BerroAnotaciones/Tomo1/Libro1/Cap17
CAPÍTULO 17 De la oposición hecha a nuestro D. José A causa de las Escuelas Pías [1600-1605]
No sólo el común enemigo se opuso a nuestro Gran Sacerdote, para impedir una Obra tan santa como las Escuelas Pías, en cosas particulares de su persona, con tantos obstáculos privados, estorbos y ofrecimientos de dignidades eclesiásticas, sino también con algaradas públicas, haciendo que los Maestros de los Barrio se sublevaran y querellaran. Entregaron al Emmo. Cardenal Vicario un memorial lleno de mucha pasión, pues les parecía que dicha Obra era su ruina, y les quitaba el sueldo. Pero cuando se descubrió su intención, no tuvieron ninguna fuerza para impedirla. Se opuso también el Rector de la Sapienza, queriendo visitar las Escuelas y examinar a los Maestros; pero, cuando supo que, por orden de la Santa Sede, el Papa Clemente VIII, habían sido visitadas por los Emmos. Cardenales Baronio y Antoniano, y cuánta estima tenía la Santa Sede por esta Obra, se retiró reverentemente. También algunos Religiosos, deseosos, decían, de la mayor gloria del Señor, querían algunas veces a la semana ir a dar charlas y sermones, para adquirir con esto también autoridad sobre la Obra y los Operarios; pero, con la reverencia y modestia que caracterizaba a nuestro Don José, les agradeció el favor, dándoles a entender que aquellos niños pobres no eran dignos de tanta eminencia. Otros se oponían también a esta Obra con mayor celo, pero con mayor peligro. De ello se habló incluso en una Congregación de Eminentísimos, bajo el pretexto de que, como los Maestros eran ignorantes, podían enseñar a los niños errores graves contra la Santa Fe. También aquí puso su mano el Señor, haciendo que el Eminentísimo…, alemán, fuera casualmente algunos día antes a visitar la Escuelas Pías, y quedando muy satisfecho por la Obra y por los Operarios; y como era uno de dicha Sagrada Congregación, dio óptima información de todo, oponiéndose con su autoridad a los pretextos de los contrarios.
En el comienzo del Pontificado del Papa Paulo V, también Su Santidad fue mal informado, aunque él era muy propenso a la Obra de las Escuelas Pías, ya que estaba muy bien informado, y tenía gran concepto de su Fundador. A pesar de esto, la parte contraria había dado malísimas impresiones, por las razones y falsas calumnias adoptadas.
Pero Dios, con su habitual providencia, hizo que el P. Juan [Ruzzola], de Jesús María, Carmelita Descalzo, que andaba con otros negocios de parte de Su Santidad, consiguiera que éste reflexionara sobre las Escuelas Pías, con los sentimientos que de su caridad se podía esperar. Por lo que el sumo Pontífice le dijo: -“Me habéis quitado una gran preocupación, Padre Juan; estaba muy mal informado de esta Obra; me gustaría que fuerais allá con frecuencia, y me informéis de todo.
De esta forma S. D. M. fue deshaciendo los nimbos que el enemigo infernal iba formando contra esta pobre planta. No fueron pocas tampoco las veces que los mismos Operarios decidieron marcharse, por las grandes carencias que sufrían algunas veces de las cosas necesarias, y por las obligaciones, que crecían, de los alquileres de la casa. Algunos, efectivamente, se marcharon.
Pero, a pesar de esto, nuestro D. José nunca se desanimó, sino que cada vez se afianzaba y apoyaba más en la Divina Providencia, sabiendo que, como cosa suya, a ella le correspondía mantenerla y proveerla, lo que ciertamente hizo siempre, con tales medios. Por eso, todos conocían bien qué grata era a S. D. M. la Obra de las Escuelas Pías. Todo esto yo lo sé de la misma boca del Venerable Fundador, D. José Calasanz.