GinerMaestro/Cap06/05

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06.05. Familiar del obispo Urríes

Uno de los clásicos historiadores dominicos del siglo XVII nos da brevemente este ‘curriculum’ del prelado:

'… después de ayer servido a la Orden muy religiosamente en los oficios de Regente de San Gregorio de Valladolid, Definidor de Capítulo General en Roma, donde dio grandes muestras de sus prendas, después de ayer servido a la Iglesia en el Santo Concilio de Trento con mucha satisfacción y honra del hábito, fue obispo de la Iglesia de Valbastro en la corona de Aragón'.[Notas 1] .

Entre los elogios que se le tributan, quizá éste sea el más completo: 'noble a lo humano y de la mayor nobleza y más castiza de las Asturias de Oviedo,[Notas 2] y nobilísimo a lo divino por ser grande religioso y docto, santo y sabio Obispo'.[Notas 3] Dejando aparte la nobleza de su estirpe, los dos calificativos que mejor lo definen son docto y santo. En cuanto al primero, se hace notar que mantuvo la pasión por el estudio aun siendo obispo;[Notas 4] en cuanto al segundo, se exalta entre sus virtudes la pobreza y desprendimiento por los pobres, y también la fidelidad a su vocación religiosa, cuyo espíritu y ambiente comunitario impuso en palacio.[Notas 5]

Conocemos algunos de los que formaron esa pequeña comunidad religiosa junto a Urríes. He aquí dos nombres: 'Tuvo por compañeros, cuando fue obispo, a Fray Andrés de Medina, dominico, natural de Burgos, hombre muy agradecido… Fue también testigo de vista de las acciones de dicho Prelado el doctor D. Jaime Arroyos, quien estuvo en su casa y compañía desde el día en que se consagró en Obispo hasta que falleció, siendo canónigo y arcipreste de Barbastro'.[Notas 6] Al primero de los dos, Fray Andrés de Medina, administrador y limosnero del obispo, se refieren otros textos como el siguiente: “Tenía [Urríes] un religioso santo en su casa y éste tenía a su cargo repartir las limosnas a los que venían, enseñando primero a los pobres la doctrina christiana”.[Notas 7]

Junto a estos dos hay que colocar a los 'familiares' del obispo que vivían también en palacio y compartían, por consiguiente, el mismo género de vida. Al menos desde el 10 de febrero de 1584 consta que eran familiares nuestro José Calasanz, presbítero, y Jerónimo Agustín Diago, que firman como testigos en un mismo documento.[Notas 8] Al año siguiente aparece otro familiar junto a Calasanz, llamado Bernardo Villarich.[Notas 9]

La mano limosnera y generosa del obispo Urríes era, sin duda, Fray Andrés de Medina, pero es interesante advertir la mentalidad previsora del obispo, que no se satisface simplemente con dar limosna, sino que busca el mejor medio para que los necesitados se valgan por sí mismos con su trabajo. He aquí la anécdota aleccionadora: 'Con serlo [pobre] también el Obispado, hazía muchas limosnas y queriéndole persuadir un religioso muy aficionado que arrendasse las rentas de su Iglesia, que la mayor parte dellas consistía en pan, respondió: “Nunca Dios tal quiera, que siempre que el grano está en las paneras y en los lugares donde se recoge, con mucha facilidad mando que se reparta el trigo con los pobres para que siembren, coman y remedien sus necesidades, y si las rentas estuviessen en dinero no sé si se repartirían con esta liberalidad'“.[Notas 10] Probablemente se trataba de ciertas rentas que poseía el Obispado en Navarra, de cuya administración se encargaba Fray Medina[Notas 11] , y de las que incluso llegó a interesarse Calasanz desde Roma, en 1594[Notas 12] , cuando hacía ya casi diez años que habían desaparecido de Barbastro tanto Urríes como su fiel administrador Fray Andrés de Medina.[Notas 13]

Hemos hecho referencia expresa a esta peculiar manera de socorrer a los pobres repartiéndoles grano y no dinero, porque José Calasanz, antes de partir para Roma, hará también algo parecido con los pobres de los dos míseros pueblecitos, Claverol y Ortoneda, de los que había sido plebano. Y entre los muchos ejemplos de santidad que recibió del obispo Urríes y de su compañero Medina, merece la pena evocar también esta peculiar preocupación por los pobres.

Notas

  1. Fray J. LÓPEZ, ‘Historia General de Sancto Domingo y de su Orden de Predicadores’. Tercera parte (Valladolid 1613), p.276. Por lo que diremos luego de sus relaciones con Báñez y Medina, interesa destacar su presencia en Valladolid y Ávila, de lo que escribe Arriaga: 'Por el convento de Santiago de Galicia entró en el Colegio [de San Gregorio de Valladolid] a 23 de octubre de 1541… habiendo sido Consiliario, siendo actual Colegial fue enviado al Concilio Tridentino en lugar del obispo de Urgel… Regentó dos veces la lección de Teología de San Gregorio. Graduólo la Provincia. Presentado en el Cap. de Segovia en 1559. Aceptó la Presentatura el Cap. Gen. Aviñonense, año 1561; dióle la Provincia el lauro de Maestro en el Cap. Vallisoletano, año 1569 y algo después el mismo año a 28 de mayo se le aceptó el Cap. Gen, celebrado en Roma, al cual asistió Definidor primero por la Provincia de España. Sirvió más a la Provincia siendo Prior de Santo Tomás el Real de Ávila' (FR. G. DE ARRIAGA, ‘Historia del Colegio de San Gregorio de Valladolid’ [1634], vol.II [Valladolid 1930], p.129). Asistió a la tercera sesión del Concilio de Trento (1562-63) como procurador del obispo de Urgel, Pedro de Castellet (1561-1571) (cf. C. GUTIÉRREZ, ‘Españoles en Trento’ [Valladolid 1951] p.1014 y 1043).
  2. Había nacido en Jaca, pero entró en la Orden de Predicadores en el convento de Oviedo: 'natural de Jaca y de la nobilísima familia de los Urríes', se lee en un ms. de la R. Ac. de la Historia (cf. J. POCH, ‘El Fundador…’, p.298); 'Ex nobili genere Baronum de Vimes Lares et Ayerve in Urbe Jaca...' (cf. C. GUTIÉRREZ, o.c., p.1012).
  3. G. DE ARRIAGA, o.c. p.128.
  4. 'Vivía retraído, cual si viviese en Oviedo, y estudioso, como si regentara el Colegio [de San Gregorio]' (G. DE ARRIAGA, o.c., p.129); 'Era recogidísimo y cada día estudiava como si estuviera leyendo en el Colegio de San Gregorio' (J. LÓPEZ o.c.. p.276). Tuvo por maestros de teología a F. de Vitoria y D. de Soto, en Salamanca (cf. C. GUTIÉRREZ, o.c., p.1O14).
  5. '… vivió siempre muy a las leyes de frayle… Era su casa como se puede imaginar el monasterio de Santo Domingo de Oviedo… con tanto recato vivió siempre y como nunca mudó hábito, ni en parte tampoco en el modo de proceder saltó al estilo con que vivió en la religión. A tal vida sucedió la muerte, acabando el obispo con opinión de santo' (J. LÓPEZ, o.c., p.276-277); 'Gobernóla [su diócesis] algunos años [1573-15851 con maravilloso ejemplo, mostrándose con el porte de su persona, casa y familia, más fraile que obispo… Murió como vivió, aclamado por santo, dejando mucho que imitar a los sucesores' (G. DE ARRIAGA, o.c., p.129 y 131).
  6. Cf. J. POCH, I.c.
  7. J. LÓPEZ, o.c., p.276. Lo mismo escribe G. de Arriaga, o.c., p.130.
  8. 'Die decima mensis februarii anno computato a nativ. Domini 1584 presentibus ibidem testibus Josepho Calasanz pbro. et Hieronimo Agustino Diago familiaribus nostris. Barbastri' (cf. J. POCH, ‘Aportación documental…’ Univ. Huesca, p.210).
  9. (20 de mayo de 1585). 'Testes: El Rdo. mosen Josephe Calasanz pbro. y [Bernardo] Villarich familiares del dicho señor obispo. Fr. Philippus episcopus barbastrensis (manu propria). Yo Joseph Calasanz soy testigo de lo sobredicho' (cf. J. POCH, ‘El Fundador…’, p.301, n.81 bis).
  10. Cf. J. LÓPEZ, o.c., p.276. La misma anécdota recoge en su obra G. DE ARRIAGA, o.c., p.130.
  11. Cf. J. POCH, ‘El Fundador…’, p.297, n.78 y p.301, n.81 bis. En un ópoca del 18 de marzo de 1585, un carretero de Ejea de los Caballeros certifica 'haber recibido de Ille y padre mío, el padre fray Andrés de Medina, compañero dell Ilmo. y Rmo. Señor Obispo de Barbastro son a saber 6.048 sueldos jaqueses, los quales son por razón de 54 carretadas de grano que he traydo de Nabarra a la presente ciudad…' (ib., p.301).
  12. Con fecha de 27 de septiembre de 1594 escribe desde Roma al párroco de Peralta: 'Aquí puedo ser de mucho provecho al Capítulo [de Barbastro] en la lite que tiene en Rota acerca de algunas rentas de Navarra' (EGC, c.6).
  13. También fue testigo Calasanz de la preocupación de Urríes por conseguir del rey y del papa una pensión de 200 ducados para fray Andrés de Medina, después de terminar su gestión, como de hecho se consiguió en 1586 (cf. J. POCH, ‘El Fundador…’, p.299-300).