GinerMaestro/Cap17/07

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17.07. Ilustres maestros de maestros

La evidente falta de estabilidad, regularidad y sistematización de los estudios, debida a las urgencias y necesidades del momento, podrían hacer pensar en un nivel bajo, deficiente y de mediocridad de los maestros de las Escuelas Pías. Pero una somera relación de quienes directa o indirectamente intervinieron en la formación de aquellas primeras generaciones de escolapios y de la relativa riqueza de las bibliotecas que se iban formando en las casas, dan una idea del ambiente cultural que se creó, gracias a la solicitud y tesonera constancia de aquel Santo viejo que desde la altura de sus muchos años y de su oficio lo abarcaba todo

Y puestos a mencionar a los maestros de los maestros, hay que poner en primer lugar precisamente a ese Santo viejo, que si por una parte tenía sus preferencias por los más pequeños entre los pequeños y los más pobres entre los pobres,[Notas 1] debió de ser un extraordinario preceptor de maestros. Son muchos los que le recuerdan en esta peculiar tarea. Oigamos a algunos: 'amaestraba con mucha frecuencia a sus religiosos para cooperar más fácilmente al provecho de los niños'; “instruía a los maestros cómo debían comportarse para enseñar con caridad a dichos niños no sólo las letras, sino también la piedad cristiana”; “es cierto que él enseñaba a leer y ruego a escribir y luego gramática ca y por esto y a esto exhortaba a los colaboradores a los qué enseñaba el modo de enseñar a los niños”; “visitaba las escuelas… examinando a los niños e instruyéndoles también, enseñando a los maestros la manera fácil que debían adoptar para enseñar a los niños”; “he visto que a los maestros que enseñaban-a los niños les daba avisos y modos con que debían enseñarles no sólo las letras sino también el temor de Dios”; “enseñaba también a sus colaboradores el modo con que debían instruir a los niños”.[Notas 2] Ni falta el testimonio precioso de Berro, alumno directo de Calasanz:

'No pasaba día alguno que no visitara todas o gran parte de las escuelas, viendo cómo se portaban los maestros y enseñando él mismo, de manera que a la vez enseñaba a los alumnos y al maestro. Por la tarde quería que nosotros, los jóvenes, fuéramos a su habitación donde nos enseñaba el modo de hacernos entender fácilmente por los alumnos y de explicar la gramática con mucha facilidad, y con él sacábamos gran provecho. A los Hermanos les daba normas para escribir bien y hacer cuentas y nos tenía a todos en ejercicio; lo único que faltaba era tiempo'.[Notas 3]

El mismo Fundador confiesa de sí mismo: 'yo he estado siempre ocupado en muchas cosas y he aprendido a escribir a la perfección para poder enseñarlo a los nuestros'.[Notas 4] Su magisterio para con los Jóvenes clérigos y hermanos fue particularmente pedagógico; es decir, les enseñaba a enseñar, tanto en teoría, en aquellas largas horas en que les reunía a ellos solos,[Notas 5] como en la práctica, cuando iba a las clases y allí mismo les instruía. Pero también fue maestro de ellos en asignaturas como caligrafía, matemáticas y sobre todo latín. Aun desde lejos pedía a los estudiantes que le mandaran cada mes composiciones latinas en verso y en prosa y les daba temas para componer, así como les citaba para que fueran a San Pantaleón a dar una charla sobre algún autor clásico ante toda la comunidad.[Notas 6]

Para cada una de las asignaturas encontró excelentes maestros que la enseñaran a los clérigos estudiantes y aun a los demás religiosos ya curtidos en años y en magisterios. Para la caligrafía mantuvo desde el principio de las Escuelas Pías al ilustre calígrafo Ventura Sarafellini, a cuya mano se deben las gigantescas letras de la inscripción ‘Tu es Petrus…’, que adorna el anillo interior de la base de la cúpula del Vaticano.[Notas 7] Era, en realidad, el maestro de caligrafía de los niños, pero es indudable que la enseñó también a los religiosos, empezando por el Fundador, quien quiso asegurar su permanente servicio en las Escuelas Pías y su salario hasta la muerte, con un contrato laboral firmado en 1618, en el que se trasluce la profunda estima que por él sentía.[Notas 8]

Como profesor de humanidades, retórica, latín y griego llamó al sacerdote portugués Andrés Bayano, célebre filólogo y varón eruditísimo y admirado en los círculos cultos de Roma, profesor de los Colegios Griego y Salviati, quien desde 1630 pasó a vivir en San Pantaleón, donde murió en 1639 a los setenta y tres años.[Notas 9] Antes que él había sido óptimo maestro de latín para pequeños y grandes el venerable anciano Dragonetti, muerto en 1628. Grande era la fama de que gozaba entonces el célebre filólogo Gaspar Scioppio (Schoppe), protestante convertido al catolicismo en 1597, consejero del emperador Fernando y de su hijo el rey de Bohemia, quien desde 1613, en un viaje a España, conoció la famosa gramática latina de Francisco Sánchez, el Brocense, y se hizo el divulgador en Italia de su nueva metodología. Calasanz le mandó en 1629 a tres de sus clérigos a Milán, donde residía, para que les iniciara en la nueva gramática. Desde entonces se mantuvieron estrechas relaciones entre Scioppio y los escolapios.[Notas 10]

Fruto espléndido de la solicitud del Fundador por formar óptimos latinistas es el grupo de escolapios que descollaron como prosistas poetas y gramáticos, dejando algunos de ellos obras editadas y relacionándose con los humanistas de la época, siendo a su vez maestros de los jóvenes escolapios que les sucedieron. Entre ellos merecen recordarse, además del mismo Fundador, de elegante prosa latina, los PP. Juan Francisco Apa, José Valuta, Francisco Baldi, Camilo Scassellati y el más insigne de todos, el P. Carlos Mazzei, tanto por sus obras como por el círculo selecto de amigos latinistas con quienes mantuvo abundante correspondencia epistolar, destacando entre ellos Mons. Fabio Chigi, que fue luego Alejandro VII[Notas 11]

No ya para sus clérigos, sino más bien para los jóvenes padres y Hermanos de la Provincia de Toscana, favoreció Calasanz el contacto directo con Galileo Galilei, llegándose, a formar en Florencia un cenáculo de escolapios 'galileanos', cuya cultura físico-matemática iba mucho más allá de las exigencias de las escuelas de niños. Entre todos ellos sobresalieron los PP. Francisco Michelini, Clemente Settimi y Angel Morelli;[Notas 12] les siguieron en segunda fila los pp. Francisco Castelli, Ambrosio Ambrosi, Salvador Grise y además los pp. Carlos Conti, Juan Domingo Romani, Juan B. de Ferrari, Juan B. Costantini y Domingo Rosa.[Notas 13]

Si en Florencia el círculo de los escolapios galileyanos giraba en torno al gran científico de. Arcetri, en otras ciudades de Italia se formaron también otros círculos en torno a grandes discípulos del maestro toscano, como fueron en Génova el somasco P. Antonio Santini; en Nápoles, Juan Camilo Gloriosi; en Roma, el benedictino Benito Castelli y Juan Alfonso Borelli.[Notas 14] Naturalmente, estos Padres, discípulos y amigos de Galileo y de los seguidores más destacados del gran científico, fueron a su vez maestros de los jóvenes escolapios que continuaron dignamente la tradición científico-matemática de los galileyanos, especialmente en la Provincia de Toscana.

Un índice elocuente del alto nivel de cultura científico literaria y catequético-pedagógica, sobre todo, nos lo dan los elencos de libros que formaban las bibliotecas de las Escuelas Pías en tiempo del Fundador, además de las referencias que se hallan en la correspondencia epistolar; es decir, las peticiones de libros de unas casas a otras o los que se pedían al extranjero.[Notas 15] Y la abundancia, variedad y riqueza de las obras son tanto más de admirar si se piensa en la suma pobreza real en que se vivía. Pero, por lo visto, no les dolían prendas si se trataba de mejorar y acrecentar el nivel cultural de las casas.

Notas

  1. Abundan los testimonios oculares de esta doble predilección de Calasanz. Véanse algunos: 'enseñaba el Padre a los niños pequeños y entre ellos elegía a los más mendigos y descalzos … y a los que vestían mejor los dejaba a los otros Padres' (H. Noberasco); 'enseñaba a los pobres y en particular a los más pobres y más pequeños y particularmente las más inferiores y en ellas escogía a los niños más miserables' (P Morelli); 'tenía particular afecto por los alumnos más pobres' (P. Castelli); 'en las clases tenía particulárísimo cuidado de los niños pobres' (P. Stiso); 'los más pobres y peor vestidos eran ayudados por él con más caridad' (P. Bortiglieri). (Cit. en S. GINER, ‘EI carisma de S. José de Calasanz según los testigos del Proceso de Beatificación’, p. 208-209)
  2. Son testimonios de Scassellati, Cocchetti, Noberasco, Ferrari, Salazar-Maldonado (Cf. ib., p.203).
  3. BERRO I, p.138. Refiriéndose al tiempo del palacio Vestri (1602-1605) recuerda Berro que ya entonces Calasanz era maestro de los maestros: 'affaticandosi più di ogni altro il giorno nell’insegnare e figliuoli a la notte in amaestrare l’istessi Maestri' (ib., p.79)
  4. C.3673. En 1641 escribía el P. Salazar Maldonado a Calasanz: 'Se V. P. non seiveva, esserne quelli caratteri d'huomo d'età di 84 anqi, senza occhiali e con cattiva penna, era difficile a credere esser quella sua mano' (EHI, p..1860).
  5. Como maestro experimentado debía entonces comunicarles esa especie de 'recetas prácticas' que cada uno aplica en sus tareas de profesor para facilitar las cosas. De ello escribe uno: 'no dejo de practicar lo que me enseñó V. P. ahí en Roma, pero siento mucho mo (no) recordar bien el modo que usaba V. P. para corregir el latín, pues tengo 45 alumnos y por la mañana me rompo la cabeza por corregir los ejercicios de todos' (EHI, n.189). Y otro le dice 'Giá io ho insegnato alli fratelli il modo che la P. S. mi scrive, d’insegnare alli figliuoli con il quale si fa gran profitto' (EHI, p.701).
  6. Cf. los textos cit. en SÁNTHA, SJC, p.168-169.
  7. Noticia de Caputi, cit. en SÁNTHA, o.c., p.144, n.17. Confirmada en el Arch. de la Fábrica de S. Pietro (cf. S. GINER, ‘El proceso de Beatificación…’, p.70, n.62).
  8. Véanse las frases más significativas: 'Io Giuseppe della Madre di Dio… faccio accordo con Mr. Ventura Sarafellini da Imola, scrittore in Roma che debba servire in dar lezione di scrivere per tutto il tempo della vita sua nelle scuole della nostra Congretione il giorno dopo il pranzo nel comincio delle scuole sin al fine senza pigliare per tal ecercizio cosa alcuna dagli scolari che vengono alle nostre scuole… e se gli debba dare per sua provisione ed emolumento scudi trenta di moneta all'anno… e che nostri fratelli lo tengamo come uno di essi, e sia partecipe di tutte le opere e meriti della Congregatione… perchè ha servito questo luogo da principio che fu cominciata questa benedetta opera delle Scuole Pie con grandissima perseveranza ed amore' (cit. en SANTHA, SJC, p.144, n.17). Caputi añade que 'morí del anno 1664 et sempre fece scuola a S. Pantaleo con grandissimo esempio tanto di Padri come scolari' (ib.).
  9. Cf. L. PICANYOL, ‘Le Scuole Pie e Galileo Galilei’, p.31-32; SÁNTHA, SJC, p.166 y n.9
  10. Cf. L. PICANYOL, o.c., p.32-33; SÁNTHA, SJC, p.175-178.
  11. Cf. SÁNTHA, SJC, p.193-197, con las obras cíe todos ellos y bibliografía correspondiente.
  12. Michelini escribía a Galileo desde Roma (12 de octubre de 1634): 'Il nostro P. Generale mi concede solo due giovani per lo Studio, per la scarsezza del nostro vitto et habitatione in Firenze. Mi spiace non poterne menar 6 òver 8 di non ordinaria aspettatione. Egli mi dice che bisognerebbe far questo Studio in Roma; ma a me piü preme la vicinanza di V. S. che qualunque altra cosa… Il nostro P. Generale le se conosce obbligatissimo per i favori che ella fa a me et a gli altri nostri Padri' (L. PICANYOL, o.c., p.52-53). El General escribió al rector de Florencia (16 de abril de 1639): 'Et sé per caso il sig. Galileo dimandasse che qualque notte restasse là il P. Clemente [Settimi], V. R. glielo permetta e Dio voglia che ne sappia cavare il profitto che doveria'. (3074) Por entonces el P. Settimi erá el secretario de confianza del ya ciego Galileo. El 7 de enero de 1612 escribía Galileo al profesor Baliani: 'La gratissima lettera di V. S. Ilma mi fu resa ieri, insieme coi suo libro del moto dal M. R. P. Clemente di S. Carlo delle Scuole Pie, compagno del R. P. Francesco [Michelini] di S. Giuseppe, e perciò il mio infortunio di esser cieco del tutto da circa due anni non mi permette di poter vedere nè anche il sole nonchè oggetti tanto minori e privi di luce, quali sono le scritture e le figure geometriche, ho ottenuto questo giorno che il sopra detto p. Clemente sia venuto a trattenersi da me per molte hore, nel qual tempo habiamo di compagnia scorso il detto suo libro…' (cit. en SÁNTHA, SJC, p.151, n.25). El p. Morelli tuvo una importancia trascendental en mantener y fomentar esta orientación galileyana al abrirse el juniorato de Cieti para las Provincias de Italia, en 1660, siendo rector hasta su muerte (1685) (cf. L. PICANYOL, o.c., p.100-106, 177-184).
  13. Cf. L. PICANYOL, o.c., p.107-I22.
  14. Cf. ib., p.36-38. Borelli (1608-1679), hijo de padre español, fue después de Galileo la figura más representativa del renacimiento científico italiano del siglo XVII. Su hermano Diego vistió en Roma la sotana escolapia el 6 de abril de 1631, pero la dejó en 1633 antes de profesar. En 1677 el P. General Pirroni acogió en S. Pantaleón a Alfonso para profesor de matemáticas en el juniorato recién inaugurado y allí estuvo hasta su-muerte en 1679 (cf. L. PICANYOL, o.c., p.186-190; ID., ‘Alfonso Borelli e il P. Carlo Pirroni delle Scuole Pie’, Roma 1933).
  15. Libros de caligrafía (cf. SÁNTHA, SJC, p.143-144); de matemáticas (cf. ib., P.146-149); de catequesis (cf. ib., 160-161); de clásicos griegos y latinos (cf. ib., p. 190-191, 199); de filosofía y teología (cf. ib., p.222-224); de lengua o gramática en vernácula (cf. ib., p.231-233).