Mesina (IT) Colegio

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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Sicilia

(1633-1866)

Historia

La fundación de Mesina se intentó por San José de Calasanz en 1625. Mandó allí al siciliano P. Melchor Alacchi con doce novicios. Lo sustituyó el P. Pedro Casani. Ni el uno ni el otro logró la autorización del arzobispo, aunque tenían la del municipio. Pero años más tarde el duque de Alcalá, D. Fernando de Ribera, regía los destinos de Sicilia como virrey. Quiso escuelas en Palermo y se abrieron. Precisamente en los fervores de esta fundación (1633) tuvo que acudir a Palermo el arzobispo de Mesina, Mons. Blas Proto, a quien el mismo virrey manifestó el deseo de que se abrieran Escuelas Pías también en la ciudad de Mesina. Este ofreció inmediatamente el permiso por escrito. Es enviado a la ciudad el P. Alacchi con algunos religiosos. Compra en venta condicional por 4.400 escudos, pagaderos más adelante, la casa de Andrés Patti. Pronto se deshizo el contrato y se compró otra en 1637 y se le adaptó la iglesia, a cuya inauguración asistió el virrey personalmente (19-1-1637). Pero las escuelas funcionaron ya desde el mismo año 1633. Muchos desvelos les dispensó San José de Calasanz. En 1634 el rey de España concedía una limosna al confirmar oficialmente la fundación. No faltaron dificultades, pero el colegio fue superándolas con rectores como el P. Salazar (1635), Arcadio Galleto y Rapallo (1637), el P. Vicente Berro (1640-1642), Alberto Sansoni (1648), etc. Se superó la crisis de la supresión inocenciana (1646-1656). En 1672 residía allí el Provincial y con él eran cuatro los sacerdotes, siete clérigos y dos hermanos operarios. Funcionaban dos clases: la de pequeños (lectura, escritura, abaco) y la segunda, que era la de los gramáticos. Hay un religioso para mendigar el «pan» y otro para la adquisición del «dinero». La verdad es que pasaban mucha estrechez con tantos clérigos estudiantes. En 1724, siendo rector el P. Vicente de San Francisco, la comunidad se componía con él de cuatro sacerdotes y dos hermanos. Sólo funcionaban las dos escuelas. En 1683 seguían las estrecheces económicas, acentuadas, en parte, por haberse ido adquiriendo algunas casas y cubiertos. La iglesia era pequeña y mediocre. Se llegaba a 1693 con seis sacerdotes y tres hermanos. Funcionaban ya tres escuelas. Siendo Provincial de Sicilia el P. José Agustín Delbecchi (1740) levantó nuevo internado de nobles, que llegó a ser de los más florecientes de la isla, por el número de colegiales y por la excelencia de la docencia. Esta se acreditaba al gusto de la época, con exhibiciones de academias y veladas literarias o científicas, de las que se conocen las correspondientes a los años centrales del siglo XVIII. El Senado de Mesina ayudó con cierta suma para la acomodación de la vivencia; ésta se instaló en una casa en San Ildefonso. Luego se trasladó a la plaza de la Marina. La peste de 1743 ocasionó una veintena de muertes en el colegio escolapio entre religiosos y colegiales. Fue año luctuosísimo y de pesadas consecuencias para las Escuelas Pías. Con todo surgió el hombre genial, que fue el P. Juan Tomás Ghezzi, que como rector, supo arbitrar recursos a fin de saldar deudas y encauzar energías para el lustre de la piedad y de las letras. Ya en 1749 se celebraban de nuevo esplendidas academias. Y era tal el resurgir del colegio a él debido (con clases incluso de filosofía), que el municipio el 20-5-1751 le otorgaba los honores y derechos de «ciudadano de Mesina». El 31-8-1778 se reorganizaban por real despacho los estudios del internado Fernandino existente en la ciudad, confiaban al colegio de nobles de los escolapios un grupo de muchachos de familias honorables, pero acaso necesitadas, y cuyos gastos pagaría el Gobierno. Al ocurrir en febrero de 1783 el terremoto que redujo la ciudad de Mesina a un montón de escombros, los escolapios y sus colegiales no sufrieron daño alguno; un solo religioso, el P. Francisco Calvi, sobrino del rector, se hallaba el día 5 en casa de un colegial y quedó sepultado 48 horas bajo las ruinas, pero salió con vida. Todo el mundo se desplazó a campo abierto: los internos se reintegraron a sus familias. El colegio, con todo, quedó muy maltrecho. Su extinción, no obstante, no se debió a ningún terremoto, sino a una ley (1866) que destruía en Italia (Sicilia había sido incorporada a ella) todas las Órdenes religiosas. Se publicaron las siguientes obras en el colegio: Risorgimento alla gloria della gioventù messinese (Messina 1749); L’unione delle scienze colle lettere e colle armi (Messina 1750); Il giovane istruito nella geografía ed istoria romana (Nápoles 1754); L’espulsione d’Ismaele dalla casa di Abramo (Messina 1768); Dialogo sopra le cagioni e gli effetti più strepitosi del terremoto (Messina 1769); Propositiones ex universa philosophia selectae (Messina 1753).

Bibliografía

  • Regestum Provincia, 26, 28
  • Berro, Memorie historiche
  • Caputi, Notizie storiche, Scoma, F., Memorie cronologiche della fundeazione e progressi della Provincia di Sicilia della Scuole Pie
  • Istruzioni del Real Collegio Carolino di Messina.

Redactor(es)

  • Claudio Vilá, en 1990, artículo original del DENES I