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2. La vida religiosa escolapia.

2.1 Organización y gobierno.

En enero de 1900 fallecía el P. General Mauro Ricci. Por unos meses se nombró al P. Dionisio Tassinari como Vicario General. La intervención pontificia puso en el cargo de General a un escolapio ilustre, el P. Alfonso Maria Mistrangelo, arzobispo de Florencia[Notas 1]. Poco después el nuevo papa Pío X, le nombró también Visitador Apostólico. El objetivo era claro: poner las bases para la inmediata reunificación de la Orden. El P. Mistrangelo, con su autoridad eclesial y moral, realizó algunos viajes por España y Centroeuropa con el fin de preparar el ambiente. Cuando Pío X (1904) publicó el Motu proprio "Singularitas regiminis" se tuvo el fundamento jurídico para proceder a la reunificación, con la consiguiente supresión de las autonomías de España y Centroeuropa.

Fue nombrado en 1904, por rescripto pontificio, un nuevo General, P. Adolfo Brattina, de la provincia de Toscana, con el encargo de preparar un Capítulo General que sellara la reunificación.

En 1906 el XXXIII Capítulo General eligió al P. Manuel Sánchez, de la provincia de Valencia, como Prepósito General. Su bondad y buen hacer ayudaron a hacer avanzar en el proceso de unidad. Su muerte, ocurrida en 1910, significó un nuevo paréntesis (Vicario General P. Egidio Bertolotti, hasta 1912).

En 1912 el XXXIV Capítulo General eligió para General al P. Tomás Viñas, de la provincia de Cataluña, religioso ya versado en cuestiones romanas y calasancias, además de excelente latinista, por su ya largo trabajo en la Curia General (Archivo General, Secretario General, impulsor de "Ephemerides Calasanctianae",etc.).[Notas 2].

En 1919 el XXXV Capítulo General, retrasado un año por causa de la guerra europea, lo reeligió para otro sexenio. Su labor fue amplísima: preocupación por la observancia regular (circulares, visitas, acomodación de las Constituciones al nuevo Código de Derecho Canónico de 1918), impulsar la unión (adelantándola en Hungría, aunque sin conseguir nada), adaptar al nuevo mapa político europeo la organización escolapia (Viceprovincias, uás tarde Provincias, de Rumanía y Eslovaquia); acelerar los procesos de beatificación de P. Cassani y G. Landriani; celebración de las fiestas centenarias de la Escuela Pía como Congregación Paulina (1617-1917); potenciar la renovación pedagógica y pastoral (centrada ahora en la Eucaristía, según normas de Pío X); apertura de casas de formación en Italia[Notas 3]; recuperar por compra la casa de San Pantaleo,etc.

Despertó muchas animosidades y algunas de sus actuaciones fueron tergiversadas y denunciadas a algunos curiales vaticanos. Incluso se enfrentó con la provincia Romana por la venta de la Casa Generalicia de Via Toscana.

La intervención pontificia fue fulminante: imponerle la renuncia y nombrar un Visitador Apostólico para toda la Orden. Efectuada inmediatamente la renuncia (1 de mayo de 1923), fue sucedido por el P. Giuseppe del Buono, en calidad de Vicario General hasta 1929[Notas 4].

El 3 de mayo de 1923 fue anunciada la Visita Apostólica. Estuvo a cargo del obispo capuchino Mons. Lucca Ildefonso Pasetto (1871-1954). La visita se prolongó has el 27 de noviembre de 1929. Mons. Pasetto visitó las provincias, nombró superiores (en tiempo extracapitular) y presentó sus informes a la Sagrada Congregación de Religiosos. He aquí algunas conclusiones normativas de la visita:

a. Observancia regular: supresión del peculio personal (depósito de dinero fruto del trabajo extraescolar del religioso); normas sobre las vacaciones de verano; observancia de las Constituciones (acomodadas al CIC de 1918).
b. Casas de Formación: reivindicación de la importancia de los estudios filosófico-teológicos; creación de la Casa Central de Albelda de Iregua (1928) para el estudio de la teología de los juniores de las provincias de España; abrir un Juniorato Interprovincial en Italia y otro Internacional en Roma (San Pantaleo).

No cabe duda, a pesar del recelo existente, que estas disposiciones fueron beneficiosas, tal como se vio después, para el fomento de la vida religiosa escolapia.

El P. Del Bueno fue nombrado General, por rescripto pontificio, en 1929. Su generalato, que terminaría en 1947, estuvo marcado por problemas difíciles, muchos de ellos derivados de las adversas circunstancias políticas y bélicas de la época.

En este período no se tuvo ningún Capítulo General. Su labor, ciertamente poco brillante, pero prudente y paciente, afianzó algunas de las líneas de etapas anteriores: preocupación por las casas de formación (Monte Mario, San Pantaleo); publicación de las Constituciones; intervención en las causas de beatificación (Landriani), aunque sin resultado, y en la de canonización de San Pompilio Maria Pirrotti, en 1934; mejorar la organización (Catálogo General); volver a publicar "Ephemerides Calasanctianae",etc. A su etapa de gobierno corresponde la erección de las provincias de Rumanía (1925), Eslovaquia (1930) y Vasconia (1933).

Tras 28 años sin capítulos, el XXXVI, de 1947, eligió al P. Vicente Tomek (1892-1986), de la provincia de Hungría, como General de la Orden. Se inicia así una etapa decisiva de la historia escolapia, marcada no sólo por la vigorosa personalidad del P. Tomek, sino por los logros alcanzados en sus 20 años de gobierno. Su gran actividad dio nuevos impulsos a muchas cuestiones, tales como:

a. Nuevas fundaciones, principalmente en América.
b. Atención a las maltratadas provincias centroeuropeas.
c. Preocupación por las casas de formación.
d. Observancia regular. Publicaciones de las Constituciones y Reglas (1957).
e. Impulso a la renovación pedagógica, cualificación profesional de los religiosos (títulos oficiales) y valoración de la escuela como elemento esencial de nuestro carisma, aunque también se produjera el aumento de parroquias (de 6 a 36, en el período 1947-1967).

Su prestigio personal le granjeó cometidos y contactos, tanto en la Curia vaticana como ante la autoridad civil, que beneficiaron la buena marcha de la Escuela Pía, cuya imagen de disciplina y organización nunca hasta entonces había sido tan notoria.

El Capítulo General XXXVII (1955) volvió a reelegirlo. Este Capítulo General[Notas 5] trató algunos temas de gran importancia:

a. Revisión de las Constituciones (publicadas en 1957).
b. Revisión profunda de las Reglas (publicadas en 1957).
c. Administración económica (normas, modernización y actualización técnicas).

En diversos momentos del Capítulo, tanto en algunas proposiciones como en intervenciones personales, aparecen algunos elementos renovadores:

Renovación de la vida religiosa basada en el auténtico espíritu del Fundador; observancia regular; formas de apostolado más conformes con la época,etc.
Importancia del conocimiento de las fuentes calasancias (por ejemplo, del Epistolario del Santo Fundador).
Sensibilidad educativa y social (sigue preocupando el problema de la gratuidad de la enseñanza).
Potenciar la pastoral ("directores espirituales").
Organización escolar (distinción entre Rector, Director y Prefecto).

El Capítulo General de 1955 ya registra el impacto de los medios audiovisuales (prensa, radio, televisión). El criterio ante estos medios, sobre todo la televisión, fue restrictivo y su uso comunitario protegido por numerosas cautelas y disposiciones.

El Capítulo General XXXVIII (1961) volvió a elegir al P. Tomek, hecho insólito en la historia de la Orden. Este Capítulo trató algunos temas de interés[Notas 6]:

De régimen interno: sistema electivo (modificaciones).
Hermanos Operarios. Supresión de "operarios" y deseo de una mayor formación e integración, con la consiguiente responsabilidad, en la vida de la Orden.
Formación inicial. Se piden los estudios de bachiller y el tener los 18 años cumplidos para emitir la profesión simple. Fomentar entre los formandos el aprecio por el ministerio escolar, que se considera "sacerdotal", frente a las críticas que ya van surgiendo.
Vida espiritual: posibilidad de leer los Evangelios u otro libro de meditación, después de la lectura preceptiva común; tener retiros espirituales tres días al año; "quomodo iam compositus fuit Liber precum - (1959) -, ita fiat liber meditationis; sed meditationes sint vere calasanctianae. Insuper commentarium Constitutionum et Regularum fiat".
Misiones: deben favorecerse ("si fieri potest, bene est, servatis de iure servandis").
Pedagogía: crear una Comisión Pedagógica consultiva; Asociaciones de Padres de Alumnos; gratuitos o pobres: crear secciones filiales e institutos nocturnos.
Pobres: deben disfrutar de las mismas condiciones de los otros alumnos de pago ("Capitulum enixe commendat, ut pueri pauperes eadem conditione fruantur sicuti ceteri").
Misa diaria de los alumnos (España). Deben adaptarse a la legislación de la Santa Sede.
Cuestiones sociales y económicas (sobre todo para España): crear una Comisión Social interprovincial consultiva (la proposición sugería estos cometidos: instruir a los Rectores sobre el derecho laboral; estudio técnico del coste del puesto escolar; en los sueldos tener en cuenta la justicia legal y la conmutativa; conseguir exenciones tributarias); se manda que los Superiores locales presenten, al comenzar el curso, la nómina del personal y las mensualidades que se van a cobrar a los alumnos, para la aprobación, en su caso, de la Congregación Provincial; sobre estas cuestiones se aprobó un dictamen: crear la citada Comisión y que los provinciales de España fijen su cometido, de acuerdo con el espíritu de la proposición. Los cambios que se estaban produciendo en la sociedad y en la Iglesia, principalmente en el pontificado de Juan XXIII[Notas 7], junto con la convivencia pacífica, aunque efímera, entre los bloques político-militares, produjeron una efervescencia, de manera particular entre los religiosos jóvenes, que no pudo ser correctamente atendida y discernida desde una perspectiva juridicista de Constituciones y Reglas y desde la propia mentalidad centralista imperante en la Orden.

El P. Tomek asistió al Concilio. Pero la crisis subsiguiente demandaría otras personas y orientaciones.

El Capítulo General XXXIX (1967) eligió al P. Laureano Suárez, de la provincia de Castilla, para el cargo de Prepósito General. Siguiendo las directrices conciliares y el motu proprio de Pablo VI "Ecclesiae Sanctae" (1966), el Capítulo se propuso[Notas 8]:

"a. Emprender el camino de la renovación conciliar mediante la acomodación total de nuestra vida y legislación;
b. proponer inmediatamente los criterios para solucionar algunos problemas más graves".

Esta ingente labor se desarrolló en dos etapas: 1ª) agosto de 1967; 2ª) julio-octubre de 1969. Este Capítulo General, de acuerdo con su finalidad excepcional y por las mismas prescripciones pontificias, se llamó "Especial". Su aportación legislativa fue recogida en un volumen titulado "Declarationes et Decreta Capituli Generalis specialis Ordinis Scholarum Piarum" (1967 et 1969)

Como clarificación ante la crisis de identidad experimentada por algunos religiosos y, al mismo tiempo, cumpliendo el encargo papal de volver a las fuentes del propio carisma, se publicó una "Declaración sobre la espiritualidad calasancia", enriquecida con un extenso aparato crítico de fuentes calasancias.

La época, tan confusa eclesialmente, no fue propicia para este Capítulo Especial. Su riqueza doctrinal no ejerció apenas influencia sobre los religiosos. Varios centenares abandonaron la Orden, mientras un buen número ensayaba nuevos caminos, sobre todo de inserción social (con pequeñas comunidades ubicadas en la periferia de las grandes ciudades o en zonas obreras). La crisis vocacional se dejaba ya sentir y las mismas casas de formación, las llamadas Casas Centrales, entraron en una crisis gravísima, que precipitó su cierre en la siguiente década, sobre todo en España, aunque la crisis afectara también en otras zonas de la Orden.

El P. General Laureano Suárez renunció en mayo de 1971. Le sucedió el P. Teófilo López, de la provincia de Aragón, como Superior General hasta 1973.

El Capítulo General XL (1973) eligió al P. Angel Ruiz Isla, de la provincia de Castilla, para el cargo de Prepósito General[Notas 9].

El P. Angel Ruiz fue reelegido en el XLI Capítulo General (1979)[Notas 10].

En 1985 el XLII Capítulo General, celebrado en Salamanca, eligió para el cargo de General al P. Josep Maria Balcells, de la provincia de Cataluña[Notas 11].

En el XLIII Capítulo General (1991) fue reelegido el P. Balcells. El Capítulo se celebró en Ariccia, Roma[Notas 12].

2.2 Observancia regular.

Hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965) la vida religiosa escolapia tiene unas bases estrictamente tradicionales, en el sentido de fidelidad, al menos formal, al texto calasancio de las Constituciones y las costumbres propias de la Orden.

a. Constituciones y Reglas.

La evolución del texto de las Constituciones es altamente significativa[Notas 13]. La acomodación del texto de las Constituciones a los tiempos modernos, ya sentida su necesidad en el siglo pasado, ya fue aprobada por el Capítulo General de 1906. En varias ocasiones, y con carácter oficial, volvió a expresarse este deseo. Se pretendía: "incorporar al texto y no en nota los párrafos todavía válidos de las Constituciones calasancias y publicar un apéndice adjunto con el texto original del Fundador"[Notas 14].

El Código de Derecho Canónico (1918) obligó a acomodar las Constituciones y Reglas. El texto revisado debería obtener la aprobación de la Santa Sede. El Capítulo General de 1919 inició la revisión y acomodación. El P. General T. Viñas preparó un texto, pero éste nunca fue declarado oficial.

En 1930, siendo General el P. Del Buono, se publicaron unas Constituciones "ad experimentum" para siete años, acomodadas al Código de 1918. En 1939 la Sagrada Congregación de Religiosos aprobó el texto, con nuevas enmiendas y adaptaciones. Se publicaron en 1940, en Roma. En forma de apéndice se añadieron las Constituciones originales del Fundador.

En 1947, con una estructura similar a las Constituciones, fueron publicadas por primera vez las Reglas Comunes.

Para uso de los Hermanos Operarios, en 1948, se publicó la traducción de las Constituciones y Reglas en castellano[Notas 15].

En 1953 la Curia General hizo una segunda edición de las Constituciones de 1940, pero sin poner el texto original del Fundador.

El Capítulo General de 1955 volvió a hacer nuevas rectificaciones y acomodaciones (aprobadas en 1956 por la S. Congregación de Religiosos).

En 1957 se publicaron las Constituciones y Reglas (con muchas modificaciones también procedentes del Capítulo de 1955) en un solo volumen. Tampoco se adjuntó el texto calasancio. Estas Constituciones estuvieron vigentes hasta 1971.

El Concilio Vaticano II y el motu proprio "Ecclesiae Sanctae" (1966) impulsaron la renovación de la vida religiosa. Era, pues, necesario volver a acometer la redacción de unas nuevas Constituciones, acordes con la doctrina conciliar y la eclesiología renovada.

Terminaba así un período de la historia de la religiosa escolapia iniciado en 1622 con la aprobación pontificia de las Constituciones de San José de Calasanz.

El Capítulo General Especial (1967 y 1969) y el P. General L. Suárez, a través de comisiones, dieron los pasos necesarios para que se redactaran unas nuevas Constituciones[Notas 16].

En 1971 se publicaron las Constituciones "ad experimentum". El texto latino incluía las Constituciones del Fundador. Las nuevas Constituciones presentaban un esquema muy diferente del tradicional calasancio[Notas 17].

El Capítulo General de 1973 encargó a la Congregación General la revisión del texto de 1971 y su edición. Igualmente se le encomendó la redacción de unas nuevas Reglas.

En 1975 se publicó el texto de las Constituciones. Incluía, en la edición bilingüe latino-castellana, el texto de Calasanz, como edición crítica.

Las Reglas fueron publicadas "ad experimentum" en 1977, tras un complejo proceso de preparación y redacción.

El Capítulo General de 1979 aprobó, con algunos retoques, las Constituciones de 1975 (aprobadas después por la Santa Sede en 1983) y las Reglas (muy modificadas).

El nuevo Código de Derecho Canónico de 1983 implicó nuevos cambios. El Capítulo General de 1985 hizo la oportuna acomodación y revisó las Reglas. La Congregación de Religiosos e Institutos Seculares aprobó las Constituciones el 27 de febrero de 1986. La edición definitiva de Constituciones y Reglas fue promulgada por la Congregación General el 1 de octubre de 1986 y se fijó su entrada en vigor para el día 1 de enero de 1987.

Terminaba así un largo período de cambios y acomodaciones, aunque ya desde 1975, por lo que a las Consituciones se refiere podía darse por casi concluido.

Las nuevas Constituciones difieren de las de Calasanz por algo muy importante: han sido escritas no por un Fundador carismático, sino por Comisiones que trabajosamente han preparado textos para la aprobación de los Capítulos Generales y de la Santa Sede. La fidelidad, tanto al carisma calasancio como a la Iglesia, son garantía más que suficiente de la seguridad de su doctrina y, sobre todo, de su validez para ser propuestas como el camino escolapio del seguimiento de Jesucristo en la vida consagrada.

b La vida religiosa (la vivencia de los votos).

En la etapa anterior al Vaticano II la vida religiosa tiene un marcado acento formal y legal. La observancia regular, como cumplimiento cada vez más estricto de las Constituciones y Reglas, es el ideal a alcanzar[Notas 18]. Esta actitud -tan común en la época y en gran parte de la Iglesia- supone un complejo desarrollo normativo y penal (con el uso de la "epiqueya" para salvar casos particulares, y de las penas para los infractores o incumplidores de la regla). El recurso al Superior, para solicitar cualquier permiso, es frecuente y exigido normativamente.

En este contexto la visita apostólica de Mons Pasetto (1923-1929) supuso un avance en la observancia regular, tal como ya se ha indicado.

El peligro del formalismo fue siempre presente. Pero produjo también un tipo de religioso austero, trabajador, fiel a la regla y con una notable interiorización del espíritu de las Constituciones.

No se olvide, además, que el mismo contexto social era ya austero y humilde. En los años 1934-1935[Notas 19] los religiosos escolapios fallecidos producen una media de expectativa de vida de 57,15 años. Abundan los fallecidos entre los 20 y 50 años de edad. La comparación con los datos actuales de los países occidentales donde está implantada la Escuela Pía son suficientemente expresivos.

La etapa posterior al Concilio, todavía poco estudiada en cuanto se refiere a la vida escolapia, presenta unos perfiles muy distintos a los del período anterior: una cierta anomía o ausencia de norma; experimentalismo; revisión permanente del ser y hacer escolapios, como crisis de identidad, etc. Las defecciones o abandonos de la vida religiosa aumentaron de forma espectacular[Notas 20]. Los análisis realizados sobre las causas de estas defecciones siguen siendo insatisfactorios (por ejemplo, cuando se polarizan en problemas afectivos), pero todos ellos ponen de relieve la ruptura producida, al menos vitalmente, con la vida religiosa entendida como observancia regular, a la que achacan su incapacidad para entender la sociedad cambiante de los años 60 y su ausencia de compromiso social. Un aspecto de esta crisis obedecía, sin duda alguna, a la selección y formación de candidatos, tal como el Fundador recordó ya en sus Constituciones n. 7.

La profunda renovación de la teología de la vida religiosa, realizada precisamente a partir del Vaticano II, ha supuesto el comienzo de una etapa nueva en la historia de la vida consagrada, que pretende conjugar la presencia en el mundo con un radical seguimiento de Jesucristo desde una vivencia fuertemente enraizada en el ideal de la primitiva Iglesia. Estos tres aspectos: mundo-servicio a los hermanos; seguimiento de Jesucristo y comunidad-fraternidad no pretender eliminar el aspecto organizativo y normativo de la vida religiosa, sino apoyarse en él como un medio para hacer más fluida la relación fraterna y dar a la obediencia, como búsqueda de la voluntad de Dios a través del discernimiento y de las mediaciones humanas y eclesiales, el papel central que le corresponde en la consagración religiosa. Esta renovación de la vida religiosa parte de la eclesiología del Vaticano II, pero no es ajena a los cambios producidos en la sociedad, ya que la suplencia en los servicios educativos, sanitarios y asistenciales, son cada vez más atendidos por la organización estatal y ponen en cuestión el concepto de vida religiosa basado únicamente en la misión y en el servicio prestado a los hermanos, importante sin duda alguna, pero no suficiente para definir la vida consagrada como un valor estrictamente cristiano, como renuncia, como comunión fraterna en el seguimiento de Jesucristo, como anuncio escatológico de la plenitud del Reino de Dios.

c. Oración, prácticas de piedad y penitencia.

Los libros de Preces (Liber Precum) editados a lo largo del siglo XX[Notas 21] ofrecen una clara evolución, no sólo formal sino teológica. Como en otras ocasiones el Vaticano II marcará el cambio de orientación.

El Libro de Preces (Madrid, 1928), utilizado ampliamente en España, recoge en su estructura los textos de las meditaciones que se han de leer en la oración., junto con las prácticas de piedad diarias, semanales y mensuales. La introducción de otros textos para la meditación será un tema muy discutido[Notas 22], junto con el tiempo dedicado a la oración mental[Notas 23].

El nuevo "Liber Precum" de 1959 es más sobrio y aligera la oración vocal en beneficio del tiempo dedicado a la meditación. Igualmente se observa la desaparición de la práctica penitencial de la disciplina. La lectura pública, durante la comida, se conserva.

En los años 50 y 60 ya se había hecho frecuente la utilización de libros de meditación. Algunos religiosos redactaron series de meditaciones para su uso personal y para los religiosos que lo desearan. A veces seguían el ritmo del año litúrgico introduciendo paráfrasis de los textos evangélicos, en consonancia con la clase de lector de estas meditaciones -el religioso escolapio-. En este sentido es destacar la introducción de textos del Fundador y la llamada a una vida religiosa como "fuga mundi", el horror al pecado, un cierto sentimentalismo religioso, con escasa base bíblica y teológica.

Las Constituciones de 1930 mantuvieron el ayuno para las vigilias de las siete festividades de la Virgen (Inmaculada, Purificación, Anunciación, Visitación, Asunción, Natividad y Presentación) y en la vigilia de San José de Calasanz. Recomendó el ayuno para los viernes, naturalmente además de lo mandado por la ley general de la Iglesia.

La disciplina fue desapareciendo, tal como se ha dicho. El cilicio se mantuvo, sobre todo en las Casas de Formación, hasta los años 60. Estaba prescrito para las mañanas de los viernes y en las vigilias de las festividades marianas, aunque sólo durante unas horas.

El capítulo de culpas se siguió practicando, principalmente en las Casas de Formación.

En 1968 se publicó "ad experimentum" un "Liber Precum" acomodado al Vaticano II ("Perfectae caritatis"). Señalaba estos principios:

1º Fuentes de la piedad y de la oración: Sagrada Escritura y Liturgia (cuya ráiz y centro es la Eucaristía. Concelebración).
2º "Fons vero singularis sit "primigenia inspiratio" Instituti, ratione tamen habita mutatae tempororum conditionis".

Se rechazan las formas, si han quedado obsoletas, ya que lo importante es la "primigenia inspiratio".

Las consecuencias de estos principios afectarían a:

Eucaristía o Santa Misa.
Oficio Divino (Laudes y Vísperas).
Meditación (mañana y tarde. En esta última se podrí a hacer un Leccionario Calasancio, con textos de la Escritura, Santos Padres, Magisterio y del Fundador o de otros escolapios).
Devoción a la Virgen María.
Propias de la Orden (así en la oración de los fieles: intenciones propias; utilización de las antífonas de la fiesta de N.S.P. ; celebración calasancia el 27 de cada mes).
La Corona de los 5 salmos y las Letanías (en Completas) aparecen como celebraciones alternativas.
Se da importancia al uso de las antífonas marianas del Oficio Divino u Oración de las Horas (según los tiempos litúrgicos).
Bendición de la mesa.

El ritmo diario quedaba, pues, establecido así:

Mañana: Meditación, Laudes y Eucaristía.
Tarde: Vísperas, meditación o lectura espiritual.
Noche: Completas u otra celebración (con examen de conciencia).

El "Liber Precum"[Notas 24] es en realidad un complemento escolapio de la Liturgia (Eucaristía y Liturgia de las Horas) y de los tiempos dedicados a la meditación u oración personal en actos de comunidad. El resto del citado libro e incluye el examen de conciencia, la bendición de la mesa, oraciones comunitarias, devociones a la Virgen María, oración continua, diversas oraciones y celebraciones comunitarias, concluyendo con un apéndice de los Oficios propios de la Orden y cantos varios.

Rituales. En el siglo XX se han editado varios. El de 1912 (Florencia)[Notas 25], aprobado por la Congregación General, tiene las siguientes partes:

1ª Vestición y profesión.

2ª Capítulos.

3ª Sacramentos y bendiciones.

4ª Formularios (para diversos actos jurídicos).

En el "Liber Precum" de 1959 apareció, en apéndice, el Rito de Vestición, Profesión y Renovación de votos.

El "Ritual de la iniciación y profesión" vigente fue aprobado en 1981 por la Congregación de Sacramentos y Culto Divino. El texto fue preparado por una Comisión Litúrgica escolapia. El Consejo de Superiores Mayores (1975) estudió el esbozo. La Congregación General lo aprobó en 1976. Se pretendía hacer un ritual que sólo recogiera lo propio de la Orden y no fuera un duplicado de los rituales diocesanos ya existentes. Este Ritual contiene, además de los ritos de iniciación y profesión, la administración de Ministerios para religiosos escolapios.

Oficios propios. La renovación litúrgica propiciado por el Vaticano II supuso la adaptación de los oficios propios de la Orden. La Congregación de Sacramentos y Culto Divino los aprobó en 1977 (Nombre de María, San José de Calasanz y San Pompilio María Pirrotti). Estos propios incluyen la Liturgia de las Horas y la Eucaristía de las tres fiestas citadas.

En 1987 la Congregación del Culto Divino aprobó la traducción castellana del propio de la Virgen de las Escuelas Pías (fiesta del 8 de mayo).

d. Problemas.

Los Escolapios han vivido, como el resto de la Iglesia, inmersos en los avatares de este conflictivo siglo XX. Los acontecimientos exteriores les han afectado en casi todas partes. Bastaría recordar las dos guerras mundiales y los períodos de predominio de regímenes totalitarios (fascismo, nacionalsocialismo y comunismo) y autoritarios (franquismo; diversas dictaduras militares y civiles de América,etc.). No existen estudios pormenorizados sobre estas cuestiones, salvo los extensos y documentados sobre la persecución religiosa en España (1936-39) y sus antecedentes republicanos.

Estos acontecimientos, que sería prolija exponer, además de los sinsabores y tragedias personales, han tenido casi siempre un impacto bastante negativo sobre el propio ministerio escolapio, obligado a veces a desaparecer o a ser mediatizado por opciones ideológicas nada afines precisamente.

Los acontecimientos eclesiales, tales como el Vaticano II y el posconcilio, han tenido una repercusión mucho más profunda y duradera. Incluso sin intervenir directamente (como es el caso, en España, de la Asamblea conjunta Obispos-Sacerdotes, de septiembre de 1971, y que supuso, de forma pública, el cambio de rumbo eclesial, con sus implicaciones políticas) en muchos de estos acontecimientos, los religiosos, principalmente los que todavía estaban en período de formación, fueron muy sensibles a su impacto o a la misma aureola que los envolvió.

Fueron, como es lógico, los demayor carga problemática los que tuvieron por protagonistas a los propios escolapios. Bastaría citar el problema suscitado acerca de la compatibilidad o no del ministerio sacerdotal y el ejercicio de la enseñanza. Este problema, surgido a finales de los años 50, mereció una respuesta del Capítulo General de 1961 (prop.8) y, sobre todo, una extensa circular del P. General V. Tomek (27 de agosto 1965). Las aportaciones del Vaticano II y del Capítulo General Especial (1967 y 1969) abrieron nuevas perspectivas y refrendaron el sentido apostólico del ministerio escolar.

También, en rápido efecto de balanceo, apreció la extrema valoración secular de la enseñanza, radicalmente disociada de la misión evangelizadora, la cual sería, según algunos, enteramente extraescolar. [Notas 26].

e. La vuelta a las fuentes: el carisma calasancio.

Una de las aportaciones de nuestro siglo de mayor interés para la Escuela Pía ha sido el despertar de los estudios calasancios y el estudio, en general, de la temática escolapia.

Las celebraciones escolapias han sido ocasión de numerosos estudios, además de conmemorar algún acontecimiento y proyectar su presencia en la realidad actual. Citamos, entre otras, las siguientes:

1911: Fiestas Calasancias (La Seu d'Urgell), promovidas por el Obispo y Cardenal Benlloch. Contó, entre otras actividades, con un renombrado "Certamen Calasancio"[Notas 27].

1934: Canonización de San Pompilio María Pirrotti.

1948: III Centenario de la muerte de San José de Calasanz y II Centenario de su beatificación. El papa Pío XII declaró a San José de calasanz Celestial Patrono de las Escuelas Populares Cristianas[Notas 28].

Viaje de las Reliquias del Corazón y la Lengua de Calasanz por España.

1956-1957: IV Centenario del nacimiento del Santo Fundador.

1967: II Centenario de la Canonización de San José de Calasanz.

1983: IV Centenario de la Ordenación Sacerdotal de Calasanz.

A partir de la organización de los archivos y bibliotecas de las Escuelas Pías[Notas 29] se ha podido realizar una más crítica y amplia investigación sobre Calasanz y la Escuela Pía.

El cometido más indispensable ha sido la publicación de las fuentes, principalmente el Epistolario de San José de Calasanz, llevado a cabo por el P. Leodegario Picanyol (Roma 1950-1956) y completado con las grandes series epistolares dirigidas al Santo desde España e Italia (2 volúmenes, 1972), desde Europa Central (1 volumen, 1969) y las cartas de coetáneos del Santo (5 volúmenes, 1977-1982), al cuidado de G. Sántha y C. Vilá. Los profesores G.L. Moncallero y G. Limiti ("Il codice calasanziano palermitano", Roma 1956) han abierto nuevas perspectivas en el tratamiento crítico de los textos calasancios. La publicación de fuentes ha sido continuada por O. Tosti (sobre San Pompilio y el P. Berro, entre otras).

La investigación sobre Calasanz y su obra pedagógica ha cuajado en obras relevantes: V. Caballero: "Orientaciones pedagógicas según el espíritu de San José de Calasanz",1921 y 1950; C. Bau: "Biografía crítica de San José de Calasanz" 1949 y su revisión, en 1963 y 1967; V. Caballero: "Aportaciones pedagógicas de las Escuelas Pías", 1950; G. Sántha: "San José de Calasanz. Obra pedagógica" 1956, y su nueva edición revisada por S. Giner, 1984; artículos de investigación de A. Vidal y, sobre todo, de J. Poch sobre el período español de la vida de Calasanz (trabajos publicados de forma dispersa desde los años 50 a los 70); C. Vilá: "Fuentes inmediatas de la pedagogía calasancia", 1960; la síntesis de S. Giner: "San José de Calasanz", 1985,etc.

Los estudios calasancios de carácter espiritual y pedagógico son numerosos (obras de C. Vilá, V. Vitillo, L. Picanyol, G. Sántha, G. Ausenda, O. Tosti, A. García-Durán, J. A. Miró, D. Cueva, S. López, A. Sapa, V. Faubell, A. Ródenas, J.Mª Lecea, M.A. Asiain,etc.).

La historia de las Escuelas ha contado con investigadores importantes (L. Picanyol, T. Viñas, G. Sántha, G. Ausenda, C. Bau, O. Tosti, C. Vilá, D. Cueva, J. Florensa, S. Giner, I. Buba, V. Faubell, F. Colli Vignarelli, G. Righetti, G. Panchetti, G. Tasca, Joaquín Lecea,etc.).

Existen aportaciones sobre la historia escolapia por países: España (Calasanz Rabaza), Cataluña (C. Bau), Cuba (C. Bau), California (C. Vilá), México (E. Serraïma),etc. Existen algunas síntesis generales (L. Picanyol, G. Ausenda, C. Vilá), pero todavía no poseemos una verdadera Historia de la Orden.

Son de gran interés los elencos temáticos publicados: G. Righetti: "Scolopi insigni per santità e per dignità ecclesiastiche"[Notas 30]; Tomás Viñas: "Index bio-bibliographicus Scriptorum Scholarum Piarum"[Notas 31]; L. Picanyol: "Rerum Latinarum Scriptores ex Ordine Scholarum Piarum. Indez auctorum et elenchus operum typis editorum novem sectionibus distributis" (Roma, 1956); "Selecta latinitas ex auctoribus calasanctianis deprompta" [Notas 32]; L. Picanyol: "De latinitatis cultu apud calasanctiades"[Notas 33]; Q. Santoloci: "Profili di Scolopi italiani cultori di lettere classiche"[Notas 34]; G. Ausenda: "Insigni pedagogisti scolopi"[Notas 35]. Fruto en parte de esta labor recopiladora, ha sido el "Diccionario Enciclopédico Escolapio", tan citado en estas páginas.

Las publicaciones periódicas han contribuido a la difusión de la investigación. Son varias las que creó en Roma el P. L. Picanyol: "Archivum Scholarum Piarum" (1936-1955; continuado desde 1977), "Rassegna di Storia e di Bibliographia Scolopica" (1937-1958). El órgano oficial de la Orden, "Ephemerides Calasanctianae",(1901-1915 y 1932 y ss.)[Notas 36] ha incluido estudios históricos y calasancios, pero desde 1977 estas colaboraciones pasaron al nuevo "Archivum Scholarum Piarum".

En España destacan publicaciones como "Revista Calasancia" (1913-1928 y 1955-1969), que desde el número 61 (1970) pasó a denominarse "Revista de Ciencias de la Educación", al cuidado del Instituto Calasanz de Ciencias de la Educación (Madrid). Desde 1959 se publica "Analecta Calasanctiana", revista que recoge muchos estudios de carácter histórico sobre Calasanz y la Escuela Pía. En Italia, desde 1981, se publica "Ricerche", en la que aparecen notables aportaciones sobre la historia escolapia en Italia.

2.3 La formación inicial.

a. Casas.

En Centroeuropa a comienzos de siglo la situación es bastante difícil. En Polonia y Austria actuaron como maestros de novicios religiosos de otras provincias, con el fin de preparar debidamente a los futuros escolapios. Polonia acabó consolidándose; Austria, desafortunadamente, no.

En Hungría, la mejor organizada tuvo postulantados en Rosemberg y Kecskemet; noviciado en Vac; la filosofía en Claudiópolis; la teología en Budapest. Quizá su principal problema fue el sistema utilizado: estudios civiles (en centros estatales) y simultaneidad de los eclesiásticos en los propios centros. Sólo hasta los años 40, por obra del P. V. Tomek, asistente provincial, se pudo conseguir que cada clase de estudios tuviera su tiempo exclusivo. En Budapest continuó la casa de formación.

Rumanía y Eslovaquia, como nuevas provincias, apenas tuvieron tiempo de organizar sus estudios, a causa de la guerra y posterior prohibición en la época comunista.

En Italia existieron dificultades para tener casas interprovinciales. En la Badia Fiesolana (1914) hubo un juniorato para los que estudiaban liceo. También se abrió un noviciado interprovincial en Florencia (1914), que reunió unos 8 (de Toscana, Liguria y Romana). La inminente guerra europea los hizo desaparecer.

En 1924 se crearon el Juniorato Interprovincial Itálico (Génova) y el noviciado (Finalborgo). En 1926 se trasladaron a Florencia. En 1936 el Juniorato pasó a Monte Mario (Roma) hasta 1974. El noviciado a Finalborgo (1930) y después a Poli (1948) y a Monte Mario (1952).

Roma ha sido sede Juniorato internacionales. El de San Pantaleo comenzó a funcionar en 1928. Los juniores estudiaban en la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1967 se creó en un nuevo emplazamiento el Studentato Internazionale Romana (SIR). Su vida fue breve (hasta 1970) y conflictiva, ya que coincidió totalmente con la crisis posconciliar. Posteriormente, en Monte Mario, ha habido también Juniorato con participación de varias demarcaciones italianas y no italianas.

En España el cierre de Terrasa (1904) obligó, com ya se ha dicho, a que los juniores, después de estudiar la filosofía en Irache, hicieran la Teología en sus respectivas provincias. La experiencia no fue satisfactoria, dado que los estudios tuvieron escasa calidad y se hicieron de forma privada.

La provincia de Cataluña abrió casa en Lovaina (Bélgica). Su animador fue el P. Jaume Catalá Comas (1867-1922). La casa pervivió desde 1908 a 1914 (cerrada por la guerra) y desde 1933 a 1935. Hubiera podido significar una nueva apertura a los estudios universitarios del prestigio de Lovaina, pero las calamidades lo impidieron.

La Visita Apostólica de Mons. Pasetto llevó a la fundación de la nueva Casa Central de Albelda de Iregua (La Rioja) en 1928. Se trataba de potenciar la formación teolóigica y reforzar la misma formación en la vida consagrada.

Cuando en 1961 se abrió la nueva casa de Salamanca (Colegio Mayor P. Scío) se ordenaron así los estudios: Irache (dos cursos de Filosofía); Albelda (un curso de Filosofía y dos de Teología); Salamanca (dos últimos cursos de Teología).

Irache, desde 1950, fue Escuela de Magisterio de la Iglesia (con reconocimiento oficial). En 1967 se adaptó a los nuevos planes de estudio, pero el número de juniores descendió muchísimo. En 1971 dejó de ser Casa Central. Albelda de Iregua, como Casa Central, se cerró en 1969.

El Colegio Mayor P. Scío[Notas 37] dedicado a conmemorar sus 25 años de existencia) tuvo sus precedentes en la misma ciudad, pero en otras pequeñas reidencias provisionales. Desde 1949 algunos juniores, procedentes de Albelda, fueron destinados a Salamanca para estudiar en la Universidad Pontificia. Residieron en el Seminario Mayor San Carlos (diocesano) (1949-1950); Residencia Universitaria Santo Tomás de Aquino (Calle Canalejas) (1950-1951) y en una casa de la calle Dorado Montero (1957-1961). A partir de 1961 funcionó la nueva casa (también en la calle Canalejas). Ha sido Casa Central o Juniorato hasta 1986. Han pasado por ella 466 juniores. Desde el curso 1967-1968 admitió estudiantes de otras Congregaciones. En 1968 se creó el Instituto Teológico de Religiosos (ITOR), después llamado "Gaudium et Spes", a cargo de varias Congregaciones[Notas 38]. En 1990 este Instituto fue trasladado a la Facultad Teológica de San Esteban (Dominicos).

Los juniores escolapios que estudiaron en el Colegio Mayor P. Scío estaban divididos en dos grupos: los que cursaban en el propio Centro los dos últimos cursos de Teología; y los que se incorporaban a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia para acceder al grado de Licenciatura.

La vida interna fue a menudo conflictiva: impacto del Concilio; crisis de la propia Universidad; politización; crisis juvenil[Notas 39]; crisis de identidad escolapia[Notas 40]; crisis vocacional,etc.

El descenso de juniores fue rápido: 59 (1970-1971); 25 (1974-1975); 10 (1979-1980); 9 (1985-1986).

A partir de los años 70 se crearon diversos Junioratos Provinciales, en ciudades con centros de estudios eclesiásticos y civiles. Con fecuencia las comunidades residieron en apartamentos en casas de vecinos o en alguna vivienda unifamiliar o chalet. Estas residencias se vieron sometidas a numerosos cambios de lugar; poca poca comunitaria religiosa, por su escaso número; necesidad de completar los estudios recibidos con otros propios de la Orden (carisma y misión); problemas de inserción social (barrios periféricos),etc. En los últimos años se ha ido logrando una mayor estabilidad.

En América la consolidación de algunas demarcaciones, sobre todo a partir de los años 60, llevó a la creación de casas de formación propias (además de los ya existentes postulantados y noviciados), aunque los estudios se hayan cursado en Centros no escolapios (Washington, México, Chile, Argentina, San José de Costa Rica, etc.). Las casas de formación de España y los junioratos de Roma han tenido con frecuencia estudiantes americanos.

En los años 70 la inserción en ambientes populares, en la periferia de las grandes ciudades, produjo muchos problemas y abandonos.

Las casas de formación han ido adquiriendo mayor estabilidad en Colombia, México y Argentina, entre las demarcaciones más importantes. Aunque ha habido algunas experiencias, no se ha logrado crear todavía centros interdemarcacionales para el continente o alguna de sus áreas.

En Africa únicamento el Vicariato de Senegal ha tenido la posibilidad de mantener postulantado y noviciado, ya que las demás fundaciones son toidavía muy recientes. Desde 1990 se ha abierto en Yaoundé (Camerún) una residencia para juniores senegaleses , que cursan estudios eclesiásticos en el Seminario de esta capital.

b. Planes de formación.

A diferencia de siglos anteriores, en el XX la autoridad eclesial ha tenido un interés muy particular en todo lo concerniente a la formación sacerdotal, aunque menor en lo que se refiere a la formación de los religiosos (hasta la gran eclesión del Vaticano II). La organización de los estudios eclesiásticos ha sido una preocupación constante. Sobre la formación sacerdotal bastaría recordar la exhortación apostólica de Pío XII "Menti nostrae" y la "Optatam totius" del Vaticano II.

Las directrices son numerosas y hasta el nuevo Código de Derecho Canónico (1983) muestra un gran interés por esta cuestión. Los planes de formación también han sido numerosos.

Es comprensible, en consecuencia, que la originalidad de los planes de formación de las Congregaciones religiosas haya decrecido. La Escuela Pía no podía ser una excepción, salvo en la articulación de los estudios eclesiásticos con los civiles, necesarios ambos para ejercer su ministerio específico.

Para el Noviciado se ha contado con bastante menos orientación, salvo las Constituciones y Reglas y las llamadas "Reglas de novicios"[Notas 41]. La falta de orientaciones para el aspirantado o postulantado han sido todavía mayores (con el recurso a Reglamentos particulares, de escasa importancia como elementos formativos para la preparación a la vida religiosa consagrada).

En España, única circunscripción con formandos sufientes (excepto Hungría), ha habido diversos planes:

Plan de Estudios Generales (Vicario General P. Pedro Díaz, que en 1910 lo envió al P. General). Aspirantes (4 cursos de estudios literarios y latinos); Juniores (5 cursos de estudios filosóficos y científicos; y 3 cursos de materias teológicas y pedagógicas).
Plan de Estdudios (1915): 5 años de Humanidades; 3 de Filosofía (en Irache) y 4 de Teología (en cada provincia). (Cf G. Sántha en art. cit. sobre el P. Viñas, dice: 4 de Humanidades; 3 de Filosofía y Teología Fundamental; 2 de Teología; Eph. Cal. n. 12 (1979) p.497).
Plan de Estudios (1921). Es una adaptación al Código de Derecho Canónico de 1918. Aspirantes: 3 de Humanidades; Juniorato I: 3 de Filosofía, Ciencias y Teología Fundamental; Juniorato II: 3 de Teología y Pedagogía. Este Plan, aunque en el número de años se adaptaba a las orientaciones de la Santa Sede, seguía mezclando los estudios eclesiásticos con los profanos. No quedaba tiempo para estudiar Derecho Canónico, Historia de la Iglesia, Patrología,etc.
En la postguerra se suceden varios planes ( o mejor adaptaciones al momento, por ejemplo para conjugar el Magisterio con la Filosofía y el Plan de Bachiller oficial de 1953).

En 1956 la Constitución Apostólica de Pío XII "Sedes Sapientiae" pedía la redacción de nuevas "Ratio Studiorum". El P. General nombró una Comisión que pareparó el texto. La Congregación General lo aprobó en 1959. En este mismo año recibió la aprobación para tres años por parte de la Congregación de Religiosos[Notas 42].

El Capítulo General de 1961 dio vía libre (si lo creían conveniente los provinciales de España) para que se hiciera la vestición después de terminado el Bachiller Superior (Plan de 1953 y reforma de 1957) o estudios equivalentes. También se indicaba que la profesión simple se emitiera habiendo cumplido los 18 años de edad.

Con estas últimas orientaciones - y la Escuela de Magisterio de Irache- se comenzaba a poner fin al largo contencioso de los estudios civiles para los religiosos. En los países donde la legislación los exigía para la docencia, ya estaba resuelto prácticamente este problema; pero en España, como ya ocurrió en el siglo XIX, se siguió contando con la exención oficial (por ejemplo por una orden ministerial de 1 de septiembre de 1914 se volvió a refrendar dicha exención). Salvo en algún período (II República) en el que varios religiosos tuvieron que obtener los títulos civiles, después de la guerra se volvió a la situación anterior, aunque no del todo.

Los Capítulos Generales de 1906, 1919, 1947, 1955 y 1967 trataron este asunto. Siempre hubo una cierta reticencia (así el Capítulo de 1919 prohibió, para Italia, que se iniciaran estudios civiles antes de la ordenación sacerdotal). A partir de 1967 se ha normalizado y exigido el cursar estudios civiles.

En 1982 se preparó y publicó un amplio plan titulado "La formación inicial del Escolapio" (FIES), completado en 1988 con el documento de la Congregación General "Unidad y estabilidad de la formación inicial del Escolapio".

La formación inicial en España, principalmente en la etapa posterior a la guerra civil, se orientó de forma mayoritaria hacia la mejora de los estudios eclesiásticos (con profesorado preparado en Roma, bibliotecas, cursos especiales,etc.). El aislamiento geográfico de las Casas Centrales de Irache y Albelda favoreció un cierto intelectualismo no contrastado con la realidad social y cultural de la época.

Se dieron varios pasos para ampliar la formación:

Misiones[Notas 43],animadas por el P. Rafael Pérez Azpeitia (1917).
Catequesis (no sólo teórica, sino practicada en las parroquias de los pueblos vecinos).
Grupos interesador por la pastoral juvenil (Acción Católica, Escultismo,etc. pero sin trabajo directo con niños y jóvenes).
Formación calasancia y escolapia. Aunque en 1943 el P. L. Picanyol había publicado un "Enchiridion sodalis calsanctiani tirobus junioribusque Scholarum Piarum praesertim dicatum" (con información sobre la doctrina de Calasanz, la historia de la Orden, etc.), el conocimiento del Fundador y su obra fue muy limitado y sólo tardíamente se formaron seminarios o grupos de estudio.

En Salamanca la amplitud de la formación fue mayor y más abierta a la realidad del momento: pastoral activa, cinefórum, actividades universitarias, actividades culturales, escultismo, museo bíblico, ecumenismo,etc.).

En Italia es de destacar la impronta de la Universidad Gregoriana en la formación de los escolapios y su efecto multiplicador al volver a sus países o provincias de origen.

En Hungría se cuidó por todos los medios la formación intelectual y teológica, a pesar de las escasas posibilidades de contacto con el mundo exterior.

El Catálogo General de 1931 da una cifra de 400 juniores para toda la Orden. La estadística oficial de 1989[Notas 44] da un total de 165 (incluyendo a los profesos de solemnes). El número se ha reducido considerablemente, pero las posibilidades formativas han aumentado y abierto caminos para nuevos compromisos en la educación y evangelización de los niños y jóvenes.

Notas

  1. .cf G. Ausenda: "Il Cardinale Mistrangelo, Generale delle Scuole Pie" Eph. Cal. n. 9-10 (1980) p.365-385
  2. .cf José Poch: "Rvdmo. P. Tomás Viñas Sala, Sch.P. Esbozo biobibliográfico" AC (1964) p.445-492
  3. .cf G. Sántha: "Aportaciones del P. Tomás Viñas a los estudios de los neoprofesos y a la pedagogía escolapia" Eph. Cal. n. 12 (1979) p.491-510
  4. .cf "Parentales laudes Rev.mi P. Joseph del Buono, Ex-Paraepositi Generalis" Eph. Cal. n. 5-6 (1949) p.136-139
  5. .cf Eph. Cal. (1956) p.97-147
  6. .cf "Decisiones in Capitulo Generali latae" Eph. Cal. n. 8-9 (1961) p.291-296
  7. .encíclicas "Mater et Magistra" (1961) y "Pacem in terris" (1963) y, sobre todo, la celebración del Concilio Vaticano II (11 octubre 1962 a 8 diciembre 1965)
  8. .cf DD n. 11
  9. .cf Eph Cal nn. 7-12 (1973) y nn. 1,2,3,4 (1974)
  10. .cf Eph Cal n. 11 (1979) p.441-445 y n. 1 (1980)
  11. .cf "Documentos del 42 Capítulo General de los PP. Escolapios", Ediciones Calasancias, Salamanca, 1986, p.45
  12. .cf XLIII Capítulo General: "Las Escuelas Pías hacia el tercer milenio. Memoria y profecía. Líneas de acción de las Escuelas Pías", Publicaciones ICCE, Madrid 1991, p.75
  13. .cf Antonio Valverde: "Historia del Libro de las Constituciones" PAE nn. 22-24 (1972) p.66-69
  14. .cf DF p.37
  15. .Casa Pompiliana de Escritores, Madrid; con el "imprimi potest" del P. Vicente Tomek
  16. .para la historia de su redacción cf AS p.39-75
  17. .cf texto en PAE nn. 22-24 (1972)
  18. ."strictior ac severior Regularum et Constitutionum, etiam in minimis, observantia, viataque interior purior atque austerior", palabras del P. L. Suárez antes de la elección del P. General en el Cap.Gral. de 1955
  19. .cf Eph Cal
  20. .647, contando novicios, abandonaron la Orden en el período 1965-1970, ambos incluse, según PAE n. 13-14 (1971) p.54
  21. .Cf Manuel Rodríguez Espejo: "Evolución legal de los elementos que conforman la vida espiritual del Escolapio" AC n. 59 (1988) p.189-214
  22. .cf Capítulo General de 1961
  23. .media hora por la mañana y un cuarto de hora por la tarde, tal como aparece en las Constituciones "ad experimentum" de 1930
  24. .1982; trad. cast. "Plegarias de la Comunidad Calasancia", 1983
  25. .cf RIT
  26. .Cf Jesús Mª Lecea: "Ministerio especializado: el sacerdocio en las Escuelas Pías" AC n. 50 (1983) p.391-408; MI 1
  27. .cf C. Rabaza: "Memorias de un cronista. Relación de las fiestas de Urgel en 1911", Tipografía Moderna, Valencia, 1912
  28. .Breve "Providentissimus Deus", cf texto en ECO agosto 1948
  29. .por ejemplo la de San Pantaleo, cf P 5; para la ordenación del archivo de San Pantaleo cf G. Sántha: "El P. Tomás Viñas, Archivero general e Historiador de la Orden de las Escuelas Pías" AC (1964) p.493-509; L. Picanyol "Guida per l' Archivio Generalizio" ASP XIV (1955) p.10-20; Maria Grattagliano: "Dalla frammentazione alla ricostruzione: l'esempio degli Scolopi in S. Pantaleo" ASP n. 29 (1991) p.183-190 ; para el de la Vicaría General de España cf. C. Vilá: "Archivo de la Vicaría General de las Escuelas Pías en Salamanca" AC n. 64 (1990) p.483-541
  30. .RI n. 34 (1992) p.17-38
  31. .3 volúmenes, Roma 1908-1911
  32. .ASP IX (1950) p.34-48; X (1951) p.40-48
  33. .Eph. Cal. XXVI (1957)
  34. .RI n. 20 (1987) p.167-194)
  35. .RI n. 19 (1987) p.80-118
  36. .cf G. Ausenda: "I cinquant'anni delle Ephemerides Calasanctianae" Eph. Cal. n. 12 (1981) p.474-480
  37. .cf AC n. 58 (1987)
  38. .cf "Informe sobre el Instituto "Gaudium et Spes" de Salamanca y su integración en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia" PAE nn. 7-8 (1970) p.107-109
  39. .recuérdese la proximidad del "mayo francés" de 1968
  40. .circular del P. General, de 27 de agosto de 1965
  41. .como las publicadas en 1906 por el P. Ramón Querol, Vicario General de España
  42. .cf texto en Eph. Cal. n. 7 (1959)
  43. .en Irache hubo grupos de estudio y publicación de revistas, como "Yokosuka" (1951 ss.), "¡Id! Incendiad el mundo" (1954 ss), que fue "Boletín de cruzados de las misiones de San José de Calasanz",
  44. .Eph. Cal n. 3 (1990)