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Año 1652 de Cristo. Octavo de Inocencio X. 16º de Fernando III. 55º de las Escuelas Pías
Nombres de otros testigos
Empecemos el año presente con la continuación del Proceso de la vida del Venerable Siervo de Dios nuestro Padre Fundador. A partir del 10 de enero y durante todo el año fueron llamados a declarar once testigos ante los mismos delegados que fueron nombrados el año pasado. Sus nombres son los que siguen:
- 1.H. Francisco del Ángel Custodio, operario de las Escuelas Pías, de 56 años de edad.
- 2.Dña. Victoria Graca, viuda de D. Félix Plantanidi
- 3.R. P. Ángel de Sto. Domingo, sacerdote profeso de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, de 45 años de edad.
- 4.R. P. Francisco de la Purificación, sacerdote profeso de nuestro instituto, de 78 años de edad.
- 5.Ilustre y Rvdo. Sr. Laurencio Tritón, arcipreste mayor de la iglesia de Novara, de 69 años de edad.
- 6.D. Sebastián Piervisano, comerciante de la ciudad, de 62 años.
- 7.Ilmo. D. Octavio Sacchi, Abad y Comendador perpetuo del monasterio del S. Ángel de la Orden de S. Basilio, juez limosnero de la Curia Romana y visitador apostólico, de 73 años de edad.
- 8.H. Lorenzo de la Anunciación, operario de las Escuelas Pías, de 49 años de edad.
- 9.H. Eleuterio de la Madre de Dios, operario profeso de las Escuelas Pías, de 57 años de edad.
- 10.Dña. Cecilia Burgi, esposa de D. Pablo Desiderio, cursor de N. S. Su Santidad el Papa, de 37 años de edad.
- 11.Ilmo. D. Pedro Pergnani, médico y doctor de Ponte Corvo, en la diócesis de Aquino, de unos 54 años de edad.
Hasta aquí los nombres de los testigos que fueron llamados no sólo uno, sino muchos días para ser examinados, y que espontáneamente, no forzados ni preparados, respondieron a las preguntas que les hicieron.
Entre los interrogatorios de estos testigos acerca de los milagros del Siervo de Dios, a otros ya escritos antes, este año se añadieron diez. De todos los cuales, y de otras obras virtuosas, quería ser informado y recibir copia el P. Wenceslao del Stmo. Sacramento que vivía en la provincia de Polonia, como consta por la carta al P. Jacinto de S. Gregorio, superior de Varsovia, enviada desde Viena a Italia el 19 de octubre.
Carta del P. Wenceslao
- “Respondo a la carta de Vuestra Reverencia tan pronto como puedo. Por varias razones: la primera para demostrar el afecto que siento hacia V. R. La segunda, para pedirle algunas cosas a fin de que el olvido no se lleve ya aquí lo que prudentemente se ha esparcido en gran variedad de cosas. ¿De qué se trata, qué le pido? Se lo explicaré brevemente. Que vuestra paternidad, en Roma y en otros lugares cuando pase por nuestros colegios, pida información sobre todas las cosas referentes a nuestro V. P. Fundador desde los primeros años, de principio a fin. Por ejemplo: ¿qué virtudes tenía? ¿En qué año? ¿En qué lugar? ¿En qué tiempo floreció y cómo se extendió? Y todas las cosas más notables de nuestros predecesores, y principalmente el P. General, el P. Pedro Casani, Glicerio, etc. hicieron y dijeron, nos las comunique para que puedan servir para nuestros anales o historia (pues no desesperamos de volver al estado anterior). No haría falta que lo escribieran con mucho adorno; sería suficiente que lo escribieran brevemente, o en un estilo a manera de historia, de modo que yo pueda luego darle forma, o completarlo con otras cosas a partir de ello”. Así escribió a su padre provincial en Italia.
El asunto del P. Jacinto
Este P. Superior Jacinto de S. Gregorio parece que salió de Polonia, entre otras cosas, por un pleito que surgió entre nosotros, los Padres Reformados de S. Francisco y los Padres Camaldulenses a causa de un legado de 60.000 florines dejado según el real beneplácito para entregar a los PP. Reformados. Luego por orden del real beneplácito se entregó la mitad a las Escuelas Pías, y la mitad a los Camaldulenses. Pero en realidad en el testamento del Serenísimo Rey Ladislao no se especificaba la parte que debería entregarse en nuestras manos, por lo que después de su muerte surgieron mil dificultades para aclarar cuál era nuestra parte, ni se pudo decidir entre muchos, como se vio en su momento.
Se cree, pues, que el P. Jacinto fue a Italia para resolver este pleito, pero según el Archivo de Nikolsburg ya no volvió, pues se ve que pidió el Breve apostólico y dejó la Orden. Lo que es realmente sorprendente, que un hombre de tantos méritos desde el principio de la fundación de la provincia, apreciado por las majestades reales y la nobleza polaca, se atreviera a echar esta vergüenza sobre sí y este escándalo sobre el instituto, cuando no parecía faltarle nada en su estado presente. Especialmente porque este mismo año se recibió de la liberalidad real, para que la casa pudiera arreglarse mejor, un censo anual de casi 20 mil florines, proveniente de las minas de sal de Velicent, firmado con fecha 16 de abril, y entregado a su casa. Así aparece en el estado de la casa de Varsovia ese año.
Pero cuando desapareció este P. Jacinto la casa de Varsovia no se quedó acéfala. Y aunque no tengamos noticias ciertas sobre quién le sucedió en el gobierno, es creíble sin embargo que la misma casa se proveyese su propio superior, o que invitaron a alguien de Nikolsburg o llamaron a alguien de Podolín. El P. Alejandro, que conservó el cuidado de ambas provincias, fácilmente dio su acuerdo ante esta necesidad. Sin embargo no pudo enviar nadie de Litomysl, donde vivía, pues todos estaban ocupados en misiones para convertir herejes. Pues hay testimonios que prueban lo anterior: uno con fecha 13 de enero de 1652. Otro del 10 del mismo mes de enero. Y el último con fecha también del mes de enero.
El Conde Sulich
Volaban otros testimonios por boca de los mismos conversos, y también de otros que apreciaban el trabajo de los nuestros. Entre ellos podría citarse el de un cierto conde llamado Sulich, que tenía un señorío hereditario en la región de Litomerice. Este, habiendo oído lo que decía la fama sobre lo afortunadas que eran las Escuelas Pías en las labores de convertir herejes, deseoso de beneficiarse también de su obra escribió a la Sagrada Congregación de Propaganda Fide pidiéndoles que los enviaran no sólo como misioneros, sino para que aceptaran una fundación estable en la que llevaran a cabo la tarea de enseñar según la costumbre del instituto. Se puede imaginar que tal iniciativa hubiera tenido buen fin si no hubiera sido por que la calamidad de aquel estado de reducción lo prohibía.
La iglesia de Litomysl
Nuestra iglesia de la Madre de las Gracias de Litomysl, cuya construcción había quedado interrumpida a causa de los tumultos bélicos, se levanto este año totalmente completa e íntegra. Así dice la inscripción que se colocó para perpetua memoria en la pared del pórtico detrás del altar mayor, escrita con letras de oro, y que dice así:
- “Para honor de Dios tres veces Santo y de su gran Madre la Virgen
- Este templo, comenzado desde los cimientos por la piedad de la ilustrísima Hérula Febronia de Pernstein, erigido por el celo del Ilmo. y Excmo. D. Maximiliano de Trautmonsdorf,
- Consejero íntimo de la Sacra Imperial Majestad Fernando III, Prefecto de la Corte Suprema
- Y caballero del Toisón de Oro (si no se lo hubiera impedido la muerte),
- para emular mejor el carisma de la Ilma. Hérula Febronia y los óptimos padres,
- y que dispuso en su última voluntad que su hijo y agradecido heredero Juan Federico,
- Conde de Trautmonsdorf, lo completara y terminara, cosa que hizo el año 1652 del Señor.”
Así dice la inscripción de este templo, que el mismo Ilmo. Conde Juan Federico solía frecuentar no sólo los días de fiesta, sino también los laborales, hasta el año 1699 en que terminó su vida, y siempre asistía a las celebraciones religiosas con gran devoción, de rodillas, para edificación de la gente. Y como debemos honrarle también después de muerto, fue llevado y sepultado en una iglesia de Praga, porque así lo dispuso en su testamento, como diremos en ese año si Dios quiere.
Muerte del Conde de Magnis
Strasnize guardó luto este año por su señor el Conde Francisco de Magnis. Varón digno de que se hiciera luto por él, Magno no tanto por el nombre sino por la importancia de las cosas que hizo. Ya vimos en años anteriores cuánto amaba nuestro instituto, y cuánto hizo por él. Murió en Praga, en el reino de Bohemia, el 6 de diciembre y fue enterrado allí mismo, siendo superior de nuestra casa ese año el P. Miguel de Sta. María, de la casa de Strasnize, quiero decir.
Y como el Sr. Conde falleció sin herederos directos, con el beneplácito de su Imperial Majestad dejó su señorío a sus sobrinos, hijos de su hermano, pero no antes de que falleciera su ilustrísima viuda Francisca Bisca, y el sobrino mayor alcanzara la mayoría de edad. Mientras tanto, no sé por qué motivo, los sobrinos con su padre Felipe dejaron su residencia en la ciudad y se trasladaron a nuestro colegio, y ocuparon como residencia para su padre las escuelas superiores, que ni se atrevían a visitar. ¿Por qué causa? Nunca estuvo claro. Se decía además que el P. Valeriano, capuchino y tío paterno de los sobrinos, que cuidaba sus asuntos ante la Majestad Imperial, hablaba a diestra y siniestra contra la condesa viuda, y junto con su hermano y sobrinos decía que debía irse de la casa que le había sido asignada. Pero basta de estas cuestiones que no tienen que ver con nuestro asunto.
Aparecen pleitos en Chieti
Los nuestros de Chieti estaban preocupados este año con dos pleitos. Una era a causa de la venta de mármol, con D. Juan Domingo de Cuppis. Otra con D. Juan Bª Merlo, heredero de los bienes de la piadosa difunta Dª Plautila Spinetti. ¿Qué ocurrió? Lo diremos en otro lugar.
Cierro el año presente con la conmemoración de cinco difuntos nuestros, y del Eminentísimo cardenal Lanti, que entre otros pobres favoreció y ayudó también a los pobres de las Escuelas Pías. Falleció el 29 de abril, y fue sepultado en la iglesia de S. Nicolás Tolentino. Y ahora pasemos al…