GinerMaestro/Cap23/10

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23.10. Pacificación de Toscana y destierro de Mario

Con heroica obediencia se sometió el Santo Fundador a las exigencias de Mario y de Albizzi para conseguir lo que pedía el punto 4.' del decreto último del Santo Oficio: procurar que todos los religiosos de Toscana obedecieran a su Provincial. Y empezaron por los 'rebeldes lombardos'. El proyecto era que el P. General mandara un Comisario para instruir un proceso en toda regla contra las tres casas que habían intentado independizarse formando la nueva Provincia de Lombardía, sustrayéndose a la obediencia de Mario. Y para asegurar el éxito deseado, tanto Mario como Albizzi pidieron al General que nombrara Comisario al P. Esteban Cherubini, que no sólo empezaba a distinguirse como íntimo amigo y colaborador de Mario, sino que había sido destituido por el Fundador en el mes de abril de su cargo de Procurador general 'por causas justas'. El P. General firmó la patente tal como se la exigían, el 20 de agosto, apenas seis días después de la sesión condenatoria del Santo Oficio, reservándose la sentencia definitiva.[Notas 1]

El proceso se llevó a cabo según lo previsto. Tenía más de 300 páginas. Resultaron culpables todos los religiosos de las tres casas, excepto el P. Juan Antonio Ridolfi, que desde entonces comienza a colaborar estrechamente con Mario y Cherubini, para desgracia de la Orden. El P. General tuvo que pasar por la humillación de dar la sentencia, aceptando por correcto todo lo hecho por el -Comisario, quien recargó las tintas negras, acumulando acusaciones contra los culpables, que eran todos, y librando de ellas absolutamente al P. Mario. El texto final, firmado por el General el 17 de octubre de 1642, tiene visos de haber sido redactado por Cherubini y Mario, de común acuerdo, pues es tal el contraste entre los delitos de los reos y la inocencia de Mario, que roza con la burla y el sarcasmo.[Notas 2] Por Ello, resulta difícil de creer que el P. General firmara esta sentencia con plena libertad de espíritu. Y por si no bastara para convencerse la simple lectura de la misma, nos lo dice expresamente el P. Mario en su Memorial calumnioso, en el que lógicamente no todo son calumnias:

'… el P. General -dice- no pudo menos que dar sentencia favorable al P. Mario, como la dio; con todo, publicó que dicho proceso había sido hecho por personas adictas al P. Mario, y que si los reos y testimonios no hubieran declarado a favor del P. Mario, hubieran sido castigados por la S. Congregación, y que forzadamente había dado la sentencia absolutoria'.[Notas 3]

Si con este proceso se intentaba reducir a la obediencia de Mario a 'los lombardos', con otro decreto o circular, firmado el 30 de agosto por el General y los cuatro Asistentes, se exigía a toda la Provincia de Toscana la plena sumisión al Provincial en estos términos:

'Habiéndosenos intimado por el Rmo. P. Comisario del Sto. Oficio el decreto incluido [del 14-8-1642], hecho por la Sda. Congregación, nosotros en ejecución y pronta obediencia a la misma, con la presente os ordenamos y mandamos en virtud de santa obediencia que reconozcáis al P. Mario de S. Francisco por verdadero Provincial de esa Provincia de Toscana y obedezcáis sus órdenes sin réplica alguna, no obstante cualquier pretexto en contrario'.[Notas 4]

Aunque fuera el P. Comisario Martinengo quien mandó este decreto, es Albizzi quien lleva los hilos y hay que hacer las cosas a su gusto. El intervino en la elección del Comisario para el proceso de 'los lombardos' y a él recurre Calasanz, de nuevo, presentándole el borrador de la circular citada para ver si le gusta, 'y si no le gusta –escribe al mensajero- que escriba él mismo lo que hay que hacer y se hará puntualmente'.[Notas 5]

De las seis casas que formaban la Provincia de Toscana, las tres 'lombardas' (Fanano, Pieve di Cento y Guglia) estaban bajo proceso del Comisario Cherubini; de las dos de Florencia, el noviciado del 'Pellegrino' no parece que ofreciera resistencia alguna, como tampoco la casa profesa, residencia del Provincial y Colegio de Escuelas Pías, pues su comunidad había sido seleccionada personalmente por Mario. Quedaba la de Pisa, el foco más rebelde y confiado en la protección de la corte medícea, gracias a las presiones de Michelini.

Mientras en la primera mitad de agosto ocurrían en Roma los gravísimos sucesos narrados, que provocaron el decreto del Santo Oficio, centrado a fin de cuentas en la rebeldía de la Provincia Toscana, las influencias de Michelini habían logrado del Granduque una orden terminante para los escolapios de Pisa, comunicada antes del 20 de agosto, intimándoles que no acataran las órdenes provenientes de Roma ni recibieran a superiores venidos de fuera sin referirlo antes a S. A. S. Los religiosos de Pisa aceptaron el decreto del Granduque.[Notas 6] En efecto, el 6 de septiembre recibieron una circular del P. General, junto con el decreto del Santo Oficio del 14 de agosto, y comunicaron al Comisario del Granduque en Pisa que seguirían obedeciendo las órdenes de S. A.[Notas 7] Temiendo incluso represalias de Roma, el Granduque había ordenado al Inquisidor de Pisa que si recibía cartas de Roma, referentes a las Escuelas Pías, no las contestara, sino que se atuviera a lo prescrito por el Granduque. Y el Inquisidor se sometió también a la voluntad del príncipe.[Notas 8]

Las cosas se estaban complicando mucho, pues la obediencia política a la voluntad de la corte protectora implicaba la desobediencia religiosa al Santo Oficio y al P. General. Providencialmente, el P. Castelli, toscano y fundador de la Provincia, además de amigo de los Médicis, se enteró de las órdenes dadas a Pisa, que imponían la desobediencia a Roma. Y el 30 de agosto escribió al príncipe Leopoldo:

'… escribo largamente al P. Francisco [Michelini] en respuesta de no sé qué órdenes que me comunica, pero dado que al presente un poco más de viento contrario basta para sumergir nuestra barquichuela, no puedo quedar tranquilo si a las otras consideraciones escritas [a Michelini][Notas 9] no añado rendidas súplicas a mis Príncipes, nuestros Patronos, para que… se dignen librarnos de tales peligros, suspendiendo, al menos hasta mejor coyuntura, todo mandato referente a nuestras cosas'.

Le decía también que Mario no sentía ya muchas ganas de volver; más aún, el cardenal Cesarini les había asegurado que no volvería, y que si tuviera más seso, debería renunciar a su cargo para evitar encontronazos y peligros.[Notas 10] Pero en esto último se equivocaba completamente Castelli. Su carta, sin embargo, surtió efecto, pues el 13 de septiembre les hacía saber el Granduque, a los de Pisa, que no les faltaría su protección, pero les dejaba libres de aceptar o rechazar las órdenes de Roma, con tal de que lo comunicaran antes a palacio.[Notas 11]

A fines de septiembre escribe el P. General a los rectores de Pisa, Fanano y Pieve, acusando recibo de sus cartas y alegrándose de sus buenas disposiciones para recibir al P. Mario como Provincial y obedecerle.[Notas 12] Este sin embargo, no se mueve de Roma, esperando quizá que se concluya el proceso a 'los lombardos', cuya sentencia final se dio el 17 de octubre. Y, efectivamente, el 21 del mismo mes anuncia el P. General al rector de Florencia la próxima llegada del P. Mario.[Notas 13] Por estas fechas, el propio Mario había escrito ya al Granduque comunicándole su retorno a Florencia, pero en la corte habían decidido prohibir la entrada en los Estados del Granduque al indeseable P. Mario.[Notas 14] No obstante , el 4 de noviembre entraba en Florencia, satisfecho sin duda por la sentencia favorable con que le terminaba de honrar el P. General y quizá incluso arrogante frente a la corte.[Notas 15]

El día 6, desde Siena, donde se encontraba, el Granduque comunicaba a su hermano, el príncipe Leopoldo, que estaba en Florencia: 'ordénese al P. Mario de las Escuelas Pías que salga del Estado en el término prefijado [de 24 horas] y que no se atreva a venir aquí, pues se le mortificaría, y el Sr. Marqués Gonzaga está ya advertido. Osadía e imprudencia insoportables y condenables son las suyas verdaderamente'.[Notas 16]

Mario no tuvo más remedio que salir de Florencia camino de Pieve di Cento y Fanano. Pero al enterarse el duque de Módena, Francisco I d'Este, a cuyo Ducado pertenecía Fanano, lo desterró también (o porque S. A. -dice Berro- no quería semejante lengua y sujeto en su Estado, o porque temía desagradar al Srmo. Granduque o por algo que yo no sé',[Notas 17] Y se volvió a Roma, llegando -sigue escribiendo Berro- 'lleno de tanta rabia, veneno y odio, frutos de su soberbia, quimeras y pasiones… que no ya palabras, sino venablos salían de su boca cuando contaba a cualquiera lo que le había ocurrido. Se fue a Mons. Asesor… y vomitando veneno… dio la culpa de todo lo que le habían hecho las mencionadas AA. SS. a N. y no suyo V. P. General y Fundador…'.[Notas 18]

A veces se siente la sospecha de que Berro exagera y se exalta malignamente contra Mario Sozzi como en estos párrafos que acabamos de leer. Pero comparándolos con la versión que Mario mismo dio de esos hechos en su ‘Memorial calumnioso’, a los tres meses de su destierro, se convence uno de que Berro es veraz. He aquí la versión calumniosa de Mario, escrita para el Santo Oficio:

'El P. Mario rogó a Mons. Asesor que le hiciera la gracia de no dejarle salir de Roma. Pero obedeció, aun previendo que los Padres, tanto de la casa de Pisa como los otros, ‘provocados por el P. General’, no habrían desistido de su malicia, como se ha visto, porque llegado a Florencia, apenas pasaron tres días… le fue intimado de parte de S. A. S. que (aunque estuviese indispuesto), saliera y no volviera más al Estado, donde dicho Padre por ser vasallo tiene hermanos, parientes y otros intereses de consideración. Y apenas se le concedieron 24 horas para salir. Y esto se le hizo bajo pretexto de que era vasallo infiel, astuto, falso espía y rebelde a su Príncipe… El P. Mario fue forzado a obedecer, quedando burlado y afrentado, vituperado e infamado, ‘habiéndose hecho todo con el asentimiento del Emo. Cardenal, del General y Asistentes…’'.[Notas 19]

¡Increíble desfachatez e impostura!, pero más increíble aún que habiéndole cogido ya varias veces en calumnias y flagrantes mentiras, tuviese todavía crédito este hombre ante Mons. Asesor y los Emos. y Rvmos. miembros del Santo Oficio, que iban a honrarle con nuevas distinciones.

Notas

  1. Cf. G. SÁNTHA, o.c., p.66, n.52; Io., Tria Brevia Pontíficia P. Stephano Cherubini concessa...: EphCal 9-10 (1960) 262.
  2. Cf. BAU. BC, P.897.
  3. EC, p.253I.
  4. C.4030a.
  5. C.4030.
  6. Cf. EC, p.2697.
  7. Ib.
  8. Ib, p.2698-2699.
  9. De aquí se infiere que Michelini no fue ajeno a la decisión de dar tal orden gravísima a los de Pisa para librarse de la obediencia de Mario.
  10. Ib., p.2806-2807.
  11. Ib., n.4; L. PICANYOL, o.c., P.162-164.
  12. C.4036, 4037,4038. Fechadas las tres eI 27 de septiembre de 1642.
  13. C.4035.
  14. Cf. EC, p.2898.
  15. Cf. L. PICANYOL, o.c;, p.165. Berro reduce a una sola las dos llegadas de Mario a Florencia como Provincial, poniendo de relieve su arrogancia desafiante frente a los Príncipes (cf. BERRO II, p.22-24).
  16. EC, p.2899.
  17. BERRO II,p.24. Mario dice en su Memorial calumnioso: 'e già da tre mesi che è stato bandito dalla Toscana, e prohibitoli d'andar nello stato di Modena' (EC, p.2534). Sobre su ida a Pieve, cf. L. PICANYOL, o.c., p.165.
  18. BERRO II, p.25.
  19. EC, p.2532.