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BREVE INTRODUCCIÓN DEL EDITOR
Con una precisión que podría ser tomada como pedantería, el P. Rodolfo Brasavola (1654 1730), Vicerrector y Cronista de la Casa General de S. Pantaleo, con fecha 22 de septiembre de 1695 anotaba: “A las 13 de la mañana (o sea, hacia las 7) salió el jueves el P. Juan Francisco de S. Pedro con el P. Antonio su Secretario, y con el H. Francisco María de S. José, operario y compañero suyo, hacia Germania y Polonia, en calidad también de Comisario y Delegado Apostólico, y se pusieron en camino hacia Florencia…”[Notas 1]
Era la primera vez, desde la fundación de las Escuelas Pías, que un P. General se enfrentaba a la ardua y casi heroica empresa, saliendo de Roma, de hacer una visita canónica a las provincias más lejanas de la Orden. No es que no las hubieran visitado nunca. Lo habían sido incluso varias veces, pero por visitadores elegidos y nombrados para ese cargo. Es más, en la última y más reciente visita, que había durado dos años (de mayo de 1690 a abril de 1692), el Visitador había sido un italiano, el florentino P. Juan Crisóstomo Salistri (1654 1717)[Notas 2].
Un viaje de este tipo en aquel tiempo podía requerir que antes se hiciera testamento. La visita significaba en cualquier caso la ausencia de Roma del supremo Moderador de la Orden durante un tiempo largo y difícilmente previsible, por lo que la crónica indicaba continuaba: “el P. General dejó el gobierno de la Orden en Italia, España e islas adyacentes, a los cuatro Asistentes, delegando sin embargo especialmente para firmar permisos, patentes y cosas similares al P. Jacinto (Paoli) de S. José (1627 1706), Primer Asistente, por lo que fue leída la Patente a tal efecto, dirigida al mismo P. Jacinto, el 21 citado después de la comida en el Oratorio público de nuestra Casa”.
Protagonistas de la extraordinaria aventura, del primero al último momento, fueron los tres personajes citados, ilustres por diversas razones: el P. General Juan Francisco Foci, el Secretario P. Antonio del Monte, y el humilde hermano Francisco María Gambini, puesto al servicio del P. General, a los cuales, sucesivamente en el largo viaje, se añadieron y se sucedieron una densa serie de otros: Emperadores, Reyes, Príncipes, Cardenales, Obispos, Superiores de varias comunidades religiosas, profesores y alumnos, puntualmente anotados por el autor del diario del viaje, relacionados con los diversos problemas y situaciones a los que se enfrentaron, e incluso la gente del pueblo encontrada casualmente y anotada en las breves, sencillas descripciones y encuentros.
El todo constituye, y que esto no parezca exagerado o retórico, una página épica de la historia de las resucitadas Escuelas Pías, como había previsto con fe inconmovible su fundador José de Calasanz, escrita y narrada en un estilo simple y vivo, día a día, que no tiene nada de envidiar, pensamos, en cuanto a contenido y forma, a los relatos o historias de empresas similares, de los cuales la literatura universal de los siglos XVII y XVIII es bastante rica.
No es posible en esta presentación dar ni siquiera breves noticias de tantos personajes, pero no podíamos dejar de recoger cuantas más informaciones posibles sobre el autor del diario, el P. Antonio del Monte, y sobre el H. Francisco María Gambini.
Sobre el P. General Foci tenemos la amplia monografía del P. Jorge Sántha, en la serie de los Generales de la Orden, quien en casi doscientas páginas documentadísimas ha analizado su vida y obra desde todos los puntos de vista, sin excluir, naturalmente, el de la visita a Europa Central. Remitimos a ella a nuestros lectores[Notas 3].
Notas
- ↑ Archivo General de S. Pantaleo (AGSP), Reg. Dom. Gen. 16B Memorie 1690-1708, pág. 24.
- ↑ TOSTI, P.O., Il P. Giancrisostomo Salistri Visittore e Commisario nel Centro Europa, Archivum Scholarum Piarum, 35 (1994), pág. 117-163.
- ↑ SANTHA, P.J., P. Joannes Foci a S. Petro, octavus Scholarum Piarum Praepositus Generalis. Ephemerides Calasanctianae, vol. XXXII, nn. 4, 5, 6, 7-8, 9, 10, 11. El P. Foci en una larga carta “dirigida a los PP. Provinciales, Rectores y Comunidades de las escuelas Pías de la Provincia Romana” del 17 de septiembre de 1695 anunciaba y motivaba las finalidades de la visita. Cf. Reg. Gen. 24, n. 16). En cuanto a su nombramiento como Delegado y Comisario Apostólico, véase en Acta Visitationis Generalis pág. 173 el Breve de Inocencio XII del 5 de septiembre de 1695: Cum sicut pro parte tua.
