LituaniaMateriales/Lubieszow1706

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1706

Los Ogniski causaron graves daños a la familia de los Sapieha, que eran inferiores en fuerza a sus enemigos, quienes antes habían apoyado al Príncipe de Condé para que subiera al trono de Polonia, por lo cual gozaban de la enemistad del Rey Augusto II. Buscando su propio interés, los segundos pidieron ayuda a Carlos XII de Suecia, a quien ya antes Augusto II había tomado algunos territorios. Exasperado, invadió Polonia con un gran ejército, y tras obtener la vitoria, mandó a los polacos que eligieran otro rey. Fue elegido Estanislao Leszynski, polaco, quien fue coronado. Augusto, el Rey de Polonia, fue obligado a abdicar y marcharse. Los Ogniski y los que quedaban de su partido se acogieron a los rusos. A ellos se unió inmediatamente el Príncipe Miguel Wisniowiezki, Gran Duque de Lituania, el cual con tropas lituanas seguía al ejército sueco cuando se desplazaba por Lituania, y le inquietaba cuando podía. Los suecos, no pudiendo atraerlo a su bando de ningún modo, decidieron devastar sus bienes. En primero lugar fueron a atacar la fortaleza de Labierz del Príncipe; la tomaron y la arrasaron por completo, y lo mismo hicieron con su palacio Carolina en Pinsk, y todo lo que podía arder, lo quemaron, y lo mismo hicieron en sus posesiones, donde no sólo destruyeron las casas del Príncipe, sino también las de los campesinos.

Luego dirigieron sus iras a Lubieszow. Ante todo, fueron al hermoso jardín del Príncipe, de estilo italiano, y cortaron todos los árboles, no sólo los frutales, sino también los que servían de adorno. Y para que no volvieran a brotar, pusieron paja sobre las raíces y las quemaron. Luego fueron a quemar los edificios de madera en la vivienda y en la fortaleza. El P. Samuel, Rector de las Escuelas Pías, al pasar el Rey de los suecos por Lubieszow había obtenido de él un documento en el que prometía no destruir nuestra iglesia y nuestro colegio. Los suecos hicieron caso, y derribaron algunas casitas vecinas a nuestra iglesia para que no le alcanzase el fuego. Sin embargo consideraron nuestras fincas de Zeleznica, Leszniowsca, Karasin y Trojanowha como propiedad del Príncipe, y las incendiaron. Solamente se libró Priovno, porque está en medio de pantanos, y había que pasar por muchos puentes y campos, y los suecos temían que les hicieran alguna emboscada los rusos o el Príncipe. Así, pues, la iglesia, el colegio y la casa se libraron del fuego, pero sufrimos muchos daños. Los suecos creían que teníamos grandes tesoros escondidos en el colegio, y cavaron en todas partes donde el suelo era de tierra, e incluso fueron a la cripta de la iglesia y desenterraron los muertos de sus tumbas, y como no encontraban nada, maltrataron cruelmente a cada religioso, principalmente al P. Vicerrector Cristóbal, preguntándole dónde guardaban los tesoros de la iglesia (que el Rector se había llevado y escondido en una cabaña en un bosque remoto). Pero Dios dio fuerzas a aquel sacerdote para resistir al tormento inhumano, y no denunció al Rector. Los suecos no sólo destrozaron el mobiliario y las provisiones del colegio, sino que se llevaron consigo los bueyes y todos los animales domésticos, a causa de lo cual sufrimos tanta miseria que estuvimos dos meses sin pan ni carne, alimentándonos sólo de verduras.

Notas