GinerMaestro/Cap15/14

De WikiPía
Revisión a fecha de 11:40 27 feb 2019; Ricardo.cerveron (Discusión | contribuciones)

(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar a: navegación, buscar

Cap15/13
Tema anterior

GinerMaestro/Cap15/14
Índice

Cap15/15
Siguiente tema


Aviso OCR

Este texto ha sido obtenido por un proceso automático mediante un software OCR. Puede contener errores.

15.14. La comisión cardenalicia

Al dejar Calasanz la villa Mondragone y volverse para Roma, llevaba en el alma la impresión de que aquella audiencia había sido un nuevo punto de partida. Probablemente, el papa, comentando el memorial, preguntó qué cardenales podrían estudiar el asunto, además de Giustiniani allí nombrado, y Calasanz mencionara también a Lancellotti, pues ambos eran amigos y a ambos habían encomendado los luqueses la misión que recayó luego sobre el P. Prefecto. El caso es que Pablo V nombró una comisión especial compuesta por los tres siguientes cardenales: Benedicto Giustiniani, Horacio Lancellotti y Metelo Bichi, obispo de Soana.

Sin pérdida de tiempo compuso Calasanz otro memorial para esta comisión, explicando y ampliando en siete puntos el contenido del que había presentado al papa. Prácticamente se trataba de una verdadera reforma substancial de la Congregación de la Madre de Dios, y a la vez -inconscientemente todavía- del núcleo de ideas fundamentales de lo que será la futura Congregación Paulina de las Escuelas Pías. De aquí su importancia histórica, pues lo que no pudo realizar como Reformador lo llevó a cabo como Fundador. He aquí el memorial en traducción directa:

'Ilmo. y Rmo. Sr.:
El Prefecto de las Escuelas Pías presentó al Papa pocos días ha un memorial sobre el Instituto de dichas Escuelas y sobre el aumento y perfección de la Congregación de la Madre de Dios, y S. S. lo remitió a los Ilmos. Sres. Cardenales Giustiniani, Lancellotti y Soana y de parte de dicho Prefecto se desea:
1º Que el Instituto principal de la Congregación de la Madre de Dios sea el Instituto de las Escuelas Pías, de modo que de él reciba el nombre la Congregación y se distinga de todas las demás. Y siendo éste el ministerio (‘instituto’) principal, desea que los mejores padres (‘li principali padri’ de dicha Congregación atiendan, si no al ejercicio literario, aI menos al ejercicio espiritual, cual es el predicar a los escolares, confesarles, asistir los días festivos a sus Congregaciones y a todo lo que atañe a la buena educación de los muchachos en el servicio de Dios. Y dado que este ministerio exige personas de mucha caridad y paciencia, pues en él consiste la reforma de la república cristiana, como píamente dicen todos los Consilios, a él deben destinarse las personas más aptas y de mayor talento.
2º Que en adelante no se acepte casa en ningún lugar si no es con el nombre de Escuelas Pías y solamente en la iglesia que se tenga para servicio de dichas Escuelas puedan los padres de dicha Congregación predicar al pueblo y confesar y para no hacer división de ejercicios, los mismos padres que predican al pueblo y confiesan, deberán también predicar y confesar a los escolares, si no todos, al menos la mayor parte.
3º Que los que se dediquen al ejercicio literario no sea sólo por dos o tres años y no más, sino que cuando haya algunos que tengan buen talento para enseñar, se dediquen a ello diez, quince o veinte años dándoles empero de vez en cuando algún respiro para reponer fuerzas y espíritu, pues de esta manera saldrán hombres excelentes en el ejercicio.
4º A fin que el ejercicio de las Escuelas Pías se tenga siempre como principal, desea que en adelante nadie pueda ser elegido Rector o Vicerrector de alguna casa si antes no se ha dedicado durante algunos años al ejercicio de las Escuelas o literario o espiritual.
5º Respecto a la perfección, a fin que este instituto de las Escuelas Pías pueda ser admitido fácilmente no sólo entre católicos, sino también entre infieles, es conveniente que todos los padres de dicha Congregación profesen suma pobreza, contentándose solamente con las cosas necesarias, sin tener bienes, estables ni superfluos, sino sólo la casa donde vivan, las escuelas y la iglesia, y ésta muy sencilla, pues así serán de mayor edificación para el pueblo y de menor solicitud y fatiga para los padres.
6º Que no aprendan ciencias mayores sino los jóvenes de buen talento y buen espíritu, elegidos por la Congregación General y tales ciencias se enseñen en casa y sólo para los de casa.
7º Respecto al aumento de la Congregación, a fin de que la Congregación pueda satisfacer a las muchas ciudades que piden este instituto con mucha insistencia y puedan aumentar los sujetos aptos para tal ejercicio, desea que S. Santidad se digne dar licencia a los padres de dicha Congregación, que puedan ordenar a sus clérigos a título-de pobreza, pues ya S. Santidad se ha dignado concederles que emitan todos el voto de pobreza y a dicho título puedan ordenarse cuatro'.[Notas 1]

La introducción de este segundo memorial alude al contenido del primero, presentado al papa, diciendo que trataba de tres cuestiones:

a) sobre el Instituto de las Escuelas Pías;

b) sobre el asunto de la Congregación luquesa;

c) sobre la perfección de la misma.[Notas 2]

Los siete puntos del segundo memorial se refieren expresamente a esas tres cuestiones: los cuatro primeros al Instituto de las Escuelas Pías; el 5º y el 6º a la perfección de la Congregación y el 7º a su aumento.[Notas 3] De las tres cuestiones, la que motivó el viaje de Calasanz a Frascati era la relativa al aumento (‘accrescimento’) de la Congregación tal como aparece especificada en el punto 7º del segundo memorial, es decir, que todos los clérigos luqueses pudieran ordenarse a título de pobreza. Con lo que está fuera de duda que Calasanz cumplió estrictamente el encargo que le encomendaron, no sólo de viva voz, sino incluyendo la petición en los dos memoriales.[Notas 4]

De todo lo ocurrido en la audiencia pontificia informó cumplidamente Calasanz a Bernardini, dándole incluso el texto del memorial presentado al papa, que incluyó el General en sus Crónicas, añadiendo: 'Cuando se supo por mí y por otros de la Congregación que el Prefecto había entregado este memorial referente a la Congregación sin haber dicho palabra a alguien de nosotros, disgustó muchísimo y hubo muchas habladurías en la Congregación'.[Notas 5] Bernardini hizo lo que pudo para calmar las protestas, excusando a Calasanz, que lógicamente procuraba “su propio interés y que las cosas de las Escuelas se arreglaran bien”. Además, la comisión de cardenales gustó en sí misma, confiados en que se podían esperar muchos favores de los tres purpurados.

Calasanz no ocultó a Bernardini el segundo memorial, explicativo o ampliativo del primero, entregado a los cardenales, y sus disposiciones le parecieron al P. General 'muy graves y perjudiciales'.[Notas 6] El punto más trascendental era, sin duda, el querer imponer el ejercicio de las escuelas como único o principal ministerio, dejando de lado el propio y fundacional de la Congregación. Pero junto a éste había otros dos asuntos muy serios, a saber: exigir la pobreza suma con la renuncia de todos los bienes estables (punto 5º.) y limitar a unos pocos el estudio de ciencias eclesiásticas, que a su vez sólo podrían enseñar en casa (punto 6º.). El asunto de la pobreza había sido ya resuelto en Dieta General con disgusto de Giustiniani. Volver a renunciar a los bienes estables era una extorsión innecesaria, exigida en este caso por Calasanz, quizá a instancias del Cardenal. En el asunto de la limitación de estudios eclesiásticos superiores vio Bernardini la directa influencia del P. Juan de Jesús María, quien en su ‘Proiectum’ habia trazado ciertas líneas maestras para exponer la nueva contextura de la Congregación de la Madre de Dios, que tenía que aceptar como único o principal el ministerio de las Escuelas.[Notas 7]

La intención de Calasanz, según Bernardini, era que 'bastaría tener bajísimo conocimiento de teología y casos de conciencia para atender solamente las necesidades de los niños.[Notas 8] “Pero –seguía diciendo- debía considerar que obrar de este modo era aniquilarla [la obra de las Escuelas Pías] y destruirla no pudiendo formar más que hombres ignorantes y por ende viciosos'.[Notas 9] Y del P. Juan, inspirador de estas ideas de Calasanz, escribía: “Este Padre aun siendo muy devoto y de santa vida, creemos, no obstante, que en este particular no tenía el espíritu de Dios, pues obrar de este modo no era más que acoger en la congregación a hombres holgazanes y negligentes”.[Notas 10]

Las tensiones surgidas en el seno de la Congregación a raíz de estos hechos movieron al P. General a entrevistarse con Giustiniani, quien le aconsejó que presentara informes adecuados a los miembros de la comisión. Y así lo hizo.[Notas 11] El propio Bernardini quiso informar, además, de viva voz al cardenal en el convento de la Scala, en presencia del P. Ruzola. Le urgió de nuevo que si el papa no les concedía poder ordenar a muchos a título de pobreza, 'no podrían en modo alguno sostener el gran peso de las Escuelas Pías'. Y el cardenal prometió favorecerles, pero volvió a remachar el clavo, diciendo que debían abrazar el estado de suma pobreza y no tener bienes estables ni rentas seguras. Bernardini aclaró que tal como estaban las cosas no se podía renunciar a los bienes que tenían, al menos hasta pagar todas las deudas, que llegaban a 25.000 escudos. El cardenal sentenció: “las casas que hasta ahora tienen bienes, que los mantengan, pero las que se acepten en adelante, que no tengan bienes estables ni entradas fijas”.[Notas 12]

Informó debidamente el General a sus Asistentes de todo lo tratado con el cardenal, pero era tan grave todo el asunto que creyeron conveniente intimar una Dieta General para principios de enero de 1616.

Notas

  1. Cf. A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.139-140,n.657; ítem, en G. SÁNTHA, ‘Nova quaedam documenta…’, p.201-202, n.29, incompleto el n.2. Item, en PosCas, p.206-207, incompletos los n.2 y 7.
  2. Leyendo atentamente el primer memorial se advierte, en efecto, que casi todo trata del punto primero: el Instituto de las Escuelas Pías, y parece texto literal. Pero en la penúltima frase se dice en el italiano original: 'e similmente circa altre cose concernenti all’accrescimento di detta Congregatione, e perfezione di essa' (PosCas, p.205), lo cual no tiene sentido en un memorial, por impreciso e indeterminado. Nos sospechamos que el P. Bernardini, de quien lo copió el P. Erra y de éste lo sacaron los PP. Sántha, Carcía-Durán y Vilá, copió literalmente la primera parte del memorial y resumió lo demás con la frase citada.
  3. En el texto italiano incluso se repiten las tres palabras clave (‘istituto’, ‘accrescimento’, ‘perfezione’) en el primer memorial, en la introducción del segundo y en el cuerpo del mismo (en los puntos 1, 5 y 7, respectivamente).
  4. Creemos, pues, inexacto el juicio emitido por C. VIlÁ: 'Este es el célebre memorial que el prefecto Calasanz pasó a las manos de Paulo V directamente en el palacio de Mon-dragone en setiembre de 1615, ‘en el que evidentemente no se preocupa del encargo que se le había hecho y con el cual acaso cumplió sólo de viva voz’' (PosCas, p.205). El subrayado es nuestro.
  5. Cf. posCas, p.279.
  6. Bernardini habla primero del memorial entregado al papa y luego dice: 'et havendo di più veduta una scrittura del P. Prefetto da gli ordini che si dovevano fare dalla congregatione per dar ‘perfezione’ al negotio delle Scuole Pie, i quali erano molto gravi e pregiudiziali per noi' (PosCas, p.280)
  7. El analista Bartlik fue el primero en presentar íntegro este escrito diciendo que el P. Juan de Jesús María 'procul dubio de ordine suae Sanctitatis', lo compuso ya en 1614 y lo presentó a los luqueses, dándoles con ello las líneas maestras a las que tendrían que acomodarse para atender a las Escuelas Pías (cf. EphCal 6 [934] 255-257). El P. Valentín Caballero atribuyó este escrito al jesuita P. Alagón (sic), sin fundamento (cf. V. CABALLERO, ‘Orientaciones pedagógicas de S. José de Calasanz’ [Madrid 19452]. p.322-324). Lo mismo dijo Bau (BAU, BC, p.343). Sántha mantuvo lo dicho por Bartlik (cf. G. SÁNTHA, ‘S. José de Calasanz y su amistad con los PP. Carmelitas’: RevCal 2 [1955] 188) e igualmente el P. Vilá (cf. C. VILÁ, ‘Fuentes inmediatas…’, p.114), quien ante el testimonio de Bernardini, cambió luego el 1614 por 1615 (PosCas, p.2 10, 11). En efecto; es inverosímil que el P. Juan lo compusiera en 1614, ni a petición del papa, pues la primera vez que se habla de imponer como ministerio único o principal el de las Escuelas Pías a los luqueses fue en el memorial presentado a Pablo V en septiembre de 1615. Y si fue compuesto para el papa, no se explica que éste pidiera explicaciones a Calasanz en dicha audiencia, pues el ‘Proiectum’ responde precisamente a la pregunta del papa. García-Durán supone que fue compuesto a petición de Calasanz para la Dieta General que se reunió en enero de 1616 (cf. A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.141). Pero Bernardini supone que en ciertas ideas, expresadas por Calasanz en sus memoriales al papa y a los cardenales, se inspira en el escrito del P. Juan: 'Crediamo -escribe- che questa opinione I'havesse attinta dal P. Gio. di Giesù Maria Carmelitano scalzo, il quale per una informatione che fece per le Scuole Pie…' (PosCas, p.279). Lo más probable es que Calasanz comunicara al carmelita la idea nueva de que los luqueses deberían aceptar las Escuelas Pías como único o principal ministerio, y ante la previsible oposición, pidiera al P. Juan una justificación de esa idea.
  8. PosCas, p.278. Esta era, en efecto, una de las ideas centrales del ‘Proiectum’ del P. Juan, cuyos 10 puntos pueden sintetizarse así: Cada Religión debe tener su ministerio propio para distinguirse de las demás. El de las Escuelas Pías es suficiente para determinar una Religión (1). Pero siendo tan trabajoso, exige que todos los religiosos de la Congregación se dediquen a él, 'abjectis aliis curis' (2). No debe pensarse en enseñar públicamente filosofía ni teología, pues sería en detrimento de la enseñanza a los niños, y ya hay otras Religiones dedicadas a ello (3). Lo mismo se diga del ministerio de predicar y confesar; además de que los clérigos deberían estar estudiando 6 ó 7 años filosofía y teología (4). Si no se admiten los dos puntos anteriores, los clérigos querrán dedicarse a tales tareas y no a la humilde misión de enseñar a niños (5). Si se limita la escuela al nivel elemental y para los pobres, no habrá conflictos con las Congregaciones que ya tienen escuelas superiores (6). Para atender a los niños y religiosos bastará que haya alguno que otro de la Congregación debidamente preparado para confesar y predicar a los niños, con la sencillez con que lo hacen los Padres del Oratorio (7). Si todo esto parece excesivo, puede la Congregación mantener el ministerio de predicar y confesar 'ut partem minus principalem', pero sólo en las propias iglesias, excluyendo las cuaresmas. Y para ello puede mandar unos pocos a estudiar en las escuelas públicas adecuadas, si no tienen algún Lector en casa (8). Si la Congregación mantiene el ministerio de las Escuelas Pías como único o como principal, crecerán las vocaciones entre los alumnos (9). El fruto que han dado hasta ahora las Escuelas Pías en Roma sería bueno que 'ad alias urbes derivetur', pero todo se vendría abajo 'nisi Congregatio quae curam eius suscepit, vires omnes ad ipsum sustinendum et promovendum conferat' (A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.141-144).
  9. PosCas, p.279.
  10. Ib.
  11. Y debieron de ser exhaustivos, según dice Bernardini: 'Si fecero per questo effetto alcune informationi, le quali abbracciano tutto il negotio delle Scuole Pie e della congregatione' (ib.). Véase uno en PosCas, p.242-245, en el que se trata sólo de poder hacer el voto de pobreza los ya ordenados y de ordenarse ‘ad titulum paupertatis’ en adelante.
  12. Ib. p.280.