BerroAnotaciones/Tomo3/Libro2/Cap04
CAPÍTULO 4 Observaciones acerca de la muerte Del P. Pietrasanta, jesuita [1647]
Para mayor gloria de S. D. M. y ejemplo nuestro, me parece bien considerar desde más cerca varias cosas en la muerte de este pobre P. Pietrasanta.
Primeramente, que la muerte le sucedió el mismo mes de mayo, y quizá también el mismo día, en el que años antes fue nombrado por la Santa Sede Apostólica como Visitador de la Orden de los Religiosos Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías. De este cargo mucho perjuicio se ha derivado, como puede verse de sus mismos escritos.
En segundo lugar, por haber muerto del mal de piedra, al llamarse Pietrasanta. Una Piedra de escándalo fue para nosotros, por la arbitrariedad que siempre tuvo y demostró hacia N. V. P. Fundador y a todos los otros Religiosos que a él estaba unidos. Para sí mismo fue mala y triste piedra; y no una, sino siete; lo mismo que los dolores de la Santísima Virgen, nuestra Madre, única y singular Patrona de esta nuestra pobre Orden de las Escuelas Pías, cuyos dolores le fueron renovados por parte suya con la destrucción de ella, sin razón, y por su mala Relación hecha a la Congregación y al sumo Pontífice, y la adhesión a siete de nuestros Religiosos relajados, con cuyo parecer gobernaba, sin querer escuchar el sentir de N. V. P. Fundador y General, ni a los demás Religiosos buenos, por él mismo aconsejados.
En tercer lugar, se puede considerar que no está fuera de designio haber muerto veintitrés meses después que la Sagrada Congregación de los Sres. Cardenales e Ilmos. Prelados determinaran que N. V. P. Fundador y General fuera reintegrado en su oficio de General, con aplauso de toda Roma, y de quien lo supo también de fuera. Pero el mismo P. Pietrasanta, con otros, que impidieron tal reintegración, con la que se hubiera alcanzado el total arreglo de la Orden. Una que durante veintitrés años ha gozado del título de Orden, bajo el gobierno de su Fundador, el P. José de la Madre de Dios, con mucho progreso del Instituto, para gloria de S. D. M. y utilidad del prójimo; y treinta años desde que, por Breve Apostólico, fue erigida en Congregación de votos simples por el Papa Paulo V, de feliz memoria, en el año 1617.
Hay que considerar también que el P. Pietrasanta murió en la 2ª Domínica de Pascua, en la que la Iglesia pone en la Misa el Evangelio del Buen Pastor y del Mercenario. S. D. M. quiso que el P. Pietrasanta le diera cuenta de su administración, al haber sido puesto por el Sumo Pontífice Urbano VIII e Inocencio X como pastor de esta nuestra pobre Orden, para levantarla; pero él, por respetos humanos, si no la ha destruido directamente, ha permitido destruirla, y con su politiqueo ha malhumorado a todos los Religiosos de las Escuelas Pías y a los Príncipes Cristianos. Quiera Dios Nuestro Señor concederle a su tiempo el reposo eterno, como yo se lo suplico de todo corazón.