Gabriel Hernández
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Procedencia
Demarcación Aragón
Cualidades
Orador sagrado. Filólogo-humanista. Primer Vicario General de España.
Fechas
Aguarón (Zaragoza) 9-8-1741, Zaragoza 16-12-1826
Biografía
Estudió las primeras letras en el colegio escolapio de Daroca. Vistió el hábito escolapio al 21-12-1755 e hizo el noviciado en Peralta, que remató con la profesión solemne el 14-8-1757, y cambió su nombre de pila, Antonio, por el de Gabriel. Pasó el juniorato en Daroca y en 1760 vive aún allí como «cursante» y aparece como Lector de Artes el P. Benito Feliu que gozaba de gran prestigio. Tres años después pronuncia la Oración Latina de acción de gracias al Arzobispo Mayoral en la inauguración del Seminario Andresiano de Valencia, de donde es primer profesor de retórica y prestigia su elocuencia en el pulpito. En 1774 vuelve a estar en Daroca como Lector de Artes y profesor de filosofía y teología de los júniores. Fue Rector de este colegio (1781-1784), Asistente Provincial y Provincial interino después de la muerte de los PP. Romance y Bayod, Asistente Provincial de nuevo y Rector de Santo Tomás de Zaragoza (1786-1787) y dos veces Provincial de Aragón (1787-1790, 1796-1801). En 1788 asiste en Madrid a la consagración episcopal del P. Melchor Serrano. Al acabar la visita provincial de este año ordena se lea la circular del P. Romance de 14-8-1784, cuya observancia encarga en todos sus artículos. El Visitador Cabanas le nombró Asistente Provincial (1790). Tres años después por «aclamación pública» la comunidad de Zaragoza lo elige juez de cuentas de los legados de la casa. Se mostró muy activo para obtener la separación de Roma, consumada por la bula Inter graviores; diez meses después de su publicación fue nombrado primer Vicario General nacional de España el 15-3-1805. Y permaneció en este cargo hasta 1825. El 26-7-1805 llegó al colegio de San Antón de Madrid, que eligió como sede de la Vicaría General y al tomar posesión la comunidad le prestó obediencia; igual hizo parte de la de San Fernando. Una de sus primeras medidas fue pedir a todos los colegios españoles una Memoria o Instrucción «fehaciente» de los Instrumentos auténticos existentes en los archivos locales para la formación del Archivo de la Vicaría General. El 11-3-1806 regresó a Zaragoza, «echado de la Corte por envidia», dice su necrología. Volvió a Madrid el 22-4-1808 y la revuelta contra Napoleón le obligó a huir disfrazado y fue a parar el colegio de Gandía, tras dura odisea. Dentro del desconcierto general, Foncillas, Rector de Zaragoza, tuvo a veces que actuar de Vicario General. En Gandía tuvo el primer ataque de gota que le obligó a desplazarse a Valencia para cuidarse; la ciudad estaba ya en poder francés y tuvo que vivir de riguroso incógnito en el colegio de San Josquín hasta que el 4-9-1814 volvió a Zaragoza. El 14 de diciembre de este año, el nuncio Gravina le confirma en su cargo hasta nueva orden. Debido a la dispersión de los religiosos, ordena (1817), sobre todo a Cataluña, que vuelvan a sus colegios. En 1819 autoriza el traslado de casa provincialicia de Mataró a Barcelona. Con motivo de los proyectos de reforma de regulares del trienio constitucional, en que se citaba a los escolapios, Hernández compuso y presentó a las Cortes una Exposición, declarando los méritos contraídos por la Orden y su plan de estudios, pero no logró ser escuchado. Consecuencia de la ley de reforma votada el 25-9-1820, el 17-1-1821 se expedía una R. O. mandando a los regulares no reconocieran otros superiores que los locales y quedaron sometidos a los ordinarios del lugar. En virtud de la proclama-decreto de la Junta Provisional de Gobierno el 6-4-1823 desde el 10 de junio al 10 de noviembre, Hernández continuó en su cargo. El Nuncio Giustiniani lo confirmó, disipando cualquier duda sobre legitimidad, para un año, durante el que debía convocar Capítulo General. Hernández hizo las propuestas para Asistentes generales y convocó los capítulos provinciales y general. Este se celebró en Zaragoza en 1825 y en la sesión del 15 de septiembre fue nombrado nuevo y segundo Vicario General Pío Peña. Un año después moría Hernández con un organismo sano y bien conservado; a una fiebre con síntomas de delirio le siguió un ataque de apoplejía: era el decano de los escolapios españoles con 71 años de vida religiosa. Su vicariato fue una pura desgracia debido a las circunstancias sociopolíticas. Quiso y luchó por la separación de Roma. Más orador que teórico de la educación, destacó mucho en el pulpito en Navarra, Aragón, Valencia y Madrid. Rígido en hacer observar las leyes y en observarlas él mismo, aunque se mostró siempre suave en las formas. Sus cartas circulares no son doctrinales; la supervivencia jurídica de la Vicaría absorbe todo su período de Vicario; desde 1809 sólo traslada comunicaciones oficiales y no escribe circulares. Se siente vencido, pero no es colaboracionista. Su fidelidad a la monarquía es manifiesta y apoya la obediencia a la Constitución en la legitimidad del gobierno. Durante su mandato vicarial no tuvo Asistentes ni, por tanto, curia. No giró visita alguna a las casas. Estas sólo abonaron la contribución general los dos primeros años. Autorizó las fundaciones de Mora de Rubielos, Alcira, Castellón, Figueras y Granollers, que no se llevaron a cabo; no autorizó la del Valle del Mena. Durante su mandato se intentó igualmente la fundación de Alpuente Durango. La situación política hizo cerrar el colegio de León (1823), y la guerra de la independencia obligó marchar a América a los primeros escolapios, no oficialmente enviados.
Obras
- Ex universo theologicarum disciplinarum systemate secundum Angelici Doctoris doctrinam constituto illustriores Propositiones. Valencia 1763
- Dissertatio de necessaria scientiarum notitia ad eloquentiam comparandam. Valencia, B. Monfort 1775
- Universum philosophicum systema ad studia theologiae accomodatum. Valencia 1776
- Oración fúnebre en las solemnes exequias del Excmo. e Ilmo. Sr. D. Agustín de Lezo, arzobispo de Zaragoza. Zaragoza 1796
- Exposición que hace a las Cortes el Vicario General de las Escuelas Pías de España acerca de su Instituto. Madrid, Collado 1820.
Bibliografía
- Elogio fúnebre: Elogios de los Superiores Generales: Archivo Vicaría General
- LASALDE, C.: Historia literaria y Bibliografía de las Escuelas Pías de España, Madrid, 1893-1927-I, 352-354, III, 49-51
- Revista Calasancia (1917) 240
- RABAZA, C.: Historia de las Escuelas Pías en España, Valencia, 1917, 1918-II, 311-312, 419-420, III, 94-108, 170-171, 434-437.
Redactor(es)
- Vicente Faubell, en 1983, artículo original del DENES II