Bienhechores

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Presentación

La Orden de las Escuelas Pías nació bajo el signo de la pobreza. O, para ser más exactos, de la “suma pobreza”. Así lo quisieron Calasanz, Casani, Landriani… Nuestros fundadores quisieron vivir a fondo la confianza en la Divina Providencia. Y fue esa misma Providencia que les inspiró a ellos a poner en marcha el proyecto de las Escuelas Pías la que inspiró a otras muchas personas, desde el comienzo de nuestra historia, a apoyar de mil maneras la obra que los escolapios iban llevando adelante. Aunque la Orden tuvo que superar no pocos obstáculos y oposición, tuvo también a favor la protección de muchas autoridades religiosas y civiles, y el apoyo financiero de no pocos nobles y potentados, principalmente durante los primeros siglos de su existencia. En medio de una sociedad post-feudal y pre-ilustrada, injusta según nuestros criterios de hoy, pero que era la que había entonces, hubo muchas personas que entendieron el proyecto de Calasanz, y lo apoyaron decididamente, con sumas de dinero que hoy consideraríamos exorbitantes. Y Calasanz, comenzando por la casa de San Pantaleo, aceptó estas ayudas. Al leer el DENES I nos damos cuenta de que casi todas las casas escolapias de los primeros tiempos, hasta finales del siglo XVIII al menos, fueron fundadas gracias a la generosidad de gente que quería apoyar a las Escuelas Pías. Sin su ayuda, la historia de las Escuelas Pías habría sido muy diferente, e incluso imposible.

A partir del siglo XIX la sociedad experimenta notables cambios; los escolapios también modifican su idea de la pobreza y son capaces de construir sus propios colegios, sin que ello signifique que no tengan muchos bienhechores al lado. A finales del siglo XX la caridad cambia de signo: son instituciones públicas o privadas las que siguen aportando alguna ayuda (aunque muy inferior a la de los primeros siglos de nuestra historia) para llevar adelante algunas obras. Pero el apoyo de mucha gente que nos aprecia no se deja por ello de sentir, y la prueba son las Cartas de Hermandad que la Orden concede para expresar nuestro agradecimiento a determinadas personas que nos siguen apoyando de manera extraordinaria, de otros modos.

Como “es de bien nacidos ser agradecidos”, nos parece obligado expresar a nuestra manera nuestro agradecimiento a una larga serie de personas que han ayudado a la Orden, como fundadores y bienhechores. Sin duda la lista es incompleta; lanzamos desde aquí una invitación a todos los lectores que quieran ayudarnos a completarla. Nuestra fuente principal es el DENES I. Entre los bienhechores consideramos también a todos los que han recibido Cartas de Hermandad. Nuestra lista está bastante incompleta, y quizás nunca llegue a completarse del todo, al ser muy recientes los registros existentes, pero la iremos completando con la ayuda de todos. Ojalá que a los cientos de nombres que mencionemos puedan agregarse muchos más.

Redactor(es)

  • José P. Burgués, en 2014