Vác (HU) Colegio e internado de nobles, y colegio Theresiano

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Mapa de la demarcación
Vista del colegio de Vác
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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Hungría

(1714-1950)

Historia

El año 1714 fueron introducidos los escolapios en la ciudad episcopal de Vác por la munificencia del príncipe Segismundo de Kollonics, entonces obispo de Vác y más tarde arzobispo de Viena. A la llegada de los escolapios depositó interinamente 12.000 florines como capital inicial en manos del Sr. Enrique de Kollonics, que rentaban 750 florines al año y que se destinaban al sustento de algunos escolapios y a la formación de un fondo para la construcción del edificio-colegio y vivienda. A ellos añadiría, según la escritura fundacional, otros 12.000, tan pronto pudiera, de modo que con sus rentas se asegurara la edificación y mantenimiento de los mismos. Pero pasaban los años y no se depositaba la segunda suma. Entre tanto se cedió a los escolapios como vivienda la casa del cabildo y por falta de iglesia tenían los actos de culto en la parroquia de la catedral. Luego se les confió la dirección de una parroquia, que se abandonó ya en 1719. En 1723 los escolapios de la residencia poseían ocho viñas; alguna cedida por el fundador, pero la mayoría eran fruto de donaciones de bienhechores. No tenían deudas pasivas, pero por la muerte de Enrique Kollonics no habían cobrado los 720 florines, que retenía el heredero a causa de las muchas deudas del difunto. Por su eterno descanso debía aplicarse una misa semanal, si se cobraban los 12.000 florines de ampliación del capital fundacional. En 1723 eran tres los religiosos: uno actuaba de rector, otro desempeñaba la clase de sintaxis y gramática juntas y el tercero cubría la enseñanza elemental y de rudimentos de latín. Para las atenciones de los quehaceres domésticos se ayudaban de tres personas, sin contar el agricultor y obreros que atendían las tierras. Se les privó (no se saben las causas) del terreno donado por el fundador para levantar el edificio. Por ello el reverendo don Andrés Berkes especialísimo bienhechor de los escolapios, les ofreció en 1725 un solar con dos huertas para el futuro colegio. Se iniciaron seguidamente las obras. El edificio, además de las escuelas, capilla y sacristía, tenía diez habitaciones para religiosos. Don Andrés Berkes les introdujo en el nuevo edificio con grandísima solemnidad en 1727, cediéndoles además una parte de su huerto en determinadas condiciones. No contento con esto, añadió 8.000 florines renanos al capital fundacional. En 1728 se puso la primera piedra para la iglesia, pero no se prosiguieron las obras. Anualmente se incrementaba la biblioteca. En 1735 contaba ya con salón de teatro y se enseñaba a los externos hasta la retórica inclusive; funcionaban aulas de filosofía y teología para catorce júniores escolapios y quince seglares; es decir, se hallaba ubicado allí el teologado, del que se beneficiaban también los externos. La iglesia seguía sin construirse aún en dicho año. En 1759 ya trabajaban en la casa dieciséis religiosos. Funcionaba en ella un pequeño internado de nobles. En 1764 el cardenal obispo Migazzi, protector oficial de los estudios en Hungría, alentaba sus cursos filosóficos grandemente y confiaba a los escolapios la instrucción filosófica de sus seminaristas. Y por orden de Su Majestad se abría el aula a todos, con carácter público y reconocimiento oficial. Se había, pues, convertido el colegio en un centro cultural notabilísimo para la localidad y comarca. Las dos esbeltas torres de su iglesia (ya acabada seguramente antes de 1766) eran como faros que irradiaban la luz de la cultura e iluminaban la fe de aquellos pueblos. En dicho año se instruyen en el colegio 480 estudiantes, siendo la cúspide de las enseñanzas la filosofía y las matemáticas, que ocupaban aquí lugar muy destacado. El cardenal Migazzi regala al colegio un terreno vecino y se construye por su voluntad un internado de nobles según las modernas exigencias: lo atendían cuatro escolapios y comenzó con dieciséis internos. La emperatriz María Teresa donó mil florines, que sirvieron para echar los fundamentos y comenzar las paredes. Se erigió también un pabellón para horno, establos, etc.; todo de gran solidez y prevenido contra incendios.

La iglesia se enriqueció con muchas piezas valiosas: la misma catedral le regaló un órgano y unos bienhechores pagaron el altar dorado de San Juan Nepomuceno. La biblioteca se acreció con la adquisición de importantes obras. En fin, el colegio de Vác invadió con su fama y crédito la nación y fue visitado por Su Majestad imperial y se invitó a las más importantes familias a enviar a su internado los hijos. En vista de ello, María Teresa creó en Vác el llamado «Collegium Theresianum» para nobles, encargándolo a los escolapios en 1767. Estos eran diez, los internos 50 y pagaba cada uno cien florines al año. Se conoce el instrumental de su gabinete de física y los libros científicos de su biblioteca: era el triunfo de la ciencia moderna o como entonces se decía, de la «nueva filosofía». Desgraciadamente tuvo vida corta esta institución, pues 17 años después (1784V José II la cerró, lo mismo que hizo con los demás internados escolapios de Hungría. Fue el comienzo de los sinsabores para el colegio de externos, que siguió abierto. No tardaron en llegar dificultades para la comunidad y colegio de Vác con las guerras napoleónicas; superadas éstas, cayeron sobre el colegio las nacidas de la sublevación de Kossuth en 1848. Es más, en 1852 se abrió en el colegio la casa noviciado, que perduraría hasta la segunda guerra mundial; pero se cerró el juniorato, cesando desde entonces lógicamente la enseñanza de la filosofía. Poco a poco fue incrementándose el alumnado del colegio y en 1893 con la ayuda económica de don Constantino Schuster, obispo de Vác, que había sido escolapio, se abrió el llamado gimnasio de ocho clases, que en 1897-1898 contaba ya con 394 alumnos. En el primer trentenio del siglo XX el colegio seguía brillante. En 1946-1947 se creó en él la llamada «enseñanza general» obligatoria, que abarcaba la enseñanza primaria y el bachillerato elemental; los resultados del curso siguiente fueron perfectamente satisfactorios, pero el ministro de educación se vio precisado a ceder por la presión del partido comunista que exigía el cierre y éste se produjo en 1948 pasando la escuela a manos del Estado.

Bibliografía

  • Regestum Provincia 55.

Redactor(es)

  • Claudio Vilá, en 1990, artículo original del DENES I