General34/Preparación del Capítulo General de 1919; desarrollo y reelección del P. Viñas
Preparación del Capítulo General de 1919; desarrollo y reelección del P. Viñas
Todo lo que hemos expuesto hasta aquí puede dar una clara imagen a los estudiosos de los graves problemas y dificultades, externos y personales, del gobierno durante el generalato del P. Viñas. A todo esto hay que añadir todas las miserias y calamidades sufridas por mucha gente durante los años 1914-1918, pues la guerra no solo dañó las condiciones económicas del Instituto, sino que además incluso impidió su ministerio escolar, y empezó a erosionar las raíces de la vida religiosa. En consecuencia, el P. Viñas debía llevar sobre sus hombros un peso que casi excedía las fuerzas humanas. Para ayudarle y sostenerle, a pesar de todo tipo de dificultades, pudo contar con la ayuda de los Padres españoles de la Curia y del Emmo. y Rvdmo. P. Alfonso Mistrangelo.
Se llegó, pues, a la celebración del Capítulo General de 1919. Según nuestras Constituciones, este Capítulo debía haberse celebrado al completarse el sexenio 1912-1918, es decir, en el verano de 1918, y de hecho se había intimado para entonces correctamente el 12 de septiembre de 1917[Notas 1], pero a causa de las dificultades sufridas en Roma, con permiso de la Santa Sede[Notas 2], se difirió hasta el año 1919. En el mes de diciembre de 1918, a causa de la difícil situación de las provincias ultramontanas, y para poder someter al juicio del Capítulo General de manera más precisa, tras un examen previo de la Congregación General, la congregación General resolvió, en la sesión del 12 de diciembre, pedir un nuevo retraso hasta el verano de 1920[Notas 3]. Pero el 10 de enero la respuesta recibida fue negativa, de modo que el Capítulo General debía celebrarse en verano de 1919. El P. Viñas suspendió inmediatamente la revisión de las Constituciones apenas comenzada por la Congregación General[Notas 4], intentó prorrogar por un decenio el sistema de capítulos locales y vicariales en las demarcaciones americanas, aprobado el 5 de noviembre de 1908[Notas 5], y en el mes de marzo del mismo año señaló la Abadía Fiesolana junto a Florencia como sede del futuro Capítulo[Notas 6], cosa que comunicó a los interesados mediante un decreto de fecha 4 de abril[Notas 7].
El 23 de mayo se obtuvo también permiso de la Santa Sede para que los vocales de las provincias de Bohemia, Austria y Hungría, impedidos, para poder intervenir en el Capítulo General, pudieran enviar papeletas de voto cerradas que serían abiertas durante el Capítulo[Notas 8]. Para que el futuro Capítulo General pudiera tratar de manera más ágil, el mismo P. Viñas preparó una serie de memorias históricas y jurídicas, que fueron leídas previamente, examinadas y aprobadas en sesiones de la Congregación General durante los meses de junio y julio. Así, en la sesión del 18 de mayo fueron leídas y aprobadas la “Memoria sobre la composición jurídica y canónica de la casa de Lovaina” y las “Proposiciones acerca de las nuevas Constituciones”[Notas 9]. En la sesión del 14 de junio se aprobó la “Proposición sobre la venta de las Casa Generalicia”[Notas 10], y el 22 de junio de 1919, la “Proposición sobre las relaciones económicas entre la Curia General y la Casa de Cracovia”[Notas 11].
Finalmente, justo antes de la celebración del Capítulo General, en audiencia concedida el 8 de julio, se obtuvo de Benedicto XV la sanación, en lo fuera necesario, de las elecciones recientemente hechas en Hungría, pues habían surgido dudas en cuanto a su validez, por ignorancia del novísimo Código de Derecho Canónico[Notas 12].
De este modo, desde el punto de vista jurídico, todo estaba bien preparado para celebrar el Capítulo General. Pero la preparación psicológica no fue tan feliz. Pues, a causa de no tener un local adecuado, por primera vez en la historia de nuestra Orden fue necesario celebrar el Capítulo General fuera de Roma. Lo cual fue un desdoro para nuestra Orden, aunque la presencia en Florencia del Emmo. Mistrangelo, primer Cardenal de nuestra Orden, disminuyó y mitigó algo la cosa. Además, la provincia romana, a causa de la venta de la Casa Generalicia, era opuesta al P. Viñas, y, recordando sus muchas “injurias”, excitó a los religiosos de las demás provincias italianas contra el P. Viñas, “enemigo de los italianos”. Enterado de ellos el P. Viñas, quiso aplicar castigos a los reos[Notas 13], pero fue disuadido por algunos[Notas 14]. Por lo demás, el mismo Presidente del Capítulo, el Cardenal Basilio Pompili, era ya opuesto al P. Viñas, tanto por la venta de la casa Generalicia, como por el asunto del P. Pietrobono.
El Capítulo comenzó por fin el 27 de julio de 1919, con la presencia del Cardenal Mistrangelo, ex General, y 37 Padres Capitulares, de los cuales 18 eran italianos, 18 españoles y 1 polaco. Todo procedió tranquilamente en el Capítulo hasta la sesión de la elección, y no sin éxito y aprecio de la persona del mismo P. Viñas, que ya el 27 de julio, en la primera sesión, presentó oportunamente la relación de los principales acontecimientos del septenio, y el 29 de mismo mes con gran éxito personal presentó el primer borrador de las Constituciones y las reglas que seguirían al texto definitivo, y que fueron aprobadas por unanimidad[Notas 15]. Se aprobaron también los informes sobre la venta de la Casa Generalicia, los asuntos de las casas de Lovaina y Cracovia y también la administración de la Caja General[Notas 16].
Se llegó así al 31 de julio, día en que debía ser elegido el nuevo General. Para la reelección, según el decreto del Capítulo General de 1718[Notas 17], el P. Viñas necesitaba 5/6 de los votos. Cantidad que no pudo obtener, aunque en las doce votaciones que se hicieron obtuvo siempre más de la mitad de los votos, e incluso más de los dos tercios, mientras que el más votado de la parte contraria, el P. Luigi del Buono, nunca recibió más de diez votos[Notas 18]. Como el P. Viñas noto cierta oposición contra él a partir del sexto o séptimo escrutinio, decidió renunciar a la voz pasiva, y manifestó su intención al P. Juan Borrell, secretario adjunto del Capítulo. Pero este dijo al P. Viñas, que ya iba a renunciar, le dijo que debía cumplir la voluntad de Dios forzosamente[Notas 19]. Así, después de doce votaciones, fue necesario llegar a un compromiso. Los capitulares designaron a los siguientes cinco compromisarios: el Excmo. y Rvdmo. Cardenal Alfonso Mistrangelo, ex General; el P. Melchor Rodríguez, Vicario General de España; el P. José C. Homs, Asistente General por España; el P. Marcelino Ilarri, Procurador General, y el P. Alessandro Pessuti, Provincial de Toscana[Notas 20]. El P. Pessuti votó por el por el P. Luigi del Buono[Notas 21], y todos los demás, por el P. Viñas. De modo que a las doce y cuarto, con gran fatiga por parte de los Emmos. Cardenales y de los demás capitulares, se puso fin a esta difícil sesión: resultó elegido el P. Viñas, pero no sin gran fastidio para muchos. El mismo Cardenal Vicario, Presidente del capítulo, Emmo. y Rvdmo. Basilio Pompili, no quiso decir el discurso preparado para la ocasión, ni se quedó por más tiempo con los Padres Capitulares; tan solo entregó más tarde el texto al P. Viñas, para que lo incluyera en las Actas del Capítulo[Notas 22].
El día siguiente, 1 de agosto, se pasó a la elección de los Asistentes Generales. Por la provincia Romana fue elegido el P. Salvatore Addeo; por las provincias italianas, el P. Jacopo Catelani, de Toscana; por las provincias de España, el P. Marcelino Ilarri, de Aragón; por falta de candidatura por parte de la provincia de Hungría, no durante el capítulo General, sino después, la Congregación General eligió al P. Antonio Wagner. El P. Viñas nombró Procurador General el 2 de agosto al P. Everardo Boschi dela Virgen de los dolores, desconociendo lo que haría más adelante. Ese mismo día se aprobaron algunas proposiciones de mayor importancia, sobre estudios superiores, promover el culto de los Venerables de la Orden, erección de una basílica en Peralta, sobre no rechazar nunca a los niños pobres en las Escuelas Pías, sobre adquirir en Italia solo después de la ordenación sacerdotal[Notas 23]. El día siguiente, 3 de agosto, se dio fin al Capítulo y se firmaron las Actas.
En Roma fue inmediatamente informado el Sumo Pontífice, y no de manera objetiva, por el Cardenal Vicario, Presidente del Capítulo, de las dificultades para la reelección del P. Viñas, de modo que, cuando el P. Viñas regresó a Roma el 7 de septiembre, y fue a visitar a Benedicto XV, le oyó decir que los Capitulares no querían hacerle de nuevo Prepósito General. El P. Viñas intentó explicarle, en vano, que siempre había obtenido dos tercios de los votos. Las primeras informaciones recibidas siguieron pesando, y el mismo Pontífice le dijo abiertamente al P. Viñas que no convenía elegir un General de la Orden español. Por lo demás, el mismo Cardenal Vicario informó a la S. Congregación de Religiosos sobre los sucesos del Capitulo General, y en todas partes fue diciendo que los Capitulares no querían que el P. Viñas fuera elegido, y que en la provincia romana no le querían[Notas 24]. De este modo el buen nombre y la autoridad del P. Viñas disminuyó mucho ante toda la Curia Romana, lo cual hizo bastante precarias las condiciones y la esperanza de futuro de su gobierno desde el principio, y mostró los primeros signos de su futura ruina.
Por tanto, el Capítulo General de 1919 no puede ser incluido entre los más felices de nuestra Orden, pues tuvo consecuencias psicológicas infelices, y el “éxito” mayor del mismo, la presentación de las nuevas Constituciones y la aprobación de las normas para que continuara los trabajos de su revisión la Comisión designada para ello, no tuvo mayores consecuencias, pues las Constituciones aprobadas por el Capítulo General y presentadas a la Santa Sede, no recibieron la aprobación deseada.
El capítulo General de 1919 puso fin en cierto modo al septenio comenzado en 1912, pero no abrió nuevas y más felices vías para el futuro. Aparte de la aprobación de las Constituciones, el único proyecto de importancia con respecto al futuro fue el de los estudios superiores de los religiosos, y los medios para realizarlo. Pero se trataba solamente de 4 personas de toda la Orden, que en aquel tiempo contaba con más de 2000 religiosos. Finalmente, los gravísimos problemas de las provincias de Hungría, Austria y Bohemia, a causa de la ausencia de sus Superiores y vocales en este Capítulo General, no fueron resueltos.
Notas
- ↑ Cf. Actas de la Congregación General, 6 de septiembre de 1917, RG 22 a, f. 12. Cf. también la Circular VIII, de fecha 12 de septiembre de 1917.
- ↑ Cf. Actas del Capítulo General de 1919, p. 15.
- ↑ Cf. Actas de la Congregación General, 12 de diciembre de 1919, RG 22 a, f. 49.
- ↑ Cf. Actas de la Congregación General, 19 de enero de 1920, RG 22 a, f. 52.
- ↑ Ibídem.
- ↑ Cf. Actas de la Congregación General, 23 de marzo de 1919, RG 22 a, f. 56.
- ↑ Cf. Libro Registro del Secretario de Oficios Generales (RG 22 d) ff. 113-114.
- ↑ Cf. Memorias particulares, ff. 16.17: “26 de febrero de 1919. Audiencia del Santo Padre. Sobre el Capítulo General me ha dicho que, si los Padres Capitulares de Europa Central no pueden venir el mes de julio próximo, envíen sus votos mediante papeletas”. Cf. también Comentarios del generalato, f. 75: “La Sagrada Congregación de Religiosos concedió que los Provinciales y vocales de Bohemia, Hungría y Austria pudieran enviar sus votos en sobres cerrados para ser abiertos en el Aula Capitular, para cinco escrutinios”. Este decreto de la S. Congregación se nos entregó el 23 de mayo de 1919, con el nº 2477/19, y se encuentra en RG 58, Capítulo General de 1919.
- ↑ Cf. Actas de la Congregación General, 18 de mayo de 1919, RG 22 a, f. 59.
- ↑ Ibídem, f. 60.
- ↑ Ibídem, f. 61.
- ↑ Cf. Actas de la Congregación General, 8 de julio de 1919, RG 22 a, ff. 65-66.
- ↑ Estos “reos”, según los Comentarios del generalato, f. 76, fueron los PP. Secondo Gandolfi, Giuseppe Pusino, Paolo Santangeli, Filippo Calastri, Pasquale Vannucci. Giuseppe Del Buono, Guido Meucci, Domenico Sciarra, Francesco Torbus, Alberico Ferrini y Egidio Pistelli. Están juntos en la foto que sigue.
- ↑ Cf. las Memorias particulares, f. 40: “El Capítulo General se celebró después de la venta de la Casa Generalicia (Vía Toscana, 12). Esta fue la causa que ocasionó que la Provincia Romana se revolviera contra la Prepositura General, que había sido favorable a la venta. De ahí la hostilidad contra mi persona que sentían los religiosos de esa provincia, con pocas excepciones. Esta hostilidad se mostró de manera más tenaz cuando ya había comenzado el Capítulo General: sus vocales empezaron a excitar a los vocales de Liguria y Toscana contra mí, diciéndoles la oposición que había contra mí en la provincia romana. La cosa llegó a tal punto que el Provincial de toscana me dijo que decretara la inspección canónica de algunos religiosos, buscando documentos con los que pudiera expulsarse del Capítulo General a algunos vocales por instigadores y enemigos de la fama de los Superiores. Pero no se llevó a cabo lo que temía el Prepósito Provincial”.
- ↑ Cf. Actas del Capítulo General de 1919, pp. 30-34.
- ↑ Ibídem, pp. 34-36.
- ↑ Cf. Actas del Cap. General de 1718, 19 de mayo por la mañana, p. 22.
- ↑ Cf. las Memorias particulares, f. 40-41: “La consecuencia de la difamación se notó pronto en el Capítulo. Ya en la primera votación se vio que el terreno estaba dividido, de modo que ni yo, ni otro podríamos ser elegidos. No yo, porque no llegaba a los 5/6 de los votos necesarios para ser reelegido; tampoco otro, que solo recibía unos pocos votos de los disidentes, y no podía alcanzar más de la mitad de los votos. Así que no se logró nada hasta después de la 12ª votación. Se llegó al compromiso, en el que yo obtuve cuatro votos a favor de cinco, y fui reelegido. Los Eminentísimos Cardenales Basilio Pompili, Protector de nuestra Orden, y Alfonso M. Mistrangelo, ex General de la Orden, que estaban presentes, estaban sumamente aburridos, como los demás Capitulares, menos unos pocos que, guiados por un ánimo hostil, no quisieron seguir el dicho que ocurre en las elecciones: la parte mayor atrae hacia sí a la menor. Sobre todo, porque el Capítulo mostraba claramente cuál era su intención con respecto a la elección, y no había dudas sobre a quién elegir. Una vez realizada la reelección, todo continuó en paz y concordia, como antes de ella. Y entonces me llegó una oposición, de donde yo no me esperaba. Vino, como se ha dicho, al Capítulo el Emmo. Cardenal Basilio Pompili, nuestro Cardenal Protector, que conocía las razones por las que los vocales de la Provincia Romana y sus seguidores habían ocasionado muchas dificultades en la elección. Así que quedé muy admirado y presa del estupor cuando Su Santidad Benedicto XV, en la audiencia del 7 de septiembre de 1919, después de felicitarme por mi reelección, me dijo que sabía por el Emmo. Cardenal Pompili que los Capitulares no querían que yo fuera Prepósito General. A lo cual yo respondí humildemente: es cosa difícil que se haga una elección en la que la mayor parte de los electores no quieran al elegido. Más aún si la elección debe hacerse con las 5/6 partes de los votos. ¿Cómo puede decirse que el Capítulo General no me quería si votaban a favor mío 26, 27, 28, 29 vocales de 40, en los diversos escrutinios? No sé si el Sumo Pontífice quedó convencido de mis palabras; lo que sí sé, y digo claramente, es que me prometió que ni el P. Viñas ni ningún otro religioso español sería elegido en el próximo Capítulo. El mismo Pontífice me indicó claramente que convenía elegir un Prepósito General de otra nación. Pero ¿qué tenía que ver esto conmigo? Mucho. Pues cada vez que surgía alguna cuestión en la Provincia Romana, el Emmo. Pompili, con quien yo no siempre estaba de acuerdo, decía: ‘los Capitulares no le querían’. El Príncipe de la Iglesia y Vicario del Pontífice en Roma afirma: ¿quién no le creerá? Además, este Eminentísimo persuadió a los oficiales de la S. Congregación de Religiosos y al sumo Pontífice del ánimo hostil contra mí en la Provincia Romana. Benedicto XV me reprochó muchas veces esta hostilidad, que en realidad no existía… ¿y qué podía él ver de estimable en aquella provincia?” Cf. también los resultados de cada votación en RG 58, Capítulo General de 1919.
- ↑ Cf. Comentarios del generalato, f. 79: “Desde el principio de las votaciones se vio claramente la intención de los Capitulares a favor de mi reelección, que requería los 5/6 de los votos. Pero también desde el principio se formó una facción que no quería mi reelección. Así llegamos a 12 votaciones, sin lograr el objetivo. Lo cual resultó un fastidio para los Cardenales y para los Padres con sentido común, conscientes del principio ‘la parte mayor atrae a sí a la menor’. Fue necesario llegar a un compromiso, y se designaron los cinco compromisarios siguientes: el Emmo. Cardenal Alfonso Mistrangelo; el P. Melchor Rodríguez, Vicario General de España; el P. José C. Homs, Asistente General por España; el P. Marcelino Ilarri, Procurador General, y el P. Alessandro Pessuti, Provincial de Toscana. De ellos, cuatro votaron a favor mío; el P. Alessandro Pessuti, en contra. Los Capitulares supieron que había ocurrido así porque el mismo P. Pessuti dijo a alguien que se había equivocado votando en contra, creyendo que el P. Viñas había perdido la voz pasiva después de 12 votaciones. Cuando el Secretario preguntó por tres veces si alguien tenía algo en contra de esta elección canónica, nadie se opuso, así que se dio y se leyó el decreto por parte del Emmo. Cardenal Protector y Presidente del Capítulo. Como yo había visto alguna oposición en el sexto o séptimo escrutinio, estaba dispuesto, y así se lo dije al P. Juan Borrell, Adjunto, a renunciar a la voz pasiva, pero al sugerirle mi renuncia, el P. Borrell me respondió imperiosamente diciendo: “¡Hágase la voluntad de Dios!”.
- ↑ Ibídem.
- ↑ Ibídem. Cf. los resultados de las votaciones en RG 58, Capítulo General 1919.
- ↑ Cf. Comentarios del generalato, f. 79.
- ↑ Cf. Actas del Capítulo General de 1919, pp. 53-57.
- ↑ Cf. nota 556.