parecer mucho más tranquila que la de Rzeszów en Polonia. En realidad toda la Provincia de Germania gozaba de una relativa tranquilidad y calma, después de las guerras sufridas en decenios anteriores. En Horn dedicó el P. General con sus acompañantes bastante tiempo a elaborar las ordenanzas para la Provincia de Germania, que tampoco había visitado completamente (había dejado al margen las cuatro casas bohemas). De Horn salió el 30 de julio en dirección a Viena.

En Viena se entretuvo el P. General desde el 1 hasta el 9 de agosto. Quiso visitar y despedirse de las personalidades que le habían acogido a su paso por la capital el año anterior. Quería, sobre todo, ver cómo iba el asunto de la fundación, que había avanzado algo, aunque no en la dirección prevista. De nuevo fue recibido por el emperador y familia, que otra vez le prometieron su apoyo.

Y luego, por el mismo camino, de vuelta a Italia. El P. Antonio es mucho más parco en su crónica: quizás estaba ya cansado de escribir, o quizás las cosas ya no le llamaban la atención. Tras una breve visita a la casa de Pieve di Cento, llegaron a la casa de Florencia en el 1 de septiembre. Y allí sí quiso hacer la visita canónica el P. General, tanto de la casa profesa como del noviciado. Y además quiso ir a cumplimentar a las diversas autoridades del Gran Ducado. En Florencia siguió hasta el 26 de septiembre. De Florencia a Roma volvió por otro camino, para visitar la casa de Castiglion Fiorentino, entre otras cosas. Por fin llegaron a Roma, cansados por un tan largo viaje y por el calor, el 5 de octubre. El 6 fue a dar cuenta de su viaje al Cardenal Carpineo, Protector de la Orden, y al Papa Inocencio XII, a quienes informó ampliamente del estado de la Iglesia y de nuestras casas en aquellos países transalpinos. Así terminó la visita, y así termina la crónica del P. Antonio del Monte.

Notas