GinerMaestro/Cap21/03

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21.03. Nueva campaña de memoriales

No había transcurrido un año desde que la mencionada ‘Respuesta’ llegara a su destino, cuando empezó la tercera acometida de memoriales, más violentos y calumniosos que nunca, procedentes del mismo grupo reducido de jóvenes inquietos, rebeldes y problemáticos, capitaneados antes por Pavese y ahora decididamente por Juan Francisco Castiglia, de la comunidad de San Pantaleón, pero cuyo mayor contingente de partidarios estaba en el colegio napolitano de la Duquesca.

Con fecha del 26 de enero de 1633 escribía Calasanz al P. Cherubini:

'ya le escribí acerca del memorial que ha presentado el clérigo Juan Francisco [Castiglia] de Cárcare, qué ha puesto en descrédito a nuestra Orden ante los cardenales de San Onofré [Antonio Barberini] y Ginetti y aun ante el Papa y se ha encargado aI Vicegerente [Mons. Antonio Tornielli] que se informe de las cosas contenidas en dicho memorial. Y ahora, este miserable va buscando en casa testimonios para probar sus calumnias y he sabido también que ha escrito a sus conocidos que están-en otras casas nuestras. Y aunque yo le tengo constreñido a que no salga de su habitación, sino en los actos de comunidad, no le faltan compañeros que secretamente van por él adonde quieren'.

Y dos días más tarde volvía sobre el tema:

'este infeliz no desiste en su pretensión, queriendo probar con varios testigos que dice tener en varias casas de la Orden. Y estos Sres. Superiores los aceptan complacientes diciendo que no se saben nunca mejor los defectos de las Religiones que por los descontentos. Así que es necesario hacer ver a los Superiores que no es verdad lo que éste dice calumniando a toda la Orden. Escribe a sus compañeros de fuera que manden memoriales a la Sda. Congregación de Regulares pidiendo una visita general. Vea qué celoso por el castigo ajeno se ha vuelto, siendo él merecedor quizá más que ningún otro. Veremos qué pasa y procuraremos defender el honor de la Religión'.[Notas 1]

En efecto, ha llegado hasta nosotros una carta, fechada el 22 de enero de 1633, que€ el Clº. Castiglia escribió a su amigo el Clº. Pedro Agustín Abbate, diciéndole que dos semanas antes le había enviado una serie de denuncias para que las hiciera confirmar por algunos de su comunidad de Savona, pues 'habiendo presentado -decía-un memorial a la Sda. Congregación pidiendo visita general a nuestra Orden para-que pusiera remedio a los inconvenientes que ocurren diariamente, vieran que no había procedido sin razón'. Esos puntos de denuncia debían copiarlos de nuevo para que no se viera su propia mano y mandarlos junto con un memorial a Mons. Vicegerente Tornielli, a quien correspondía presentarlos a la Congregación de Regulares. Le daba incluso el texto del memorial que deberían firmar, añadiendo “algún grave desorden ocurrido”. Todo debía hacerse con “grandísima prudencia y secreto”. En la posdata recomendaba que en vez de dirigir el memorial al Vicegerente, lo hiciera a los cardenales de la mencionada Congregación.[Notas 2]

Al enterarse en Nápoles el P. Casani de lo ocurrido, empezó a indagar sobre las circunstancias y cómplices de lo que no dudó en calificar de ‘conjura, sublevación y amotinamiento’.[Notas 3] A mediados de enero escribió una carta al P. General, dándole los detalles que había logrado sonsacar de un novicio, manifestándole en primer lugar sus sentimientos de compasión y su deseo de ayudarle en aquella grave coyuntura. Dice:

'He sentido pena por la impertinencia de aquel pobre clérigo engañado y cegado por su gran soberbia. Espero, sin embargo, que Dios N. S. hará recaer todo esto sobre su cabeza y la de sus cómplices. V. P. dígame lo que puedo y debo hacer respecto a tal impertinencia, aunque sea ir volando cuanto antes ahí, que yo lo haré'.[Notas 4]

Como detalles de su indagación le decía que efectivamente el Clº. Castiglia había sido recibido en audiencia por el Card. Antonio Barberini y que había dado también memoriales a otros cardenales después de hablar con ellos; que el primer memorial lo presentó 'apenas vuelto de Frascati, donde estuvo con el P. Campanella', es decir, en la primera quincena de octubre de 1632;[Notas 5] que había hecho llegar al Papa dos memoriales sellados, valiéndose de los parientes del Clº. Benito Verucci; que además de este clérigo entraba también en la conjura el Hº. Tomas Mª.' Masturzo, ambos en Nápoles, así como el P. Santino Lunardi, con quien había sido visto varias veces el Clº. Castiglia ir a Palacio.[Notas 6] En otra carta del 15 de febrero añadía Casani más información sobre la conjura, dando más nombres de cómplices del grupo de Nápoles, los cuales –dice “no han tenido tiempo de firmar ni de ponerse de acuerdo”. Alude a siete nombres, ya referidos al Fundador en cartas anteriores, a los que añade ahora a los PP. Tomás Carello y Francisco Rubbio y a los Hºs. Juan Antonio Porri y Octavio Barbieri, además de insistir en la culpabilidad de los Hºs. Juan Castiglia y Tomás Mª. Masturzo.[Notas 7] En carta posterior, del 22 de febrero, aparece otro nombre, el del Clº. Pedro Antonio Barone, que acaba de denunciar maliciosamente al P. Casani ante el Sto. Oficio.[Notas 8] Todos los nombrados residían entonces en Nápoles.

No se ha conservado ninguno de los memoriales incriminatorios, ni tampoco la lista de abusos denunciados o acusaciones, que ciertamente conocieron Calasanz y Casani, además de los conjurados.[Notas 9] Probablemente el núcleo coincidía con el ya mencionado ‘Memoriale delli Inconvenienti’,[Notas 10] como puede verse en muchas cartas escritas por el Fundador en estos meses al P. Cherubini, que estaba en Ancona esperando que le mandara tres Padres para empezar aquella fundación. El Santo se excusa diciendo que no se los puede mandar porque la Santa Sede no le da licencia para ello debido al lamentable memorial del Clº. Castiglia. Y dice:

'Habiendo hecho yo todo lo posible para obtener el consentimiento pontificio para mandar a Ancona los Padres prometido que desde hace tiempo están ya preparados para partir, no sabría qué hacer, naciendo esta dificultad del memorial presentado por aquel clérigo, pues entre otras cosas dice que se aceptan y abren tantas Escuelas Pías-de nuevo, que a las ya abiertas no se las puede proveer de sujetos suficientes y de buenas cualidades como convendría, y mucho menos enderezar bien las nuevamente fundadas. Y los Superiores se han tragado este punto extraordinariamente'.[Notas 11]

La impertinencia del memorial en éste punto era irritante. En aquella especie de Capítulo General de octubre de 1631 'se trató y decidió -escribía Calasanz- que en adelante no se aceptarían nuevas casas sin consentimiento del Papa'.[Notas 12] Sólo un año más tarde el inquieto clérigo Castiglia presentaba su primer memorial, como si en aquel año se hubiera continuado aceptando fundaciones sin licencia, burlando las promesas hechas a Ginetti. Mientras tanto, escribe nervioso Calasanz en abril de 1633: “aunque las escuelas en Ancona fueron aceptadas el año 1630, no obstante, por las extravagancias objetadas en el memorial que sabe V. R. [Cherubini], se ponen dificultades en esto, ni se han abierto tampoco las escuelas en Cosenza, como cree V. R.”[Notas 13]

A este núcleo coincidente con el ‘Memoriale delli Inconvenienti’ se sumaba una crítica calumniosa contra los superiores y una denuncia de supuestos abusos, particularmente del gobierno central, cuya gravedad y torcidos fines pone de manifiesto el atribulado Fundador en carta del 19 de febrero de 1633, diciendo:

'con la ayuda del Señor defenderemos la religión que dicen que estos miserables la quisieran destruir por completo para plder volverse al siglo; mientras tanto hago oración por este asunto que contiene en sí la infamia más grave que se haya hecho nunca contra la religión'.[Notas 14]

A falta de más detalles sobre las intenciones personales de los cómplices de esta conjuración, les haremos luego pasar revista, constatando por su conducta y su decisión definitiva de abandonar la Orden, que lo que menos les interesaba era el bien de la misma; al contrario, querían enturbiar las aguas y provocar una visita apostólica para justificar una honrosa salida por la puerta grande.

Por lo que al mayor responsable y promotor de esta tormenta se refiere, el Clº. Juan Francisco Castiglia, faltan elementos para aclarar por completo su caso, pero quizá sean suficientes los indicios para concluir que todo fue una indigna reacción contra el proceder del Fundador respecto a algún delito suyo personal, y que él juzgó como suma injusticia contra su honor ofendido. En descargo del acusado Fundador podríamos constatar que mantuvo tal secreto respecto al delito de Castiglia que todavía hoy lo ignoramos, si bien podamos intuir que sería de la misma especie de los cometidos luego repetidamente por él mismo. Léase este sugestivo párrafo de una carta del Santo, dirigida el 2 de febrero de 1633 a Cherubini, al saberse que entre los escándalos y desórdenes denunciados en el memorial de Castiglia estaba también el 'caso Cherubini':

'En el asunto de Juan Francisco [Castiglia] sé que hasta ahora no se ha interrogado a nadie, pero veo que los Superiores quieren saber la verdad de lo que se refiere en el memorial presentado. En cuanto a la ‘absolutoria’ de V. R. todos lo saben, pues en Nápoles se enteraron hasta los seglares, y los que entonces estaban en Nápoles, como Benito [Verucci] de S. Juan Bta. y muchos otros, lo han publicado, y él [Castiglia] quería otra [‘absolutoria’] semejante y al no dársela yo, se decidió a presentar dicho memorial. No obstante, espero que daremos satisfacción a todas las calumnias que en él se contienen'.[Notas 15]

Es muy probable que cumpliera esta última palabra y redactara una respuesta adecuada a tales calumnias, como hizo respecto al ‘Memoriale delli Inconvenienti’ o a las quejas de la Visita Apostólica de 1625: Pero si existió, ha desaparecido. No, sin embargo, una carta muy reveladora de Castiglia a Cherubini, en la que intenta excusarse por haber sacado a la luz 'su caso', no para denigrarle, sino para presentarle como víctima de las injusticias del P. General, en un alarde de falsía y tergiversación irresponsable de los hechos. Revela también el motivo de su denuncia, que no es otro que su propio honor ofendido, pero sin atreverse a quitar el último velo: la denegada ‘absolutoria’ del General a su propio delito y quizá proceso secreto. He aquí unos párrafos más significativos:

'Ha de saber V. que por un agravio que se me hizo, me decidí, después de consultar a persona prudente,[Notas 16] a dar dicho memorial con buenísima intención, en el que pedía visita. Y como sabía por relación de nuestros Superiores, que se había pedido otras veces sin resultado, para que no la negasen, incluí en el memorial desórdenes e injusticias que muchas veces cometen los Superiores. Y dada que una vez hablando con el P. General de su caso de Nápoles me dijo que por eso le había sacado a V. R. de aquel lugar, pues habiendo sido acusado de cosas gravísimas, V. procuraba justificarse haciendo que se retractaran los testigos examinados, con perjuicio de los acusadores, ‘comprendí entonces que V. R. había sido acusado sin razón’, de lo que yo abogaba en su favor, si hubiere ocasión. Por tanto, para hacer conocer a la Sda. Congregación las auténticas injusticias cometidas, aduje entre, otros su caso particular, no para su daño, sino para su provecho, estando plenamente seguro que V. R. empezado a justificarse, llevaría a feliz término el asunto con muchísimo honor. Quisiera saber cómo le ha informado el P. General, pues con todo empeño ha procurado ponerme en contra a cuantos ha podido de la religión, escribiendo que yo he procurado destruirla. Yo no he pretendido nunca tal cosa con esto, sino que se remediaran los desórdenes cuya gravedad es de todos conocida y que las personas no fueran tan fácilmente calumniadas sin posibilidad de justificarse, como pretende cualquier honrado. Esta fue mi idea, no de echar por tierra la religión, como él ha ido divulgando. Mas el día del juicio espero que se descubran muchos altares, ahora cubiertos. A todos nos gusta vivir con nuestra libertad, sin que nadie nos pueda decir ¿Por qué haces eso? ‘Sapienti pauca’ Me he alargado un poco, porque me importa mucho su honor, incluso tanto como el mío, que estimo más que la vida misma.[Notas 17]

Efectivamente, estimó su honor, no sólo más que su vida, sino más que el de la religión entera. Con razón lamentó Casani 'la impertinencia de aquel pobre hermano, engañado y cegado por su gran soberbia'.[Notas 18] Graves debieron de ser las denuncias calumniosas, pero sin duda una de las más preocupantes fue la delación del “caso de Cherubini” a la Congregación de Religiosos, a cardenales y al papa. El caso en sí mismo había sido grave, y por ello el General procuró por todos los medios velarlo, y -escribía entonces-”hacer que la causa no vaya a manos de superiores, sino que quede entre nosotros pues si en Roma se supiese como ahí [en Nápoles], Dios sabe lo que sería de la religión, sobre todo en éste pontificado”.[Notas 19] Y se supo en Roma, con el agravante de la versión dada por el delator, en la que ponía en duda la verdad de los hechos y culpaba al Santo Fundador de haber dado oídos a los acusadores y de haber procedido injustamente contra el acusado Cherubini.

No menos preocupado estaba el propio Cherubini sabiendo que su nombre había llegado a la Curia Romana envuelto en el escándalo. Su hermano Flavio andaba también inquieto, aunque confiado en que se arreglaran las cosas.'El Sr. Flavio -escribía Calasanz a Cherubini el 12 de febrero de 1633- ha venido a verme y espera que salga todo bien. Por ahora Mons. Vicegerente está ocupado en asuntos de otra religión y no puede atender al nuestro. Yo pienso defender nuestras cosas con toda verdad contra las calumnias del pobre Juan Francisco, el cual sabe Dios cuántas veces se ha arrepentido de haberse lanzado a esta empresa. Cuando hable con el Vicegerente podré decir algo más en particular sobre los puntos [de acusación] que parecen ser muy graves. V. R. puede estar tranquilo, pues yo defenderé bien cuanto he hecho en su favor”.[Notas 20]

Y llegó el momento de hablar.

Notas

  1. EHI, p.549, 561y 562.
  2. EHI, p.549. Con la misma fecha del 15 de enero de 1933 escribía también al P. García, insistiendo en la pena que sentía por el disgusto recibido por el P. General (cf. EC, p.550). Quien escribió: estas cartas no pudo haber escrito el ‘Memoriale delli Inconvenienti’, como hicimos notar antes.
  3. Campanella llegó a Frascati entre el 4 y el 1 de octubre de 1632 (cf. c.1886 y 1889) y el 11 del mismo mes escribía Calasanz al P. Bandoni, a Frascati: 'V. P. rimandará a Roma il fratel Francesco intagliatore et Giovanni Francesco [Castiglia], che andó con esso' (c. 1893). Quizá sean los dos cuya llegada le había anunciado el 28 de septiembre (cf. c.1878).
  4. Cf. EHI, p.549
  5. Ib., p.559-560. Los siete aludidos podían ser los dos hermanos Castiglia, los clérigos Pávese, Carletti y Verucci, el P. Lunardi y el Hº. Masturzo.
  6. Ib., p.562
  7. En la mencionada carta del 22 de febrero de 1633 escribía Casani a Calasanz: 'Intorno all’ammutinamento di qua non habbiamo alcuna cosa di nuovo, eccetto che oltre ‘i capi’ (puntos o capítulos), mandati dal P. Stefano [Busdraghi] alla P. V., si sente che vi sia stato agiunto che ho cominciato la chiesa di Pússilipo senza licenzá dell'Ordinario'. (EHI, p.562) Idpntica terminología usa el Clº. Castiglia en su carta a Abbate: 'sottoscrizione ‘de capi’ mandati' (EC, p.664-665).
  8. Se advierte incluso cierta reminiscencia de dicho Memorial en una carta del Clº. Castiglia en que dice haber pedido 'visita universale della nostra Religione, acció rimediasse ‘alli inconvenienti’ che giornalmente accadono (EC, p.664).
  9. C.2011; además, c.2008, 2015,2018, etc.
  10. EGC V, p.23
  11. C.2015.
  12. C.1974.
  13. C.1962.
  14. No sería osado sospechar que el consultado fuera el P. Tomás Campanella, dado el retintín con que precisa el P. Casani que ‘el primer memorial’ lo dio al volver de Frascati 'ove era stato col P. Campanella' (EHI, p.549). Luego ¿fue precisamente a hablar con él? Que no fue por motivos de estudios se deduce de la carta de Calasanz del 28 de septiembre de 1632, en que dice: 'verrâ il P. Campanella como I’anno passato, ma non sarà così delli studenti', y lo dice con motivo de anunciar la llegada a Frascati de 'dui de nostri buoni figliuoli' (c.1878), de los cuales uno podía ser el Clº. Castiglia, cuya vuelta a Roma reclama el l1 de octubre (c.1893).
  15. EC, p.666-667. Fecha: 7 de marzo de 1633.
  16. EHI, p.549.
  17. C.1603.
  18. C.1971.
  19. BERRO I, p.22I-222.
  20. Cf. c.1964, 1967 , 1971, 1974, 1977, 1980.